Guerra de Gigantes:Ascenso de La Republica Galactica de Francia. - 24
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- 24 - Un dia con mamá
La llegada de su madre fue completamente inesperada, a pesar de todo y tener las contraseñas y accesos de su abuelo, no logro enterarse del regreso de su madre,o tal ves solo un poco de creer que la guerra duraria mas años, el vaiven de las fuerzas militares subia y bajaba lo que impedia un final a esa larga guerra.
Penso en su madre, tenia memoria de ella tan linda y tan hermosa, y seguia igual o mas bien ligeramente mas hermosa y mas bella que antes, se veia radiante como si un aura de energia le protegiera como aumentaban su belleza.
Su padre no estaba cerca era uno de los comandantes encargado de controlar cientos de tropas y docenas de naves en esa larga guerra, por el momento sus mensajes que se mandaban se quedaria en pura transmision digital de video.
Pero ahora aqui tenia a su linda madre, con esos ojos verdes, cabellos rubios, cuerpo sin duda bien proporcionado ademas de generoso a los ojos de los hombres o de las lolis con complejo de edipo.
Las 2 mirandose cara a cara, saltaron abrazandose, fue un momento muy lindo y sintio el olor y el calor de su madre, respiro profundamente mientras esas sensaciones de proteccion y amor le inundaban.
-Mi niña, mi linda hija, mi amor, me preciosa hija, mi hermosa princesa, finalmente mama ha regresado-dijo Gisha con un tono de amor maternal pero un ligero temor entre sus movimientos, podria pensar que su hija le rechazaba.
Pero encontro a su hija sumida entre sus pechos y en un fuerte abrazo.
Finalmente Gisha pudo deshacerse de esos fantasmas, ahora pudo abrazar a su hija entre su pecho, finalmente hundiendo a su hija entre sus generosas tetas, y la hija no tuvo o tenia problemas en morirse de nuevo.
Despues de todo, Natalia no era solo una niña linda, tambien era un reencarnado, que estaba gozando del amor, ademas de que realmente sentia un poco de verdadero gozo, esa sensacion muy afectuosa de amor, afecto, cariño, para alguien que realmente no tenia tiempo para poder ser querido en su hogar.
Aunque ahora mismo ligeramente convertido en una chica con mente de un rabo verde, podria sentir un poco de ese amor sin esa macula de lascivia que mantenia normalmente, claramente podria embriagarse en el amor de su madre de este mundo, pero bueno, si podria meter su cabeza entre tetas que iba a hacer.
La presencia de sus padres en realidad no era inusual como tampoco inusual su lejania o no verlos por largos años, los nobles iban guerreaban y morian por un Zar dedicado a volverse en un dios, no era la primera ni seria la ultima noble que deberia depender de un abuelo, otros chicos o chicas nobles al final dependian de sirvientas, maestros, ayudantes o familiares lejanos o cercanos para criarse, no era algo inusual que al final terminaran algunas cosas muy raras entre las casas nobles de la Rusia, bodas entre familiares de sangre o bodas entre consaguineos geneticos, tambien era norma entre nobles de apellido o demas.
-Papa como esta-dijo Natalia, a la que su madre puso una cara nerviosa, tenia tal ves la idea que su padre se habia podido deshacer de sus responsabilidades militares.
-Papa debera hacer muchas guerras, hasta que tomemos georgia en nombre del amado Zar-dijo su mama con nerviosismo.
-Entonces mama, que te ha alejado de la guerra-
Gisha sintio un poco de remordimiento, se habia alejado de su hija a pelear en una guerra que no entendia o no queria saber, pero queria combatir, ahora mismo el haberse alejado de su hija deberia encontrarse en una buena excusa, como tambien para justificar el regresar.
-Estoy esperando a un hermanito-dijo ella-pronto tendras a un hermanito, que vas a querer y el te va a querer-dijo mientras sentia remordimiento de que fue un hijo quien le hizo retirarse de sus deberes militares y no su hija.
Tener un hijo e hija, no fue cuestion de juego, era momento donde las mujeres en el ejercito solian abandonar sus actividades, aunque algunas lo abandonaban para criar a sus hijos, y al parecer ella resistiendose a la idea mintiendose de que lo hacia por sus 2 hijos, al final era mas importante un hijo, un futuro varon que una chica, penso que era realmente una hipocrita mintiendo, y despues decidio mentirse para aflorar un poco el dolor en su pecho.
Penso en su padre el legendario general y heroe Suvorov que habia enfrentado a los Turcos, a los polacos, en guerras donde habia demostrado su genio al derrotarlos en varias batallas invictas, ellos al final fueron aplastados contra la pared y destruidos, lastima que su padre se llevara tan mal con el actual Zar, alguien como el en los frentes de guerra lograria vencer facilmente.
Y ahi regreso hacia su pecho un dolor, por que ahora en ese momento se habia retirardo del ejercito, penso tantas excusas, pero incluso ella vio natural retirarse despues de enterarse de su actual hijo.
Natalia le tomo de las manos y la llevo por los pasillos, mientras se perdia en sus cavilaciones.
-Mami, quiero que pruebes algunas cosillas-dijo la pequeña, que tenia en mente algunas ideas, y no eran de las sensatas.
Su mama reviso a los lados, esa presencia de sirvientas que se veian, muy sexys, diferentes y sagaces, realmente si su marido hubiera regresado, no hubiera contenido en sus pantalones su miembro…y ella no se imaginaba en una orgia con su embarazado.
-Madre quiero que pruebes mi invencion-dijo la chica, que empezo a abrir un ropero con cientos de pedazos de tela, la famosa lenceria de su hija, agarro un poco de esos y se quedo viendo, no podria ver que esto fuera tan popular en algunos sectores, pero lo vio.
Ahi su hija mientras tanto esperaba a que su madre luciera espectacular, porque como decia Freud, las niñas pasaban por una etapa edipica y actualmente.
La duquesita estaba muy activa su etapa edipica.
Por lo que su madre paso de ropajes como simples panties, cacheteros, los brasier los adoro, ademas uso desde medias, ligueros, y fue pasando de la ropa y ropa inteior hasta que empezo a ver sus gustos en ropa interior, descubrio que las tangas aunque ajustadas y se entrometian en sus huecos, eran muy comodos y le gustaba esa sensacion, ademas adoro las tangas de seda, un toque dulce mientras presionaba, le recordaban a su marido.
La mujer se fue cambiando, y tuvo que admitirlo, era comodo, algo ajustado, pero la hacia ver mas hermosa, mas bella y ademas relucia su belleza, antes que de un lado llegaron sirvientas corriendo.
-Francia, en este momento, la prision-pais de la bastilla ha caido-dijo una de las sirvientas.
-Es una lastima-dijo Natalia pensando-pero deberan tirar los mapas por los proximos 20 años-
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