El hijo de Dios - 20
El silencio invadió la sala, los presentes observaron con extremo temor a la hormiga de exoesqueleto dorado, sus corazones galopaban como caballos salvajes, sus cabezas picaban por el estrés y sus rostros perdían color, antes tenían la esperanza de poder escapar con vida, pero ahora todo había cambiado, el monstruoso insecto de pie en el cuerpo de la hormiga reina infundía una fuerte presencia en la sala, casi impidiéndoles respirar.
—Lara, levántate y retrocede. —Dijo el guerrero, mientras ayudaba a ponerse de pie a la habilidosa maga.
—No podremos escapar todos, Timot —Dijo el arquero con pesar—. Soy el más rápido —Suspiró, mirando con resolución a su compañero—, será mejor que yo me quedé y la distraiga, al menos puedo darles unos segundos para escapar.
—Ni lo menciones, Merock, soy el más resistente, yo soy el que debe quedarse —Sonrió con ligereza—, tú dirígete hacia los sobrevivientes y ayúdalos a escapar. —No estaba dispuesto a aceptar un no como respuesta.
Mientras el guerrero y el arquero discutían quien debía sacrificarse, Gustavo se quedó de pie, observando detenidamente a su nuevo oponente. Movió sutilmente los dedos que agarraban la empuñadura del sable, algo que notó la hormiga reina mutada. En un instante, una sombra dorada apareció justo frente a él y, con una velocidad impresionante golpeó su pecho. Su cuerpo salió disparado hacia una de las paredes más lejanas, el dolor había aparecido, pero no era tan grande como para no soportarlo. La hormiga reina mutada persiguió a gran velocidad el proyectil con sus alas y, antes que el cuerpo humano logrará tocar una de las paredes, asestó un poderoso golpe en su espalda, cambiando su trayectoria. Gustavo cayó en caída libre con rapidez y, sin nada que lo detuviera se impactó con el duro suelo, haciendo un gemido ahogado.
Los espectadores al otro lado de la sala observaron lo sucedido, había sido un corto periodo de tiempo, pero aun así los había impresionado, lo primero que apareció en sus mentes era que el joven había muerto, pero aquel pensamiento se desvaneció al notar el esqueleto aún de pie.
Gustavo se levantó con calma, sonriendo de una manera astuta y, con una mirada sutil observó en la lejanía al guerrero de escudo de lágrima, quién tragó saliva al comprender lo que había hecho el muchacho de armadura ligera.
—Merock, ve por los sobrevivientes ¡Ahora! —Dijo con rapidez. Cargó a Lara, dirigiéndose a la salida a su máxima velocidad. El arquero asintió, no había entendido por completo sus palabras, pero al notar que el insecto se encontraba lejos, optó por hacerle caso.
El esqueleto siguió de pie, protegiendo con su cuerpo el escape de los humanos, algo que no le agradaba, pero no podía desobedecer las órdenes de su amo. La hormiga reina mutada observó al joven con furia, se había dado cuenta de su plan y se sintió estúpida al haber caído tan fácilmente. Gustavo blandió una vez más su sable y, con una sonrisa miró a su adversario, con un pasó silencioso se acercó e hizo un corte horizontal. La hormiga reina mutada se impresionó por la velocidad de su oponente, pero, aunque era rápido, todavía no podía compararse a la suya, por lo que esquivó con facilidad, notó la abertura del insecto al esquivar, por lo que rápidamente lanzó su planta del pie al cuerpo de su oponente. Con gran fuerza pateó el pecho de la hormiga y, como si se hubieran invertido los papeles, el insecto fue dirigido a una de las paredes, sin embargo, logró perder velocidad gracias a sus alas, deteniéndose a pasos de la superficie vertical.
—(Regresa) —Ordenó con su mente el joven al notar que el último sobreviviente había salido de la sala.
El esqueleto de armadura apareció a dos pasos de su amo y se quedó de pie, esperando por una nueva orden. Gustavo notó que su ataque no había dañado en absoluto el exoesqueleto de la hormiga, por lo que tuvo que pensar rápido en un plan para poder matarla de una vez por todas. El insecto se elevó a unos cuantos metros del suelo, su expresión no podía descifrarse, pero por la energía que irradiaba, uno llegaría a la conclusión de que estaba experimentando placer.
—Quiere probarme —Intuyó el joven. Ya había probado su defensa y su ataque, ahora solo debía conocer sus habilidades—. Ve. —Ordenó.
El esqueleto asintió y con el mismo movimiento saltó al aire con su espada en mano, la hormiga chilló decepcionada, aceptando el golpe que se dirigía a ella y, con sus pinzas lo bloqueó con facilidad y, como si hubiera copiado la patada del humano, hizo el mismo movimiento, golpeando la armadura del esqueleto. La sombra negra cayó al suelo, levantándose unos pocos segundos después con furia e intención asesina. Gustavo no se quedó de pie, analizó los movimientos de su oponente, se había dado cuenta que era el monstruo más inteligente que había enfrentado hasta ahora, incluyendo al devorador transformado, por lo que no debía confiarse.
—(Ve a por sus alas)
El esqueleto volvió a asentir, levantó su mano y apuntó al cuerpo del insecto, creando una bola negra, que parecía comerse la luz del sol y, a los pocos segundos la disparó. El proyectil esférico voló a gran velocidad, al ver lo que se dirigía a ella, la hormiga se protegió con sus brazos, pero antes de que impactará contra su cuerpo, la bola explotó y se convirtió en una neblina negra, cubriendo brevemente el territorio a unos metros del techo. El esqueleto saltó con fuerza, apareciendo a espaldas del insecto, hizo un corte vertical, dirigido a ala izquierda de la hormiga reina mutada.
El joven observó desde el suelo, no sabía que era lo que pasaba dentro de aquel humo negro, aunque solo fue por unos segundos, ya que una silueta negra había sido lanzada con fuerza a una de las paredes, impactándose brutalmente contra ella, pero no fue la única silueta que salió de la neblina, también el cuerpo de la hormiga reina mutada cayó al suelo, solo que de una manera más ligera que el esqueleto, planeando con dificultad con la única ala que le quedaba y con su brazo izquierdo.
Gustavo, al ver el inestable vuelo de su oponente, optó por atacar, se movió con rapidez e hizo un corte diagonal, dirigido a uno de los brazos de la hormiga reina mutada, la hoja del sable impactó contra la extremidad del insecto, pero no logró cortarla, solo dejó una línea larga marcada. Gustavo frunció el ceño y retrocedió al notar la pinza acercarse a su rostro.
—Por el Altísimo, esta cosa fea tiene muy buena defensa.
Comments for chapter "20"
QUE TE PARECIÓ?
¡Dale, con la silla!