El Talismán - 01

Un grupo de cuatro estudiantes muy jóvenes regresaban temprano del instituto. Las calles estaban casi vacías.

El semáforo se puso en verde para los peatones. Los chicos iban pasando la acera, cuando uno de ellos dijo:

—Eh, mirad. Hay un mendigo en la otra acera. ¿A que no os atrevéis a cogerle unas monedas?

—¡Estas de broma Erick! — dijo el compañero más bajo de estatura mirándole con desacuerdo.

Los demás compañeros rieron.

—Vamos Mitcho, no seas cobarde.¿ Acaso crees que el tipo va a hacer algo?-Dijo con una voz chillona Fernando, un tipo delgado.

—Lo que pasa es que Mitcho es un santito. —- dijo con tono burlón Aron.

Erick cogió con su brazo el cuello de Mitcho mientras quedaba el último tramo del paso de cebra. Y a paso lento le dijo:

—Si no lo haces tendrás que hacer todos nuestros deberes. Más trabajo para ti. A mi no se me lleva nadie la contraria ¿entendiste empollón?  Te recuerdo que somos tus únicos amigos.

Terminaron el tramo y lo soltó. El hombre yacía en el suelo sentado de rodillas usando una capucha gastada. Tenía unas monedas en una cesta pequeña. Los tipos pasaron a coger un puñado de monedas por turnos corriendo y se fueron al doblar la esquina de la calle.

El último era Mitcho que iba a hacer lo mismo. Cogió un puñado de monedas y empezó a correr, pero cuando se dio cuenta que perdió de vista a sus amigos, se detuvo.

Volvió a donde estaba el hombre y dejó el puñado de vuelta a la cesta. A continuación se quitó el zapato queriendo buscar algo dentro. Sacó de él un billete de cinco dólares. Se lo puso en la cesta.

—Tal vez no sea suficiente pero espero que nos perdones. —Dijo Mitcho.

—No.

Mitcho se quedó quieto. El hombre encapuchado le respondió.

—No tienes porqué disculparte tu.- A continuación le alzó la mirada. Mitcho juraría que el hombre tenía unos ojos blancos que le penetraban el alma con la mirada. — Pero… te hace falta valor y decisión. Extiende tu mano.

El chico le acercó su mano con temor. El hombre con un puño le puso en la palma de la mano un artículo pequeño.

—Un talismán. Te mostrará el camino, pero solo tú te encargarás de dar los pasos. No será fácil para ti.

Mitcho se quedó mirando el artilugio con detalle y al mirar al hombre, este había desaparecido.