Inspirado a cambiar por ella - 9
Por la noche, en la propiedad de los Lucciati, una de las familias más adineradas y poderosas del país, solo el padre llega tras un viaje de negocios. La madre continua en su gira artística por Europa y luego Asia.
La casa es enorme con varios cientos de metros cuadrados y varios coches estaciones de los cuales, dos corresponden a Braian. Con tan solo 16 años es el heredero de propiedades y una fortuna gigantesca, si no fuera porque tiene a un hermano 5 años mayor y que ya es considerado como uno de los más importantes productores de ópera de su generación y que está en los Estados Unidos.
Hector, el patriarca de los Lucciati, llama a su hijo Braian debido al llamado del director. No se lo ve contento, y para empeorar las cosas, sostiene con enorme furia uno de los periódicos económicos más importantes del mundo, “el economista libertad” con la lista de empresarios más ricos de Latinoamérica.
El muchacho se presenta aún con la vestimenta de la escuela y expresión molesta. Uno de los mayordomos más antiguos de la familia se retira, puesto que, en las conversaciones de los miembros de la familia no se le es permitido quedarse y escuchar.
Una vez se cierra la puerta, la atmosfera cambia bruscamente. Braian traga saliva de los nervios y evita la mirada de Hector. Le sudan las manos y tiembla como una reacción a lo que más teme.
-Hijo. ¿Sabes que es la lista “100 más grandiosos”? -pregunta Hector.
-Maso menos. -responde Braian con la voz temblorosa.
-Dime.
-E-Es la lista de las personas…más influyentes y ricas.
-Bien. ¿Qué más?
-Ocurre una vez cada año. Hay artistas famosos, músicos, políticos y empresarios.
-Excelente. Entonces…-se levanta y camina hacia Braian. Al llegar cara a cara, le da una bofetada en el rostro y lo tira contra el suelo. Sin poder levantarse, debido al miedo producido e impotencia, apenas alza la mirada.
-Entonces ¿podrías dejar de ser tan putita y hacer lo que es más conveniente? ¡¿acaso no sabes que me entero de todo?! ¡¿Cómo es posible que un simple niño estúpido los haya vuelto tan dubitativos? ¿Yamil y Claudio también? Esto es increíble.
-E-Es q…
-¿Qué cosa? ¡escúpelo!
-Nada.
-No es que me irrite solamente el hecho de que jamás pude llegar al puesto uno y si lo haya hecho un veterano de guerra con una empresa local y que facture mucho más dinero que yo. Me molesta que mi hijo menor siga comportándose como un idiota y no haga valer el apellido Lucciati.
La familia Lucciati, por más de 80 años, ha sido una de las más prominentes de Garaolla y el país. Tienen su orgullo muy elevado y la creencia de que son parte de un grupo selecto que merece arrollar para mantenerse en la elite y eso incluye dejar atrás a personas inocentes. No por algo, en sus comienzos, usaban mano de obra barata que rozaba la esclavitud y hasta no hace mucho incluso.
Indudablemente también formaron parte de grupos que impulsaron las épocas más inestables y oscuras de la historia del país.
-¿Qué puedo hacer…para no avergonzar a mi familia y mi apellido? -pregunta Braian al borde de las lágrimas.
-Demuestra que nadie está por sobre nosotros. Ni siquiera una niña tonta que forma parte de ese 10% de benefactores. ¿Qué se cree esa mocosa? Ir contra el 51% solo porque su padre tiene el 10% y solo es un mísero abogado. Como ha decaído la educación. -exclama Héctor. Está molesto también porque en su momento, intentó convencer al padre de Soledad de cederle el porcentaje o que se una al 51% pero jamás quiso, posicionándose con aquellos que buscaban una educación sin privilegios.
Braian espera a las indicaciones de Héctor:
-Se paciente y actúa a conciencia, pero esos mocosos tienen que pagar. Cueste lo que cueste. De mi parte voy a hacer que ese director y la institución capten el mensaje. Quizás un documento con abogados disuada.
-Entendido, padre.
-Ahora vete. Vivian y su hermana están por llegar. -sonríe de manera lasciva.
-S-Si.
Braian se retira, sabiendo que dentro de poco su padre tendrá una fiesta personal con dos bellas modelos y engañando a su madre. A pesar de saberlo no hace nada puesto que Héctor es un hombre que no le temblaría el pulso para echarlo de su casa.
Una vez sale del comedor encara hacia la escalera que da a su cuarto. Allí se encuentra con Ceferino, el mayordomo anciano con rostro de angustia:
-Señorito.
-¡Déjame!
-Señorito…
AVAVAVAVAV
Al día siguiente en la cafetería de la escuela, Luca es convocado por una carta sobre su pupitre. Esa carta decía en letras brillantes y ortografía muy cuidada:
“Luca, quisiera habla contigo. Te espero en la cafetería”.
Sin embargo, cuando Luca llega y cruza la puerta, ve a alguien sentado de espalda, es un chico de contextura realmente pequeña y nerviosa. Se acerca con cuidado hasta llegar a la mesa y desliza para sentarse. Cuando posa la vista al frente ve a aquel chico que ayudó en el vestidor de hombres.
-Ehmmm… ¿Cómo es que llegamos a este punto? -se pregunta Luca.
Pasan cerca de cinco minutos en silencio. Joel está mirando al suelo y cada tanto sube el rostro para ver que hace Luca.
En cambio, Luca tiene el brazo con el codo apoyando sobre la mesa y la mano sosteniéndose el rostro con expresión de aburrimiento.
-Oye. -dice Luca.
-¡Heh, si, si! -se exalta Joel.
-Hey, tranquilo. No te voy hacer nada.
-Si, lo siento mucho.
-¿Y bien? ¿de qué querías hablar conmigo? -pregunta Luca.
-La verdad es que te quería…pedir… disculpas y también agradecer por lo de esa vez. Supongo que te habrá dolido. Yo…soy muy débil y ciertamente no se me da bien decir basta, pero tú, actuaste demasiado genial y creí que convocándote aquí sería lo mejor para hacerlo.
-Lo de esa vez… ¡ah, lo de ese idiota…Yamil, creo! No fue nada. A decir verdad, no me dolió su golpe, parecía el de un niño más que un chico de mi edad.
-Pero te hirió ¿verdad? Cuando llegué a mi casa me sentí tan mal que no pude evitar llorar. Fue por mi culpa que…
-Haaa…
Luca da un golpe con ambas manos abiertas contra la mesa y levanta abruptamente. Mira fijamente al chico, intimidándolo:
-En realidad me molestó mucho ver cómo te trataron, pero también el que no pudieras decir basta.
-Es que ellos…
-¡Ellos mis bolas! ¡¿Qué esperabas?! ¡¿Qué te hicieran cosas cada vez peor?! ¡Se lo que esa clase de gente le hace a los demás porque no tienen códigos, y no nacieron con ellos!
Joel se queda sin palabras, nunca lo hubiera pensado de esa forma y hasta se preocupa de lo que pueda pasar de ahora en más con Luca ya que él es el nuevo objetivo para los abusivos.
-Date el gusto de sentirte más tranquilos. Parece que ya no volverán a molestarte. -lo intenta aliviar Luca.
Joel baja la mirada y con los brazos sobre sus piernas, aprieta las manos. Se siente devastado y aliviado, lo cual es peor porque es una combinación tan angustiante que no sabe si es buena persona o se ha puesto al nivel de ese trio cruel que tanto le ha hecho daño.
-Si eso es todo me retiro… ¿huh? -se detiene cuando siente que Joel le tira del buzo. -¿ahora que pasa?
-Perdón por ser tan egoísta, pero…
-¿Huh?
-¡¿Puedo ser tu amigo?!
-No.
-¡¿Huuuuuuuh?! ¡¿es porque soy gay?!-los ojos de Joel se cubren de lágrimas y enojo.
-No, no es eso. A decir verdad, me importa una mierda si eres gay, trans, bisexual, o lo que carajos quieras ser. Esa es tu elección, no me importa eso además tengo alguien cercano que es bisexual. Aun así, si soy tu amigo…ellos puede que sigan teniéndote como objetivo y…
-¡Eso no me importa!
-¿Por qué?
-Porque tienes un aura muy bonita y si la presidenta del centro de estudiantes es tu amiga, significa que eres alguien increíble.
-No le veo mucho sentido.
-No puedes rechazar mi pedido con mi justificación.
-Eso parece.
-Entonces…
-Haaaa, de acuerdo. Aunque ser amigos no se tiene que pedir según mi concepción. Diría que es más un proceso. -exclama Luca. Luego sonríe y extiende su mano hacia Joel. -Mucho gusto, me llamado Luca. ¿Cuál es el tuyo?
Joel se emociona hasta las lágrimas y con una amable sonrisa, le extiende también la mano:
-Soy Joel. El gusto es mío.
-Así es como debe ser.
Desde la puerta, Soledad y Anabella observan la situación. Una está feliz de ver a Luca haciendo amistades nuevas, pero Anabella, ella sigue escéptica acerca de cómo ver en verdad a Luca. ¿Debe creer en que él puede romper con ese molde social con el que cargan los pandilleros o es cuestión de tiempo para que su temple ceda?
De igual manera, Anabella muestra un leve interés en cómo se desarrolle ese cambio en Luca. Siente hasta curiosidad de si exista dicho cambio.
El timbre de final del descanso suena en la cafetería, ambos chicos se despiden puesto que Joel sale corriendo para regresar a clase. Su salón está en el otro extremo por lo que debe apurarse. Mientras tanto, Luca se toma su tiempo para salir. Allí se encuentra con Soledad y Anabella.
Cuando quiere saludar a la vice presidenta del centro de estudiantes, ella se da media vuelta y aleja en silencio sin siquiera despedirse ni mirarlo a los ojos. Lo opuesto es Soledad que lo abraza por detrás y exclama alegre:
-¿Qué se siente tener un nuevo amigo?
-¿Amigo? Ah, Joel. Me tomó por sorpresa.
-Es lo que te ocurre cuando te conviertes en el héroe de un compañero. Por cierto, ¿Cómo está tu herida en la cabeza? Discúlpame por no haberte podido enviar mensaje estos días, ocurrieron cosas.
-No te preocupes. Mi herida está bien. ¿Tu cómo te encuentras?
-¿Yo? ¿Por qué?
-Bueno…conociste a Leo. Siento que tuviera que ser de esa forma.
-No, para nada. Me pareció simpático. Hasta puedo decir que no se ve como mala persona. -se asoma y sonríe de forma pícara.
-¿Enserio? Porque…me dijo que le caíste bien.
-¿Sí? Vaya. Dile que gracias. Al final volviste a comunicarte con él. Me agrada eso.
-Tenía mis dudas, pero recordé que tanto él como Pablo, siempre me apoyaron en todo. Alejarme de ellos, es algo cobarde.
-Si son esa clase de personas entonces me alegro que sigan siendo amigos. Un día quisiera también conocer a Pablo.
-Estoy seguro que te caerá mejor que Leo.
-Jajaja, bueno. Algún día.
Soledad camina a la par de Luca. Ella se siente realmente feliz pero su corazón late con gran fuerza. Se toca los labios, pensando en que casi toca con los de Luca y no evita sentirse avergonzada, aunque siente curiosidad en ¿Qué pasaría si ese beso se hubiera concretado?
Su mente está hecho un desastre.
Llegan hasta la oficina del centro de estudiantes. Ella abre la puerta y le dice a Luca:
-Enseguida te alcanzo. Tengo que buscar unas cosas.
-De acuerdo. -dice Luca.
El chico retoma el camino hacia el aula. Soledad entra a la oficina y rápidamente cierra la puerta. Se apoya contra la puerta y se deja caer sobre el suelo. Como ella está sola en el lugar se toma del rostro y exclama en voz baja:
-N-No puedo creerlo…bueno…sospechaba desde ese momento cuando casi rompe su promesa, pero…no puede ser… ¡¿Cómo puede gustarme tanto Luca?! Es que…lo veo como un amigo…un compañero…-piensa en la espalda de Luca y todo el peso que carga y, aun así, no deja de actuar como alguien decidido. -Haa… ¿Cómo podría no interesarme si él es alguien tan trabajador y amable a su modo?
Ella baja su cabeza. Su expresión es seria y distante:
-Quisiera que fuera en otro momento este sentimiento. Ahora tengo mucho que hacer…no podría perder mi tiempo en ello.
Aprieta la parte baja de su blusa abrigada:
-Los estudiantes dependen de mí para estudiar en paz aquí.
AVAVAVAVAV
Por la tarde después de clases, Luca llama a Leo y Pablo para conversar acerca de una idea que surgió, pero tanto su antigua mano derecha como la izquierda se quedan helados con solo escucharla.
-Luca, ¿sabes lo que hablas? -pregunta Pablo.
-Si, no es como si fuera un asunto fácil. -añade Leo.
-Es solo una posibilidad. Nada más que eso. -se defiende Luca.
-Entiendo lo que quieres, pero ¿justo ella? -se preocupa Pablo por lo que plantea Luca.
La preocupación inunda a los tres.
-De entre todos los pandilleros en el país, ella es sin duda la única que podría igualarme. Es en muchos aspectos la mujer más fuerte de todas. -exclama Luca.
-Si, lo sabemos y por esa razón pedirle tal cosa. ¿Lo pensaste bien? -pregunta Pablo.
-Aunque tenga que deberle un favor, sí, estoy dispuesto. -dice Luca.
-No me digas que ya la contactaste. -exclama Leo.
-Ehmmm…algo así…-mira a otro lado y rasca su cabeza con rostro ligeramente incómodo.
Esa expresión de Luca llama poderosamente la atención ya que nunca la ha presenciado tan libremente.
-Vaya, con que puedes poner esa cara. -sonríe Pablo mientras lo observa como discute con Leo. -Supongo que esa escuela te está cambiando poco a poco para bien y, sobre todo, ella ¿verdad, amigo mío?
-Oiga, ¿van a apoyarme o no? -pregunta Luca.
-Si es lo que decidiste no hace falta que nos preguntes o algo. Además…se nota que lo haces por una buena causa. ¿Verdad Leo? -enuncia Pablo.
-Cierto, muy cierto. -asienta varias veces Leo.
-Gracias, chicos. Ahora tengo que esperar a que me responda. -exclama Luca.
-Por cierto…-añade Pablo.
Tanto Luca como Pablo miran a Leo, que lleva unos lentes de sol tiene de marco una imagen de palmeras y de sombrero una especie de palmera gigante.
-¿Qué mierda traes puesto en la cabeza y ojos? -preguntan los dos a Leo.
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