Keimamura X - 24
Licestis es un continente ubicado en el extremo oriente medido con a partir del meridiano de Greenwich. Históricamente varias tribus se disputaron sus territorios y de ellas cuatro eran las más importante. Una de estas ocupaba todo el hemisferio oriental. A finales del siglo XV, poderosos países de Laurasia del Oeste llegaron a estas tierras para colonizarlas, pero como no pudieron derrotar del todo a las tribus, se aliaron a ellas. El lado oriental le perteneció a Rus de Kiev, devenido en la Confederación de Laurasia por la Madre Rusia y el lado occidental le perteneció a Higherlands. De este último tres familias, Orange, Nassau y Calitzo fueron las encargadas de encabezar cada tribu para su representación ante la metrópoli.
Durante el siglo XVI, un imperio se expandió por el mundo, el Sacro Imperio Interminable, terminó de someter a todas las metrópolis bajo un mismo bando. Entonces, la familia Calitzo, quiso dejar de tener lazos con Higherlands, e impulsó la independencia cuando lo apoyaron las otras familias. El Sacro Emperador aceptó la independencia, con la condición de que el nuevo gobierno no impulsara una rebelión contra el gran imperio. Así nació el Reino de Ámsterdam.
Marido y mujer de la familia Calitzo fueron coronados como reyes. No fueron los mejores tiempos, las crisis, las revueltas y el terrorismo por parte de la monarquía inundó al reino. La oscuridad sin embargo no fue denunciada por el pueblo ni las demás familias, sino unas cuantas generaciones adelante. Vandor de Calitzo, coronado en 1732, denunció la opulencia y la corrupción de la corona, impulsando a que las otras familias, Nassau y Orange también pudiesen tomar el poder. No fue suficiente, en 1810, impulsó la creación de un parlamento para que el pueblo tuviese una voz.
Una curiosa regla del reino es que siempre debía ser gobernado por un rey y una reina, jamás por uno solo, porque así mantendrían el equilibrio. Para ser rey, además, debía contraerse matrimonio y sería el punto flojo del hijo de Vandor. La familia Nassau y Orange contrajeron matrimonio con sus dos hijos mayores y ellos ascendieron al trono, luego de que el hijo de Vandor, Marloes de Calitzo, ni siquiera pudiese conseguirse una amante. Marloes consideraba esto como una traición, ya que él quería ocupar el trono. Marloes se dedicó a luchar por recuperar la tradición del Reino de Ámsterdam, sus mejores tiempos, cuando era gobernado por solo la familia Calitzo.
Hacia fines del siglo XIX, el parlamento no le permitió a la aristocracia financiarse solo con los recursos del gobierno y cada una debió comenzar un negocio propio. La familia de Calitzo fue cada vez más y más relegada, y aumentaba mientras las sospechas de actividades delictivas aparecían.
Es entonces, que en 1937 nace el último de la generación de los Calitzo, Liselot, educado a partir de la educación privada pagada por los padres, él sería quien canalizaría el odio de parte de su propia familia. Sin embargo, Liselot fue más allá, él estudió la historia de su familia y del país. Así, fue el primero de todos en aceptar que no hubo un complot de las familias Nassau y Orange, sino que fue Vandor el primero en limitar su poder. Liselot no iba a renunciar a las pretensiones de su familia y menos cuando a los veinte años falleció su madre y a los 30 años también su padre, ambos enfermos.
El objetivo de Liselot era simple, retorno a aquellos años dorados antes del reinado de Vandor, pero para ello debía construir poder. El poder debía ser suficiente para poder presionar sobre las familias Nassau y Orange, y quería un poder rápido. Solo había un camino para ello, los negocios ilegales, como la trata de personas y el tráfico de drogas, antigüedades, entre muchas más. Pero eso no era suficiente, él también debía construir una buena imagen de sí mismo, por lo que los mercados ilegales no lo podían satisfacerlo lo suficiente. Por lo tanto, supuso que él mismo debía resolver los crímenes que cometía, no importa quién resultara culpable o si nunca se reconociera alguno.
El trabajo de Liselot no podía ser en soledad, por lo que empezó a reunir gente que trabajara con él. Fue a través de los contactos conocidos que llegó a un maestro de magia oscura de quien aprendería todo acerca de los hechizos. A ello se le sumo también el aprendizaje sobre reiki con conocidos del mismo maestro de magia oscura. Poco a poco iba reuniendo el poder que ansiaba.
En una de sus primeras hazañas, atacó una mansión del norte de la República de Villa Hidalguía. Esa noche le quedó marcada, porque cuando estaba escapando, cometió un error y se cruzó con un hombre adulto de una edad parecida a la suya. Este tipo trabajaba de seguridad para esta mansión, y lo que sorprendió a Liselot es que también supiera utilizar magia. Fue el primer encuentro que tuvo con Fyodor, alguien que sería su oponente de aquí en adelante, su archienemigo. Liselot logró escapar ileso, pensando que nunca se verían de nuevo.
Cuando investigó acerca de ese millonario al que robaron, haciendo un relevo aun mayor, se dio cuenta que tenía lazos con una legión antigua, llamada los Caballeros. Por lo tanto decidió juntar un grupo de personas que hagan el mismo trabajo, hechiceros o usuarios de reiki, debían ser hombres fuertes. Él también conformó una legión, Endless Paradox, la paradoja interminable.
Muchas miembros han pasado por Endless Paradox desde 1979 a la actualidad, la mayoría de ellos con paradero desconocido; probablemente muertos. Sin embargo, Calitzo nunca se rindió y siempre buscó nueva gente. Él mismo recorría los suburbios de las principales ciudades del mundo, procurando encontrar a aquellos marginados que tal vez le quieran servir.
Así llegó a quien sería un interés romántico, una mujer de clase alta de la ciudad Baron al sur del país, llamada Romina. Con ella tendría a su único hijo, Egon. También conoció a Bertolt en Estados Unidos de Gran Bretaña, Georg en un país llamado Mariestonia en las islas de Cartago, Cryne en la capital de Villa Hidalguía y una mujer de Ámsterdam, ella se llamaba Emilia.
Liselot se ha encontrado con Fyodor en múltiples posibilidades. Eventos de magia, reunión de consejeros de hechiceros, asamblea de líderes de legiones, pero jamás se había mostrado interesado en confrontar con él. Por el lado contrario, Fyodor conocía las tácticas del noble y, además, fue por él que perdió su único trabajo cuando robó a aquel millonario para el que trabajaba, quien luego quebró. No obstante, un día Calitzo descubrió que Fyodor tenía guardado en la sede de su legión, un restaurante en la capital de Villa Hidalguía, una pequeña biblioteca de libros de magia.
Esta vez no sería solo Calitzo quien se ponga la bolsa al hombro, sino que quería estrenar a su hijo. Egon, su único descendiente, ya había aspirado a seguir los pasos de su padre y Liselot estaba dispuesto a ponerlo a prueba. Su hijo sabía que no era tan poderoso como su padre, pero si un buen estratega y negociador. El resto de la historia es conocida.
Este relato de larga data, lleno de contradicciones pero con hartas ambiciones, está encontrando su final. Liselot está viendo las últimas luces de la habilidad de su oponente, y los vestigios de la vida que ha pasado. Él tiene miedo, pavor por perder los recuerdos heredados por todo su pasado, por no poder cumplir el deseo que tanto añoró de sus padres.
“¿Qué? ¿Por qué se me viene todo esto a la cabeza ahora?”, piensa.
—¡¡Noo!!—Liselot lanza un grito, buscando escapar del círculo mágico dibujado en el piso que lo encierra solo a él, pero se topa con una pared de luz. Desde allí puede ver a Fyodor, quien sostiene su posición formando el triángulo con sus pulgares.
“¿Tan repentinamente? ¿Voy a perder todo? Esto no puede ser… Todo por culpa de esos chiquillos…”, tiene en mente, apretando los dientes mientras avista a Law y Kei. “¡Esas malditas ratas me acaban de arruinar toda mi vida!”
—¡¡Bastardooooos!! ¡Si tan solo pudiera agarrarlos del pescuezo! ¡Kgg!
“Estaban todos atrapados en mis técnicas… había derrotado a los hombres de Fyodor… ¿¡Qué salió mal!?”
Calitzo recuerda algo, a ese primer enano cubierto de trapos, al que había atrapado primero con su técnica. Jamás se cercioró de haberlo noqueado o asesinado.
“Esa maldita rata… ¡Esa maldita rata!”, piensa Liselot, golpeando con ambas manos esa pared de luz. “Si tan solo me hubiera desecho de ella. ¡¿Cómo pude cometer ese error?!”
Mientras su vista a perdiéndose, recubriéndose por un blanco puro, Calitzo comienza a entender su realidad y a desesperarse.
“No… esto no puede ser así… ¿Acaso es una pesadilla? Si es así… despiértenme ahora…”
—¡Kggg!
“En todo caso… todo comenzó contigo…”, piensa al mirar a Fyodor aun, con un enfoque perfecto a su sensato rostro. “Desde aquella vez, cuando estabas tirado en el suelo frente a mí… que me demostraste tus habilidades, supe que tenía que acabar contigo…”
—¡¡Fyodoooooooor!!
“¡Nooo! ¡Todo mi plan! ¡Recuperar el poder de mi familia! ¡Endless Paradox! ¡Ser una legión reconocida! Y sobre todo… conseguir de aliados a los Maestros de la Destrucción… ¿Cómo es que nunca lo logré? ¿Acaso tan patético soy?”, sigue divagando su cabeza.
—¡Noooo! ¡Fyooodooooooor! ¡Detén esto maldita sea! ¡Detén esta maldita pesadilla!
Aunque Kei y Law no tengan palabras para describir esta situación, no quitan sus ojos de la técnica del anciano. Y Fyodor, sin temblar, empieza a susurrar algunas palabras.
—No tienes perdón, esta vez te toca a ti. La amnesia del juicio del génesis es igual a morir… y te toca morir a ti Liselot. No importa qué tipo de humano eras, todos tus actos resultan imperdonables.
“Padre… madre…”, piensa Liselot de Calitzo. “Todo está en manos de mi hijo… una vez más… la siguiente generación… ¿quién fue el condenado que nos condeno a vivir este maldito ciclo? ¿Alguien le podrá poner algún fin?”
En el momento que Fyodor relaja sus manos y distiende los brazos a sus costados, ya todas las luces han desaparecido y Liselot cae de rodillas.
—¡Maestro!—exclama Law y corre a acercarse. Kei lo sigue por detrás.
No les responde a su alumno y camina hacia delante, ellos le siguen el paso. Se arriman a Liselot, quien, al verlos, asustado se tira hacia atrás queriendo huir.
—Aaah… ¡Aaah!—grita el general.
Kei y Law lo miran como un espécimen, procuran entenderlo, pero se va de sus cabezas.
—La amnesia de mi poder es muy peligrosa. Toda asociación que ha hecho su cerebro durante su vida se ha borrado, tal vez cosas básicas como su sentido del equilibrio le será fácil recuperar, pero hablar debe aprenderlo como un niño pequeño.
—¿Ya no sabe hablar?—pregunta Kei, sorprendido.
—Debe tener la mente de un niño de cuatro años en el cuerpo de un adulto…
Con una soga le atan las manos tras la espalda y así lo levantan entre dos para poder moverlo. Fyodor dice que es necesario contactar con la S.GG y dar el aviso de la captura, cosa que aterra un poco a los chicos por la reprimenda que les espera por actuar sin permiso de la asociación.
Cuando llegan al castillo, atan a Liselot contra una columna, dejándolo quieto. Les explica un poco lo que ha sucedido a Naomi, Akina y Mokuro, quienes ya llegan junto a Faxu y Misterius.
—Chicos, nos falta uno de estos…—señala Kei, al notar que Egon ya no está por aquí.
—No puede ser. ¡Nos descuidamos!—exclama Law.
—¡Los titanes!—grita Kei, alterado por su principal misión.
—¡No puede salirnos todo tan mal!—grita Mokuro, compartiendo sentimiento.
—¡Muchachos!—vocifera Fyodor para poner orden. —Es suficiente. Mírense un poco.
El vagabundo los trata de hacer entrar en razón. Ellos están agotados, estresados y lastimados.
—¡Pero, maestro! No pudo ir muy lejos. No podemos dejar que se nos escape. Tiene las gemas de Kei. —Reclama Law.
—¿Acaso alguno ahora mismo tiene con qué enfrentar a Egon? No, todos estás liquidados. Tampoco sabemos hace cuanto escapó, ¿hacia dónde piensan ir a buscar primero? Solo le dará tiempo. Tampoco sabemos si tienen aliados, son nobles, mucha gente puede ayudarlo.
Suena lógico, pues los chicos queriendo tener una victoria perfecta, se dejan llevar por un impulso de aspirante.
—Chicos, traten de comunicarse con la Sociedad de los Guardianes, yo ya estoy algo cansado.
El anciano camina hasta sentarse junto a una pared, cerca de la posición de Calitzo. Los chicos, a pesar de tener una victoria, se sienten como fracasados una vez más. La victoria estuvo a tan solo estirar la mano… pero como perdieron la percepción del momento debido al pavor que les generó Calitzo, jamás supieron en qué momento Egon despertó y aprovechó a escapar. Y ahora él tiene las gemas de los titanes, así que deberán encontrarlo de una u otra manera
Ahora es momento de volver a casa.
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