Guildmaster - 01
Año 1618 de la Era de la Paz. Verano.
En medio de un páramo yermo de fuego y cenizas, miles de cadáveres yacían en el suelo, con sus corazas de acero fundidas sobre sus cuerpos, la piel y los huesos carbonizados, y sus formas encogidas y reducidas por las llamas.
Muchos aventureros de diferentes partes del mundo habían tratado de derrotar al colosal dragón rojo del páramo, una bestia de 35 metros de alto, con escamas impenetrables de iridiscente carmesí, patas exageradamente musculosas con terribles y enormes garras y que escupía fuego abrasador hasta casi un kilómetro de distancia, pero todos habían fallado inútilmente en su misión.
La criatura reposaba despreocupada sobre los restos incinerados y aun humeantes de una horda de jinetes orcos que tuvo la osadía de cruzar su territorio. El dragón soltó un ronquido que hizo retumbar cielo y tierra.
Sopló un viento gélido desde el norte, silbando en el los oídos, la capa azul del guerrero caminante se ondulaba y sonaba ante la arremetida de la brisa. No llevaba una armadura vistosa como un caballero andante pero si un mandoble. Detrás de él, varios aventureros lo seguían, una preciosa hechicera, una angelical sacerdotisa, un amenazante guerrero acorazado y un confiado arquero.
— ¡Vaya! —gritó el aventurero de la capa azul —. Las leyendas sobre el dragón del páramo no son exageradas. Realmente eres una bestia colosal —el dragón abrió un solo ojo para mirar al osado guerrero, simples mortales que no valían la pena, ya estaba satisfecho con orcos y huargos —. Legendarias serán las historias sobre cómo te derrotamos en una épica batalla. Déjame contarte el final, tú mueren.
La bestia abrió ambos ojos con cierto aire de enojo, no tenía hambre, pero no iba a dejar vivir a alguien que parecía buscar tan activamente su propia muerte.
—Arrogante y diminuto humano —dijo el dragón con una grave voz que parecía resonar en todos los rincones de la existencia.
El dragón lo miró fijamente, sin comprender como tal arrogancia podía venir de un ser tan pequeño y frágil como un simple humano. La bestia del páramo miró en dirección hacia ellos mientras se levantaba, echando volutas de humo por sus enormes orificios nasales, entreabrió la boca dejando escapar una bocanada de aire caliente.
—No parece estar de humor para conversar —dijo la hechicera —. Yo tampoco, empecemos con la acción.
—Aquí vamos —dijo el arquero.
— ¡A darle! —dijo el guerrero pesado tomando su colosal escudo y su hacha mientras avanzaba hacia el frente.
Los aventureros prepararon sus armas, el aventurero de la capa azul desenfundó su pesado mandoble y lo sostuvo firmemente con ambas manos. Los ojos chispeantes como estrellas del dragón se encontraron con los suyos, oscuros, vivaces y ansiosos.
La criatura no perdió tiempo y trató de aplastarlos con su enorme pata delantera, como quien mata a un bicho fastidioso, pero golpeó contra algo metálico, debajo de su zarpa, todos los aventureros estaban agachados mientras con una fuerza sobrenatural, el guerrero pesado resistía el peso y la presión de la sierpe, entonces empujó hacia arriba con el escudo, obligándolo a retirar el pie.
El dragón disparó entonces una enorme ráfaga de fuego ardiente contra ellos. Pero la sacerdotisa recitó murmuró una plegaria al momento que levantaba su divino báculo y hacia un milagro.
—Astraeia, madre de la luz. Protege a tus hijos bajo tu radiante brillo, porque tú eres el sol, la luz y la vida. Protección.
Su bastón irradió una luz, y proyectó alrededor de ellos dos delicadas manos hechas de una luz cálida como los rayos del sol, la divina intervención detuvo el fuego sin problemas mientras todo a su alrededor era completamente reducido finas cenizas, dentro de la barrera, ellos esperaban.
Las flamas se disiparon en el aire y la energía empezó a desaparecer dejando la apertura. Las manos abrieron la defensa y los guerreros empezaron a correr directo hacia el dragón.
—Aquí te va uno de mis hechizos favoritos —dijo la hechicera mientras de la gema de su bastón flotaba una densa esfera de energía roja y chispeante, apuntó hacia la bestia—. ¡Rayo desintegrador!
Mientras los guerreros avanzaban a toda prisa, disparó un haz de energía carmesí hacia el rostro de la bestia, justo hacia uno de sus ojos, si bien se decía que sus escamas eran irrompibles, sus ojos eran débiles y la energía mágica causó un daño terrible a la criatura. El dragón profirió un estruendoso alarido de dolor mientras se sostenía la herida.
— ¡Os maldigo! ¡Maldita sea tu magia! —rugió iracundo mientras en el cielo aparecieron varios glifos mágicos draconicos —. ¡Desaparezcan!
Desde el aire, empezaron a llover devastadoras bolas de fuego hacia todas direcciones sin control, con cada impacto había una enorme explosión.
La criatura saltó en el aire para obtener la ventaja aérea, pero al desplegar sus majestuosas alas, una ráfaga de flechas atravesó sus membranas dejando estelas brillantes tras de si, entre el humo, la sierpe pudo ver como la clériga había encantado el arco y las flechas del tirador que disparaba una tras otra con una cadencia ridículamente alta, de seguir así, podría dejarlo incapaz de volar, pero la criatura inteligente, batió sus enormes alas, creando una ráfaga de viento devastadora, pero la clériga una vez más fue muy rápida y estableció otra barrera divina mientras la maga hacia un hechizo multiplicador que aumentó el número de flechas en el aire a una centena por segundo.
Con una señal del líder, el guerrero acorazado colocó su escudo como trampolín y el aventurero del mandoble lo usó para impulsarse varios metros en el aire, yendo incluso más arriba que el dragón.
— ¡Aquí voy! —gritó mientras empezaba a caer sobre la colosal sierpe.
La bestia se impulsó hacia arriba para devorarlo, pero el aventurero giró en el aire con su espada lista y esquivó el mordisco por poco, dio un gritó y enterró la espada encantada en el cuello de la bestia mientras caía, impulsando un tajo mortal.
El dragón profirió un rugido ensordecedor y luego empezó a sacudirse violentamente para quitárselo de encima, pero se agarró de las escamas y empezó a bajar hasta el pecho del dragón, el punto más débil de la bestia.
— ¡Maldito seas! —rugió la criatura antes de dar un poderoso batir de alas, creando más y más ráfagas destructivas que hacia volar todo un huracán de cenizas y cadáveres.
El aventurero apenas podía mantenerse agarrado, pero empezó a acercarse hasta el pecho brillante, un punto bastante grande de luz anaranjada que irradiaba calor como una fragua.
—Muere —murmuró antes de levantar su espada y atravesar el pecho con toda su fuerza.
Un último chillido de la bestia, un último batir de alas y el murió instantáneamente en el aire mientras su corazón estallaba dentro de su pecho, estaba a más de 25 metros en el aire cayendo libremente a toda velocidad, el dragón golpeó el suelo primero con un enorme estruendo.
La hechicera entonces le apuntó con su báculo, una pequeña esfera de luz celeste apareció en la punto de su báculo hacia su mano, apuntó hacia el aventurero que caía la esfera viajó rápidamente dejando una halo de luz tras de sí. La magia tocó al aventurero envolviéndolo en luz y frenando la velocidad de su caída.
Lentamente descendió suavemente sobre el pecho de la bestia caída.
El aventurero hizo un par de florituras con su enorme hoja antes de guardarla en la funda de su espalda. El antes invencible, dragón rojo del páramo había caído ante aquel legendario gremio de aventureros.
Los compañeros se acercaron a él rápidamente.
—Felicidades —dijo el arquero —. Esa maniobra fue increíble. Sin mis flechas, seguramente se hubiera ido demasiado alto y lo hubieses perdido.
—No lo hubiéramos logrado sin mi poderosa magia devastadora —dijo la hechicera levantando su bastón —. Pude incluso haberlo hecho sola —dijo dándose aires.
—Fue mi escudo el que ayudó a dar el golpe definitivo —replicó el guerrero pesado.
—Astraeia nos dice que debemos reconocer el valor de aquellos que lo tienen —dijo la sacerdotisa con una sonrisa, claramente refiriéndose a la eficacia de su poder divino.
—Basta chicos —dijo el aventurero del mandoble —. Fue nuestro trabajo en equipo el que lo logró. Somos buenos, pero trabajando juntos, somos invencibles.
—Esa fue una gran batalla, digna de canciones y baladas —dijo un bardo que llegaba a la escena —. Imaginad, el legendario gremio de aventureros, que derrotó al ser más poderoso que se haya visto en 3000 años.
“¿El más poderoso?” Escucharon todos en sus mentes, una voz grave y severa retumbando en sus cerebros.
Una enorme brecha roja se abrió en el cielo, las nubes se tornaron negras y la fuerte brisa se convirtió en un viento huracanado, rugiendo ante la furia que estaba apareciendo, desde la apertura de luz escarlata, empezó a surgir un enorme dragón, solo su rostro era más grande que el que habían enfrentado hace minutos. 500 metros de largo, dos pares de alas que cubrían el cielo, garras colosales y ojos ardientes como el mismo sol.
Descendió al suelo, haciendo temblar el mundo a su alrededor, los cuervos volaban en bandadas, huyendo despavoridos.
— ¡Yo! —rugió con una voz que se escuchaba hasta el mismísimo anillo divino —. ¡Soy el dios de los dragones! ¡Habéis llamado mi atención y seré quien los elimine de la existencia!
—B-bendita sea la Trinidad —murmuró asombrada la sacerdotisa.
—Ni un dios puede detener mi magia —sonrió la hechicera —. Acepto el desafio.
—Mi escudo está listo para la batalla —dijo el guerrero sosteniendo su arma defensiva predilecta.
—Y mis flechas no fallaran —dijo el arquero, poniendo tres de estas en su cuerda con una maestría sorprendente.
El aventurero de la capa azul tomó su espada una vez más.
—Me encantan los desafíos —dijo el —. ¡Y acepto el tuyo! ¡Dios de los dragones!
—Tu tiempo aquí se acabó, aventurero —dijo la titánica criatura —. Es momento, de bajar…
— ¿Eh?
—Ciertamente —sonrió la hechicera —. Ya es tarde y deberías haber bajado hace horas.
— ¿Bajar? —preguntó el aventurero, mirando a sus compañeros, todos con expresiones bobas.
— ¡Despierta ya de una vez! —gritaron todos a la vez y el mundo se sacudió violentamente.
…
— ¡Uaaah!
Drake despertó de golpe, aun somnoliento y con el fantasioso sueño dándole vueltas en la cabeza mientras su cama no paraba de temblar. A su derecha había alguien enorme que ocupaba casi la totalidad de su visión periférica. Volteó con flojera y miró al hombretón de pie junto a su cama.
— ¡Despierta de una buena vez! —dijo pateando su cama un par de veces, la madera rechinó como replicando por el maltrato —. Arréglate, es tarde, ya hay que abrir la tienda.
—Buenos días, tío Rob, feliz cumpleaños —sonrió con sarcasmo.
— ¡Gracias enano! ¡Ahora, muévete, no tenemos todo el día! —dijo, aunque Drake no era nada bajo de estatura, solo que Rob era bastante alto en comparación con casi todo el mundo.
El hombre cuyas pisadas hacían temblar la casa salió a toda prisa de su habitación y Drake puso los pies sobre el suelo. Solo entonces cayó en cuenta que no solo era el día de su cumpleaños. Era el día.
A toda prisa se levantó, bajó las escaleras de la casa hasta el patio donde estaba la fragua que no le había dejado dormir bien hasta la noche anterior, cruzó hasta el cuarto de baño y se dio una buena ducha, se vistió con un jubón negro, pantalones oscuros y se calzó sus botas sencillas, se ajustó bien el cinturón y corrió hasta el salón común de la casa.
El desayuno no estaba allí, y eso que hoy era el día que le tocaba a su tío cocinar, además, ¡era su cumpleaños!
Fue hasta el cajón de cartas, donde su tío ponía la correspondencia que llegaba. Generalmente sus otros tíos le enviaban mensajes desde lejos. Pero no había nada, estaba completamente vacía.
—Qué extraño —pensó en voz alta —. Siempre la tía Azharia me escribe ¿habrá pasado algo?
Revisó la despensa, solo quedaba un poco de pan, y ya estaba seco. Lo tomó, era lo único que había.
Detrás de él, escuchó pasos pesados y acelerados acercándose a toda prisa.
— ¡Come deprisa y ve a trabajar, hay viajeros en la calle! —dijo mientras lo empujaba rápidamente hacia la puerta.
—Oye, con calma —balbuceó con el pan en la boca.
— ¡El tiempo es dinero, Drake! ¡A trabajar!
Drake solo tomó un trozo de queso más y cruzó la puerta que daba a la tienda en el frente de la casa. Retiró los barrotes de acero de la seguridad de la tienda, retiró la tela gruesa con la que cubría las vitrinas de cristal y abrió la puerta, colocó el anuncio de madera afuera y volvió para sentarse detrás del mostrador.
Miró el establecimiento, la casa era grande y este local era bastante amplió, en varios cajones había espadas de segunda mano, dagas y otros objetos similares, todos de baja categoría y por lo tanto a un precio relativamente más bajo. En las paredes colgaban exhibidas, las mejores armas disponibles, espadas de excelente calidad, de acero ushadino local, el pesado y letal acero enano y el ligero, mágico, escaso y bastante costoso, acero elfico.
También habían armas del cuarto competidor directo en el negocio de la armería, el acero orco, eran armas por demás, toscas, con hojas picudas y diseños algo macabros, pero nadie negaba la efectividad de sus armas, no era tan pesado, ni tan ligero, y mantenían un buen filo siempre y cuando tuviesen un buen mantenimiento. Además, los orcos, al igual que los armeros humanos de Ushadonm, fabricaban toda clase de armas, desde espadas y dagas, hasta máguales, lanzas y estrellas del alba (siendo las susodichas orcas, armas muy aterradoras).
Por la ventana se podían ver personas y carretas cruzando la calle principal, cada minuto que pasaba parecía haber más gente, y era lo regular. La ciudadela de Ushadonm era la capital del imperio del mismo nombre, siempre había mucho comercio aquí, pues personas de todo el continente venían hasta acá para comprar no solo armas, sino también armaduras, utensilios de metal y herramientas especializadas al mejor costo.
Aun entre tanta gente, era fácil distinguir a los extranjeros, tanto los norteños (que solían ser magos en su mayoría, o vestir capas y túnicas), como a los sureños (desde los vecinos más cercanos con un estilo similar, hasta los habitantes del desierto con sus turbantes de colores y sus cimitarras). No faltaban elfos del bosque (que eran la segunda población más numerosa del imperio, después de los humanos, claro está), enanos, merins (una raza de personas de aspecto infantil) y felinos del continente vecino. Pero los más sencillos de diferenciar, eran los aventureros.
Muchos vestían ropa más cómoda y casual cuando estaban de paso por las ciudades, pero la mayoría preferían andar por allí, exhibiendo sus armas, sus armaduras y sus objetos, llamando la atención en busca de posibles misiones, otros solo disfrutaban la atención que atraían. De todo hay en un grupo tan grande como lo son los afamados aventureros. Siempre en movimiento y al borde de la vida y la muerte.
Justo en ese instante, sonó la campana de la puerta, anunciando un cliente, claramente una aventurera. Vestía su armadura, un modelo estilizado (como solían ser la mayoría de las armaduras de los aventureros) que resaltaba mucho su feminidad sin perder movimiento o capacidad defensiva, era una pechera de acero, Drake no analizó demasiado el acero para no parece descortés, la chica dejaba ondear a cada paso una capa azul celeste aparentemente de buen material que contrataba con su cabello negro.
Ella se acercó al mostrador y desenfundó su espada ropera de su cinturón, revelando que la hoja estaba partida.
—Buenos días —sonrió Drake, iniciando el juego del comercio —. Bienvenida a la Armería Hammerfall ¿En qué puedo servirle?
—Mi espada se rompió en una batalla en un… digámosle accidente, con una pared, no voy a entrar en detalles, y necesito una nueva. Algo ligero y manejable, pero muy afilada y buena para estocadas ¿Qué tienes para mí? —dijo inclinándose levemente sobre la mesa y fijando sus ojos azules en él.
—Descartamos entonces las armas enanas y orcas. Tengo armas elficas encantadas que probablemente sean de…
Pero ella lo acalló al instante.
—No tengo tanto presupuesto —exclamó.
—Piénsalo, una hoja así no solo bonita, sino además tan afilada como para cortar piedras (si usas el ángulo correcto). Aunque si buscas efectividad, tengo una hoja que nos llegó recientemente.
—Te escucho.
Drake bajó bajo el mostrador y sacó un fajo de cuero negro, lo desenvolvió y reveló una espada con la hoja negra como el carbón, el diseño no era precisamente una espada ropera, sino una hoja bastarda, pero era ligera y buena para cortar y perforar cotas de malla. Además, si la mirabas atentamente, podías ver glifos inscritos en el metal y un raro brillo naranja que envolvía el filo oscuro de la espada.
—Como puede apreciar, esta es una espada mágica —dijo tomándola por la empuñadura de cuero negro, la guarda de cruz era dorada, aunque no era oro, el pomo era una pequeña esfera que le daba un balance ideal para el manejo con una mano —. Tiene glifos ígneos, y le aseguro que hace más que prender fogatas. La hoja puede hacer llamaradas mágicas y es útil tanto en combate como fuera de él. Además, acero local, resistente y flexible, y tiene mucha clase y elegancia. Esta arma es definitivamente para una aventurera como tú.
— ¡Vaya! Es un arma preciosa —dijo ella admirando la hoja y su reflejo en ella, acercó la mano hacia la empuñadura, pero luego reculó, Drake asintió, indicando que podía tomar la espada —. Gracias —. La aventurera dio un par de tajo en el aire e hizo unas cuantas piruetas con la hoja, era claro que era versada en el uso del arma —. Tiene muy buen balance y es más ligera de lo que parece.
—Es un arma de buena calidad. Y se te ve bien.
— ¿Y… que costo tiene?
—1700 piezas.
La chica puso el arma sobre el cuero negro de inmediato.
— ¡Imposible!… ¡1700! ¿¡Estas demente!? ¡Eso es mucho dinero! —exclamó alarmada.
—Esta arma es muy buena. Puede cortar incluso el metal si la dejas el suficiente tiempo. Además de que no pierde el filo con el uso correcto, gracias a los encantamientos que tiene, puede mantenerse afilada durante 100 años. Es un arma única en su tipo, no llevarla sería una mala jugada.
—No tengo tanto dinero —dijo mirando el suelo, sonrió maliciosa y lo vio a los ojos, reposó los brazos sobre el mostrador, dejándole ver por la apertura entre sus pechos de su pechera en una pose bastante seductora e insinuante —. ¿Puedes… hacerme un descuento? —se acercó más a Drake, el apenas si se movió —- ¿Por-fa-vor? —dijo con una sonrisa pícara.
Pero él conocía el juego muy bien, no era la primera vez, ni la segunda, ni la centésima. Así que el también actuó como se esperaba, empezó a sudar un poco, se sonrojó incluso, y para completar su papel, empezó a tartamudear.
— ¡C-claro! Creo que puedo hacer un descuento —dijo rascándose la nuca mientras actuaba como si no quisiera ver y le diera pena. De hecho, esta era una de las cosas que le gustaba de ser vendedor de armas para aventureros —. Puedo rebajarlo… A-a la mitad ¡Sí! ¡A la mitad! —dijo con una risa nerviosa, mientras actuaba como si tratara de ver hacia otro lado.
La expresión de autosuficiencia de la atractiva aventurera le reveló que se había comido su teatro. La chica sacó su bolsa de monedas. Cuando eres tendero durante tantos años, llegas a ser capaz de calcular cuantas monedas hay en una bolsa solo con ver su forma, y ella claramente tenía bastante dinero. Incluso 850 piezas eran bastante.
Ella puso las piezas en la mesa. Drake, actuando nervioso, hizo como que contaba el dinero con dificultad, pero lo dejó a la mitad y solo lo recogió.
—Es un placer, cariño —dijo guiñándole un ojo.
—E-el placer es mío.
Ella tomó la hoja, hizo un par de florituras con el arma y la guardó en la funda que ella llevaba consigo. Lo cierto es que el arma en si era muy buena. Pero la magia siempre tiene un efecto rebote de algún modo, en este caso, apenas la espada encajó en el cuero, este empezó a humear, se estaba cocinando y un olor bastante particular empezó a inundar la tienda.
— ¡¿Qué?! ¡¿Qué está pasando?!
— ¡Oh! —dijo con sorpresa fingida, y una sonrisa pícara por dentro —. ¿No le mencioné que la espada no puede ser guardada en una funda común? —Drake sonrió pícaramente —. Si lo hace, podría lastimarse, de hecho, puede causar un incendio si no la guarda adecuadamente. Afortunadamente también vendemos una funda perfecta para esa espada ¡A tan solo 850 piezas! ¡Una ganga! ¡Una preciosa obra fabricada con la membrana de las alas de un wyvern…!
La chica ya se había desbrochado el cinturón y la espada magia había carbonizado la antigua funda de cuero. Entonces entendió dos cosas, una era que había sido engañada en su propio juego, y otra era que no tenía más opción que comprarle a él la funda de la espada al precio que dictara.
— ¡Me la llevo! ¡Me la llevo! —dijo mientras balanceaba la espada en la funda de cuero en llamas.
—Excelente —dijo el mientras tomaba la espada del suelo y la enfundaba en la nueva funda, el cuero de las alas de la criatura era de un color negro rojizo y brillaba ante cualquier luz a su alrededor, las decoraciones doradas hacia juego con la espada y completaban el set.
La chica pagó el precio completo del arma y se fue enfurruñada, aunque con un arma de muy buena calidad que no le fallaría, incluso si golpeaba un muro un par de veces. Lo más probable es que al contar la historia, muchos se reirían y al usar la nueva arma, descubriría que no le había mentido en absoluto sobre el desempeño del arma. Incluso quizás volvería a comprar, aunque no trataría de seducirlo de nuevo por un descuento.
—Otro trabajo bien hecho —dijo su tío detrás de el —. ¿Si sabes que puedes obtener más que solo unas simples vistas, verdad?
—Sí, pero da igual. Me conformo con eso por ahora.
—Bueno, ya has terminado aquí por hoy.
— ¿Pero si apenas estoy empezando? ¿No que tenía que trabajar todo el día? —el chico sonrió, empezó a creer cosas que no eran —. ¿Ahora si vamos a celebrar mi cumpleaños? ¡Ya era hora!
— ¡¿Quién dijo que no ibas a trabajar?! ¡Mequetrefe! —le gritó él —. Necesito que hagas un encargo, una entrega especial.
—Sí, está bien —dijo mirando al techo con fastidio.
— ¿Me estas escuchando?
—Sí, fuerte y claro. Hoy estas gritando mucho, Rob.
—Hoy necesito que trabajes mucho, Drake. Sígueme.
Pasaron por la cocina de la casa hasta el patio posterior donde estaba la fragua. Había piezas de hierro junto al yunque, también de otros metales, parecía que hoy iba a trabajar. Pero lo que más destacaba era una espada sobre el hierro.
Era un mandoble de acero ushadino, un arma de excelente factura y que tenía grabado el sello de Robert Hammerfall, un martillo cabeza abajo sostenido por una mano, la hoja era ancha, la guarda de cruz, empuñadura de cuero y pomo de metal en forma de diamante, prefecto para golpes letales. También había al lado una excelente funda de cuero y hierro.
—Esta espada es para un cliente que va a pagar muchísimo. Aunque no me ha pagado.
— ¡¿El tacaño tío Rob trabajando de a gratis?! —dijo con falsa sorpresa.
— ¡Me dio un pagaré sellado por el Gremio de Herreros! —Gritó de nuevo —. Es autentico, así que debes llevarla hasta el lado noreste dela ciudad y entregarla a un hombre llamado Alan, usa un broche de plata con una joya roja, parece que no se lo quita. Entrégala y tráeme el resto del dinero ¿Entendido?
— ¿Solo lleva un broche? ¿No hay más detalles?
—Paga bien, solo entrégala antes de que anochezca.
—Apenas es de mañana. Iré rápidamente.
—Más te vale. Te necesito trabajando en la tienda.
—Ni en mi cumpleaños descanso. Sabes que mañana me voy.
—Sí, ya estoy buscando un nuevo asistente —dijo el hombretón con seriedad, luego empezó a sonreír —. Y mejor si es una chica —dijo con una carcajada.
—Claro que si —murmuró con sarcasmo —. Probablemente sea una enana barbuda —dijo entre risas —. Bueno, me llevo esto.
Guardó la espada en la funda y la envolvió en un paño. Atada por una cuerda se la puso en la espalda y salió a la calle.
…
La Ciudadela de Ushadonm era la ciudad más grande de toda Novaria, también la que acogía al mayor número de razas entre sus muros, y al estar situada en un punto estratégico, era un paso de comercio entre el norte y el sur del continente, por lo que siempre había trabajo que hacer.
El Imperio de Ushadonm era conocido por sus techos de rojos sucios de hollín y sus herreros, las armas fabricadas con el acero de sus montañas y el sudor de sus artesanos del hierro y el acero competía directamente con lo mejor de la fabricación elfica y enana. Por lo que no solo muchos de los reinos pequeños del sur adquirían armas y equipo de la enorme nación central, sino que también los aventureros solían llegar hasta la ciudad para comprar armas y armaduras de buena factura. Por lo que en la ciudad había muchas fraguas a la vez, tiñendo el cielo de un permanente gris humo, aunque el sol y el resplandeciente anillo alrededor del planeta aún se distinguían, a veces.
Entre las muchas tiendas del tercer distrito de la ciudad, en el suroeste de la ciudadela, había una en la que Drake trabajaba con su tío, Robert Hammerfall. Su acero era bueno, pero no el mejor, por lo que se dedicaba mayormente a la compra de equipos de aventureros usados, espadas, escudos, corazas y otros similares y los reparaba, también compraba a herreros novatos y vendía sus armas en su tienda.
—Hola Drake —le saludaron desde lejos.
—Buenos días, Drake —le saludó un anciano que pasaba.
— ¡Hola, buenos días, Drake!
En el camino, muchos lo saludaban, aunque era una ciudad muy grande, todos conocían a uno de los aprendices del desaparecido aventurero Edward Ruby.
El joven se dirigió hacia el lado noreste de la ciudad, exactamente en el extremo de Ushadonm, caminó durante media hora hasta el centro de la ciudad, la enorme estatua del fundador de la ciudad, Percival Ushadonm I, era una de imágenes icónicas de la ciudad de los techos rojos, por encima, se veía el sofisticado andamiaje de acero del Ferrocarril de Novaria, una de la invenciones hechas por los dakumas desde su llegada hace 1600 años. La locomotora de vapor era sumamente ruidosa cuando pasaba, pero gracias a ella todo el centro-norte del continente estaba unido.
Luego de allí, fueron otros treinta minutos bordeando el muro que dividía el resto de la ciudad con el distrito aristocrático de Ushadonm, a cada momento, la pared de bloques de piedra era remplazada por la roca del enorme acantilado sobre el cual estaba construido todo el distrito hasta el enorme castillo donde residía el Emperador de Ushadonm.
El barrio noroeste estaba justo en la caída del acantilado, desde donde salían todos los desechos del distrito aristocrático, era la entrada principal al intrincando sistema de drenaje de la urbe, generalmente lleno de bichos peligrosos como ratas y ratas gigantes, incluso a veces limos, por lo que muchas veces la ciudad contrataba aventureros para exterminar a estas plagas.
Este era el barrio bajo de la ciudad, después de poco más de una hora de camino, había llegado a la entrada, pero solo tenía una descripción de a quien buscaba y nada más. Por lo que se dirigió a una taberna, uno de los mejores lugares para encontrar a alguien, o para preguntar por ese alguien.
—Este lugar no se ve confiable —pensó en voz alta.
En efecto, el sitio era una casucha de madera, el techo de tejas casi no tenía ninguna teja, el letrero de la taberna estaba bastante podrido, las ventanas estaba sucias y había mucho ruido adentro para ser mitad de mañana. Pero entró.
Repasó con vista el sitio, todo el ruido se debía a una pelea en el bar. Un tipo enorme hecho de grasa y músculos estaba peleando contra un orco que parecía estar hecho del mismo molde, solo que de piel verdosa. Se daban y recibían golpes uno tras otro y todos los demás espectadores gritaban alrededor de ellos.
Drake se acercó al tabernero, un sujeto flaco y entrado en años con una barba descuidada y que seguramente dejaba más de un pelo en las bebidas.
—Estoy buscando a un sujeto con un broche de plata, tiene una enorme joya engastada.
— ¿Qué clase de descripción es esa? ¿Cómo quieres que lo sepa?
—Me lo supuse.
Drake salió de inmediato, no había nada más que ver allí, el orco tumbó al humano de un gancho.
En la calle de nuevo empezó a andar por todo el barrio de aquí para allá. Pasó horas buscando, preguntando, entrenado en cada tugurio, taberna, bar, casa de apuestas, prostíbulo y tienda de segunda mano que encontró, pero no lograba dar con el sujeto que buscaba. Ya había pasado el mediodía y ya se supone que debería haber vuelto.
—Que buena forma de pasar mi cumpleaños —murmuró riendo mientras caminaba siguiendo las vías del tren.
— ¡Ey! ¡Tú! ¡El del mandoble! —Drake volteó y se señaló a si mismo con un dedo —. Claro. Ven acá. Escuché que estás buscando a Alain.
—Si es el del broche…
—Sí, ordenó una espada nueva. Ven.
El sujeto era un tipo mal vestido con una capa raída por el uso, en el cinto le colgaba una daga larga, típica de los asesinos y una daga curva, típica de los carteristas.
—“Obviamente es una trampa” —pensó él, riendo en silencio —. “De novatos, ¿Por quién me toman? Lo mejor será encargarme de este sujeto y sus compañeros”
Drake lo siguió por el barrio bajo, llegando hasta el canal de desechos de la ciudad, en la zona más alejada de la urbe, al borde del canal de drenaje, justo en la entrada más peligrosa al sistema de alcantarillas de Ushadonm, caminaron hasta un callejuela frente a unas cuantas casas y un pequeño y destrozado local, aparentemente una taberna de mala muerte y sin nombre.
Al otro lado de las casas se podía escuchar la ciudad en movimiento, pero aquí había un silencio tenso y una sensación omnipresente de incomodidad.
En la puerta de la alcantarilla le esperaban cinco sujetos, tres de ellos, dos hombres y una mujer, se veían igual de harapientos y zarrapastrosos que su guía, la cuarta, una mujer con una capa roja que estaba mejor vestida que el resto de los ladrones y portaba un sable en el cinto, claramente de diseño orco, por los picos afilados en la guarda y el pomo.
Otro sujeto, el quinto, destacaba bastante detrás de ella, coincidía casi por completo con la descripción que le dio Robert. Tenía un broche con una gema en su bufanda roja, era un sujeto que casi lo doblaba en altura, solo vestía unos pantalones de cuero, botas y brazales, por lo que se destacaba su marcada musculatura para intimidar. El susodicho era calvo y con cara de pocos amigos, portaba un par de cuchillos en el cinto. Lo que no le mencionó su mentor, es que se trataba de un orco, de piel verde pálida y ojos rojizos, con orejas picudas hacia arriba y colmillos inferiores prominentes, era la típica imagen de los miembros de su raza.
—“Sindicato Escarlata” —pensó, identificando al momento la icónica prenda del grupo criminal que operaba en la ciudad y el broche metálico con la pirámide desde arriba.
Seis sujetos más, armados con ballestas, bloquearon su retirada, dejándolo entre las casas y el canal de agua sucia.
—Mátenlo —dijo ella y los ladrones ballesteros apuntaron sus armas.
Drake sonrió y levantó los puños, el derecho al frente a la altura del rosto y el otro a la altura del pecho. Como su maestro le había enseñado.
Zumbaron por el aire los primeros tres disparos de ballesta, pero Drake, con unos reflejos excepcionales y potenciados por su Aura, esquivó los proyectiles, disparó el cuatro, el quinto y el último de ellos, pero ninguno de ellos dio en el blanco, el joven se movía con una destreza increíble curtida por los años de entrenamiento.
Los tres ladrones junto al orco y la mujer de la capa roja sacaron sus armas, dagas y espadas cortas, y avanzaron corriendo hacia él.
Uno de ellos atacó de frente, Drake esquivó el cuchillo y contestó con un puñetazo en el rostro, el golpe le rompió el tabique nasal, conectó un potente golpe en el estómago y luego una patada lateral que lo derribó hacia el agua pútrida.
Los de atrás estaban recargando sus ballestas, el joven levantó las manos, respiró y concentró su aura en sus pies, con una zancada veloz cortó distancia con los ballesteros y pateó al primero en el pecho derribándolo, el segundo sacó una daga, pero Drake desvió la punzada y lo golpeó en el rostro con su fuerza aumentada, aturdiéndolo.
Drake giró y evitó el ataque sorpresa del tercer ladrón, dos golpes rápidos y con gran potencia al rostro y una patada en la rodilla, doblándole la pierna en un ángulo incorrecto y dejándolo incapacitado, giró y esquivó el tajo de la espada del cuarto que casi le da en el brazo derecho, retrocedió y evitó otro tajo, el quinto le lanzó la daga y el la evitó por poco con un giro, aprovechó el impulso y pateó la mano de la espada de su atacante, rompiéndole la muñeca, con un segundo giro le pateó en el rostro noqueándolo, avanzó raudo contra el segundo ladrón derribándolo de un solo golpe demoledor en el pecho que le rompió varias costillas, concentró su aura en la mano derecha, giró y le estrelló un golpe directo al tercero lanzándolo un par de metros con el rostro ensangrentado e irreconocible.
El sexto recargó la ballesta, el quinto atacó con un tajo de la espada, pero Drake esquivó el tajo y le conectó un potente rodillazo en el estómago dejándolo sin aire, el sexto disparó la ballesta, pero Drake la evitó con un movimiento veloz, avanzó un parpadeo y le dio una patada, lanzándolo al desagüe.
Los otros tres atacaron con sus dagas, pero Drake sostuvo la muñeca del primero y con su fuerza superior le rompió la mano y le golpeó en el pecho, le segundo recibió una patada en la rodilla, rompiéndosela al instante. La tercera, atacó con un tajo de espada, pero la derribó tomándola del brazo y lanzándolo por encima, dejándola en el suelo sin aire y tosiendo ante el fuerte golpe.
—Lo siento —le dijo y volvió la mirada hacia los últimos dos. Todos sus oponente habían quedado incapacitados y algunos quizás muertos —. Vaya, ahora solo quedamos nosotros —dijo Drake.
—Acabalo —ordenó la mujer al orco, este gruñó afirmativamente.
Drake levantó los puños, el orco avanzó hacia él, sonrió y con un gesto de la mano le indicó que atacara de primero. El joven aprovechó y atacó de primero con un puñetazo directo al estómago, que era hasta donde le llegaba en altura, golpeó dos, tres, cuatro veces con su fuerza potenciada, pero el orco soltó una risa burlesca y le conectó un potente rodillazo en el rostro lanzándolo a metro y medio por el suelo.
El orco desenfundó sus dagas.
—Vaya, esto será interesante —dijo él.
El piel verde aceleró y atacó con un tajo de su daga a una velocidad excepcional, pero Drake evitó el golpe, la criatura giró y lanzó varios cortes aún más rápidos, Drake esquivó dos de ellos pero recibió un tajo en el hombro que gracias a un movimiento rápido, no fue tan grave.
Contraatacó con un par de puñetazos directo al pecho, pero no le hizo mucho daño. Evitó un tajo, pero se expuso a una patada en el estómago.
Drake gruñó y concentró bastante más energía Aura en las manos y golpeó de nuevo, el golpe rompió unas cuantas costillas del orco, que no se lo esperaba, pues el aura es invisible a los ojos. La criatura atacó con un tajo, pero Drake desvió su brazo con un movimiento fluido y luego, le agarró con fuerza para aplicarle una llave, concentró su energía por su cuerpo y golpeó de nuevo con mucha más fuerza hacia la muñeca derecha del orco, rompiéndole la mano y desarmándolo.
La criatura gritó furioso y atacó con su daga izquierda, pero Drake tomó el cuchillo del suelo, esquivó el tajo y con un tajo potenciado le rebanó los dedos al orco, tomó la daga en el aire y con un giro le abrió el torso de abajo hacia arriba.
La criatura cayó moribunda al suelo, moriría en segundos. Drake avanzó algo ensangrentado hacia la última ladrona.
— ¿Y usted que hará?
La mujer desenfundó su sable y su daga. Sopesó la mirada del muchacho un par de segundos y entendió. Soltó las armas y desapareció en las alcantarillas.
Drake expulsó el aire contenido y las manos empezaron a dolerle bastante, su cuerpo empezó a protestar por el esfuerzo y la cabeza empezó a molestarle.
—Lo logré —murmuró con un quejido, mientras caminaba de nuevo hacia la tienda.
…
La guardia de la ciudad capturó a un grupo de estafadores, ladrones y asesinos. Serian juzgados bajo la cruenta ley de Ushadonm. Drake volvió a casa, con la espada en la espalda y dolor en los puños, hacía tiempo que golpeaba nada y se estaba ablandando de nuevo, quizás debería empezar a retomar sus entrenamientos, más ahora que partiría hacia Tesangrey, la ciudad de los aventureros.
Empezaba a anochecer para cuando llego hasta su calle, antes llena de viajeros y ahora se preparaba para el comercio nocturno de los bares, tabernas y otros establecimientos de placer y esparcimiento, las farolas de la calle se encendieron automáticamente, eran mágicas y brillaban con un fragmento de cristal imbuido, aunque estaban protegidas mediante sellos, robarlas era castigado con tortura y ejecución pública.
Todo el camino estaba iluminado y la guardia nocturna empezaba sus rondas, vestidos con sus notorias capas rojas.
Drake llego hasta le entrada de la tienda, el cielo nocturno seguía nublado, entre las fisuras, se podía ver la estela dorada de polvo estelar que rodeaba el mundo, el anillo.
El joven se limpió un poco de la suciedad de su cara antes de entrar a la tienda, el lugar se estaba quedando a oscuras. Cerró la puerta tras de sí y caminó hasta la cocina.
— ¡Rob! Ya llegue, no vas a creer lo que pasó…
— ¡Sorpresa! —el joven levantó los puños al instante, pero se relajó al ver quiénes eran. Luego los sorprendidos eran ellos al ver el aspecto golpeado del muchacho.
Drake miró a todos allí, su tío Robert, su tía Azharia, su tía Autienml y su tío El´lezzarm, solo faltaba Faith, la hija de su maestro desaparecido y hermanastra.
—Vaya… —dijo cansado —. Muchas gracias.
—No te ves feliz —dijo su tía elfa acercándose a él y tomándolo de las mejillas, como siempre, se sonrojaba cuando la tenía cerca, aun ahora, después de 18 años, ella seguía exactamente igual —. ¿Te pasa algo?
—N-no. Solo que, el encargo al que me envió Rob era una trampa.
Rob sonrió.
— ¿Una trampa? —preguntó poco sorprendido —. Como no me di cuenta —dijo sarcástico —. Pudiste haber muerto allí —. Azharia, la merin le dio una patada en el tobillo al enorme hombretón con toda la fuerza que era capaz —. ¡Oye!
— ¡Maldito idiota sin cerebro! ¡¿Siquiera tienes idea de que pudo haber pasado?! ¡¿Se te ocurrió que podían haberlo matado allí, eh?!
—Estoy bien —dijo el con una sonrisa. Autienml lo abrazó y sonrió con él.
—Si míralo, está muy bien —dijo con una sonrisa —. Empieza a envejecer. No quiero tener que ir a tu funeral —dijo con sobreactuada tristeza, como era típico en la forma de ser la elfa.
—Aún falta para eso —dijo El´lezzar —. Si toma buenas decisiones, claro está. Ven, déjame curarte esos golpes.
Azharia seguía su incansable regañina contra el enorme Robert, el ex guerrero solo se encogió de hombros y caminó hacia la mesa donde estaba el pastel, con la merin gritándole.
— ¡¿Que no escuchas, engendro de trol?!
—Vamos, hay pastel —dijo Robert tratando de desviar la atención
—Si lo has hecho tú, quizás sea de hierro —murmuró la merin —. Ese imbécil.
—Esto es un cumpleaños, Drake sigue vivo, ha demostrado de nuevo que su habilidad solo ha mejorado y falta mucho para que se muera. ¡Ven muchacho, sopla las velas! ¡Que cumplas muchos años más!
El´lezzar terminó su magia curativa, los restos de la brillante luz que componían el conjuro menor de curación empezaron a desaparecer alrededor de Drake, sus golpes habían sanado y el corte en su hombro estaba cerrado, aunque le quedaría una cicatriz pequeña, otra más.
La merin le hizo señal de que se agachase, Drake obedeció y ella le dio un abrazo con fuerza.
—Mírate cómo has crecido —dijo ella —. Podría jurar que eres verdaderamente hijo de Ed. Ahora saldrás al mundo por tu cuenta. Te enseñamos bien, no deberías tener problemas, siempre y cuando no pienses con los músculos como Rob.
Todos empezaron a reírse. Rob llegó con el pastel, era de crema y moras, una técnica de masa de hojaldre que imitaba a la perfección una enredadera alrededor del pastel, era claramente pastelería elfica, había muchas en la ciudad, pues el pueblo de orejas largas no solo se ganaban la vida como cazadores y curtidores, sino también con su cocina.
—Puedo adivinar que la tachuela de Azharia está haciendo chistes de mis músculos. Sé que te encantan —dijo haciendo un par de flexiones.
— ¡A quien le dices tachuela, pilar de soporte, pino sobrecrecido, hijo de orca!
— ¡A ti, enana sin barba, mosca sin alas, pulga!
—Pueden subir y continuar su discusión en la habitación —dijo Autienml con una sonrisa socarrona. Ambos se miraron con agradable odio mutuo y se sentaron en la mesa.
—Todos son tan ruidosos—dijo el mago sentado en las sombras.
—Por cierto —dijo su tío Rob acercándose con una carta —. Llegó esta mañana, pero quería dártela cuando estuviéramos todos reunidos. Es de Faith.
Drake tomó la carta, la abrió y la leyó.
“Buenos días Drake. O buenas noches. Espero estés pasando un buen día, felicidades por tu cumpleaños. Sé que piensas venir a Tesangrey, créeme, no será fácil y quizás no pueda ayudarte mucho, pero sabes que puedes contar conmigo. Feliz cumpleaños hermano.”
—Gracias, Faith.
—Es hora de los regalos —dijo su tia elfa —. Esto te servirá de mucho —le entregó un par de botas —. Son elficas, no son mágicas, pero son muy cómodas y adaptables.
—Gracias, tía.
—Mi turno —dijo Azharia que rebuscó en el bolsillo de su abrigo rojo, sacó el puño pero lo mantuvo cerrado —. Adivina que tengo en mi mano… Es broma —abrió y reveló un anillo de oro con una pequeña piedra engastada —. Este si es mágico —dijo mirando a Autienml con picardía —. Es un anillo desviador de conjuros, úsalo con cuidado, no desvía la magia de área…
—Genial, muchas gracias.
—O los efectos subliminales —dijo su tio El´lezzar —. Ten — era una alforja rectangular para aventureros —. Le puse un encantamiento de resistencia, es más duradera y a prueba de agua. Es útil.
—Gracias —dijo mirando el bolso mientras lo probaba en su cinturón.
—Drake —dijo su tío —. Este es mi regalo —. Le dio una chaqueta de aventurero, una prenda diseñada específicamente para el oficio, era ligera, flexible, resistente, tachonada por dentro con placas ligeras de metal, con hombreras reforzadas de cuero y protección elevada en las áreas vitales. Resistente como una coraza y ligera como una armadura de cuero. Y venia en azul y negro, los colores que Drake prefería.
—Increíble —luego lo miró con incredulidad —. ¿No gastaste demasiado en esto?
—Trata de que valga la pena la inversión, que no te maten —dijo con seriedad, y luego le dio una hombrera —. Esto es muy personal —era una hombrera de acero, una pieza de armadura pesada que era parte de una armadura aun mayor, la armadura de Robert Hammerfall —. Te protegerá, sabes cómo usar la defensa de tus piezas de armadura.
—Sí, gracias a ti.
—Y no he terminado aún, Ed quería que tuvieras esto — Rob le entregó el ultimo regalo, enfundada en una funda de cuero negro con piezas brillantes de acero, una espada de dos manos de acero ushadino.
— ¡¿E-esta es…?!
—La espada de Edward —dijo Rob —. La dejo antes de irse, no sé porque, pero me hizo prometer que te la entregaría cuando llegaras a esta edad. Ahora es tuya.
Drake la desenfundó, la hoja era vieja, pero estaba pulida y bien cuidada, en algunas partes tenia mínimos daños y en otras, cicatrices de múltiples batallas, era una espada elegante y bien balanceada para un usuario con experiencia. Al verla, recordó sus días de entrenamiento, las prácticas día tras día, año tras año, que lo forjaron hasta convertirlo en un guerrero.
El joven apenas si pudo resistir las ganas de llorar, de emoción y nostalgia ante la expectativa del futuro y los recuerdos pasados. Faltaba poco para el momento.
—No te pongas sentimental —dijo Azharia —. Esto es una fiesta, no un funeral.
—Lo sé, tía. Solo, me hubiera gustado que Edward estuviera aquí.
—Así es la vida del aventurero, partes en cada viaje y nada te promete que regresaras a casa, esa es la aventura.
—Sé que está vivo, lo presiento.
—Quien sabe… Quizás tengas razón.
Drake sonrió al ver a casi toda su familia con el aquella noche. La velada fue corta, se pusieron al día rápidamente, cada uno de ellos había tenido muchas historias para contar en los años que habían pasado sin verse.
Ahora que Drake se marchaba, sería más difícil ubicarlo de nuevo, la vida de un aventurero te mantiene en movimiento. Muchas cosas podían pasar, además, no eran pocos los novatos que tomaban un fierro y salían a querer ser aventureros y morían en algún lugar desconocido, pero Drake era diferente, el había entrenado con aventureros, había aprendido sus técnicas y se había convertido en todo un maestro del combate, también podía usar su aura y equipararse contra enemigos fuertes sin problemas.
Aun así, nadie sabía que podía traer el destino. Aquella noche, Drake disfrutó de lo que probablemente sería su último sueño en su habitación, mañana, partiría hacia Tesangrey, la ciudad de los aventureros.
Comments for chapter "01"
QUE TE PARECIÓ?
Jajaja, me gustó esa jugada que le hizo a la chica. Y bueno, a ver qué puede traernos ese tal mencionado Tensagray.
En el caso de los poderes aurales, creo (corrígeme autor si me equivoco), que todo eso del poder aural viene de parte de HxH.
Ya verás, va a ser genial Tesangrey. El Aura, para nada, nunca he visto HxH, me base en el clásico poder de shonen, osea ki, chakra, cosmos, es lo mismo, pero con limitantes físicas. Igual, bien usado, puede darte ventajas.
Lo hice para balancear a los Guerreros y a los Magos.
PD: Tengo que ver Hunter x Hunter