GG EZ! ¿Cuán difícil puede ser volverse un mercenario legendario? - 19
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- 19 - Fiore vs Izget
Capítulo 19
El grupo se encaminaba a Vardagra a paso tranquilo pero firme, Rhodas utilizaba su nuevo aceite de afilado en su espada mientras caminaba. Keaton se acercó un poco a él, sabiendo que faltaban pocos metros para llegar a la base de RocaFiera.
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- – Hey… Novato, ¿Estás nervioso? –
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- – No se que esperar realmente, pero siento que debo hacer esto, tenemos que hacer esto. –
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- – Sea lo que sea… Estaré para apoyarlos, no te preocupes novato. –
Rhodas bajó ligeramente la mirada apretando el mango de su espada, reflexionando en silencio.
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- – Tu dijiste… Que los demonios trabajando para los gremios están en tus asuntos… ¿Por que nos ayudas? Podría ser un problema para ti en el futuro… –
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- – Um… Sí es cierto… Supongo que es porque quieres ser mejor, he compartido contigo un tiempo breve y a pesar de que eres un niño problema, quieres ser mejor y ayudar a los que te rodean, creo que lo mejor es dar una oportunidad a quienes buscan el cambio para mejor. ¿Tu que crees? ¿Quieres defender a Lucy…? O solo quieres vengarte de lo que le hicieron. –
Bianchi caminaba en silencio prestando atención a lo que el joven chamán decía al novato, reflexionando en su mente. Rhodas mantuvo su mirada baja, solo pensaba en la venganza como la respuesta correcta, realmente sentía hambre de venganza.
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- – Me haces pensar que no me interesa ella… Solo quiero vengarme de los que le hicieron daño… –
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- – Pero ella no te importa, ¿O sí? –
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- – ¡Claro que me importa! ¡Es uno de nosotros! –
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- – Estoy segura de que a ella también, los defendió porque creyó que era lo correcto. –
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- – ¿A qué quieres llegar? Eso no me ayuda. – Preguntó el novato frunciendo un poco el ceño
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- – Escucha, si quieres dañar solo por hacer daño… Nunca tendrás suficiente y nunca llegarás a nada, pero luchar por defender lo que crees correcto, te hará realmente fuerte, te llenará de valor y te llevará a hacer cosas de las que no te creías capaz. Ahora… ¿Quieres defender a Lucy? ¿O solo quieres vengarte? – Preguntó Keaton nuevamente, haciendo que Rhodas abriera un poco los ojos.
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- – Ya es tarde para defenderla… Pero, me enfrentaré a los que la lastimaron injustamente –
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- – ¿Con qué razón? –
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- – Porque no permitiré que salga impune, alguien que lastima inocentes, estoy defendiendo lo que creo… y lo que Lucy creía al defendernos. –
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- Eso está mejor, es bueno que lo entiendas. – Sonrió Keaton mirando a la lejanía la enorme base de RocaFiera, una fortaleza de roca rodeada por una gran cantidad de mercenarios del mismo gremio resguardando la entrada, esperando por sus enemigos.
Bianchi acercó su mano a su boca para hacer su primer movimiento, siendo interrumpida por Keaton, el cual extendió su mano, invocando a Kaáko y a Tempesta desde ella.
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- – No desperdicies tu maná, el encuentro principal es adentro, yo me encargaré de los de afuera. –
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- – ¿Estarás bien…? – Preguntó Rhodas un tanto inquieto
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- – ¿Te estás acobardando novato? –
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- – Son demasiados… Deben haber más de cincuenta mercenarios allí, voy a ayudarte. –
Keaton esbozó una sonrisa burlesca y mordiendo su mano invocó el filo de Ixchel, poniéndose en posición de combate.
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- – Tu aún dependes de la furia sangrienta, si gastas tu maná serás un problema, no te preocupes por mi, un mercenario de rango B puede arreglárselas –
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- – Te lo encargo, Presumido – murmuró Bianchi con una leve sonrisa.
El joven chamán corrió rápidamente cargando su espada, arremetiendo contra la masa de mercenarios.
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- – ¡Hey! ¡Es uno de ellos! ¡Viene al ataque solo! – Exclamó uno de los mercenarios de RocaFiera.
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- – ¡Arte de invocador, Ch´Amak! – Tras dar un salto, el joven mercenario tocó el suelo, invocando desde el, un gigantesco zorro, el cual arremetió violentamente contra todos los que se pusieran frente a él, abriendo paso al equipo tras de el.
Los violentos guardias, aunque poco experimentados, intentaron domar a la bestia, pero esta era demasiado rápida, las embestidas hacían a un lado a los más fuertes y derrotaban de un impacto a los más novatos.
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- – ¡Solo es uno! ¿¡Cómo es que no pueden controlarlo?! – Exclamó uno de los mercenarios a cargo de los guardias.
Keaton se bajó del lomo del zorro sujetando firmemente su espada y sonriendo con gallardía.
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- – Los hombres y las bestias que viven con libertad no pueden ser controlados. –
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- – ¿¡Quién te crees que eres?! ¡¿Porque los ayudas?! –
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- – Yo soy el fuego, la tormenta, la tierra y el viento, ¡Soy un hombre sin cadenas!, El chamán Nakana del sol, ¡Keaton el Zorro! –
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- – ¡Me importa una mierda! ¡¿Porque ayudas a esta basura?! –
Keaton acomodó su gorro y se puso en guardia sujetando firmemente su arma sin dejar de sonreír con aire altanero.
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- – Eso es simple, ¡Porque nadie puede impedir que un hombre libre haga lo que quiera! –
El capitán sacó su hacha de guerra para enfrentarlo directamente, respondiendo Keaton emocionando con un impacto de su espada, comenzando un combate cercano.
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- – ¡Eres muy engreído! –
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- – ¡Desquítate conmigo!, no estamos invitados al evento principal. –
El zorro invocado se mantuvo al margen de la batalla apartando a los guardias de la puerta, posicionándose cerca, abriendo el hocico para desprender de él un poderoso destello de luz, encandilando la vista de los guardias presentes.
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- – Es el momento, ¡Aprovechemos para entrar! – Ordenó Bianchi, haciendo que sus compañeros corrieran entre la camorra, evadiendo a los guardias para alcanzar la puerta.
La maestra destruyó la puerta con una sola explosión desde sus manos, gritando con fuerza.
- – Es el momento, ¡Aprovechemos para entrar! – Ordenó Bianchi, haciendo que sus compañeros corrieran entre la camorra, evadiendo a los guardias para alcanzar la puerta.
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- – ¡Maestro de los perros! ¡He llegado! ¡Y no me iré hasta acabar contigo! –
Unas fuertes carcajadas agudas y escandalosas captaron la atención del grupo, al desviar la mirada, pudieron divisar la presencia de Izget, un goblin con vestimenta de mecánico de RocaFiera, el cual se levantó sonriendo ampliamente.
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- – Tu… Tu… ¿Tu eres Bianchi Moscheta no? Realmente eres divertida, entrar, volar la puerta con esa explosión, ¿Y encima llamar a gritos al General Steelander? Me agradas, eres mi tipo de chica, es una lástima tener que acabar contigo. –
En ese momento Fiore se adelantó, invocando dos Katanas en sus manos, posicionándose en frente.
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- – Mi maestra no tiene tiempo que perder con insectos como tu… Sigan adelante, yo me encargaré de esto. –
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- – Fiore, ¿Estás seguro? – Preguntó Rhodas acercándose.
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- – Fuera de aquí novato, cualquier ofensa a Bianchi es trabajo de su mano derecha. –
Bianchi sonrió ligeramente adelantando camino, agradeciendo a su compañero por encargarse de aquella pequeña interrupción, siendo seguida por sus otros dos compañeros.
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- – ¡Claro que no! – Exclamó el goblin disparando desde su bolsillo una bomba brillante de gran tamaño, siendo Fiore capaz de detenerla, cortándola inmediatamente, detonando su explosión tras de él, recibiendo daño por la espalda, perdiendo ligeramente el equilibrio. Izget corrió rápidamente en dirección opuesta atravesando los pasillos, a lo que el ronin decidió seguirlo a paso acelerado sin soltar sus armas, imaginando que, si lo dejaba escapar, podría buscar apoyo y eso daría problemas a sus compañeros. La carrera lo guio hasta una puerta en el fondo de la sala, la cual Fiore atravesó inmediatamente. Apenas se vio dentro de la habitación las paredes paralelas a la puerta estallaron, demoliendo el paso, bloqueando la salida entre una gran cantidad de escombros.
Para la sorpresa del espadachín, la puerta daba a una especie de garaje abierto, un espacio apartado de las demás paredes de la base del gremio, el entorno era amplio, pero no lo suficiente para concretar un escape por otra salida.
- – ¡Claro que no! – Exclamó el goblin disparando desde su bolsillo una bomba brillante de gran tamaño, siendo Fiore capaz de detenerla, cortándola inmediatamente, detonando su explosión tras de él, recibiendo daño por la espalda, perdiendo ligeramente el equilibrio. Izget corrió rápidamente en dirección opuesta atravesando los pasillos, a lo que el ronin decidió seguirlo a paso acelerado sin soltar sus armas, imaginando que, si lo dejaba escapar, podría buscar apoyo y eso daría problemas a sus compañeros. La carrera lo guio hasta una puerta en el fondo de la sala, la cual Fiore atravesó inmediatamente. Apenas se vio dentro de la habitación las paredes paralelas a la puerta estallaron, demoliendo el paso, bloqueando la salida entre una gran cantidad de escombros.
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- – Por supuesto que ibas a seguirme… Eres un novato que no piensa lo que hace, en cambio, yo soy brillante, te he traído a mi terreno para ponerte en desventaja. –
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- – Claro que te iba a seguir… No puedo permitir que andes por ahí estorbando a mi maestra. –
La mirada del espadachín se desvió hacia el origen de la molesta voz aguda y rasposa del goblin, logrando percatarse de que este estaba montado en una gran máquina de metal, alta e intimidante, con una sierra y un pequeño cañón en sus extremidades superiores, acompañada de una máquina de menor tamaño, pero igualmente temible, armada con afiladas garras de hoz.
El goblin río con ironía y lo apuntó con el dedo acomodando sus gafas.
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- – ¡No creas que por ser la Roca Fiera somos cavernícolas que luchan a palos y piedras! ¡El maestro Steelander reconoce la fuerza de mi genio creativo! ¡Estos golems no sirven solo para cosechar las verduras niño! –
El ronin frunció el ceño y corrió contra el goblin para cortarlo, siendo detenido por el impacto de una de las garras de acero del golem, aprovechando el mecánico de atacar con la escandalosa sierra que portaba el robot. Un giro rápido lo obligó a abandonar una de sus armas para apartarse de la sierra letal, pero el goblin sin darle oportunidad continuó acorralando, utilizando los explosivos que disparaba su cañón, obligando al espadachín a limitarse a correr en círculos.
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- – Ugh… Es demasiado molesto. – Murmuró Fiore posando su mano en su boca para cambiar de arma, exclamando al aire;
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- – ¡Yobidashi, O´Kage! ¡Sombra susurrante! –
El kunai encantado se intercambió por las katanas activando su efecto en el momento, el aura sombría envolvió a Fiore borrando su imagen en cuanto este empezó a moverse.
La repentina desaparición del espadachín llamó la atención del mecánico, el cual se extrañó por unos segundos, para cambiar su expresión a una sonrisa burlesca, movió sus controles y el golem se giró lanzando un manotazo al aire impactando en las costillas del espadachín, sin alcanzar a cortarlo de gravedad, pero empujándolo a una buena distancia haciéndole una buena cantidad de daño, revelándose de su sigilo al dejar de moverse.
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- – ¡Agh…! ¿Cómo es que pudo…? –
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- – No tiene oídos… Pero escucha y siente bastante bien, ¡No hay escape de nosotros! –
El golem volvió a moverse por orden del controlador, a una velocidad moderada, atacando con las hoces en sus manos. Fiore se movía ágilmente evadiendo los violentos ataques, aprovechando que el golem, a pesar de su poder, por su peso no era demasiado rápido. Fiore prestaba atención a su entorno, el robot del controlador no se estaba moviendo, parecía solo resguardar el cuerpo del maestro de las máquinas, por lo que decidió intentar moverse nuevamente a través del golem, pero para este al abarcar más espacio con su imponente cuerpo metálico, no fue demasiado difícil aprovechar el mal movimiento para herir el brazo de Fiore con sus garras.
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- – ¡Agh! – Al sentir la herida en su brazo soltó inmediatamente el kunai, acabando con el efecto del encantamiento, revelándose nuevamente.
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- – ¡Ahí estas! – Exclamó el Goblin encendiendo desde su mano izquierda un lanzallamas, persiguiéndolo a paso lento, a medida que el golem de cosecha lo perseguía, intentando acorralarlo con sus garras de metal.
El calor podía sentirse desde cerca, Fiore evitaba como podía los mecánicos ataques del golem a medida que se alejaba del fuego del lanzallamas. Intentaba enfocar la vista en diferentes puntos de ambos mecas buscando alguna debilidad que pudiera utilizar, pero su mente estaba demasiado ocupada centrándose en evitar los ataques.
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- – ¿Qué pasa? ¡¿Estás cansado?! – Gritó Izget mofándose, encendiendo una sierra desde su mano derecha, lanzando un ataque mortífero al cuerpo de Fiore. El ronin rápidamente giró hacia atrás apartándose más, tomando una ramita de Gárfago y encendiéndola para empezar a regenerar sus heridas, mientras desde la sangre en sus manos hacía su siguiente invocación.
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- – ¡Yobidashi, Rensa no kama! –
Las guadañas encadenadas no se hicieron esperar y golpeando el cuerpo de acero del golem de la cosecha lo hicieron voltearse, recibiendo de lleno un baño de fuego por parte del escupe llamas de Izget.
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- – ¡Máquina estúpida hazte a un lado! – Exclamó el goblin apartándolo con los controles.
En el momento de desatención, el rápido ronin aprovechó de capturar la sierra del goblin de acero, jalándolo para obligarlo a cortar el cuerpo de su compañero, despojándolo así de uno de sus brazos.
El goblin, ni corto ni perezoso, hizo que el golem de la cosecha partiera la cadena del arma con su garra restante retomando su atención en el combate.
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- – Necesito enfriarme… Mi máquina se está exigiendo demasiado por el lanzallamas. – Pensaba Izget frunciendo el ceño, ordenando a su compañero que aumentase la frecuencia de sus ataques para volver a acorralar al espadachín.
Fiore desenvainó a Kochi bloqueando los agresivos ataques del golem, enfocándose en Izget, quien, en vez de volver a atacar, controlaba directamente al golem, dejando de lado su propia máquina.
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- – El lanzallamas… Debe haberse calentado su máquina… –
En un rápido impulso para aprovechar un acceso a la victoria, un ataque a la conexión del brazo restante del golem le permitió hacerlo a un lado y adelantarse hacia Izget invocando una segunda katana en su mano vacía, pero el goblin al percatarse abrió el lanzallamas y haciendo girar su máquina se envolvió en un círculo de fuego, cerrándole el paso a Fiore.
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- – ¡Te quedarás ahí mismo! – Un explosivo con forma de la cabeza de un goblin fue disparado a toda velocidad, Fiore intentó bloquearlo con sus armas, pero la explosión lo obligó a soltarlas, lanzándolas lejos de su alcance y haciéndolas estallar.
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- – ¡Kochi! –
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- – ¡Muere insecto! – Exclamó el Goblin disparando un segundo explosivo, pero al ser detonado, una ráfaga de viento en espiral dispersó el humo, dejándose ver un par de gujas girando a una velocidad muy alta para irse deteniendo de a Izget abrió ampliamente sus ojos y apretó sus dientes mirando el emblema en medio de las gujas, un cráneo atravesado por una espada a lo largo.
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- – Pero si ese emblema pertenece a… –
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- – Yobidashi… ¡Rashnikar! – Exclamó Fiore haciendo girar nuevamente las gujas a toda velocidad.
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- – ¡Es imposible! ¡¿Como puedes tener una de esas armas?! ¡Ese gremio fue destruido sin rastro! –
Las gujas volaron sin parar de girar destruyendo el brazo izquierdo de la máquina del goblin, devolviéndose en el vuelo hasta el brazo de Fiore, el cual seguía en movimiento sin perder la mira en Izget.
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- – Digamos que… Son un regalo. –
Las bombas se seguían disparando mientras la calma del goblin desaparecía poco a poco, entrando en pánico al ver su meca siendo destruido.
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- – ¡AHHH, MUERE, ¡MUERE! –
Las gujas recibían el impacto y desviaban la explosión con el viento que salía con fuerza de ellas, Fiore disparó nuevamente las gujas como si de un boomerang se tratase, destruyendo una pierna del meca haciéndolo perder el equilibrio. El espadachín recuperó su arma y corrió rumbo al fuego posicionando las gujas frente a él como escudo, apartando el fuego con el viento y encajando sus gujas en el cuerpo de la máquina haciéndola caer.
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- – Te tengo. Ahora… Vas a responder mis preguntas, goblin. –
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- – Tendrán mucho tiempo para hablar después. – Contestó una voz externa, de pie a unos cuantos pasos tras de
Ambos voltearon la mirada, pero en el instante de lograr divisar a la silueta, la luz que recibían sus ojos se oscureció.
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