El cazador de elegidos - 8.0
Capítulo 8:
El Bosque de las Tinieblas.
Parte 1.
Sus instintos no le traicionaron, escogió el lugar indicado. Este sin duda era su zona y su ambiente natural perfecto para cazar.
“Devorar, devorar, comer, comer, tejer, tejer, babear, babear”.
Como si tuviera un código de programación escrito en su cerebro, sus innatos instintos le hacían hacer lo debido para garantizar su supervivencia. Sin embargo, por más feo y estúpido que se viera por fuera, sí que tenía un cerebro que le permitía pensar un poco.
Aunque no es como si le importase lo que piensen las demás criaturas de su verdoso y viscoso aspecto.
De pronto, “Gusano Tejedor” sintió vibraciones en una de sus largas filas de mucosa que anteriormente había dejado, esto le indicó que una presa cayó en su trampa. Esta criatura entendía que pese a ser muy, pero muy lenta, debía recurrir a otros métodos para capturar a sus presas, así que inteligentemente dejó una mucosa pegajosa mezclada con su seda por diferentes lugares para atrapar a los más animales estúpidos.
Y tras una larga espera, por fin una cayó en su trampa. Gracias a una glándula específica, secretó un moco que le permitió deslizarse poco a poco y silenciosamente a donde estaba su presa.
—Solo un animal puede hacer esta baba, un “Gusano Tejedor”.
Un extraño sonido llegó a sus oídos, este sonido jamás lo había escuchado, ¿serán los gruñidos de una nueva presa? sus instintos le reclamaban que debía comprobarlo.
Bueno, realmente le daba igual, no importa como sea su chillido lo importante era su sabor.
Si bien le decían “Gusano Tejedor”, en realidad se parecía más a una babosa gigante, aunque no es como si entendiera como lo llamaban esas raras criaturas.
—¡¿Pero qué diablos?! eso no me la esperaba.
Cuando finalmente había llegado frente a su presa e intentó engullirla; esta le atacó con una especie de aguijón plateado. Al parecer esta nueva presa tenía como defenderse. Pero su ataque fue inútil y con la ayuda de una capa protectora de moco, “Gusano Tejedor” solo sufrió un poco de daño. Así que retrocedió y estiró sus tentáculos ópticos para ver, pese a que había una niebla molestando la visión, al estar tan cerca pudo percibir que en realidad eran tres presas que habían caído en su trampa, estas tenían una forma extraña y jamás había visto criaturas como esas, ¿qué sabor tendrían? debía descubrirlo…
—Parecen muy tranquilas ¿eh?
—Según yo, la tierna Aria, tú, Campanita, afirmaste que nos protegerías, así que, ¿para qué preocuparse?
—Pfff.
Nuevamente aquellos jugosos animales hicieron chillidos extraños, ¿acaso le estaban ignorando?
Bueno, no es como si le importase en realidad.
Abrió lentamente su enorme boca y gracias a un órgano sobre su labio superior disparó certeramente un montón de seda contra la primera tonta criatura.
—¡Escudo de oscuridad (HS)!
Un extraño mecanismo de defensa apareció frente a estos raros animales, los cubrió a los tres como si fuera un domo y aquella cosa oscura había detenido su ataque de seda a medio camino. Ahora bien, ¿esa cosa negra que había aparecido podía comerse? debía descubrirlo. Nuevamente se deslizó frente a sus presas, abrió sus enormes labios e intentó engullir aquella capa oscura… pero tras intentarlo, sus tentáculos sensoriales le indicaron que aquella protección era muy dura y no podría consumirla. Qué extraño, ¿dónde podrían estar sus presas?
—Moveré el escudo a ver si así puede empujarnos y sacarnos de este moco asqueroso.
—Uy, uy, Campanita, parece que tienes problemas. ¿No que protegerías a la indefensa Aria y a mi inofensiva hermanita? ey, ey, también recuerdo que afirmaste que me superarías ¿qué pasa, Engrelegido? ¿necesitas mi ayuda? puedo ayudarte con la condición de que me halagues todo el día.
—Antes muerto. Mejor no hables, Elfita.
—Dejando de lado las bromas, por favor, concentrémonos en el problema actual, tanto a Rigelito y a mí nos da asco esta baba y que queremos salir de aquí. Por cierto, Rigel, usar tu habilidad sagrada fue un error. En efecto.
—¿A qué te refieres Arie?
Escuchó estos molestos sonidos dentro de la cosa oscura, por lo que necesitaba silenciarlas de inmediato ya que sus oídos eran demasiado sensibles. Ahora mismo, “Gusano Tejedor” estaba sobre esta extraña superficie negra, se deslizaba lenta y silenciosamente sobre el mismo dejando su baba pegajosa, su cerebro le indicaba que debía haber una abertura o algo que le permitiese encontrar a sus presas.
—Ahora mismo, creo que ese gusano está sobre nosotros dejando su baba, es decir sobre el escudo, cuando lo deshagas toda la baba va a caer encima nuestro y eso será muy asqueroso, ¡aj! solo de pensarlo me da escalofrió. Así que, aunque odio la violencia, no me queda de otra que recurrir a “eso”.
—Óyeme, dije que este sería mi momento de gloria, no puedo permitir que ustedes lo hagan todo.
—Lo siento, Amiguito, tu tipo de habilidad no sirve contra esta criatura, tengo un plan. De hecho.
—No, oye, oye, espera… si ustedes lo hacen todo me voy a sentir como un inútil.
—En ningún momento dije que te quedarías sin hacer nada, Amiguito. Ji, ji, ji. Es más, para que este plan funcione debes hacer algo muyyyy importante. Ah y tú, Aria… tu sí que no hagas nada, por favor.
—Pues si ese es el caso, muy bien. Ju, ju.
—¿Hermanita Arie? le quitas lo divertido a la vida ¿sabías? y yo que quería mis halagos.
Para el “Gusano Tejedor”, esta era la primera vez que se encontraba con criaturas tan ruidosas, debía acabarlo pronto. Así que aprovechó el tiempo y tejió su seda alrededor de la molesta cosa oscura.
Su cerebro le indicaba que pronto, el mecanismo de defensa de sus presas se “cansaría” y llegado ese momento quedarían completamente cubiertos bajo su mucosa y podría consumirlos sin problema alguno.
Ahora solo le quedaba esperar, se bajó de la cosa negra semicircular y esperó.
“Comer carne, comer carne, comer, comer”.
Sus instintos le pedían a grito que consumiera carne cuanto antes, durante muchos días solo se alimentó de puras empalagosas plantas ya que ningún animal caía en su trampa, hasta ese día. No perdería esta presa por nada en el mundo…
—¡A la una, a las dos y a las tres! ¡ahora, Rigel!
De pronto, sus ojos percibieron como se abrió una pequeña abertura en un costado de la cosa negra, de allí salieron lo que parecían ser unas extrañas criaturas plateadas circulares con muchos aguijones rodeándole. ¿Qué animal era ese? no tenían alas, pero aun así “volaban” y no poseían cabezas ni cuerpo, pero aun así se movían, y lo más importante ¿qué sabor tendrían?
Repentinamente, las extrañas cosas plateadas que levitaban alrededor empezaron a cortar su trampa de seda para luego golpear y girar contra los troncos de varios árboles que estaban en la cercanía. Esto produjo una molesta cacofonía y su viscoso cuerpo empezó a estremecerse ante el horrendo sonido.
Uno de sus tentáculos ópticos consiguió moverse y miró a duras penas a donde estaban los afilados animalitos que giraban velozmente cortando como si nada los troncos de los árboles, luego contempló como varios enormes robles se venían abajo para después impactar contra la cosa negra que cubría a sus presas y a su vez destruyendo su trampa. ¡El ruido causado por el estruendo era insoportable, no podía aguantarlo más! y…
Dos robles más caían justo en su posición, y para cuando sus lentos movimientos oculares se fijaron en esto… pues ya era demasiado tarde.
Pero no era como si en realidad le importase, al fin y al cabo, es tan lento como un caracol.
Ambos troncos cayeron justo sobre su gordo y viscoso cuerpo aplastándolo y haciéndole explotar en sangre en el acto. ¡Y así, se le dio un adiós para siempre al Gusano tejedor!
Parte 2.
Hace momentos atrás, pese a que todo estaba oscuro dentro del escudo que Rigel había creado, Arie dijo:
—Rigel, voy a utilizar un arma un tanto “especial”. Pronto verás que la gema que decora mi blusa se va a iluminar, cuando eso pase estate atento a mi señal y abre una pequeña abertura en un costado del escudo, por favor. —incluso en esta viscosa y pegajosa situación, Arie hablaba tranquila como de costumbre.
Ahora mismo, el grupo estaba bajo la protección de una especie de miasma solida completamente negra, este era el escudo de oscuridad que Rigel podría crear con su habilidad. Este los protegió, cubrió al grupo como si fuera un domo y era lo suficientemente grande como para que ellos pudiesen estar de pie sin problemas.
Pero esto al final les terminó resultando contraproducente, según lo que había dicho Arie momentos atrás.
—A ver, Arie, ¿exactamente qué tienes en mente? —respondió Rigel.
—Mi “arma especial” digamos que puede atacar a distancia, antes de caer en esta trampa noté que había muchos árboles alrededor así que la abertura es para sacarlas de acá y trataré de que corten los arboles de afuera —Aunque no podía ver con claridad la cara de Arie, Rigel ya podía imaginarse que ella mantenía una pacífica expresión en su rostro—. La idea es que caigan arboles sobre el escudo para que quiten la baba y en el mejor de los casos aplasten al gusano. Ya comprobaste que las armas no son efectivas contra esta criatura, y bueno, esta la única solución que se me ocurre.
—Parece un buen plan, pero, hermanita Arie ¿cómo vas a saber dónde están los arboles? estamos acá dentro a ciegas y ellos están afuera. —preguntó Aria.
—Simplemente haré que giren en cualquier dirección, estoy segura que no tardarán mucho en encontrarse con algún árbol y cortarlo, ciertamente.
—¿Pero qué demonios? ¿cómo vas a usar un arma arrojadiza dentro de este escudo? es más, ¡¿de qué tipo de arma hablamos exactamente?! —añadió Rigel.
Él no comprendía este plan de Arie. Él entendía que los Elfos de Hielo no tenían ningún tipo de habilidad o poder realmente, pero por la forma de hablar de Arie era como si escondiera algo poderoso bajo la manga.
—Solo confía en mí, por favor.
A decir verdad, por más seguridad que pudiese trasmitir su tono de voz; ni la misma Arie le tenía muchas esperanzas al loco plan que tenía en mente, por dentro estaba insegura e impaciente. No obstante, ella se esforzaba para siempre mostrarse calmada y serena, al fin y al cabo, las buenas vibras son contagiosas. Ella siempre quería ver a la gente feliz, así de puros eran los sentimientos de esta chica.
—Bueno, no es como si yo tuviese una mejor idea —Relajó sus hombros—. Por cierto, ¿en qué lado hago la abertura?
—El derecho, por favor. —Ella hizo una larga pausa, le costó tragar saliva y luego continuó—. Antes de comenzar voy a hacerle un rezo a la diosa.
—¡¿Ah? ¿bromeas?
Ignorándole, ella continuó…
—Oh gran Diosa Arismendi, nuestra señora creadora de la naturaleza, le imploro perdón por el daño que estoy a punto de causar… —Arie había cerrado el ojo que no estaba tapado por el mechón de pelo y juntado ambas palmas de sus manos. Decía aquello con gran respeto y fervor—. Y por el respeto a todo ser vivo…
—¿¡Qué demonios hace?! —Le susurró Rigel a Aria que estaba a su lado derecho.
—Ella odia causarle daño a cualquier cosa así sea a un árbol, pero en esta situación no tiene más alternativa y por eso le está pidiendo de antemano perdón a la diosa. Tranquilo, Campanita, mi esplendorosa hermanita Arie es muy lista, confía en ella…
—Ya veo… por cierto, si confió en ella, en quien no confió es en ti, Elfita demonio. —Como siempre Rigel no podía superar del todo su prejuicio. Aunque esta vez lo dijo con un tono más amistoso.
—Oyeeee eso fue cruel, así no se le habla a una hermosa doncella. Rompes el puro corazón de Aria ¿sabes? —Ella sacó su labio inferior y abrió muchos sus ojos, era una expresión como si fuese una víctima de una injusticia y exigiese perdón. Pero no es como si Rigel la hubiese visto, aun así…
—Lo siento, lo siento, Elfita…
Tras pasar un minuto…
—Y por el nombre del Dios del fuego, Alhell, que así suceda. —Y de esta manera Arie finalizó su rezo. Luego ella remojó sus labios con su lengua y continuó—. Rigelito, no te asustes por favor. —Acarició delicadamente al Helix que dormía sobre sus hombros. Después volvió al tema principal —. Estoy lista, Aria, hagamos “eso”. En efecto.
—¡Sí!
A ciegas Aria dirigió su mano derecha a un compartimiento circular que estaba entre la asta de su guadaña y el filo de la misma, de allí salió algo, eran unas extrañas armas circulares…
Una gema morada que estaba sujetando la ropa de Arie empezó a irradiar una tenue luz violeta. Rigel aprovechó para ver lo que ocurría y menuda sorpresa se llevó cuando vio varias armas de acero circulares y con muchas púas que levitaban alrededor de Arie, lo curioso era que obedecían a los movimientos que ella efectuaba con sus manos.
—N-no puede ser… no es posible… ¿cómo puedes? —dijo Rigel boquiabierto, no podía creer lo que estaba viendo.
“¿Será algún arma sagrada también? pero si ella es una Elfa de Hielo, no debería poder…”, pensó Rigel. Como si lo que sabía colisionase contra lo que estaba mirando, una indescriptible confusión atacó todo su cuerpo. Sin embargo, optó por aclarar su mente y concentrarse en la situación actual.
—Después te lo explicaré, Amiguito, primero salgamos de aquí. —dijo Arie quien ladeó su cabeza y mostró una tierna sonrisa—. Vamos a ello, Rigel, tú concéntrate en mantener el escudo para que aguante el impacto de un árbol.
—S-sí. —le respondió tras salirse de sus pensamientos.
—Bien —Tomó una bocanada de aire, se mostró un poco más seria y concentrada continuó —¡A la una, a las dos y a las tres! ¡ahora Rigel!
***
Y así fue como ocurrió. El plan de Arie fue todo un éxito, sus ochos chakrams afilados levitaron violentamente en todas direcciones, talaron arboles sin piedad y causaron un alboroto. En consecuencia, llamaron la atención de muchas bestias hambrientas del Bosque de las Tinieblas. Un roble cayó justo sobre el escudo causando un estruendo que aturdió a quienes estaban dentro de el, pero este manto oscuro lo resistió como si nada y ya que este tenía forma de semicírculo; el tronco del árbol al impactar contra el mismo rodó y a la vez la mucosa se adhirió a su corteza, quitándola así del escudo.
—Bueno, ha llegado la hora de la verdad, quita el escudo, Amiguito. —dijo Arie tras dejar de escuchar el escándalo de la destrucción que ella causó.
—Menudo alboroto armaste afuera ¿eh? veamos si tu plan fue un éxito —dijo Rigel con un tono de voz incrédulo. Estiró sus brazos, los movió a un lado y obedeciendo a este movimiento el manto oscuro se desasió.
Debido a que no toda la baba fue removida por el tronco, la superficie sólida que antes mantenía parte de ese moco había desaparecido y por ende unas pequeñas porciones cayeron sobre las Elfas y el Elegido.
—¡Guacalaaaaaa! ¡qué ascooooooooo! —Se quejó Arie completamente asqueada y haciendo gestos como si fuese a vomitar ya que tenía un poco de baba en su largo cabello, ropa y hombros. A Rigelito también le cayó baba, pero este ni se inmutaba. De hecho, ni siquiera los estruendos de antes lo despertaron.
—No me desagrada del todo, pero esta es una escena que amaría ver un pervertido —dijo Aria tras clavarle la mirada a Rigel—. ¡Asqueroso! —ella estaba igual de cubierta que su hermana.
—Ey, ey, pero si no he dicho ni hecho nada. En todo caso la malpensada eres tú, Elfita. —respondió Rigel entrecerrando los ojos, luego cambió su expresión y mostró una cara burlona—. Pero oye, se dice que la baba de estos animales rejuvenece la piel y ayuda al crecimiento del pelo, deberías regártela por todo el cuerpo.
—Oh, uh, ¿en serio? —Aria miró sus manos que estaban todas llenas de baba transparente—. Ahora que me fijo, esta no tan es pegajosa como la otra. La sexi Aria lo considerará.
Tras esa pequeña conversación y de quitarse del cuerpo la no tan pegajosa baba usando un paño que estaba en el bolso de Rigel…
Él luchó por mirar a su alrededor debido a la niebla y observó cómo varios árboles fueron talados. Muchos se apilaron unos sobre otros deformando parte del terreno y destruyendo la poca vegetación, entre uno de esos troncos estaba aplastado el gusano de antes. Acto seguido, observó cómo varios chakrams levitaban devuelta a su dueña, cosa que era cuanto menos interesante. En general, Arie causó una destrucción monstruosa.
—Oye, Arie, dices que odias la violencia y que no te gusta destruir la naturaleza, ¡pero en realidad eres un monstruo de temer! ¡es decir, mira esta genialidad de desastre! —dijo Rigel alzando ambos brazos y mirando fijamente a Arie, pero sin ninguna mala intención con estas palabras.
—¡Ey, ey, eso no se le dice a una dama!
—¡Ey, ey, eso no se le dice a una dama! —refutaron ambas hermanas al mismo tiempo y haciendo exactamente las mismas expresiones de queja, ellas se miraron las caras y expulsaron una risilla.
—Ya me parecía raro que no hubiesen hablado en concordancia. Y bueno… p-perdón, ahora es que me doy cuenta de lo inapropiado que fue mi comentario para una mujer. —Rigel se rascó la cabeza ante la torpeza de su comentario, luego mostró una sonrisa orgullosa y repartió su mirada entre las Elfas que estaban a sus lados—. Pero en serio, lo que quiero decir es que… bueno…ustedes son in-increíbles.
—¿La Campanita diciendo eso? awww ¡gracias! —dijo Aria con tono extrovertido, llevándose una mano a la mejilla y haciendo movimientos tiernos.
—Gracias, Amiguito, esto también fue posible gracias a ti. Ciertamente —dijo Arie quien curvó el cuello a un lado y regaló una radiante sonrisa.
—Somos un buen equipo. Aunque admito que no me termina de agradar la Elfita esta —dijo Rigel quien señaló a Aria—. Pero no puedo negar que es fuerte.
—¡Ay dios mío! ¡ya lo arruinaste! ¡Campanita tonta! —exclamó Aria quien miró a otro lado y cruzó sus brazos. Luego murmuró—. Prefiero que me digas que soy linda en vez de que soy fuerte, tonto.
—Ahora bien, ya que somos un equipo no debe haber secretos entre nosotros, por lo que al menos dime cómo es que puedes usar esos chakrams voladores, Arie —Rigel se mostró un poco más serio y su mirada trasmitía que necesitaba saberlo de inmediato.
Ella captó esa mirada, hasta ahora le había ocultado muchas cosas a Rigel, era entendible que el exigiera al menos esa explicación, así que fue directo al grano y dijo:
—Los ocho chakrams forman parte del arma sagrada que usa mi hermana, el dueño original era capaz de usar tanto la guadaña como los chakrams. Y debido a nuestro padre, tanto mi hermana y yo tenemos un pequeño porcentaje de sangre de Elegidos en nuestras venas. Por eso podemos blandirlas, aunque con muchas desventajas, claro. —Señaló tanto las gemas que sujetaba su blusa como la de su hermana.
—¿Desventajas? ¿bromeas? pero si incluso puedes hacerlas levitar y controlar a tu voluntad, como si tuvieras una especie de habilidad sagrada.
—E-en realidad, fue gracias a la tecnología humana la que hizo posible que pudiese usarla de esta manera. A decir ve-verdad, es una larga y complicada historia, Amiguito. —Aunque no lo pareciera, a Arie le costaba explicar este tema ya que en cierto sentido decir esto le trajo algunos recuerdos de peso.
—¡¿L-la tecnología humana, que demonios?! espera, espera… —Rigel sacudió la cabeza e hizo ademanes de confusión—. Tal cosa fue prohibida hace mu…
—¡Ay yaaaaa, Campanita! —interrumpió Aria con un tono juguetón, el cuerpo inclinado y una mano en la cadera—. Le estas dando muchas vueltas al asunto, la linda Aria te recomienda que aceptes los hechos y ya. Entiende, entiende… no estamos en el lugar indicado para hablar de esta cuestión.
Rigel giró su cabeza a donde estaba la Elfa de Sangre, contuvo el aliento y entumeciendo sus mejillas dijo:
—No, no se escaparán tan fácil. Al menos dime que tiene que ver el hecho de que su padre sea un Elfo de Sangre.
—Pero mira que eres curioso. Yo, Aria, ya te lo había dicho antes, los Elfos de Sangre tenemos un poco de sangre de Elegidos por nuestras venas. Uy, uy, ¿sabes? para entender esto debes conocer la historia de mi increíble raza. ¿Campanita, estas seguro de que quieres una clase de historia ahora mismo? —Era una pregunta sarcástica.
—Ja… ja. Muy graciosa, al menos trata de ponerte en mi lugar, Elfita loca… —Se llevó la mano derecha a la frente y suspiró—. En fin, ya después saciaran mi curiosidad.
—Tranquilo, Rigel. Algún día, si el destino nos lo permite… te contaré toda nuestra historia. —respondió Arie.
Dejando de lado aquel tema.
Sintiendo un poco de comezón en la nariz debido a la humedad, él miró al suelo y se percató que se habían puesto a hablar sin haberse quitado la baba que sí era bastante pegajosa de sus zapatos. “Es probable que vengan más bestias, lo inteligente es salir de acá cuanto antes, pero ¿cómo demonios podemos retirar esta baba? quitarnos y dejar atrás los zapatos no es una opción… oh ¡ya sé!”, pensó Rigel.
—Puedes usar meticulosamente tus armas para quitar esta baba de nuestros pies ¿no? ¿Arie? —dijo.
Ella ladeo la cabeza, se llevó el dedo índice a la barbilla, cerró sus parpados y respondió con una sonrisa que podría entenderse como: “Buena idea”.
***
Alzándose sobre la bestia, Rigel De Astrea retiró con fuerza sus armas del cuerpo viscoso del Gusano Tejedor. A su alrededor podía observar un lúgubre escenario digno de una película de terror. En efecto, era un bosque tenebroso donde solo los más valientes podrían aventurarse y mantener su cordura.
Con blanco por todos lados, este bosque con su espesa neblina era lo más cercano a la pesadilla que él usualmente tenía, solo de pensarlo sentía algo en el estómago. De todos modos, no tenía caso pensar en eso ahora.
“Vienen más”, pensó Rigel tras ponerse en guardia. El Elegido sentía muchas miradas hincándose sobre él. “Más estorbos, más obstáculos. ¿Acaso el mundo está en contra de que esté con ella?”.
Refiriéndose a su situación con Selene, Rigel se había enfrentado a un obstáculo tras otro, pero tal como razonó la noche anterior, él desde ese momento pensaría positivamente del futuro. Ya no había necesidad de decaerse otra vez, ahora sabía que era mejor centrarse en soportar la ardua tormenta para luego disfrutar de la calma. Para conseguirlo debía aplastar a todos sus enemigos y eso incluía al montón de bestias salvajes que se le aproximaban.
—Oye, Elfita… —Mostrando su pulida postura de combate, Rigel se dirigió a Aria.
Una especie de serpiente gigante salió de un arbusto y se abalanzó contra Rigel mostrando sus colmillos, El Elegido de un rápido movimiento giró su espalda, la esquivó y blandió su daga diagonalmente, cortando con una facilidad insana la cabeza de la serpiente. Finalmente, hizo una pose ridícula la cual él consideraba genial y continuó:
—Compitamos a ver quién elimina más bestias mientas avanzamos. —Tenía una expresión que desborda confianza en su rostro, y luego miró a la Elfa que estaba a varios metros frente a él. Ella estaba comiendo una deliciosa fruta junto con su hermana.
—Uy, uy. Ñam, ñam… a la majestuosa Aria le parece bien, ey, ey ¡a la increíble Aria le parece excelente! —respondió la belleza mortal, la sensualidad asesina de dragones y la representante del rojo como la sangre, Aria. Fascinándole la idea ella, dejó a un lado la fruta, abrazó la asta de su guadaña pegándola a todo su cuerpo y realizó movimientos sugestivos. Sonrojada ante la apasionante emoción fuerte que estaba a punto de realizar; ella continuó—. ¡Veamos de que estas hecho, Engrelegido!
Ambos cruzaron sus miradas como si de dos rivales de años se tratase. Un aura competitiva se sentía en el ambiente.
—No hagan nada descuidado, por favor. —dijo la belleza serena, la sensualidad casi pacifista y la representante del blanco y azul como el invierno, Arie. Con una expresión completamente relajante y con unos ojos realmente apacigües, ella simplemente miró un mapa. —No quiero volver a pelear, yo simplemente los guiaré. En efecto.
Muchos ojos rojos terroríficamente brillantes y siluetas extrañas resaltaron entre la niebla, no eran más que criaturas guiados por sus feroces instintos. Sí, muchas bestias de todas las clases se les acercaban, era la hora de comer…
Por algún motivo, unas enredaderas en los arboles empezaron a moverse como si fueran un ser vivo heterótrofo y, de hecho, así era… ellas también querían: “comer, comer, comer”.
Para colmo, un enjambre de insectos se acercaba a la pobre Elfa que los odiaba.
—Ahhh, ¡qué asco!
De inmediato, una peluda y tierna criatura que estaba sobre sus hombros por fin despertó, era la hora de cazar.
La travesía del grupo de Rigel De Astrea vs la ferocidad del Bosque de las Tinieblas apenas estaba comenzando…
Comments for chapter "8.0"
QUE TE PARECIÓ?
Esa Aria es una mal pensada, se ve que poco a poco se están comenzando a llevar bien a su manera, buen cap bro!
Bueno, bueno, ponte en su lugar… con tantos hombres «fieras» que ahí por allí, ella nunca sabe, jajaja…
A pesar que era un bosque tenebroso y el escenario fuera como una película de terror, pues ellos no solo mantuvieron la cordura sino que esta narrada por la parte de comedia y eso que la travesía recién empieza, no? (ง ‘̀-‘́)ง
¡¡¡Así es, ahora se viene lo bueno!!!