Cómo es que el mundo se fue al carajo: Zona Norte - 08
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- 08 - Capítulo 6 "Y… ¿A dónde vamos?”
Interior-3er piso, Sala de descanso-Tarde.
{Sergio, Clara y Gladys, sentados en los sillones, esperan a que vuelva Camila. Un silencio incómodo predomina en el ambiente. Segundos después, Camila entra a la sala con una botella de agua y cuatro vasos descartables.}
Camila: -Ya volví. – {Cierra la puerta. Apoya la botella sobre la mesa ratona entre los sillones, separa los vasos sobre el repasador que está en medio de la mesa, los llena hasta casi llegar al borde y los reparte.} -Agarren. –
Gladys: -Gracias, linda. –
{Camila le alcanza el vaso.} -De nada. ¿Ya estás mejor? –
{Clara mirando el celular.} -Sí, gracias. – {Toma un poco de agua.}
Camila: – ¿Cómo están ustedes? – {Mira con rencor a Sergio.}
Sergio: -Bien, gracias. –
Gladys: -Discúlpame, linda. ¿Puedo irme? –
Camila: – ¿Cómo dice? –
-Que quiero irme, tengo que buscar a mi hijo. Seguro está muy preocupado. –
-Usted puede irse cuando quiera, pero no se lo recomiendo. ¿No vio lo que le pasó a Andrés? –
Sergio: -Yo también quiero irme. –
-No, no, esperen un momento. Nosotros ya llamamos a la policía y están en camino, solo hay que esperar. –
{Gladys ríe.} – ¿La policía? De acá a cinco días van a llegar. –
-Recién llamé y me dijeron que mandaron un móvil. – {Se escucha un disparo.}
Clara: – ¿Y eso? –
Sergio: -Fue un tiro -.
Camila (contenta): -Debe ser la policía. –
Gladys: -O un vecino armado. ¿Me puedo ir? –
-Espere un poco. – {Se escuchan más disparos. Clara camina a la ventana.}
Sergio: – ¿Qué mierda pasa? –
Clara: -Es la policía. –
Gladys: – ¿Cómo va a ser la policía? –
{Clara mirando por la ventana.} -Ahí en la vereda hay un patrullero –
-Bueno, entonces tenemos que bajar. –
Camila: – ¿Bajar para qué? Ellos ya saben que estamos en el tercer piso. Solo tenemos que esperar. –
Clara: – ¿Por qué llamaron a la policía? ¿Qué pasa? –
– ¿Por qué no vemos la tele mientras esperamos? –
{Camila camina hasta la televisión, ubicada al lado de la ventana, en el rincón de la sala y la prende. Es un televisor viejo de treinta pulgadas. Agarra el control de arriba del televisor y se lo tira a Sergio.}
Camila: -Búscate algo para ver, yo voy al baño. – {Camina al baño de la Sala de descanso.}
Sergio: – ¿Qué pongo? –
{Clara sentándose junto a Gladys.} -El noticiero. –
{Sergio prende el televisor y cambia al canal del noticiero.} -Ahí está, el noticiero. – {Deja el control sobre la mesa.}
Interior-Estudio de televisión-Tarde.
{El titular: «ATENCIÓN: NO SALGA DE SU CASA» en letras blancas y un enmarcado rojo. La conductora de cabello largo, negro, viste una blusa color salmón, sin mangas y cuello sport, y un chaleco azul con botones blancos.}
Conductora (seria): -Reiteramos el comunicado de las autoridades para toda la República Argentina: «Mantengan la calma. No salgan de sus hogares. El pequeño brote que se dio en algunos rincones del país, pasó de ser un brote a una pandemia. Salir de sus casas es exponerse a un contagio. No salgan de sus hogares». –
{Acomoda unas hojas sobre su escritorio y simula leerlas.}
Conductora: -Aquí con nosotros, tenemos a varios expertos que dicen saber o tener idea de lo que está sucediendo. –
{La cámara pasa de un plano medio a un plano general, dejando ver a los expertos. El primero, un padre de iglesia, vestido con sotana negra y un solideo bordo sobre su cabeza. El segundo, un virólogo calvo, vestido de bata blanca y lentes de marco cuadrado. El último, un hombre gordo, vestido con una remera negra y un saco verde limón, el pelo alborotado y una barba rebelde. Los tres sentados uno al lado del otro junto a la conductora.}
Conductora: -Con nosotros, el obispo Jaime Rubieras. –
Obispo: -Buenas tardes. –
-El virólogo Víctor Scherman. –
Virólogo: -Muy buenas tardes. –
Conductora (confundida): -Y uno de los líderes del movimiento «Secretos del mundo», Enrique «Yoyu» Martínez. –
Yoyu: -Buenas, Victoria. Buenas tardes queridos televidentes, humanos y visitantes de otros planetas. –
Conductora (incómoda): -Eh, bueno… ¿Quién puede decirme qué es lo que pasa? –
Obispo: -Bueno es… –
Yoyu: -Es obvio lo que está pasando Vicky, ¿Puedo llamarte Vicky? –
Conductora: -Preferiría que no, gracias. Además, el obispo Jaime estaba hablando. Vamos a respetarnos, ¿Sí? –
-Ah, sí, por supuesto. Disculpen, discúlpeme obispo. –
Obispo: -No hay problema. Como estaba diciendo es fácil comprender lo que está aconteciendo hoy. –
Conductora: -Ah, ¿Sí? ¿Qué está pasando? –
-Después de tanto pecado y libertinaje estamos siendo castigados. –
{Yoyu levanta la mano derecha.}
Conductora: – ¿Está diciendo que estamos viviendo el apocalipsis? –
Obispo (serio): -Este es solo el comienzo del fin. –
– ¿Cuál es su punto de vista doctor? –
{Yoyu abre los ojos sorprendido y continúa con la mano arriba.}
Virólogo: -Sí, esto es lo mismo de siempre. Es igual que la «Gripe A» o cuando surgió el Sarampión. –
– ¿Qué quiere decir con eso? –
-Que, con el tratamiento adecuado, se detiene sin ningún problema. Con todas las enfermedades nuevas pasa lo mismo. Al principio se la cree fatal, luego se crea una vacuna y con ella logramos desarrollar los anticuerpos para combatirla. Es más, ya se hizo un prototipo de la vacuna y también fue probada. –
{Yoyu empieza a agitar su mano de izquierda a derecha.}
Conductora: – ¿Cuáles fueron los resultados? –
-En el 80% de los casos resultó efectiva. –
-Según usted, ¿Solo es cuestión de tiempo? –
-Exactamente, es solo cuestión de tiempo hasta desarrollar una vacuna definitiva que neutralice el virus, bacteria o lo que sea que provoque tales síntomas. –
Conductora: -Bueno, señor… –
Yoyu: -Yoyu, para los amigos. –
– ¿Cuál es su opinión acerca de lo que está pasando? –
-Sí, tengo cinco teorías de lo que puede estar pasando. –
– ¿Cinco? –
Yoyu (muy serio): -Sí, la primera: un experimento del gobierno salió mal, algo así como una droga que los ayude a conseguir votos. La segunda: Es un intento de erradicar a la raza humana por parte de otra especie no conocida. – {El obispo, el virólogo y la conductora empiezan a reírse.}
{Virólogo entre risas.} -Ahora resulta que los cráteres de la Luna nos atacan. –
{Conductora secándose las lágrimas de risa.} – ¿Cómo puede reaccionar la población? –
Obispo: -Los fieles tienen que rezar tranquilos y los infieles deberían arrepentirse y empezar a suplicar perdón. –
– ¿Doctor Scherman? –
Virólogo: -Sencillo, esperar la vacuna y acercarse a los centros de salud una vez que esta sea finiquitada. – {Golpea la mesa.} -Ah, y una cosa muy importante: tengan cuidado con los ovnis, no sea cosa que los abduzcan. –
{Otra vez se ríen.}
{Yoyu (molesto) golpea la mesa y se pone de pie.} – ¡¿Quiere saber cómo sobrevivir?! ¡No les haga caso a estos tontos! Almacene comida, agua, papel higiénico, medicamentos, todo lo necesario para vivir y quédese en un lugar seguro. ¡No salga a la calle! Evite cualquier autopista, ruta, camino transitado y lo más importante: ¡No vaya a ningún tipo de refugio ni «Zona segura» porque cuando cunda el pánico, ahí es donde va a empezar a correr sangre! – {Se retira del set.}
{Se escucha un impacto fuerte afuera del hospital.}
Conductora: -Bueno, son las tres menos cinco. El cielo parcialmente nublado, con una temperatura de veinticuatro grados. Yo soy Victoria Romero y esto es «Noticias siempre». Vamos a un corte y enseguida volvemos con más información. – {Empiezan las publicidades.}
Interior-3er piso, Sala de descanso-Tarde.
Clara: – ¿Qué fue ese ruido? –
Sergio: -Fue como un choque. Fíjate por la ventana. –
{Clara va a la ventana y mira hacia la calle.}
Sergio: – ¿Y, qué fue? –
Clara (preocupada): – ¡Sí fue un choque! ¡Ese es Miguel, chocó contra una ambulancia! ¡Tengo que ir a ayudarlo! – {Va rápido a la puerta e intenta abrirla.} – ¡No se abre! –
{Camila parada atrás de Sergio.} -No abre porque está cerrada con llave. –
Gladys: -Abrí la puerta, por favor. –
-No puedo, no es seguro que salgan. –
Gladys (molesta): – ¡Abrí la puerta si no querés que te rompa la cabeza! –
-Señora no se ponga violenta y siéntese. –
Clara: – ¡Abrí la puerta! –
Sergio: -Por favor, señorita. Abra la puerta. –
Camila: -No, ¡No voy a abrir un carajo! –
Gladys (molesta): – ¡Escúchame pendeja…! –
{Golpean la puerta varias veces.}
Martín (en off): – ¡¿Camila?! Abran la puerta, por favor. –
Camila (emocionada): – ¡¿Martín?! ¿Sos vos? –
-Sí, soy yo. Abrí, por favor. –
Camila (ansiosa): -Espérame… – {Corre a la puerta, del bolsillo del ambo, saca las llaves, las mete en la cerradura y abre la puerta. Apenas abre la puerta abraza a la persona frente a la puerta.}
Interior-3er piso, Pasillo del hospital-Tarde.
{Camila con los ojos cerrados.} – ¿Dónde estabas? Me preocupaste, boludo. –
Ricardo (nervioso): -Ehh, ¿nos conocemos? –
{Camila abre los ojos y se percata de que está abrazando a Ricardo.}
Camila (apenada): -Ay, perdón. Me confundí. –
-No, está bien. No pasó nada. –
Gladys (con voz temblorosa): – ¿Ricardo? –
Ricardo (emocionado): – ¿Mamá? –
{Gladys corre y abraza a su hijo.} – ¡Gracias a Dios! –
{Ricardo, apretándole las mejillas a su madre} – ¿Por qué no me atendés el celular? Yo llamando y llamando y vos nada. –
– ¡Ay! Me duele, tonto. –
{Ricardo deja de apretarle las mejillas} – ¿Entonces? ¿Qué tenés para decirme? –
-Se me rompió el celular. –
– ¿Cómo que se te rompió? Lo rompiste. –
-Bueno, sí. Pero no pensé que se iba a romper. –
– ¿Cómo hiciste para romperlo? –
-Le pegué a un doctor que intentó morder a Sergio. –
Ricardo (celoso): – ¿Quién es Sergio? –
-Aquel señor de allá. Me ayudó mucho. –
Interior-3er piso, Sala de descanso-Tarde.
Ricardo: -Ah, bueno. – {Va donde Sergio y le extiende la mano.} -Ricardo, soy el hijo de Gladys. Gracias por ayudarla. –
{Sergio y Ricardo estrechan sus manos.}
Sergio: -No fue nada. Un placer conocerte. –
{Con su mano izquierda Ricardo levanta su remera, hasta la cintura, dejando ver la pistola apretada con el cinto negro del pantalón} -No sé qué intenciones tenés, pero mi mamá no está disponible, ¿Sabés? – {Se baja la remera y da la vuelta} -Bueno, linda. Nos vamos. –
Gladys: – ¿A dónde? –
-A casa, tengo un auto esperando abajo. –
{Golpean la puerta de emergencia.}
Camila: -Pero, la policía está viniendo. –
Gladys: – ¡Sí! En la puerta hay un patrullero. –
Ricardo: -Ese es el auto que nos está esperando. –
Interior-Planta baja del hospital-Tarde.
{Sabrina parada frente al escritorio de la recepción, observa atentamente el mapa amurado en la pared.}
Sabrina (molesta): – ¿Qué clase de mapa es este? ¡No se entiende nada! ¿Por qué no les dije que me dieran sus números? Así al menos podría preguntarles dónde están. – {Mira a su alrededor, ve los ascensores y camina hacia ellos.}
Interior-3er piso, Pasillo del hospital-Tarde.
{Vuelven a golpear la puerta de las escaleras de emergencia.}
{Carmen acercándose a la puerta.} – ¿Qué no escuchan? Debe ser el doctor que… {Abre la puerta y el doctor (infectado) se abalanza sobre ella y empieza a morderla. Otros dos infectados pasan por encima y van directo a la Sala de descanso.}
Ricardo: – ¡Córranse! – {Desenfunda la pistola y le dispara en el pecho a ambos infectados.} – ¡Vámonos ya! – {Corre al ascensor y le dispara al doctor en la cabeza, mientras muerde a Carmen, después llama el ascensor. Hay sangre por todo el piso.} – ¿Qué estás esperando ma? –
Gladys: – ¡Perdón, ahí voy! – {Corre al ascensor.}
{Martín quiere seguirla, pero Camila lo detiene tirándole del brazo.}
Camila: – ¡No, Vení! Vamos adentro. –
Martín: -Pero podemos ir con ellos. – {Otro infectado pasa por la puerta y Ricardo le dispara.}
– ¡No, no podemos! ¡Vamos adentro! –
Interior-3er piso, Sala de descanso-Tarde.
{Camila a la fuerza lleva a Martín dentro de la Sala de descanso.}
Clara: – ¡Esperen! ¡No me dejen! –
Interior-3er piso, Pasillo del hospital-Tarde.
{Clara corre desde la Sala de descanso al ascensor, Sergio la sigue. Gladys presiona una y otra vez el botón del ascensor. Ricardo apunta a la puerta.}
Ricardo: – ¡Sergio! Corré las piernas del doctor así podemos cerrar la puerta. –
Sergio: – ¡Sí! – {Levanta las piernas del doctor, se acerca por las escaleras. Clara cierra la puerta antes de que logren llegar. El letrero electrónico pasa del tres al dos.}
Ricardo: – ¿En qué piso está el ascensor? –
Gladys (histérica): – ¡En el dos! ¡Está bajando, no sube! –
Interior-Planta baja, Pasillo del hospital-Tarde.
{Sabrina espera al ascensor, mira la hora en su celular, las 14:46 p.m.}
– ¿Estarán muertos? – {Llega el ascensor, se abren las puertas y Sabrina entra.} – ¿En qué piso estarán? – {Presiona el botón cuatro, las puertas se cierran y el ascensor empieza a subir. Se escucha varios disparos.}
Interior-5to piso, Pasillo del hospital-Tarde.
Brayan: -Abue, ¿Dónde queda tu cuarto? –
Abuela: -Ay, no sé. Pregúntale al doctor. –
{Brayan observa que en todas las puertas hay carteles con los apellidos. Caminan tomados de la mano.}
-Ah, tienen nombre las puertas. Solo tenemos que buscar Mujica. –
-Es verdad. Perdóname esta cabeza mía se olvida las cosas, ya no soy tan joven. –
– ¿Cómo va a decir eso? Si está hecha toda una quinceañera. –
-Ay, gracias, guapo. –
{Encuentran una puerta con el cartel.} «Mujica-Torres».
Interior-5to piso, Habitación de la abuela-Tarde.
{Brayan abre la puerta. María del Carmen entra y camina hasta la cajonera junto a la cama. Brayan se queda parado al pie de la cama.}
Brayan: – ¿Quién es Torres? Tu novio seguro. –
Abuela: – ¿Qué Torres? –
-No sé, ahí dice «Torres» osea que tu compañero se apellida Torres. –
{La abuela abre un cajón y saca una cartera de mano, color blanco perla.} -Ah, no sabía. Escúchame, nene. ¿Tu madre consiguió marido? No me digas que sigue con la tonta idea de esperar a que vuelva el pelotudo de tu padre. Perdona que lo diga así, pero es la verdad. –
-No, está bien. Yo también pienso lo mismo. –
{El enfermero golpea la puerta tres veces.} -Permiso… ¿Qué andas haciendo María del Carmen? –
Abuela: -Me voy con mi nieto, doctor. –
– ¡Qué bueno! Capo, ¿Venís afuera un minuto? –
Brayan: -Sí, claro. Ya vengo, abue. Vos seguí juntando tus cosas. – {Sale del cuarto con el enfermero.}
Interior-5to piso, Pasillo del hospital-Tarde.
Enfermero (molesto): – ¿Se puede saber que estás haciendo? –
Brayan: -Me la voy a llevar. –
-No, no podés. Ni siquiera sabemos quién sos. –
– ¿Por qué no? Si soy su nieto. –
{El enfermero cruza los brazos} – ¿Ah, sí? ¿Dónde está tu documento? –
-Lo dejé en el auto. –
-Pensé que los dejaste en el trabajo. –
-Por eso, los dejé en el auto que está en el estacionamiento del trabajo. Vine en colectivo. –
-Mira, flaco. Ándate antes de que llame a seguridad y te saquen a patadas. –
– ¡Llamá a seguridad! Me importa un carajo. Yo me la voy a llevar. – {Se escucha un disparo.}
– ¿Otra vez? ¡Carla! Fíjate qué fue eso. –
– ¡¿Estás lista, abue?! –
Abuela (en off): – ¡Sí, guapo! –
Enfermero: -No compliques las cosas y ándate. ¿Querés llevártela? Demostrá que sos familiar y que podés cuidarla y te la llevas tranquilo. ¿Qué tenés en la mochila? – {Suenan más disparos.} – ¡Carla! –
Carla: – ¡Ya voy! ¿Qué está haciendo? ¡No, váyase! – {Se escuchan ruidos de cosas metálicas cayendo al piso.}
Enfermero (molesto): – ¿Qué pasa? – {Camina hasta la división de los pasillos. Un infectado lo golpea en el rostro y cae al piso.}
{Brayan sin dudarlo, entra al cuarto de su abuela y cierra la puerta.}
Interior-5to piso, Habitación de la abuela-Tarde.
Abuela: -Joven, ¿Qué está pasando allá afuera? –
Brayan (en voz baja): -Haga silencio abuela, por favor. – {Desenfunda el revólver y abre la puerta lo suficiente para que un ojo pueda ver qué sucede afuera.}
Abuela (asustada): – ¡Ay dios! ¡Ay dios! No me haga nada, por favor. No tengo nada. –
-Abuela, soy tu nieto, Calisto. –
– ¿Tengo un nieto? –
{Brayan alcanza a ver que varios infectados corren hacia la Sala de recreación.} – ¡Ahora es cuando! – {Rápido va donde su abuela y la carga en brazos.}
Abuela: – ¿Qué está haciendo? –
-No se preocupe, yo la voy a sacar de acá. –
– ¡Ayuda! –
-No, no grites, por favor. – {Con el pie abre la puerta y sale al pasillo con su abuela en brazos.}
Interior-4to piso, Pasillo del hospital-Tarde.
{Se abren las puertas del ascensor. Sabrina sale despacio. Sangre por todo el pasillo y las paredes.}
Sabrina: – ¡¿Hola?! ¿Ricardo? –
{Infectados salen de todos los cuartos. Unos diez aparecen en el fondo del pasillo. Sabrina corre al ascensor, la puerta se va cerrando.}
Interior-3er piso, Pasillo del hospital-Tarde.
{Ricardo, Gladys, Sergio y Clara, esperan frente a las puertas, que llegue el ascensor.}
Gladys (ansiosa): – ¡Ahí! Ahora está subiendo. –
Interior-Ascensor-Tarde.
Sabrina (agitada): – ¡Puta madre! Se murieron. Seguro están muertos. Y ¡El hijo de puta tiene las llaves! ¿Ahora cómo me voy? – {Saca su celular, son las tres con cuatro, y llama a «Amor».} -Atendé, atendé, por favor. –
Voz femenina: -El número que usted marcó no está disponible o se encuentra fuera del área de servicio. – {Las puertas se abren. Está en la Planta baja del hospital}
{Sabrina tirándose del pelo} – ¡¿Dónde estás?! ¡Atendé hijo de puta! –
{Se cierran las puertas y el ascensor sube.}
Sabrina (asustada): – ¿Qué pasa? –
Interior-3er piso, Pasillo del hospital-Tarde.
Sergio: – ¿Y los demás? –
Clara: -Van a esperar a que venga la policía. –
Ricardo: -Qué boludos, nadie va a venir. –
Sergio: – ¿Cómo estás tan seguro? –
{El ascensor llega al tercer piso. Ricardo apuntando a las puertas del ascensor} -Ahora cada quien se cuida solo. –
{Se abren las puertas. Sabrina parada en un rincón sonríe al ver que es Ricardo, este baja el arma.}
Sabrina (molesta): – ¡Ahí estás! ¿Qué está pasando? ¡Casi me muero y ustedes jugando a los pistoleros! –
Interior-Ascensor-Tarde.
Ricardo: – ¿Quién está jugando? – {Entra al ascensor, los demás lo siguen. Ricardo presiona el botón «0» del tablero electrónico.}
Sabrina: – ¿Y Brayan? ¿Dónde está? –
-Fue al quinto piso a buscar a su abuela. –
– ¡Mierda! –
– ¿Qué pasa? –
-Y que él tiene las llaves del auto. Espero que logre volver, sino cagamos. –
Gladys: -Emm, ¿Ricardo? ¿Quién es tu amiga? –
Ricardo: -Sabrina y no es mi amiga. –
– ¡Ay, qué malo! – {Le extiende la mano a Sabrina.} -Mucho gusto. Yo soy Gladys, la madre de Ricardo. –
{Sabrina la saluda con un beso en la mejilla} -Un placer. –
Interior-Planta baja, Pasillo del hospital-Tarde.
{El ascensor llega a Planta baja. Apenas se abren las puertas, Clara empuja a los demás y sale corriendo a la calle.}
Sabrina: – ¿Qué le pasa? – {Salen todos.}
Sergio: -Al parecer, el padre de su mejor amigo chocó contra una ambulancia. –
-Yo lo vi. No sé si esté vivo. Estaba todo ensangrentado. – {Caminan hasta la entrada del hospital y salen a la calle.}
Exterior-Calle del hospital-Tarde.
{Clara llora junto al auto estrellado, efectivamente era Miguel quien manejaba el auto.}
Sergio: – ¿Y no lo ayudaste? –
Sabrina: -No soy médica. Además casi me muerden por acercarme al auto. –
Ricardo: – ¿Cuál ese que está en medio de la calle? –
-Sí, ese. Si no era por un loco que lo chocó, no sé qué hubiese pasado. –
Gladys: -Bueno, pero estás bien. –
{Caminan al patrullero. Ricardo le abre la puerta de atrás a su madre y esta sube. Sabrina sube del lado del conductor. Sergio abre la puerta del acompañante.}
Ricardo: -Sergio. –
Sergio: – ¿Sí? –
– ¿Sabes manejar? –
-Sí, sé manejar. ¿Por qué? –
-Bueno, búscate otro coche. – {Cierra la puerta de atrás.}
{Gladys asoma la cabeza por la ventana.} – ¡Ricardo! –
-No es de malo, pero no hay lugar para todos. –
– ¿Cómo qué no? –
-Yo voy adelante. –
Sergio: – ¿Y atrás? –
-Atrás van a ir Brayan y su abuela. –
-Si es que llega a salir. –
Sabrina (en off): – ¡Tiene que salir! –
Sergio: -Yo sé prender el auto haciendo puente, ¿Vos Ricardo? –
Ricardo: -No, pero tengo las llaves. – {Las saca del bolsillo del pantalón.}
Sabrina (en off): – ¡¿Qué estamos esperando?! ¡Vámonos a la mierda! –
{Ricardo se fija la hora en su celular, son las tres y cuarto} -No podemos. Le dije que lo iba a esperar hasta y media. –
Interior-5to piso, Pasillo del hospital-Tarde.
{Brayan con su abuela en brazos llama al ascensor, ubicado en el piso «0». María del Carmen intenta zafarse.}
Brayan (en voz baja): – ¡Basta! Abuela quédate quieta. –
Abuela: -No lo conozco. –
-Soy tu nieto, el hijo de Belén. –
{Un infectado corre del pasillo de la derecha al de la izquierda. María del Carmen lo ve pasar.}
Abuela: – ¡Ayuda! ¡Socorro! ¡Me están secuestrando! –
-Shh, abuela. No hagas ruido. –
{Se escuchan quejidos y muchos pasos. Brayan voltea y un grupo de infectados viene corriendo hacia ellos.}
Brayan: -Abuela, ¡La puta madre! – {Como puede patea la puerta de las escaleras de emergencia y entra.}
Exterior-Calle del hospital-Tarde.
{Sergio camina donde Clara que llora sin cesar.} -Está bien, ya pasó. No podemos hacer nada. –
{Clara sollozando.} -No solo maté a Fernando, sino que también a su papá. –
-Tranquila, todo tiene un porqué. – {De un codazo rompe la ventana del conductor, quita el seguro y abre la puerta.}
– ¿Qué estás haciendo? –
-Necesito el auto. – {Miguel está sin el cinturón, después de varios tirones, Sergio logra sacarlo del coche.}
{Clara se pone de pie y empieza a pegarle.} – ¡Basta! ¿Cómo podés hacerle eso? –
-Mirá, muerto no va a usar el auto. – {Le quita el saco (azul oscuro) y lo usa para limpiar la sangre del volante.}
– ¿Qué estás haciendo? –
-La ropa tampoco la va a usar. –
Clara (enojada): – ¡Hijo de puta! – {Le rasguña la cabeza y la nuca.}
Sergio (molesto): – ¡Ah! ¡Basta pendeja! – {La empuja, Clara cae sentada y vuelve a llorar.}
Interior-Patrullero-Tarde.
{Gladys sentada en la parte de atrás y Sabrina en el asiento del conductor. Ricardo está sentado sobre el capó del auto.}
Gladys (intrigada): -Y… ¿Dónde se conocieron? –
Sabrina: -Hoy a la mañana en el tren, intentaron robarme y él me defendió junto con otro chico. –
– ¿Ese tal Brian? –
{Sabrina mirando su celular} -Sí. –
– ¿Habrá encontrado a su abuela? –
-No sé, pero hace rato que estamos acá y nada. –
– ¡Ricardo! ¿Qué hora es? –
Ricardo (en off): – ¡Son cuatro menos cuarto! –
– ¡Bueno, ¿Qué estás esperando?! Ya pasaron quince minutos de más. –
– ¡Bueno, voy a esperar un poco más! –
Exterior-Calle del hospital-Tarde.
{Gladys se baja del patrullero y va donde Sergio.}
Ricardo: – ¿A dónde vas? –
Gladys: -Voy a viajar con Sergio, no te aguanto. No sé qué te está pasando, ¡Estás insoportable! –
-No, ma. Vení, quédate. –
– ¡No! Déjame tranquila. – {Se asoma a la ventana del conductor del Falcon.}
-Disculpá, Sergio. ¿Puedo viajar con vos? Estoy enojada con Ricardo. –
{Sergio mira por el espejo retrovisor a Ricardo entrando en el patrullero.} – ¿Segura? –
-Sí, segurísima. –
-Bueno, dale. Pero no quiero problemas. –
{Sergio le saca el seguro a la puerta del acompañante y Gladys sube.}
Interior-Patrullero-Tarde.
{Ricardo sentado en el asiento del acompañante.}
Ricardo (molesto): -Gordo puto. – {Le da las llaves a Sabrina.}
Sabrina: – ¿Seguro que no querés esperar un poquito más? –
-Son menos diez y no aparece. –
Sabrina (alterada): – ¡La puta madre! –
– ¿Qué te pasa? –
{Sabrina (desesperada) coloca las llaves y arranca el auto.} – ¡Mirá allá! –
{Ricardo mira la entrada del hospital. Brayan con su abuela en brazos, es perseguido por unos quince infectados.}
Ricardo: – ¡Carajo! –
Exterior-Calle del hospital-Tarde.
{Ricardo se baja y abre la puerta de atrás.} – ¡Dale, corre! –
{Brayan cómo puede entra al patrullero. Ricardo cierra la puerta y sube de lado del acompañante.}
Interior-Patrullero-Tarde.
Ricardo (desesperado): – ¡Arrancá! ¡Arrancá! –
{Sabrina quita el freno de mano y pisa el acelerador. Ricardo le dispara a los infectados que están más cerca. Sabrina toca la bocina sin parar, pasan junto al Ford Falcon. Clara sigue sentada en la calle.}
Interior-Ford Falcon-Tarde.
{El patrullero pasa junto al Falcon, sonando la bocina.}
{Sergio prende el motor.} – ¿Qué pasa? ¿Por qué tanto escándalo? –
{Gladys saca la cabeza por la ventana.} – ¡Clara! ¡Rápido, subí al auto! –
{Clara sigue sentada mirando el cadáver de Miguel. Los infectados están cada vez más cerca.}
Gladys (desesperada): – ¡Clara! ¡Con un carajo! Espera un poco. –
Sergio: -Gladys ¿Qué vas a hacer? ¡Gladys! –
Exterior-Calle del hospital-Tarde.
{Gladys se baja del auto y corre hacia Clara.} -La puta madre, Clara. Vámonos. –
{Tironeándola la lleva hasta el costado del Falcon, Sergio le quita el seguro a la puerta izquierda de atrás. Gladys abre la puerta y suben las dos. Sergio da marcha atrás y acelera a fondo, esquivando la ambulancia.}
Interior-Ford Falcon-Tarde.
Sergio: – ¿Por dónde se fueron? –
Gladys: -No sé. –
{Más infectados aparecen en la esquina, Sergio los esquiva doblando a la derecha.}
Exterior-Calle cualquiera-Tarde.
{El patrullero se mueve a gran velocidad, esquivando autos.}
Ricardo: (en off): -Che, para el auto. Para el auto que no los veo. –
{El patrullero se frena a mitad de la calle, haciendo mucho ruido. Infectados salen de los locales y las casas.}
Interior-Patrullero-Tarde.
Ricardo (preocupado): -Uh, ¿Y ahora dónde están? –
Sabrina: – ¿Querés que volvamos? –
-Por favor. – {Suspira} – ¡Ah, esta mujer me va a volver loco! – {Sabrina da la vuelta y retoman el camino al hospital. Por el espejo retrovisor del acompañante, Ricardo ve a varios infectados acercarse.}
Abuela: – ¿Quiénes son ustedes? –
Brayan: -Tranquila, abue. Son mis amigos. –
– ¿Y vos quién sos? –
-Soy tu nieto, Calisto, el hijo de Belén. –
-Ah, bueno. –
Sabrina: – ¿No te llamabas Brian? –
Brayan: -Brayan con «y». –
-Ah, qué raro. Nunca escuche del nombre Brayan, siempre fue con «i». –
-Se escriben diferente, pero se pronuncian igual. Además, hay muchos con «i». Yo solo tengo la «y». Porque soy re bueno. –
Abuela: – ¿No será porque tu madre no terminó ni la primaria? – {Todos se ríen, menos Brayan.}
Sabrina: – ¡Qué mala! –
Exterior-Calle del hospital-Tarde.
{Sabrina se detiene frente al hospital. No hay nadie, no está el Falcon, no están los infectados, nadie.}
Interior-Patrullero-Tarde.
{Ricardo se agarra la cabeza} – ¡Pero la puta madre! ¿Dónde se fueron? –
Brayan: -Che, gracias por esperarnos. –
Sabrina: -Sí, tardaste un montón. –
-Bueno, tuve que bajar los cinco pisos corriendo, con mi abuela en brazos y los infectados corriéndome de atrás. –
Abuela: – ¡¿Perdón?! ¿Qué te quejas?, si no peso tanto. –
-Vos, no. Pero el chaleco y la mochila sí. –
-Tengo hambre. ¿Qué les parece si vamos a comer algo? –
Sabrina: -Tenemos que buscar a Gladys. –
– ¿Quién es Gladys? –
Brayan: – ¿Qué, no encontraste a tu mamá? –
Ricardo: -Sí, pero se molestó y se fue en el otro auto. –
{Brayan junta del piso un paquete.}
-Tomá abuela, galletitas, son de esas que a vos te gustan. –
Abuela: -No quiero comer esas galletitas de mierda, ni sabor tienen. Quiero comer guiso de lentejas. –
Sabrina: – ¿Dónde espera conseguir guiso de lenteja? –
Brayan: -Abuela, comé las galletitas. –
Abuela (molesta): – ¡No! Quiero guiso de lentejas. Para esto me hubiera quedado en casa. –
-Está todo cerrado ahora. –
Sabrina: -Además, tenemos que buscar a los demás. –
{Ricardo echa un largo suspiro.} -No, no es mala idea. Vayamos a comer algo. –
Sabrina (sorprendida): -Ah, bueno. Y… ¿A dónde vamos? –
Abuela: – ¡Por fin! Vamos a lo del tano. –
– ¿Dónde queda eso? –
-Ah, ni idea. Mi marido me llevaba siempre. –
{Ricardo mira por la ventana el cadáver de Miguel cerca de la ambulancia.} -Vamos a cualquier lado que esté abierto. –
Exterior-Calle del hospital-Tarde.
{Sabrina enciende el motor. Lentamente el patrullero se aleja del hospital.}
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