El asesino silencioso - Capitulo 02:
Los lamentos de los violinistas mal pagados eran la inspiración que daba vida a sus instrumentos de hilos, el hambre llenaba los pulmones de quienes empuñaban flautas y clarinetes y en última instancia, un hombre delgado vestido de negro y blanco, como muchos en el salón, con la diferencia de llevar en el bolsillo de su chaqueta, prestada, un pañuelo rojo, también prestado. Este acariciaba las teclas del piano mejor que a su propia esposa, a quien esta noche no quería ver
-Kin, hay algo que debo decirte- su voz era serena y cálida, como siempre
– ¿Qué sucede? – preguntó serio. También viendo hacia la pista de baile
-Te inscribí en la academia real
– ¿Con que propósito? – preguntó, ya intuyendo la razón
-Tan directo como siempre- río levemente ante el comportamiento del chico al que ya estaba acostumbrado -Como ya sabrás tengo un objetivo.
-Lo sé-
-También sabrás lo difícil que es encontrar gente de confianza-
-Lo sé- parecía una maquina de pocas palabras.
-Y entiendes los riesgos que conllevo volverte mi protegido-
– Lo entiendo- espero un momento, reflexiono sobre si debía hacerlo, y llego a la conclusión de que si -¿Quiere que en la academia reclute aliados de confianza? – preguntaba solo por cortesía. Era claro que si.
-Así es, en una semana comenzaras a vivir en los dormitorios de la academia, tendrás que seleccionar y convencer a quien te parezca confiable y pueda brindar apoyo a mi causa- en tono de broma, cosa que Kin no detecto, dijo –Oh, lo olvidaba, Katia también ira, por favor cuídala
-Si usted lo ordena lo hare- respondió como un soldado, no, como una maquina que creía ser un soldado
-Solo céntrate en reclutar personas útiles- dijo resignado
-Útiles y de confianza, entendido-
En un momento de silencio, los ojos de ambos vieron por un instante la danza que parecía simular las manecillas de un reloj. Los volantes y los pliegues de los vestidos formaban patrones momentáneos, pero hipnóticamente hermosos. La variedad de colores era simplemente sublime, puesto que la calidez emanada de las lamparas flotantes hacia resaltar esos mismos colores de forma que hasta un tonto podía declarar que esto, era bello
-Dime, ¿Qué piensas sobre Katia? –
-No me interesa- respondió de inmediato
-Háblame de ella como si fuera una persona a la que tengas que analizar- ordenó amablemente
-No tiene talento, fuerza o destreza para la espada, carece de confianza, como resultado se ha convertido en una inútil – declaró sin titubeos
-Eres un descarado- bromeó
-Usted me lo pidió
-Respóndeme esto, ¿crees que sea capaz de convertirse en caballero sagrado? O, ¿al menos en caballero? – preguntó serió y un poco preocupado
-Con disciplina, entrenamiento y un guía cualquiera puede volverse alguien genial- declaró como si fuera lo más obvio
– ¿Genial? ¿Eso fue lo que dijiste? – la declaración de antes lo tenía sorprendido. No era típico de Kin decir palabras tan “juveniles”
-Así es, ¿Hay algún problema? – todo estaba bien para él
-No, para nada, solo me sorprendió escucharte decir eso-
-Ya veo-
-Y esa palabra, ¿Dónde la escuchaste? – saber de dónde su protegido había aprendido esa palabra le intrigaba e interesaba más que el baile
-Mi antiguo maestro la dijo una vez-
-¿Así es? bien- la satisfacción lo lleno. Habiendo resuelto eso volvió al tema anterior – ¿Crees que ella puede lograrlo?
-Todo depende de ella-
-Cierto. Oye, ¿De verdad era necesario traer esa ropa?
-Prefiero cubrir mi rostro con la capucha y en el abrigo puedo esconder armas- dijo eso, pero en el interior solo llevaba dos dagas
-Como quieras- dijo calmadamente volviendo a ver el baile
Vieron el nacimiento de parejas y su muerte. Se dejaron llevar por la danza refinada que seguía el compás de la música hasta perder la noción del tiempo. De no ser por sus cuerpos, probablemente se hubieran quedado hasta el despertar del sol
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