Infernum in Corde - 03
Así pues, llegaron a una zona residencial algo cuestionable. Los arrendadores cobraban más de lo que merecían, a muchas de las casas incluso les faltaba un baño. Al menos era lo suficiente decente como para que a una familia con niños pequeños se les diera un apartamento en condiciones, pero eso era todo; los asaltantes y gente peligrosa seguirían siendo parte del día a día. Uno de dichos maleantes, saludó cálidamente a ambos jóvenes cuando pasaron cerca.
“Qué bueno que los encontré niños” les dijo el vagabundo con una sonrisa amarilla, “Tu papá está en casa Harada.”
Escuchando esas palabras, ambos jóvenes se detuvieron. El albino sonrió con amabilidad, el pelirrojo solo apretó su agarre en el hombro de su amigo. Juntos pasaron de largo, el tranquilo ambiente ahora se volvió tenso y sofocante. El silencio se extendió por toda la calle, como si el mundo mismo supiera que debía guardar silencio. A la distancia ya se podían ver un grupo de apartamentos e, incapaz de mantenerse callado, el pelirrojo habló primero.
‘‘¿Cómo salió el juicio?’’
‘‘Pues bien… Supongo. Al menos se finalizó el divorcio, pero las órdenes de alejamiento están tardando en procesarse. En teoría tiene como dos semanas para largarse de la casa’’ le respondió Hikaru con un tono cansado.
‘‘¿Y al final si le quitaron las propiedades?’’
‘‘No todas. Me mudaré en cuando tenga la llave.’’
‘‘¿Quieres que te ayude?’’ se ofreció Taeji con una sonrisa traviesa.
“No estaría mal. Siempre y cuando no estés planeando invadir todo el lugar’’ dándole un juguetón empujón a su amigo, ambos se separaron un poco.
‘‘Noo~ Ahora tendré que rentar mi propio apartamento’’ con brillo juguetón en los ojos, dejó caer su peso sobre el hombro de Hikaru haciendo un puchero de forma lastimera, »Pobre de mí, moriré de hambre y frío. No quiero dormir en la calle Harada~»
‘‘¡Ja! ¿Tú? El hombre que se saca miles de yenes de la nada ¿Te vas a morir de frío y hambre?’’
»Si~»
»Pff… Eres un ridículo. Pero, si te dejas el pelo largo y finges ser mi esposa tal vez me lo piense.’’
‘‘¿Solo eso? Demasiado fácil. Si querías que viva contigo solo tienes que pedirlo’’ dijo entre risas, alborotando el cabello de Hikaru.
“Sí claro. Te tolero a duras penas, seguro me vuelvo loco viviendo con tus tonterías todos los días” se rió dándole un empujón a su amigo, que de forma exagerada se sujetó el pecho como si de verdad hubiera sido lastimado.
‘‘Ah! Harada me llamó ridículo, voy a morir’’ mirándose a los ojos, ambos estallaron en risas. Por fin, el ambiente a su alrededor se calmó, ‘‘¿Y tu hermana cómo lo tomó? El divorcio y todo eso.’’
‘‘¿Jomei? Estaba muy contenta el día del juicio, pero la enviarán a Hamamatsu con nuestra tía. En la corte dijeron que yo no era apto para cuidar de ella.’’
‘‘Que mierda” se quejó con un suspiro que Hikaru imitó apesadumbrado. Tratando de reconfortante, Taeji lo volvió a abrazar alrededor de los hombros. Casi de manera inconsciente, Hikaru se dejó abrazar, e incluso apoyó la cabeza en el hombro del pelirrojo.
“Mírale el lado positivo, Hamamatsu es un lindo lugar y tu tía es millonaria. No es como si estuvieras abandonando a tu hermana en un orfanato o algo.’’
‘‘Lo sé’’ suspiró sujetó la manga de la persona que lo abrazaba, “Pero eso no significa que sea fácil. Ahora no podré verla casi nunca.”
Sintiendo simpatía y queriendo hacerle sentir mejor, Taeji dijo juguetonamente, “Eso no es un problema, puedo llevarte en la moto a verla. Incluso puedes llevar la guitarra si quieres.”
Enarcando una ceja, Hikaru volteó a ver a su amigo. Taeji no tenía una motocicleta, lo más cercano a eso era la vieja moto que encontraron abandonada por ahí. Estaba en tan mal estado que básicamente había que reconstruirla desde cero, habían pasado varias vacaciones juntos comprando y poniendo piezas para tratar de arreglarla. La última vez que Hikaru vio esa moto, la pobre era solo un marco con motor, pero aquí estaba Taeji, proclamando con orgullo que había logrado repararla. Solo eso faltó para que Hikaru se emocionara y comenzara a hacer planes de todos los lugares a los que quería ir y Taeji, como siempre, no negó ninguna de sus sugerencias. Se veía particularmente interesado en llevar a Hikaru a sus conciertos.
Hace tres años que Hikaru debutó de manera oficial con su banda ‘Hatobito’ y ahora tenían sobre la mesa la oferta de un contrato profesional con una empresa importante en la industria de la música. Por supuesto, tomar la oferta o no depende de la banda y sus integrantes, pero la oferta como tal llegó a sus manos gracias a que cierto demonio movió ciertos hilos. No porque no creyera que pudieran hacerlo solos, solo les dió un pequeño empujón para acelerar las cosas. Después de todo, la banda fue idea de su adorado humano, que ya había puesto todo su esfuerzo en hacerla funcionar, una pequeña ayuda no haría la diferencia.
Claro que había que balancear el universo luego de este empujoncito, por lo que, mientras Hikaru lidiaba con el divorcio de sus padres, se descubrió que la banda usaba un cantante falso. Era una cosa ínfima, un detalle diminuto y la gente hizo un escándalo. Hikaru, aparte de ser el guitarrista y compositor de la banda, también era el cantante, pero, y con intención de que nadie se enterara de su identidad, se aseguraba siempre de utilizar una máscara en todas sus presentaciones y apariciones. Esto, como era de esperarse, provocó críticas ¿Cómo podría saber el público si estaban o no haciendo playback? ¿Cómo podrían confiar que de verdad estaban tocando ellos mismos? La situación escaló al grado en donde les tocó contratar a un chico que hiciera la mímica de cantar sin máscara durante sus presentaciones. Sorprendentemente, el truquito les sirvió durante 3 años hasta el punto donde por fin les ofrecieron un contrato profesional. Ahora que la verdad se filtró de la nada todo, desde su reputación como su contrato peligraba.
A todo eso había que sumarle la fallida lucha por la custodia de su hermana y su pasado de ilegalidades que había sido descubierto por una de sus compañeras. Naturalmente, el humor de Hikaru no era el mejor en este momento, y solo pensar que su estúpido padre estaría ahí ya le hacía hervir la sangre. En su mente ya podía ver la escena que encontraría cuando volviera a casa, no, ni siquiera tendría que entrar para ya ser capaz de oír los gritos en el interior. Ya se estaba fastidiando solo y ni siquiera había llegado a su complejo de apartamentos.
Lo único que lo mantenía más o menos calmado era la presencia junto a él. Esa persona que siempre ha sido su pilar, que no importaba qué, siempre iba a estar ahí con él. Al ser inundado de cumplidos y ánimos por esta persona, al tener su calor tan cerca de su lado, Hikaru decidió que, en lugar de preocuparse, prefería disfrutar del momento y apoyarse en el hombro de Taeji, dejándose abrazar, aspirando el olor que su ropa siempre tiene, similar a cerezas y especias. No necesitaba nada más que eso, porque mientras Taeji lo sostuviera, nada malo podría pasarle.
Era un momento perfecto y tranquilo, una oportunidad que Taeji llevaba mucho tiempo buscando. Así que, sintiéndose a la vez como un idiota y como si el corazón se le fuera a salir por el pecho, el demonio respiró hondo, tratando de armarse de valor como el estúpido cobarde que era. Su ala izquierda rodeaba el hombro de Hikaru, contribuyendo a esa sensación cálida y difusa que rodeaba al humano. Era una pena, realmente, porque Hikaru también estaba musitando palabras similares, no las mismas, pero la sensación similar estaba allí. Otra cosa que era innegable, era el repentino cambio en el ambiente. Taeji estaba tenso y era notable la forma en que se quedó en silencio sin una razón real, Hikaru, reconociendo el cambio de comportamiento de su mejor amigo, miró a Taeji con esos ojos azules que nunca dejan de fascinar al demonio.
«Estás pensado algo» dijo el humano con su voz sonando dulce en la oscuridad de la noche.
«No, yo… ejem… no, estoy bien» respondió el pelirrojo con la voz temblándole un poco al principio.
«No era una pregunta», tenía un tono juguetón, aunque intuía que fuera lo que fuera lo que preocupaba a Taeji, se convertiría en una conversación difícil, «¿En qué estás pensando?»
«Yo… tengo algo en la cabeza. Algo sobre ti…»
«¿En serio? ¿De qué se trata?»
Ambos se detuvieron frente a frente. Sus miradas azul y dorada se entrelazaron mientras los latidos de sus corazones empezaban a aumentar. Como dos seres que se conocían de toda la vida, eran capaces de darse cuenta de cosas que los demás nunca notarían de otro modo, como la forma en que Hikaru jugueteaba con el objeto oculto en su cintura para sentirse seguro, o la forma en que Taeji empezaba a golpear el suelo con la punta de su zapato por nerviosismo. El demonio era físicamente incapaz de fijar la mirada en el humano, y se reprendía a sí mismo por ello. Era un demonio, una criatura cuya existencia se basaba en enfrentarse a los humanos y, sin embargo, era este hombre en particular el que le hacía luchar para formar una simple frase.
Y es que su lengua no dejaba de enredarse. Se debatía sin saber qué decir o hacer, pues se sentía como si todo su entendimiento sobre los humanos se desvaneciera de golpe. Era como si cientos de pequeñas verdades se le acumularan en la garganta, luchando con tanta fuerza por salir que ninguna lograba hacerse con la prioridad. Tanto así, que lo único que logró hacer fue bajar la cabeza con vergüenza.
‘‘¿Kojima?’’ le llamó Hikaru, extrañado por su comportamiento, ‘‘¿Estas bien?’’
‘‘Si, si, estoy bien es solo qué…” se le perdió la voz, y como el cobarde que era, se metió las manos en los bolsillos y formándose a mantener contacto visual decidió cambiar su respuesta “¿Qué tal si vamos a las aguas termales? Ya sabes, antes de que vuelvas a entrar a clases.’’
‘‘Oh… sí, claro, me parece bien. No tenías que ponerte tan nervioso solo por eso’’ le respondió tratando de ocultar su ligera decepción con una sonrisa, “¿Solo nosotros?”
‘‘No, no, los demás también querrán venir” se apresuró a decir con algo de pánico, “Jomei cumple años pronto ¿Verdad? Llevémosla también.”
‘‘Sí, claro. Seguro lo disfrutará. Gracias por acompañarme’’ con cierta decepción en la voz se volteo para subir las escaleras a su apartamento.
‘‘De nada pero… No quieres que vaya contigo?’’
Hikaru; ‘‘Bien…’’ estaba listo para irse, más un estruendo le hizo detenerse.
Apenas había terminado de subir las escaleras, ni siquiera había agarrado el picaporte cuando los gritos de una discusión y cosas golpeando una pared. Era como escuchar a un par de gatos pelear y como ya estaba acostumbrado Hikaru solo soltó un sonido de exasperación. Antes de entrar se volteó a ver a su amigo, que lo veía con preocupación, ambos se sonrieron pesadamente y Hikaru entró a su hogar sin notar que, tan pronto como se dió la vuelta, Taeji desapareció por completo.
Al entrar, un bol de arroz pasó volando, muy cerca de su rostro. Fue como si algo lo hubiera sacado de curso lo justo para que el bol no lo golpeara. Aunque extraño, más le preocupaba que ni siquiera pudo quitarse los zapatos cuando escuchó a su hermana gritar por ayuda desde la cocina. En la mesa cerca de la entrada había un hombre, vestido con un fino traje más caro que todo el apartamento entero. Con una sonrisa que dejaba ver su satisfacción con el caos, le dió un largo trago a su vaso de whisky. Hikaru solo pudo apretar el puño hasta que sus nudillos se volvieron blancos antes de correr a la cocina. Lo primero con lo que se encontró fue su madre en un estado errático, arrojando platos y ollas alrededor; mientras su hermana trataba de parar el sangrado de su mano haciendo presión con un trapo.
El desastre escaló tanto, que hubo que encerrar a la mujer en una de las habitaciones para evitar que hiciera más daño. Con años de experiencia de primera mano, Hikaru vendó la mano de su hermana antes de llevarla a su habitación, no sin asegurarse de que la puerta estuviera bloqueada antes de volver a la entrada. Aquel hombre acababa de terminar su whisky, sin moverse ni un milímetro para ayudar a sus hijos. Con prepotencia, el hombre empujó el vaso hacia Hikaru, los hielos tintinearon contra el cristal, dejando en claro que estaba exigiendo que se le sirviera un nuevo vaso.
Hikaru tomó el vaso con suavidad, haciendo que los hielos giraran en el interior. Hubo un intenso silencio, aquel hombre de cabello negro observaba a su hijo como si hubiera ganado una pelea. Su sonrisa altiva se desvaneció en cuanto el vaso fue lanzado al suelo, justo encima de los caros zapatos del hombre.
“¿¡Quién mierda te crees que eres mocoso!?” espetó el hombre, golpeando la mesa.
“¿Yo? ¡Tú eres la pequeña mierda rastrera que le trae droga a una adicta en recuperación! ¿¡Qué le diste esta vez!? ¿¡Shabu* de nuevo!?” le gritó Hikaru, empujando la silla que tenía cerca ante la incapacidad de golpear al imbécil frente a él.
“Ja… Esa zorra es una adicta, las recaídas son muy comunes para los de su tipo.”
“¿‘Su tipo’? ¡Tú eres la razón por la que mi madre se drogaba para empezar!”
“Pero fueron tus amiguitos los que le daban la droga ¿O me equivoco?” Con solo esa frase, la ira que corría por las venas de Hikaru se heló. Cosa que aprovechó el hombre para meter el dedo en la llaga, “De todas formas, solo vine un momento para ver a mi hija. Cuando me den la custodia por la recaída de tu madre, me aseguraré de que nunca la vuelvas a ver.”
“La orden de alejamiento…”
“Nadie me ha notificado nada todavía” se burló el hombre con suficiencia, “Además, sabes muy bien lo fácil que es para mí desaparecer las quejas de esa mocosa.”
Incapaz de controlarse, Hikaru desenfundó su pistola. Una preciosa beretta 92 plateada. Por la sorpresa, el hombre dió unos pasos hacia atrás, tropezando sobre la silla que había caído antes. Ni por un segundo el arma se tambaleó, pese a estar siendo sujetada con una mano y la mirada de Hikaru era fría, calculadora. Casi como si estuviera haciendo la matemática, analizando si le daría tiempo de esconder el cadáver antes de que llegara la policía. Y el hombre, que jugaba de valiente, pero nunca había visto una pistola real en su vida, comenzó a temblar.
Por unos instantes, las luces parpadearon y lo que el hombre vió detrás de Hikaru hizo que toda la sangre de su rostro desapareciera en un instante. Una figura negra, como una sombra vagamente similar a una persona, se encontraba con sus brazos por sobre los hombros de Hikaru de forma perezosa. Algo similar a una cola o una cuerda se envolvía alrededor del torso del joven humano, unas alas inmensas se abrían y cerraban despacio, llenando el espacio de manera amenazante. La cabeza de la criatura, con sus cuernos retorcidos y mirada dorada penetrante, susurraba cosas al oído de Hikaru.
“Eres repugnante” dijo el chico entre dientes, sin notar que la criatura en su espalda desapareció en cuanto las luces dejaron de fallar, “No entiendo cómo puedes seguir viviendo contigo mismo. ¡Ella era una niña! ¡Tu propia hija maldición!”
“E-escucha niño, lo que pasó fue un accidente-”
“¿Accidente?” Repitió el chico con frialdad, pegando la boquilla de la pistola sobre el ojo del hombre, “¿Accidentalmente violaste a tu propia hija? Cerdo desagradable… Tienes mucha puta suerte de seguir con vida. Toma tus cosas y desaparece de mi vista antes de que yo te obligue a desaparecer.”
Dando un paso atrás, Hikaru le permitió al hombre levantarse. Aunque aún temblaba, el miedo pronto se convirtió en ira y mientras arreglaba su traje el hombre se volteó hacia su hijo. Ambos se observaron con odio mutuo, pero fue el hombre quién se burló con frialdad.
“No puedes detenerme y lo sabes. Eres demasiado cobarde para jalar ese gatillo, así como fuiste demasiado cobarde para detenerme esa vez.”
Furibundo y observando la vacía habitación, Hikaru no pudo evitar arrojar la pistola hacia la puerta, frustrado. Se sujetaba su cabeza como si tratara de ordenar las caóticas ideas de su cerebro, que iban y venían como un caótico desfile. Sabía que ahora tendría que ir por su medicación, pero primero se aseguró que su madre y hermana estuvieran bien antes de encerrarse en su habitación y desmoronarse en el suelo. Ignorando que desde una esquina a su padre, una figura oscura lo observaba balanceando un fierro metálico de lado a lado.
Nota:
*Shabu (ヒロポン) es metanfetamina. También se la conoce como Hiropon (シャブ). Actualmente la droga de consumo más común en japón y fuertemente asociada con el crimen organizado (cof-yakuza-cof)
Sé que la narración es algo rara, con muchísimo diálogo, esta historia originalmente estaba escrita como un guion para un cómic y cambiarlo a novela, junto con la reescritura esta siendo más complicado de lo que esperaba. Estoy tratando de mantenerlos íntegros, quizá salgan largos pero todo sea por el bien de la trama. La bromita me salió entretenida espero, disfruten mucho (^∀^)ノシ
Comments for chapter "03"
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