El cazador de elegidos - 2.2
Parte 5.
En algún lugar de la Isla Sagrada.
—Lo he encontrado, ciertamente. —Se escuchó una voz femenina que venía detrás de un arbusto.
—¿A Rigel de Astrea? —Se escuchó otra voz femenina con un tono muy similar.
Quienes decían esto, estaban ocultas entre la maleza.
—Hermanita, ¿quién más podría ser?
—Uy, uy. Menos mal, hermanita. Yo, la bella Aria, me cansé de ocultarme entre este montón de monte; me da comezón, ay, ay —Se quejó con una peculiar voz juguetona— Oye, oye. Esto será divertido, mi bella hermana, Arie.
—¡No es divertido, sabes que odio la violencia, Aria!
—¡Ja! que aburrida eres. —Empezó a reírse.
Las dueñas de dichas voces salieron de su escondite dejando ver sus cuerpos completos. Se trataba de una Elfa de Sangre y una Elfa de Hielo, ambas con un aspecto muy similar.
—Vamos a ello, Arie —dijo la Elfa de Sangre con voz juguetona y una enorme sonrisa.
—¡Será peligroso! por favor, no seas tan extrema como siempre, Aria —respondió la Elfa de Hielo, quien estaba tranquila y no parecía emocionarle mucho lo que estaba a punto de hacer.
Alrededor de Arie levitaban ocho chakrams afilados y Aria sostenía una guadaña gigantesca. ¿Qué tramaban estas Elfas?
***************************************************************
Parte 6.
El grupo de Elegidos se formó de manera defensiva tras identificar al dueño de la voz, y nuevamente los abordó la incertidumbre.
—¡Imposible! —pronunció la profesora Sabik, muchas emociones horrorosas atacaban su ser—. ¡¿Cómo es posible que hayas sobrevivido a ese ataque fusionado?!
El sobresalto que tuvieron todos los Elegidos era entendible, porque el dueño de aquella voz era el enemigo que se suponía que había muerto. Sí, ante ellos estaba ese mismo hombre que poseía un símbolo desconocido, ese mismo tipo que asesinó a Calisto y desbarató a los Golems con una facilidad terrorífica.
Él levitaba a gran altura, reposando sus pies sobre un panel violeta similar al escudo que antes usó.
El panel descendió, junto con el sujeto que yacía montado encima, hasta llegar a tocar el suelo arenoso. Con sus hombros y espalda rectos con un porte temible; él se bajó del panel y solo se limitó a observar al grupo Elegidos.
Los Elegidos, al darse cuenta de la situación, invocaron nuevamente sus Armas Sagradas, a sus lados aparecieron varios portales y sacaron de allí armas distintas. Estaba claro, una batalla estaba a punto de comenzar. Eran más de cuarenta Elegidos con poderes ridículamente fuertes contra un solo enemigo. ¿Quién tenía más posibilidades de salir victorioso? Pero, pese a su ventaja numérica, eran los Elegidos quienes se encontraban cohibidos.
—¡El ataque fusionado no le hizo ni un solo rasguño! —afirmó Félix sorprendido tras observar la condición del enemigo.
—¡¿Quién eres tú, a qué has venido y por qué nos atacas?! —preguntó una Sabik enojada.
—No comprendo tu reacción. Fueron ustedes quienes me atacaron primero. Como sea, yo vine a reclamar lo perdido. —Al fin respondió el hombre misterioso. Este se mostraba serio, su voz era gruesa y seca—. Me llamo Orión, que significa “el cazador”. —Su voz se engruesó aún más. En sus manos se creaban rápidamente las mismas espadas de antes, y tras terminar de formarse con el material extraño; alzó una y apuntó al lugar donde estaban todos los Elegidos—. Para ser más exacto: soy aquel que asesinó a la diosa, soy ¡El CAZADOR DE ELEGIDOS! —Los iris negros de Orión cambiaban a un tono purpura oscuro.
En ese momento recordaron las palabras dichas por la anciana humana; ella los había amenazado con este enemigo, pero ningún Elegido le hizo caso, sino más bien, la ignoraron por completo y le hicieron daño. Pese a esto, ninguno sentía arrepentimiento por lo que le hicieron a esos humanos, el único remordimiento era no haberlos escuchado.
—¿Cazador? ridículo, ¿crees que somos animales? ¡eres muy arrogante si crees poder derrotarnos a todos! —comento con ira un sacerdote—. Un blasfemo pecador como tú debe morir de inmediato. ¡Te sentenciamos a muerte!
Inspirados por esas pocas palabras de aquel sacerdote, todos los Elegidos olvidaron la idea de defenderse y su postura cambió a una de ataque, pero justo antes de hacer algo…
—Ya veo… —Orión continuó diciendo—. Qué presas tan estúpidas. En fin, no tiene sentido conversar con cadáveres.
—¿Eh?
—¡Púas de la muerte…! —Orión levantó la palma de su mano.
Tras decir eso, todos los Elegidos miraron a los lados tratando de identificar lo que hacía dicha habilidad. Orión estaba a varios metros, alejado de ellos y él solo se quedó observando. Al cabo de unos cinco segundos, la tierra comenzó a temblar y del suelo comenzaron a surgir púas afiladas en forma de estalactitas, estas surgían lentamente. Los Elegidos se separaron y las esquivaron fácilmente.
—Que habilidad tan patética. ¡Muere! ¡Haz de luz (HS)! —Se burló uno de los sacerdotes y ejecutó una habilidad, pero antes de que esta terminará de ejecutarse…
—¡Diosa Krisna (¿?)! —Terminó de decir Orión en son de poder y cerró su puño…
En ese preciso instante, terminaron de surgir un montón de pilares en forma de estalactitas, eso causó un poderoso rugido como el tronar de un nubarrón, y en un abrir y cerrar de ojos, las púas llegaron a ser tan altas como los robles de la jungla. El color de todas las púas era morado intenso; sin embargo, tras finalizar dicha habilidad, el carmesí de la sangre las manchó…
A todos los Elegidos que estaban allí se les empalaron estas espinas gigantes. Algunos se partieron a la mitad, otros simplemente fueron traspasados. Lo cierto es que, todos murieron en un instante. Sus esfuerzos de esquivarlas fueron en vano, una macabra decoración quedó en medio del paisaje y los gritos de muerte resonaron. Desde la lejanía se podían apreciar sus cuerpos sin vida traspasados y guindando en el aire.
Ya que el ataque fue sorpresivo; ni siquiera Sabik pudo salvarse; a pesar de portar una resistente armadura y de poder volar. Su armadura se quebró, y su cuerpo se partió por la mitad tras ser ensartada por una de las púas de tamaño descomunal.
De los cuerpos brotaron chorros de sangre y una lluvia sangrienta pintó de rojo toda la arena en derredor. ¡Sangre! ¡Sangre!… sangre por todos lados. Sin duda, fue toda una masacre.
Luego, el cazador abrió la palma de su mano y, obedeciendo a este movimiento, todas las púas desaparecieron; enterrándose velozmente en el suelo. Todos los cadáveres que estaban empalados fueron afectados por la gravedad y cayeron violentamente al suelo.
Se creía que todos habían muerto, pero…
—¡¿Qué has hecho?! —preguntó una chica Elegida que estaba en posición fetal, mientras se cubría la cabeza. Ella, al observar como todos sus compañeros fueron aniquilados, se les dilataron las pupilas y empezó a temblar de miedo— ¡¿Qué has hecho, maldito monstruo!
—Interesante… —dijo Orión, mirando fijamente a la chica. Este sujeto se encontraba totalmente sereno y sin remordimiento alguno.
Ella se le quedó viendo aterrada, luego él se acercó y se puso de cuclillas a su nivel.
—A lo largo de mi vida he visto muchas chicas como tú. Usaste una habilidad para evitar que te asesinara, ¿no? —Siguió diciéndole.
La Elegida arrugó su cara y le costó tragar saliva. Ellos se miraban fijamente a los ojos, una mezcla de odio y miedo se manifestaban en los iris color esmeralda de la joven.
—Pero, solo pudiste protegerte tú. ¡Qué habilidad tan egoísta! sé que es una habilidad que va a favor de tu ser. —Situó suavemente sus dedos bajo la barbilla de ella.
—Piedad (HS). —La Elegida invocó la misma habilidad de antes, gracias a esta fue que se salvó. Una gema con forma de corazón que estaba atada en su mano derecha empezó a irradiar una luz roja.
—No volverá a funcionar.
La Elegida puso los ojos como platos al escuchar esa respuesta, pues su habilidad evitaba que alguien pudiese hacerle daño, pero, al parecer, no le volvería a funcionar.
—Estoy de acuerdo, te dejaré vivir. —Orión se levantó.
—¿Eh?
La Elegida había cerrado con fuerza sus ojos esperando a ser atacada. Pero, en vez de eso, notó que el cazador se alejaba de ella. En seguida Orión se detuvo y de espaldas le dijo:
—Ve a casa, cuéntales a todos lo que ocurrió aquí, diles que vengan a por mí. Acabaré con cada uno de ustedes y después reclamaré tu cabeza. —Eran palabras lúgubres pero su voz seguía tranquila.
Tras oír eso, una indescriptible emoción sintió la Elegida. Con una sed de venganza que sobrepasaba el odio, ella se levantó y con gran valor le exclamó:
—¿Tú vas a reclamar mi cabeza? —dijo con una valerosa expresión y estando erguida con honor—. Viviré todos los años que me plazca. —La Elegida perdió el miedo y una poderosa soberbia inundó todo su ser.
—No me equivoqué contigo.
—¡Voy a vivir y viviré por siempre! ¡te mataré sin importar lo que deba hacer, lo juro!… Porque así lo decido yo, ¡Amaltea Vertengeir! —La Elegida se llevó su mano derecha al pecho y con mucho valor le pronunció estas palabras al cazador—. Recuerda mi nombre… seré yo quien acabe con tu vida. —Miró el cadáver de su tía; un horrible dolor sintió Amaltea al observarla, pero, a su vez, le daba las fuerzas necesarias para dictar esta sentencia.
—Reconozco que tienes mucho valor, Amaltea. Será interesante ver una presa como tú intentar cumplir sus palabras. Nos veremos pronto.
La emoción fue tan fuerte que ella nuevamente cayó de rodillas, el arrebato de furor que había tenido hace unos momentos fue opacado por el sentimiento de pérdida.
Se miró a sí misma y notó que su ropa estaba manchada con la sangre de sus compañeros. Entonces empezaron a brotar lágrimas de sus ojos.
Orión la ignoró y continuó con su camino. Los símbolos con forma de espiral que estaban en cada uno de los cadáveres empezaron a iluminarse y salieron esferas azuladas de todos los cuerpos. Este montón de esferas de energía fueron a parar a la mano del cazador, quien las absorbía mientras caminaba.
Amaltea se arrojó por completo al suelo, lloró y lloró por horas… su cuerpo se ensució con arena y sangre. Muchas emociones negativas se mezclaron en lo más profundo de su ser. En ese momento, Amaltea, la chica arrogante, había madurado de la forma más horrorosa posible y un odio profundo se enraizó en su corazón.
—Primero me vengaré de ustedes, cobardes… —cerró sus puños con tanta fuerza que le terminaron sangrando—… Selene y Rigel.
Parte 7.
En algún lugar de la Isla Sagrada, cuando Rigel huía por la selva con su amada entre sus brazos…
Viendo desde una colina muy alta, Rigel vislumbró como todos sus compañeros de clases fueron asesinados. El terror y la desesperación inundó toda su persona. Más allá de eso, fue atacado por el remordimiento de conciencia por haber abandonado a sus compañeros. Claro, él sabía que no podía hacer mucho si se hubiese quedado allí.
“Los asesinó a todos con tan poco esfuerzo, es un monstruo”. Pensó. Después, muchos sentimientos de culpa torturaron su mente: “¡Soy un cobarde, soy un cobarde!”.
—¡Los abandone! —gritó.
Además, se notaba su agotamiento debido a que corrió mucho cargando a Selene.
Por parte de ella, estaba bloqueada; Selene también presenció aquella masacre. Lágrimas y lágrimas surgían de los ojos de ambos.
Sin embargo, el amor que Selene sentía por Rigel se hizo más profundo ya que, al final de cuentas, él abandonó a sus compañeros solo para salvarla a ella, ese sentimiento tan egoísta la hizo sentirse como lo peor del mundo.
—Ri-Rigel… —le llamó ella con la voz entrecortada.
Él la ignoró porque estaba demasiado concentrado en sus pensamientos.
—¡Gracias! por todo… —Continuó diciendo y perdió sus fuerzas.
Rigel lo notó y se detuvo. No tardó mucho en darse cuenta de que Selene se había desmayado; aquel golpe le hizo muchísimo daño ¿o quizás era por sus sentimientos negativos?
El pulso de Selene se hacía cada vez más lento y eso colmó de ansiedad a Rigel: “Debo llevarla con un curandero cuanto antes”, pensó.
—¡Selene!, ¡Selene!, —exclamaba Rigel con desespero. Se notaba su angustia con cada palabra que expresaba—. ¡Por favor, despierta! —Empezó a hacer presión en el pecho de la Elegida, esperando a que esta reaccionara — ¡Te lo prometí, te dije que te protegería sin importar que! ¿recuerdas? Así que, por favor, ¡despierta! —Empezaron a surgir lágrimas de sus ojos—. ¡Por…favor… sabes que te amo! ¡te necesito! ¡despierta!
Rigel recordó que aún le quedaban plantas curativas, así que las sacó de su bolsillo y las frotó en el lugar donde ella recibió el golpe, aunque eso no sirvió de mucho.
Al cabo de unos minutos, Selene despertó de forma natural, ella estaba confundida y parecía estar en mejor estado. Rigel al darse cuenta, la abrazó:
—¡Me había preocupado! ¡te quiero! ¡te quiero! —Confesó él.
Selene le empezó a acariciar la cara.
—Umm. Tontito, no me perderás tan fácilmente. Cof. Cof… —Selene tosió y dejo salir una pequeña carcajada—. ¡Sabes que te amo mucho más!
Rigel suspiró aliviado. No se explicaba el repentino desmayo de Selene, pero se alegró al notar que ella mejoró drásticamente.
Rigel estaba agotado, a duras penas podía caminar, pero su determinación era tan grande que estaba dispuesto a seguir adelante; así sea que le sangraran los pies o se les partieran lo huesos.
Así era Rigel, un Elegido que lo daba todo por la persona que ama.
Por ahora, la prioridad de la pareja era alejarse lo máximo posible del Cazador y escapar de la isla.
Rigel razonó que la única forma de escapar de allí; era tomando una embarcación que estaba a varios kilómetros de su posición. Deberían navegar al menos por un mes hasta llegar a su ciudad, pero eso era demasiado irrealista, no tenía ni provisiones ni tiempo, así que su mayor esperanza era hallar a algún sacerdote con vida para que los teletransportara a casa.
Eran las tres de la tarde cuando eso ocurrió, aún quedaba luz del día. Así que… lleno de determinación, él volvió a cargar a su amada entre sus brazos y con una fuerza de voluntad increíble, continuó huyendo…
A pesar que le dolían los brazos y los pies y que las puntiagudas ramas rasgaban su piel, Rigel continuó avanzando con denuedo…
***
En algún otro lado.
—Así que aún queda una presa más… —dijo Orión, quien investigaba desde la lejanía, él se centró en aquella pareja que huía.
El Cazador se preparó para cazar a su presa. ¿Todos los esfuerzos de Rigel fueron en vano?, pues estaba claro, la pareja estaba condenada a muerte.
Comments for chapter "2.2"
QUE TE PARECIÓ?
Ese cazador no está muy op? 😅
Está de película la historia.
No importaba cuan armados y fortificados estaban los ELEGIDOS a pesar que lo atacaron con todo lo que tuvieron no le hicieron ningun razguño, todos sus intentos fueron fallidos, eso deja notar que el CAZADOR tenia como muros impenetrables porque no le hicieron ningún orificio.
No imagino el dolor de ALMATEA por tremenda matanza y crueldad propinada a sus compañeros. Por otra parte RIGEL no tuvo alternativa, su lealtad y Amor hizo que optara por alejarse, eso solo demuestra que el verdadero AMOR del personaje es un acto de entrega total.
Están Buenas las imágenes que ilustraste en éste capitulo!!👧😉👍