El asesino silencioso - Capitulo 7:
En los pasillos de piedra, concreto y madera un tipo deambulaba sin prisa.
Detrás suyo muchas pisadas se escuchaban cada vez más fuertes, como grandes pasos de un solo ser, pero que en realidad eran un conjunto de pies desesperados.
Magos y hechiceros buscaban con una mirada de locos a un tipo oscuro, frio, y que hoy había hecho brillar los cuatro cristales elementales, un prometedor mago, desde la mente de la multitud de personas.
Una persecución de pocos minutos, pero de gran emoción se dio entre él y la multitud.
La información es uno de los recursos más valiosos en el mundo. Podrías predecir un ataque, prever una catástrofe o saber dónde o como ocultarte, él desearía haber explorado esta parte de la academia, para así saber que, a la derecha, ya no había a donde ir.
Atrapado, sin salida y en problemas.
De la oscuridad una gran mano enguantada lo tomó a él llevándolo a un pasillo estrecho.
Quien lo hubiese arrastrado debía ser muy alto, porque la cara de Kin quedaba en su abdomen.
¿Un tigre? No, un león, habló. –Ya es seguro salir
Respeto y confianza era lo primero que pensabas al escucharlo hablar. Después, como imágenes predeterminadas, llegaba a ti un león acechando en la espesa vegetación de la jungla con una mirada penetrante y afilada.
Con un empujón en la espalda Kin salió de un salto y termino por escuchar.
-Ten más cuidado
La puerta, que era un muro oculto, se deslizo para ocultar a la figura salvaje y confiable.
Insistente y molestamente Kin toco la pared repetidas veces como un niño en la noche de la purgación maligna. ¿El león? Molesto e intrigado, abrió el muro para preguntar amenazadoramente, esperando espantarlo.
– ¿Qué quieres? – la fuerte oscuridad solo dejaba ver unos ojos dorados y por la forma que tenia se podía suponer que estaba de brazos cruzados.
– ¿Quién eres? – no había temor en su pregunta, solo curiosidad.
Una sonrisa escondida en la oscuridad se formó y con orgullo respondió. –Soy la bestia oscura, el gigante entre hombres, el asesino de mil hombres, ¿te suena familiar? – su última pregunta tenia pizcas de arrogancia.
-No
¿Cómo que este chico no reaccionaba ante esos nombres? ¿Qué estaba pasando? Hablamos de alguien de gran reconocimiento, que a la menor mención podías temblar de miedo o sentir un gran alivio, dependiendo de tu posición.
-Eres algún Profesor o Maestro…
– ¿Qué?
-…Porque si no lo eres tendré que reportarte
Esa declaración le saco unas buenas carcajadas. Relajado y aún intrigado salió de las sombras.
¿Qué reacción tendría? Se preguntaba respecto al chico.
–Tranquilo, no tienes por qué hacer eso- dijo mostrando sus manos enguantadas como diciendo, mira, no tengo malas intenciones.
Una piel morena pintada por el sol remarcaba sus músculos producto de grandes esfuerzos y hazañas. Patillas y una barba a medio crecer comentaban sobre la libertad, o la falta de vergüenza, que poseía en sus valores.
-Soy Abraham, un gusto conocerte- tenía más modales de los que aparentaba.
-Soy Kin, también es un gusto conocerlo señor Abraham
Ninguno agrego su apellido, pero era porque ninguno tenía tal cosa.
– Oye, ¿de verdad no sabes quién soy?
-No- ahora que se daba cuenta, ya que su cuello se había movido por instinto, pero Abraham era realmente muy alto, lo suficiente como para que Kin tuviese que levantar la cabeza para verlo directamente.
– ¿Deberás? Ja, ja, ja. Eso significa que no soy tan famoso como creí- esa idea parecía alegrarle más de lo normal.
– ¿Usted es un Maestro? – preguntó de la nada, simplemente por haber recordado su objetivo del día.
-Así es, mi clase es el arte de la gran espada ¿Te interesa? – lo preguntó, pero ya conocía la respuesta.
-No
-Me lo imagine- parecía satisfecho.
-Pero necesito tener un Maestro o seré expulsado
– ¿Qué? ¿enserio? – es un Maestro, pero no se ha leído el reglamento.
-Sí. Así que, aunque no me interese su estilo, ¿me enseñaría a pintar con espadas?
-Claro chico solo… ¿Qué? ¿Qué fue lo que dijiste?
-Que me enseñe a…
-Si te escuché, pero, ¿Cómo que te enseñé a pintar con espadas?
-Esa es su clase, el arte de la gran espada, ¿No?
No lo pudo evitar, como culparlo, era inevitable. Durante varios minutos estuvo en el suelo riendo a carcajadas.
¿Qué le causará tanta risa? Para cualquiera era obvio, excepto para Kin.
Estuvo ahí durante unos minutos hasta que se levantó. En sus palabras aún había rastros de gracia.
-Chico, estas confundido, mi clase no es sobre pintar con espadas, ¿Qué te hace pensar eso?
-Tengo entendido que el arte consiste en pinturas, esculturas y música, y su estilo se llama el arte de la gran espada
-Ya veo tu confusión, mi estilo de pelea no lo considero un arte, pero los nobles llaman así a sus formas de combatir
– ¿Por qué?
-No lo sé, los nobles son muy raros, llaman arte a algo que he usado para sobrevivir toda mi vida, está claro que no saben lo que es un verdadero combate
-Así es, son muy raros, he visto como hacen movimientos innecesarios y unas poses extrañas
-Verdad- exclamo, pero se tranquilizó a la brevedad. -Aclarado eso, ¿Quieres comenzar con el entrenamiento?
-Sí, Maestro Abraham
-Solo llámame Abraham
Guiados por Abraham ambos volvieron al cuarto estrecho y luego de mover un objeto oculto otra pared se deslizo. Un pasillo, lo suficientemente ancho como para que Abraham caminara libremente estaba iluminado tenuemente por un musgo verde.
-Será más rápido por aquí- cortas palabras abundantes de confianza y seguridad.
Llegaron hasta una bajada donde una cuerda sería su medio de llegada. Retomaron la caminata hasta llegar a otra pared y al igual que con la anterior, movió un objeto, esta vez para salir al patio.
Pisaron el verde césped liberando un agradable olor a verde y mañana fresca, aunque ya era tarde. Pegado al muro de la academia un conjunto de árboles ocultaba una cabaña y daban sombra a un suelo lleno de espadas.
Abraham levanto una espada y la puso junto a Kin, era como si realizara algún tipo de medición respecto a Kin y la espada.
-Imagino que ya sabes manejar una espada- dijo cambiando de espada.
-Así es
-Bien, entonces ahora trataras de levantar esta espada con un solo brazo, así mediremos tu fuerza
-Entendido
Por más fuerza que tuviera le fue imposible levantarla por completo.
-Muy bien- si antes estaba relajado y tranquilo como un joven sin obligaciones, ahora era todo un Maestro, un adulto -Prueba con diferentes espadas hasta levantarla a la mitad, entonces repite una y otra vez hasta elevarla hasta tu cabeza. Te sugiero que también practiques tus movimientos con espadas pesadas, ayudara a desarrollar tus músculos, cuando logres levantar la primera espada que te di entonces te enseñare el estilo de la gran espada
-Entendido
Comments for chapter "Capitulo 7:"
QUE TE PARECIÓ?