La Daga del Emperador de Plata - Volumen I - 04
Quisiera decir que hoy sería un maravilloso día; uno por el cual permanecería holgazaneando a toda hora, mientras Iori regresaba de la escuela y comenzaba a quejarse de lo “poco” que hacía en su ausencia, mas debería comprender que mi falta de ánimo se justifica; sin embargo, me he negado a confesárselo. Hoy no fue un día cualquiera, ya que me ofrecí a seguir entrenando a su compañera de clases, y por desgracia tuve la mala suerte de que su jornada académica se suspendiera ese día…, así que cualquiera en mi situación puede imaginarse como resultó mi rutina diaria…, un total y rotundo fracaso…
Mi nombre completo es Oana Laelia Northrop, de donde vine desciendo de un importante linaje de origen noble. No suelo hablar mucho sobre mi origen, y siendo franca no me gusta hacerlo…; tengo 14 años y soy una Mysthic Slayer al igual que Iori Kurosawa, pero mucho más talentosa que él… Aun así, prefiero que él se encargue de mis labores y de las repentinas apariciones de los Mystics… ¿Por qué? Pues es simple…, soy una descarada perezosa…
Como sea, Yuna liberó una Tänzerin, “Kurimuzon”; un arma producto del reflejo de sus negativas emociones, y que surgió tras aceptarlas y superarlas; emociones que en algún momento le causaron sufrimiento y traumas de por vida. Por eso, es necesario que ella entrenara, y se supone que sólo ella entrenaría ¡Pero no! ¡Tenía que ser arrastrada a esto también…! (suspiro) Tranquila Oana, no es tu culpa.
Mediados de Abril. Liverpool, Inglaterra.
Perspectiva de Oana: estuve trotando junto a ella, mientras Iori nos supervisaba, además de que no lo dejara solo con esta tarea…, como ya lo he hecho en varias…, bueno, en muchas… ¡Está bien…! ¡Siempre…!
— ¡Vamos, Yuna! —Expresaba ‘Pechos grandes’ con tanto entusiasmo, aun si se mostraba agitada y seguía trotando— ¡Tú puedes…hacerlo…! —hasta que repentinamente caía arrodillada del cansancio. Que perseverante era esta chica.
— ¡Y-Ya…! ¡No puedo…! ¡…, Más…! —expresaba bastante agitada, casi sin aliento.
— Esperaba el agotamiento de Yuna, pero de ti…, nunca, Oana… —comentaba Kurosawa con cierta decepción; convencido de que su opinión me afectaba. Iluso…
— ¿¡Q-Qué rayos insinúas…, I-Iori Kuro…!? ¿¡…!? ¿¡…Sawa…!?
Tras mi cínica inquietud, él simplemente se me acercó y se agachó frente a mí, con esa mirada que siempre ponía cuando intentaba sacarme de quicio, además de esa leve sonrisa llena de indiferencia…
— Digo que deberías dejar de holgazanear en el apartamento. La falta de actividad física te está estropeando; lo que resulta extraño para ‘Slayers’ como nosotros, Oana Northrop.
— ¡Pregúntame si me importa lo que digas o pienses de mí…!
Me expresé bajo una apática y tosca actitud una vez recuperaba un poco las energías, y aunque reconozco que fui algo grosera, él siempre estaba acostumbrado a este tipo de respuestas de mi parte, mas yo no estaba acostumbrada a sus reacciones…, y menos cuando apretaba y estiraba mis mejillas en represalia…
— ¡Iori, déjame…! ¡OUCH…! ¡Mis mejillas…! ¡¡IORI…!! ¡¡MIS MEJILLAAAS!!
Perspectiva de Yuna: aunque el entrenamiento era algo agotador, de alguna forma siempre me hacían reír con sus locuras (entre risas). Iori, intentando que Oana se comportara, pero ella siempre terminaba haciendo todo lo contrario, hasta que él perdiera la poca paciencia que tenía, incluso me parecía más divertidos estos momentos que cuando me la pasaba en casa con mi familia…
Durante 9 días habíamos estado cazando y combatiendo diversos Mystics tras sus inesperadas apariciones y, por primera vez, me había sentido útil asistiendo a Iori durante su guardia. La verdad, el hecho de estar con ellos dos, me resultaba más reconfortante…, casi similar… o diría que… de la misma manera que cuando vivía con mis padres en Japón.
En algunas ocasiones en mis rutinas de entrenamiento con Oana, ella y yo teníamos enfrentamientos cuerpo a cuerpo de estilo libre; sin golpes, sin agresiones físicas o algo similar; parecía mucho más a ejercicios de defensa personal, donde casi nunca terminaba vencedora, ya que ella su estatura le proporcionaba mayor ligereza y agilidad, resultando siempre en el suelo, y sometida por sus dolorosas técnicas de combate, como el “Double leg takedown” y el “Rear naked choke” (movimientos usados en artes marciales mixtas), los cuales hacían que me rindiera sin oposición o incluso, muchas veces, quedar inconsciente.
Iori, por su parte, me hizo recordar las clases de karate que tomé a los 7 años y que luego retomé a los 10, pero su manera de enseñar me hacían recapacitar en seguir las dolorosas enseñanzas de Oana; sin embargo, algo que Iori supo inculcar en mí, que Oana no había podido hacer…, fue a perseverar… Hoy es mi vigésimo primer combate con Oana y espero llevarme en esta ocasión la victoria…
— ¿…? ¿Lista, ‘Pechos grandes’? —expresó ella, seria y aparentemente emocionada mientras adoptaba una postura marcial.
— ¡…! ¡Lista, Oana! ¡…! ¡Y por favor, no te contengas!
Respondía sonriente y con claro optimismo, pero a ella no le importó mucho mi respuesta; sin embargo, algo me decía que acataría a mi petición sin queja alguna, así que nuestra lucha se llevó a cabo. Con detenimiento y astucia, analizaba constantemente cualquier movimiento realizado por Oana; de repente, se me abalanzaba en cuestión de segundos con un sorprendente salto, lista para arrojarme su puño derecho, el que asombrosamente pude reaccionar y esquivar a tiempo, retrocediendo un paso con el pie derecho para luego, por mi parte, atreverme a atacarla al lanzarle un par de golpes que ella esquivaba sin esfuerzo alguno aparente.
Posteriormente, tras mi consecutiva ofensiva, se agachó antes de que pudiera conectar mi último puñetazo, preparando por su parte una barrida que pretendía hacerme perder el equilibrio, sin embargo reaccioné a tiempo al brincar y al mismo tiempo retroceder de nuevo; no obstante, la ofensiva no cesaría por su parte, ya que nuevamente se me abalanzaba con velocidad sin otorgarme oportunidad alguna para responder a su actitud ofensiva, por lo que a duras penas lograba desviarlos, esquivarlos y defenderme de sus puños y patadas con flexibles movimientos de los que ni yo podía creer que estaba realizando. Así fue durante unos cuantos segundos, pero conforme transcurría la contienda entre nosotras, poco a poco podía prever sus movimientos y me sentía más ligera, aunque igual ella también comenzaba a acelerar su ritmo, y de repente tomándome desprevenida…, conectó con éxito un fuerte puñetazo izquierdo en mi abdomen que me dejaba sin aliento. Caí de rodillas sobre el verde agramado del parque, retorciéndome del dolor causado por su golpe asertivo; tocía y tocía intentando reponer la respiración perdida e intentaba ponerme de pie, pero lastimosamente no pude recuperarme, quedando postrada en aquel pasto fresco y verdoso, adolorida y derrotada una vez más…
— Por favor…, ni te levantes… —dijo de manera soberbia, bajo una agitada respiración.
Perspectiva de Oana: luego de que ‘Pechos grandes’ regresase a su hogar, tras culminada la rutina de entrenamiento, Iori y yo regresamos al apartamento. No acostumbraba a tomar una ducha tan seguido, pues el jabón de baño que Iori Kurosawa usaba me resecaba la piel, pero tras luchar contra Yuna Gardner, lo ameritaba.
Parecía que con cada día de entrenamiento ella adquiría mucha más destreza y velocidad en la lucha cuerpo a cuerpo, puesto que con cada batalla era menos sencillo derrotarla…, y poco a poco comenzaba a disfrutarlo menos. Iori sabía que odiaba perder y que tenía que esforzarme más para ganarle a ‘Pechos grandes’, y no sé en qué momento se convirtió en el tema de nuestra conversación, entre otras cosas más…
— Sé que me has dicho que tus labores con la ‘Pechos grandes’ se te han facilitado, pero… —le expresaba seria y un tanto preocupada, lo que Kurosawa (Iori) notó de inmediato.
— ¿…? Tú no sueles hablar mucho de alguien que no seas tú, Oana. ¿Qué ocurre? —preguntó él con seriedad y un tanto inquieto.
— Creo que estoy arrepentida de haber liberado su poder interior ¡…! Fue una pésima idea…
— ¿…? ¿Tú crees, Oana? ¿No estás considerando la mínima posibilidad de que de todos modos se hubiese convertido en blanco fácil a mediano y a corto plazo…? —me preguntó él con cierta inconformidad.
— ¿Y según tú es mejor que sepa defenderse…? —Exclamaba enojada, con cierta angustia poco percibida por su parte— ¡Sé que fue idea mía, pero entiéndeme que esto también podría traerle problemas más grandes en el futuro…! (Suspiró) ¡…! Las Tänzerin suelen ser liberadas bajo la superación mental y emocional, aceptando el sufrimiento que yace en el interior de su corazón y de su alma; sin embargo, estas armas tienen un nivel de intensidad según lo que tengan que superar y aceptar…, y la Kurimuzon de Yuna es producto de un pasado muy doloroso que la estuvo atormentando por muchos años… Sinceramente, no quisiera saber qué fue lo que le sucedió…, y de verdad ya no quiero seguir haciendo parte de esto… — le comenté seria y levemente angustiada.
— Así es como siempre te comportas… —me dijo con leve enojo— ¡…! Me pediste que la vigilara y eso he estado haciendo…, como el resto del trabajo que se supone te corresponde hacer… —agregaba por último con algo de recriminación.
— ¡Tsk! ¡Y siempre con lo mismo…! —pensé descaradamente mientras él seguía hablando.
— Pregúntate como se sentiría si ella supiera lo que piensas al respecto…; considerará todo su esfuerzo en vano. El entrenamiento, la cacería nocturna; todo, Oana… ¡Todo!
— ¿…? ¿Disculpa? ¿D-Desde cuando eres su amigo, Kurosawa? —le preguntaba irónica y sonrientemente.
— ¿…? Yuna no es mi amiga… —pero él respondió con seriedad y leve vergüenza, lo que alimentaba mis ganas de molestarlo aún más.
— ¿Ah, nooo? ¿…? Entonces… ¿Qué es para ti, Iori Kurosawa…? —pregunté esperando alguna respuesta, pero no lo hacía— ¡…! Sé que desde que perdiste a Erick, no has vuelto a conseguir amigos, incluso sé que ni a mí me consideras tu amiga…, quizás… ¿Por qué con Yuna Gardner es diferente? ¡…! Pasas tiempo con ella en la escuela y también en las misiones…, pero no es tu amiga… —de tanto reclamo, expresaría seria y un tanto molesta— Hasta luego, Iori Kurosawa…
Ese mismo día, no volvimos a cruzar palabras entre los dos y cada quien esperaba que culminara la noche y llegara un nuevo amanecer…, pero algo no dejaba de rondar por mi mente, pues no dejaba de pensar en lo que él podía sentir por Yuna… Creo que me siento celosa y amenazada por esa chica… ¡Que fastidio!
Perspectiva de Yuna: al día siguiente, ante el inicio de un día más de estudios, la coordinadora académica de la escuela secundaria “Sanctus Mica’el” comenzaba a angustiarse por la ausencia de varios de los docentes, aquellos que reportaban agotamiento físico que les causaba somnolencia excesiva, por lo que en esas condiciones, justificaban un rendimiento laboral deplorable…
Varios alumnos, entre esos mis compañeros, la angustia los abordaba lentamente, aunque otros más celebraban en silencio la ausencia de los profesores. Ese día, durante la 3era y 4ta hora de la jornada académica, mi clase las tenía libre, y muchos de mis compañeros desconocían que hacer ante esta problemática. Iori permanecía relajado de manera aparente, pero ambos sabíamos que lo que estaba sucediendo en la escuela podría ser producto de las acciones de algún Mystic…
Aprovechando el tiempo libre, Iori analizaba la situación anteriormente descrita desde la entrada a la azotea de la escuela, casi al pie del final de las escaleras y bajo la compañía de su servidora, pero inesperadamente lo que se nos ocurría era indagar por medios electrónicos; en este caso, investigar en la internet desde los equipos de cómputo de la biblioteca de la escuela, buscando referencias a lo que estaba pasando…
— ¿Crees encontrar algo que nos sirva en la web, Iori? —pregunté curiosa.
— Por fortuna, Yuna, la biblioteca de la escuela y sus equipos es algo que está a nuestra disposición como estudiantes de esta institución académica; mientras te pedí que buscaras en los libros de texto sobre mitología, yo indago por los medios virtuales, pues hay una enorme diversidad de Mystics que aún no conozco, y son pocos los que logran atacar a los humanos… —comentaba Iori con seriedad.
— ¿Eh…? ¿Iori…? ¿Acaso olvidas qué me atacó la primera vez que interactuamos? —expresé sarcásticamente.
— Claro que no lo he olvidado. Pero piensa un momento la situación…; acaso ¿Las víctimas han fallecido o siguen con vida…?
— ¿…? ¡Iori tiene razón! ¡Por más que lo piense, Andrew era un vampiro dispuesto a succionar mi sangre sin importarle mi bienestar en sí…! —Pensé de forma analítica, pero luego diría con seriedad— ¿Qué clase de criaturas pueden elegir a sus víctimas y atacarlos sin necesidad de matarlos?
— ¡Hmmm! Pues considera aquellos que buscan más allá de alimentarse de carne o sangre humana…, sin necesidad de atacarlos físicamente…
Al principio dudé sobre las características que debía indagar, pero rápidamente cambié de parecer al momento en que supuse que clase de criatura estábamos buscando.
— ¿…? Creo que ya entiendo lo que buscas…
Llena de total confianza, le enseñé a Iori una página del texto que estaba ojeando en la búsqueda de nuestra criatura en cuestión, por lo que él simplemente reaccionaba con ligero asombro al mencionar el nombre del posible Mystic…
— ¿…? ¿Súcubo…?
Según el texto que le enseñé a Iori, un súcubo es un demonio o entidad sobrenatural de forma femenina en la cultura popular (originándose en la leyenda medieval) que aparece en sueños y toma la forma de una mujer para seducir a los hombres, normalmente a través de la actividad sexual. En las representaciones modernas, el súcubo puede o no aparecer en sueños y suele mostrarse como una seductora o hechicera altamente atractiva; mientras que, en el pasado, las súcubos eran mostradas generalmente como escalofriantes y demoníacas…
De alguna manera, Iori parecía estar de acuerdo con mi suposición, pero una nueva interrogante surgía al instante…, por lo que él consideró necesario tener que molestar a Oana para esta ocasión, citándola en la azotea de la escuela, luego de comunicarse con ella vía telefónica…, a lo que estaría presente en dicho lugar en aproximadamente 15 minutos, después de que Iori lograra violar la seguridad de aquella puerta que nos conducía al lugar acordado…
— Déjame a ver si entendí lo que me están diciendo ustedes dos…
Cerrando sus ojos bajo un profundo suspiro que imploraba paciencia, mientras posicionaba algunos dedos de su mano derecha a la altura del tabique y al tiempo en que fruncía el ceño, claramente denotaba cuan escéptica estaba Oana respecto al tema…
— El motivo por el que han tenido periodos de descanso forzado durante su jornada académica, se debe al actuar de un súcubo ¿Cierto o me equivoco? —comentó ella, seria e incrédula.
— Más claro no lo pudiste comentar, Oana —agregó Iori con seriedad y de manera sarcástica, mientras mantenía sus brazos cruzados.
— Tiene sentido las incapacidades de los profesores, Oana; pues, casi todos los afectados, comparten los mismos síntomas — agregué a la conversación.
— ¿Ok…? ¡…! Imaginemos que eso sea posible… ¿Cómo haremos para localizar a nuestra súcubo? O ¿Cómo sabremos cuál será su próxima víctima?
— Ambos nos preguntamos lo mismo (miró a Yuna); no nos creas tarados, Oana. Por eso te llamé… —respondía Iori, serio y apáticamente.
— ¡Hmmm! Y… ¿Tú crees que puedo resolver este predicamento, Kurosawa? Si de verdad es un súcubo, no resultará sencillo localizarla, puesto que no está atacando a los Versteckts, sino a varones humanos…; esta la convierte en una criatura difícil de rastrear y por consecuente casi imposible de cazar…
Oana respondía seria y de forma apática, reciproca a la actitud de Iori, como si no se llevasen bien en ese instante. La tarea se tornaba cada vez más compleja, al igual que la relación entre estos dos; hallar al súcubo era algo que Oana daba por imposible, pero mi instinto me decía que algo podíamos hacer para solucionar este embrollo…, así que hice la siguiente pregunta:
— Andrew intentó tomar mi sangre, por lo que fácilmente acabaría con mi vida o terminaría convirtiéndome en un vampiro… ¿A qué se debió su decisión…? —comentaba con seriedad.
— ¿…? ¿A qué te refieres? —Iori preguntó serio y confundido.
— ¡Tsk! Ya te dije, ‘Pechos grandes’, que tu cuerpo emana un aura semejante al de los Versteckts y… ¿…?
Ella se quedó en silencio de manera repentina, como si comprendiera el punto al que yo quería llegar, pero no sólo ella, ya que Iori también parecía captar la idea…
— Es posible que los profesores pudieran emular un aura semejante, por lo que se convirtieron en presas del súcubo —mencioné tímida.
— ¿…? Pero no un aura tan grande como para ser atacados en el mundo real, puesto que las súcubos pueden aparecer en los sueños de los hombres para recolectar su semen… Esas malditas son capaces de distorsionar un poco la realidad ¿Qué planeas para atraer al súcubo, ‘Pechos grandes’? —expresó Oana, seria y analítica.
— ¡Hmmm! He estado investigando un poco a los profesores incapacitados; curiosamente yo he participado en cada una de sus clases, y por más que lo piense, sólo se me ocurre una cosa…
Con cada palabra que salía de mi boca, no podía evitar sentirme avergonzada, pues la resolución de todo fue lo que diría a continuación:
— T-Todos, accidentalmente…, vieron mi b-busto escotado…
Tanto Oana como Iori, se quedaron mudos; callando por más de un minuto, y aunque ambos intentaban disimularlo, era inevitable que no sintieran asombro o vergüenza. Cada segundo en silencio, hacía que la situación se tornara más incómoda, incluso mucho más para mí…, pero de cierta manera, sentía como las “asperezas” entre ambos eran “limadas”.
— Iori… ¿Podrías colocarte de frente a Yuna? —expresaba ella con seriedad.
En el momento me pregunté lo que supongo que Iori se preguntó también, pero antes de que pudiéramos cuestionarla, simplemente lanzó estas tajantes palabras — ¡Y no quiero preguntas! —Y él de manera simple y obediente acató a su petición…
Luego, Oana chasqueó los dedos de su mano derecha, generando una refrescante pero fuerte brisa que alzó con sencillez la falda de mi uniforme, exponiendo mis negradas pantimedias de velo y mis atrevidas bragas de encaje ante Iori; intenté rápidamente ocultarlas de su vista, pero en cuestión de segundos fui abordada por la espalda por Oana. Ella sin dudar, me despojó del lazo rojo que llevaba mi uniforme escolar y se atrevía a revelar mi secreto en presencia de Iori, mientras con rapidez abrió el chaleco de ‘Corset’ negro, y mi camisa blanca de manera brusca y despiadada, enseñándole mis voluptuosos pechos desnudos; puesto que durante semanas, los sostenes comenzaban a molestarme a tal punto de no llevar bajo mi uniforme.
No podía creerlo; Iori veía mis pechos en todo su esplendor, quedándose paralizado mientras que a mí la vergüenza me consumía. Sin embargo, tales acciones tuvieron una reacción que nadie esperaba, y en tan poco tiempo…, pues una figura femenina y maléfica aparecía lentamente detrás de Iori, como si fuese atraída por su lascivo e incontrolable deseo; sin embargo, igual fue extraño para todos, como si esta endemoniada fémina ya estaba preparada para acecharnos…
— ¡¡…!! ¡Con que se trataba de ti…! ¡¡Lilith!!
Me avergonzaba estar en esta situación, pero ese sentimiento fue reemplazado con miedo puro. No comprendía del todo aquellas palabras soltadas por Oana, que con tanta tranquilidad y familiaridad expresaba a esta atractiva mujer recién aparecida…
— ¡Oana Northrop, cuanto tiempo sin vernos…! —expresó esta, seria y sonriente.
— Pagarás por lo que le hiciste a Obi, Lilith… ¡¡…!! Ya es hora de vengar su muerte…
Comments for chapter "04"
QUE TE PARECIÓ?
Tengo mis serias dudas sobre que jóvenes sin supervisión hagan estas cosas