¿Está mal vivir tu propia romcom antes de ingresar a la universidad? - 04
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Bien… no hay clases. Es sábado y son las 05:30. Normalmente me levantaría de mi cama sin problemas y aprovecharía la mañana, pero estoy estúpidamente cansado. Mi cama se siente más acogedora que de costumbre.
*****
Bien… volví a despertarme. Son las 09:00 Ahora sí debo levantarme. Antes de dormir Jeremy me escribió diciéndome que vendrá mañana a las 10:00 a jugar videojuegos para más de 1 jugador.
Puedo recibirlo en pijama, solo debo arreglarme un poco. Tengo que preparar mi desayuno y hacer algo extra para él. No puedo comer solo yo y que él mire, no sería un buen anfitrión. Vamos… apura, rápido.
Luego de asearme apropiadamente, preparé unas tostadas con tortilla de huevo con leche y orégano. Para beber solo herví agua, té de manzanilla para mí, café instantáneo para él. Es un buen desayuno/bocadillo. Mi mejor amigo debería estar por llegar en cualquier momento.
—¿Hola? ¿Jonathan? Ábreme, ya llegué —escucho a Jeremy hablar detrás de la puerta.
—¡Ya voy!
Me llevé una sorpresa al abrir la puerta y encontrar a Jeremy vestido con el uniforme del colegio ¿Acaso hoy teníamos algún evento y me olvidé?
—¿Hoy no hay clases verdad?
—El pasaje es más barato así.
—Oh… eres un maldito Pasa.
—Otros me dirán genio —dice agachándose.
Pensándolo mejor ¿Cómo es que le funciono? Tener un evento escolar en la primera semana de clases no es muy usual…
Da igual, para entrar a mi casa las personas deben quitarse los zapatos. Puede no ser muy común aquí, pero es una excelente costumbre. Tengo una zapatera para eso. Es mucho más sencillo mantener la casa limpia de esa forma.
Pueden estar descalzos, en pantuflas o en sandalias. Yo suelo usar unas pantuflas negras sencillas, pero tengo otras de animalitos para prestar. Jeremy acaba de ponerse las de leoncito.
—Huele bien —dice emocionado por el olor de la comida.
—Ya sé, siéntate. Te atenderé, ¿café verdad?
—Sí, por favor.
Por cómo está comportándose creo que no ha desayunado, y si lo hizo no se ha llenado. Mmmmmmm… va, le serviré de más. Si luego me da hambre compraré algo en la calle.
—Omhe, thu comda ehm —intenta comunicarse con la boca llena—, simplemente la mejor —dice luego de recordar sus modales en la mesa.
—Sabe bien, pero podría ser mucho mejor.
—Ya, ya, no seas tan duro contigo. Está muy bueno.
—Todavía tengo mucho que mejorar…
La rapidez con la que preparo la comida, el gasto que hago por cada plato, la presentación, etc. Aunque el sabor sea el correcto todavía hay otros aspectos en la cocina en los que no soy un experto.
Me enorgullezco un poco de mi sazón, pero dentro del mundo culinario hay muchísimas personas excelentes con la comida casera. Soy insignificante a su lado
—Aquí está tu café. Cuando acabes deja los platos en el lavadero y vas al “cuarto prohibido”.
—Oka, ¿puedo tomarlo sentado en el sofá?
—Como gustes —digo llevando mi primera tostada a la boca.
—Gracias, disfruta tu desayuno.
Soy insignificante en el mundo culinario, pero… está rico.
*****
—¿Esta será la buena?
—Creo que ya le agarré el truco. Al menos reconozco los patrones.
—Eso espero…
Ya perdí la cuenta de cuantas veces hemos intentado el nivel del payaso en Cuphead. Jeremy es mi mejor amigo, le gustan los videojuegos, pero se le dan peor que a mí. No es porque no sea capaz de mejorar, simplemente juega por jugar. Es una forma de divertirse, la respeto, pero…
—Revíveme por favor.
¿En serio? ¿Tan pronto?
—Vamos, no mueras otra vez.
—Mi personaje no se mueve bien.
Entonces no se mueve bien el personaje que tú mismo controlas eh… Vamos Jonathan, no te rías. Tú también pasaste por esa fase donde usabas excusas patéticas. Le daré unos 5 intentos más y si no lo conseguimos ganaré por mi cuenta.
—¿Qué tal la academia?
—¿Huh? ¡Oye, no me distraigas!
—Uhh… morimos.
—La academia va bien —digo mientras le doy a reintentar.
Pero… ahora que me pongo a pensar… Mi horario se ha saturado un poco ¿no?
Antes de ingresar a la academia me despertaba entre las 5:30 a 6:00. Me aseaba, desayunaba y alistaba para ir al colegio y llegar a eso de las 7:00. Las clases regulares terminan a las 14:00 pero me quedaba un rato más para almorzar. El resto del día era tiempo en lo que hacía lo que quisiera. Bien, pasamos la primera etapa.
Ahora con la academia tengo clases extras desde las 15:00 a las 19:00. Si el colegio deja algún proyecto me arruinaría por completo. Más aún si debo hacer manualidades. Soy terrible para eso. A duras penas puedo hacer un origami.
A Jeremy se le complica mucho la parte de los globos
Bueno… sigo estudiando. No tengo que traba- Ah no. Ayer conseguí trabajo. Ugh ¿A qué hora debo ir a trabajar?
Espera ¿Cuál es mi horario?
No tengo el número de mi jefe, no me dijo nada respecto a mi horario… Ya sé. La señorita Castillo, tengo su número. Por lo que vi ella es la mano derecha del jefe, de seguro sabe a qué hora debo ir.
Haciendo una suposición probablemente tenga un horario similar al de ella. Lunes a viernes 1 hora y media, mientras que los fines de semana unas 6 horas. Es bueno prestar atención a lo que te dicen. Bien, ahora son las herraduras, solo sígueme Jeremy.
Definitivamente saturé mi horario… será duro… ¡No!, no debo pensar así. Lo tomaré como una preparación para la ajetreada vida adulta. Así como una oportunidad para organizarme mejor. No son actividades que me desagraden así que estaré bien.
Estaré bien
Estaré bien…
¿Estaré bien verdad?
Creo que estaré bien…
—¿Estás bien? —pregunta Jeremy.
—Eh, ¿por qué preguntas?
—Parece como si quisieras autoconvencerte de algo —dice volteando a verme.
—No quites los ojos de la pantalla.
—Pero si vamos bie-
Producto de su desconcentración saltó sin tener claro su destino. Cuphead llegó a su altura máxima vertical para ser impactado por la bola de nieve de un pingüino. Lo siento Cuphead, lamentablemente te controla Jeremy…
—Acabo de morir —dice Jeremy haciéndose el tonto.
—Es la tercera vez que te revivo.
—Estoy poniendo a prueba los límites del personaje.
Lo siento, no puedo aguantar esta vez
—Jajajajaja, yo solo escucho excusas, manco.
—No todo el mundo es un enfermito por los juegos.
—Que no seas tan habilidoso no significa que yo sea un enfermito.
—Cuando te conocí te la pasabas jugando videojuegos 24/7.
No puedo negar eso, amo los videojuegos. Siempre están ahí para mí cuando los necesito. En el pasado constantemente tenía que desocupar mi mente concentrándome en otra cosa… Sin embargo, ahora al menos…
—Ahora tengo una vida social.
—Yo una novia —dice mientras vuelve a morir en el juego.
Esquivé todas las bolas de nieve que se acercaban a mí con ayuda del dash. Sin embargo, fui golpeado con un sentimiento de inferioridad por las palabras de Jeremy. Las culpo a ustedes ideas de la sociedad.
—Bien, ganaré solo —declaré y entré en el modo serio.
—¡¿Eh?! Oye, revíveme.
—Dile a tu novia que lo haga.
Antes era un solitario, pero siempre creí que en algún momento conseguiría amigos con quien jugar. Por eso conozco varios juegos en cooperativo o versus, y tengo algunos instalados. Lo único que me apena es que la primera vez que terminé Agua y Fuego haya sido en solitario. Bien, gané.
—Cuando juguemos juntos lo hará.
—¿Nunca la invitaste a jugar en tu casa?
—No, todavía hay cosas que no hemos hecho.
—¿A pesar de conocerse por tanto tiempo?
—Sí, bueno… me doy cuenta que todavía hay cosas que no sé de ella, experiencias que no hemos tenido juntos ¿Somos jóvenes no? Disfrutaremos el momento, no hay prisa en ello.
—A veces suenas muy genial… pero jugando Cuphead eres patético. Espero que no te muestres así delante de tu novia.
—Creo que juego mejor que ella. De todas formas, será para divertirnos, no para ganar.
Cuando llevas tanto tiempo jugando videojuegos competitivos ya no te divierte solo jugar. Para divertirte tienes que ganar. Se vuelve una necesidad tener que hacerlo para conseguir esa satisfacción.
Aunque juguemos el mismo juego, la experiencia que tenemos es distinta. Es esa diferencia fundamental entre tú y yo que hace tan diferente nuestro gusto por los videojuegos.
En resumidas cuentas… Mis gustos son god, los tuyos son zzz.
—Bien, hemos jugado bastante ¿Alguna de mis sugerencias te convenció?
—Sí, me quedo con Lego Marvel y Cuphead.
—¿Solo esos? ¿Ninguno de versus?
—Bueno, será algo casual. Competir solo nos estresará.
Descartó hasta el Mario Kart… ¿Acaso le tiene miedo a la idea de perder ante su novia? Da igual, no es mi relación. No me debo meter.
—Al final te quedaste con el Cuphead. Si ella juega peor que tú entonces quizás el juego se le haga muy complicado.
—Verla molestarse por un juego será divertido.
—¿Eh? ¿No se supone que debes darle paz y alegría a tu pareja?
—No lo entenderías —imita la escena del Joker—. Por cierto, ¿no tienes el Just Dance?
Just Dance…
—No juego en consolas ¿Lo recuerdas? Solo tengo los mandos para algunos juegos.
—Cierto, se me había olvidado. Es una pena, está habitación tiene un buen espacio para bailar.
—¿Es así? Yo lo siento un poco pequeño.
—Solo hay que mover un poco estos puff y ya.
—Bien… debo salir así que creo que es momento de que te vayas.
Deja de lado el tema del baile.
—Cierto, debo alistar todo para mi cita en casa… ¡¿Espera?! ¿Dijiste salir?
—Sí, salir.
—¿Tú? ¿Un sábado? ¿Organizaron una reunión y no me invitaron?
Oye… mi reducida vida social no es taaaan reducida. Y bueno, está vez la razón es otra.
—Tengo trabajo.
—¿Trabajo?
—Sí.
—Aaah, ahora entiendo… ¡¿Espera?! ¿Dijiste trabajo?
Deberías ser un poco más creativo con tus reacciones.
—¿Fue un poco forzado eso no?
—Sí…
—Como sea, ¿te vas ya?
—¿Dónde trabajas?
—Se lo contarás a todos y vendrán a molestar.
—No se lo contaré a nadie, lo prometo —miente cruzando los dedos detrás de su espalda.
—Sí, sí —digo acercándome a él.
—¿Entonces me dirás? —pregunta tontamente siendo empujado por mí hasta la puerta.
––Déjame pensar… —digo quitándole las pantuflas de leoncito— ¡No! —le empujo fuera de mi casa.
—¡Oye! Así no es como deberías tratar a tus invi-
Azoté la puerta antes de que terminara. Disfrutaré de mis momentos solo en El sabor de la casa mientras pueda. Cuando lo encuentren no me dejarán tranquilo… sobre todo si convencen a cierta ricachona en invitarlos a comer.
Para disfrutar esos momentos debo averiguar mi horario de trabajo. Debo escribirle a la señorita Castillo para preguntarle. Ya tengo su número registrado en mi celular, son las 12:07 del sábado 05 de marzo del 2022.
Bien… aquí está. Siempre siento un poco de nervios al enviar el primer mensaje en un chat.
—Buenas tardes señorita Castillo, ¿me podría informar de cuál es mi horario de trabajo?
—Visto.
Oye… no escribas “visto” si me vas a dejar en visto… ¿A dónde se fue eso de ser compañeros de asiento y de trabajo? ¿Y la chica responsable? ¿Dónde está?
—Por favor, necesito saber cuál es mi horario de trabajo
—Mira, un gato —envió acompañando su mensaje con una imagen.
Oh… es un lindo gato… NO
¿Es así como funciona la comunicación en el restaurante? ¿Cómo esta chica es su mano derecha?
—Tranquilo, tienes tiempo todavía. Entras a las 14:00 y terminas a las 20:00. Sé puntual :p
—Visto
—Vuelve a responderme así y te mato 🙂
En qué clase de trabajo me he metido…
Tengo algo de tiempo libre hasta tener que salir de mi casa. Primero, limpiaré todo y me daré un baño. Ya que voy a salir debo vestirme con algo un poco mejor.
Bien, “cuarto prohibido” ordenado y cocina limpia. Es hora del baño. Mi departamento tiene 2 cuartos, sala-comedor, cocina y un baño-lavandería. Al primer cuarto, el más grande, lo bauticé como “cuarto prohibido”. Ahí está el único monstruo de esta casa, mi PC. Paso la mayor parte de mi día haciendo tareas o jugando.
El segundo cuarto, un poco más pequeño, lo bauticé como “La Habitación Blanca” aunque no tiene nada que ver con la de COTE. La llamé así porque es blanca y ya, no hay mucho misterio. Ahí hay una cama y un armario. Se supone que es el lugar donde duermo, pero en realidad puedo dormir en cualquier lado.
Polo blanco holgado, buzo negro, zapatillas negras. No soy muy ingenioso con mis outfits. Me importa más sentirme cómodo que como se ve mi ropa. Ropa es ropa. De esta manera disimulo un poco mi delgadez, no me gusta ser tan delgado.
—Supongo que podría jugar un rato más… —digo pero mi mirada se desvía a mi estantería.
Libros de texto del colegio, varios folders repletos de fichas con ejercicios, libros de autoestudio llenos de apuntes, cuadernos llenos con resúmenes, alguna que otra novela, unos pocos mangas y… un dibujo que hice hace años.
—Creo que será mejor que aproveche para estudiar…
Revisé mis apuntes de la introducción a la matemática que tuve el jueves, día en el que conocí a la señorita Castillo, gracias a ella la clase no me mató por completo. Al resolver con tranquilidad los ejercicios no cometo errores tontos ni dudo tanto de mí mismo.
—El camino será duro…
La universidad a la que postulo tiene el examen más complicado del país. Penaliza mucho los errores. Cada error anula una respuesta correcta… Tengo experiencia resolviendo exámenes tipo admisión, pero no de esta complejidad.
Me esforzaré, debo hacerlo. Lo miraré a la cara cuando lo haya conseguido y haré que se trague todas y cada una de sus estúpidas palabras. Ya verás maldito. Me las pagarás.
Brillaré tanto que no tendrás otra opción más que aceptarlo. Si tapas el sol con un dedo, entonces debo convertirme en una estrella más grande que el sol.
Pi, es el sonido que escucho por una notificación de mi celular. Me llegó un mensaje de… Oh, me preguntaba cuanto tardarías.
—¿Estás libre ahora?
—¿Aburrida?
—Solo un poco, ¿te importa si te llamo?
—Adelante.
La chica que me escribe se llama Andrea Torres. Una amiga fuera de mi circulo social principal. Nos conocemos desde 8° grado, pero recién nos volvimos amigos en 10°. En ese grado yo quedé separado de mis amigos luego de que mezclaran a los alumnos así que pensé que sería un año aburrido…
—¿Por qué decidiste sentarte ahí?
—Porque siempre me he sentado ahí
El recuerdo de cómo nos conocimos viene a mi mente, es un divertido recuerdo.
*****
Primer día de clases en mi solitario salón de 10°. El resto de mis amigos está en el B y yo estoy solo aquí en el “A”. Además, como llegué muy puntual el salón está vacío. Me pregunto quién será el segundo en llegar…
En eso, una chica entró por la puerta, las puntas de su cabello están tintadas de rosa y tiene algo dibujado en el rostro con plumón… oh, es un gato. Parece estar buscando algo… me acaba de ver.
Se acerca rápidamente y con una mirada fija en mí. Parece estar un poco molesta ¿Tan rápido hice algo malo? Ni siquiera sé que fue esta vez.
—Muévete.
—¿Huh? ¿Por qué?
—Ese es mi sitio.
—¿?
¿Cómo puedes decir que es tu sitio si acaba de empezar el año? Espera… ¿te conozco verdad?
—Bien, mira —dice ella sacando su celular— ¿Ahora entiendes por qué es mi sitio?
Me mostró 4 selfies de ella, cada una con un animal distinto dibujado en su rostro. Perro, conejo, león y ratón. Todas tomadas el primer día de clases de cada año en secundaria y desde el mismo sitio. Desde el lugar en el que estoy sentado…
—Bien, entendí —digo levantándome.
—Gracias.
—¿Por qué decidiste sentarte ahí en un primer momento?
—Quien sabe —dice mirando a otro lado indiferente.
Esa forma de decir “Quien sabe”… Es la reina helada de 8°. Bautizada así por los chicos que rechazó fríamente y que luego se cambiaron de colegio. Andrea Silva. Me costó reconocerte.
––Mira, tengo un gato muy bonito dibujado en mi rostro, ¿también quieres uno?
Quizás este no sea un año aburrido.
—Lo dejo en tus manos, Andrea —dije acercando mi rostro.
—Un gato gordo en camino, Jonathan.
*****
Luego de ese extraño intercambio empezamos a hablar más y más. Se ríe de casi cualquier broma que hago. Me siento un poco culpable por ser su principal distractor y la razón por la que sus notas bajaran un poco ese año… Siento que me olvidé de algo…
¿Por qué está sonando Mr.Saxobeat? Oh, es mi tono de llamada… Mierda.
—Holaaaaaa —intento sonar inocente.
—Estás libre ahora pregunté… te puedo llamar pregunté… y cierta persona dijo: “Adelante”
Siento una ligera intensión asesina a través del celular…
—Vuelve a hacerme eso y te mato.
Llevo 2 amenazas de muerte hoy, 3 más y rompo mi récord.
—Me quedé pensando. Lo siento.
—Oh, todavía tienes esa costumbre.
—También mantengo la mirada de sueño/odio.
—Hay cosas de ti que nunca cambiarán. En fin, me siento aburrida ¿Tienes algo interesante que contar?
—No realmente, jugué videojuegos y estudié. Si te interesa eso entonces sí.
Sé a qué te refieres con “algo interesante”. Vamos, sé honesta. Seguiré haciéndome el tonto a ver si decide hablar con la verdad.
—¿Seguro que no te ha pasado nada interesante?
—Podrías disimularlo mejor… Bien ¿Fue la reina verdad?
—¿Eh? Ahm… no entiendo a qué te refieres.
—Vamos, solo se honesta. Tienes curiosidad por lo que pasó ¿verdad?
—Ugh… Sí. Nath mencionó un poco pero no entró en detalles. Preferí buscar a la fuente confiable.
—Ves, no es tan difícil ser honesta con lo que quieres.
—Sí, bueno ¿Me cuentas?
—No
—¡¿Huh?!
Si accediera a contarle la historia directamente entonces no aprendería nada sobre ser honesta con lo que desea. Mmmmm… un pequeño juego estaría bien.
—Bien, juguemos algo. Si ganas te cuento ¿Te parece bien?
—¿Y qué pasará si pierdo?
—¿Crees que perderás?
—No
—¿Entonces?
—Va, ¿de qué se trata el juego?
—Ve por un vaso de agua y un mantel
—Listo.
El juego es sencillo. Beberá un poco de agua y la mantendrá en su boca. Luego yo debo contar un chiste, si se ríe y escupe el agua pierde. Si no le causa ni puta gracia entonces gana ¿Sencillo verdad? Después de haberle explicado eso empezó el juego.
—¿Lista? Oh cierto, no puedes responder.
—¡Hmmm! —creo que quiso decir apresúrate.
El humor es subjetivo. Cada persona tiene un sentido del humor distinto. Dependiendo de lo que digas tu relación con una persona puede cambiar enormemente.
Bromear con algo que otra persona considera muy importante pero que a uno ni le interesa es un motivo frecuente de peleas.
¿Siempre debemos cuidar lo que decimos? Probablemente sí, pensar dos veces antes de actuar es algo que muchos ignoran y ayuda mucho a evitar problemas.
Aunque siendo sincero, creo que cualquier persona puede hacer lo que quiera siempre que acepte las consecuencias de sus actos.
Entonces… veamos qué consecuencias trae este chiste.
—¿Cómo insulta una serpiente?
—¿Hm? —creo que dijo ¿Cómo?
—Esssssstúpida
No estoy muy enterado pero probablemente exista un record Guiness de escupir agua ¿Cuál será? ¿5 metros? ¿10 metros? ¿100 metros? Luego lo buscaré. Escuchar a alguien escupir hace que piense en eso. La victoria es mía.
—Que tontería —dice ella todavía riendo un poco.
—Te ríes con tonterías.
—Es qué, no va contigo ese tipo de bromas, pareces alguien de chistes lógicos o inteligentes pero ¿Eso? ¿En serio? Pffff —conteniendo su risa otra vez.
—Bien, perdiste. Sin embargo, ¿no me dejarás tranquilo si no te cuento verdad? Entonces…
Y así le conté lo sucedido, confusión, mirada perdida, etcétera, etcétera. Al igual que con Jeremy preferí no contarle donde trabajo. Aunque ella sería una molestia menor, una molestia sigue siendo una molestia.
—Wow, tu vida se ha vuelto más interesante eh «chico pervertido»
—Podría decirse que sí y por favor no me llames de esa manera.
—¿Acaso solo la señorita Castillo puede decirte así?
Se supone ella ya no me llamaría de esa forma, pero quien sabe. No me molesta tanto cuando lo dice ella a comparación de cuando lo dicen otras personas.
—Sí… bueno supongo.
—Eeeeeh, ¿puede ser este el inicio de una trama de romance? —dice intentando provocarme.
—Quizás si fuera el argumento de una novela cuyo público objetivo sean personas con falta de afecto femenino. Esto es la vida real, solo somos compañeros —respondo seriamente.
—El amor llega cuando menos te lo esperas
—Sí sí, debo trabajar. Bye Esssssssstupida
—¡Oye! ¡No me dig-!
Colgué la llamada. En mi defensa… ella empezó. Otra vez esa frase…
¿Es que acaso se puso de moda por algún libro o película?
*****
Cuando tengo tiempo de sobra suelo bajarme a un paradero de distancia del que debería solo para caminar, me gusta mucho caminar. Es tranquilo y relajante observar la calle en solitario.
—Es relajante —digo estirándome.
—¿Qué cosa?
No esperaba encontrarme contigo ahora.
—Era relajante… —digo susurrando para mí mismo.
—¿Ah? ¿Era? —pregunta confundida.
Mi tranquila ida al trabajo acaba de ser interrumpida por la señorita Castillo, compañera de academia y de trabajo. Razón por la que estos últimos días han sido bastante inesperados para mí y a la vez entretenidos.
—Buenas tardes señorita Castillo, no esperaba encontrarte en la calle, pensé que como mi superior ya estarías en el trabajo dando el ejemplo como una trabajadora puntual y responsable.
—Buenas tardes ¿Sigue siendo puntual no? Tranquilo, el jefe me conoce más tiempo, tengo muchas más libertades a comparación de un recién llegado —bromea ella.
—Primero abuso laboral por mensaje, ahora favoritismo… ¿en qué empresa me he metido? —digo de forma irónica.
—Bienvenido al mundo laboral pequeño Jonathan.
Sé que no se refiere a la altura, pero… al menos mentalmente debo aclararlo. Soy más alto que tú. No me digas pequeño… todavía estoy creciendo. Dame unos años, llegaré al 179. Ehm… ¿por qué me escaneas con la mirada?
—¿Pasa algo? ¿Tengo algo de malo?
—No, solo que vistes como esperaba que lo hicieras.
¿Esperaba que lo hiciera? ¿A qué te refieres con eso?
—Va contigo, luces cómodo y…
¿Acaso ella se dio cuenta?
—¿Te acompleja ser delgado? ¿Tratas de disimularlo?
—No, que va —digo fingiendo risa—. Me gusta como se ve.
—Oh… Ya veo. Te queda bien.
¿Si elogian tu ropa es normal devolver el elogio no? Al menos eso aparece en la mayoría de historias que leí.
—Ah sí. Tú también te ves bien.
—Gracias, pero tardaste bastante. No emocionarías el corazón de una mujer de esa forma.
Cuando cruzo miradas con desconocidas por la calle suelen asustarse, ¿eso cuenta como emocionar sus corazones?
—A la próxima no diré nada.
—¿Eh? Nono, generalmente debes decirlo al encontrarse. Pero es mejor tarde que nunca, siempre considerando el contexto en el que lo dices.
Una norma más de la comunicación que tendré en cuenta cuando esté de buen humor.
Faltan unas cuadras hasta llegar al restaurante. Sé que lo dije un tanto indiferente pero realmente se ve bien… ¿Cómo se le llamaba a ese pantalón? ¿Es un jean no? Soy muy malo para las descripciones de ropa.
Sé que le doy la espalda a mi lado científico al no ser especifico con las descripciones, pero simplemente no me entra en la cabeza los nombres de la ropa.
¿La tabla periódica? De memoria ¿Las builds y combos de mis mains de LoL? De memoria. Sin embargo, ¿la diferencia entre una casaca y una chaqueta? ¿Ambas son prendas que me cubren no?
Bien, daré mi mayor esfuerzo… Veamos… ella lleva una blusa blanca metida en un denis jean que resalta su cintura y usa zapatillas blancas altas ¿Lo describí bien? Ni idea. Ya me duele la cabeza, me doy por vencido.
—Ehm… ¿Jonathan? No te esfuerces tanto, luces un poco cansado —dice viéndome preocupada.
—¿Ah? Es que se me da mal describir ropa.
—¿Qué? No sé a qué te refieres —ríe confundida—. Lo digo por tu horario.
¿Mi horario?
—Tienes clases regulares de estudiante de secundaria, agrégale las clases de la academia junto con el trabajo. Estoy segura de que tienes una reducida pero existente vida social, así como hobbies por lo que… ¿No saturaste mucho tu horario? ¿Estarás bien? —pregunta volteando a verme.
—Lo saturé, pero creo que puedo manejarlo —respondo evitando su mirada.
Temprano intenté autoconvencerme de que puedo manejarlo, pero cuando me lo dice otra persona realmente me doy cuenta de que es un poco pesado. Aun así, ¿por qué pensaste tú en mi horario? ¿Acaso te preocupas por mí?
—Si te quedas sin energía no será divertido molestarte en la academia ni en el trabajo —dijo admitiendo sus verdaderos deseos.
Es un motivo más realista que preocuparse por mí. Me agrada que sea sincera.
—Estaré bien, no descuidaré mis estudios ni el trabajo. En el peor de los casos cocinarías tú y alguien podría mor-
Ivana Castillo es atlética, ayer me percaté de su velocidad y hoy acabo de experimentar su fuerza. Siento dolor, dolor en el lado derecho de mi abdomen… Dolor provocado por un puñetazo veloz mientras tenía la guardia baja, al menos eso supongo, dado que al voltear a verla lo único que no había vuelto a su posición normal era su brazo izquierdo que estaba retraído.
—¿Tienes algún otro comentario sobre mis capacidades culinarias? —pregunta con un poco de vergüenza y enojo.
—No, ninguno.
—Me alegra saberlo —dice calmada—. Bueno, hemos llegado
El sabor de la casa. Si el colegio es mi segunda casa, entonces el trabajo ¿sería mi tercera casa? Una duda tonta pasó por mi mente
—Esforcémonos por un buen trabajo —digo para subir los ánimos.
—Siempre me esfuerzo, tú encárgate de preparar algo digno de ser llevado por mis manos.
—Solo no te quedes embobada con lo que cocino, ayer casi te acabas el plato.
—Ah… eso… —dice ella sonrojándose al recordar —Hmm, no sé de qué me hablas— rechaza mis palabras con un tierno puchero y entra al restaurante.
Fui al cuarto de empleados para cambiarme y de ahí para la cocina. Las luces estaban apagadas, en el centro podía ver a mi jefe iluminando su rostro con una linterna. La agarra con la mano que tiene vendada. Espero se recupere pronto, quiero verlo cocinar. Ver a personas con experiencia es muy útil para aprender.
—Escucha pequeño aprendiz, el sabor de tu comida es excelente, pero eso no es suficiente. Te guiaré para que puedas cocinar rápidamente sin sacrificar el sabor de la comida.
—Eso suena bien.
—Tú y yo emprenderemos un viaje culinario en este maravilloso mundo para luego enfrentarnos a los otros restaurantes en un torneo de comida mortal donde pondremos en juego nuestro orgullo y nuestra vida.
Disculpe la pregunta pero… ¿está drogado? ¿Hay algún alucinógeno en el aire de esta cocina? No huelo nada fuera de lo común. Espero oler algo fuera de lo común, no quiero creer que mi jefe pensó eso estando cuerdo.
—¿No te emocionó? Pensé que a los jóvenes les gustan las historias de aventura
—Son un género interesante, pero a no todos les interesa —dije disimulando la vergüenza ajena que sentía.
Uwa… sí lo pensó estando cuerdo.
—Bien, olvida lo que dije —dijo riéndose incómodamente.
—Sí, jajaja —me reí para no dejarlo solo.
Mi jefe tiró la linterna a un lado y prendió las luces, la cocina ahora iluminada tenía todo listo para ser usada. El ambiente incomodo de hace un momento se fue por completo.
—Bien, a cocinar —dijo mi jefe completamente serio.
—Ujum, a cocinar —asentí mi cabeza concentrado en mi labor.
*****
Cuando uno se divierte el tiempo pasa mucho más rápido. Si amas tu trabajo entonces no lo sentirás como un trabajo. Entonces si el trabajo que amas te divierte, el tiempo simplemente se irá volando.
De las 6 horas de trabajo de hoy ya solo restan los últimos 10 minutos. Nada más estoy limpiando lo que ensucié y ordenando un poco para la próxima vez. No me siento tan cansado como esperaba.
A comparación de cuando aprendí a cocinar con mi mamá, el trabajo aquí es como un pequeño calentamiento. Mi jefe es bastante claro y bueno explicando lo que debo hacer cosa que me facilita todo. Cuando aprendía con mi mamá tenía que sacar sal de la lata para galletas debajo de la lata de café que tenía azúcar dentro.
Aprendí que hago algunos movimientos incensarios al cortar verduras que me retrasan. Los hago porque creo que tengo una espada y juego con el cuchillo, mi jefe me grabó haciéndolos y son un poco vergonzosos. Es un tanto extravagante pero muy observador con sus empleados.
—¡Hey Jonathan! —dice la señorita Castillo a través de la ventana que conecta con el restaurante.
—¿Qué? —pregunto sin voltear mientras sigo limpiando.
—¿Cómo que “qué”? Voltea a verme —reclama ella con un tono siniestro— soy mayor que tú, tengo más experiencia en el restaurante, espero algo de respeto hacia mi persona.
—Bien… —dejé de lavar los platos y me giré hacia ella— ¿Qué desea señorita Castillo?
—Vendrás conmigo al acabar nuestro turno, tenemos que hablar.
Tenemos que hablar… tenemos que hablar. Te-ne-mos-que-ha-blar ¿TENEMOS QUE HABLAR? Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. La oración “tenemos que hablar” me da miedo. Luego de escucharla mis padres siempre peleaban. Es lo típico que se dice antes de terminar una relación. La comunicación es buena, pero “Tenemos que hablar” es malo.
Tranquilo, quizás esta vez signifique algo bueno. No te pongas nervioso, cálmate, respira. Termina de limpiar y ve con ella. Uy, casi se me cae un plato. Manos, no tiemblen.
*****
Salí del restaurante luego de cambiarme. A diferencia de los meseros, el uniforme para la cocina es bastante rápido de poner y quitar. Son las 20:04. Espero a que la señorita Castillo salga, estoy un poco ansioso.
—¿Te hice esperar mucho? —pregunta ella arreglando su cabello.
—No realmente —digo disimulando mis nervios.
—Sígueme, vamos a un parque cercano.
—¿Hay uno cerca?
—Sí, ¿no revisaste los alrededores?
—No estaba tan interesado en lo que no esté en la propia avenida.
—Oh, entiendo. Bueno, 2 pasos.
—¿2 pasos?
—Como en la academia.
Aaaah, se refiere a la separación de 2 pasos.
Ella se adelantó un poco y yo la seguí respetando esa distancia. Caminamos un poco hasta llegar a una esquina y doblamos por ahí.
Admito que he pasado por aquí antes pero nunca doblé. Al adentrarnos un poco vi un pequeño parque.
Tiene unas cuantas bancas de madera y sus áreas verdes están bien cuidadas. Al lado hay unos columpios sobre arena fina para jugar en ellos.
La señorita Castillo señaló la banca más cercana a los columpios para sentarnos. Es un buen sitio, tiene un gran árbol detrás. Ella se sentó en un extremo y yo en el lado opuesto.
—Bien ¿de qué querías hablar? —pregunto impaciente.
—Directo al grano eeeh, tranquilo. Disfruta un poco del silencio.
—Pero me llamaste para hablar
—Shhhh, lo haremos. Se paciente.
Me considero muy paciente, pero cuando utilizan “tenemos que hablar” no me siento del todo tranquilo. Aun así, el ambiente de este parque es relajante. Se agradece la brisa fresca y el silencio de estar apartado de la avenida.
—Oye… Jonathan —dice viéndome tiernamente.
—¿Sí? —digo un poco nervioso.
—Quizás sea un poco repentino pero… eeemm…
¿Esta es Ivana Castillo? ¿Y toda la seguridad que tiene cuando habla? Parece querer decir algo pero las palabras no le salen, está jugando nerviosamente con sus manos, es como si se fuera a declarar… Oh. No… no puede ser eso ¿verdad? Nah, no tiene sentido eso.
—Me gustas —dice ella sin verme a la cara.
¿Qué? Espera, espera ¡¿QUÉ?!
Esto no es real, no es posible. Debe estar bromeando conmigo, definitivamente es otra de sus bromas. Luego dirá algo como “Eres muy inocente chico pervertido” o “Es lo que esperaba de un chico pervertido” y se reirá de mí. No lo permitiré, no lo permitiré… pero.
¿Y si es verdad?
La duda me invadió unos segundos, razón por la cual mi rostro se sonrojó bastante más de lo que esperaba. Si fuera verdad lo que decía entonces sería la primera vez que se me declaran.
—Te acabas de sonrojar…
Era imposible que no se diera cuenta
Maldito seas corazón joven. No… mi corazón no tiene la culpa. El responsable es mi cerebro. Muérete maldito fanático de las romcoms. Está claro que esto es una broma, ¿a dónde se fue tu racionalidad?
—¿Esa confesión no es real verdad? —pregunto todavía sonrojado por la posibilidad de que lo sea.
—Una parte de ti pensó que lo era —dice ella queriendo reírse.
Lo sabía, que molestia. Me voy
—Bueno, si eso era todo entonces me voy —digo fastidiado.
—No, no —dice todavía riendo—. Lo siento, quédate un rato más. Ahora sí vamos a conversar.
—Si es otra tontería entonces me iré.
La broma me resultó divertida, solo estoy un poco molesto por darme cuenta de que era una broma y aun así caer en ella.
Quizás a otra persona le puede resultar cruel jugar así con los sentimientos de alguien, pero creo yo que nosotros decidimos que sentir por los demás. Si hubiera sido racional entonces no me habría sonrojado y no le hubiera salido la broma.
—¿Te va bien en la escuela?
—Sí, bastante bien, aunque solo llevo 1 semana de clases.
—¿Estudias becado verdad? ¿Sabes en qué puesto estás?
—Sí, mi promedio debe ser mayor de 15 para seguir estudiando. Mientras cumpla eso estaré tranquilo. Soy el primero de mi grado… no sé cómo nadie me supera todavía. De cualquier forma, no me sirve de mucho porque busco el ingreso ordinario.
—Oooh, ¿y no te sentirías mal si el segundo lugar quiere postular a algo para lo que requiere ser el primer lugar?
—Para desear eso sabe que tiene que superarme. Si no puede hacerlo entonces no creo que pueda ganar en lo que postula.
—¿Eres bastante exigente no? Me doy cuenta de que piensas más de lo que esperaba —sus ojos miran hacia arriba un momento recordando algo—. No me juzgues, pero hay que ser bastante torpe para golpearse al dar permiso para que alguien se siente.
—No me lo recuerdes por favor, que vergüenza… Suelo dar malas primeras impresiones.
—Al jefe no le diste una mala impresión.
—La cocina es una excepción.
Si diera una mala impresión en la cocina primero me mato yo y luego mi madre me reviviría para matarme ella.
—¿Tienes 16 o 17? —pregunta curiosa.
—16 pero cumplo 17, ¿tú?
—17 y cumplo 18 este año.
—¿Cuándo?
—Tú no me dijiste cuando.
—Buen punto…
Sin percatarme nos encontrábamos más cerca el uno del otro. Ya no estábamos sentados a los extremos de la banca. Puedo verla con más detalle. Quizás sea mi imaginación, pero viéndola así ella parece triste
—Jonathan, ¿eres inteligente cierto?
—Podría decirse que sí.
Otros me llaman así, pero yo no me siento así.
—¿Crees que yo soy inteligente?
Me mostraste una diferencia abismal en matemáticas, actuaste como una guía cuando estaba completamente perdido en la academia, mantienes conversaciones fluidas con personas que acabas de conocer, haces un excelente trabajo de mesera en un buen restaurante. Definitivamente eres mucho más inteligente que yo.
—Eres bastante inteligente. Parezco un completo idiota a tu lado.
—¿Qué opinas de aquellos estudiantes que se preparan para un examen y no lo aprueban?
—Que son basura, si un estudiante se prepara apropiadamente lo lógico sería aprobar. Serías una vergüenza si no lo lograras.
Si no apruebas entonces todo habrá sido en vano. Tu esfuerzo perdería todo el sentido.
—Concuerdo contigo —su usual tono de voz se escucha apagado— ¿Llevas preparándote 2 días verdad?
—Sí…
Una idea pasó por mi mente momentáneamente. No puede ser cierto… Señorita Castillo, estuviste en el ciclo de verano ¿verdad? Tiene que ser eso ¿no?
––Yo llevo preparándome 1 año y 2 días —su voz suena completamente apagada—. Si soy más específica: 2 meses por mi cuenta y 10 meses con 2 días en la academia.
El examen fue a finales de febrero. Querer asegurar el ingreso no está mal. De seguro todavía no ha postulado…
—No lo logré en el primer intento —sus ojos lagrimean—. Jonathan… ¿Soy basura verdad?
La señorita Castillo es una chica genial que puede hacer de todo. Aquel momento en el que me pidió ayuda no cambió del todo la idea que me hice sobre ella.
Pasó de la ser la chica que genial que puede hacerlo todo a la chica genial que puede hacerlo casi todo. Ese pequeño cambio en la idea que tengo sobre ella me hizo admirarla todavía más. No todo en ella es talento natural, hay esfuerzo detrás.
Y ahora… la chica genial que puede hacerlo casi todo está preguntándome si es basura… Debería haber sido más suave con mis palabras, nunca me imaginé que se refería a ella con esas preguntas.
––Lo siento, no quería expresarme de esa forma.
—No, no te disculpes —trata de sonar genial como es usual en ella—. Respeto tu forma de pensar, de hecho, la comparto.
—Bueno… —murmuré mirando hacia otro lado.
Sí ella con toda esa habilidad falló… entonces yo…
—¿No te da curiosidad saber por qué fallé?
Sí, demasiada. Si tú no pudiste lograrlo entonces ¿Cómo demonios se supone que lo haga yo? Hay una brecha inmensa entre nosotros… no creo poder superarte.
Sin embargo, no creo que sea el momento de preguntarte algo así
—No es el momento apropiado para preguntarte algo así ¿verdad? Soy un idiota la mayor parte del tiempo, pero no seré insensible ahora.
Sorpresa es la emoción que denota el rostro de la señorita Castillo. Sus ojos no pueden contener más tiempo sus lágrimas y estas empiezan a caer lentamente.
—¿Ah? ¿Qué raro? —seca con sus manos sus mejillas mojadas—. Están escurriendo lágrimas por mi cara.
—Ten —saqué un pañuelo de mi bolsillo— úsalo.
—Gracias, ¿podrías no verme mucho en este momento? Estoy arruinando la idea que tienes de mí.
—Eso no importa ahora. Si quieres llorar hazlo. No soy quién para juzgarte.
––No, no. Solo son unas pocas lágrimas, réstale importancia —recuperó la calma—. A mi mamá le gusta verme feliz así que no suelo estar triste mucho tiempo.
Sentirse triste no está mal. Es un sentimiento válido igual que la felicidad. No somos un pozo sin fondo, en algún momento vamos a… ¿A quien estoy dirigiendo estás palabras?
—Déjame adivinar lo que has pensado. Ejem —tose un poco y pone una mirada somnolienta—, ¿cómo demonios ingresaré yo? No soy un pervertido, sé cocinar blablablá.
¿Está imitándome? ¿En serio estás bromeando ahora?
—Estás exagerándome. Así no sueno yo —traté de negarlo pero la imitación fue bastante buena y me reí un poco.
—Tranquilo —se nota un mejor humor en ella—, empezaste mucho mejor que yo en la academia. Permíteme —toma mis lentes y se los pone.
Afortunadamente está cerca, si no, no podría verla.
—¿Por qué vas mejor que yo? Sencillo, porque tienes a una Ivana Castillo ayudándote ¿No es genial?
—¿Eh?
—¿Cómo que “eh”? Alégrate un poco más.
—No quiero entorpecer tus estudios.
—No lo haces. Molestarte me ayuda a liberar estrés y estudiar mejor. Eres de mucha ayuda —declara con una sonrisa genuina.
La tristeza se fue de sabático. La señorita Castillo delante de mí está llena de alegría otra vez.
—¿En serio? ¿Es eso así? Bueno, trataré de ser más torpe entonces —bromeé.
—Nono, no lo fuerces. Prefiero que sea tu torpeza natural —se burla de mí con total facilidad.
—Ja, ja, ja —rio monótonamente— ¿Te sientes mejor?
—Sí, gracias… ¿Sabías que el 03 de abril tendremos un simulacro?
—Un simulacro…
ERES UN INÚTIL, VAGO DE MIERDA, NUNCA LOGRARÁS NADA EN LA VIDA, FRACASADO, NO SIRVES PARA NADA, DESPERDICIO DE DINERO, LÁRGATE, DESAPARECE DE MI VISTA.
Mi pecho duele… no puedo respirar. ¿Jeremy? ¿Isabella? ¿Chicos, donde están? ¿Nuestro refugio? ¿Dónde está? Ayúdenme… La imagen de mi padre aparece en mi mente
Tienes razón papá… lo siento. Tienes toda la razón… lo lamento… yo…
—¿Jonathan? —escucho alguien preguntar por mí— ¡Jonathan, reacciona! —veo una delicada mano chasqueando los dedos.
—¿Ah? ¿Sí?
—No me asustes de esa forma —la señorita Castillo suena muy preocupada—. No estabas respirando y todo tu cuerpo se había tensado.
—Lo siento —digo recuperando la compostura—. No sé qué me pasó —añadí bromeando tratando de disimular.
—¿Estás bien?
—Sí. No es nada importante.
Por favor, créeme. No es nada importante.
—Bueno… ¡quiero que tengamos una charla así luego del simulacro! —declara ella.
Perfecto, cambió de tema. Espera…
—Y hasta que llegue ese día ¿no hablaremos? —pregunto desconcertado.
—¿Ah? Jajajajaja —se le escapó una gran carcajada—. Que tonterías dices Jonathan. Seguiremos hablando, es normal conocer a la persona que se sienta a tu lado.
Cierto, es normal conocer más a la persona que se sienta a tu lado.
—Espero que nos llevemos mejor —digo estirando mi mano
—Lo mismo digo —responde con fuerte un apretón.
Sus manos son suaves, delicadas y fuertes.
—¿No deberíamos regresar ya a nuestras casas?
—Disfruta de unos 2 minutos más de silencio.
—Está bien.
*****
¿Me pasé un poco con la broma? Nah, él se dio cuenta de que era falso y aun así cayó.
Aunque siendo justos, si estuviera en su lugar y yo me declarara también me gustaría creer que es real.
No quiero sonar egocéntrica pero no soy un mal partido. Al caminar por la calle los chicos se me quedan viendo por lo que algo de mí los atrae.
Quiero creer que es mi aura de chica genial, amable e inteligente la que los atrae. Sin embargo, muchas veces se trata de mis atributos femeninos… Soy hermosa, pero a veces es muy molesto serlo. Cómo sea, eso no es lo importante de hoy.
Es la primera vez que converso sobre este tema con alguien más. Pensé que no iba a llorar, pero la emoción me pudo. Espero no haberme visto muy tonta por eso.
Somos compañeros de asiento, él debe ser el tonto divertido y yo la inteligente seria, sino bromearle perdería sentido.
Bien, ya pasaron los 2 minutos de silencio. Es hora de regresar a nuestras casas. Tiene la misma mirada perdida con la que vio mi escote el primer día de la academia. Debe estar pensando en otra cosa.
Estiré mi mano para que entre en su campo de visión y así tener su atención. Con solo gestos le indique que me siguiera porque es hora de irnos.
Entendió completamente y se levantó sin hacer mucho ruido. Es bastante silencioso al moverse. Aprecio mucho la belleza del silencio y parece que él también.
En nuestra cultura, los silencios durante una conversación significan incomodidad, pero no podría sentirme más a gusto ahora.
—Me iré primero, cuídate —me despedí de Jonathan.
—Tú también, buenas noches —responde amablemente.
Todas las veces que hemos ido juntos al paradero siempre me voy antes que él. Por lo que sé, él es de los que se aseguran que todos lleguen bien antes de irse a su casa. Me cuido bien sola, pero agradezco que haga eso.
A través de la ventana me despedí de él con mi gesto típico, cuando lo hago él me imita incómodamente y es divertido. Quizás si le pusiera más actitud se vería mejor
Cuando mencioné el simulacro se alteró mucho, tanto que me contagió el sentimiento a mí. Entiendo que muchos se ponen muy nerviosos al dar un examen, pero ese tonto no es uno de ellos, debe haber algo detrás que le haga reaccionar así.
Tendré que esperar a nuestra charla luego del simulacro para averiguarlo, preguntar antes podría ser contraproducente.
—Debo lograr que confíes en mí… —susurré mirando por la ventana.
Necesito acercarme a ti, que confíes en mí para así poder hacer lo que quiero. De otro modo me resultará bastante complicado ayudarte como tenía planeado. Debo pensar en cómo explicárselo, tarde o temprano se enterará de eso y no quiero que se lo tome a mal.
—Por favor no te enojes conmigo cuando sepas la verdad…
Comments for chapter "04"
QUE TE PARECIÓ?
Al día con la obra, que decir… Un romcom que me pude imaginar con simpleza en mi mente como si fuera un anime, ahora en la espera del próximo capítulo!!!!
Esa última parte de Castillo deja mucha intriga… Mucho mejor para que mi sufrimiento para saber lo que pasa aumente xD :’v
Y esperarás por un largo rato;). Me alegra que te vaya gustando la obra. Pensaba que la narrativa era algo aburrida pero parece que logré hacerla sencilla de imaginar. Nice
Una vida universitaria, seguirá de modo neutral o tendrá su toque de rancom👀? A averiguarlo en los siguientes caps, sigue así💫😇