El asesino silencioso - Capitulo 4:
Por un lado estaban los nuevos alumnos, por el otro, estaban los graduados. Eran más los graduados, un claro efecto de que los nobles, o ya no se amaban como antes o una rebelión impedía el levantamiento de la torre.
Un hombre alto, trajeado y con un cabello como cascada tras su cabeza, tomó un extraño aparato flotante esférico al que le dio dos toques para confirmar algo. Una resonante vibración recorrió los cuerpos de los estudiantes y erizo sus cabellos.
Una voz autoritaria, pero que evocaba una sensación tranquilizadora salió de su boca. -Buenos días queridos estudiantes, nos encontramos aquí, a días posteríos del nacimiento de las flores y del despertar de los arboles. Hoy han dado el primer paso para convertirse en grandes nobles que representen al reino, asimismo, y sobre todo, a sus familias…-
Durante todo el discurso él analizo el salón, a los estudiantes y a quien gritaba palabras de aliento preparadas de antemano.
Cada uno recibió una llave con el número de su puerta grabado en ella. En el transcurso del salón hacia su habitación tuvo a Katia detrás de él, y al detenerse en la puerta, Katia, se detuvo en la siguiente.
Tal vez para que conocieran la academia, por un capricho del pasado al momento de fundarla o un espacio libre para perder el tiempo, pero el primer día no hubo clases, asesorías ni platicas. Los Maestros y Profesores se encargaban de sus asuntos, los sirvientes alistaban aulas, se revisaban las actividades prestablecidas y los estudiantes recorrían con tranquilidad y curiosidad los pasillos por donde caminarían durante cuatro años.
Antiguamente la academia fue un castillo anexo usado para retener a las fuerzas enemigas, pero una vez que acabo la guerra, de la cual Maryam salió mejor beneficiada, el castillo fue remodelado para impartir educación a los jóvenes constructores del futuro.
El castillo tiene una gran anchura y longitud digna de la fortaleza que fue en antaño. Son 4 pisos de alto que podrían ser 5 contando la azotea. El interior está ocupado en su mayoría por salones, anteriormente usados como cuartos médicos, armerías y almacenes. La cocina, que tenia adjunto el comedor, podría con facilidad tener a más de un centenar de personas y todavía habría espacio para más. Su biblioteca era el lugar más armonioso de toda la academia, construida después de la fundación. Y el resto del espacio estaba pintado de un verde claro y brillante a la luz del sol.
La meta de la academia es hacer que los nobles, que tengan opciones, se conviertan en lo que deseen: desde caballeros hasta magos o políticos.
Luego estaban los otros: asistentes, secretarios, escuderos, e incluso sirvientes, contando con sus propias clases.
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Los escritorios estaban ordenados en cuatro filas ascendentes divididos en tres partes. Él decidió irse hasta el último y se sentó en la orilla, pegado a la ventana.
Mientras todos buscaban asiento Katia se sentó al lado de Kin.
Entró un hombre esbelto con alegría en su rostro y diversión en sus pies, castaño y llevaba gafas. Su feliz sonrisa era tan contagiosa como la viruela, pero no pareció infectar a nadie.
– ¡Buenos días alumnos! soy Gordon, su profesor de materia general, conmigo aprenderán lo básico en magia e historia. Y si les interesa también doy clases de música- concluyó moviendo sus manos como si sostuviera una guitarra.
Ni el viento se atrevió a hacer ruido.
-Veo que esta clase es muy tímida, que tal si se presentan para saber sus nombres- propuso sin perder la alegría
-Me encantaría ser el primero-
Quien dijo eso fue un chico rubio de ojos azules y con un uniforme blanco, lo que significa que él es…
-Príncipe Owen Edwards, que alegría tenerlo en mi clase, adelante- indicó el profesor
-Es un placer compañeros, como ya escucharon soy el príncipe, más precisamente el tercero en la sucesión al trono. Espero podamos llevarnos bien-
Su carisma y la sonrisa narcisista que sostuvo todo el tiempo engaño a las chicas para que pasara como una sonrisa amable y hasta para algunas, seductora.
Las presentaciones fueron tan simples que no merecían mención alguna, tampoco está, pero por alguna razón, tuvo repercusiones.
-Buenos días, soy Kin- dijo monótonamente sin emoción alguna
Alguien se levantó rápidamente haciendo rechinar la silla con el piso.
-Disculpe que haga este escándalo, pero, ¿no es esa una infracción respecto al uniforme? – decía Owen como si alguien lo hubiera insultado -Como pueden permitir que un aspirante a caballero le haga eso a su uniforme
-Tranquilízate Owen, el estudiante Kin no cometió ninguna infracción, en el reglamento de la academia no prohíbe que los aspirantes modifiquen su uniforme- explicó el Profesor con la mayor compresión posible y una sonrisa
-Ya veo, gracias profesor- dijo apenado viendo hacia el suelo
De verdad, auténticamente, le pareció algo vulgar una capucha o fue una estrategia para dirigir odio a una persona.
-Me sorprende que quien haya hecho esa capucha sea un aspirante a caballero, con eso pareces más un aventurero, dime, ¿Qué disciplina llevaste? – preguntó impulsado por la curiosidad
Él conocía la palabra, su significado y su concepto, pero en esta ocasión no sabía el uso que le daban.
-No sé a qué disciplina se refiere, pero yo entreno desde los 6 años-
– ¡Que! – ya era demasiado entrenar desde los 8, como lo hacían algunas familias nobles, pero, desde los 6 -Oh disculpa, pero según estoy informado el entrenamiento de los aspirantes comienza a los ocho años, ¿a qué familia perteneces? –
-No pertenezco a ninguna familia, soy el protegido del duque Raphael Collins-
Eso calló la boca de muchos, pero no de buena manera.
El Profesor se aclaró la voz como si eso reiniciara el ambiente. Termino con las presentaciones y continuó con su trabajo.
-Como las presentaciones ya han acabado es hora de la prueba de poder mágico-
Una chica levanto la mano.
-Profesor, ¿Qué es esa prueba? –
-Me alegra que preguntes, la prueba consiste en medir su capacidad de maná, su control de la magia y su afinidad con los elementos básicos, como el agua, fuego, tierra y aire. Ahora pasen al frente-
Todos formaron una fila detrás del escritorio del Profesor donde una pequeña torre y un guante de tela con extrañas líneas estaban conectados. Debías de colocarte el guante y este absorbería parte de tu maná proyectando tu capacidad de almacenamiento como una ilusión en forma de esfera, mientras más grandes mejor.
-Es impresionante príncipe, su capacidad es muy alta-
-Muchas gracias profesor, me alaga, o, y llámeme Owen, por favor- dijo sonriendo como si hubiese hecho un favor
No había porque dar datos sin importancia, pero esto era digno de contar.
-Esto es increíble, jamás había visto una capacidad de maná tan baja, es solo un poco más alta que la de un niño- no lo decía para burlase, definitivamente eso lo impresiono
Luego de escuchar las palabras del Profesor todos emitieron un aura de satisfacción.
-Ya tengo a todos registrados, ahora la prueba de control y afinidad mágica, vamos al patio-
Caminando contó la historia de un mago que no pudo controlar su magia y destruyo parte del edificio, desde entonces las pruebas se hacen afuera
-Ya estamos a una buena distancia del edificio-
De su túnica gris saco cuatro cristales de distintos colores: marrón, azul, rojo y verde, los cuales flotaron por si solos
-Muy bien, nuevamente hagan una fila y coloquen un dedo en cada cristal, si no reacciona pasen al siguiente-
Otra vez Owen impresionó a todos
-Justo como lo esperaba, tu afinidad es espectacular, tres cristales reaccionaron, excepto el de viento (Verde) –
Los demás resultados fueron normales, solo unos pocos tuvieron dos afinidades.
Si lo anterior era apenas digno de contar, esto debía ser registrado en algún libro. Cuando él se acerco, no, antes de siquiera llegar a tocar uno de los cristales, estos ya estaban brillando, los cuatro.
Nadie dijo nada.
-Esta es la última prueba, con los cristales que les di deberán de darle forma al elemento, un animal, una persona o lo que sea. ¡Vamos! –
Imagina entrenar durante años tu cuerpo, mente y tus técnicas, para que venga un Profesor a decirte que hagas magia sin ningún tipo de guía o instrucción. Si era una broma, era una de muy mal gusto.
Antes de usar algo tengo que saber que es. Pensó recordando una de las lecciones de su antiguo Maestro.
La magia es la manifestación espontánea de algún elemento, se canaliza el maná natural y se fusiona con el propio para modificarlo y expulsarlo en forma de ataque, defensa o apoyo.
Él conoce muy la violencia, la lujuria y el dolor. Lo ha sentido, provocado y prolongado, el método o, ¿la herramienta? que más utilizo fue el fuego.
Las llamas se balanceaban como una bailarina cubierta de pies a cabeza por los ojos de degenerados, fetichistas y otros a quienes es preferible no mencionar. Sus curvas y las sacudidas de sus caderas hacían a los ojos girar en un intento de no perderse ni el más minúsculo detalle. Su hermosa cabellera anaranjada, su esbelta, pero rellena figura tenia consigo unos pechos suaves y un trasero con movimientos naturales y sensuales. Pero, en sus ojos una tristeza, una aceptación melancólica de un destino inevitable dominaba su alma, aun así, su danza nunca perdió ritmo ni clientes.
Eso, danzaba en la palma de Kin.
-Muy impresionante Kin, tienes un gran control sobre la magia pese a tu falta de maná-
¿Eso era un cumplido?
En este punto ya había quienes reconocían y respetaban a Kin, y otros que lo odiaban y envidiaban.
Con todo terminado y registrado el Profesor dio la última explicación del día.
-De esta hora en adelante ustedes deberán de buscar que actividades realizar y con qué Maestro, si quieren entrenar sus cuerpos vayan al campo de entrenamiento, si quieren mejorar con la espada deberán de encontrar al Maestro adecuado, esto aplica con todas las actividades que se les puedan ocurrir-
Contrastando con la expresión cálida y alegre del Profesor los alumnos se retorcían de agonía por la idea de esforzarse.
-Y para quienes crean que pueden estar de vagos todo el día, quien no tenga un Maestro será expulsado de la academia sin importar su familia- esta vez su sonrisa era un poco burlona -Si no hay dudas paso a retirarme, nos vemos mañana a la misma hora-
La búsqueda de un Maestro había comenzado.
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