GG EZ! ¿Cuán difícil puede ser volverse un mercenario legendario? - 02
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- 02 - Las puertas de Elendir
Capítulo 2
Los días de caminata se hacían cada vez más pesados para Rhodas, eran 2 días sin encontrar nada parecido a un pueblo y sin un mapa para orientarse, ni un abrigo para las noches heladas, el viento azotaba con furia en el prado del viento brillante, las hojas chocando con su rostro lo hacían perder la paciencia como un crío haciendo fila, la falta de compañía y alguien a quien molestar lo hacían pensar que abandonar Damicci había sido una idea estúpida.
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- – ¡Agh! ¡¿Qué estoy haciendo?! ¡¿Empezar una nueva vida?! ¡No sabes hacer nada! ¡No tienes dinero, ni a dónde ir! – El joven se agarraba la cabeza con impotencia sin dejar de pensar en su decisión, su paciencia estaba a un paso de acabarse, solo bastó que una pequeña hoja se posara en su rostro para que este diera un grito de furia que resonó a lo largo del bosque haciendo que las aves huyeran aterradas.
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- – ¡WAAAAAAAAAH! – El chico frustrado por sus decisiones volteó para golpear un árbol para desquitarse cuando logró divisar a un niño cerca, escondido tras uno de los árboles, el joven se contuvo al verlo y sonrió con esperanza acercándose rápidamente
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- – ¡Eh! ¡Niño! –
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- – ¡WAAAAAAAAAAAAAAA! ¡Es un duende gruñón! – Exclamó el niño huyendo por la frondosidad de los árboles.
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El joven corría persiguiéndolo, intentando hablarle para calmarlo, sin que el menor se diera el tiempo de escucharlo. El camino finalizó abriéndole paso a las puertas de Ringo, un poblado más grande que Damicci en la región de Elendir, con tiendas de todo tipo, en la calle se oían las historias que los trovadores cantaban para ganarse la vida y los estafadores invitaban a la gente a participar de las pillerías que ofrecían como diversiones a un módico precio.
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- – ¡Ah! ¡Finalmente! – Exclamó el joven adentrándose por la ciudad, aliviado por haberse quitado de encima el peso de la culpa por su decisión.
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Rhodas comenzó un paseo por la colorida plaza como un granjero en la gran ciudad, fascinándose por cada novedad que se presentaba ante sus ojos.
Su recorrido por la plaza de Ringo finalizó con la entrada de lo que parecía ser una taberna, al joven se le hacía agua la boca mirar al interior del lugar, la comida variaba en abundancia, la bebida corría por montones, las meseras aplaudían al compás de las canciones que cantaban los payasos entonados por el alcohol. El chico se limpió un poco, no quería parecer un pordiosero que entraba a pedir limosna, tomó aire y se dignó a entrar con una mirada decidida.
Cuando la puerta se abrió, la fiesta se detuvo, un silencio incomodo cubrió la sala, todos miraron al chico, el cual decidió dar una mirada rápida y caminar hacia la barra preguntando con un actuado tono de “adulto serio e importante”.
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- – Tabernero, quiero algo de comer, – murmuró sentándose en silencio y con la mirada baja.
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Pasaron unos segundos de silencio y en el aire se logró escuchar una trompetilla.
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- – ¡PFFFF! – El grupo de la taberna rio a carcajadas burlándose del muchacho y lanzándole todo tipo de comentarios irónicos y burlescos.
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- – ¡Te has equivocado de dulcería, mocoso! –
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- – ¿¡Tu madre dará recompensa por su niño perdido?! –
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- – ¡Sal de aquí, este lugar es para hombres! –
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El joven se sentía profundamente ofendido por el rebajo que le estaban ofreciendo con sus palabras, por lo que se levantó indignado en su asiento gritando al aire.
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- ¡Mucha palabrería y pocos puños! ¡Eso no es de hombres! ¡Manga de amanerados! –
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Uno de los hombres se levantó de su asiento entre las sonrisas de todos los presentes, este se acercó a Rhodas desenvainando una espada Claymore un poco más pequeña que el mismo Joven, encajándola en una mesa frente a Rhodas.
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- – Me llaman Gradon El Roble, ¡Maestro del gremio de RocaFiera! ¡Y nadie llega a mi gremio a llamar amanerado a mis muchachos! ¡Si quieres comer y quieres puños, tu boca tiene suerte de encontrarme! ¡Mocoso! – Exclamó el imponente hombre con un aire de no rechazar ninguna pelea y haciendo fama a su apodo, parecía ser difícil de derribar.
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- – Te recomiendo marcharte hijo. – Recomendó el tabernero con una sonrisa leve, al borde de la risa por la sonrisa de temor que esbozaba el muchacho acompañado de su cuerpo tembloroso. El joven se levantó y se retiró humillado entre las risotadas de todos los presentes, su faceta de tipo importante había sido un absoluto fracaso, ya no había algo que pudiera frustrarlo más.
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- – ¡Que estupidez! – Exclamó Rhodas mientras caminaba de vuelta por las calles buscando algo que hacer, acabando por encontrar una muchedumbre observando un acto donde un mercader intentaba vender una espada a viva voz.
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- – ¡Escuchad todos! No saben lo que les puedo ofrecer el día de hoy, ¡Uno de los tesoros de las ruinas de Rimparor! Esta espada es nombrada ¡Ventus Shear!, ¡Se dice que puede que puede cortar un tornado a la mitad en las manos apropiadas! ¡Y solo pido 500 monedas de oro! ¡¿Quién me da más?! –
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Los ojos de Rhodas se abrieron con malicia al oír las ofertas de la gente.
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- – ¡510! ¡550! ¡600! –
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- – Que interesante… – Murmuró acercándose a la multitud sonriendo con maldad acercando su mano y robando rápidamente uno de los sacos de monedas de los ingenuos compradores, desvió la mirada para retirarse y observó a un ave roja bastante peculiar robando bolsas como él.
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- – Hey… ¿Qué haces…? – Preguntó preocupado por la idea de que lo descubrieran.
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El ave realizó el gañido característico del halcón, con tal fuerza que todos voltearon a mirarlos, el halcón se elevó con el saco de monedas dando un giro para robarse también la espada del mercader y llevársela volando.
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- – ¡El pájaro de ese chico robó mi espada! – Exclamó el mercader apuntándole con su bastón.
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- – ¡Espere! ¡Nunca había visto a ese pájaro! ¡No es mío! – Agregó el joven en su defensa.
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- – ¡GJAAAH! – Tronó el sonido del halcón en el cielo lanzando la espada corta a las manos del muchacho acercándose a sus hombros y extendiendo sus alas amenazando al mercader.
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El tener aquella espada corta en sus manos causaba una extraña sensación en Rhodas, el peso era perfecto, el tamaño no podía ser mejor, la empuñadura estaba a la medida y un cosquilleo recorría su cuerpo diciéndole que debía ser suya, el joven sacó la hoja de su funda y observándola sonrió con malicia y contestó.
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- Cambio de planes, el pájaro y Ventus Shear… ¡Me pertenecen! –
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- ¡GJAHHH! – exclamó el halcón rojo con un poderoso gañido aceptando la decisión del joven, casi de una forma premeditada, era una sensación extraña, el ave y el chico emanaban un aura similar, ambos podían sentirlo, sus corazones latían al unísono, el halcón era el guardián del muchacho y el muchacho era el guardián del halcón.
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La muchedumbre comenzó a mirarlos de forma amenazante, como a un pequeño rufián que se estaba mofando de ellos.
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- – ¡Guardias atrapen a ese ladrón! – Exclamó el mercader, apuntando al muchacho guiando a un grupo de vigilantes para que comenzaran a perseguirlo.
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Una vibración recorrió el cuerpo del joven ladrón, podía sentir el latir del corazón de su emplumado compañero junto a la presión que ejercían sus garras en su hombro, una corazonada estalló en su cuerpo como un instinto, lanzando la espada al aire.
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- – ¡Ahora! – Exclamó Rhodas dando la orden al aire, el halcón agitó sus alas volando para atrapar con rapidez aquella espada, escapando de allí, dando libertad al joven para correr hacia adelante comenzando a saltar las vallas y muros de la ciudad para intentar perder a los guardias.
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- – ¡Alto ahí! – exclamaban los guardias intentando seguirles el paso mientras que el chico ágilmente se mofaba de ellos subiendo a los techos de las casas con la velocidad que había acostumbrado en las calles de Damicci.
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El corazón de Rhodas latía con intensidad, la emoción de la persecución tras un asalto lo hacía sentir vivo y en casa.
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- – ¡Mírenlo! –
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- – ¡Que rápido es! –
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- – ¡Debe ser el pícaro de algún gremio de afuera! –
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Los comentarios de la muchedumbre y las miradas se unían entretenidas por las evasiones del muchacho a los guardias de la ciudad, ¿Todo parecía una broma para él? ¿No tenía miedo de la prisión? ¿Por qué parecía divertirse con todo eso?
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- – ¡Debe ser un acróbata ambulante! ¡Con su pájaro mascota! – Exclamó un niño sonriendo emocionado, animando a otros adultos a pensar lo mismo. El público empezó a aplaudir al supuesto artista que los entretenía con su obra.
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- – ¡Basta! ¡El muchacho viene conmigo! Es hora de apoyar a los artistas – Exclamó el mercader intentando llevarse méritos por el escape del chico musitando en su mente.
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- – (Qué más da… solo era una espada vieja de otra región…) – Sonreía el estafador al ver su sombrero llenándose con monedas gracias a la gracia del destino, dejando a los guardias indignados por la burla del misterioso bandido.
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La sonrisa del muchacho iluminaba su rostro mientras dirigía su mirada al cielo para ver al Halcón aterrizando del vuelo, posándose majestuosamente en su hombro soltando el arma en las manos del chico.
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- – Bien… Realmente… ha sido un día agitado –
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Comments for chapter "02"
QUE TE PARECIÓ?
*– Bien… Realmente… ha sido un día agitado –
Mas que de acuerdo😬😅, asi son todos los dias de mi vida jajaja.
Me encanta el detalle que le das a las acciones, la descripción de los escenarios… Wow, realmente estoy dentro de un videojuego, increíble 🤩👀👀💫