GG EZ! ¿Cuán difícil puede ser volverse un mercenario legendario? - 17
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- 17 - Rushia Auntunalle
Capítulo 17
Bianchi y Fiore esperaban en un carruaje pacientemente la llegada a su destino en Carrascosa, el ronin como de costumbre se mantenía sereno, intentando disimular su mueca de disgusto por ver a su maestra intentando arreglarse frente a un gran espejo.
- – ¡Mierda Fiore! ¡Mira mi cabello! ¡Mi piel está toda chamuscada por la pelea con el estúpido vástago! ¿Qué va a pensar el gran maestro cuando me presente? Va a decir: «Su maestra es una mamarracha, ni siquiera cuida su apariencia, ¿Cómo va a cuidar de un gremio?» –
- – Bianchi, necesitas calmarte, ese tal Rigrim dijo que te aceptarían, ¿No es así? –
- – ¡Él es un vigía del desierto! ¡Es feo por defecto! ¡Yo no tengo excusa! – insistió la bruja escondiendo su rostro entre su sombrero y sus rodillas.
El carruaje se detuvo y las puertas se abrieron por el chofer quien anunciaba la llegada a Carrascosa, ciudad donde podría encontrarse el gremio en jefe de los bosques del oeste.
El joven espadachín tardó unos largos y tediosos minutos en convencer a su maestra de salir para presentarse, la cual finalmente accedió a regañadientes, poniéndose en marcha para encontrar el gremio.
Fue cuestión de minutos para toparse con el segundo grupo que seguía el mismo camino.
- – ¿Um? ¡Pero si son los chicos! – Exclamó Bianchi aproximándose a ellos rápidamente dejando de lado su rabieta.
- – ¿¡Bianchi?! ¡Estás aquí! – Clamó el novato levantando la mirada con una amplia sonrisa.
- – ¡Te imaginaba dormido! ¿Qué haces fuera de cama? – Preguntó la maestra preocupada, a lo que dio paso el enano mercader para responder.
- – Este joven mercenario me estuvo ayudando con unas cuantas misiones, ahora mismo vamos a Cuento Legendario para hablarle al jefe de un nuevo gremio entre los pastos del oeste. –
- ¿Misiones? El no debería… ¿No le causó problemas verdad? ¡Keaton! ¿¡Esto es cosa tuya verdad?! ¡Rhodas es mi subordinado, no el tuyo! – recalcó amenazante la bruja.
- – ¡Maestra Bianchi! Keaton ha sido muy bueno conmigo, me ayudó mucho a mejorar mis habilidades, incluso pude completar una misión de asalto.– Argumentó el novato
- – Creí que habías muerto después de usar tu nueva habilidad, como es costumbre, usas cosas que no te pertenecen – Agregó Fiore en tono burlesco.
- – Joven maestra – Interrumpió Gurim
- – Como sabrá usted, la vida de un mercenario está llena de peligros y dificultades, este muchacho tiene un potencial que no podrá contener eternamente, él necesita liberar energía y rasparse las rodillas, recibir palizas y encarar riesgos más grandes que el –
- – Estoy al tanto de eso… pero él no está –
- – Si lo sigues limitando, jamás subirá de nivel, ¿Quieres un gremio de verdad? Haz mercenarios de verdad.
Keaton reía para sí mismo al ver como el enano sermoneaba a la arrebatada maestra que se limitaba a oír en silencio.
- – Bien… Si todo sale bien hoy, consideraré un entrenamiento serio para ti e iremos a hacer misiones, es una promesa. – Suspiró molesta la joven bruja, a lo que Keaton se aproximó al oído de Rhodas para murmurar.
- – No le creas novato, apenas le recuerdes la promesa te hará un berrinche, es una cría. –
- – ¿¡Que dices?! ¡Eres un imbécil irresponsable! ¡Espera que te ponga las manos encima! – Reclamó la bruja pateando vehemente el aire mientras el sereno Cedric la contenía con sus brazos proponiendo finalmente.
- – ¿Por qué no vamos a buscar el gremio ya que estamos aquí? Podemos discutir esto más tarde en Elendir ¿No les parece? –
Tras unos minutos de recorrido el grupo llegó a las puertas de una gigantesca construcción similar a un palacio, los ojos de Rhodas se abrieron ampliamente, nunca imaginó ver una edificación tan grande y magistral. Mientras que Bianchi aun se mantenía temblorosa por la idea de presentarse a la experiencia a la que por tanto tiempo temió.
La gente entraba y salía del lugar, mercenarios de todos tipos, colores, tamaños y razas, con todo tipo de armas y vestimentas variadas, aventureros hablando entre ellos de diferentes misiones entre carcajadas y señales de camaradería.
Un ogro de alto tamaño salió de las puertas sujetando su cabeza con un ojo morado, Fiore tomó su arma de forma automática, pero Keaton puso una mano en frente interrumpiéndolo con una sonrisa amigable.
- – ¿No viste a ese ogro? –
- – Claro que sí, le dieron una paliza, suelta tu arma, en este lugar no hacemos prejuicios por especie, todos somos colegas. ¿Entiendes? –
El ogro se volteó a ver al grupo con una mirada de pocos amigos, enseñando sus colmillos.
- – ¿Pero no ser el zorro chamán? –
- – ¿Otra vez de buscapleitos Garga? –
El ogro lanzó un rápido y poderoso puñetazo contra Keaton lanzando un poderoso rugido, el cual con una sonrisa excitada lo devolvió golpeando su puño con su propio guantelete generando un fuerte estruendo al impacto. Fiore desenvainó rápidamente su katana para apoyar a su acompañante, pero este fue interrumpido por las risas de ambos.
- – ¡Warararara! ¡Golpear como tu abuela! – Exclamó el ogro.
- – ¿Así que fue el viejo? – Respondió Keaton con una sonrisa.
- – ¡Mithau ser un viejo demasiado molesto! –
- – ¿Así que te peleaste con el viejo? Justo ahora voy a conversar con él, tengo unos amigos conmigo que quieren abrir un nuevo gremio –
- – Tu tener suerte, Mithau llegar hoy de viaje, no tener que tratar con hombre de los perros de yesca, el ser demasiado estricto. –
- – ¿Quién es el hombre de los perros de Yesca? – preguntó Bianchi interesada en lo que comentaba el ogro.
Garga volteó a mirarla acercándose un poco a su rostro para darle un vistazo a la chica.
- – Tu ser una bruja. –
- – Claro que lo soy –
- – Jean Steelander ser maestro de RocaFiera, ser reemplazo de Mithau cuando el irse de misiones a otros lugares importantes, el pensar que mandar todos los gremios, pero Mithau ser verdadero gran maestro. –
- – Quiero saber sobre sus perros –
- – Jean ser invocador, poder invocar bestias poderosas, la historia contar que decapitó a una poderosa bruja para obtenerlo y con su poder, alcanzó el puesto que tiene ahora, ser realmente fuerte. –
- – Decapitó a una bruja… – Murmuró Bianchi para sí misma mientras Cedric y Rhodas al margen reflexionaban sobre las misiones que habían robado al mismo gremio.
- – Muy bien, hay que irnos, tenemos una cita con el maestro para que cierto gremio pueda hacerse realidad. – agregó Keaton sonriendo, invitando a sus acompañantes a pasar.
Al ingresar el grupo se encontró con un enorme jolgorio, todo tipo de razas bebiendo y compartiendo juntas, todos unidos por la misma causa y propósito, el servicio y la aventura. Las camareras iban y venían con todo tipo de platillos y tragos variados para los cansados viajeros, los veteranos mantenían su concentración en las historias que contaban sus camaradas, mientras que los jóvenes aspirantes no despegaban la vista de las hermosas meseras.
- – ¡Señor Gurim! – Exclamó una dulce voz, una de las meseras corrió a buscarlo, era bastante joven, tanto como los acompañantes del gremio, mantenía su cabello grisáceo bien cuidado y peinado y su sonrisa amable permitía dar un vistazo a su alma agradable.
- – ¡Ah! ¡Lucy, cariño! – Contestó el Enano recibiendo a la chica con un abrazo, extrañando un poco al novato.
- – ¿Es tu hija o algo así? – preguntó Rhodas enfocándose en la forma del peinado de la chica, muy similar al bigote del enano.
- – Novato grosero, esta jovencita es Rushia Auntunalle, una de mis mejores clientas. –
- – ¿Pudiste encontrar algo para mí, Señor Gurim? –
- – Oh, querida, vas a quedar encantada, mira lo que pude conseguir para ti. –
Gurim revisó su gran mochila sacando de esta el cofre pequeño, pero bien decorado, que Rhodas había robado en el puerto, el novato estaba expectante, no había podido verlo por dentro y no imaginaba que clase de tesoro podía esperar dentro. El enano abrió el cofre dejándose ver en su interior una pequeña carta púrpura.
- – Es… un trozo de cartón. – Murmuró Rhodas
- – ¡Es una carta de invocación! – Exclamó Lucy encantada, tomándola para darle un vistazo.
Gurim tomó de vuelta la carta sonriendo levemente iniciando su faceta de comerciante.
- – En efecto, es una carta misteriosa de invocación, excelente adquisición para un invocador clásico, una invocación elegante, más económica en gasto de maná, obediente con su invocador y por supuesto, ahorra el vulgar daño para invocar por pacto de sangre, perfecto para una dama como usted, solamente 500 piezas de oro. –
- – ¿500 piezas de oro para una invocación sin sangre? ¿Y desconocida? Gurim eres un estafador, ¡Esas cartas son para cobardes! – Comentó Keaton cruzándose de brazos.
- – Um… Señor Gurim. – Mencionó la joven mesera con tono delicado inclinándose un poco, sus ojos soltaban un pequeño brillo reflectado desde un par de pequeñas lágrimas, sus labios eran bloqueados por su puño cerrado dando más labia a su expresión.
- – ¿¡E-Eh?! –
- – Creo que esa linda carta es demasiado cara para mi, mi monedero es pequeño y con mi humilde trabajo no tengo tanta fortuna como usted o los señores mercenarios… Se que no es demasiado, espero que no se burle de mi… O que me odie… Pero… ¿Hay algo que pueda comprar con 100 piezas de oro? –
- – ¡P-por supuesto linda! ¡Tengo unas útiles pociones y unos hermosos accesorios para tus… –
- – Oh… Está bien… Creo que llevaré un accesorio para decorar mi casa vacía… Es una pena… Me habría venido bien la compañía de esa invocación… –
- – ¡Espera cariño! ¡Lucy! ¡Por favor no llores! ¡Puedo darte la carta por 100 piezas! –
- – ¡Oh! ¡¿De verdad?! –
El rostro de extrañeza del grupo en general apareció instantáneamente ante este acto de debilidad del aparentemente firme enano, dando una rebaja tan grande solo por una cara bonita, lo que invitó a la joven maestra a aprovecharse también.
- – Um… ¿Señor Gurim…? –
- – Ni rebajas, ni rebajos, mocosa. –
- – ¡Eres un maldito enano insolente! ¡Voy a mostrarte quien es una cría, barbudo tacaño de mierda! –
Bianchi pataleaba furiosa mientras que Cedric una vez más tenía que contenerla para no arruinar la primera impresión ni llamar la atención del resto del lugar, por lo que Gurim decidió despedirse.
- – Bueno, a partir de aquí están por su cuenta, yo debo volver a mis negocios, pero cuenten con que iré a visitarlos cuando sepa alguna historia de su gremio, Zorro, León, muchas gracias por acompañarme, fue un paseo interesante. –
La mirada se dirigió a Rhodas, el cual tragó saliva al verlo, esperando cualquier comentario de su parte, pero Gurim le entregó de su mochila tres pociones grandes de maná y un pequeño frasco con un líquido gris.
- – ¿Qué es esto? –
- – Tu recompensa, cumpliste una misión. –
- – La recompensa era la rebaja por el traje señor Gurim –
- – ¿¡Quieres que te la quite novato?! –
- – ¡N-no es eso! –
Gurim sacó una piedra esmeralda de su bolsillo y comenzó a limpiarla antes de ponerla entre sus dientes.
- – Espero saber más de ti, Bandido, me simpatizas, asegúrate de cuidar bien tu maná, elegir bien tus peleas y afilar bien tu espada, la botella gris es una poción de afilado critico, te ayudará a hacer algo más de daño, una espada bien cuidada puede acabar muchas vidas, pero también puede salvar muchas más, asegúrate de recordarlo ¡Y debes practicar más! ¡No te duermas en los laureles mocoso! –
- – Se lo agradezco mucho, así lo haré. – Contestó Rhodas sonriendo con orgullo recibiendo sus regalos.
Seguido a esto, Gurim dirigió la mirada a Bianchi, sus miradas se encontraron en un incómodo silencio, hasta que Gurim la apuntó con su dedo.
- – Y tú, mocosa, enséñale al niño a pelear y échalo a la calle, que no eres su madre. –
- – ¡Eso ya lo sé! ¡No me digas como hacer mi trabajo! – Exclamó Bianchi inflando sus mejillas mientras que Gurim se marchaba a hacer sus negocios.
Lucy sonrió divertida al ver la situación mientras ponía la carta en el piso, poniendo su dedo encima para imbuir su propio maná.
- – ¡Adelante! ¡Invocación! – Exclamó haciendo aparecer un llamativo resplandor.
Los ojos del grupo se juntaron en el suelo para ver qué clase de criatura había surgido de aquella misteriosa carta. El resplandor comenzó a desaparecer poco a poco mientras la silueta comenzaba a aparecer, ¿Sería una bestia feroz? ¿Sería un ogro macizo al eterno servicio de su invocadora? ¿Podría ser un Djinn con un poder tan impresionante que solo podría utilizarse 3 veces y después la carta sería destruida…?
- – Es… un borrón de limo. – Comentó Keaton ante el silencio de decepción de los presentes.
- – Tanto problema… Por robar… Este pedazo de mierda horrible. – Mencionó Rhodas
- – ¡No es horrible! – Exclamó Rushia
- – ¡Claro que es horrible! ¡Mira su rostro! ¡Sufre por existir! –
- – ¡Claro que no! ¡Ñoqui es hermoso! –
- – … ¿Ñoqui? –
- – Ñoqui. –
- – Vas a nombrarlo… –
- – Se llama Ñoqui. –
Bianchi extendió su mano hacia la criatura y desde esta detonó una inesperada y escandalosa explosión que llamó la atención de todos los presentes.
- – ¿¡Que estás haciendo?! – Exclamó aterrada la mesera al ver como habían hecho explotar a su nueva invocación, pero al instante de disiparse el humo del ataque, podía verse la silueta del pequeño limo que al parecer no había sufrido ni el más pequeño rasguño.
- – ¡Excelente!, tiene nulificación de daño. – Concluyó Bianchi con una amplia sonrisa.
- – ¿Entonces ya lo sabías? – Preguntó Lucy con lágrimas en sus ojos por el susto que había pasado.
- – No estaba segura, algunos la tienen y otros limos solo son el doble de débiles, es su naturaleza. –
- – ¿¡Como que no estabas segura?! –
- – Pero está a salvo, eso es bueno, ¿No? ¡Si le das más maná puede ser una buena muralla! –
- – ¡Pudiste matarlo! –
- – ¡Pero no lo hice! ¡Ya deja de llorar Lucy! –
Entre los gritos tras la explosión, Cedric tuvo la iniciativa de interrumpirlas para dejar de llamar la atención en el lugar.
- – Señorita Rushia, estamos buscando a Mithau, ¿Sabes dónde podemos encontrarlo? –
- – ¿Um? Por supuesto, pueden encontrar al gran maestro Mithau en su oficina, si me acompañan puedo llevarlos con él para que los atienda. –
El grupo accedió a seguir a la joven a través de la gigantesca edificación, algunos de los presentes los miraban con diferentes expresiones por su escandalosa entrada, Fiore y Rhodas intentaban no mirar a nadie para no avergonzarse, mientras que Cedric y Bianchi no se limitaban en la amabilidad al devolver la mirada con amables saludos a todos quienes habían notado su presencia.
Los pasillos contaban con varias puertas que llevaban a distintas habitaciones y las paredes estaban cubiertas de objetos extraños y cuadros con ilustraciones épicas. Finalmente llegaron a una enorme puerta al final del pasillo, que sugería ser la entrada a la oficina del gran maestro.
- – Entraré primero, le hablaré al viejo de ustedes. – Comentó Keaton entrando a la oficina sin tocar la puerta ni mostrando ningún tipo de cordialidad dejando al grupo esperando afuera.
Bianchi comenzó a arreglarse tanto como pudo, aparentemente desesperada por mostrar una buena impresión.
- – Um… ¿Te sientes bien? – Preguntó Lucy.
- – Estoy toda destrozada… Mi cabello está chamuscado, soy un verdadero desastre, ese estafador me mandó a matar a un dragón, de no ser porque no lo encontré para pagarle, le daría una buena paliza. –
Lucy rio levemente sacando una carta de una cajita unida a su cinturón haciéndola brillar con su maná para hacer una invocación.
- – ¡Hime, ayúdame con esto! –
Desde el resplandor de la carta una pequeña hada celeste apareció, haciendo que las manos de la invocadora brillaran del mismo color.
- – ¿Un hada…? ¿De dónde la sacaste? – Preguntó Bianchi
- – Las cartas mágicas son mi fascinación, solo tengo dos invocaciones contando a Ñoqui, pero cuando un mercenario nuevo aparece puedo saber todo sobre él buscando su carta mágica de identificación, es realmente interesante. – Agregó Lucy mientras extendía sus manos hacia la joven bruja, curando sus cicatrices y reparando su cabello chamuscado, dejándolo en su rubio natural, mientras Hime se encargaba de curar rápidamente las heridas de los demás.
- – Es realmente útil, cuando necesito curarme enciendo ramitas de Gárfago. – Comentó Fiore mirando al hada.
- – Bueno, las ramitas de Gárfago deben recolectarse y son limitadas, además, el proceso de curación, aunque completo es muy lento, cuando no hay tiempo, una invocación de soporte es una muy buena alternativa. –
- – Realmente sabes mucho, estás muy bien informada, ¿Eres una mercenaria? – Preguntó la maestra con una sonrisa interesada.
Lucy se detuvo en seco terminando el trabajo, su sonrisa se borró instantáneamente por una mueca de incomodidad.
- – En realidad, no, he trabajado en otros gremios… Pero… En realidad… Nunca me… –
- – Mithau quiere que entren, Lucy, también tu. – Interrumpió Keaton.
- – ¿C-Como? ¿Por qué yo? –
- – A mí no me preguntes, él es tu jefe. –
El grupo entró a la oficina junto con Lucy, la dichosa oficina era más como un salón pequeño, donde unos cuantos miembros realizaban otras actividades, revisando misiones y hablando entre sí, mirando de reojo a los invitados. Frente a ellos, sentado en un trono, estaba un viejito, pequeño de estatura, con una larga barba blanca y un gran sombrero negro de brujo quien no se hizo esperar para hablar.
- – Así que, hicieron algunas misiones ¿Y ahora quieren volverse mercenarios oficiales? ¿Quién de ustedes es el jefe? ¡Preséntese ante mí! – Exclamó con tono severo, a lo que Bianchi dio unos pasos al frente tragando saliva por los nervios.
- – ¡Maestra bruja Bianchi Moscheta de Estrella Onírica! ¡Mercenaria de rango C! ¡A su servicio Gran Maestro! –
- – ¿Rango C? ¿Cómo es posible? ¡Lucy! –
- – ¡Si Gran Maestro! – Exclamó la joven sacando una carta en blanco de su caja extendiéndola hacia Bianchi pidiéndole algo de maná, en cuanto la maestra cumplió, la carta comenzó a revelarse, permitiéndole leer a Mithau.
- – Vaya… Es cierto, rango C y sin gremio. ¿Cómo es que hiciste más de 50 misiones sin cobrar y no eres parte de un gremio jovencita? Déjame verte más de cerca. –
La joven bruja se aproximó quedando al alcance de su mano, por lo que Mithau extendió su mano tocando su mejilla suavemente.
- – ¿Qué está haciendo? – Preguntó Rhodas.
- – Es la habilidad oculta del Gran Maestro Mithau, «Toque arcano». Tocándote puede saber qué habilidades dominas y al mismo tiempo le permite adquirirlas desde su nivel mas básico. – Explicó Lucy.
- – Veamos… Afinaciones Ignis… Ditta…Anima… Habilidades… ¡Oh! Portadora Yobidashi, magia explosiva, fuego espectral… puño de viento… ¡Potencia de Maná! ¡Jovencita eres una verdadera joya! ¡Eres una joven muy estudiosa! – Exclamó Mithau sonriendo emocionado.
- – Tuve una muy buena maestra señor. – Contestó Bianchi ligeramente ruborizada.
- – Maestra Diana Maná Indomable, ¿No es así? –
Las miradas sorprendidas de los acompañantes de Mithau apuñalaron a Bianchi haciéndola retroceder con miedo, sentía que no debía haber venido, sentía que iba a ser juzgada igual que su maestra, se sintió amenazada y sus piernas comenzaron a temblar.
Mithau se levantó de su asiento, al igual que los demás presentes, en reacción a su maestro, Bianchi iba a morder su mano para iniciar una pelea de ser necesario, pero Mithau se adelantó rápidamente para contenerla con un abrazo.
- – No sabes cómo me hubiera gustado haberte conocido antes, ese día en Eser, la gente fue muy cruel contigo, después de todo, solo eras una niña… Tu falta de control te costó muy caro ¿No es así…? –
Las lágrimas de impotencia salieron de los ojos de Bianchi, sus puños se apretaron y su cabeza bajó en el hombro de Mithau con culpa.
- – En tu inocente infancia… Destruiste un poblado entero… Pero estando en una región donde predominan los magos, fuiste la única que se atrevió a enfrentar a ese monstruo… Salvaste sus vidas. –
Los ojos de Bianchi se abrieron de golpe al oír sus palabras dejando caer las lágrimas acumuladas.
- – No sabía que podía ser de ti, desde que oí la historia, he esperado el día de conocerte para volverte una mercenaria… Y ahora mírate, toda una maestra… Qué me dices… ¿Quieres ser la maestra de Estrella Onírica y ser parte del consejo de Maestros? – Preguntó amablemente tomando el mentón de la joven, la cual asintió con lágrimas volviendo a abrazarlo con fuerza.
- – Vamos querida, no quiero que llores, déjame ver a tus compañeros, ¿Quieres? – Sugirió Mithau dejándola ir para dar un vistazo a sus acompañantes.
El primero en acercarse fue Fiore, quien se mantuvo firme y serio permitiendo que el gran maestro lo tocara para ver su habilidad.
- – ¿Tienes nombre, hijo? –
- – Kojiro Fiore, de Sato, señor. –
- – ¿Un portador Yobidashi ..? No está mal, se ve que tienes mucha habilidad, tu maestra debe confiar mucho en ti. –
- – Intento responderle de la misma forma señor. –
- – Pues eso está muy bien muchacho, ahora veamos a este Hombretón de armadura –
Cedric se inclinó para que Mithau pudiera tocar su mejilla sin problemas, mostrando su mejor sonrisa.
- – Tu nombre, jovencito. –
- – Cedric Barlovento señor. –
- – Vaya… Tenemos uno raro aquí, un auténtico monje de impacto y portador Yobidashi, espero cosas muy buenas de tu parte grandulón. –
- – Así será, gran maestro, muchas gracias. –
Finalmente, borrando un poco su sonrisa, se acercó a Rhodas extendiendo su mano para alcanzar su mejilla.
- – ¿Cómo te llamas jovencito? –
- – Rhodas Giolassi, señor. –
- – Tienes unas marcas muy curiosas, joven, no es un tatuaje ¿Verdad…? –
La mano de Mithau tocó la mejilla de Rhodas y en ese mismo instante, los acompañantes del gran maestro se pusieron en guardia, incluso algunos sacaron sus armas. Lucy puso sus manos sobre su boca asustada ante la sorpresa, apenas Mithau utilizó su habilidad sobre el novato, dos filos surgieron desde sus hombros quedando a unos pocos centímetros del cuerpo del maestro.
- – Como me imaginaba, un auténtico demonio de manifiesto. –
- – ¡Bastardo! ¡No intentes nada extraño o te mataremos! – Exclamó uno de los guardias.
- – Será mejor que te tranquilices, el idiota viene con nosotros. – Respondió Fiore invocando dos katanas en sus manos rápidamente, llamando la atención del novato.
- – Fiore… –
- – ¡Muy bien! ¡Es suficiente! –Exclamó Mithau deteniendo la tensa situación, volviéndose a Rhodas con una mirada más serena.
- – Dime muchacho, ¿Qué te anima a volverte un mercenario? –
- Gran Maestro… Hui de mi hogar en Damicci después de conseguir estas marcas… Estas buenas personas me acogieron y me dieron una oportunidad, en realidad al principio soñaba con volverme un aventurero rico y famoso, después, solo quería no morir de hambre… Pero he pasado muchas cosas en este tiempo, no estoy seguro de todo mi potencial, ni lo que soy o lo que puedo llegar a ser. Solo sé que no soy más que un desafortunado ladrón de mercado que tiene un demonio sellado dentro. Pero quiero ser mejor… Quiero ser un mercenario, ¡Que pueda ayudar a la gente! ¡No quiero ser un demonio maldito y malvado!¡Quiero ser un héroe aventurero! ¡Alguien de quien la gente pueda hablar bien! ¡Permítame seguir al lado de estas buenas personas y darle un buen nombre a Estrella Onírica! ¡Son todo lo que me queda, señor! –
Mithau reaccionó con una sonrisa satisfecha, por la explicación del novato y a la vez, por la acción desinteresada del Ronin de defender a su compañero.
- – Ustedes realmente son un buen equipo, eso me agrada, si pueden mantenerse en armonía y trabajar como uno solo, son un gremio que me gustaría tener bajo mi mando. –
- – ¡Eso significa…! – Exclamó Rhodas
- – Lucy, entrega a estos jóvenes un sello de gremio oficial –
La emoción del grupo se manifestó de inmediato, los ojos de Bianchi temblaban de felicidad, el sueño que hacía tanto tiempo parecía amenazar el retorno de una pesadilla de la infancia, finalmente se volvía realidad.
- – ¿Tienen alguna imagen de la bandera de su gremio? – Preguntó Lucy, recibiendo el dibujo de Rhodas por parte de sus manos.
- – ¿Para qué es el sello del gremio oficial? –
- – Tienes que tatuarte el emblema de tu gremio, así cualquiera que te vea sabrá de dónde vienes y si te metes en problemas, sabrán a quién denunciar con el ministerio, es una garantía de fama. –
- – ¡¿Un tatuaje?! –
- – Tranquilo, no duele, lo haces con esto – Sonrió Lucy entregando a Bianchi un timbre mediano con el icono del gremio.
- – Asegúrate de darle esto a tu administrador de recompensas y él sabrá qué hacer. –
El silencio envolvió la sala nuevamente, el grupo se quedó estático, sabían que necesitaban un administrador, pero nadie había tomado el cargo.
- – ¿Puede ser cualquiera no? – Preguntó Rhodas
- – ¿Qué quieres decir? No puede ser cualquiera, debe ser un administrador que haya salido de la academia, debe conocer las normas del ministerio y estar en calidad de aplicarlas, tienen a alguien así, ¿Verdad? –
- – … –
- ¡¿Al menos han leído algo sobre las normas del ministerio de gremios?! –
- – … –
- – Maestra Bianchi, ¡Por favor! ¡Usted ha hecho misiones reconocidas! ¡Tiene experiencia! ¿¡Como puede no haber reclutado un administrador antes de venir aquí?! –
- – Bueno… Verás, la maestra Diana obtenía las misiones, pero nunca me permitió acercarme a un gremio de verdad, decía que no era bien visto que las brujas se aparecieran entre los gremios, por lo que no tengo idea sobre el ministerio. – Contestó con una sonrisa incomoda.
- – Está claro que trato con un gremio de quinta… – Pensó Lucy decepcionada.
Mithau interrumpió los desalentadores pensamientos de Lucy con una idea espectacular.
- – ¿Qué tal si tú eres su administradora Lucy? Estos novatos necesitan la guía de una profesional –
- – ¡No! ¡Claro que no! ¡Señor Mithau usted sabe que…! –
- – ¡Qué maravillosa idea! – Exclamó Bianchi encantada por la idea de reclutarla.
- – ¡Señor Mithau! ¡Por favor! ¡Sabe que los gremios no son lo mío! No puede enviarme, así como así, por favor, ¡Trabajaré horas extra en la taberna! – Suplicó Lucy sujetando el brazo de su jefe.
- – Rushia, tú no eres mesera, eres administradora, no puedes escapar de cada gremio en el que entras, no puedes negarte, si te rehúsas no veré más remedio que despedirte. –
- – ¡No puede despedirme! ¡Si usted me echa, nadie me volverá a contratar! –
- – ¡Vamos Lucy! ¡Vamos a ponerte tu sello! – Exclamó Bianchi animosa acercando el sello a su brazo.
- – ¡Aleja eso de mí! – Gritó la chica golpeando la mano de la maestra haciéndola soltar el sello.
En ese momento, con cualquier otra persona, Bianchi habría lanzado unos buenos gritos y regresado con una colleja para enseñarle buenos modales, pero en esta ocasión decidió contenerse, no parecía ser un simple berrinche por un trabajo que no disfrutaba, por lo que solo se inclinó para recoger el sello mientras Lucy salía de la habitación corriendo indignada.
- – ¿Cuál es su problema? – Preguntó la maestra.
Mithau se acomodó tomando su barba acariciándola lentamente dirigiendo su mirada hacia el grupo extrañado por el escape de la que hace unos segundos era una amable y servicial jovencita.
- – Verás… Lucy ha trabajado con varios gremios anteriormente, varios de ellos ya no son parte del ministerio y han cerrado, pero todos han coincidido en algo; Lucy no ha podido quedarse en ninguno de ellos, siempre ocurre algo cuando ella entra a algún gremio, ella se va y el gremio termina desarmándose, pero eso es porque nunca se ha podido integrar de buena manera. –
- – ¿A qué se refiere con que no ha podido integrarse? –
- – Los gremios de mercenarios son como las familias, tienen costumbres, creencias propias, códigos y normas, si no eres capaz de manejar eso, no puedes sentirte a gusto en ese lugar y esas personas no estarán a gusto contigo, Lucy no se ha sentido feliz con ningún gremio con el que ha trabajado, porque nunca ha sido parte de un gremio. –
- – Ese es su problema, ella debe adaptarse a su lugar de trabajo, un gremio entero no debería adaptarse a sus necesidades de niña mimada. – Opinó el directo Fiore, siendo interrumpido por Mithau
- – Esa podría ser una buena respuesta, de no ser porque no todos los gremios son capaces de lidiar con ella, Lucy ha intentado adaptarse muchas veces, pero ha sido humillada, atacada y amenazada por sus propios compañeros, los cuales han roto las reglas del ministerio y atacado a Lucy por hacer su trabajo e informar sobre estas faltas. Esto implicó que ella no quiere atarse a un gremio con un sello ahora, pues no sabe qué esperar de sus compañeros. Todo es diversión, hasta que algo sale mal y se debe culpar a alguien. El trabajo de Lucy es delatar a quienes rompen las reglas. –
- – ¡Yo no me enojaría con Lucy! ¡Es nuestra nueva compañera! ¡No hay razón para desconfiar de ella o amenazarla! – Exclamó Bianchi sin entender las actitudes de los antiguos compañeros de Lucy.
- – ¿Incluso si un informe suyo te cuesta tu carrera como mercenaria? Tu sueño de toda la vida, por el cual has trabajado tanto, destruido por un compañero que te delata. Muchos gremios que ya han cerrado han comentado… Que Lucy trae mala suerte a los nuevos gremios… Puedo entender la razón de porque no quiere seguir trabajando con gremios… –
El grupo guardó silencio. Bianchi bajó la mirada un momento pasando su puño por su nariz, volviendo a mirar a Mithau como una niña despechada.
- – ¿Mala suerte…? Que tontería. No se quienes habrán hecho que alguien tan amable como ella se marche por cuenta propia, pero ese no será nuestro caso, abuelo. –
- – ¿Abuelo? ¡Ja! – Exclamó Mithau levantándose para terminar de armar el paquete Lucy estaba armando.
- – En ese caso, despreocúpense, a pesar del incidente de ahora, Lucy llegará mañana temprano a trabajar, puede parecer molesta ahora, pero es muy responsable, cumplirá con las órdenes y con su labor de administradora… Después de todo, este trabajo le apasiona.
Terminando con esto, les doy la bienvenida al ministerio de gremios, este es un cofre de iniciado, todos los gremios comienzan con uno, como su gremio no cuenta con un rango A o mayor, su bandera aún es bronceada, pero será más llamativa a medida que hagan renombre, deben ponerla fuera de su base para que la gente sepa que hay un gremio allí. También les daré un mapa mágico a cada uno, cualquier lugar que visiten de ahora en adelante se marcará en él y les permitirá orientarse en sus misiones. Espero solo lo mejor de usted y sus muchachos, Maestra Bianchi. - – Así será, Gran Maestro Mithau. – Contestó Bianchi con una amplia sonrisa.
Tras haberse puesto cada uno su propio sello, comprometiéndose así con su gremio, agradecieron la bienvenida y se retiraron exitosamente de vuelta a Elendir.
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