GG EZ! ¿Cuán difícil puede ser volverse un mercenario legendario? - 21
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- 21 - Intermedio en Cuento Legendario
Capítulo 21
Tras haber terminado de curar sus heridas y calmar su ansiedad tan rápido como le fue posible, Lucy partió en el primer carruaje que encontró hasta la ciudad de Coranto en Carrascosa, a encontrarse con Mithau para entregar las malas noticias, el carruaje avanzaba a paso tranquilo, pero el cuerpo de la administradora muy por el contrario no dejaba de moverse, sus heridas ya no eran visibles gracias a la magia de Hime y a su limitado pero útil conocimiento de magia medicinal, pero no podía sacar la escena de su mente.
Lucy era demasiado sensible, incluso los gritos sin intención la sobresaltaban y despertaban su temor, pero en ese momento había sido incapaz de escapar, estaba aterrada, pero su cuerpo y su conciencia le impedían huir de allí, la situación era demasiado grave, y aquellas personas que habían marchado para dar la cara por ella, a pesar de las advertencias y las circunstancias del acto, ahora iban a ser castigados por una mala decisión, ella sabía que tendría que irse, volvería a trabajar de tabernera probablemente, un trabajo tranquilo que pagaba suficiente para mantener una vida tranquila, pero en ese momento, no estaba satisfecha.
– Estoy temblando… Aún estoy temblando… Pero ya no me duele… ¿Por qué estoy tan nerviosa…? No es la primera vez que debo reportar a un gremio que rompe las reglas… ¿Qué pasa conmigo…? –
La joven miraba sus manos temblorosas con la mirada decaída, pensaba en sus compañeros, en el rostro impotente, pero aliviado de Bianchi al encontrarla, no le importó en absoluto el daño a la taberna, pero el ver las heridas en su compañera despertó una furia que ardía de una forma que no había visto en otras personas.
– Papá nunca se vio así de furioso… ¿Por qué le temía tanto…? ¿Por qué no temí verla a ella así de enojada…? –
Sus manos se posaron en su rostro cubriendo sus ojos mientras las lágrimas caían lentamente entre sus dedos, comenzó a recordar diferentes rostros que había visto anteriormente y que habían despertado su temor.
– Los hombres de los demás gremios… El señor Mithau… Papá… Todos me hacen temblar. Pero la maestra Bianchi… ¿Por qué su furia es diferente…? No tengo miedo de ella… Estoy asustada por ella… Por ellos… ¿Por qué tuvieron que resolverlo así…? ¿Por qué no pudieron hacerme caso…? –
El chofer abrió la puerta indicando que habían llegado a su destino, sacando a Lucy del centro de sus pensamientos, la joven pagó el traslado y se dirigió a las puertas de Cuento Legendario, la taberna se mantuvo en silencio al verla llegar, Lucy atravesó los pasillos sin mirar a nadie, llegando directamente a la oficina de Mithau, tocando la puerta.
– ¿Quién interrumpe? –
– Maestro Mithau, Soy Lucy, necesito una audiencia con usted. –
– Rushia, te estaba esperando, entra. –
La joven entró con una mirada seria fijándose que alguien más ya estaba en audiencia con él, un joven uniformado muy bien vestido.
– ¿Qué te trae por aquí? Solo han pasado un par de días ¿Y ya hay problemas con tu gremio? –
– Me temo que sí, maestro… Estrella Onírica fue atacada por un escuadrón de indeseables, tengo razones para pensar que RocaFiera está involucrado. –
Mithau entrecerró sus ojos con seriedad e indignación.
– ¿Ah sí…? ¿Y tus compañeros? ¿Dónde está tu maestra? –
El corazón de Lucy se detuvo por unos segundos, no había mencionado ese detalle, que por cierto era primordial en su labor.
– La maestra Bianchi… Ella… –
– Fue acusada de asesinar a un mercenario… y ahora está invadiendo la base de RocaFiera –
Los ojos de la joven se abrieron con miedo y sorpresa, volviendo la mirada al gran maestro.
– ¿¡Cómo fue que se enteró de esto?! –
– Simple, yo se lo reporté. – contestó el uniformado con una mirada despectiva.
– ¿Tu quién eres…? –
– Dryt Joanathel, administrador responsable de RocaFiera. Mercenario de rango C, trabajo para el maestro Steelander… ¿Qué hay de ti? No veo un sello de gremio en tu cuerpo. –
– Mi nombre es Rushia Auntunalle… Soy una administradora… Estoy bajo el cargo de Estrella Onírica, recientemente fui atacada por tus compañeros y por un cazarrecompensas ajeno a tu gremio. –
– ¡¿Atacada…?! ¡Explícate ahora! – Exigió Mithau frunciendo el ceño
– ¡Maestro Mithau! ¡He venido a reportar a mi equipo por tomar una decisión contra las normas del ministerio, ellos han partido a la base de RocaFiera ignorando mis sugerencias… Lo han hecho porque sus mercenarios me atacaron, uno de ellos, un demonio cazarrecompensas, me dejó gravemente herida, ¡Mi informe fue retrasado debido a que mi maestra me ordenó curar mis heridas antes de reportar! ¡Solicito que se tomen las medidas necesarias! –
– ¡Joanathel! ¡¿Qué es eso del demonio?! – exclamó el gran Maestro comenzando a enojarse severamente.
– ¡M-Maestro Mithau! ¡El general Steelander ordenó contratarlo guiado por la furia causada por la pérdida de nuestro camarada! ¡Le dije que debíamos informar primero, pero él insistió! –
– ¡Cuanta incompetencia! – exclamó Mithau golpeando la pared con su mano agrietándola al impacto haciendo temblar el suelo, intimidando a los dos administradores, haciéndolos retroceder con miedo.
El gran maestro extendió su báculo hacia adelante abriendo un portal con este.
– ¡Invocación, Garfarath! –
Desde el círculo de invocación surgió un imponente grifo, el cual se elevó alrededor de la habitación, posándose frente a Mithau.
– Ve por Karasu… Dile que la misión tiene un cambio de planes… Ahora, debe cazarlos a ambos. –
El grifo voló inmediatamente obedeciendo la instrucción, empujando con sus alas una estruendosa ráfaga de viento apenas dando tiempo a espabilar a los jóvenes.
– ¿¡Cazarlos?! ¿¡Karasu?! – preguntó Dryt inquieto.
– ¿¡Karasu La Plaga?! – exclamó Lucy preocupada.
– ¿¡Quién es él?! ¿¡Es un cazarrecompensas?! –
– Karasu, conocido como “La Plaga” es un mercenario independiente de alto rango… Rango A específicamente… A pesar de no estar en un gremio, ni ser un maestro, se le considera miembro importante del consejo… Por ser simplemente imparable… Ha realizado cientos de misiones sin recibir un solo rasguño… Pero él proviene de las nieblas del sur… ¿¡Porque estaría aquí?! –
Mithau se aproximó a ellos sin dejar de lado su severa mirada explicando la respuesta a su interrogante.
– Yo lo llamé… Necesitaba un mercenario capaz de capturar a una bruja maestra… Especialmente una con la habilidad de Bianchi Moscheta… Y que además pudiera capturar a todo su equipo… Pero ahora también necesito a uno que pueda neutralizar a Jean Steelander, ambos serán juzgados y castigados por sus actos. Lucy, lo lamento por esta situación, mañana te daré una carta de recomendación para un nuevo empleo, no volverás a trabajar con gremios nunca más. –
– Pero Maestro… ¿Qué será de ellos…? –
– Evidentemente… Estrella Onírica será detenido, disuelto y destituido permanentemente del ministerio de mercenarios… Mientras que RocaFiera será un gremio marginado y permanentemente vigilado, no volveré a tolerar el trabajo con demonios… A partir de mañana Keaton comenzará a perseguirlos y acabarlos, que es lo que desde el principio debimos hacer. –
– ¿A-acabarlos? Maestro… Esa medida… –
– Un demonio… Que no es supervisado por el ministerio… Atacó a un inocente sin marca de gremio, eso es castigable de la peor forma. –
– Pero… ¡Rhodas Giolassi también es un demonio! –
– Por ahora será vigilado, pero no volverá a ser un mercenario, al igual que sus compañeros. –
– ¡Maestro! ¡No existen pruebas que indiquen que Bianchi Moscheta haya asesinado al mercader de RocaFiera! –
– ¿¡Que dices?! – interrumpió Dryt molesto.
– ¿¡Puedes probar que la maestra Bianchi lo hizo?! –
– ¿¡Te burlas de mi compañero muerto?! – exclamó el joven desenvainando su espada frente a Lucy, la cual en gesto automático se cubrió asustada apretando los ojos.
– ¡Joanathel! – exclamó Mithau llamando la atención del administrador con una poderosa ráfaga de viento emanando desde su cuerpo.
– Ella dice que no tienes pruebas… ¿Las tienes? –
El joven se quedó pensativo unos segundos, frustrándose más y más a cada segundo que pasaba, pensando en las consecuencias que traería cada error cometido.
– ¿¡Las tienes?! –
– ¡No, señor! –
Mithau caminó en silencio levantando el mentón de Lucy con su mano, dando la espalda a ambos.
– Entiendes… Que pudieron haber matado a una inocente… ¿Por algo de lo que no tienen pruebas…? –
– Lo entiendo señor… –
– Bien… Hoy habrá dos gremios castigados… Pero mañana… uno de los dos… Ya no será un gremio. –
En ese momento la joven administradora se acercó al viejo mago para negociar el asunto.
– Maestro Mithau… –
– Lucy… tu carta de recomendación para un nuevo trabajo estará lista mañana… Puedes retirarte… –
– Pero maestro, si la maestra Bianchi demuestra su inocencia… –
– Lucy… Ya no quiero volver a oír que te hicieron daño en otro gremio, ¿No has tenido ya suficiente? Tu misma lo dijiste… Los gremios no son para ti. –
– Pero… –
– No volverán a hacerte daño… Es suficiente. –
– Si maestro… –
El administrador de RocaFiera bajó la mirada despidiéndose en silencio para marcharse, mientras que el labio de Lucy temblaba de forma involuntaria. La joven apretó los ojos y se marchó a paso lento de la habitación.
– Por favor… Regresen a salvo… Chicos… Maestra Bianchi… –
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