Capítulo 11

El grupo se reunió esa mañana tras una larga noche de festejo, cada uno tenía su propio rostro de extenuación, especialmente el novato quien parecía haber estado batallando toda la noche, con su cabello malogrado sujetado por su nueva bandana. La única que parecía estar en plena forma era por supuesto la ejemplar maestra, quien los esperaba con un rostro radiante, su rubio cabello bien peinado y aseado, cubierto por su distintivo sombrero de bruja.

El halcón de Eigia se posó junto a la chica que estaba sentada sobre una de las mesas, ansiosa por empezar.

- – ¿Qué pasa con esas caras largas chicos? ¿No durmieron bien? – Preguntó la chica moviendo sus piernas ansiosa como una niña, como una forma de liberar energía.

- – Yo aún necesito un poco de descanso, pero con un buen desayuno ya estoy listo para empezar, Bianchi. – Agregó Cedric, quien estaba un poco más animado que sus dos acompañantes.

La chica se rio despacio y plantó cuatro carteles de misión sobre la mesa, levantándose de esta para entregarlas y dar las instrucciones del día.

- – ¡Muy bien, compañero Cedric! ¡Usted tendrá la primera misión del día, algo que necesitará de su fuerza, valentía y heroísmo! Tendrás que ir a las montañas de punta brillante, en la cima encontrarás extraños lotos de gardenia, asegúrate de traer una buena cantidad y será misión cumplida – Explicó Bianchi marcando en el mapa del mayor la ubicación con un simple pero explicativo dibujo del objeto a encontrar, a lo cual el mayor aceptó con una sonrisa alejándose a cumplir su misión.

Acto seguido la maestra se acercó al ronin, quien levantó rápidamente su mirada e irguiendo su postura lo más firme que pudo.

- – ¡Fiore! –

- – ¡SI! – Exclamó con firmeza el espadachín manteniendo la mirada al frente gatillando una suave risa burlona en la maestra.

- – Tu misión es de rango C, por lo que es un poco más peligrosa, en la zona de Mar Tormentoso en Tarandar se indica que esta la guarida de unos bandidos que atracan en zonas colindantes, necesito que vayas, acabes con ellos y te asegures de que no vuelvan a acercarse allí. ¿Es demasiado? – consultó la chica mirando a su compañero con seriedad.

Rhodas observaba en silencio la situación, las misiones de rango C parecían ser demasiado trabajo, ¿Uno solo contra un grupo de bandidos? ¿Y encima expulsarlos? ¿Cómo iba a hacer eso?

Fiore tomó aire y tomó la misión marcando el lugar en su mapa.

- – Volveré pronto maestra, no se preocupe. – Contestó el ronin, alejándose finalmente de allí a empezar su trabajo.

- – Yo sé que sí, ¡Buena suerte! – Agregó Bianchi con una radiante sonrisa despidiéndose con su mano.

El joven aspirante se acercó con firmeza mirando que quedaba una misión en la mesa.

- – ¡Maestra Bianchi! ¡Aun no tengo un mapa, necesitaré uno para ir a mi misión! –

La chica volteó a mirarlo con una sonrisa dando una suave risita, golpeando su hombro amistosamente.

- – ¡No hay misión para ti Rhodas! ¡Aun eres muy débil! –

- – ¡Pero! ¡Ya soy miembro del gremio! ¡Incluso derroté al Ucumar! – exclamó el novato sintiéndose en parte subestimado.

La maestra frunció el ceño y agarró su oreja tironeándola para bajarlo a su altura.

- – ¡Fiore me dijo que casi los matan porque no sabías usar tu espada! ¡Sin Fiore no lo habrías logrado! ¡No seas tan presumido! –

- – ¡Bianchi! ¡Lo siento! ¡Suelta, suelta! –

- – ¡Maestra Bianchi para ti! ¡Si digo que no hay misión hoy, es porque no hay misión! – Exclamó la chica disparando un puñetazo a la cabeza del chico con sus mejillas infladas de molestia.

El chico sobó el área golpeada levantándose mosqueado por la reacción de la chica murmurando molesto.

- – Pequeña bruja berrinchuda… –

- – ¿¡A quien le dices berrinchuda?! ¡Soy la encarnación de la dulzura! – Exclamó roja de molestia la maestra, dirigiendo un puñetazo al rostro del chico el cual detonó en una fuerte explosión al impacto arrojando al chico a metros del gremio dejándolo en el suelo derrotado.

La chica se acercó con sus mejillas infladas por la rabieta parándose frente a él sujetando sus caderas mirándolo indignada.

- – Escúchame bien Rhodas, aún es muy peligroso para ti el ir a misiones, yo pude derribarte de un solo golpe, así que te quedarás aquí, vas a trabajar tu velocidad y fuerza. Debes ser capaz de lanzar tu espada tan alto como puedas, saltar al menos dos veces y dar una puñalada al suelo antes de que caiga. Hasta que no lo consigas, no te dejaré ir a misiones. –

Rhodas la miraba extrañado sentándose en el suelo escuchando la extraña instrucción.

- – ¿Por qué específicamente eso? ¿No sería más fácil hacer carreras de obstáculos o aprender técnicas de espada? ¡Solo me lo haces más difícil a propósito! –

La chica recogió la espada de Rhodas enseñándosela y explicando su punto de vista.

- – ¿Quieres ser un pícaro no? Un pícaro no solo sabe robar, un pícaro es ágil, rápido y letal, son asesinos que dominan su arma como una parte de su cuerpo. No es coincidencia lo que intento que aprendas. Esta es el “Arte de pícaro… Asechador nocturno” –

El chico la observaba en silencio, sorprendido por su conocimiento, realmente le había cerrado la boca, cosas así le hacían pensar que no estaba listo aun, que no era simplemente llegar y hacer misiones y que aún estaba a una distancia enorme de ella.

- – Tú… Realmente sabes mucho de estas cosas, Fiore me lo dijo antes. – afirmó con un poco más de humildad.

La chica se agacho y se sentó frente a él con un poco más de tranquilidad

- – El conocimiento es el piso de la verdadera fuerza… Para convertirte en quien quieres ser, es importante aprender del resto, incluso un maestro puede seguir aprendiendo, estas misiones son de rango C… no puedo enviarte a algo así aun, ¿Puedo pedirte que te quedes a practicar lo que te pedí? – preguntó la joven sonriendo con amabilidad entregándole su espada nuevamente.

El aspirante recogió su arma y se levantó asintiendo con una sonrisa.