Guildmaster - 07
En lado exterior del muro interno de la ciudad, justo en la entrada sur, quedaba una de las torres de guardia, enormes torreones que eran parte esencial de la defensa de la ciudad, pero principalmente eran garantes de la seguridad interna de Tesangrey, eran uno de los cuarteles de la guardia de la ciudad, la principal unidad a cargo de combatir el crimen y mantener el orden en una ciudad de aventureros armados y peligrosos.
La torre era colosal en altura y circunferencia, probablemente la torre donde Drake y Myelittine habían hecho su sede entraría allí fácilmente.
Mientras llevaban a Drake encadenado y a punta de espada, Myelittine caminaba en estado de sopor al igual que la abisal, ambas retenida por los grilletes especiales que impedían cualquier movimiento de sus brazos.
—Requisen sus armas —ordenó la capitana.
Sus soldados obedecieron rápidamente sus órdenes, ya tenían las espadas de Myelittine, pero revisaron entre sus ropas y encontraron una daga de acero. Otros dos soldados requisaron a la asesina, también tenían ya su daga, pero de su ropa sacaron otras 15 cuchillas más, además de abrojos, pequeñas saetas, un lanzador tubular de dardos automático con 25 cargadores de aguijones, otras dos cuchillas, más en sus botas, unos dispositivos con cuchillas ocultas en las suelas, unas agujas largas, y muchos frasquitos de veneno de diferentes clases.
—Santa trinidad —dijo uno de los soldados, no dejaban de conseguir armas oculta.
— ¿Cómo es que guarda tantas cosas? —murmuró el otro.
Le quitaron la capa y eso era todo, la asesina estaba completamente desarmada. La oficial superior se marchó hacia el piso superior de la torre con la daga y los sables. Los guardias terminaron de revisar los objetos de Drake.
—También tengo una daga en el cinturón —dijo Drake mientras le quitaban la espada de su espalda.
Tomaron sus armas y luego escoltaron a los prisioneros hasta la siguiente sala comun, el lugar teneia varias mesas largas dispuestas en la sala, los demas guardias estaban sentados sin sus pesadas armaduras, descansando antes de que tocara hacer remplazos de sus guardias.
Un pasillo largo los condujo por una escalera hacia las profundidades de los calabozos de la prisión, la colosal cámara de piedra estaba tenuemente iluminada, a medida que pasaban frente a las celdas, se podía notar que casi todas estaban vacias, las ocupadas tenían una luz en el techo de color rojizo que daba un aspecto bastante siniestro a quienes estaban sentados, cabizbajos y encadenados.
Al final de la cámara, se acercaron a una celda oscura, una luz roja se encendió en el techo y la reja de metal se abrió por su cuenta, los soldados empujaron a Drake adentro y a las chicas también y luego se cerró de nuevo, mientras los guardias se marchaban.
—Eso no era necesario —murmuró el aventurero.
Dentro de cada celda, había una silla larga empotrada a la pared en cada extremo de la misma, Drake sentó a su compañera Myelittine en una silla y a la elfa abisal en otra alejada. Luego se sentó junto a la elfa inconsciente, mirando el suelo iluminado de rojo y negro.
Drake levantó la mirada un poco y termino mirando de reojo a la que había tratado de asesinar a su amiga hace poco. Era una elfa abisal y como todos los de su especie, tenía la dermis oscura como la noche que reflejaba la luz escarlata dándole un aspecto muy siniestro. A diferencia de los humanos de tez negra, su color iba desde un color ceniza hasta un ónix oscuro.
Sus orejas eran largas como las de Myelittine, pero en vez de ser rectas hacia arriba, eran orejas caídas y podían moverse para detectar mejor la procedencia de un sonido en la oscuridad. Su cabello era blanco hueso y lo llevaba corto en un estilo recto con un flequillo sobre su frente, sus pestañas de color claro resaltaban sus ojos cerrados.
—“Solo espero… Que esto no empeore más” —pensó él —. “¿Puede esto afectar mi gremio?”
El joven seguía mirando a la asesina.
—“¿Qué motivos tendrías para matar a Mellie? ¿Quién te envió?”
Drake estaba nervioso, este incidente podía significar una mancha en su camino a convertirse en un Guildmaster, pero también temía por su compañera elfa, si decidían enjuiciarla por los sucesos, podía resultar en un evento fatídico para ella y la ciudad, pues él había visto de que era capaz y sospechaba que podía no ser su límite. Tenía curiosidad por entender que era lo que la dotaba de esas capacidades, la razón de sus poderes sobrenaturales, no parecía ser magia, no era aura, al mirar atentamente, Drake nunca detectaba que Myelittine hacia un incremento o concentración de su energía vital, por lo que el origen de su fuerza descomunal, su agilidad y resistencia superior, aun le suponían un misterio. Uno del cual quería pero no se sentía con derecho a preguntar.
La elfa empezó a moverse, Drake miró su cabello verde que desprendía un fresco olor a hojas de menta, recostado sobre su hombro. Myelittine abrió los ojos rojos levemente resplandecientes en la oscuridad, rápidamente vio a su alrededor en busca de amenazas, pero la abisal permanecía aun inconsciente y sujeta por pesados grilletes, no representaba un peligro ni para ella ni para Drake.
Entonces reparó que estaba recostaba sobre alguien, el hombro de su compañero, inexpresiva se alejó de él.
—Lo siento —dijo en voz baja con su tono de habitual monotonía, sin embargo Drake podía notar muy leves indicios de pena o culpa en sus palabras más allá del contexto.
—N-no pasa nada —contestó tratando se llevarse las manos hasta el cabello azul, pero los grilletes se lo impidieron —. No fue molestia —sonrió con optimismo —. Ahora debemos resolver este malentendido.
— ¿Fuimos capturados?
—Si, por magos reales. Al menos ustedes. Eran muchos y las retuvieron antes de que pudiesen hacer algo. Yo…
…
Hace una hora, en el sitio del duelo.
La asesina y la guardabosques permanecían en el suelo, las farolas estaban de nuevo encendidas y se notaban los estragos que habían causado en su corto duelo.
Los magos mantenían las manos extendidas hacia las combatientes ya inconscientes, un círculo mágico de luz rosa flotaba frente a las palmas de cada hechicero, conjurando la magia del Sopor. Mientras los guardias colocaban los grilletes especiales en sus muñecas que al cerrarse, aparecían glifos azules en el metal.
Por su parte, Drake estaba rodeado por lanceros, el joven tenía las manos arriba.
—Tranquilos, tranquilos, me rindo.
La capitana de la guardia se acercó a él con una mano en su espada larga enfundada.
— ¿Quiénes son ustedes? —preguntó con mirada altiva, aunque ella y Drake tenían la misma altura, sin embargo, con la armadura plateada y reluciente, y la capa azul ondeando tras de ella, la mujer resultaba más imponente que él.
—Soy Drake Winterheart, de Ushadonm. Soy un aventurero, y ella es Myelittine Noldvano —dijo mirando a su compañera —. También es una aventurera. Fuimos atacados por ella esta asesina, Myelittine solo se defendió.
La capitana meditó por unos segundos.
—Ya veo. Igualmente quedaran bajo arresto hasta confirmar lo que dicen, si son inocentes, no tienen motivos para estar preocupados.
—Capitana —llamó uno de sus guardias —. Este símbolo que lleva la abisal, es de la Hermandad de Darystia.
…
—Y bien, aquí estamos —terminó de relatar Drake —. Solo debemos esperar.
—Esperar —susurró la elfa oscura mientras se sentaba en la silla y esbozaba una sonrisa que exhibía sus afilados dientes blancos —. Esperamos la muerte —levantó las manos —. ¿Saben? —Dijo de repente —. Las hermanas jamás fallamos un objetivo. Y un miembro con reiteradas fallas debe ser eliminado, tres errores y recibes una daga en el cuello. Bueno… Este es mi tercer error —sonrió confiada —. No puedo creer que después de tantos años, encontrase a alguien que no haya sido capaz de asesinar, eres una guerrera impresionante, Myelittine.
— ¿Cómo sabes mi nombre? —preguntó la elfa de ojos rojos —. Se mucho sobre ti, te he estado observando, como te encargaste de esas gran araña matriarca fue impresionante, comes muy poco para tu gran energía, lo cual es sospechoso y aun no tengo respuesta, duermes sentada, meditas incluso menos tiempo que tus congéneres, tienes pesadillas, has hecho un trato con el humano junto a ti de protegerlo, era una de mis ideas secuestrarlo para forzarte a caer en una trampa, pero al final me decanté por matarte personalmente.
—Eso es bastante macabro —dijo Drake un poco sorprendido.
—Sí, afortunadamente para ti, no es mi estilo matar de gratis. No tengo nada contra ti ahora, contra ninguno de ustedes, son solo un encargo fallido ahora.
—Qué alivio —suspiró Drake —. Estaba cansándome de esquivar trampas.
—Iba a volar toda la torre con ustedes adentro —sonrió con malicia mientras sus ojos rosa resplandecían con una luz maligna mientras hacia un sonido de explosión exagerado y cómico.
—Está un poco loca —sonrió Drake hablándole a Myelittine, la elfa solo asintió.
—Eso dicen muchos, soy 31153, ex asesina de la Hermandad de Darystia. Un placer.
— ¿Qué clase de nombre es ese? —preguntó Drake.
—No tengo nombre, no lo necesito —dijo recostándose en la silla de piedra, mirando hacia el techo de la celda, desde allí colgaba una lámpara de metal, impulsada por un cristal mágico —. Mi razón de vivir era para la orden… Ahora creo que es sobrevivir.
Myelittine la miró con desdén. No se sentía cómoda estando con una asesina tan cerca y tan confiada.
—Deben estar por venir, y yo sin mis armas —sonrió la oscura —. Sera un reto interesante.
— ¿De qué hablas? —preguntó Drake.
—Cuando me refiero a que la hermandad nunca falla un objetivo, me refiero que vendrán a por ustedes y también a por mí. Pero no tienes nada que temer, con Myelittine junto a ti, ninguna de mis hermanas podrá acercarse. Solo yo podría vencerla —sonrió.
—Ibas a perder —murmuró el joven aventurero.
— ¿Oh, quieres apostar, humano? La última vez no esperaba tanto nivel, incluso con lo que hizo antes, creí que podía superarla, pero como ya dije, tengo muchos trucos bajo la manga, no todo es fuerza —dijo mirándolo a los ojos azules.
Myelittine y Drake se quedaron mirándola sin entender muy bien que decía, ambos estaban de acuerdo en lo mismo, la elfa de la luz era superior en combate a la abisal.
Sin embargo, la conversación quedo interrumpida por los pesados pasos de la capitana de la guardia de la ciudad. La imponente guerrera tenía en sus cintos las armas de Myelittine y la asesina.
Ella se aclaró la garganta y habló.
—Bien, por lo que tenemos hasta ahora, tanto tú, Drake de Ushadonm, como tú, Myelittine Ascalon Noldvano, son efectivamente, miembros de la Asociación de Gremios de Aventureros y Compañías Mercenarias, tenemos un testigo que vio todo
— ¿Un testigo? —preguntó Drake
— Además —continuó ella —. Todo indica que la culpable del ataque, es usted —dijo mirando a 31154 —. No podemos comprobar su identidad aún, pero sabemos que es parte de la Hermandad de Asesinas de Darystia y como tal, sereis devuelta a tu isla para recibir un juicio por tu propio pueblo.
La elfa oscura volteó fastidiada. Una sonrisa se empezó a dibujar en su rostro lentamente. Resopló y empezó a reír hasta carcajearse como una loca. Todas las miradas estaban puestas en ella, hasta lagrimas escapaban de sus ojos.
— ¿Volver a mi isla? ¡Ja! —sonrió con malicia, sus ojos rosa brillaban —. La justicia de las hermanas vendrá a por mí.
— ¿Qué tonterías dices? —sonrió la mujer —. Como si alguien pudiera meterse aquí.
—Deben estar por venir… En cualquier momento…
…
Mientras tanto, sobre un tejado al que no llegaba la luz de las farolas y bajo el amparo de una noche escasamente iluminada por el anillo, seis sombras acababan de llegar, cubiertos en capaz que adoptaban el color de la noche, haciendo un camuflaje perfecto. Entre esas entidades, destacaba una más alta entre el resto, su capa ondeaba con la brisa y sus ojos rojos resplandecían en la oscuridad, en su espada asomaba una espada larga.
—No puedo creer que hayas fallado, hermana —murmuró pensando en voz alta, una lagrima corrió por su mejilla —. No puedo creer que haya llegado este día.
Los asesinos abisales desenfundaron sus dagas mientras terminaban los últimos preparativos para un conjuro de área. Varios de los elfos oscuros permanecían rodeando la torre central de la guardia, protegidos por las sombras, todos golpearon sus palmas al unísono mientras murmuraban palabras activadoras y cada uno hacia aparecer un glifo carmesí en su manos. Un aro mágico apareció alrededor de la estructura, alertando a los guardias, pero cuando uno trato de dar la alarma, una dardo le dio justo en el cuello, donde la armadura no lo protegía, haciéndole tropezar y caer débil en un sueño muy pesado.
Una cúpula de magia invisible aisló el resto de la torre, cancelando la magia de adentro y silenciando todo sonido y visión, desde afuera de la cúpula, la torre permanecía como siempre.
La abisal líder de los asesinos caminaba hacia la puerta seguida de 10 de sus compañeras, la mujer elfa era un poco más fornida de lo habitual, sus ojos rojos destellaban dentro de su capucha.
El segundo guardia trato de dar la alarma, dardo lo dejó reducido e inconsciente.
—Eviten las bajas enemigas al mínimo —confirmó antes de entrar al lugar pateando la puerta —. Tres es mía.
…
— ¡¿Qué está pasando?! —gritó la capitana enojada.
Todas las luces rojas de las celdas se apagaron de golpe, dejando el sitio en completa oscuridad para Drake y la capitana. Los ojos de Myelittine se habituaron instantáneamente a la oscuridad, apreciando todo en tonos grises, mientras la elfa abisal veía las temperaturas de los cuerpos y podía olerlos e incluso oír sus cuerpos en la penumbra, de todas las razas elficas, los sentidos agudizados de los abisales eran los mejores en ambientes así.
Drake por su parte, para no quedarse completamente ciego, hizo una técnica que solía utilizar más bien poco, concentrar aura en sus ojos para mejorar su sentido de la vista. No adquiría la capacidad de ver en la oscuridad, pero sí de ver el flujo de aura de los demás, rápidamente pudo identificar a Myelittine con un aura rojiza, era fuerte pero crepitante, salvaje y claramente, carente de entrenamiento. La asesina tenía un aura celeste muy calmada y pacífica, su densidad era un poco mayor al común, pero tampoco era algo realmente especial. La capitana era la que destacaba entre ellas, tenía un aura dorada, pesada y que recorría todo su cuerpo por completo. Drake se quedó un poco sorprendido con esa visión, aunque era una guerrera, su aura estaba muy bien desarrollada.
—La magia no funciona — dijo uno de los soldados hechiceros sacando su espada de su vaina.
— ¡Maldita sea! —exclamó la capitana —. ¡¿Qué está pasando?!
—Siempre tan puntuales —sonrió la abisal poniéndose de pie.
Los prisioneros empezaron a gritar agitados y eufóricos, golpeando sus grilletes contra las paredes y las rejas tratando de liberarse.
— ¡Si no se calman, los ejecutare! —exclamó la oficial
Sin embargo, muchos de los prisioneros hicieron oídos sordos a sus órdenes, sabía que ella no podía ver en la oscuridad absoluta y estaba perdida como ellos si algo pasaba, o eso creían ellos
—“Ella esta… Respirando” —pensó el joven aventurero, su afirmación podía sonar estúpida, pero cuando se refería a respirar, era la forma como lo hacía, su aura se estaba concentrando y distribuyendo por su cuerpo hacia sus piernas y sus ojos, la mujer volteo y sus ojos aparecían en su visión como dos puntos blancos.
—No eres un novato, Drake Winterheart —dijo ella con seriedad, pues en su visión, el aura azul del joven aventurero también recorría como un torrente todo su cuerpo y se concentraba como dos puntos blancos en sus ojos
La asesina rompió la tensión cuando un sonido metálico chocó contra el suelo estrepitosamente.
—Aquí vienen, Drake, Myelittine, un gusto conocerlos —dijo mirando hacia la reja nuestro duelo quedó inconcluso Myelittine Ascalon Noldvano —dijo la asesina, luego, un sonido pesado y metálico sonó contra el piso. Ella se había liberado de los grilletes mágicos —. Nos veremos de nuevo.
— ¿Qué, cómo es que lograste eso? —gritó la capitana desenfundando su espada.
—Todo tiene un punto débil —dijo 31154 acariciando sus manos adoloridas y luego extendiendo la palma hacia la capitana—. ¡El tuyo es la oscuridad! —y en un instante, desenfundó una daga oculta y se la arrojó.
Pero la mujer interceptó hábilmente el ataque con su espada.
—No me subestimes asesina. No tienes oportunidad, estas desarmada.
—Nunca —dijo mientras un hilo plateado se enrollaba al instante en el arma en el cinturón de la oficial, quitándole la daga de la asesina y devolviéndola a su propietaria —. No me subestimes a mí —sonrió burlesca —. Bajen la cabeza —ordenó ella a Drake y Myelittine.
Su hoja se transformó en una hoz con cadena, el efecto anti magia no afectaba los encantamiento en las armas, al menos no por completo, era algo peligroso tratar de usarlas bajo esa situación pues podían dañarse permanentemente, pero que opciones tenia, la asesina empezó a girar rápidamente la cuchilla en un movimiento increíble y cortó en pedazos los barrotes de hierro con su arma mágica.
La capitana de la guardia se puso en guardia.
La capitana atacó con una estocada increíblemente veloz a la asesina, pero ella lo esquivó poniéndose a un lado y evitándola, hizo una pirueta para tomar distancia y en el aire mientras giraba escupió un objeto en su mano.
La guerrera giró con un tajo muy veloz, pero la asesina pulverizó la pastilla en su mano y le soplo en la cara.
— ¡Maldita! —gritó con los ojos cerrados y llorosos, el polvo era doloroso y asfixiante.
—Nos vemos, humana, espero que nunca te acuerdes de mí.
Pero cuando la asesina se volteó sintió el aceró acercarse y tuvo que arrojarse al suelo para no ser perforada por la espada de la capitana que aun con los ojos irritados, no tenía problemas para ubicarla.
—Ah sí, ya estas ciega —sonrió la asesina al caer en cuenta que están en completa oscuridad.
La capitana atacó con varios tajos raudos y su espada brillaba por su cuenta de vez en cuando, dejando trazos de luz con sus movimientos, pero la asesina retrocedió con un salto hacia atrás y una pirueta mientras escupía en su mano otra pastilla polvorosa.
—No saldrás de aquí con vida.
Pero la elfa oscura avanzó con una velocidad súbita mientras su daga se trasformaba en una cimitarra, chocando sus armas, el acero negro chilló cuando al espada de la capitana se volvió un metal brillante como un trozo de luz solar, la oscura retrocedió adolorida por un segundo, cegada.
Momento que su rival no desaprovechó para levantar su arma y tratar de partirla por la mitad, pero la asesina la esquivó sin ver y le sopló en la cara la segunda dosis de polvo.
— ¡Ugh! ¡¿D-de nuevo?!
El brillo de su hoja se apagó y los brillantes ojos rosa de la asesina resplandecieron con luz propia.
—Nunca me has visto, tienes mayores problemas, yo no existo, están entrando por la puerta —susurró criptica la elfa abisal mientras se retiraba hacia las escaleras
La asesina abrió la puerta al final de las escaleras, dos sombras la esperaban apuntando con sus armas de dardos en sus muñecas. El tiempo parecía moverse más lento para 31153, su vista calculó al instante la trayectoria de las agujas envenenadas y las esquivó antes de que las abisales disparasen con una pirueta. Los proyectiles fallaron y la asesina de ojos rosa las eliminó con su daga dejando el acero enterrado en la carne de la segunda.
La elfa oscura sonrió y respiró profundo.
— ¡Esta sensación! —gritó extasiada de poder vital —. ¡Me siento como nueva! —exclamó riendo mientras otras dos elfas oscuras aparecían detrás de ella, tratando de acabarla mientras estaba distraída, pero en un parpadear, sus cabezas rodaron y la espada larga de 31153 estaba empapada en sangre que era absorbida por el metal rápidamente —. No van a detenerme.
Los cuerpos cayeron al suelo, mientras ella caminaba tranquila por el pasillo.
—A ver… ¿Dónde está mi capa?
…
La capitana despertó de golpe, su respiración estaba agitada.
— ¡Los prisioneros!
—Aún estamos aquí —dijo Drake aun sentado junto a su compañera silente.
Ella miró en su dirección, sus ojos se activaron de nuevo.
—Alabada sea la Trinidad —suspiró ella, poniéndose de pie —. ¿Qué no eran tres? ¡Ah! ¡Mi cabeza! —un dolor punzante la golpeó al tratar de recordar un vacío en su mente, un espacio blanco en varios recuerdos recientes sobre una prisionera, pero no lograba encontrar en memoria ninguna información sobre ella, y cada vez le resultaba más doloroso intentarlo…
Por las escaleras, seis asesinas elfas oscuras bajaron con sus armas de dardos y dagas listas, susurraban entre ellas en abisal, una lengua llena de siseos diseñada para hablarse en voz baja.
La capitana y Drake las sintieron llegar.
—Seis personas acaban de entrar.
Sus capuchas las ocultaban en la oscuridad y solo sus ojos rojizos, pero Myelittine pudo verlas y Drake sintió sus auras tenues cerca, aunque no podía saber de quien se trataba.
—Deténganse ahora —dijo la capitana algo tambaleante y apuntando con su espada —. Identificaos, ahora.
Una apuntó con su mano, pero la capitana conocía ese truco, aunque no sabía cómo, detuvo el ataque con espada que empezó a resplandecer con un brillo radiante.
—Asesinas —dijo mientras apuntaba con el filo de su acero que por momento empezaba a debilitarse.
Las abisales lanzaron bombas de humo negro hacia ella, atacando en la oscuridad, pero no esperaban que la oficial pudiera aun verlas, detuvo los tajos de su dagas y los dardos de sus armas, pero la superaban en número y por mucho que ella se enfrentase a sus rivales, solo bastaría un dardo para hacerla caer.
Entonces, Myelittine pateó a una en el pecho, lanzándola despedida contra una pared, golpeando con tal fuerza, que dejó un agujero en la misma.
La capitana frenó un par de tajos, ella apagó su espada, sintió su aura le sostuvo la muñeca en un movimiento veloz, evitando el acero por poco y le dio un cabezazo con fuerza a la asesina, dejándola aturdida el suficiente tiempo para que la oficial le estrellara el pomo de su espada en la cabeza.
La guardabosque evitó los aguijones envenenados y pateó a otra más, sacándola de combate. Una siguiente trató de atacarla por un costado con su daga, pero Melittyne fue más rápida la frenó con sus grilletes y la pateó en el estómago, dejándola fuera de combate.
La capitana dejó fuera de combate a la última de ellas con un puñetazo directo al rostro.
—Gracias —dijo la oficial sacando una llave —. Esto quizás fue un malentendido al principio, pero algo está pasando y necesito vuestra ayuda.
Los grilletes de Myelittine cayeron al suelo, pesados, inmediatamente ella le dio sus espadas.
—Muy bueno y todo ¿Una ayudita? —Drake seguía en la celda.
…
Cuatro cadáveres de asesinas estaban en el piso, dando saltitos sobre la sangre estaba abisal de ojos rosa, con su capa blanca ondeando alegremente tras de sí.
—Tan cálida mi capa, tan linda mi capa —canturreaba mientras salía hacia el corredor.
—Detente ya —dijo una voz frente a ella —. Como puedes estar tan alegre después de haber masacrado a tus propias hermanas.
— ¡Ja! —sonrió en la oscuridad, 31153 volteó a ver a quien le hablaba en las sombras, sus ojos rojos brillaban dentro de su capucha, una espada larga de acero negro estaba en sus manos —. Conozco bien el código, cuatro. Ustedes vienen a matarme, ya no somos familia, somos enemigos.
—Te equivocas —respondió la otra asesina —. Tú y yo, seguimos siendo hermanas. Y como acordamos, yo seré quien acabe con tu vida.
La abisal de ojos rosa se quedó mirándola por un par de segundos con cara de exasperación.
—Éramos niñas, idiota —contestó entre risas —. Solo son promesas tontas ¿Matarnos entre nosotras si llegaba el día que falláramos? Una estupidez, no voy a dejar que me mates, aún hay mucho que quiero hacer y ver, en cierto modo, estoy más feliz ahora, podre ver todo lo que quiera —dijo abrazándose a sí misma con fuerza, luego abrió los brazos —. Ahora soy libre.
La elfa abisal de la espada larga hizo un par de florituras y apuntó a su hermana con su arma.
—Me niego. Te matare y cumpliré nuestra promesa y con nuestra orden, tres.
—Sabes que no puedes vencerme, cuatro —sonrió ella —. Nunca me has ganado, le diferencia entre tú y yo es muy grande.
La abisal de ojos rojos se lanzó al ataque con una estocada, pero su hermana esquivó el tajo con facilidad y le pateó en el estómago, pero su rival bloqueó la patada con la otra mano, la daga de Tres ya iba hacia su cuello, Cuatro giró con un sablazo lateral para alejarla, su hermana tomó distancia y se puso en posición defensiva con una sonrisa de oreja a oreja.
— ¿Sera esta nuestro último duelo? —dijo ella haciendo girar la daga en su mano.
—Así será —contestó cuatro, lanzándose al ataque con un grito de batalla.
Tres desvió sus sablazos con su daga enjoyada con facilidad, su oponente daba veloces estocadas y tajos rápidos, pero la de ojos rosa era una experta combatiente, con una daga desvió cada corte con apenas esfuerzo.
Cuatro hizo una floritura rápida que obligo a Tres a alejarse de ella, entonces su hermana lanzó un corte desde un lateral, la de ojos rosa convirtió su daga en una espada corta y paró el ataque, pero su oponente insistía, forcejeando metal contra metal.
— ¿Porque has cambiado? —preguntó la otra.
—No hables mientras peleas, eso solo lo hacemos los mejores.
—Eras una asesina dedicada, peleabas por tus hermanas, matabas a quien se te ordenase —dijo ella poniendo cada vez más fuerza —. ¡Porque de repente te volviste tan cínica! —gritó.
Su hermana empezó a reír por lo bajo.
—Libertad. Nos privan de eso desde que nacemos, y finalmente me di cuenta, estaba ciega.
Tres desvió su hoja, avanzó hacia ella le dio un golpe en el estómago con fuerza, giró y la pateó, pero Cuatro la bloqueó y contraataco con un sablazo giratorio muy rápido que su hermana detuvo con su espada corta.
—Ahora lo veo todo —sonrió la de ojos rosa, sus pupilas resplandecían en las sombras —. No tengo que pertenecer a ellas, puedo estar donde quiera y con quiera, mi vida es mía para decidir lo que yo quiera.
Cuatro dejó de forcejear con su espada y ambas se alejaron lentamente. Ella permaneció en silencio unos segundos.
—Solo eres una rebelde, dejar todo por deseos egoístas, es precisamente eso lo que evitamos con disciplina.
—Solo nos encadenamos nosotras misma, persiguiendo nuestras colas —sonrió —. ¿Querer ser la nueva matriarca? ¡Ella alguna vez fue una simple asesina y será asesinada por una de sus “hijas”! ¡Y ella a su vez por sus antiguas hermanas!
—Ese es el modo…
— ¡Esa es una carrera suicida! —interrumpió con ira, apretó los dientes con fuerza. Pero soltó la presión y respiró hondo, volviendo a su estado relajado —. No pienso seguir en esa ruta. Yo moriré como me dé la gana.
Cuatro levantó su espada y se puso en posición de estocada con la hoja a la altura de su cabeza.
—Yo te daré muerte.
Tres sonrió ampliamente.
—Aun no comprendes la diferencia entre nosotras…
La de ojos rojos atacó con su espada, pero en un parpadear, 31153 estaba detrás de ella y su daga estaba perforando su brazo derecho, la hoja le extraía la vitalidad rápidamente y no podía sentir su extremidad.
— ¡¿Eh?!
—Aun te falta mucho camino por recorrer —dijo Tres extrayendo la daga y pateándola. La asesina de la espada cayó al suelo, muy débil para moverse, pero con sus últimas fuerzas sostenía su espada.
Tres se acercó con su hoja convertida en daga de nuevo y pateó su espada de su mano. Se agachó sobre su cuerpo y se acercó hacia su rostro.
—Querida hermana, tú has fallado ahora. Debería matarte ¿No es cierto?
—S-sí.
—Eres inútil para la orden ahora, tu brazo de la espada esta inutilizado, sería lo mejor. Pero… Quizás, borrando esta opción, puedas ver otros caminos.
Tres se levantó y empezó a caminar hacia la entrada.
—Otros caminos —murmuró Cuatro, levantándose con toda su energía restante. Respirando hondo, de algún modo sintió una energía más allá, palpitando en su pecho, tomó su espada con la mano izquierda —. El único camino de un asesino es matar… ¡O morir!
La de ojos rojo se lanzó con un ataque de su espada, pero la de ojos rosa volteó, una lagrima voló en el aire, Tres detuvo su ataque con su mano libre y con su daga, le lanzó un corte vertical al ojo izquierdo, dejándola ciega irremediablemente.
Cuatro retrocedió soltando su arma y llevándose la mano izquierda a la herida mientras gruñía de dolor intenso y la sangre no paraba de manar.
—No lo intentes de nuevo ahora —dijo 31153 con seriedad. Un par de lágrimas cayeron por sus mejillas —. Busca una nueva vida, olvídame, hermana. Es mi último deseo, la que conociste alguna vez, ya murió.
La asesina salió por la puerta de la torre hacia la calle, desapareciendo en la noche, mientras su hermana sangraba por el ojo, maldiciéndola entre dientes.
…
En la entrada del pasillo de la prisión, Myelittine, Drake y la capitana estaban despertando a los guardias dormidos, todos habían caído por el ataque imprevisto de una neblina mágica invisible.
—Esto es culpa de mi descuido —dijo la oficial mientras ayudaba a levantarse a uno de sus soldados —. Nunca hubiese previsto un ataque así tan descarado. Aunque sigan vivos, esto es una humillación.
—Ella venia por mí —dijo Myelittine —. Sea quien sea que me quiere muerta, debemos encontrarle, Drake.
—No tenemos ni una pista por ahora —dijo el joven humano encogiéndose de hombros.
—Pueden contar con mi ayuda —dijo la oficial con seriedad —. Una ofensa así no puede ser olvidada tan a la ligera —la mujer miró a Drake a los ojos, luego a Myelittine —. Ustedes pueden defenderse bien por su cuenta. Lamento tener que tomar una decisión tan repentina, pero los voy a dejar ir. No puedo arriesgarme a otro ataque así.
Drake y Myelittine asintieron.
—Myelittine y yo podemos cuidarnos. Lamento mucho todo esto.
—Ya váyanse y tengan cuidado, esos elfos oscuros pueden salir de nuevo.
…
Drake y Myelittine caminaron en silencio todo el camino de vuelta a la torre, siguiendo el sendero, todo el lugar estaba a oscuras y solo el cielo estrellado hacía de guía, los dos aventureros llegaron hasta la puerta de la torre pero al entrar, encontraron luces dentro.
—Cuidado —dijo Drake sacando su arma. Myelittine tenía su mano en su sable.
Ambos pasaron el umbral con cuidado, preparado para todo, pero a quien hallaron, era una conocida particularmente desagradable.
—Drake Winterhert, Myelittine Noldvano —dijo la elfa oscura con una sonrisa mientras ambos le apuntaban con sus espadas. La asesina soltó su daga —. Vengo en son de paz.
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