GG EZ! ¿Cuán difícil puede ser volverse un mercenario legendario? - 00

Los niños jugaban alegremente en el bosque en las afueras de la ciudad, cada día, reían sin parar por cada burda jugarreta que ingeniaban en el momento. Para un juguetero esto no debería traer mas que felicidad, pero para el padre de un niño desobediente, esto es la pelea de cada día. Estoy viejo, cansado, mi trabajo ya no es como el de siempre, hay días en que no como mas que un mendrugo de pan, por lo que mi único deseo actualmente es que mi hijo crezca y pueda vivir igual que todos los demás, como un niño feliz, y que nunca le falte algo que comer al final del día.

• • ¡Debes comer para crecer como un niño sano y fuerte! – Le decía cada día, pero él no quería comer.

Un día me harté de esperar, él se impacientaba y no podía permitirle lo que quería sin que diera de su parte. Comencé a castigarlo, tomé sus orejas y las tiré tan fuerte como pude, mi niño gritaba sin parar.

• • ¡No dejaré de tirar tus orejas hasta que termines de comer! –

El niño pataleaba gritando, pero continué, hasta que el castigo fue demasiado y aceptó la orden de comer.

Terminó de comer. Nunca más volví a tirar sus orejas.

Pasó el tiempo y volvió a rehusarse a comer, el no quería estar dentro, quería salir con los otros niños al bosque, comenzó una rabieta, le pedí que comiera, pero no quiso escuchar.

• • ¡Escúchame bien! ¡Te dejaré solo en este cuarto hasta que termines de comer! –

Esta vez no hubo discusión, mi niño no quería que me fuera, se abalanzó sobre mí, diciendo que comería, pero que no me fuera.

Terminó de comer. Nunca más me volví a separar de su lado.

Esto me acercó a él, mas no siempre fue bueno, un niño necesita su espacio, a veces solo quiere estar solo, pero no podía separarme de su lado y eso lo hacía enojar.
Se asomaba a la ventana, veía a los niños jugar en el bosque, el solo quería salir y correr tras de ellos, me pedía día tras día y me sentía cerca de mi final, no quería dejarlo, pero tampoco quería irme peleando con él, así que decidí darle una última condición.

Me dejé caer al suelo, estaba manchado con restos de carne y sangre, mis brazos y mis piernas no eran mas que despojos de carne y hueso… Si el terminaba de comer, nunca mas le impediría cumplir sus deseos.

• • Pinocho… Puedes irte con los niños al bosque, nunca más te detendré, pero antes de irte… Debes terminar de comer… Debes comerte todo… Para crecer… Como un niño de verdad. –

Su rostro se volteo de la ventana, quedando de forma opuesta a su espalda, abriendo su boca con una mueca de felicidad.

Terminó de comer. Nunca más lo volví a ver.