Guildmaster - 04
Drake y Myelittine llevaban todo el día en el camino, no habían visto nada diferente a un bosque desde que pasaron el Viejo Puente.
— ¿No estamos perdidos?
Myelittine negó en silencio mientras seguía caminando con su capa negra ondulando tras de sí. El joven aventurero en las horas que llevaban juntos, aprendió que ella no solo no era muy conversadora, sino que realmente no decía absolutamente nada ni a ella no le parecía relevante, y esas cosas eran extremadamente escasas. La elfa de ojos rojos no le gustaba hablar.
—La verdad no me pierdo en los bosques con facilidad —dijo mientras caminaba detrás de ella —. Fue parte de mi entrenamiento, aunque la desorientación mágica me hace confundirme bastante. Este lugar me marea.
Myelittine no dijo nada, solo siguió caminando.
—… Pero sabes, voy a confiar en ti, se nota que sabes lo que haces —dijo acelerando hasta ir a la par con ella —. ¿Y cómo aprendiste esas habilidades con la espada? El talento de los elfos de la luz es legendario, pero eso fue algo increíble. No tengo ni idea de cómo es que sigo vivo, recuerdo que estabas por matarme y luego ¡PAF! —digo haciendo un aplauso e imitando un gran salpicón de agua con los brazos —. Estabas en el rio.
Myelittine volteó suavemente, sus ojos rojos se cruzaron con los suyos azules. Drake se calló al instante.
— ¿No recuerdas eso? —dijo con monótona parsimonia.
— ¿R-recordar? ¿Recordar que? —dijo un poco confundido.
—Hielo.
Drake se quedó pensando por un rato.
—…No, es como si faltara algo, pero no puedo concentrarme en saber que es. Solo sé que en un momento estabas por allí, y luego estabas en el agua.
—No mientes —dijo ella que lo estaba mirando atentamente, cuando se vivían por tantos siglos, podías aprender algunas habilidades útiles como leer las expresiones de los demás —. Es un misterio. Espero no verlo de nuevo.
— ¿Ah, tan genial se veía? —Pero ella no contestó de nuevo y siguió caminando —. No es la primera vez que me hablan de eso, Faith, mi hermana, también me dijo que eso me pasó una vez. Cuando un dragón estuvo por matarnos a todos.
Myelittine no respondió, pero volteó unos milímetros en señal de interés.
—Antes de este viaje, cuando tenía 14 años, mi maestro nos envió a todos en una misión como ultima y máxima prueba de nuestro entrenamiento, conseguir una gema que el había puesto en un sitio muy remoto. No sé si has oído hablar de las Ruinas de Torquemada, ese lugar esta maldito, como todas las ruinas del viejo imperio —dijo mirando al suelo, recordando detalles algo turbios, como las hordas de muertos vivientes —. Pero los liches y zombis no eran lo peor que nos aguardaba, un dragón anciano se había hecho con las ruinas como su hogar, no sé cómo, pero mi maestro había colado una gema en sus tesoros. Y finalmente tuvimos que enfrentar a esa cosa. Todos éramos hábiles guerreros, pero esa criatura era más grande, más fuerte y mucho más sabia.
Myelittine ahora si había volteado por completo, ella ya había enfrentado dragones ancianos en su pasado, y eran batallas que no le gustaría tener que repetir de nuevo.
—… Con su magia, nos hizo pelear entre nosotros, y luego nos derribó a todos de un solo golpe. Para aquella bestia era solo un juego. Fue entonces cuando entendí lo que nuestro maestro quería. No podíamos ganar, debíamos ser ingeniosos y robar la gema sin luchar. Estuvo por quemarnos a todos, y luego, estaba muerto —dijo el —. Justo como esta vez, la criatura había sido atravesada por algo, porque tenía un enorme agujero en su pecho. Ninguno de mis amigos recuerda nada más que el frio, pero Faith me dijo que yo había hecho eso.
—Magia latente —dijo la elfa.
—No puede ser —dijo Drake con una sonrisa —. Uno de mis maestros me dijo que no había magia en mí. No tengo madera de hechicero. De hecho, soy un poco resistente a los efectos mágicos… ¡Excepto a este maldito bosque! —exclamó mirando los arboles a su derecha, luego a su izquierda —. ¡Es como si nunca acabase!
Myelittine le tomó del rostro con una sola mano y le hizo mirar al frente, donde una brillante luz indicaba el final de la foresta.
— ¡Alabada sea la Trinidad! ¡Eres grandiosa! —y corrió hasta el final del denso bosque, donde finalmente pudo ver frente a él, los campos a las afueras de Tesangrey, los canales de riegos del Rio Lemariss, y más allá, la gran muralla que había protegido a la ciudad durante 2000 años —. Finalmente.
Myelittine lo alcanzó.
—Es mi primera vez aquí —dijo la elfa, y no volvió a mencionar nada más.
— ¿Eh? ¿En serio? —dijo con una sonrisa —. Entonces tenemos mucho que ver.
— ¿Mmm? —exclamó mientras iba detrás del joven.
Pasaron por los campos de cultivos a las afueras de la ciudad, llegando hasta el camino principal del norte, conocido como, el Camino de Viseriss, en honor a una de las heroínas del primer gremio de aventureros.
Toda la carretera estaba hecha de adoquines grises irregulares, a cada lado del camino habían cultivos de papas, coles y trigo y granjas familiares, casas de una sola planta pero muy amplias de la cual destacaban en cada una, uno o dos enormes molinos, razón por la cual al exterior de la ciudad le conocían como, el Distrito de los Molinos.
Las granjas que mantenían una parte del reino funcionando, pues el detalle principal de esta ciudad, era que era un centro de comercio para todo el continente, mercancías venían desde todos los rincones del continente, y gracias a su creciente economía, Tesangrey importaba gran parte de sus recursos vitales.
Un particular silbido a lo lejos llamó la atención del joven aventurero.
— ¡Allí va! —dijo Drake deteniéndose y señalando hacia su derecha.
A lo lejos, una línea de humo se movía rápidamente y Drake observó al ferrocarril de Novaria llegar a la ciudad, cruzando los campos a la mayor velocidad antes vista en el continente, el muro de Tesangrey empezó a abrirse dejando una gran apertura en su muro para permitir la entrada del ferrocarril, el efecto era mágico y era una de promesas del futuro de los reino, al combinar las artes científicas de los dakumas y la magia de Novaria.
Guiada por Drake, Myelitte lo siguió hasta la enorme puerta de la ciudad.
Separado del Distrito de los Molinos por el canal artificial exterior de la ciudad. La gran entrada norte, un muro de piedra de 20 metros de altura, recubierto con ladrillos de arcilla blanquecina que hacia parte del atractivo visual de la ciudad, incluso antes de entrar, con dos colosales torres rectangulares a cada lado, de cada una de ellas sobresalía una potente autobalista, una poderosas ballestas gigantes de repetición, cada 25 metros había una torre con una de esas armas defensivas.
En cada uno de los torreones, ondeaban los grandes estandartes de Tesangrey, el grifo de plata sobre un campo azul marino.
Las enormes puestas de la ciudad eran dos grandes puertas de madera y hierro con un puente que iba sobre el canal de agua que rodeaba la ciudad, unas desviación artificial del Rio Lemariss que le daba un sistema de canales a la ciudad y uno de riego a la Tesangrey exterior.
En la puerta, una patrulla de guardias de Tesangrey mantenía la vigilancia, vestidos con sus tradicionales brigantinas azul marino y con el emblema del reino hecho con un pequeño escudo metálico en el pecho, sostenían sus lanzas mirando a los viajeros entrar y salir mientras advertían sobre lo sucedido en el camino a Ushadonm.
Los guardias de esta ciudad se destacaban por un detalle en particular, la edad. Todos tenían más de 30 años, al menos los humanos, que eran técnicamente todos. Eso era porque sus filas se componían de aventureros retirados, una gran opción para conseguir soldados con mucha experiencia en combate en una ciudad que está llena de jóvenes aventureros, que algunas veces pueden ser muy problemáticos.
Mientras Drake y Myelittine pasaban bajo las puertas, pudieron notar lo ancho que era la muralla, por el camino real, podían pasar hasta 10 carretas, una junto a la otra. Y ante ellos estaba la gran ciudad de Tesangrey.
Si Ushadonm era la ciudad de los tejados rojos, esta era la ciudad de los tejados multicolores, sus casas eran en la mayoría, altas, con al menos una planta en el nivel superior, hechas de piedra y madera en la base, y de solo madera en los niveles superiores, con pequeñas ventanas de cristal.
Los comercios se diferenciaban de las casas comunes con un detalle traído desde el sur, los toldos de colores. A lo largo del ancho camino real que conducía directamente hasta el siguiente distrito, y luego hasta la muralla interna del Distrito del Rey, había montones de estos toldos coloridos y llamativos en cada tienda del camino. Comida, suministros, armas, abalorios mágicos y recuerdos de la ciudad de los aventureros, era parte de la mercancía destinada en su mayor parte a la gran población de aventureros de la ciudad.
—No me canso de verla —dijo Drake admirando todo a su alrededor. Myelittine lo veía con su típica mirada de desinterés, esta tampoco era su primera vez aquí, pero realmente, mucho había cambiado en 200 años —. Es como si perteneciera a esta ciu…
— ¡A un lado! —gritó una carreta que estuvo a muy poco de atropellarlo de no ser porque Myelittine lo haló del brazo.
— ¡Cuidado animal! —le gritó Drake —. Ya se me había olvidado el transito agresivo —dijo con una sonrisa.
—No llegaras lejos si no miras a tu alrededor —contestó ella.
Ambos siguieron el camino, pasando frente a las tiendas, algunas con ventanales de colores brillantes y llamativos, en cada calle aledaña, que solían ser bastante más angostas que el camino principal, se veían apilados más y más toldos de colores. Algunos contrataban a magos iniciados para que hicieran pequeñas exhibiciones publicitarias de sus propios negocios.
Y no solo los comercios eran extravagantes, mucha de la población de la ciudad también lo era. Vestidos con túnicas de colores brillantes, armaduras de hierro, bronce, acero, e incluso llenas de pinchos como solían ser corazas defensivas de los goblins y orcos, eran parte de lo que veías caminar por la calle.
Aventureros, todos armados, pues la ley lo permitía, aventureros mostrando sus armaduras, su armas, sus llamativos atuendo que resaltaban su aspecto. Pues la habilidad y la fama eran un factor, pero la apariencia hacia mucho del trabajo a la hora de ser contratado para un trabajo. Además, en esta ciudad podías ver miembros de todas las razas civilizadas del continente.
Humanos, desde los de piel pálida del norte, hasta los de piel oscura del extremo sur. Elfos del bosque en su mayoría, pero también uno que otro elfo de las nieves de las tierras septentrionales, o elfos de fuego de las islas del sur. También enanos de las montañas, con sus barbas anudadas algunos, con broches otros, y otros tantos con la barba recortada y estilizada en un mostacho como solían hacer los denominados, enanos de ciudad.
Goblins, o duendes, como les llamaban algunos, tenían también su lugar en la ciudad, después de los humanos, eran la población más numerosa, ocupando desde puestos comerciales con mercancías que venían de su ciudad en las orillas del Pantano de la Bruja en el norte, hasta otros que servían como aventureros, mercenarios, trabajadores baratos y algunos “empleos” del mundo criminal. Los orcos también habían encontrado su lugar aquí como mercenarios y matones, o como fuerza de seguridad privada para algunas tiendas o mercaderes ricos locales.
Los felinos era otra de las razas exóticas que podías ver en gran número aquí. Su sangre era una mezcla mágica de humano, merin y gatos domésticos, lo que les daba su particular apariencia de un gato antropomórfico, bípedo que no superaba el metro y medio de altura. Eran básicamente, gatos que caminaban sobre sus dos patas.
Junto con sus contrapartes caninos, más aislacionistas, eran la raza más joven en ser creada, y durante siglos, lucharon con el estigma de no haber sido creados por los dioses, sino como un experimento mágico por parte de los invasores deivas durante los 3000 años de la Guerra Infinita. Hoy en día, son el más grande imperio al otro lado del mar, donde consiguieron un lugar al cual llamar hogar. Sus barcos navegan veloces trayendo mucha mercancía exótica, además de especias y telas de calidad exquisita. Y siendo, además de los dakumas, los primeros en descubrir el sistema de magia de chispa, una forma de pólvora que usaban para hacer sus poderosas pistolas mágicas y mosquetes arcanos. Pocos habían visitado la ciudad de los gatos, al otro lado del mar, pero se decía que había enormes autómatas de acero que hacían todo el trabajo pesado para ellos.
— ¿A dónde vamos? —preguntó la elfa.
—A la sede del gremio —dijo el mientras seguían adelante por el camino lleno de personas y carretas. Drake señaló hacia el este, un punto que sobresalía por encima de todo, un campanario con un brillante estandarte rojo y dorado —. ¿Ves aquella torre? —Myelittine no dijo ni hizo nada —. Esa es la sede principal.
Continuaron hacia adelante hasta llegar un cruce, el camino del este y camino del oeste, que eran amplias calles que recorrían toda la ciudad a la redonda en cada dirección y se conectaban con los caminos reales de los otros tres puntos cardinales. Ellos siguieron por el camino del este, donde habían más comercios de armas, armaduras y artículos mágicos, esquivando gente y ofertas a montón, se acercaban más y más al enorme campanario que no paraba de crecer a cada paso.
Y finalmente, estaban frente a la sede de la Asociación de Gremios de Aventureros y Mercenarios de Novaria. Un enorme edificio de tres plantas en la fachada frontal, y el enorme campanario en el que ondeaba el estandarte del Gremio de Gremios, como se le solía decir a veces. Un escudo con una espada y un báculo mágico cruzados, con una estrella de cuatro puntas en el centro del escudo, todo sobre un campo partido en cuatro partes con una cruz blanca, y rojo y dorado intercalados. Sobre la gran puerta de madera abierta, estaba el emblema del gremio glorioso y brillante.
—Finalmente —dijo Drake, apenas si podía contener la emoción que lo invadía. Era el inicio de muchos años de espera —. Que nervios.
—Camina —dijo Myelittine dándole un toque en la espalda que fue como un empujón.
Drake caminó hasta la recepción, donde un sujeto con cara de cansancio los recibió, vestía el atuendo de los recepcionistas del gremio, una camisa blanca con un lazo en el cuello de color dorado, chaleco y pantalones negros, un cinturón cruzado con un bolsillo para llevar cosas y una chaqueta corta de mangas largas.
—Bienvenidos al… como sea —dijo con hastió y flojera marcados en su cara y su voz —. Que quieren.
— ¡Hola! —dijo Drake —. ¡Soy Drake Winterheart, y voy a fundar el gremio más grande y épico jamás antes visto! ¡Se escribirán canciones y se contaran cuentos sobre nuestras heroicas hazañas! ¡Sera…
—Espere por allá, en un rato lo atenderemos —dijo, y luego murmuró —. Siempre hay un rarito.
Drake y Myelittine se sentaron en una mesa en la zona de la taberna. El gremio no solo era un punto donde se conseguían misiones y trabajos, había más que solo los tablones de anuncios, calificados en niveles de dificultad de la misión requerida o en los tablones prioritarios. También había una enorme taberna, un punto de reunión muy popular entre los miembros de los gremios y los aventureros independientes. Además, se decía que la comida de allí era muy buena y a un precio muy razonable para los aventureros que recién comenzaban.
También el lugar funcionaba como una posada exclusiva para miembros de la asociación, en la que podían quedarse por una módica suma de piezas.
Si en la calle podías ver toda clase de aventureros, aquí los encontrabas a todos. Desde algunos con pesadas armaduras, hasta magos, saqueadores, cazadores de monstruos, exploradores de criptas, guardabosques y muchos más.
—Bueno, creo que podemos aprovechar y pedir algo de comer ¿Te parece? —Myelittine no dijo nada, solo asintió una vez —. ¡Mesera! ¡Una cerveza fría, y algo de comer!
—Claro —dijo ella —. ¿Y usted que quiere?
—Agua —dijo Myelittine.
Drake y la mesera se quedaron viendo a la elfa.
—S-supongo… Bueno. Ya les traigo su pedido.
Drake miró a Myelittine por un rato, la elfa, aunque parecía desinteresada, no perdía ni un segundo su concentración en el entorno, su instinto de cazadora la mantenía en alerta, como si esperase un ataque en cualquier momento.
—Tranquila —dijo Drake con voz calmada —. Estamos en un lugar seguro.
—No hay tal cosa como un lugar seguro —fue todo lo que dijo.
Al rato llegó la mesera con su orden, cerveza, agua, y un plato de estofado para Drake.
—Muchas gracias linda.
Ella sonrió y le guiño un ojo antes de irse. Al rato, su comida llegó.
—Aquí tienen, y esta esta es la cuenta.
—Está bien —dijo tomando el recibo, buscó en un bolsillo interno de su abrigo y sacó unas cuantas piezas —. Ten, gracias —mientras la mesera se retiraba, el joven tomó un buen trago —. Nada mal… ¿Sabes? Si ese puente no se hubiera caído, no te habría conocido, a veces el destino juega de formas extrañas.
— ¿El puente de Lemariss?
—Sí, algo lo destruyó. Me imagino que clase de bestia lo habrá derribado.
Myelittine no dijo nada, a Drake no le importaba realmente quien lo había destruido, lo cierto es que ella misma lo había destruido, venía siguiendo la pista de aquel mago elfo forajido y su creciente banda de ladrones y saqueadores, y destruyó gran parte de sus suministros cuando pasaban por el cruce del rio. Luego masacró al resto de la banda, unos 40 hombres y mujeres. Había más en el bosque, por lo que tuvo que cazarlos.
Ahora que aquel hechicero estaba muerto, se sentía un poco mejor. Las macabras investigaciones que llevaba a cabo el mago, solo podrían traer resultados nefastos. La elfa se llevó la pinta de agua a la boca, pero apenas sintió el olor, la dejó allí. El agua no estaba en buen estado.
Comieron, y pasó un buen rato, pero el amargado recepcionista aun no los llamaba. Drake fue hasta allá para reclamar.
—… le dije que esperara.
—Oiga, creo que no es para tanto proceso.
—Y usted señor aventurero pretencioso ¿Sabe cuáles son los procesos?
Myelittine se acercó hasta ellos, y con su mirada intimidante de ojos rojos, fulminó al sujeto, solo fue un segundo, pero el recepcionista pudo sentir un temor indescriptible, tanto, que en silencio, se retiró.
Drake se quedó sorprendido, Myelittine, algo exasperada, pero no se denotaba ninguna expresión en su rostro. Al rato, llegó otra recepcionista, esta era una felina. Una chica gato de tres colores, con una mancha oscura en un ojo y una naranja calabaza en el derecho. Tenía el cabello corto, blanco con mechones naranja y negros dispuestos irregularmente. Usaba el atuendo de los recepcionistas, pero ella llevaba una amplia falda naranja de diseño claramente feliciano.
—Sa… —la chica gato se quedó mirando a Drake por un par de segundos antes de reaccionar —. S-saludos —dijo mientras se subía a la silla alta, ya que ella solo media un metro cuarenta. Tenía un acento particular que marcaba las “eses” como “zetas” —. Lamento lo ocurrido con mi compañero, soy Lucia Marina Pascal de la Vega, estoy para servirles.
—Mucho mejor, Lucia —dijo Drake con una sonrisa —. Me presento, soy Drake Winterheart.
—Un placer conocerte, te ves muy animado.
—Claro, vengo para fundar un gremio de aventureros.
—Maravilloso, hace mucho… que no… aparece un gremio… nuevo… Ay, que pesado —dijo con esfuerzo, sacando de debajo de la mesa un enorme libro rojo —. ¿Puedes presentarme tu moneda de aventurero?
—Claro ¿Cuánto es?
—No, creo que no me has entendido. Tu moneda, tu identificación como aventurero del gremio.
— ¿Moneda? Yo no soy…
— ¿No eres parte de la asociación?
—Pues no pero…
Soltó un maullido de sorpresa.
—Fatal fatal fatal —dijo ella con pesar, parecía ser bastante emotiva, pues cada expresión en ella parecía levemente exagerada —. Para aplicar a convertirse en un Guildmaster, ósea, un maestro del gremio, debes ser al menos, un aventurero de Rango Plata. Necesitas mucho renombre, y una propiedad certificada para establecer tu sede. Venga, pero parece que no contás con ninguno de esos requisitos.
—No…
—Pues es una lástima, pero puedo inscribirte ahora en el gremio. Pareces ser alguien muy fuerte. Pero primero, debéis dar el primer paso. Y eso es, convertíos en un aventurero.
Drake sonrió.
—Me parece bien, Lucia. Gracias.
—Ni lo menciones, estoy para servirte. Ten, pon tu mano sobre el libro —dijo, mostrando una página en blanco —. Toda la información sobre ti, se anotara automáticamente en este libro.
Drake puso la mano, una luz rojiza brilló bajo su palma, cuando quitó la mano, una marca como de quemadura, apareció en el papel. Rápidamente, la información empezó a aparecer en la hoja, su nombre, su edad, su lugar de origen, sus horas de entrenamiento, y mucha más información.
—Maravilloso —dijo ella con aplausos alegres —. Ahora sigues tú, chica elfo.
Myelittine dio un paso y puso la mano en otra hoja en blanco, mientras tenía la mano puesta, cerró los ojos un segundo, luego quitó la mano. Apareció la información, pero era toda más bien escasa. Su nombre, su edad, su lugar de nacimiento. Pero nada más.
—Venga, esto si qué raro —dijo rascándose la cabeza, luego sonrió, mirando a la elfa con sus ojos amarillos —. ¿Eres una tía muy misteriosa, verdad? No hay problema, tenemos la información necesaria, un contraconjuro no es nada ilegal. Tomad —ella les dio dos monedas, estaban hechas de cobre. En cada una aparecía el rostro de perfil de cada uno de ellos —. Esta es su identificación, una vez en sus manos, no se pueden perder. Siempre aparecerán en sus manos si piensan en ella. Pero eso sí, evitad destruirlas, que no son fáciles de producir ¿Estamos claros? —Drake asintió, Myelittine no hizo ningún movimiento —. Excelente, mucha suerte chicos. Dejadme recomendaos algo, id y buscad un lugar para establecer vuestra sede. Espero tengan mucho dinero.
—Tengo una buena cantidad en el banco.
—Pues mucha suerte, Drake. Si necesitas ayuda, podes contar conmigo.
—Muchas gracias, Lucia, de verdad.
La felina sonrió mientras el humano y la elfa iban directo hacia la puerta.
—Bueno, empieza la búsqueda de una propiedad —dijo Drake, volteó a ver a Myelittine, la elfa lo seguía aun —. No tienes que ir conmigo si no quieres. Podemos encontrarnos más tarde aquí de nuevo.
—Si mueres en mi ausencia, será una falta a mi promesa —dijo ella con monotonía.
—No voy a morir, puedo defenderme bien por mi cuenta —ella no dijo nada, pero su mirada fulminante daba a entender que no cambiaría de opinión —. Supongo que está bien, si quieres.
Ambos empezaron a recorrer la ciudad, a base de preguntar y de seguir rumores, fueron a cada rincón de la enorme ciudad, cruzaron los puentes de los canales que recorrían la ciudad como las venas de la misma, a diferencia de los canales de Ushadonm, en Tesangrey, el agua estaba limpia. Ensuciar los canales era un delito, por lo que podías ver personas pescando en él. Aun así, el sistema subterráneo de alcantarillado se decía que daba a unas grutas subterráneas donde depositaban gran parte de los desechos, otra iba a una sección más alejada del rio.
Fueron decenas y decenas de propiedades en venta que ambos visitaron, pero Drake descubrió, que sus años y años de ahorro, no valían nada, pues los precios de las propiedades en venta de la prospera ciudad, eran muy elevados. Los alquileres para gremios, si no contabas con un gran número de miembros, no era rentable.
La tarde empezó a caer, y Drake, completamente exhausto se lanzó sobre una silla de la taberna del Gremio de Gremios, completamente cansado. Myelittine no parecía fatigada, pero se sentó también.
—Mesera —dijo con la respiración agitada —. Otra cerveza… Vaya, no recordaba esta ciudad tan grande.
—En seguida… Y usted… ¿Agua?
—Limonada —dijo ella.
—En seguida —sonrió la chica antes de marcharse.
…
—Claro, nos vemos mañana —dijo la felina, Lucia. Su turno había terminado por hoy.
La joven felina, estaba saliendo del área administrativa del Gremio, cuando vio a Drake y Myelittine en la taberna. Aunque los acababa de conocer, el entusiasmo de Drake resultaba bastante contagioso, y realmente encontraba al humano, un poco atractivo.
Se acercó a ellos saludando con la mano levantada.
—Drake, chica elfo. Je, parece que el día os arroyó —cuando otro mesero pasó, la gata lo llamo —. Tráeme un té de dragón, por favor.
—Claro, lo añadimos a la cuenta.
—Entendido… ¿Y qué me cuentan, chicos?
—Conseguir una propiedad no es nada fácil —dijo Drake.
—Ni lo menciones, apenas si logro pagar mi alquiler en esta ciudad. No es nada barato, por eso no muchos forman un gremio hoy en día.
—Tanto tiempo guardando dinero en vano —dijo Drake —. Espero que la estadía aquí no sea tan costosa.
— ¡Drake! —llamó una voz femenina.
— ¡Ja! ¡Faith! —Drake se levantó de inmediato de la silla.
Ambos corrieron a toda prisa el uno hacia el otro y se abrazaron con fuerza. Tanto Myelittine como Lucia se quedaron viendo a los dos. Y ambas no pudieron evitar pensar lo mismo.
—“¿Es su novia?”
—Chicas, les presento a Faith —dijo con su brazo afectivamente detrás de su cuello.
Faith Ruby, era una chica mayor que Drake en edad, un año mayor. Al igual que su padre, tenía el cabello castaño claro, atado en una cola de caballo y ojos café oscuro. Era más baja que él, además, usaba lentes redondos. Vestía un blazer blanco con el emblema de la Academia de Guerra de Tesangrey, una falda blanca y botas también del mismo color. Llevaba dos cinturones ligeros ladeados en su cadera que sostenían una espada bastarda de hoja ligera, casi una espada ropera, pero esta era particularmente larga.
El diseño del traje era bastante diferente a la ropa común, pues el diseño estaba basado en el estilo importado por los dakumas y sus academias.
—“Esta tía definitivamente es su novia” —pensó Lucia.
—Mi hermana.
Ambas quedaron sorprendidas, mayormente Lucia, que se le notaba en el rostro, con la boca desencajada de la impresión.
— ¡Ay! Menudo error, creí que erais novios o algo.
Drake y Faith se quedaron viendo por un rato antes de empezar a reírse.
—Es porque no nos parecemos —dijo la chica ajustando sus lentes redondos —. Realmente no somos familia de sangre, pero nos crio a ambos mi padre. Un placer.
—Ella es Myelittine Noldvano —dijo Drake, pero la elfa seguía con su cara inexpresiva —. No es de muchas palabras.
— ¿Noldvano? ¿Qué no es la familia real de Alfaborg?
—Ya no pertenezco allí —dijo la elfa.
—Vaya, eres una prince… —Myelittine le lanzó una mirada que claramente la mandaba a cerrar la boca —. Lo siento.
—Yo soy Lucia, un gusto ¿Eres parte de la Academia?
—Sí, soy instructora de esgrima arcana.
—Ella es toda una maestra en luchar con hechizos.
—Y no has sido capaz de vencerme aun —dijo con una sonrisa de satisfacción.
—Ah, aún tenemos que desempatar nuestro último duelo, Faith.
—Cuando quieras, hermanito… Pero no hoy —dijo volteando con exageración.
—Ah, estás perdiendo la oportunidad, estoy bastante cansado.
—Quiero un desafío de verdad.
Todos se sentaron en la mesa, bebieron y charlaron un par de horas. Alegres en su reencuentro después de casi un año.
— ¡Claro que no encontraste nada! ¡Idiota! —dijo Faith, se estaba empezando a emborrachar —. Esta ciudad es jodidamente cara.
Y como solía pasar con su hermana cuando se ponía ebria, solía usar muchas malas palabras.
—Debí preguntarte antes. La cosa es que necesito un lugar donde establecer mi gremio.
—Bueno, conozco de un sito que está disponible, en el sur de ciudad.
— ¡Joder, estás loca tía! —exclamó Lucia, que si estaba ebria —. ¡Ese sitio esta infestado con esas malditas cosas!
— ¿Qué cosas?
— ¡Araaaañas Drake, putas, arañas! —exclamó con los lentes resplandeciendo en su rostro sonriente, su hermana era muy diferente cuando estaba ebria —. Con sus ocho patas, llenas de pelos, odio esas cosas ¡Maldigo a quien se le ocurrió crear arañas gigantes!
—Son desagradables, pero no es para tanto.
—Solo a ti no te pueden asquear esos asquerosos bichos rastreros —dijo, y luego dio un trago hasta el fondo —. ¡Putas arañas! ¡Y ya no bebo más, mañana hay trabajo! Te ofrecería que vinieras a mi casa, pero vivo en una habitación personal, apenas si tengo espacio. Todo es muy costoso aquí, muy jodida la cosa… Me voy.
—Un gusto verte de nuevo, hablaremos luego, cuando no estés tan… ebria.
—Nnoo… No estoy ebria, Drake.
Drake se tomó lo último de su cerveza.
—Por cierto, no me has dicho donde es el lugar.
— ¡No! —exclamó Lucia agarrándolo del brazo —. No deberías ir, eres muy apuesto para morir por arañas…
Drake algo incómodo se la zafó del brazo con una sonrisa amable.
—En el bosque del sur, no hay pérdida, es una torre abandonada. Oficialmente pertenece a la corona… Peeerooooo, si la libras de las arañas, puedo ayudar a que consigas una concesión de tierras.
—Muchas… Gracias… Faith —Lucia trataba de abrazarlo, era obvio que estaba muy bebida.
—Me voy hermanito, hablamos luego —dijo mientras se iba tambaleándose un poco.
Esa noche, Drake y Myelittine, después de despedirse de una ebria Lucia, a la cual por su propia seguridad escoltaron hasta su casa a varias cuadras del Gremio de Gremios, y luego de rechazar amablemente sus peticiones de llevar al joven humano a su casa. Pagaron por una habitación.
Aunque Drake le ofreció a Myelittine que tuviese su propia habitación, ella alegó.
—Si te matan mientras duermes, será una falta a mi promesa.
—De nuevo con eso.
Ambos estaban en una habitación con dos camas, con una mesa de noche que las separaba. La luz de las velas no alumbraba mucho, pero la enorme ventana dejaba entrar mucha luz del exterior.
Drake se asomó y miró la ciudad de Tesangrey, diferente a otras ciudades, esta gozaba de una vida nocturna, por sus patrullas constantes y sus farolas activadas por magia. Muchas tiendas cerraban con la luz del sol, pero abrían todos los comercios del lado noroeste de Tesangrey, la zona roja, bares y prostíbulos.
Los juerguistas iban de fiesta, caminando y cantando por la calle. Otros aventureros empezaban a salir para ir a celebrar también.
—Esta ciudad en verdad es especial —dijo Drake.
—Duerme.
Drake volteó a verla, a la luz de la vela, Myelittine resultaba más misteriosa y encantadora a la vez. El joven tragó saliva y se quedó callado para no soltar ninguna tontería, se quitó el abrigo y dejo su espada reposando sobre la pared.
—Buenas noches, Myelittine.
Se acostó y en un par de minutos, cayó profundamente dormido. Myelittine lo vio dormir, ella no podía hacer lo mismo que él, pues necesitaba menos horas de sueño, por lo que, en silencio, meditó a solas en la oscuridad, esperando el alba para dormir un poco.
Ambos debían estar listos, pues la mañana siguiente, les aguardaba su primer desafío en la ciudad de Tesangrey.
Comments for chapter "04"
QUE TE PARECIÓ?
Bueno, al fin llegamos a la tan mencionada Tensagrey, ya con una elfa súper entrenada y con un men de poderes aurales todo estará bien.
*5 minutos después*
A ver señor Winterhearth, mucha emoción y energía y mucho entrenamiento pero nada de papeles y capital para levantar tu gremio, ya me lo sospechaba. Aunque bueno, al menos hay una aventura con arañas.