Khax: un nuevo despertar - 10

Hahm se encontraba sin conciencia en el suelo, un suelo áspero y lleno de tierra; había pequeñas lomas de piedra y arena, también alguno arboles pero lo que más llamaba la atención era dos cuevas de unos cuatro metros de altura, dentro de las cuevas solo existía oscuridad y dentro de una de ellas descansaba un animal de pelaje algo plateado, si lo veías de lejos podrías creer que era la luna misma. Hahm abre sus ojos para darse cuenta que no habían nubes o estrellas en el cielo, solo había un campo protector… al cabo de unos minutos recobra el control total de su cuerpo, poco a poco puede mover sus dedos de la manos, seguido a los dedos de sus pies, se puede sentir como la sangre empieza a fluir por su cuerpo cada vez más y más rápido.

Hahm se acomoda para sentarse y dirigir su mirada algo perdida y desconcertada en un punto brillante, por un momento pensó en un astro espacial; sintiendo la presencia del ente dentro de la cueva pudo asumir quien era. El joven sentado hace una revisión del estado de su cuerpo luego de recibir semejante presión de un Rango Azul – Suspiro, respiración agitada – Hahm se da cuenta que no hay ningún daño permanente en su cuerpo, pero si existe una marca con un brazalete que alguna vez leyó en la biblioteca del escuadrón B en la tierra de Zoh “Un emblema de batalla a muerte…” pensó para sí mismo con la mirada perdida, tomando aire lentamente, cierra sus ojos y comienza a rotar su Nid.

“Silver eres al único ser vivo que considero mi amigo, pero… esto va más allá de nosotros” murmura Hahm aun con sus ojos cerrados.

 – Respiración fuerte y forzada – un fuerte Hrmm se puede escuchar desde la cueva opuesta a Hahm, la mirada de Silver fija en el Zays frente a ella; una nube de polvo envuelve a la gorila, rayos de Nid rodean su cuerpo, su pelaje plateado brilla como la luna – Rugido – Silver se dispone a correr en dirección al Zays quien la espera con ojos cerrados. Una pelea a muerte entre dos compañeros, dos seres de la cual solo uno sobrevivirá.

Hahm aun con sus ojos cerrados se prepara para recibir el golpe en seco del animal, levanta su mano con el puño cerrado para bloquear y una onda expansiva recorre la zona haciendo que el polvo nuble todo el campo; un ataque feroz y voraz continuaba hacia el Zay quien solo se dedicaba a bloquear los golpes del animal, día tras día, semana tras semana… el animal seguía en sus ataques consecutivos, al cabo de tres meses Hahm no había abierto los ojos ni en una sola ocasión, pero Silver solo continuaba creciendo en poder, si en este momento Silver estuviera en Zoh, se encontraría en una encrucijada entre el paso numero treinta, el brillo de un sol en sus ojos era inminente.

Tres años más tarde…

Luego de años de pelea sin cesar – Golpeteo – Silver rugiendo explota el Nid dentro de su cuerpo y una calma se siente en el ambiente. En cuestión de segundo Silver ataca sin piedad al joven Hahm, un fuerte estallido se podía escuchar tras cada golpe; el animal cansado cierra sus ojos para concentrarse, la temperatura del campo desciende, la presión a su alrededor se dispara, el suelo se hunde treinta centímetros y el brillo en sus ojos es como el centro de una galaxia, una estrella a punto de explotar – un sonido que corta el viento –  un rápido y fuerte golpe roza a Hahm – Caida –   un sonido seco resonaba en la zona del campo de batalla “He tenido que esquivar el golpe…” – suspiro – una leve sonrisa se puede apreciar en el rostro del Zay “Ahora es mi turno” piensa Hahm para sí mismo, se agacha para tomar el cuerpo desmayado de Silver y la lleva a su cueva para que descanse.

Una semana después Silver recobro el conocimiento entendiendo ahora que había dado un paso en el Rango Amarillo, la batalla por la supervivencia continuaba entra Hahm y Silver…

Pasado un año desde que Silver obtuvo los ojos amarillos ya Hahm tenía diez años fuera Zoh, esto sumado a que Hahm se dedicó todo el años de evolución de Silver solamente a esquivar sus ataques, desarrollando un instinto de evadir todo golpe que se le acercara sin importar si estaba viendo o no; un día Hahm entendió que Silver ya estaba a un nivel más allá de lo normal “Un año y seis meses desde que obtuviste esos ojos… tu progreso es alucinante” murmuraba Hahm en tono de depresión – Viento helado – “Es la hora” Hahm camina fuera de su cueva para ponerse en el medio del campo de batalla; cuatro años y medio habían pasado desde que estaban encerrados en una batalla a muerte. El Zay abre los sus ojos por primera vez después de cincuenta y cuatro meses de situaciones adversas, un atardecer se refleja en sus ojos con intensidad, poco a poco, el atardecer se convierte en un sol para luego apagarse por completo… su Nid había desaparecido.

El animal al sentir lo ocurrido despierta todo su poder, su Nid emanaba en todas direcciones, era tan intenso y tan puro que podías verlo girando como una manta que la cubría, se abalanza a gran velocidad y en un instante se para junto a Hahm, levanta su brazo – Slash – un sonido cortante silencia todo. Silver cae de rodillas incapaz de poder acabar con la vida de su compañero de batalla, poseía el Khax de la Compresión, así que, entendía bien lo sentimientos de Hahm – Sollozos – entre lágrimas Silver se quejaba de la injusticia del trato, solo uno sobrevivirá y Hahm había decidido que iba ser ella.

Al ver lo ocurrido la voz que había presionado a Hahm unos años volvió “Después de tanto acabara así, ninguno de los dos tiene deseos de matar al otro” se quejaba en tono burlo – Suspiro – la decepción del tono de su voz era notable “El trato era que solo uno sobreviviera…” la presión que venía de la voz era impresionante, igual o más fuerte que la de hacía más de cuatro años; esta vez Hahm no tuvo tiempo suficiente de reaccionar y el inmenso Nid ataco a Silver quien miraba a Hahm con una mirada que expresaba gratitud, una gratitud que no podría pagar ni en un millón de vidas, un sentimiento más allá de lo eterno.

Hahm veía caer el cuerpo sin vida de la gorila y recordaba como hace diez años perdió a todas las personas que conocía… en ese momento desplomado de rodillas con un impotencia que inundaba su cuerpo se negaba a creer que esta era la única realidad.