La canción del cielo nocturno - 01
1°Verso: El demonio rojo
En una noche desolada, me encuentro una vez más, entre la vida o la muerte. Mi único amigo, en este momento, es mi revolver. Con capacidad para seis balas, llenas de mi amor incondicional por los demás. Teniendo el poder de tirar toda una vida por el desagüe, me pregunto: ¿por qué todavía no me he pegado un tiro, en toda mi gran frente? Siendo sincero, esa sería una buena opción ahora mismo. Pero al final de todo este pensar. Con la gran bestia a la que me voy a enfrentar; viendo una mera silueta como apoyo para combatir. Solo puedo sonreír de felicidad, ya que, si la mato o me asesina, no importa. Lo que interesa es saber qué tan fuerte soy, ¿no es así compañero?
—Sí que sí, sácale la mierda —dijo el revolver con una voz chillona y alegre.
Creo que me estoy volviendo loco, pero igual, ¿sacarle la mierda? Vamos, a por él.
—¡Por la emperatriz celestial, a la carga!
Como un buen soldado imperial japonés; mi alma está preparada para morir. Corriendo con una prisa equiparable a la del frío viento de este invierno, me acerco lo suficiente a una atalaya segura. Tomo una postura cómoda contra un tronco y le descargo tres tiros; me cambio a otra posición antes de que me encuentre. Para su desconcierto, soy muy bueno moviéndome entre los árboles. Respiro y exhalo agitado por la emoción, pero no hay nada de qué preocuparse. A esta distancia, unos 25 metros, no fallaré. Disparo tres tiros consecutivos otra vez, escucho un gruñido como si de un animal enojado se tratase; gracias al inconveniente de la maldita noche, no logro vislumbrar bien qué es.
Un fuerte estruendo me obliga a parar de recargar mi revolver, estando solo con tres balas cierro el cilindro y antes de darme cuenta, una gran masa oscura me rosa por arriba de mi cabeza, rompiendo el árbol a la mitad. Salto hacia un costado antes de que me caiga encima un tronco enorme. Miro a mi alrededor y gran parte de los arboles están rotos por la mitad. Ya no puedo ocultarme tan fácil.
Cuando intento ponerme de pie, siento una sensación húmeda, en mi mano izquierda. Al ver mi palma supe lo que era, sangre. ¿Me hirió? Miro hacia el suelo; hay un cadáver. Siento una rabia atravesar todo mi cuerpo, al percatarme que es Takeshi, mi mejor amigo.
Esto… ya es personal.
Un ruido estrepitoso se acerca al lugar donde estoy, no tengo tiempo para reaccionar; una masa oscura me golpea en el brazo derecho. Me manda a volar por los aires y caigo tendido boca abajo en la nieve. El intenso dolor de mi brazo destrozado me impide moverme. Permanezco un rato así. Con esfuerzo, alzo la vista y a quince metros de distancia, está la bestia. Gracias a un rayo de luz, puedo verla con claridad: es una amalgama de carne grotesca mal pegada.
El capitán, el francotirador, el espadachín, la aviadora… Por fin los encuentro. Con las caras arrancadas de mis compañeros, se formó una identidad propia. Caras por todo lo que se podría llamar cabeza, toda la expresión humana desordenada. Sus piernas son un racimo de brazos que utiliza para caminar. Largos, gruesos y negros cabellos humanos como si fueran extensiones, de su cuerpo, brotan por doquier. Su figura es arropada por el caqui de las telas rasgadas del uniforme imperial, mezcladas con la sangre de los que alguna vez, fueron parte de mi pelotón.
La bestia se acerca al cadáver de Takeshi, que está a sus pies, se embulle hacia él y lo levanta. Se lo empieza a tragar en un vacío que abre en su pecho, tragando la mitad del cadáver de Takeshi.
—¡Detente!
De inmediato disparo dos veces, volándole trozos de carne de lo que serían sus piernas. Grande es mi sorpresa, al ver que no le había hecho ni mierda; seguía de pie. Con un sonido amenazante, la bestia gruño con sus gargantas robadas, entre un sonido agudo de una mujer y grave de un hombre. La muy desgraciada procede a dar un mordisco tan enorme, que salpica toda la nieve de sangre. Un pedazo que le arranqué de sus piernas, lo regenera y le salen dos brazos más en su conjunto de extremidades. El rostro de Takeshi se forma en su cabeza. Aún le queda la parte inferior de Takeshi por devorar, que la criatura mantiene en su torso.
Ya es suficiente, basta de esta mierda. Me alzo con determinación sosteniendo mi revolver, extiendo mi brazo y muevo mi cuerpo manteniéndolo en forma lateral. La bestia pone sus miradas en mí y empieza a juntar los largos cabellos de su cuerpo en un cúmulo, mientras hace sonidos guturales. Un ataque a distancia, me parece, que la bestia quiere hacer. Así que con eso me ha atacado desde tan lejos. Veamos en esta oportunidad, quién es más rápido.
—¡Si tú eres una bestia, entonces yo seré un maldito demonio, ¿no es así…? Takeshi el granadero! —grito con todas mis fuerzas, mientras disparo la última bala de mi revolver.
Está impacta justo en la caja del cinturón, en la que Takeshi guardaba su pólvora. Una explosión emerge de inmediato, exterminando a la bestia, junto con el resto del cadáver de mi muerto amigo.
La nieve ahora parece ser pintada por un charco de inmundicia y sangre, y por supuesto, a mí también me pinta, por completo de rojo.
Comments for chapter "01"
QUE TE PARECIÓ?
Literal me imagine a la bestía asi xD, buen capítulo.