EL ASESINO DE DIOSES (Volumen 1) - 57
NT: Hola, aventureros! cómo están? aquí ya metiendole el acelerador para concluir estas tramas, que la verdad siento que han sido más largas de lo imaginado; en fin, a tropezones se aprende, supngo.
Tendré más cuidado, aquí terminamos otro arco agumental de camino al final de esta linea argumental. Anduve temeroso de seguir con la de Drake, debido a que lo siguiente es cruzarse con alguien de aquí, ya se imaginarán quien y tiene mucho que ver con eso. Un amigo dijo que puedo hacerlo, es misterio y queda genial, no desmerita nada, aparte de que ya se está acabando. Espero que disfruten el fanservie, y puse unos separadores de texto, que son símbolos de ciertos personajes de la historia.
Vapores de cálidas aguas inundaban la confortable habitación: un baño de paredes perladas, cómodamente amueblada de elegante opulencia, alrededor de una tina rectangular, de amplias dimensiones.
Una fémina figura altiva y jadeante; enardecida al ser sacudida al invadirse por las caricias de aquellas cristalinas aguas vaporosas, entremezcladas por la fragancia a lavanda de un difusor puesto en el tocador. Lujos de una soberana. Los poros de la blanquecina tez aullaban en éxtasis. Los largos cabellos rojos cubrían la mitad los ojos, ruborizada. La boca se veía entreabierta al respirar, ahogada en el trance. Apoyaba la espalda y los codos sobre el borde, al estar sentada, parcialmente sumergida.
Los mechones pelirrojos derramados sobre los jugosos frutos maduros, alrededor de los tiernos pezones rosados; capullos de rosas en pleno florecer, y la piel pálida pincelada de lunares, cuales estrellas alrededor de la luna llena. El estrés se resbaló en el sudor. Olvidó el mundo exterior en ese descanso, purgada de todas las penurias pasadas.
—Su majestad. —Una de sus doncellas tocó la puerta desde afuera—, la señorita Risha Spriggan desea verla; dice que es de suma importancia. ¿Le digo que venga cuando termine?
—Hazla pasar. —Estaba tan de buen humor, que podría lidiar con cualquier cosa siempre que tuviese enfrente.
Los guardias permitieron el paso, y Risha se adentró recibida por los vapores cálidos, a sus espaldas la puerta se cerró; ambas tendrían la privacidad requerida. Los pies de la elfina no tocaban el suelo, flotaba e iba levemente encorvada al estar recuperándose de los azotes.
«No importaba las heridas de cuerpo y alma. Ella cumple con su deber, admirable».
La visión ferviente tenacidad, mezclada con un complejo de mártir en su fe a los dioses antiguos, la definición de Risha bajo el pensamiento de la reina. En sus días trabajando como un grupo mercenario para El libre pensando, en una de sus muchas guerrillas al invadir los campos de concentración que aún existían en Santus antes de la abolición de la esclavitud en esa nación, hacía más de cincuenta años.
En esos tiempos la llamaban Mahou la bruja roja. Atacó al campo número sesenta y seis, encontrándose con un grupo de condenados dueños de capacidades sobre humanas. Entre ellos estaba Risha. Thorken se puso en el camino de esos guerreros, y de una seña de dedo pirateó los collares bomba, desarmándolos y automáticamente se pasaron al lado de la versión primitiva de su organización.
Descubrió que Risha era una talentosa druidesa, de una tribu nómada llamada los Spriggan que se dirigía a Verderol, desde un gueto entre las fronteras de Santus y Rhodantis, tras huir de una invasión de Nephilim fieles a la nación del pegaso. En ese altercado Falaris y otras sacerdotisas fueron raptadas, llevadas a los campos de concentración. Risha llevó a su grupo al destino, y se fue a buscar a su hermana, tan solo para ser capturada una vez localizado el campo, tras ser traicionado por uno de sus contactos, un medio elfo a cambio de estabilidad junto a su familia. Dada sus capacidades en combate destacables, se la puso como un condenado, ante la promesa de que no tocarían a su hermana y a las otras sacerdotisas, siempre que luche por la espada sagrada, con un collar bomba como seguro.
Tomado ese campo, rescataron a la hermana, purgando su mente, y cuerpo de los traumas vividos con terapia y hechizos psíquicos de la mano de la bruja roja. Esa batalla cambió la vida de Risha, volvió a Verderol para recoger a los que se unieran a la causa, como una teniente y aprendiz de la bruja roja.
—Su majestad, no era mi intención molestarla en su tiempo de ocio. —Risha reverenció al bajar la cabeza.
—Levántate, quítate esas ropas y metete a la tina conmigo. —Cordial y gentil, levantó la copa llena del vino—. Un baño caliente purifica el espíritu.
La analizó de pies a cabeza; portaba la indumentaria alusiva a una protectora de los bosques. Una capa verde hoja encapuchada, sobre un traje de distintas tonalidades de ese color, blindada por una placa pectoral, de la que brillaban joyas esmeraldas funcionales para amplificar los poderes de su portadora.
—Mi señora, con el debido respeto. —Mahou reconocía que, con esa frase, venían problemas—. ¿No creé que está tomando muy a la ligera su duelo? Es contra un señor de la guerra con el que va a tratar.
—Como si no me conocieras, puse a Natch a recolectar toda la información de Premoute; lo voy a poner de rodillas frente a todos. —Confiada, bebió un trago de su copa tras zarandearla un poco—. De nada sirve estresarme, ya planté mi estrategia junto a mis maridos. El día del evento, mi hija no saldrá de su habitación hasta que termine.
—Hablé con los otros acólitos y muchos querían ofrecerse a tomar su lugar. —No se veía del todo convencida—. En lo personal sería yo la que debería ir… mis entrañas son por las que se juega el trono.
—Me desafió directamente, tu condena fue una excusa, poco importa ya. —Recalcó—, tengo que reafirmar mi posición y supongo que no era eso por lo que has venido.
—Bien, primero gracias por la audiencia. —Risha se aseguró que las puertas tuviesen seguro—, quiero hablarle de lucidez.
—Espera. —La bonachona actitud de Mahou, acabó ahogada en el agua y una seriedad incomoda salió a la superficie. Oprimió un botón de un aparato comunicador con sus doncellas, y pronunció—: chicas, tómense un descanso junto a los guardias. Risha se quedará conmigo un buen rato.
—¿Puedo?
Risha se fijó en la joyería de su reina: dos rubies, uno pequeño en el dorado anillo de compromiso y un romboide comparable a un ojo humano, colgando del cuello por una cadena negra. Ambas una versión personalizada de las gemas compactadoras.
—Empieza. —Se lanzó al grano—, ¿Qué es lo que quieres con eso?
—Necesito… —Risha mordió el labio inferior, respiró profundo tomando una pausa y lo soltó—: necesito que me permita nuevamente el acceso al Najash Dunne, debo entrar más profundo al plano astral y…
—No. —La interrumpió tajantemente, relamiéndose los labios en ultimo murmullo al observar fijamente el vino a medio beber dentro de la copa—. Jamás.
—Mi señora… —contuvo el aliento—, lo hice una vez, y sobreviví volviéndome mucho más poderosa al traer la presencia de Frenyr a este planeta. Me convertí en una santa, puedo hacerlo.
—Enloqueciste en medio de la comunión con esa cosa, Risha. —Sus palabras quemaban, en un tono acelerado—. En la gritadera te arrancaste un ojo, hablando en un alto elfo revuelto, balbuceos sin sentido. Te detuvimos con suerte para que no tomaras el otro.
—Era la primera vez… he aprendido. Mi unión a Frenyr a curtido mi mente.
—Dijiste algo parecido al querer unirte a mí y a Zagreo en nuestro ritual con el artefacto en mi santuario a Syltas. —Ningún sonido de protesta salió de la boca entre abierta de Risha—. Que tu experiencia en el plano astral te tenía preparada.
—Sobreestimé mis capacidades al inicio. —Por fin pudo articular palabra, en un argumento que no atravesó ni la primera capa de la negación—. No conocía del alcance de ese amplificador de los viajes astrales. Obtenerlo fue una pesadilla, todos creen que no tenemos otro poder aparte del titán, por algo nos reunió después de tantos años de lo de Valemorth.
—El Najash Dunne no es cualquier cosa y no es solo un amplificador. Es una puerta al abismo. —Aclaró levantándose del agua, agitándola al caminar en adelante mientras gotas se derramaban de su cuerpo húmedo—. Es un artefacto de la antigua civilización de los constructores. Caza información recolectándola del plano astral, atrae cosas entre dimensiones; muchos grimorios se escribieron de datos sacados originalmente de esa reliquia.
—Puedo perder el otro ojo de ser necesario, existen los implantes y es un precio al que estoy dispuesta a volver a pagar. —Risha veía en ese artefacto, la clave de compensar la derrota del Tridente. Masajeó el tabique tomando aire al calmarse—. La primera vez es una cosa… con la experiencia será distinta.
Un tabú. El Najash Dunne era considerado un mito, y hasta una blasfemia; un artefacto atribuido a una puerta hacia el mundo de los más oscuros demonios del horror hecho carne. Risha el día que lo vio en manos de la reina no lo podía creer, el día que lo robaron de Valemorth; ciudad ubicada en el imperio. El trabajo que separó el grupo durante más de una década y reunirse nuevamente en la conquista de Lazarus.
Lo vio como una pieza de tecnología arcana. Lucía como una estatuilla. Bajo las enseñanzas de la reina, Risha dedujo que provenía de la época de los constructores; por conocimiento común entre los versados en la magia, no sabrían reconocerlo.
El primer usuario conocido fue el mismo viajero, al traerlo de tierras desconocidas; usándolo para derrotar tiranos y expulsar entidades del planeta con su poder arcano; purgando a los titanes, dragones y demonios supervivientes de la edad de los dioses. Los restos de aquellos avatares se perdieron en sierras y océanos.
Entre los mitos contaban que solo el viajero y Munraimund podían manejar su poder, sin caer en la locura, ni perecer vueltos cenizos. Pronunciado como la causa de que Arnold por ambición a ese poder, traicionara a los demás apóstoles. Najash Dunne. El nombre dado por Ozimandias, uno de los seis apóstoles y proveniente de los desiertos de Phaladis. En su lengua significaba Puerta de carne.
—Buscábamos a un titan para nuestra causa, al menos nosotros ¿querías otra cosa aparte? —Beatrice salió de la tina y dejaba charcos a su paso. Siguió de largo del hombro de Risha, y notó que ella no se esperaba ese argumento—. Entre tus balbuceos coló un nombre, uno que hizo a Zagreo estremecer. Mencionaste a uno de mis acólitos fallecidos, Percival ¿buscas hallarlo en ese plano?
—No… Es prácticamente imposible encontrar a un muerto, en el infinito océano del Anfinity. —No podía engañarla, Mahou con solo mirarla ya la había descubierto. Siguió a la roja por el cuarto, acercándose al tocador donde la esperaba el cambio de ropa.
—Ese deseo de amor sincero pudo atraer al titan o un golpe de suerte; uno que casi te costó la vida y melló tu cordura. —Atrajo toallas y secadoras flotantes, purgándola de la humedad al tener los brazos extendidos, dejándose llevar—. Mírate, estás hecha un desastre.
—Ese poder me convirtió en una santa; reclutamos a muchas tribus y abastecí de soldados nuestro ejército, gracias a la invocación que logré. —Risha no aceptaba la negativa, y el adjetivo la ofendió—. Me he mantenido firme hasta el momento.
—La invocación que nosotros logramos. —Recalcó la última palabra.
—D-Disculpe mi atrevimiento. —Bajó la cabeza al darse cuenta de su ofensa.
—Risha… has estado fumando más de lo que ya hacías, lo huelo. —Beatrice se colocó una bata a medio vestir, por una cinta mal amarrada. La parte del torso rosaba los hombros, y descubría el ombligo además de parte de los senos. Sentada en la silla frente al tocador, negó con la cabeza la insistencia—. Ese titulo de santa, se te ha subido a la cabeza, y acreditándote demasiados méritos. Mi segunda hermana, Samantha por su empresa y contactos nos trajo armamento, además de ayudarme a dar con Nyx y su séquito de asesinos. También está nuestro benefactor, nutriéndonos de soldados capacitados y recursos.
—¿Perdone?
—Mírate, tomaste una decisión precipitada en plena batalla, una que estábamos cerca de ganar. —Se basaba en los informes, y no vio ninguna necesidad de liberar el titán tras derribar la mayoría de las torres móviles—. Todo por saciar tu ego, verte invencible frente a los que ayer te adoraban, hoy te ven con repudio. Puedo verlo, te volviste algo inestable por la comunión, debido a eso te voy a poner a trabajar como soporte desde Florina; no tendrás control de nuestras tropas más nunca.
—¡Espere, no! ¡No tiene sentido! Si en el veredicto final me garantizaba tener mi cargo como acolito. —Risha no daba créditos a lo que escuchaba, algo en su interior se rompió y su alma escapó un instante de su boca—. Mi peregrinaje y penitencia acabará cuando muera acribillada en el campo de batalla.
—Eres mi aprendiz, eso nada lo cambiará, sin embargo, no puedo tolerar esa derrota tan desastrosa y que vengas casi a exigirme a prestarte un poder capaz de devastar mundos. —Beatrice pegó las yemas de sus dedos, ensombreciéndose el semblante—. No quería humillarte más de lo que ya estabas; Zagreo sugirió solo retirarte del frente poco a poco, no lo creí justo. Tus propuestas de mejora serán tu prioridad, nada más y nada menos.
—M-mi señora… —Risha rompió el aliento como su orgullo y esperanzas—. Necesito encontrar a Frenyr u otros titanes, solo con el artefacto…
—Frenyr que conociste se ha ido. —Esa realidad apuñaló al corazón de Risha—. De encontrar su esencia de alguna forma, sería un ente o varios entes nuevos, sin la cuarta parte de su antiguo poder; no podría volver en más de cien años en un estado optimo. Munraimund y su séquito lo desterraron de este mundo usando una magia perdida en la primera cruzada; por eso seguía siendo el mismo. Los guardianes le propinaron una muerte verdadera.
—Mi señora…
—Cumple el deber que te he dicho. —La hizo callar al alzar un dedo, en advertencia de detener cualquier protesta. No cambiaría de parecer—. Es una orden.
Al salir de esa reunión, Risha se apresuró a paso veloz y hasta mecánico en total silencio sin saludar a ninguno de los sirvientes con los que se cruzó. Una vez en sus aposentos, anteriormente la celda, cayó sentada apoyada en la pared con la garra de Frenyr en su rostro, cubriéndose los hombros con la capa.
Las lágrimas corrieron cuesta bajo, herida anímicamente no sabía si su victoria en el juicio, si el ser flagelada y humillada tuvo algún significado; siquiera si su vida tendría un valor al ser sus dones concentrados en un rol alejado de la batalla que importaba.
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