¿Está mal vivir tu propia romcom antes de ingresar a la universidad? - 03
- Inicio
- ¿Está mal vivir tu propia romcom antes de ingresar a la universidad?
- 03 - ¿Le pedirías ayuda a un pervertido?
Último día de clases de esta semana. Debo alistarme para ir al colegio… No quiero… Duermo mucho mejor de lo que me despierto.
—Buenos días… a mí mismo. Debo asearme, cambiarme, desayunar y salir.
Sí, no hay nadie que responda a mis buenos días. A mis 16 años alquilo un pequeño apartamento en el que vivo solo. Llevo así desde 10° grado.
¿Cómo es que lo hago si soy un casi pobre?
Gracias a mi beca sobraba dinero del presupuesto familiar. Luego de una “tranquila discusión” recibí el excedente y mi mamá me apoyó para conseguir este lugar
Al hacer cálculos llegué a un acuerdo con ella, alquilaríamos el departamento por 6 meses y el resto sería destinado para su emprendimiento.
Empezó con un pequeño restaurante de comida típica de la selva y ahora es dueña de 2 pisos. En el primero tiene el restaurante y el segundo funciona como almacén y dormitorio.
Mi papá no trabaja desde que empecé la secundaria y los ahorros en algún punto se le acabarían. Mi mamá se percató de esto por lo que consiguió múltiples trabajos pequeños en los que ganaba lo suficiente para nuestro día a día. Que su emprendimiento haya funcionado fue de lo mejor que como familia nos ha pasado.
Es gracias a ella que ahora nuestra economía es “estable”. Ella paga todo lo relacionado al departamento además de entregarme dinero para mi alimentación, también envía dinero a mi hermana para sus gastos. Pero sé que la pequeña lo comparte con su padre.
Mi mamá también es consciente de este hecho, por eso envía un poco más de dinero del que necesita mi hermana para que mi padre lo aproveche.
Debido a esto no puede ahorrar mucho, estamos estables pero estancados. Estoy acostumbrado a eso.
En un inicio mi mamá solía visitarme casi todos los días para ver cómo estaba y si me adaptaba a vivir solo. Cuando su restaurante empezó a despegar las visitas por su parte disminuyeron. Ahora me llama 1 vez por semana y me visita una vez al mes.
Por otro lado, mi hermana me visitó por primera vez 3 meses después de que me mudara. Antes de eso hablábamos ocasionalmente por chat. Lloró al verme y me preguntó cuando regresaría a casa…
—Nunca
Si hubiera dicho eso le hubiera roto el corazón a mi hermana. Preferí quedarme callado y abrazarla. Aunque eso es lo que realmente quería decir.
Si ahora me hicieran la misma pregunta respondería lo mismo. No quiero volver a ese lugar. No puedo volver, así como estoy.
Al igual que mi mamá, mi hermana me visita una vez al mes. A veces se coordina con mi mamá para verme y otras veces llega de improvisto. De cualquier forma, cuando ella aparece termina todo desordenado. Me divierto mucho cuando viene.
Con mi papá… no he hablado directamente con él desde que me mudé. A veces escucho su voz cuando mi hermana me llama y supongo que él escucha la mía. Esa es la comunicación que llevamos. No puedo verlo directamente a la cara.
El departamento en el que vivo se encuentra a unas cuantas cuadras del restaurante de mi mamá y de mi antigua casa. Mi mamá vive en los dormitorios del segundo piso de su restaurante. Mi hermana vive junto a mi papá en nuestra antigua casa, aunque algunos fines de semana visita a mi mamá.
—Estoy tardando demasiado, mi mamá en su mejor momento preparaba la lonchera en menos tiempo.
¿Una madre deja a su hijo vivir solo desde los 15 años así de fácil?
No
La mía me lo permitió solo porque fui instruido personalmente por ella en las artes de ser un amo de casa.
Desde pequeño ayudé, a veces a regañadientes, a realizar las labores del hogar y aprendí mucho. De no ser por eso, difícilmente me hubiera dado permiso de vivir solo.
De lo que más orgulloso estoy es del sabor de mi comida. No es por presumir, pero es deliciosa. Nada que envidiarle al restaurante en el que comí ayer.
Es solo que a veces… me da flojera cocinar.
Sí no ingreso a la universidad podría buscar un trabajo en un restaurante como cocinero. Dudo mucho que me dé flojera cuando me pagan por hacerlo. Me gusta el dinero.
Espera, no debería pensar así si mi meta es ingresar. Vamos Jonathan, no tienes intenciones de fallar.
—Terminé, tengo todo listo para ir al colegio.
Terminé, pero a qué costo. Se me hace tarde para ir al colegio. Puedo llegar a tiempo si corro al paradero y el bus está ahí. Creeré en esa posibilidad.
*****
—Para la próxima vez que vaya a llegar tarde asumiré siempre el peor escenario —digo saliendo rápido del bus
¿Tan pronto tenía que arruinar mi asistencia? Creí que la regla de la mala suerte solo era para los ejercicios de certeza.
Es el quinto día de clases de mi último año y la campana ya ha sonado. De cualquier forma llegaré tarde así que dejaré de correr. No vale la pena el esfuerzo.
Solo caminaré un poco rápido para que no parezca que realmente ya no me importa.
Detrás del tumulto de estudiantes amontonados en la puerta distingo a una persona que conozco bastante bien y que no quisiera encontrarme ahora. Mi tutora.
Parece estar cansada, respira de forma pesada recuperando el aire. Probablemente llegó apenas a tiempo. Espero esté distraída, por favor poca presencia, hazme pasar desapercibido.
—¿Jonathan? ¿Llegando tarde a inicios del año escolar? —pregunta mi profesora al percatarse de mi existencia.
¿Me vio con su visión periférica? Demonios… ¿Por qué puede distinguir tan bien a sus alumnos?
—En realidad salí a tiempo de mi casa, pero el bus no aparecía y cuando llegó, el tráfico aumento.
—Bueno, te sugiero que salgas más temprano para la próxima. Tendrás una tardanza ahora.
—¿No puede hacer una excepción? Estoy seguro de que soy su alumno preferido.
—Si hiciera una excepción contigo, tendría que hacer una excepción con todos para ser justos ¿verdad?
—Si ellos no se enteran de la excepción entonces podría hacerla…
—Ja ja —ríe irónicamente—, entonces… “alumno preferido” acompáñame al salón de maestros, justo necesito ayuda para llevar unas copias.
Miss Jackeline, mi profesora de ciencias por 5 años, ahora mi tutora en 11mo. Una mujer exigente y organizada, se esfuerza por ser puntual… mejor dicho, es una maniática del tiempo. Sus palabras corresponden sus acciones en la mayoría de veces. Es gracias a ella que me va un poco mejor en ciencias.
Se supone que su edad es un misterio, pero tiene 30 años. Lo descubrí cuando se le cayó el DNI y lo recogí por ella. Si otro alumno supiera su edad mi promedio final de ciencia tendría menos 9 puntos.
Subimos al salón de maestros ubicado en el segundo piso, ahí mi tutora no tardó mucho en salir cargando una cantidad considerable de papel, no, enserio, es demasiado papel. Sería problemático si se tropezara y cayera. Entiendo que me haya pedido ayuda.
—Toma —dice ella entregándome el 80% de la pila de papel.
—Aaaah —suelto un suspiro de cansancio—. Pesa un poco.
—Si llegas tarde al menos asegúrate de tener energía, sino ¿para qué te quedaste dormido?
—No es eso miss, ayer empezaron mis clases de academia. Debo acostumbrarme.
—Eres joven, te debería sobrar energía.
—¿Usted no tiene mucha energía miss? Ya sabe, por su ed…
Los tacones a mi parecer son un calzado muy bonito. Resaltan las piernas de las mujeres y les dan cierto aire de elegancia y majestuosidad. Sin embargo, resulta que algunos pueden ser muy duros.
A lo largo de mi vida he sido golpeado con distintos objetos, pero es la primera vez que lo hacen con un tacón. Duele… un poco, pero duele.
—Oro —exclamo por el dolor—, ¿todavía se pueden realizar este tipo de prácticas en la educación de los jóvenes?
—Si estos se meten con la edad de una dama, sí. No vayas a dejar caer ningún papel, ¿entendido?
—¡Sí, a la orden! —respondo tenso y firme.
—Relájate, tampoco quería sonar tan severa.
—Sí, lo siento.
Me pregunto si dejaré de reaccionar así a lo que interpreto como orden.
*****
Terminó la primera clase del día y debo decir que, definitivamente, el colegio es menos duro que la academia. De alguna manera, creo que me quedé conmovido por el ambiente intenso que tiene el salón de la academia. Tengo que añadir que la presencia de cierta chica rara contribuye a que la academia me parezca mucho más interesante.
—De cierta forma, también es linda…
—¿Quién es linda? —pregunta Jeremy.
—¿Ahh? —digo sorprendido.
—“Me encontraba absorto por su belleza, mi regular inteligencia se desplomó por completo y con el poco vocabulario que me quedaba, mi boca solo pudo formular: es linda…» ¿Algo así pasaba por tu cabeza cuando lo dijiste?
—¿Qué? No
—¿Entonces? ¿Qué ocurrió para que tú digas “De cierta forma es linda…”
—Nada realmente.
—Luego me contarás.
Bueno, no puedo decir que no me parece linda, de hecho, me parece hermosa. Pero, que se me hayan escapado esas palabras es raro… Con el malentendido resuelto creo que es una anécdota buena para contarle al resto de mis amigos.
Quizás algún día lleguen a conocerla. Tienen claras sus carreras, pero todavía dudan de la U, dependiendo de eso podrían tomar un curso en la misma academia que yo para asegurar su ingreso.
*****
Al fin, descanso, lonchera, comida, energía, conversar, amigos tantas cosas involucradas en una sola palabra «2° Break» o así es como le llaman a nuestro receso. Como es usual nos reunimos en una de las mesas del área verde para conversar mientras comemos. Voy junto a Jeremy, al llegar nos encontramos con que Nathalia y Sara ya están sentadas.
—Buenas —saludamos Jeremy y yo.
—Oh, hola chicos —responde Sara.
—¿Qué se supone que hace Nath? —pregunta Jeremy.
––Ahh, está con un rompecabezas deslizante –contesta Sara.
—Estoy así de cerca de poder ver de nuevo al gatito del rompecabezas —dice Nath mientras junta sus dedos.
—¿Y el resto? —pregunto.
—Fueron a pasear por ahí, se supone que Nath habrá completado el rompecabezas antes de que regresen.
—Por cómo va, parece que lo logrará —menciona Jeremy.
—Bueno… ellos vinieron antes y Nath los mandó a dar otra vuelta más, esta sería su tercera vuelta.
—Shhhhhhh, no se sentaron por lo que no cuenta como que hubieran regresado —explica Nath.
—Oh, hola. Ya volvimos chicos —saluda Franchesco.
—¡Maldita sea! —exclama la chica con el rompecabezas a medio resolver.
Ninguno pudo contener su risa luego de aquella reacción. Viendo su rompecabezas he de decir que solo le faltaban unos cuatro movimientos. Falta de práctica supongo…
Al calmarnos nos acomodamos en la mesa, sacamos nuestra comida y empezamos a hablar sobre cosas triviales.
Surgen preguntas de ¿qué tal las clases?, ¿te agradan los profesores?, etc. Al menos, así es como estoy orientando la conversación, de esta manera no se dará pie a que Jeremy mencione lo de «es linda».
Sorprendentemente, pasamos de “qué tal la escuela” a “películas de Disney”, no sé realmente cómo, pero llegamos a ese tema. Misterios de la charla casual entre amigos.
—El rey león es demasiado buena, diría que es mi película favorita de Disney —comento.
—Nooo, Mufasa —dice Isabella.
—Yo lloré con esa escena —expresa Franchesco.
—¿Quién no? ¿Qué opinas tú Nath? —pregunta Sara.
—Eehm… Hakuna Matata, una forma de seeer —comienza a cantar Nath.
—Sin preocuparseee —continua Isabella.
—Es como hay que vivir —acompaña Sara.
—Al vivir así —canta Franchesco.
—Yo aquí aprendí —canto yo.
—Jonathan dijo «es linda» mientras pensaba en una chica —dice Jeremy.
Yeiiii, aplausos, alguien se opone al ambiente. Reafirma su identidad individual al no dejarse llevar por lo que está haciendo el resto, perfecto, está muy bien eso, pero… ¿Tenía que ser ahora?
¿Cómo osas a interrumpir este Hakuna Matata? Era como el pequeño número musical dentro de la película para adolescentes en la que mágicamente todos tienen habilidades artísticas. Simplemente te unes, no te opones. Jeremy… ¿Realmente quieres saber no? Chismoso.
—¿Cómo así? —pregunta Nath mirándome.
—¿Acaso hay alguien que te gusta? ¿Y qué hay de Jeremy? —interroga Franchesco.
—¿Y nuestro Jenathan? ¿Se acabó? —dice Sara deprimida.
—Jonathan —el tono de Isabella se vuelve bastante serio—¿Quién es ella?
Y… logró despertar la curiosidad en los demás… Se suponía que el Jenathan murió con la revelación de Jeremy… Al menos terminaré la canción en mi mente.
Hakuna Matata.
—A ver… la conocí en la academia, tuve un pequeño malentendido con ella, pero lo solucioné y ahora somos amigos… creo. Pensé en ella por un momento y me resultó… ¿linda?
En realidad, lo apropiado es hermosa que por momentos es linda.
—Ujum —dice Jeremy con un tono sarcástico.
—Yo ya lo expliqué, creerme o no es cosa de ustedes.
—De todos modos, algún día la conoceremos… ¿nos la presentarás verdad? —pregunta Isabella con un tono un tanto amenazante.
—Sí, bueno. Si se da la oportunidad claro.
—Por cierto, ¿podrías explicar ese malentendido? —pregunta Franchesco.
—Bueno…
No pensé que fuera una anécdota tan risible… ¡No!, probablemente si la misma situación la haya pasado otra persona el impacto en ellos hubiera sido menor. Es porque me pasó a mí por lo que se burlan tanto. Aunque sí, fue un tanto patético y divertido. El receso terminó.
—Yo subiré ya, no quiero tener ningún problema con los profesores —dice Jeremy.
—Vamos contigo, te apuesto que puedo llegar primero —dice Sara.
De repente, una intensa aura de competitividad despertó en uno de los presentes, como si la diosa de la victoria Nike la haya bendecido, Nathalia dio un paso al frente como si de una campeona se tratara.
—Yo ganaré —afirma ella e inmediatamente acelera aprovechando ese primer paso que dio.
Aquella declaración no fue oída por todo el mundo, pero para aquellos que la oyeron, su mundo se redujo a solo esas palabras. “Yo ganaré”. Luego de una pequeña vacilación por la sorpresa sus cuerpos reaccionaron.
—¡Oye! —exclama Jeremy mientras corre detrás de ella.
—¡Hey! —gritan al unísono Sara y Franchesco para luego empezar a correr.
—¡Tramposa!, te voy a alcanzar —grito yo para unírmeles.
Antes de que pudiera dar un solo paso, sentí unos tirones en mi ropa. Voltee a ver a la única persona que resistió la tentación de subir corriendo
—¿Isabella?
—Acompáñame a llenar mi botella de agua
Su botella estaba 3/4; 0,75 o 75% llena, como deseen decirle. Puede aguantar con esa agua el resto del día, por lo que esto solo es una excusa. Ella desea hablar conmigo.
Nos dirigimos a la cafetería para llenar la botella, hay cierta tolerancia para llegar al salón, pero es muy probable que nos regañen por la tardanza. Desde que jaló mi ropa no me ha soltado, ahora tiene agarrada mi muñeca y camina por delante mío.
—Así que conociste a alguien nuevo eh… ¿Cómo te sientes con eso?
—Expectante.
—¿Tú? ¿Expectante?
—Sí, no me parece una mala persona y creo que será bueno para mí empezar a relacionarme con más personas fuera de mi zona de confort.
—Oh… estás creciendo…
—¿Que seas más pequeña que yo te ayuda a notarlo?
—Cállate, mi altura no tiene que ver con esto —dice ella haciendo un tierno puchero.
—¿Te preocupo?
—Baboso
Desde que nos volvimos amigos ella creó un entorno tranquilo para mí en la escuela. Yo estaba en un desierto y ella me regaló un oasis. Le debo mucho. La quiero mucho.
—No tienes que preocuparte tanto por mí.
—Me resulta complicado no preocuparme por ti.
—¿No confías en mí?
—No confío en mí
—¿Eh?
—No pude hacer más por ti, no soy una buena amiga para ti —escucho como se le quiebra la voz.
Es por momentos como estos que me arrepiento de ser su mejor amigo. Hice que volviera a llorar y yo… no logro llorar junto a ella.
Siempre que se trata de mí le salen lágrimas, desde el inicio de nuestra amistad cuando le conté sobre mi educación hasta este momento luego de mencionar que conocí a alguien nuevo ¿Qué clase de mejor amigo hace llorar a su mejor amiga constantemente? Me siento mal por ello.
—Creo que deberías enorgullecerte
—¡¿Ah?! —contesta algo enojada.
—Por lo que has hecho por mí, es un excelente trabajo.
Que yo no haya podido aprovecharlo del todo no es culpa tuya, es problema mío.
—Ahora que lo pienso —razoné por unos segundos—, no te lo había agradecido antes ¿verdad? Simplemente había aceptado tu amabilidad sin darte el reconocimiento que te mereces.
—…
—Soy horrible para las manualidades pero haré un trofeo que diga “Mejor amiga de toda la vida”. Espero no luzca muy mal
Estamos en las puertas de la cafetería donde se encuentra el filtro para llenar agua. Soltó mi muñeca y miró al piso por unos segundos. Respiró profundamente para luego regalarme una sonrisa llena de alivio y alegría. Sonrisa acompañada de ojos ligeramente llorosos.
Isabella es bonita, algún que otro chico del grado se le declaró, pero ella los rechazó a todos. Durante los festivales deportivos suele acaparar muchas miradas y cuando el colegio quiere hacer publicidad siempre la llaman para las fotos.
En este momento, mi mejor amiga dejó de ser bonita. Ella es hermosa. ¿En serio esta chica me tiene a mí como su mejor amigo?
—Vamos a llenar el agua rápido —dice Isabella interrumpiendo mi admiración.
—Cierto, se supone que haríamos eso.
Isabella estaba distraída mientras llenaba la botella y se derramó un poco de agua. Es momento de regresar al salón, es casi seguro que llegaremos tarde.
—¿Te sientes mejor ahora que llegaremos tarde?
—Silencio, baboso. Tú puedes llegar a tiempo
—No soy tan rápido —contesté—, además… sería bastante cansado.
—Sí ujum, lo que digas, baboso —dice ella sacándome la lengua con actitud infantil.
Quizá corriendo llegaría a tiempo a clase con el profesor Roger, de matemáticas, pero si lo hiciera la dejaría sola contra la maniática del tiempo.
Realmente le agrado a mi profesora por lo que llegar junto a ella reduciría el castigo. Aunque eso signifique que me regañarán.
—La clase empezó hace 2 minutos— dice la miss Jacky en la puerta del 11° B
—Sí, bueno… ¿no escuché la campana? —se excusa Isabella haciéndose la tonta.
—¿Podría disculparla por esta vez miss? —pregunto inocentemente—. Mírela bien —digo mientras apunto a sus ojos.
—Oh, ya veo. Está bien —notó los ojos enrojecidos—, pero que no se vuelva a repetir. Pasa y toma asiento rápido.
—Gracias miss —dice Isabella entrando rápidamente al salón.
—Se lo agradezco —digo dándome media vuelta para ir a mi salón.
—Alto Serna, tú quédate 5 minutos más. Asumirás el regaño por los 2.
Y es el resultado que esperaba. Lo acepto sin rechistar.
Terminados los 5 minutos extras fui a mi salón.
—Mira, no quiero renegar hoy así que pasa. Solo intenta no dormirte, ¿está bien?
—Perfecto.
Los profesores nos conocen por bastante tiempo. Son demasiado indulgentes con los estudiantes de honor en su último año… Aunque, realmente quiero tomar una siesta ahora… me acaba de dar mucho sueño.
*****
No sé cómo, pero logré no dormirme durante clases. Estoy acabando mi almuerzo para ir a la academia, no me gusta mucho comer apurado, no logro disfrutar del todo mi comida. En general como rápido, pero es diferente de comer apurado. El estrés empeora el sabor de las comidas.
—Bueno, terminé de comer así que me voy ya, debo llegar puntual a la academia.
—Espera, voy contigo al paradero, también tengo que irme rápido —dice Jeremy.
—¿No pueden quedarse un rato más? —pregunta Sara.
—Solo quiere verlos más tiempo juntos, ignórenla —dice Franchesco.
—Pero mi cuota de yaoi IRL diaria… —expresa con pena Sara.
—Contrólate, bye chicos —dice Franchesco.
Nathalia sacó su celular y grabó como Sara recibía un ligero golpe en la cabeza, propinado por Isabella. Yo… aunque no comparta su gusto por el yaoi, entiendo por qué se expresa así. Estando juntos tenemos un espacio donde podemos ser honestos con nuestros gustos. Simplemente es ella misma.
—¡Bye chicos! —exclamamos Jeremy y yo
—Bye bye —responden ellos.
—Fighting —agrega Isabella al final mirándome a mí.
Habiéndonos despedido, salimos disparados al paradero. Afortunadamente para nosotros, los buses que tomamos tienen un horario común, tanto el de Jeremy como el mío no tardarán mucho en llegar.
—¿Planeas encontrarte con tu novia? —pregunto recuperando el aliento.
—Obvio —dice Jeremy con una respiración pesada.
—¿Pero la conoces desde bastante tiempo no? Supongo que habrán hecho mucho juntos.
—Es diferente, éramos amigos y ahora somos novios, el sentimiento es distinto ahora, aunque hagamos las mismas cosas.
––Si tú lo dices…
—Cuando salgas con una chica luego de conocerla por un tiempo te darás cuenta que hasta saludarse se siente distinto.
—Eso suena bien bastante lindo…
—Recuerda que no es normal decirle a alguien pervertido con tanta confianza.
—Tienes razón per-
—Llegó mi carro, nos vimos —interrumpió Jeremy
Pero qué… realmente no tengo nada para contradecirlo, podría decir que ella es bromista; sin embargo, incluso así no es tan frecuente que lo primero con lo que decidas bromear sea sobre eso. No le daré más vueltas al asunto. Ahora debo esperar mi bus.
He leído que al estar enamorado uno ve el mundo de forma distinta, encuentra cada momento con su pareja mágico y encantador, y parece ser cierto.
Lo compruebo con mi mejor amigo yendo apresurado a ver a la misma chica que conoce desde hace 7 años, solo que ahora es su novia.
Yo amo los videojuegos, amo a mis amigos y a mi familia, amo la comida, pero nunca he amado a alguien en un sentido romántico.
Me resultan atractivas algunas chicas, pero en ninguna ocasión he querido establecer una relación de noviazgo con alguna de ellas.
Estos días me han dicho que el amor llegará a mi puerta y más tonterías así…
Lo más probable es que me enamore de alguien y sea rechazado.
¿Qué alguien se enamore de mí? Quizá el 30 de febrero.
*****
Tengo tiempo suficiente como para bajar a recepción y subir de nuevo al salón unas 4 veces. Incluso haciendo eso tendría tiempo para descansar un rato en el aula. Creo que salió worth comer apresuradamente… nah, perdió mucho sabor la comida.
Como todavía es temprano el salón está casi vacío. Las cosas de mis compañeros están en sus asientos, pero probablemente estén haciendo hora en algún lugar del edificio. Parece que mi compañera de asiento no ha llegado todavía. Alistaré todo y me relajaré jugando un poco de kakuro.
Ugh, tocó uno complicado. El kakuro me gusta, pero soy malo jugándolo. Tengo una lista de las actividades que me gustan a pesar de ser horrible haciéndolas. Las principales serían: jugar videojuegos, dibujar, escribir, jugar volley, resolver matemáticas y cantar.
Me debo esforzar más que el resto que es hábil en eso para estar a su nivel. Espero no me choque mucho dado que quiero estudiar una carrera basada principalmente en las matemáticas.
—¿Hola? ¿me das permiso? —dice Ivana.
—Ehm —respondo sorprendido— Sí, sí, pasa —digo y me levanto.
—Gracias —responde ella tomando asiento.
Me tomó por sorpresa, estaba demasiado concentrado en el Kakuro y ni siquiera pude terminarlo. Cuando me levanté de mi asiento me percaté que el salón ya estaba repleto de estudiantes y que faltan pocos minutos para la clase.
—¿Estabas jugando Kakuro? —pregunta ella curiosa mientras alista sus cosas.
—Sí, ¿lo conoces?
—Solía jugarlo de pequeña, ¿me dejas ver?
—Claro —le digo mientras le muestro mi celular— aunque llevo atascado en ese desde hace unos minutos.
Lo avancé un poco, pero solo son suposiciones. Pensaba tantearlo por un rato a ver si me salía.
—¿En serio? A ver, préstame por favor.
Acompañó sus palabras con una ligera sonrisa y abrió su mano para recibir mi celular, parece una educada niña pidiendo un caramelo.
—Claro, toma.
—Oh, ibas bien encaminado.
¿En serio?
—Y… listo. Todavía soy buena para esto —sonríe al decir eso.
Oh, esa bonita sonrisa otra vez… no, digo… ¿Qué es esa velocidad estúpida para resolver?
—Wow, eres muy buena Iva-
—Shh —pone un dedo en mis labios— Castillo, por favor llámame por mi apellido. Lo prefiero así, ¿entiendes chico pervertido?
—Por favor no me llames así aquí.
—Es un trato, no te llamaré así aquí Sern… no, Jonathan.
—¿Por qué tú puedes usar mi nombre?
—Me gusta más como suena ¿Alguna queja, chico pervertido? —pregunta desafiante.
Rumpelstiltskin esto no era parte del trato. Se supone que ya no me llamarías así… Como sea, el reclamo solo es mental. Me daré por vencido.
De cierta forma, usar solo el apellido así nada más no me gusta mucho. Me referiré a ella como señorita Castillo. Suena mejor para mí
—No, ninguna.
—Entonces saca tu material, la clase está por comenzar.
El profesor entra y dio inicio a la clase, el ambiente del lugar se vuelve pesado, propio de una academia de alto nivel. Es hora de concentrarse. Terminada la clase seguiré hablando con ella.
*****
—Eso fue cansado —digo al aire.
—¿Verdad? —responde la señorita Castillo al escucharme— aunque en tu caso no creo que sea por la dificultad, sino porque llevas clases intensivas luego de tus clases de colegio.
—Bueno, el colegio es bastante relajado.
—Aun así, te desgasta y no poco, estás ahí 8 horas.
Tiene un buen punto, pero es cuestión de que me esfuerce más. Quizás una dieta con más carbohidratos me ayude. Quiero ingresar al primer intento. Aquel que estuvo en la academia y no ingresó a la primera debe sentirse avergonzado, creo que hasta podría reírme de eso. Digo ¿por qué te preparaste si no logras ingresar? Que lamentable.
—Tranquila, yo sé que puedo.
—Eso espero, bueno debo irme a trabajar.
—Ah sí, ¿puedo acompañarte?, iré a comer ahí.
—¿Me invitarás otro combinado de arroz con leche y mazamorra?
—No.
—Entonces caminarás 2 pasos atrás de mí.
—¿Está bien?
—Alto —me detiene con su mano— espera, uno, dos… y ahora sí, sígueme.
Hizo una medición en la academia de lo que considera 2 pasos de distancia y ahora la “acompaño» caminando en la calle, en realidad esto me permite no tener que preocuparme por caminar recto, puedo zigzaguear todo lo que quiera y no la incomodaré.
Quizás deba intentar lo mismo con mis amigos para no molestarlos, aunque siempre puedo caminar al borde de la acera.
—Oye, ¿no está sonando La universidad de grupo Rio —pregunto animado por la música.
—¿Huh? Es verdad, ¿de dónde vendrá?
—Ehm… creo que viene de ti.
Como si hubiera tenido una revelación divina, inmediatamente abrió su mochila y empezó a buscar su celular.
—Me están llamando —dice inocente con una sonrisa avergonzada.
—Sí, me di cuenta.
—Un momento.
—Claro, no hay problema.
—¿Aló? ¿Jefe?
Así que es una llamada del trabajo, justo íbamos para allá. Todavía faltan unas cuadras.
—¿Tuvo un accidente?
—Oh no…
No me jodas… y ahora donde como. Ah sí, que pena por su jefe.
—¡Vamos, apura! —grita ella, toma mi mano y empieza a correr.
––¡Oye, espera! –digo sorprendido por la fuerza de su agarre.
En educación física hago lo necesario para tener mi 18 y por ello tengo una condición física aceptable, De hecho, soy de los más rápidos de mi grado. Lo único que tengo en contra es mi resistencia. Como solo hago lo necesario, no necesito mantener una actividad física prolongada.
El hecho de que sea de los más rápidos del grado me enorgullecía, hasta que esta chica tomó mi mano y empezó a correr. Es bastante rápida, aun con su mochila y tomando mi mano su velocidad es considerable.
Es un poco incómodo correr siendo jalado, espero que no me duelan las piernas luego de esto. Tomo una bocanada grande de aire y acelero sin parar. Le adelanté y saqué unos metros, esa diferencia se mantuvo hasta que llegamos al restaurante.
—Oh, un anuncio… de ayudante… en la cocina… —digo jadeando.
—No fue para tanto la carrera, vamos pasa —dice ella cuya resistencia es mayor que la mía.
Entramos al restaurante, tomé asiento en la primera mesa que encontré. No quiero volver a correr así otra vez. La señorita Castillo atravesó una puerta solo para empleados, supongo que verá a su jefe,
Hay más personas sentadas, el resto de meseros las está entreteniendo. Algunos parecen impacientarse por la demora en su comida. No me digas que su jefe es el cocinero… En eso, veo a la señorita Castillo regresar por la misma puerta, parece estar buscando a alguien. Ahora se dirige hacia mí.
—¿Sabes cocinar verdad?
—¿Uh? Sí, pero…
¿Cómo lo sabes?
—Ayúdame, por favor —dice muy preocupada.
¿Ah? No, déjame pensar un momento ¿En qué sentido me conviene?
Esa hubiera sido mi respuesta hace unos años, no creo que sea algo malo analizar los pros y contras de algo ¿Pensar antes de actuar es bueno no? Sin embargo, me di cuenta que hay momentos en los que debes actuar antes que pensar. Este año empiezo a poner en práctica eso.
—¿Qué ocurrió?
—Acompáñame, te cuento adentro.
La sigo, ingreso al área de empleados, ahí veo a un señor con vendas en su mano izquierda, están manchadas de rojo. ¿Es muy optimista de mi parte pensar que es kétchup verdad? La ilusión duró poco, es sangre.
—Déjeme ver —digo acercándome al vendaje.
—Yo le vendé. Mi jefe se cortó por un descuido. Tenemos muchos pedidos que atender, pero no hay quien cocine.
Mi mamá también me enseñó que hacer si me corto con un cuchillo en la cocina, Puedo atender heridas y malestares frecuentes en casa. Desde caídas, golpes o cortaduras hasta fiebre o gripe.
—Es obvio que no podrá cocinar así.
—El resto de meseros está ocupado entreteniendo a los clientes y yo bueno… digamos que no cocino muy bien —dice un poco avergonzada.
Por alguna razón su jefe empezó a toser, parece estar conteniendo algo. Uy, la señorita Castillo lo miró feo ¿Se puede tratar así a la persona que te da dinero por tu trabajo?
—Joven, estuviste ayer ¿Te encantó la comida verdad? Las clientes merecen saborearla. Mi orgullo como dueño y cocinero me impide rechazarles y decirles que debemos cerrar por hoy.
—Lo entiendo… quizás yo…
—Castillo, no queda de otra —interrumpe el cocinero y dueño del restaurante— tendrás que poner todo tu esfuerzo para cocinar, tu novio puede reemplazarte como mesero.
—No es mi novio —aclara y mira a su jefe con una mirada fulminante— él sabe cocinar.
—No soy su novio —afirmo lo que dijo ella— es cierto que sé cocinar.
—¿En serio? —pregunta su jefe.
—Sí, tan solo indíqueme la receta y lo puedo hacer —declaro súper seguro.
—Bien, confío en ti.
Rápidamente, la señorita Castillo trajo una mascarilla, un gorro, unos guantes y un delantal. Lavé apropiadamente mis manos y me puse todo lo que necesitaba. Ya estoy listo. Es hora de cocinar
El dueño se encuentra detrás de mí indicándome qué debo hacer. Concéntrate, en esta cocina solo existen los utensilios, los ingredientes, la voz del dueño y yo. No hay nadie más, no hay nada más. No me importa nada más que cocinar. Debe ser perfecto. Para corresponder a su orgullo y reafirmar el mío, conquistaré esta cocina.
*****
—Listo, terminé. Espero cumpla sus expectativas —digo recuperando el aliento.
—Lo probaré —dice el jefe un poco asustado— ¿sueles olvidar respirar?
—Solo cuando me concentro —digo haciéndome el tonto.
Dio un bocado al lomo saltado que preparé, es un plato que tengo dominado. Para los peruanos es bastante común, pero en un ámbito internacional es extraño encontrar arroz con papas fritas y carne salteada en el mismo plato, sobre todo para un almuerzo-cena
Creo que seguí sus indicaciones al pie de la letra, aunque quizás inconscientemente lo preparé como me gusta a mí. Recién me percato que la señorita Castillo estaba aquí
—Ivana, prueba esto —dice cabizbajo el dueño del restaurante.
¿No está bueno?
No puede ser
Ouch… mi pecho duele bastante…
—Bueno… supongo que está bueno —dice Castillo mientras se lleva más comida a la boca.
—Sabe mejor que el que yo preparaba —admite apenado su jefe mientras come un poco más.
Ay, por favor. No me asusten así. Se me paró el corazón. El poco orgullo que tengo estaba en juego.
—Me alegra que haya superado las expectativas, pero si se comen todo no tendremos nada que servir.
—Es cierto. Ivana, estás al mando. Yo me quedaré a su lado indicándole el resto de recetas.
—Okey, okey. Es hora de trabajar —dice la señorita Castillo llevando el plato de lomo saltado.
De cierto modo me sentí como en Ratatouille, solo que no necesito una rata que me controle para cocinar bien. El dueño del restaurante me da más indicaciones dependiendo del plato que tenga que preparar. Tallarín saltado, chicharrón de pollo, milanesa de pollo. Oigan clientes, no todo son frituras. Hay otras cosas en el menú. Esto es divertido.
A pesar de mi edad, ¿podré aplicar para el puesto de ayudante en la cocina? Creo que sí, la señorita Castillo tampoco es mayor de edad y trabaja aquí. Me servirá el dinero extra, además podré incluirlo en mi CV. Es algo que me divierte, no me cansará mucho.
Me hice una idea errónea sobre la señorita Castillo, en la academia parecía invencible. Muy segura de sí misma y siempre capaz. No es una diosa, es una chica de 17 años. También tiene cosas en las que no es buena. Me alegra haberla ayudado sin pensarlo mucho.
Me pregunto que más podrá hacer y qué no. Lucía un tanto tierna al estar avergonzada por no saber cocinar. Quiero conocer más de ella, así como quise conocer más de mis amigos ¿Es algo normal no? Este tipo de curiosidad.
*****
—Bueno, sobrevivimos al día de hoy. Buen trabajo a todos, pueden retirarse —informa la señorita Castillo al resto de meseros.
—Es una buena chica, muy aplicada y organizada. Si tuviera habilidad en la cocina le daría un aumento —comenta el dueño del restaurante.
—¿Tan mala es su cocina? —pregunto intrigado
—Se esfuerza mucho, pero simplemente le sale mal. Lo que más me ha sorprendido fue que hirviera agua y en el proceso quemara la olla.
—Vaya…
Eso explica por qué hay una olla quemada puesta como un adorno en la cocina… No te rías, tú también quemaste ollas… pero oh, por favor ¡Agua! Respira, mantente serio. Debes hablarle sobre el anuncio en la puerta del restaurante.
—Disculpe señor…
—Antonio
—Señor Antonio, sobre el anuncio de ayudante en la cocina.
—El puesto es tuyo si te interesa. Después de lo que hiciste no tengo duda.
—No es nada —digo un poco indiferente.
—No seas modesto, gracias a ti pudimos servir a los clientes. Nos salvaste por completo, al restaurante, a mí y a mi orgullo —exclama el jefe muy alegre.
—Ooh… gracias
Se me hace raro que me agradezcan por este tipo de cosas. Me incomoda un poco. Estoy acostumbrado a que me digan fríamente “es lo mínimo que esperaba de ti” o “podrías hacerlo mejor”.
Cuando despierto con menos autoestima que de costumbre, si recibo este tipo de comentarios siento que se burlan de mí. Afortunadamente, hoy estoy de buen humor, asumiré que lo dice de forma sincera, aunque sea una mentira.
—Bueno, ya puedes retirarte. Ivana y yo nos encargaremos de cerrar todo.
—Creo que le ayudaré un poco. No tengo nada mejor que hacer después.
Tengo tarea del colegio, repasar los apuntes de la academia, alistar mi uniforme y mochila. Si hablamos de entretenimiento pues también tengo que ver algunos videos, quizás jugar videojuegos por un ratito. En resumen, fuera del entretenimiento, tengo cosas que hacer después.
Sin embargo, no podría irme sabiendo que mi jefe tiene un corte en la mano y debe cerrar el local. La señorita Castillo se ha esforzado mucho hoy sustituyendo al jefe así que debe estar cansada también. Ayudar un poco no me hará daño.
—Con esto ya está todo. Ya pueden irse los dos.
—Nos vemos —se despide la señorita Castillo saliendo primero del local.
––Hasta mañana —digo yo.
¿No se supone que gozo de la energía jovial? “Ayudar un poco” me dejó más cansado de lo que esperaba. Extraño mi cama. Siento pesados mis párpados. Ugh… realmente quiero dormir…
—Oye, no camines dormido, te puedes hacer daño.
—Cierto… compartimos paradero. Pensé que ya te habías largado —digo somnoliento.
—Bueno quería agradecerte, pero resulta que te incomoda que siga aquí —responde ella un poco molesta.
—¿Huh? No, no lo decía de ese modo, perdón, estoy muy cansado y sueno distinto ahora.
—Ya veo… bueno, gracias por lo que hiciste en el restaurante. Si hubiera tenido que cocinar yo probablemente hubiera dañado más que solo el orgullo del jefe.
—No fue nada, de hecho, gracias a esto conseguí un trabajo por lo que creo que salí ganando.
—¿Tienes el puesto de ayudante en la cocina? Me alegro, ahora con mayor razón te debo dar esto —dice entregándome un papelito.
—¿Qué es esto?
—Mi número, somos compañeros de academia y de trabajo, creo que es motivo suficiente para darte mi número.
—Aah, gracias.
—Bueno, cuídate al regresar a casa —dice ella subiéndose al bus que acababa de llegar.
—Igual tú.
—Bye Bye —se despide haciendo su gesto con los dedos.
—Bye —digo imitándole el gesto.
¿Por qué me alegré al recibir su número?, es solo un número más. Al menos esa pequeña alegría me despertó.
Cruzo la pista con cuidado para subir al bus que me lleva a mi casa, De ahí a dormir, si llego temprano al colegio copiaré la tarea, sino… da igual, ya veré que hago.
Ah no, mañana es sábado. Yei.
*****
Ugh… estoy tan cansada. No tengo fuerza para hacer bulla Luego de dejar mis cosas tiradas en mi cuarto voy al baño dentro del mismo. Un baño relajante me ayudará a conciliar el sueño, me lo merezco. Hoy trabajé bastante más de lo que esperaba.
Hoy esperaba que el chico pervert-, digo, Jonathan me entretuviera con alguna tontería, quizás molestarlo un poco mientras come. Sus reacciones me agradan. Pero al enterarme del corte que tuvo mi jefe, su presencia fue un completo salvador para mí.
En el peor de los casos hubiera tenido que cocinar yo. Si eso ocurría estoy segura que no solo el orgullo del jefe hubiera sido herido. Antes me han preguntado ¿Cómo describirías tu comida en una sola palabra? ¿La respuesta? Tóxica.
Dejando eso de lado, pude comprobar la información del documento: excelentes habilidades culinarias, lo comprobé de primera mano al saborear su comida; concentración total en las actividades que domina, no quedó ni rastro de aquel chico torpe que presencié cuando hablé por primera vez con él en la academia; y finalmente, reacio a brindar ayuda sin tiempo para pensarlo, esto me sorprendió.
Me ayudó. Mientras lo buscaba luego de vendar el corte, pensaba en qué decirle para que me ayude rápido, aunque me pida tiempo para pensarlo, pero no hizo falta. Me ayudó sin pensarlo para nada. La información del documento es en su mayoría fiable, pero las personas cambian y este chico… está mejorando. Debo asegurarme de que progrese lo suficiente, no quiero que fracase… no como lo hice yo… Demonios, ¿cuánto tiempo llevo en la bañera?
––Bueno, la sexy pasa con pijama de gatitos se va a dormir, buenas noches.
Comments for chapter "03"
QUE TE PARECIÓ?
Algo ya me decía que el prota iba a trabajar en el restaurante, pero no que iba a ser contratado de esta forma xD, se lucio con sus platillos, de algo sirvió que su madre le haya enseñado.
Ahora que lo pienso… ¿A que altura estaría el nivel culinario del prota con Lyna? ¿Cuáles platillos de los dos será el más sabroso? Esto puede llevar a un largo pero entretenido debate xd
Buen capitulo, me está gustando mucho esta trama, me lo estoy imaginando como el típico anime romcom de temporada, I like! <3 A por el siguiente capítulo :3
Eso muestrales quien manda en la cocina, que cap para más entretenido, al siguiente…
Por entre el ritmo tranquilo y sosegado de la narración, se van colando detalles llamativos. ¿Por qué esa sobre reacción de Isabella? El prota entra en el restaurante en más de un sentido, ¿Qué rayos con eso del «documento»? de alguna manera esos detalles crean un poco de la tensión necesaria para seguir interesándose en la lectura.