Keimamura X - 17
El Reino de Amsterdam, o comúnmente conocido como Amsterdam, es un país que ocupa casi toda la mitad occidental del continente Lincestis. En esta monarquía parlamentaria, hay tres familias de sangre noble: La familia Nassau y la familia Orange, son dos linajes que ocupan hoy el trono de este reino luego de un casamiento; y la familia Calitzo, es el linaje que ha quedado excluido. Las constantes rebeliones y revoluciones han hecho que la nobleza deje de poder forjar sus riquezas a partir del aparato estatal, debiendo cada uno fomentar algún tipo de negocio. La empresa Calipso, es una productora de ropa de élite, de las más conocidas en las clases altas del mundo y a la que todo hijo o hija de padre afortunado quiere acceder. Esta empresa es manejada por la familia Calitzo, y el jefe de esta familia, el soltero Liselot de Calitzo es quien la dirige.
La parte más al norte de Amsterdam, en la provincia del León Dorado, reina un clima frío y donde la nieve se adueña de los paisajes, un desierto a toda letra donde no muchos quieren quedarse varados. Los habitantes de esta región son muy poco y se acumulan en pequeñas aldeas diseminadas a lo ancho de toda la provincia, normalmente cercanas a bosque y ríos de los cuales abastecerse. Contra la ladera de la montaña es donde se levanta un antiguo e histórico castillo que en algún momento fue la casa gubernamental, pero su clima hostil obligó a la realeza a migrar hacia el sur. El castillo de Muiderslot pasó a manos del linaje Calitzo.
Son muy pocas personas las que conocen a Liselot en persona, y su único hijo decidió personalmente tomar el mismo camino. No se sabe mucho de la familia Calitzo, y son muchos los motivos que responden a por qué las otras dos familias se alejaron de ellos.
Una larga mesa de madera pintada de negro se ve rebosada de bandejas repletas de comidas, ensaladas, frutas yacen sentadas dos personas. Con copas fabricadas en plata, el vino que se sirven sobre estas es de la más alta calidad. Uno de ellos es un hombre que se ve anciano, de larga barba y largo cabello de color castaño oscuro, una herida sobre su ojo izquierdo y vistiendo un atuendo militar verde oscuro lleno de medallas sobre el lado de su corazón. El otro es un joven de cabello albino y ojos celestes, ya conocido en el viaje en el tren con los aprendices. El joven se nota impaciente ante el adulto que lee un libro.
—Padre, ¿ya podemos hablar?
—Veo que andas ansioso, hijo. ¿Estuve leyendo las noticias de tu viaje? —Se refiere el viejo al diario bajo una canasta en la mesa.
—Tuvimos un encuentro con algunos miembros de la Sociedad de los Guardianes, lo que agravó nuestra situación y nuestros planes—dice Egon y da una señal a uno de sus mayordomos para que se acerque. Este hombre se arrima para dejar sobre la mesa un pequeño estuche de madera envuelto en una tela.—Si bien nuestra gente ha podido tomar le dinero de las cuentas bancarias de los millonarios, no pudimos tener todo el botín como quisimos. Aun así, es una cantidad de dinero envidiable y tan solo una octava parte es suficiente para cerrar lo que queda de mi deuda con los Pecados Capitales.
Aunque en realidad el botín esperado era mucho mayor, Egon está orgulloso de haber salido ileso, limpio y de tener una ganancia después de tanto trabajo. Este tipo de fechorías es la que impiden a los miembros de la familia tener una imagen pública.
—Y no solo eso. La última vez que me crucé con el líder del grupo, obtuvimos esto. —Sonríe el tipo y abre el estuche que le han dejado en la mesa. —Las gemas de los cinco dioses del país Atenas, y luego de probar una en medio del mar, aquella que derribó el tren, pude comprobar que son totalmente reales. Como son buscadas, si logramos venderlas podremos sacar una buena cantidad de dinero.
El hombre cierra su libro de manera paciente, no hay nada que lo corre ni una emoción que lo haga sonreír. Toma su copa de vino y le da un trago antes de poder darle una respuesta.
—Sí, quiero creer que tiene sentido lo que dices. Era necesaria mucha fuerza como para poder derribar ese tren, los científicos lo saben. Pero ponte a pensar un poco, hijo, si la Sociedad de los Guardianes estaba metida, ¿no crees que se anticiparon a ti?
El joven se ve algo exaltado, sabe que esto es un regaño de parte de su padre.
—Nunca pasó este tipo de casos, pero ante la presencia de ellos creo que habría sido mejor anular el plan y poder pasar… desapercibidos. —Menciona el hombre y le da otro trago a su vino.
—L-lo siento, papá. No tenía ni idea, pensé que al tratarse de pocos guardianes y algo desprevenidos, podríamos hacernos cargo.
—Desprevenidos. Envié a Georg, y solo Cryne y Bertolt sabían de él, y fue quien comunicó la presencia de Guardianes en el tren, antes que iniciara el viaje—Le dice el hombre de barba, Liselot. Por una de las entradas del salón, justo sobre el marco en el marco de esta, está otra persona. Su atuendo militar como el viejo tiene menos medallas, pero lo que más resalta de toda su apariencia es un una especie de máscara sobre los ojos y debajo de su cabello rubio, con orificios marcados uno al lado del otro. El viejo se pone en posición de pensador y sigue hablándole a su hijo. —También destacó que en las noticias, uno de los jóvenes que tripulaban el tren era un chico de cabello lila, y pudo asociarlo con gran rapidez a uno de los miembros de los Caballeros.
Trata de no decir nada porque ese discurso lo deja sin palabras. Egon solo se siente algo traicionado, no solo por Egon que es un miembro de menor rango dentro de su familia, con el rol de espía, sino de su padre que al final estuvo cuidando de él cuando sería su primera misión a solas.
El señor toma su vino y le da un trago a fondo como para vaciarlo y lo golpea contra la mesa. Se pone de pie y con una mano deslizando por el borde se empieza acercar a su hijo.
—Lo que quiero decir es que los Caballeros no tienen miedo de mostrarse y nosotros en realidad sí. Siempre supieron que no podían atacar un castillo de la nobleza tan directamente, así que esperaban encontrarnos fuera de este. Pero parece que esta vez cambiaron de opinión, ¿no crees?—Suelta una pequeña amenaza su padre, ya cercano a su hijo y arrojando frente a él una fotografía. Se puede ver al anciano maltrecho que está junto a los aprendices ahora, en alguna parte de la ciudad capital. —Fyodor no tiene miedo a mostrarse.
—Padre, ¡trataré de resolverlo! ¡Procuraré que no haya problemas en el castillo!
—Todavía sigues siendo… descuidado—Comenta Liselot. —Creo que no te has dado cuenta, que seguramente Fyodor supo que los Pecados Capitales no robaron su libro por un motivo personal de ellos, sino que alguien que conocía bien su Legión tuvo que estar involucrado. La hora de ataque, las habilidades, ¿no? Fyodor descargará su venganza contra los clientes, aquellos que contratan, antes que los ejecutores. Después de todo a los Pecados Capitales los busca la S.GG y no a nosotros.
Ahora, camina hasta espaldas de su hijo y sigue, topándose con una chimenea y sillones, y donde puede ver un gran cuadro de una pareja. Uno se nota que es él mismo sin la barba aun y a su lado hay una mujer con el mismo cabello que su hijo.
—Mantenemos nuestro poder, influencia y fortuna metiéndonos en problemas para evitar los problemas. Tú te has metido en problemas y nos has metido en problemas, Egon.
Aprieta los dientes el joven, culpable de lo que no quería para poder mostrarse como un buen jefe de la familia Calitzo.
—Después de todo tal vez no se podía evitar. Así que trabajaremos como siempre, hijo, nos meteremos en problemas, tratando de evitar los problemas. Así que tratemos de dar la primera apuñalada para anticiparnos. Te daré una oportunidad para redimirte de lo que pasó—Vira hacia él con los brazos a la espalda.
Egon observa con detenimiento a su padre y afirma con la cabeza.
—Claro que sí, padre.
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Ciudad Zuid (Reino Amsterdam)
En el hotel los aprendices y los miembros de los Caballeros se han encontrado con dos personas esperadas. La chica de pelo albino suelta una mueca de alegría y corre hacia Mokuro, soltando a la mascota que trae entre sus brazos, la cual empieza a volar por si sola.
—¡¡Primito!!—Lo rodea con sus dos brazos.—¡Primito! Hace tanto tiempo que no nos veíamos—
—N-Naomi, ¿qué haces aquí? ¿Acaso no sabes que es peligroso?—Está estupefacto Mokuro.
Akina y Kei se concentran más bien en esa cosa que se está acercando a la chica, pues es un animal que nunca habían visto, y se parece a una mascota dinosaurio que tiene el maestro Seiryu y que ellos conocen.
—Wow… muy bonito—dice Kei.
—Es tan tierno.—Se llena de ternura la chica.
*¡Warf!* Lanza un extraño ladrido el animal. La chica extiende sus brazos y lo lleva contra su pecho en un abrazo también, lo lleva contra su carita y lo frota contra sus cachetes.
—¡Es muy lindooo!—Sigue alagándolo Akina.
—Yo diría que es muy extraño y feo, solo mira esos dientes asesinos.—comenta Kei. El muchacho aproxima su cara en un intento de verlo mejor, pero en el mínimo descuido que comete, el animal le da una “cachetada” con una de sus aletas.—¡Vale, ya tenemos cena!—Desenfunda su espada Kei y apunta con el filo.
Cuando logran tranquilizar a Kei, se pueden dar el tiempo de poder presentarse entre ellos.
—Mi nombre es Naomi Mutsudaria, la prima favorita de Mokuro Mutsudaria y también detento el título de Guardiana, con el rango B.—Enseña su tarjeta licencia la chica.
—¿Y cómo es que no sabía nada de esto?—Se queja Mokuro.
—El tío Akira no quería que te metieras en eso por mera influencia, pero si algún día pasaba, ya podría presentarme como tal ante ti—dice Naomi, en referencia al padre de Mokuro.
—Vaya, ¿y hace cuánto tiempo es que ya eres una Guardiana?
—Creo que ¿dos años?
—¡Wooow! Qué capacidad, ya eres rango B. Creo que tienes mucho que enseñarnos—comenta Akina.
—¿Y cómo has terminado aquí?—pregunta Kei.
—Pues, conocí la Legión de Law cuando lo vi a su maestro utilizar un hechizo—dice la chica, señalando al anciano parado junto a Law.—Luego conociendo a Law pude comprender todo mucho más. Al igual que ustedes, no estoy aquí de una manera aprobada.
—Y él es mi maestro, Fyodor Ivanov—Presenta Law. El viejo simplemente levanta la mano haciendo un pequeño gesto con la boca, un sonido ronco que se entiende como un sí.
—Oh rayos, el maestro de la Legión de Law es un vagabundo—dice Kei.
—Tienes mucho que decirme, Naomi. Estoy interesado, en serio.
—Aww, yo sabía que mi primito favorito se preocupaba por mí.—Le vuelve a dar un abrazo.
El pequeño animal está recostado en la cabeza de Akina, quien tiene una agradable sensación al tenerlo encima. La muchacha está sentada en la cama.
—Si están aquí es porque mi alumno los trajo y son confiables—habla Fyodor. —No estamos en este país por un mero paseo. Los rufianes que se enfrentaron en el tren son unos miserables que se hacen conocer como Endless Paradox en las escondidas, pero realmente son una de las tres familias nobles del Reino de Amsterdam. La familia Orange y la familia Nassau se separaron de la familia Calitzo cuando se sospechaba que eran practicantes de magia negra. Los devotos de su iglesia no podían relacionarse con personas así, pero al no poder comprobar tales hechos, no podían quitarles el título nobiliario. Desde entonces Endless Paradox se ha dedicado a cometer actos ilegales, así es como mantienen a toda su familia. Me temo que de alguna manera ellos se enteraron de los libros de magia negra que yo poseía, y las consecuencias fueron…
Tal vez Faxu y Misterius ya estaban enterados, porque solo es Law quien entiende a dónde es que va el cuento de su maestro. El chico se anticipa a él.
—¿Fueron ellos quienes mandaron a los Pecados Capitales?—Frunce el ceño Law, mostrando sus dientes.
—Me temo que es así. Fue muy grave todo desde aquella vez, y perdimos a mucha gente. Que en paz descansen, pero esto se tiene que terminar, y ellos deben pagar. Si logramos asestarles un golpe directo, puede que paguemos el precio per intervenir en su hogar, pero tendremos las pruebas para comprobar de que fueron ellos los que hicieron lo del tren y quién sabe qué otras cosas oculten—dice Fyodor. —Por eso los llamé aquí, necesito de su ayuda en lo que estoy planeando.
A pesar de que Law tiene sus emociones enervadas, los tres aprendices se sienten nerviosos ante todo esto, porque no saben si es correcto ofrecer su ayuda o es que directamente los están invitando a participar de esto; un acto ilegal. Sin lugar a dudas, deberán meditarlo bien porque en solo dos días llegará una barca a llevárselos de nuevo a Nipón.
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