Humanos Contra Demonios.- ¿Soy realmente un chico perfecto? No lo creo - 022.5
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CAPÍTULO 22.5- Sandro vs Restro.
Mientras Daniel duerme profundamente, los demás miembros de la organización de ilegales están reunidos alrededor de una mesa. Sus rostros, iluminados por la luz tenue de una lámpara colgante, reflejan una clara seriedad, que contrasta bastante con la alegría y emoción que habían mostrado antes. Este podría ser su último día con vida, su última oportunidad de librar al país de las garras del dictador.
Cada uno de ellos tiene un motivo por el cual está luchando. Por amor, familia, amistad, repudio a la violencia sin sentido, y miedo de ser las siguientes víctimas. Si fallan, todas las vidas que se han perdido habrán sido en vano, es por eso que no se tolerará ningún error. Ellos analizan con cuidado, y hablan constantemente para dar sus puntos de vista.
Sobre la mesa, dispersos, se encuentran los planos detallados de la base del dictador. Analizan cada línea, cada esquina, buscando rutas de escape por si el plan falla, identificando puntos débiles en la estructura, calculando la cantidad exacta de bombas necesarias para destruir el lugar sin causar daños colaterales. También estudian a los enemigos más peligrosos y debaten estrategias para derrotarlos.
Daniel será el encargado de enfrentarse cara a cara contra el dictador. Sin embargo, para asegurar que Daniel pueda pelear sin ser sorprendido por ataques inesperados, los miembros de la organización deben mantener ocupados a los cientos de miembros que el dictador tiene bajo su mando en ese lugar. Estos miembros son los más poderosos del país, elegidos por sus habilidades excepcionales. ¿Podrán los cinco miembros de la organización de ilegales enfrentar a tantos adversarios simultáneamente? Además, tienen un nuevo miembro que nunca ha peleado en su vida. ¿Podrá ella luchar contra tantos enemigos?
La respuesta es sencilla: No, no podrían sobrevivir ni un segundo en el campo de batalla… No sin usar drogas.
El difunto fundador de la organización de ilegales, un hombre conocido como Magnus, había previsto este desafío, así que tomó medidas drásticas para evitar que eso se convierta en un problema. Magnus podía mejorar su propio cuerpo hasta cinco veces su capacidad normal. Y con «su cuerpo», es todo su cuerpo, incluyendo su inteligencia y sentidos. Esta habilidad lo hizo un combatiente formidable y un líder natural. Sin embargo, Magnus sabía que su habilidad no sería suficiente para asegurar la victoria de su organización en el largo plazo.
Sacrificó su propio cuerpo en un acto de valentía y previsión. Contrató a un grupo de científicos clandestinos y permitió que usaran su cuerpo para crear una serie de drogas poderosas. Estas sustancias, derivadas de su propia biología mejorada, estaban diseñadas para amplificar temporalmente las habilidades de quienes las consumieran. Soportó innumerables experimentos y un dolor inimaginable, todo con el objetivo de fortalecer a su organización y, algún día, traer la paz de nuevo a su nación. ¿Su sueño? Que sus hijas puedan vivir en paz, sin miedo de ser violadas, torturadas y asesinadas, sin la posibilidad de ser salvadas o recibir piedad… como fue el caso de su pobre madre y esposa.
Las drogas resultantes fueron revolucionarias. Al consumirlas, los miembros de la organización de ilegales no solo podían incrementar su fuerza, velocidad y resistencia a niveles sobrehumanos, sino que también sus propios poderes mejoraban, aunque sólo por periodos limitados. Estas drogas serían su única esperanza contra las fuerzas del dictador.
Es muy bien sabido que, según los científicos, cada vez que se consumen, el consumidor pierde aproximadamente un año de vida, consecuencia de forzar su cuerpo a superar su límite. Entre más se usen, menos tiempo vivirán. Todos ellos lo saben, pero, aún así…
—Si tomamos en cuenta la resistencia contra las balas de Daniel, podríamos dejar que reciba las balas primero, disminuyendo la munición disponible. Eso nos ganaría el tiempo suficiente y podríamos destruir su almacén y limitarlos.
—Tendríamos que investigar primero si Daniel es siempre inmune o tiene un límite. Estaríamos enviándolo a su muerte segura si creemos ciegamente que siempre será inmune.
—Y no tenemos tiempo para investigarlo.
Todos, incluyendo a Nismei, consumieron la droga. Ella tenía miedo, pero de todas maneras moriría si fallan la misión, así que sacrificar un año de su vida era el precio justo para poder vivir sin miedo el resto de su vida. Todos consumieron la droga para mejorar su inteligencia y poder planear el mejor plan posible, tomando en cuenta todas las habilidades de Daniel.
Saben que el camino por delante será peligroso y que muchos de ellos podrían no sobrevivir, pero también saben que es su única oportunidad para derrocar al dictador y liberar al país de su tiranía.
La batalla final está a punto de comenzar.
—Pastel de limón.- Dijo Daniel, dormido, masticando su brazo.
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La organización de ilegales no son los únicos que se están preparando para la batalla final. Tanto los Semihumanos como los humanos, se están reuniendo y dirigiéndose hacia la frontera con Delsmo. Aproximadamente 150,000 Semihumanos y 200,000 humanos, están marchando hacia la frontera. Todos los que puedan luchar, incluyendo a niños, se unieron. Esta batalla podría definir el futuro del mundo, quedarse sin hacer nada no es una opción para ellos.
Las mujeres embarazadas y discapacitados se quedaron en sus casas, rezando por el regreso de sus seres queridos. Entre ellos está una ex novia de Sandro (una de sus antiguas compañeras), que está embarazada de otro hombre. Sandro tenía una relación abierta con ellas, así que no le dolió, pues sabía que eso podría pasar.
Sandro la mira desde la distancia, despidiéndose del futuro padre de su hijo, y sonríe al verla tan feliz.
—Un hijo, ¿eh? Ah, incluso mi jugo de hombre termina en segundo lugar. ¿Acaso estaré maldito?
Las mujeres encargadas del cuidado de las embarazadas son conocidas como las: «Matronas del Alba». Alba es un ser espiritual con miles de años de historia, conocido como «el ángel protector de los bebés».
Las Matronas del Alba son expertas en todos los aspectos relacionados con el embarazo y el nacimiento. Su conocimiento abarca desde la biología y la medicina, hasta la magia y los rituales ancestrales. Están dedicadas a asegurar que tanto las madres como los bebés reciban el mejor cuidado posible para garantizar nacimientos saludables y seguros.
Sus principales trabajos son:
Cuidado prenatal: Proveen atención continua durante todo el embarazo, incluyendo chequeos regulares, asesoramiento y apoyo emocional.
Alimentación especializada: Preparan y suministran alimentos y pociones especiales que promueven la salud de la madre y el bebé, basados en ingredientes mágicos y naturales.
Rituales: Realizan rituales de protección y bendiciones para garantizar la seguridad del embarazo y el parto, evitando cualquier malformación, síndrome, abortos espontáneos, etcétera.
Y no solo eso, sino que también cuentan con hechizos únicos, que solo ellas pueden usar.
Hechizo de paternidad (Veritas patris): Tocando el vientre de la madre y mirando al supuesto padre, la Matrona del Alba puede determinar la paternidad del bebé. Si el rostro del hombre está rodeado por una nube negra, él no es el padre, pero si es completamente visible, él es el padre.
Bendición del Alba (Benedictio Aurora): Un hechizo que envuelve a la madre y al bebé en un aura de luz dorada, proporcionando protección contra enfermedades y complicaciones durante el embarazo. Solo se usa en casos de emergencia si los tratamientos previos fallan, pues el hechizo usa la energía vital de la madre para protegerlos a ambos. La energía vital no se puede recuperar, y si se pierde, pierdes días, semanas, meses, e incluso años de tu vida.
Susurro de la Vida (Vita susurrus): Un encantamiento que permite a la Matrona comunicarse directamente con el bebé en el vientre, asegurando que esté saludable y contento. No causa ningún daño y sirve principalmente para evitar complicaciones durante el parto.
Visión del crecimiento (Visio crescendi): Permite a la Matrona visualizar el desarrollo del bebé dentro del vientre, asegurando que esté creciendo adecuadamente y detectando cualquier anomalía a tiempo. También puede manifestar su visión en forma de holograma mágico, para que los padres puedan ver a su futuro bebé.
Las Matronas del Alba son veneradas y respetadas en la sociedad, no solo por sus habilidades mágicas y conocimientos médicos, sino también por su dedicación y cuidado hacia las futuras madres y sus bebés. Su presencia es considerada una bendición en cualquier comunidad, y su sabiduría es transmitida de generación en generación, manteniendo viva la tradición de este noble y crucial oficio.
Las hijas de las Matronas del Alba, heredan las habilidades, pero si el embarazo fue no planeado o forzado, es decir, si las obligaron a tener al bebé, las hijas no heredan nada y la madre pierde sus habilidades. En el pasado, existieron personas corruptas que, en busca de más poder económico y social, intentaron apoderarse de las habilidades de las Matronas del Alba, pero una vez que la sociedad en general se dio cuenta de lo que pasaría si les hacían daño, los responsables de tal acto tan malvado fueron ejecutados. Hoy en día, ellas son protegidas por todo el mundo en general, por miedo de sufrir la ira de Alba.
Sus servicios son completamente gratuitos, pues están para servir a cualquier mujer embarazada, sin importar su estatus social ni edad. Las que se niegan a ayudar a una mujer embarazada por un motivo egoísta como «me cae mal», «es fea», «huele mal», «es pobre», «es rica», pierde sus habilidades.
—¿Por qué la cara larga, guapo?
Una anciana vestida de monja, pero usando color rojo en lugar de negro, y con un cigarro entre sus gruesos labios, se paró al lado de él y le ofreció un cigarrillo.
La figura de la anciana era simplemente impresionante. Sí, era una anciana, claramente lo es. Su cabello es completamente canoso, su piel está muy arrugada y su voz tiene ese clásico tono viejo. Es una anciana, pero su figura es muy «ardiente», por decirlo de alguna manera. Sus enormes atributos resaltaban a la vista, y más con ese atuendo de monja tan ajustado.
Cualquier hombre se sentiría excitado al estar tan cerca de ella, incluso sabiendo que es una anciana de más de 80 años. 87 para ser exactos. Pero Sandro, uno de los mayores pervertidos públicos, no se siente emocionado al estar cerca de ella. Lo único que siente por ella, es agradecimiento, admiración y respeto.
—Gracias.
Él tomó el cigarrillo y lo encendió usando el cigarrillo de la anciana, juntando los cigarrillos que tienen entre sus labios. Sus rostros están a centímetros, y la anciana se da cuenta de que los ojos de Sandro están algo rojos e irritados, y eso puso una sonrisa orgullosa en ella.
Él inhaló el humo profundamente y lo exhaló, mientras recordaba los buenos momentos que pasó con su antiguo grupo. Sus risas, peleas, sexo, besos. Todo eso lo disfrutaba bastante, se sentía vivo, disfrutaba de la vida, pero renunció a todo eso con tal de comenzar de nuevo.
—Escuché que ese bebé no es tuyo. Es una pena.
—Fue lo mejor, después de todo, ya no salgo con nadie. Ese bebé al menos tendrá a sus dos padres juntos… Bueno, eso espero.
La anciana le dio un pequeño codazo en el brazo y se rió.
—Renunciaste a ellas para estar conmigo, ¿eh, picaron?
—Pffff. No tienes tanta suerte.
—¿A poco ya te enamoraste de mí? Llegas 40 años tarde, mi amor. ¡Hahahahahaha!
—No me gusta la necrofilia, pero agradezco la oferta, vieja bruja.
—La actuación de chico malo no me engaña, y lo sabes.
—Oye, oye, tengo una reputación que mantener, linda. Mis fans me aman así. Jeje.
—Creí que Daniel te la había arruinado. Nunca lo he visto, pero dicen que es guapísimo. Deberías presentármelo algún día. Tal vez él sí sepa apreciar la experiencia.
—Ser humillado por un chico que logró derrotar a dos demonios de un solo ataque, detener una guerra prácticamente solo, y que trajo la paz con los Semihumanos, cuyo odio ha existido por cientos de años… Bueno, no suena tan mal ser humillado por alguien así. Además, logré hacerle daño durante nuestra pelea, tampoco estoy tan mal.
—Como digas, cariño.
Sandro suspira y se rasca la cabeza.
—Rose dejó de buscarme.
—Eso te pasa por hacerte el difícil.
—Sara me abandonó y se fue con Daniel.
—Hasta yo lo haría.
—Y me morí.
—Eso te pasa por arrogante, chico lindo.
—Sí, supongo que sí… Me he sentido raro últimamente. Como si no supiera qué hacer. Digo, sé lo que quiero hacer pero, al mismo tiempo, no sé lo que hago. No sé si lo hago porque quiero o porque me siento obligado a hacerlo. Y no he tenido tanto sexo desde que Daniel apareció en mi vida. Yo creo que…
De repente, la anciana comenzó a reírse y darle fuertes palmadas en la espalda.
—¡¿Te enamoraste de Daniel?! ¡Hahahahahaha! ¡Tienes todo mi apoyo! ¡Ve y junten sus espadas!
Sandro se puso pálido porque no pudo evitar que su imaginación se saliera de control e imaginara a Daniel, juntando su cuerpo desnudo con el suyo, a punto de besarlo.
Rápidamente agitó su cabeza y se terminó el cigarrillo de una sola jalada, tratando de tranquilizarse. ¿Por qué? Porque, por un segundo, estuvo a punto de tener una erección al imaginar a Daniel desnudo.
Sandro es heterosexual, de eso no hay ninguna duda, pero el encanto de Daniel le terminó afectando. Así de poderoso es su atractivo físico.
—¡Puaj! ¡Por supuesto que no! Lo que trato de decir es… Ah, no sé qué hacer con mi vida en este punto.
—Ni siquiera sabemos si seguiremos con vida el próximo mes. Solamente disfrutemos del tiempo que nos queda, es lo que planeo hacer.
—Supongo que tienes razón.
Sandro tiró el cigarro al suelo y lo pisó.
—Iré a rescatar a Daniel y daré mi vida para ayudar a derrotar al Rey Demonio. Diciéndolo en voz alta, no suena nada mal. Moriré peleando contra un demonio. ¿No te parece una gran y épica muerte?
—Siempre te imaginé muriendo peleando contra un demonio, uno contra uno, en donde sacrificabas tu propia vida con tal de derrotarlo. Morir peleando al lado de otras personas como que no es de tu estilo.
—Dar mi vida con tal de derrotar a un demonio… Sí, definitivamente quiero una muerte así. Me iría sin arrepentimiento alguno.
—Pero tu primera muerte fue por estar de caliente. ¡Hahahahahaha! ¡Arruinaste tu muerte! ¡Hahahahahaha!
—Haha. Que graciosa eres, saco de huesos.
Sandro comenzó a caminar, alejándose de ella.
—Deseame suerte, vieja bruja.- Dijo, sin voltear hacia atrás.
La anciana lo observó, con sus ojos entrecerrados, y sonrió, esta vez, llena de orgullo. Para ella, Sandro seguía siendo aquel pequeño niño huérfano que siempre se la pasaba llorando, lamentando todo lo que había perdido en su vida. Recordaba las noches que durmió a su lado, consolándolo, recordándole que todavía tenía una larga vida por delante y que ya no estaba solo.
Él era un niño que se lamentaba por ser débil, que se culpaba por no haber sido capaz de proteger lo que más amaba. Todos los días vivía sin ganas de hacer nada, acostado en la cama. Pero todo cambió cuando conoció a otra huérfana, que había sufrido lo peor que a una niña le podría pasar. Ella lo había perdido todo, su familia, su hogar, su… inocencia. Verla en el mismo estado que él estaba, lo enfureció. ¿Por qué? Porque sabía que él no podía hacer nada para evitar una situación así. Si llegaba a tener una familia y era atacado por bandidos o monstruos, él no podría hacer nada para evitarlo, y saber eso le hizo recordar la impotencia que sintió cuando «eso» pasó, así que decidió que ya no volvería a ser una víctima más.
Entrenó y entrenó, más que nadie. Entrenó tan duro, que logró convertirse en el mejor aventurero del país a sus 25 años. Ahora, con 27 años, es completamente respetado y su nombre es famoso incluso en otros continentes.
Pero, a pesar de eso, ella seguía viendo a Sandro como un niño inmaduro, cuya arrogancia solo crecía día tras día, olvidándose del porqué se volvió fuerte en primer lugar: para proteger a los inocentes.
En los últimos dos años, ha visto a Sandro cambiar para bien, pero seguía siendo alguien arrogante, pero hoy ya no ve eso en él.
Ahora, al ver la espalda de Sandro, ya no veía a un niño inmaduro, sino a un hombre. Un hombre que había enfrentado sus miedos y había salido fortalecido. Su postura era erguida, sus pasos decididos.
La anciana exhaló el humo de su interior, una bruma gris que se dispersó en el aire, llevándose consigo los últimos vestigios de sus preocupaciones.
—No lo necesitas.- Murmuró, con su voz llena de tranquilidad.
Pero, al parpadear, Sandro apareció frente a ella.
—¿Eh?
Al terminar de decir «necesitas», inmediatamente Sandro saltó hacia atrás, directo hacia ella, y la abrazó con fuerza. Su cuerpo vibraba con una energía contenida, como un resorte listo para liberar toda su fuerza.
Y en un abrir y cerrar de ojos, volvió a saltar y se alejó del lugar. Su velocidad era increíble, todo eso pasó en menos de un segundo. La anciana ya conocía el poder de Sandro, pero incluso ella se sorprendió al verlo moverse tan rápido. Era como si el aire mismo no pudiera seguirle el ritmo, creando una estela de movimiento que apenas podía percibirse.
—¿Qué mierda ha…?- Comenzó a decir, pero sus palabras fueron interrumpidas por una explosión, o más bien, un impacto.
El suelo tembló bajo sus pies, y una nube de polvo y escombros se levantó en el lugar donde ella había estado momentos antes. Alguien había aterrizado fuertemente justo allí, dejando un enorme y profundo cráter en el suelo. Si Sandro no la hubiera alejado de ahí, ella ya estaría muerta.
La anciana miró el cráter, con su corazón latiéndole con fuerza al darse cuenta de la situación. Las piedras caían, rebotando en el suelo con un eco inquietante. Lentamente, la nube de polvo se disipó, revelando la figura de un ser imponente, con su mirada fija en ellos.
—¿Un demonio?- Dijo la anciana.
—Llevate a todas de este lugar, ahora mismo.- Dijo Sandro, sin desviar su mirada de ese ser. Una distracción podría significar su muerte.
Sin dudar ni un segundo, ella asintió y corrió para poner a todas las embarazadas a salvo.
Los guerreros que se preparaban para ir a la guerra, fueron corriendo hacia Sandro para ayudarlo en su pelea, pero Sandro movió su dedo índice, diciendo que no, y eso los detuvo.
El demonio, o más bien, Restro, aplaudió un par de veces e hizo una reverencia.
—Nadia te dejó casi muerto, pero mírate, fuiste capaz de derrotar a un demonio de rango medio, y ahora te veo prácticamente en perfecta forma. La ventaja de poder recuperar energía mágica por medio del placer, ¿eh?
—Escuché que Daniel es hijo de esa mujer demonio. ¿Podrías confirmar si ese rumor es cierto?
—Vaya, vaya, vaya. ¿Lo hicieron público? Supongo que Daniel no quería ocultarlo por miedo a que desconfíen de él en el futuro.
—Así que es cierto. Es una lástima, realmente quería follarme a esa mujer. Prefiero seguir vivo, así que la olvidaré.
—Eres bastante gracioso, Sandro, el segundón.
—Bla, bla, bla.
Sandro sacó su espada de la vaina.
—¿Comenzamos?
—Oh, no, no, no, no. No vengo a pelear. Has mostrado tener muchísimo potencial. Daniel es un caso especial, pero tú, siendo un simple humano, lograste llegar hasta donde estás con esfuerzo y…
Sin esperar a que termine de hablar, Sandro se abalanzó contra él e intentó cortarle la cabeza, y no quedó en un simple intento, realmente le cortó la cabeza.
Pero Sandro no bajó la guardia e inmediatamente se alejó, porque sintió una vibración en el suelo.
Podrá parecer que había ganado, es más, hasta los aventureros que habían ido a ayudar a Sandro, festejaron y gritaron, llenando el ambiente de optimismo.
Pero él sabía que algo estaba mal. Era imposible que un demonio del mismo rango que Nadia, fuera capaz de morir por un ataque tan simple.
—No te hagas el muerto.
—Ni siquiera bajaste la guardia ni un segundo. Eres tan diferente a Daniel.
Todos se sorprendieron al ver la cabeza flotar y hablar, excepto Sandro, que sentía que la vibración en el suelo comenzaba a alejarse.
Su piel se erizó y cerró los ojos, para concentrarse en esa vibración. Su oído escuchaba como si algo se estuviera arrastrando por debajo del suelo, directo hacia…
—¡Mierda!
Sandro corrió lo más rápido posible hacia las cientos de mujeres embarazadas y discapacitados, que corrían lejos del lugar para mantenerse a salvo. Aquellos discapacitados que no podían caminar, eran cargados por mujeres embarazadas que son aventureras, por ende, tenían la fuerza para correr mientras los cargan.
Restro comenzó a reírse al presenciar su velocidad.
—¡¡Definitivamente te haré mío, Sandro!! ¡Hahahahahaha!
En tres segundos logró alcanzarlas, pero chocó con una barrera. Un campo de fuerza invisible le impedía acercarse más a ellas, y también evitó que las personas pudieran seguir avanzando. Fueron atrapadas.
—¡¡Eldara!!- Gritó Sandro, entrando en desesperación.
Los sentimientos negativos comenzaron a inundar su ser. Miedo, desesperación, pánico, terror, culpa. ¿Por qué? Porque veía a las personas siendo arrastradas hacia atrás, lo que significaba que el campo de fuerza se estaba haciendo más chico, y eso solo significaba una cosa: Restro quería aplastarlas hasta la muerte.
Intentó con todas las técnicas que conocía, destruir el campo de fuerza con su espada, pero nada funcionaba. Y cuando su espada se rompió, usó sus propios puños, pero nada.
Los guerreros se dieron cuenta de la situación e intentaron ayudar, pero nada funcionaba. Las espadas, martillos, flechas, lanzas, magia, nada funcionaba contra esa barrera. Intentaron usar magia de tierra para hacer un agujero por debajo, pero el campo de fuerza incluso atravesaba el suelo, como si fuera una esfera.
Nada estaba funcionando, y lo peor llegó. Todas las mujeres comenzaron a ser aplastadas poco a poco y Restro, que estaba flotando sobre ellos, comenzó a reírse, disfrutando de la vista bajo sus ojos.
Abuelos, padres, hijos, viendo a sus seres queridos a punto de morir. Las mujeres embarazadas lloraban y rezaban, pero no suplicaban, porque sabían que los demonios nunca tendrían piedad con ellas y eso solo haría sus muertes más satisfactorias para él.
—Esta es una advertencia de mi amo. ¡Este es solo el principio! ¡Si no quieren sufrir, suicidense! ¡Ustedes evitarán sufrir más y nosotros nos ahorraremos tiempo! ¡Un ganar/ganar!
Sandro apareció frente a él y lo golpeó, pero no le hizo nada.
—Tienes 5 segundos para despedirte de ellas. 5…
Sandro siguió atacándolo, junto con los demás guerreros, pero nada funcionaba. Y, al verlo llorar, la anciana lloró, porque conoce perfectamente a Sandro, y él se culpará por esto el resto de su vida, a pesar de que no fue su culpa.
Cerró los ojos por última vez y rezó, pidiendo un futuro feliz para él.
—4…
Nada de nada. Ningún ataque atravesaba su cuerpo, nada funcionaba contra él. Ni siquiera los aventureros más poderosos físicamente eran capaces de hacerle daño o moverlo un solo centímetro del lugar en donde estaba.
La diferencia entre ellos era abismal. Después de todo, era como si un principiante de nivel 1 quisiera enfrentarse contra un jefe. Lamentablemente, este resultado era más que realista. Restro no es un demonio común y corriente, él estaba al nivel de Nadia. Un demonio de rango superior.
—3…
—¡¡Detente!!
—2…
Restro detuvo el puño de Sandro e impactó su cara contra el campo de fuerza, para que sea testigo de lo que está a punto de pasar.
—1.
—No lo hagas…
Todas ya estaban apretadas, pero el campo de fuerza no paraba de encogerse, rompiendo poco a poco sus cuerpos.
Sus vientres explotaban, dejando salir gritos desgarradores. Madres e hijos morían sin que nadie pudiera hacer algo para evitarlo.
Su ex novia miró a Sandro una última vez a los ojos y se despidió de él, con una sonrisa, sabiendo su destino.
—¡Detente, por favor!
Restro le acarició la cabeza.
—Eres un llorón.- Dijo, tocando sus lágrimas.
La anciana abrió los ojos e intercambió miradas con él.
—Cuídate.- Dijo, con una voz que apenas podía salir debido a que su cuerpo estaba siendo comprimido.
Sandro siguió golpeando el campo de fuerza, sin importarle que sus puños estén destrozados, pero no importa el esfuerzo que le ponga, no es capaz de hacer nada.
—Mmm… Sí, ya llegó el límite.- Dijo Restro.
Chasqueó los dedos y el campo de fuerza desapareció. Sandro comenzó a caer y fue atrapado por la anciana, que todavía seguía respirando por puro milagro.
Los guerreros inmediatamente se apresuraron en rescatar a las supervivientes antes de que sea demasiado tarde. Aquellas mujeres con más de 6 meses de embarazo, murieron, sus vientres explotaron, ya no había nada que pudieran hacer para salvarlas, pero las demás seguían respirando. Sus cuerpos habían sufrido muchísimo daño y posiblemente sus bebés hayan fallecido, pero al menos tenían la posibilidad de sobrevivir.
Algunos guerreros abrieron los cuerpos de las mujeres muertas, con la esperanza de que algún bebé pudiera sobrevivir. La mayoría estaban muertos, pero un par de ellos se escuchaban llorar, lo que significaba que podían sobrevivir si las Matronas del Alba actuaban a tiempo. Las que sobrevivieron, inmediatamente fueron a ayudar a los bebés, incluyendo a la anciana, que dejó caer a Sandro al suelo cuando escuchó a un bebé llorar.
Estando en el suelo, vio a Restro pararse sobre él.
—¿Acaso no soy un ser misericordioso? Solo murieron unas 350 personas de las 500.
—Tsk. ¿Qué es lo que quieres?
—De hecho, originalmente vine a violar a las mujeres, pero como te vi aquí, cambié de planes. Escuché que derrotaste a un demonio de rango medio estando ebrio, así que quise ver de lo que eres capaz de hacer estando furioso. Estoy decepcionado, sinceramente, me esperaba algo más de ti. Lo único bueno que tienes, es tu velocidad. Pero, hey, no te desanimes, al menos eres mejor que Daniel en ese aspecto, y lo conseguiste con tu propio esfuerzo y no te lo regalaron como a él. Eso te hace especial. ¿Y sabes qué?
Restro puso su mano en la entrepierna de Sandro, llenándolo de asco.
—Me encanta lo especial.
—¡Primero muerto!
Sandro intentó golpearlo con su cabeza, pero Restro saltó y se alejó de él.
—Te falta madurar un poco más. Crece sano y fuerte, querido, para que mi espera valga la pena. ¡Hahahahahaha!
Restro se fue volando, dejando a Sandro temblando, pero no de miedo, sino de asco.
—Te mataré, hijo de tu puta madre.
—Y presiento que lo harás.- Dijo cierta mujer, parándose a su lado.
Sandro primero miró su ropa interior y después la vio a ella. Rose.
—Ni siquiera en esta situación dejas de ser un pervertido. Sí, definitivamente Daniel es mejor que tú.
—Solo necesito tranquilizarme para pensar mejor las cosas.
Con ayuda de Rose, Sandro se levantó del suelo y se dio media vuelta, para no ver los cadáveres.
—¿Te duele verlos?
—A cualquiera le dolería. Llegas tarde, señorita Rose.
—Incluso si llegaba temprano, no había nada que pudiera hacer al respecto. Ni siquiera Daniel fue capaz de derrotar a ese demonio. Vi lo que pasó, y tengo algunas teorías al respecto.
—¿Teorías?
—¿Por qué crees que los demonios no nos atacan todavía? Ese demonio fácilmente podía derrotarte a ti y a todos en este lugar, pero se conformó con matar a personas que no iban a ir a la guerra.
—Solo se están divirtiendo a costa de nuestro sufrimiento.
—O, tal vez, no pueden hacerlo porque harían más poderosos a los 3 elegidos por Dios. Entre más ventaja tengan sobre los humanos, más poderosos serán los elegidos.
—¿Elegidos…? Ahora que lo mencionas, ese demonio mencionó algo sobre que a Daniel le regalaron algo que yo conseguí con esfuerzo. No sé si se refiere a mi velocidad o a mi poder.
—Daniel definitivamente es uno de los 3 elegidos por Dios. Mientras más poderosos sean los demonios, más poderoso será Daniel. Te recomiendo unirte al grupo de Daniel para que puedas evitar que ese demonio te folle el culo.
Sandro se puso pálido y agitó su cabeza, evitando que su imaginación se salga de control.
—¡Definitivamente nunca me lo meterán! Pero… Ah, no negaré que quiero unirme a su grupo. Estar cerca de él me permitiría experimentar cosas nuevas y ser más poderoso, pero me odia. Nunca me aceptará.
—Mientras mantengas tu deseo sexual alejado de sus amigas, Daniel te aceptará. Créeme, si aceptó a alguien como Rem, te aceptará a ti.
—¿Rem?
—Es la más inútil de su grupo. Te deseo suerte.
Rose se alejó caminando, directo hacia la anciana.
—¿No quieres ir a comer algo después de que todo esto termine?- Dijo Sandro.
—Daniel tiene mi interés ahora. Perdiste tu oportunidad.- Dijo Rose, guiñándole un ojo.
Sandro suspiró y sonrió.
—Es una lástima.
Sandro se alejó corriendo del lugar y su mirada se endureció.
—Casi matas a Katherin y a Eldara. Definitivamente te mataré tarde o temprano, hijo de puta… Pero no puedo hacerlo sin ayuda.
Recordó la vez que Daniel lo mató y revivió. La furia y asco que sintió Daniel por él. ¿Acaso sería posible que Daniel lo acepte en su grupo?
—Hermanita, deséame suerte.
•
•
Restro llegó al castillo del Rey Demonio y se reunió con él.
—¿Y bien?
—Las almas de los bebés humanos fueron absorbidas a tiempo.
—Fufu. Perfecto.
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