Capítulo 6

El sol brillaba radiante a la mañana siguiente iluminando las ventanas del gremio, un arcoíris atravesaba las nubes anunciando el fin de la tormenta, los compañeros del gremio se mantenían afuera con la intención inicial de despedirse de su invitado quien los había acompañado frente a su pequeña y alegre fogata, pero el tema parecía ser otro, no era una despedida, la alegre Bianchi preguntaba con sorpresa al oír la propuesta de Rhodas.

• • • • – ¿Quedarte con nosotros? Eres divertido y se ve que eres un buen chico en el fondo, nos agradas, pero no puedes quedarte aquí para siempre –

Rhodas juntó sus manos con una seria mirada suplicando que se le permitiese su petición.

• • • • – ¡Por favor! No tengo un lugar adonde ir, ni uno donde volver, ¡No puedo aparecerme de nuevo por Damicci! ¡Puedo unirme a su gremio y mantenerme aquí con mi trabajo mientras consigo donde quedarme! –

El grupo se miraba entre sí, sin decir una palabra al respecto, parecían inseguros ante esta idea, Bianchi especialmente lo observaba con incertidumbre notando el desapruebo de Fiore y el rostro amable y compasivo de Cedric.

• • • • – ¡Eres un ladrón! Traerás mal nombre a nuestro gremio, Giolassi. – Agregó de forma acusativa el implacable espadachín.

• • • • – ¡Por favor! El chico no tiene donde ir, hay que darle la oportunidad, ¿Acaso no somos todos aquí personas sin hogar? – Argumentó Cedric en defensa del chico, gatillando el latir del corazón de la maestra del gremio, despertando en su mente una buena respuesta para la inseguridad de Bianchi.

• • • • – ¡Muy bien Rhodas! Si lo que quieres es ser uno de nosotros tendrás que recibir la aprobación de todos nosotros, como maestra del gremio digo que cada uno podrá ponerle una prueba por día y si al final del día no los ha convencido, no podrá quedarse, ¿están todos bien con eso? –

Cedric afirmó con una cálida sonrisa al ver la esperanza volver a los ojos de Rhodas, mientras que Fiore al ver a su maestra decidida, simplemente dio un suspiro y aceptó resignado, acercándose al chico y desenvainando su espada posicionándola frente a él.

• • • • – Pido la primera prueba… Será un duelo a muerte. –

La piel de Rhodas se erizó al instante, sus dientes se asomaban en una sonrisa de nerviosismo, ¿Tendría que matar a su compañero para quedarse? La situación era demasiado para cualquiera, empezaba a temblar hasta que el momento fue interrumpido por un palmetazo en la cabeza de Fiore por parte de Bianchi, quien le regañó al instante.

• • • • – ¡No lo asustes así! ¡O no tomaré en cuenta tu decisión! – Exclamó la bruja con su rostro dulce y alegre convertido en algo que puede verse en una hermana mayor regañando a su hermano pequeño, el rostro de la furia ante la idiotez.

Fiore se sobó la cabeza y guardó su espada volteando a mirar al chico nuevamente para entregarle su tarea.

• • • • Nos iremos de cacería tú y yo, deberás mostrar tu valor y tu fuerza, si no puedes con eso, no pienso aceptarte, los mocosos no entran en el gremio de la estrella onírica. –

Rhodas volteó a mirar a la joven bruja para ver su respuesta frente a la decisión para su primera prueba, cruzándose de brazos esta misma dirigiendo una sonrisa amplia de aprobación.

• • • • ¡Será mejor que te esfuerces Rhodas! ¡En Estrella Onírica no queremos niños miedosos! – Agregó Bianchi en un tono amistoso pero desafiante, despertando el ánimo en el aspirante quien recogió su espada y partió junto a Fiore en dirección al bosque dejando a su halcón con la maestra del gremio.

El camino se extendió por la arboleda de Baldan, un extenso y pacifico bosque que se extendía desde el norte de Elendir, La tranquilidad de la ruta que los acompañaba creaba ansiedad en Rhodas con el silencio que había entre él y su acompañante, Kojiro Fiore era un hombre de pocas palabras, una mirada de poca confianza, no como el tipo de persona que te apuñalaría por la espalda o te golpearía en un bar, más bien como alguien que te daría la espalda si por tu culpa ambos se metían en un aprieto, Fiore tenía un aura severa e intimidante, como se esperaría de un ronin, pero en la taberna del gremio demostraba una faceta respetuosa y levemente animada, especialmente cerca de Bianchi.

• • • •  – ¿Por qué decidiste unirte a Bianchi? – Preguntó Rhodas intrigado al pensar en cómo esta lograba calmar su severidad.

• • • •  – Concéntrate en el rumbo, se supone que estamos cazando y tú eres el guía – Contestó el ronin con su tono estricto.

• • • •  – Tenemos todo el día para cazar algo, no seas tan pesado, relájate un poco. – Agregó Rhodas empujándolo con su cuerpo amigablemente haciendo que este se mosqueara aún más.

• • • •  – ¡Dije que te concentraras! ¿¡Es que no te interesa quedar con nosotros?! ¡Si es un juego para ti, podemos volver ahora mismo! – Exclamó Fiore con un rostro de poca paciencia y un agitado respirar que daba la imagen de que algo lo inquietaba.

Rhodas lo miró con seriedad, nunca habían sido tan estrictos con él, ni siquiera el padre Dramuel, esto traía recuerdos con su mala experiencia en RocaFiera, haciéndolo pensar que quizá este gremio podría ser igual que el anterior. Tenía ganas de encararlo y expresar cómo se sentía frente a su desprecio, pero no tenía donde ir, no podía perder esa oportunidad solo por otra persona en la lista que lo miraba con desprecio.

• • • •  – Si… Lo siento, voy a concentrarme, ya verás cómo terminamos enseguida. – Rhodas se forzó a sonreírle amablemente tranquilizando un poco los nervios de Fiore.

• • • •  – Nuestro gremio no es oficial… no tenemos una bandera… no tenemos guía de misiones… Esto puede parecer un juego para nosotros, pero va muy en serio, no nos vendrá bien alguien que se tome esto como un chiste… A Bianchi realmente le pesa esto, más de lo que parece, no creo que seas un mal chico, pero Cedric es demasiado amable… y Bianchi jamás te daría la espalda, si queremos ser serios, alguien debe ser serio por aquí. – agregó el ronin explicando la severidad con la que lo trataba.

Rhodas le sonrió levemente comprendiendo sus palabras, soltando un escupitajo a un lado caminando despreocupado para mostrarle tranquilidad.

• • • •  – ¿No eres tan duro como pareces, verdad? – agregó el chico dando un paso en falso rompiendo una rama recibiendo como reacción inmediata el rugido de un enorme oso marrón el cual tenía rasgos humanoides, como un bárbaro convertido en oso con ojos tan grandes como anteojos, el cual se lanzó violentamente contra ellos.

• • • •  – ¡Rhodas! – Exclamó Fiore empujándolo a un lado invocando desde sus propias manos dos katanas con las que logró detener las zarpas del oso apartándolo en un reflejo casi instantáneo.

• • • •  – ¡¡RAAAAAAAAAAH!! – Rugía la monstruosa criatura frente a las miradas nerviosas de los dos aventureros.