Historias destacadas - Especial 1
Cuando el hijo elegido del Señor divino nació en la gran fortaleza del antiguo imperio, que fue en uno de los inviernos más fríos, su historia se propagó como el fuego. El emperador de entonces nombró al dieciséis del último mes como el día de la Purificación.
En una ocasión el pueblo se levantó contra la corona, la cual ya no era la del imperio, sino la de el feudalismo. Realeza, nobleza e iglesia estaban desesperados. No podían controlar a la gente, cruzaban las barricadas, pisoteaban a los caballeros y las tropas comenzaban a caer en el discurso de la mayoría.
Fue la idea del Elevado ll la que salvó el día y muchos años de reinado.
El hijo elegido, sangre del Señor divino, en realidad nació dentro de un humilde hogar rodeado de pastura, vacas y una pareja cariñosa que aun sabiendo de la divinidad del niño lo criaron como a cualquier otro. Le enseñaron sobre el amor, el respeto y el perdón.
El antiguo día de la Purificación se cambió a La noche del agradecimiento.
Abro mis ojos y veo el pico singular de mi capucha, la figura del escritorio y leves rayos solares.
Me había quedado dormido en la silla mientras trabajaba.
Una vez que la luz fue suficiente vi la carta que había estado ignorando. Formaba parte de uno de los muchos planes de Raphael Collins, el antiguo dueño de todo lo que ahora poseo. Constaba de lo siguiente.
Para La noche del agradecimiento se deberá tener preparados para su repartición, alimentos, ropas para el invierno, leña y juguetes.
El resto son los contactos de Raphael.
Aún faltan meses, pero como la cabeza de la familia debo cumplir la tarea.
Aun muerto sigo cumpliendo sus trabajos.
-No, no, no, no. ¿Cuántas veces le hemos dicho que para eso estamos nosotros? Si usted se hiciera el desayuno todas las mañanas, nosotros estaríamos sin trabajo. Vaya y siéntese, ahora mismo le llevo su desayuno-
Aunque es mi sirviente soy yo quien le obedece, pero eso no me molesta. Y tiene razón.
– ¿Cómo está el clima de hoy? –
-Demasiado fresco mi amo. Si va a salir lleve su mejor abrigo-
– ¿Cuánto frío crees que haga para La noche del agradecimiento? –
-Uno devastador. Casi como para quemarse las manos en una fogata, ¿Por qué pregunta? –
-Para ese día debemos contar con suficientes recursos para repartir a toda la capital-
– ¡Que rayos acaba de decir! –
-Es uno de los planes de Raphael-
-Ouh… lo siento-
-No te disculpes, yo pensé lo mismo-
Comimos juntos para salir en el carruaje con el primer contacto, el jefe de los sastres y costureros.
-Déjeme ver si entendí. ¿Quiere contratar a la mitad de los trabajadores para preparar ropa para los desamparados de toda la capital? ¿Y todo para La noche del agradecimiento? –
-Así es-
-Bueno, no es algo imposible y debemos agradecer que contamos con tiempo y recursos, pero, ¿Está seguro? Es mucho dinero y estoy seguro de que no lo recuperará-
-Hago esto por el bien de Maryam, no por mi beneficio-
-Como esperaba del heredero de Raphael Collins. Muy bien, tenga por hecho el trabajo-
Estrechamos manos cerrando el trato.
Una vez completada fuimos con el dueño de la mayoría de restaurantes en Maryam, más bien, con el hijo del anterior dueño, para hablar.
-Ustedes nos darán los ingredientes y nosotros en nuestras cocinas y con nuestras manos cumpliremos su encargo. Claro, y también nos pagarán cierta suma, ¿Entendido? –
-Entendido-
-Oye, antes de que se vayan, quisiera decirte algo, Kin Collins-
-Solo Kin-
-Bien, Kin, entiendo el dolor de perder a un padre, bueno, sé que él no era tu verdadero padre, pero me entiendes. Lo que trato de decir es que, no solo hagas lo que un testamento dice, piensa en tu economía, en ti-
-Lo tendré en cuenta, gracias-
Tiene razón, esto costará mucho dinero, cantidades desbordantes, pero si cuento con el poder de ayudar a otros, ¿No debería de hacerlo? Al menos eso es lo que Raphael solía decirme.
Una risilla vino de Azad.
– ¿Qué sucede? –
-Me pareció gracioso en lo que nos convertimos. Un antiguo asesino y un antiguo sujeto de experimentos que también fue asesino, terminaron siendo un duque y el sirviente del duque. Es algo divertido-
– ¿Lo es? –
-Sí, vaya que lo es-
El siguiente lugar fue con los comerciantes de leña, lo que fue muy sencillo y aseguramos una gran cantidad.
-Amo, ¿Está seguro de gastar su dinero en juguetes para niños? – preguntó Azad sentando frente de mí.
-Cuando estábamos en los niveles subterráneos, ¿Te hubiera gustado tener un juguete? –
-Hubiese preferido algo de comida y una cobija-
-Ya les hemos dado eso, pero una de las encargadas mencionó que los juguetes son algo que todo niño debería tener. Supongo que la forma en la que crecimos nos impide entenderlo-
-Puede que así sea-
Llegamos con el jefe de los carpinteros quien nos recibió con una sonrisa cálida a pesar del frío otoñal. Le dijimos la propuesta y con su arrugado rostro respondió.
– ¿Está seguro? Es un pedido muy grande y podemos cumplirlo, pero, aunque esto me haga perder dinero, ¿No sería mejor guardarse ese dinero? –
Todos me están diciendo lo mismo hoy.
-Se lo que hago-
-Muy bien, no puedo discutir con un cliente como usted. Tome por hecho que para dentro de unos meses tendrá tantos juguetes que hasta se le saldrán por las orejas-
Cuando volvimos a la mansión me di cuenta que ya era muy tarde, casi de noche.
-Buenas noches amo, por favor, esta noche, duerma-
Trataría de hacerlo, no sin antes tomar el diario que hace una década Raphael me había regalado y ordenado escribir en él. Mi última nota hablaba sobre la despedida de Mario y Ane. No lo anoté, pero Brishon y esa princesa del mar se fueron un año después.
Nota No. 157.
Quedan cuatro meses para La noche del agradecimiento y mi plan ya ha comenzado, solo me gustaría que mis amigos estuviesen aquí para verlo.
También me gustaría que ella estuviese aquí. Lo último que escuché fue que celebraría las fiestas con su familia.
Marie no ha venido en semanas, tal vez ya pasó un mes, Katia se fue en una aventura hace una semana y Lenin con ella.
Raphael me dijo que los amigos eran indispensables y que había que cuidarlos, pero, ¿Qué hago cuando ellos se van?
Al igual que la noche anterior, caí dormido en mi silla.
Escucho pasos aproximarse a gran velocidad. Por la fuerza de las pisadas debe ser una mujer.
Las puertas de mi habitación se abrieron de golpe, entonces alguien se arrojó a mi cama.
Su largo cabello rojizo se alborotó por la sorpresa de no hallarme en la cama y no fue mejor que girará su cabeza en mi búsqueda. Una vez que descubrió mi ubicación, al igual que una gacela, saltó el escritorio derrumbándome y a la silla.
Su sonrisa era dulce, brillante, un alivio para mi corazón.
Nos considerábamos hermanos, no por la sangre, sino por años de horribles momentos tortuosos que compartimos.
Su compañía fue un estimulante para mí y para Azad, no pudo venir en mejor momento.
Los días se volvieron semanas, las semanas meses y en un instante el frío invernal ya reinaba en todos los rincones.
Movilizamos a tantos hombres y mujeres como pudimos, a mis sirvientes, mercenarios, aventureros y repartidores. Por la mañana, orfanatos, refugios y albergues tendrían suficiente ropa, comida y leña para este invierno.
¿Por qué lo hicimos en secreto? Para una mayor sorpresa, dictaban las notas de Raphael.
Ni siendo duque y poseyendo una gran fortuna la mala suerte me abandona. Me informaron de que un par de carretas se dañaron en el camino, perdiendo una rueda.
Saqué mi pistola gancho y a través de los techos llegué hasta donde unos hombres cuidaban las carretas.
– ¿Qué hacemos señor Kin? – preguntó uno de los repartidores.
-Necesito su ayuda, ¿Son capaces de resistir el frío de la noche? –
Todos respondieron sí con determinación.
-Ustedes protegerán las carretas, yo repartiré los juguetes-
-Pero señor, tendrá que moverse con este frío. No dudo de usted, pero piense en su seguridad-
Esas palabras de preocupación me hicieron recordar.
Aunque no me guste, sigue protegiéndolos como siempre lo has hecho. Llevándote al límite. Fueron las palabras de Rosa.
-Estaré bien-
Tomé uno de los sacos con juguetes y até la entrada con una cuerda.
-Señor, sé que usted es fuerte, pero ¿Podrá moverse con esa bolsa? –
Acelero los latidos de mi corazón aumentando el flujo de sangre a través de mis venas coloreando mi piel de rojo. Subo a los techos con la pistola gancho y emprendo una carrera contra el tiempo.
Salté de techo en techo soportando los azotes del aire helado y cuidando de no resbalar en un congelado y nevado techo. Me infiltro tan silenciosamente como puedo en orfanatos, albergues y refugios dejando juguetes y leña.
Vuelvo por otro saco pesado y difícil de manejar.
Mi cansancio me empieza a hacer malas jugadas. No cuide lo suficiente mis pasos, lo que despertó a uno de los niños.
– ¿Q-quién eres? –
Parecía asustado a la vez que emocionado.
-Soy el espíritu de la noche. Vuelve a tu cama y mañana habrá regalos-
Si averiguaba que se trataba de Cuervo alado podría gritar para despertar a los otros niños.
– ¡Enserio! –
-Sí. Vuelve a tu cama en silencio y al despertar todos tendrán un regalo. Pero no se lo digas a nadie o todo desaparecerá-
No sabía que esa acción tendría grandes repercusiones en el futuro.
Una vez que acabé volví con los hombres para ordenarles retirarse a sus hogares. Mostraron preocupación, pero los persuadí para que se fueran. Arrastré mis pies con la gruesa nieve.
La noche del agradecimiento. Una noche que cambió para tener contento al pueblo, mantener el statu quo, por hombres avariciosos. Esa noche, la he usado para ayudar a la gente.
Estoy pensando demasiado, solo lo hice por Raphael.
No, no solo fue por él, también fue por Rosa, por mi hermana, por Azad, por todos mis amigos. En todo el tiempo que estuve trabajando para la organización nunca supe lo que era el cariño, el compañerismo, lo que era un verdadero amigo.
Por un instante las comisuras de mis labios se levantaron.
Cuando estoy cansando pienso demasiado.
Ojalá Mario y Lenin estuviesen aquí.
Una manó se posó en mi hombro.
-Disculpe señor, ¿Sabe dónde puedo encontrar a un tipo que siempre usa una capucha, que es callado y aterrador? –
– ¿Mario? – dije sin pensar.
Sus brazos me rodearon en cuanto voltee.
– ¡No creíste que te dejaría solo en estas fiestas! –
Lentamente correspondí a su abrazo. Estuvimos así por poco tiempo.
-Me topé a uno de tus hombres y me contó todo. Otra vez haciendo las cosas por tu cuenta, pero no serías tú si fuera de otro modo-
Antes de soltar mis palabras él se adelantó.
-Lenin, Katia, Marie, Brishon y Ane están en una taberna. Pensábamos sorprenderte por la mañana, pero salgo un momento a pasear y te encuentro moribundo por la calle, ¿Usaste la fuerza interna? –
-Si-
-Me lo imaginé, vamos, apóyate en mí, ya no soy el debilucho de hace diez años-
Caminamos platicando sobre lo que habíamos hecho, nuestras experiencias alejadas del otro. Le hablé sobre Amanda, quien se encontraba fuera con su familia, me habló sobre una posible hija o hijo y que Ane había estado malhumorada.
En la taberna recibí un abrazo enérgico y apretado de Lenin, no había perdido ni una pizca de esa aura encantadora y alegre que siempre llevaba. Katia también me recibió muy feliz, aunque algo avergonzada por las miradas de la gente. Marie, no se levantó, pero me dirigió un saludo con la cabeza. Ane me saludó como si fuera cualquier día y Brishon inclinó su cabeza como señal de respeto.
Comimos y brindamos, bailamos y jugamos, llevamos todo esto a la mansión donde no había nadie, pues les había dicho a todos que podían ir a sus hogares y celebrar en familia; así como yo lo estaba haciendo.
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