La Daga del Emperador de Plata - Volumen I - 11
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- 11 - Batalla a muerte (1): los encantados
Hace tiempo dejé de confiar en la gente…, siendo traicionado por aquellos que llamaba camaradas. Perdí a una gran persona, grandes compañeros, grandes amigos…, esa era mi única familia…; sin embargo, ella llegó de manera inesperada…, se presentó ante mí, salvándole su vida… Poco a poco comencé a sentirme empático…, algo me decía que podríamos llevarnos bien, a pesar de mi testaruda y tosca actitud hacia ella; me enfrascaba, sin querer, en la duda y en la desconfianza, ignorando por completo lo que los demás tenían para ofrecerme, pero ella estaba allí…, en las buenas y en las no tan buenas. Aquella vez, me arrepentía de haberla involucrado en mis problemas, mis batallas, mis responsabilidades… ¿Por qué? Pues hace tiempo no sentía la necesidad de preocuparme por alguien que no fuera yo…; pero…, a ella… no quería que le sucediera algo malo. Perdóname por haberte involucrado en mis asuntos…, y te pido perdón, Yuna…
Abril 27 de 2.018…
— ¿…? Este lugar…, es una “Kyuukei Keimusho”… —afirmaba Oana con seriedad y tranquilidad, detallando el lugar minuciosamente— Una prisión flotante construida especialmente para albergar cierta cantidad de Mystics que en su momento dejaron de representar una clara amenaza.
Perspectiva de Iori: verla explicarme con tanta seriedad y tranquilidad ya me era algo perturbador de parte de Oana… ¿Una prisión para albergar Mystics? Que locura se les ocurrió crear Juuni Bumon…
— Pues se les ocurrió una pésima idea ¿Sabes? —Comentaba seriamente inmutable, pretendiendo que no me afectaba en absoluto— Ya que ahora debemos enfrentarlos… Además… ¿En qué te basas para decirlo con tanta certeza?
— ¿…? ¡Hmm! Mi familia participó en la creación de varias de estas prisiones flotantes…, por eso reconozco este lugar —y lo afirmó así sin más… ¿Cuánta tranquila necesitó para decirlo?
— Y-Ya veo… Entonces…, eso quiere decir… que ustedes eran prisioneros en este lugar (miró a Asterión y a Medusa) ¿Cierto?
— En efecto… Condenados eternamente a este lugar; aprisionados en dimensiones individuales, sirviendo de alimento para esta estructura que flota gracias al Maná de cada uno de los prisioneros… —decía la gorgona con cierta melancolía y rencor— Yo sobreviví ante la lucha contra Perseo, pero a cambio perdí mis ojos, y posteriormente terminé encerrada en esta pocilga…, viviendo en un vacío infernal y alejada de todo contacto de la realidad…
— Desde que nací…, siempre he vivido privado de libertad… —el minotauro expresaba serio y algo melancólico— Condenado a vagar en un inmenso laberinto, con la esperanza de algún día hallar la salida…; sin embargo…, Teseo sólo empeoró mi existencia al tratar de asesinarme, sin saber que sólo intentaba sobrevivir por cualquier medio… Y aunque terminé escapando de aquel diabólico laberinto, la libertad que tanto había logrado conseguir, me fue arrebatada al llegar a esta esfera llena de miseria…
— Grigore nos liberó de nuestras celdas dimensionales, y bajo su liderazgo tomamos por la fuerza esta ‘Kyuukei Keimusho’, liberando a cientos de Mystics aprisionados con anterioridad… —agregó la que hacía llamar Medusa.
— ¿…? Eso explica las apariciones del ‘Grendel’, los ‘Goblins’, entre otros Mystics… —pensé con angustia, contraste a la seria expresión que demostraba.
— Pero nosotros aún desconocemos cuáles son sus verdaderas intenciones, por lo que simplemente nos limitamos a seguir sus deseos en agradecimiento por nuestra libertad —ese fue el tal Asterión, quien mencionaba concluyentemente.
— ¿…? ¿En serio…? ¿Esa es la mejor excusa que se les pudo ocurrir…? —Y Oana respondía seria e indignada— ¡No me creo eso de seguirlo y ayudarlo a cumplir su deseo a cambio de haber recuperado su libertad…! ¡Sus justificaciones son vagas y carecen de convicción…! ¡Si les soy sincera, me importa un bledo el por qué lo siguen, pero algo que tengo claro es que los detendré antes de que cumplan con sus objetivos…; además, tu hacha me arrebató la oportunidad de obtener mi venganza…!
Perspectiva de Oana: para cualquiera, parecía un tanto extraño que una espada se mantuviera adherida firmemente a la parte trasera de mi cintura sin algo que la sujetara, mas no es de extrañar si se trata de una Shukketsu. Dispuesta a encarar a los Mystics, sujeté con firmeza la empuñadura de dicha arma enfundada, bastándome con usar mi mano derecha por mero dominio desde que tengo uso de razón…; cerré mis ojos por completo, y mentalmente le pedí a mi difunto hermano que me concediera la oportunidad de empuñar su Shukketsu una vez más…, y así, sintiéndome aliviada por la reacción de la Shukketsu, esta respondía a esa descarada petición, revelando su característica forma de batalla.
Lista para el combate, adopté una posición ofensiva con tal de iniciar la contienda en contra de Medusa y Asterión, mientras que Iori desataba el nudo de la funda de su Shukketsu, desenvainando la hoja de la misma, y adoptando rápidamente una actitud ofensiva para acompañarme en la mortal travesía de física violencia. La gorgona y el minotauro, por su parte, prepararon sus armas para encararnos una vez se percataban de nuestra evidente actitud…
— ¿Iori…? Lo que dijiste sobre la ligereza entre ‘Pechos grandes’ y yo, era mentira… ¿Cierto?
Mi inquietud fue con la mayor seriedad posible, y él aparentemente atendió a ese llamado sin tener la necesidad de mirarme, pero ante aquella interrogante, Iori Kurosawa sonreía de manera tenue…, respaldando la veracidad contenida en aquella pregunta, agregando además esto:
— No importa el tamaño de las esculturas, igual todas pesan… —y lo hizo jocosamente con seriedad el muy idiota de Iori. Después me las cobraré.
— ¡Tsk! ¿Para qué me molesto en preguntar? Si ya sabía que lo hiciste sólo para mantenerla a salvo…
Fue bastante obvio que su respuesta sólo me haría enojar, siendo el detonante para el deleite y la alegría efímera que expresaba a carcajadas; y aunque le pareció gracioso por unos instantes, toda esa cómica actitud se tornaría mucho más seria que de costumbre, lo que rápidamente iniciaba nuestra contienda contra Medusa y Asterión…
Perspectiva de Yuna: a veces quisiera saber que pasa por tu mente…, pues desde el día en que te conocí, siempre me has intrigado. Pueda que seas una persona tosca y directa, muchas de esas veces algo desinteresada y apática conmigo; y aunque seas así, lo que mi corazón siente por ti no se puede negar… Aquella noche me salvaste de morir, y en otras ocasiones más me protegiste arriesgando tu vida…; me mostraste un camino distinto, y abriste mis ojos a nuevas experiencias, a pesar de que me ocultabas cosas adrede…, pero también me demostraste que, de cierta forma, confiabas en mí…; sin embargo…, aquella vez me pregunté… ¿Por qué me abandonas después de haber llegado tan lejos…? ¿Qué pasó con nuestra promesa? ¿Significó poco para ti…? ¿Por qué, Iori? ¿Por qué me hiciste esto…?
Estaba totalmente afligida por las acciones de Iori, consideradas, desde mi punto de vista, egoístas. De rodillas en el suelo yacía triste y decepcionada ante tal abandono, dejando escapar una que otra lágrima que brotó intencionada frente al dolor que sentía en ese instante. Blanimir y Vania, aunque estupefactos ante lo acontecido, decidieron encontrar la forma para unírseles en su labor, puesto que su participación aparentó ser planificada con antelación, pero al verme figurativamente herida, intentaban consolarme, y una de esas fue Vania, quien colocaba su mano izquierda sobre mi espalda.
— ¿Te llamas Yuna, cierto? —preguntaba Vania, sonriendo de forma consolante— ¿Por qué lloras?
— ¡Sniff! ¿Por qué lo hizo…? —Y yo respondía sollozando. Técnicamente con voz entrecortada— S-Se supone que hicimos una promesa…, p-pero… ¡Sniff! terminó dejándome a-aquí…
— Sus razones tendrá… —y era Blanimir quien comentaba con seriedad y calma— Aquella vez que resultaste seriamente herida, se mantuvo a tu lado siempre… Cuando el despertó primero, lo único que quiso hacer fue hacerte compañía; esperando que en cualquier momento despertases… De verdad se le veía muy preocupado por ti, Yuna Gardner.
— ¿…? ¿É-Él…? ¡Sniff! ¿Siempre estuvo p-preocupado por mí…? —pregunté levemente anonadada.
— ¡Mm-hmm…! —Asentía Vania— Tú debes de conocerlo mejor que nosotros, sin importar el tiempo que lleven juntos…, pero sólo tú sabes de qué forma suele comportarse… Creo que él quiere alejarte de todo esto…, deseando no verte herida de nuevo…
Tal vez la tristeza no se esfumó de inmediato, pero sus alentadoras palabras fueron suficientes para aliviar mi deprimido corazón, dibujándose una tenue sonrisa en mi humedecido rostro lleno de lágrimas…
— Vania…, debemos alcanzarlos, sea como sea… —expresaba Blanimir completamente serio— ¿…? Yuna, yo mismo le daré cualquier mensaje que desees entregarle. Cuenta con eso… —agregó con plena confianza; sin embargo, por la cara que puso, parecía que algo malo iba a pasar al mirar hacia el cielo, como si algo hubiese llamado su atención en ese instante— ¿¡…!? ¿Qué es eso…?
Perspectiva de Oana: no sabíamos que estaba sucediendo allá abajo, pero no nos detendríamos en nuestra lucha. De manera coordinada, nuestra rápida ofensiva envolvía a la gorgona y al minotauro, mas no daba indicios de que diera resultado, puesto que era el tal Asterión quien primero reaccionaba a la repentina ofensiva mía y de Iori, aun si nos movíamos con gran rapidez.
Asterión era de temer aun si su “pequeña” hacha no aparentaba ser tan intimidante, destronando nuestra formación en segundos, entonces fue Medusa quien aprovechó la ruptura ofensiva y se abalanzaba agresivamente en contra de Iori, viéndose mucho más vulnerable en ese momento, arrojándole un poderoso golpe con su revestida mano derecha, aquel puño que liberaba una destructiva onda que, cuya cinética fuerza, llegaba a ser visible, siendo posible el detallar la onda energizada de tono rojizo; no obstante…, Iori utilizaba las habilidades de tele-trasportación del ‘Sanjigen Janpu’ como si nada; en verdad él empezaba a demostrar sus verdaderas aptitudes de combate.
Disfruté del momento, viendo de reojo como ella era tomada por sorpresa; la invidente Medusa presenciaría inoportunamente la llegada de Iori fuera de su rango de ataque, por lo que rápidamente intentó realizar un asertivo ataque que liberaba una onda similar a la anterior, haciendo uso, esta vez, de su puño izquierdo; no obstante, Iori esquivaba tal ataque tras hacer sencillamente otro salto espacial, apareciendo en frente de la gorgona con la clara actitud agresiva de perpetrar su contraataque con un azulado filo de su Shukketsu. Al balancear su arma corto-punzante, Iori Kurosawa acertaba un golpe en el abdomen de Medusa, desgarrando ligeramente su vestimenta, hasta repulsarla de manera abrupta, logrando que chocara contra un muro adyacente e incrustándola sobre la misma, inmovilizándola por un corto periodo, puesto que la gorgona empuñó ambas manos tras levantarse y reponerse del golpe, arrojando nuevos golpes que liberaban rojizas ondas visibles de energía pura que Iori esquivaba sin tanta complejidad…
Asterión, por su parte, estaba a punto de enfrentar a una ágil y calculadora ‘Slayer’ de tez morena. Este Mystic Zero no tenía idea de a quien enfrentaba esa vez, partiendo del hecho de que antes me encontré débil en nuestro último enfrentamiento directo, por lo que lograr conectarme un asertivo golpe de su mortífera hacha le era casi imposible. Él también era rápido, incluso para su gran tamaño, así que seguirme el paso no representaba ningún esfuerzo para Asterión, abriendo las posibilidades de conectar un ataque mortal; sin embargo, era la oportunidad perfecta para utilizar mi Magicae, despojándome, por un mínimo instante, de la Shukketsu que portaba en ese instante, la que arrojaba por los aires con tal de cumplir mi objetivo…; no obstante, no fui la única con la misma idea…
— Magicae Incipere: Ice Maker…
— Magicae Incipere: Compression Gravity… —y Asterión recitó casi al mismo tiempo que yo, aunque con una seriedad y angustia algo predecible.
Nuestros ‘Nireru no Mahou-jin’ surgieron casi al tiempo, dibujándose en el suelo casi al mismo tamaño, pero superponiéndose uno sobre el otro; desde luego, mi invocación mágica era el que se superponía sobre la magia gravitacional del minotauro, permitiéndome completar mi recitar mágico…
— Cancelación gélida —agregué a mi complejo hechizo, logrando lo que él creyó imposible…
Ver su atónita reacción fue un alivio para mí; en realidad confiaba poco el que funcionara, pero parecía ser que el ‘Ice Maker’ no tenía límites. Reduje inmediatamente el efecto gravitacional que se supuso debía generar su Magicae al ser congelado finamente, y aprovechándome del efecto gélido invocado, recuperaba con mi mano izquierda la Shukketsu que había arrojado por los aires, posicionando segundos después mi mano derecha sobre el suelo gélido, expandiendo mi poder congelante y creando, de manera inmediata, afilados montículos gélidos (estalagmitas) que provenían del cristalizado terreno, con la intención clara de herir al minotauro, Asterión…
— Ice Maker: llanura sangrienta —fue lo que recité para generar las heladas estalagmitas.
Refugiándose en su propia corpulencia, el minotauro recibió mi helada y letal ofensiva, aceptando de manera resignada la mortífera jugada que provoqué en ese instante; sin embargo, aunque no lo haya logrado asesinar de golpe, las gélidas estalagmitas causaron diversos cortes en todo su cuerpo, provocándole hemorragias abundantes que tornaron el suelo gélido de un oscurecido rojo sangriento.
Con mi colosal oponente inmovilizado, no había manera de no arremeter contra Asterión, empuñando aquella Shukketsu y movilizándome a una gran velocidad, no obstante la impaciente bestia empuñaba de nuevo su hacha, la que arrojó en contra mía un potente ataque que aparentaba ser más que certero; sin embargo, desaparecer de la periferia del minotauro fue desconcertante para él, atestiguando los múltiples cortes en todo el brazo derecho, los que le provoqué profundamente hasta casi cercenar su tonificada y velluda extremidad. Consecuentemente, tras dichas heridas ensangrentadas, Asterión soltó su hacha…
Estaba concentrada en mi encuentro con el minotauro, así que pocas veces pude ver su contienda, sin embargo vi cuan dominio poseía en su combate contra la gorgona, Medusa. Iori, con incesantes ataques, hacía retroceder a Medusa negándole oportunidad alguna de contraatacar, inclusive con sus acorazados puños, a duras penas desviaban la hoja de la Shukketsu de Kurosawa. Sin embargo, al avistar una clara oportunidad de contraatacar, la gorgona preparó un poderoso golpe energizado, el cual hubiese conectado de no ser por la tele-transportación repentina de Iori, tomándola por sorpresa y atacándola por la retaguardia…, provocándole una herida considerablemente profunda que sangraba sin parar; posteriormente, Iori le propinaba una potente patada con su pierna derecha, arrojándola varios metros contra el suelo en el que terminaba arrastrada…
— ¿…? ¿Qué demonios está pasando…? Acaso… ¿Esta es su verdadera fuerza…? ¡Son apenas unos niños…! ¿Cómo es posible que nos estén superando…? —se quejó Asterión.
Su pensamiento estaba abordado por aquellas emociones llenas de perplejidad, así que, completamente indignado y al percatarse de mi posición, me observaba con total repudio y rencor. Ante el fuerte y negativo sentimiento, gritaría con fuerza cierto nombre: “¡¡MEDUSAAAA…!!” Pero a lo lejos, se percibió la estrepitosa caída de la mencionada tras rebotar dos veces contra el suelo mismo y de manera abrupta. Iori demostraba todo el potencial que quiso mantener sellado, aunque yo aún seguía siendo mucho más habilidosa que él.
— ¿…? ¡¡Maldición…!! —Me pareció oírla furiosa tras intentar colocarse de pie, aun si fue dicho bajo un susurro— ¡¡ASTERIÓN…!! —Y de repente gritaba Medusa enfurecida— ¡¡ATAQUEMOS CON TODO…!! ¡¡TENGO GANAS DE ASESINARLOS…!!
— ¡Iori, actuemos rápido, antes de que tengan alguna oportunidad de reaccionar…! —exclamé seria y desesperada. De verdad soné angustiosa al decirle eso a Iori, pero su seriedad apaciguó mi preocupación.
— ¡Cuenta con eso…! —y aun así, esos Mystics empezaron un extraño ritual…
— “Watashi wa kako ni ushinatta mono o te ni ireru tame ni jinsei o sute,-ryoku o torimodosu tame ni tamashii o sasagemasu”… —tanto Asterión como Medusa, recitaron al unísono y con gran rapidez. Me parecía un tanto familiar aquel idioma
No teníamos idea de lo que estaba sucediendo; ver esas extrañas marcas rojas de tenue brillo que aparecieron y se extendieron sobre sus respectivos cuerpos, aquellas que se extendían en conjunto con unas marcas con forma de pétalos y tallos espinosos. Asterión y Medusa empezaban a sufrir una reacción nunca antes vista por nosotros, inclusive el flujo del Maná en el ambiente cambiaba bruscamente…
Un ensangrentado, lacerado, corpulento, y velludo cuerpo, comenzaba a solidificarse y a agrietarse rápidamente, mientras que de ellas mismas empezaban a brotar rayos de luz que terminaban estallando hasta formar una lumínica esfera. Por otra parte, las cicatrices de los parpados de Medusa comenzaban a sanar de manera agilizada, brindándoles la oportunidad de poder abrir, sin problema alguno, sus ojos que desprendían una destellante y cegadora luz.
Disipada aquella luz que envolvía todo el recinto utilizado para resolver aquel conflicto entre nosotros, revelaba el resultado de su extraño encantamiento, pues en ese momento la gorgona presumía de sus esmeralderos ojos de rayadas pupilas, contraste a la mayor sorpresa del momento, ya que era la nueva apariencia de Asterión lo que había acaparado toda la atención. Convertido en un hombre afro-descendiente de unos 1.90 de estatura, de contextura corpulenta, ojos incoloros ante la negrada tonalidad de sus globos oculares, aquel que ocultaba el tono original del iris al igual que las pupilas; su abundante cabellera crespa y oscura, y esas superficiales heridas en todo el cuerpo, verificaban con exactitud la transformación radical del minotauro…
— ¿¡Q-Qué rayos…!? —Expresaba atónita— ¿¡…!? ¿¡Qué les acaba de suceder…!?
— ¿¡…!? ¿¡Qué clase de truco acaban de utilizar…!? —E Iori reaccionaba igual de sorprendido, comentando susurrantemente con angustia— ¡¡N-No fue un Exponentia lo que ellos recitaron…, y si fue alguno que no conocía, entonces genera un gran efecto sobre ellos…!! ¿¡Qué rayos fue eso entonces!?
— ¿…? ¡Wow! De verdad eres atractivo, niño… —expresaba la gorgona tras ver a Iori, sonriendo plácidamente— Perseo también fue un hombre bastante atractivo…, pero por desgracia él tenía una meta que cumplir, y terminó por arrebatarme mis ojos… Luego fui condenada y encarcelada a vivir por toda la eternidad en esta prisión dimensional… —agregaba tras sonreír serenamente, pero preguntaría ansiosamente— Asterión… ¿Cómo te sientes al recuperar tu verdadero cuerpo?
— Ligero… —contestaba el “ex minotauro”, inmutable y evitando mirarla a los ojos— Mi padre hizo todo lo posible por enseñarme todo lo que sabía, hasta el día en que descubrió que mi madre le había sido infiel… Una vez supo que yo no era su hijo, hizo todo lo inimaginable para castigar a mi madre, por lo que tuve que pagar por su pecado, condenándome a vagar en un laberinto, y maldiciéndome con la apariencia que todos conocen…; sin embargo, le agradezco tanto por haberme preparado en las artes mágicas, puesto que con esta recobrada apariencia… soy capaz de volver a utilizar su Magicae…
“¿Es en serio lo que Asterión mencionó?”, fue lo que pensé en esa ocasión, e imaginé a Iori pensar lo mismo que yo, reflejado en su cara angustiosa y confundida. El transformado minotauro detallaba su mano izquierda, de tal manera que denotaba conformidad respecto a su humanizada apariencia; eso de por sí aumentaba nuestra confusa y preocupada actitud.
— ¿Cuánto tiempo crees que tenemos esta vez? —susurró la gorgona con seriedad, o eso me pareció oírla decir.
— ¿…? ¡Hmm! 5 minutos… como mucho, Medusa… —y Asterión respondía susurrando, serio e indiferentemente— Pero creo que serán suficientes…
La intrépida respuesta de Asterión, satisfacía a Medusa, quien sonreía alegre y complacidamente; no obstante, el combate se reanudaría en poco tiempo, puesto que el minotauro recogía su hacha y levantaba su brazo izquierdo, extendiendo su mano hacia arriba…
— “Magicae Incipere: Noble Judgment Star” —y terminó recitando con ruda voz…
Así surgió sobre su cabeza, a un metro de distancia entre su mano y el destellante ‘Nireru no Mahou-jin’ de aproximados 1.20 metros de diámetro, en el que aquel rojizo emblema con forma de estrella se formaba una brillante esfera roja de energía pura, en cuyo interior yacían diminutas partículas negras. De aquella gigantesca esfera roja, liberó cientos de ráfagas carmesíes energizadas como gotas de lluvia, esas que caían a una gran velocidad sobre nosotros, lo que nos tomaba de manera sorpresiva.
Era brutal su mágica ofensiva; no nos daba tiempo para contrarrestar en medio del polvo que se levantaba y los escombros que volaban por doquier, limitados a simplemente escapar y evitar su agresión. Iori y yo tuvimos la fortuna de no ser alcanzado por su violenta lluvia de balas escarlatas, pero en el proceso nos separamos, así que ni yo sabía la ubicación de Iori; denoté cuan decepcionado estaba de no haber acertado su ataque, lo que corroboré al oír el chasquido bucal de la ex bestia taurina una vez la cortina polvorienta cesaba, eso sí, sin revelarle por supuesto mi paradero en ese momento y reafirmando en donde se hallaba Iori…
— Él usó su Magicae de tipo espacial para evadir tu ataque, Asterión… —me pareció oírle decir, con inconformidad, a la gorgona; pero, detallando su tono de voz, supuse que algo diría sonriendo muy confiada— Pero no pueden escapar de mí… Initium Belli Nasceretur…
Solamente me asomé por un instante, y fue para ubicar su posición cuando vi que Medusa cerró de manera momentánea sus verdosos ojos, y aun así pareció lograr localizarme en aquel escondite temporal, percatándome también de como ella extendía hacia mí su delicada mano derecha. De repente, una serie de chispas coloridas danzaban sobre la palma de su mano, liberándose violenta y rápidamente hasta impactar contra una columna muy cerca de donde me refugiaba, destrozando todo a su paso con potentes explosiones…; sin más remedio, e incluso tomándome por sorpresa, Iori surgiría entre los estallidos y voladores escombros de la zona afectada al igual que yo que era casi alcanzada por su ataque, pero en mi caso me dispuse a contraatacar, abalanzándome rápidamente en contra de Medusa mientras preparaba la Shukketsu que aun blandía con mi mano derecha, arremetiendo cuidadosamente y evitando mirarla fijamente a esos ojos condenatorios, y recitando con suma seriedad y velocidad.
— Ice Maker: Hoja de la tempestad.
Me bastó con un solo balanceo de aquella Shukketsu para liberar una helada ráfaga de viento una vez me acerqué lo suficiente a Medusa, logrado en ese instante de desplazamiento zigzagueante; sin embargo, para mi sorpresa, la poderosa ventisca fue interceptada por Asterión, aquel que escudaba a la gorgona interponiendo la hoja de su hacha…
— ¿…? ¿¡Qué rayos…!? —exclamé indignada y sorprendida.
— Desaparece… —y Asterión mencionaba de manera relajada y nada efusiva su supuesta sentencia, hasta que escuché a Iori recitar con cierta desesperación…
— ¡Sanjigen Janpu!
— ¿…? ¡Iori! —exclamé mentalmente aliviada, presenciando la llegada de Iori ante mis ojos.
La caída de su hacha demostraba toda su letalidad y disposición para exterminar mi existencia, de la que hubiese acabado de no ser por la inesperada intromisión de Iori y su Magicae espacial, no obstante no habíamos salido a salvo del todo ante el recibimiento de cierta gorgona, expuestos frente a su sorpresiva ofensiva…
— ¿Por qué todos creen que mi poder de petrificación radica sólo en mis ojos? —Decía al sonreír maléficamente— ¡Error, jovencitos…, mi habilidad real es esta…! “Magicae Incipere: Petrifying Curse”.
Ella extendió ambas manos, y de ellas un destellante rayo de energía verdosa es invocada con la materialización del ‘Nireru no Mahou-jin’ de verdoso emblema, aquel que se asemejaba a un óculo rodeado de geométricas figurillas y que contaban con un diámetro aproximado de 50 centímetros, esa que se plantaba en ambas palmas de sus manos, disparando aquel veloz rayo que acertaría con éxito a sus objetivos…, Iori y yo. Si no hubiese sido por otro salto espacial, ese realizado por Iori nuevamente, habríamos sufrido los efectos de la petrificación, eludiendo ese condenatorio destino.
Extrañamente, el verdoso rayo cambiaba su trayectoria, siguiéndonos casualmente cuando Medusa lograba encontrar a Iori con cada salto espacial, por lo que no fue de extrañar y dudar en realizar otros saltos espaciales conferidos por el ‘Sanjigen Janpu’, mientras Iori me conservaba cargada sobre sus brazos como toda una princesa… De verdad algo vergonzoso de por sí a pesar de la situación…
Una y otra vez el peligroso rayo de luz verde seguía nuestros pasos, convirtiéndose prácticamente en una persecución que ya tardaba alrededor de 15 segundos; y eso, contando con que cada salto espacial tardaba en activarse cada 1.3 segundos. De pronto, la gorgona exclamó satisfactoriamente…, anunciando con deleitosa sonrisa su victoria con la siguiente frase:
— ¡¡Los atrapé…, ‘Slayers’…!!
No obstante, con lo que la gorgona no contó fue con mi inesperada participación, creando un muro gélido con el balancear ágil de mi mano izquierda, muralla que surgía tras recitar las palabras que activaban mi Magicae, ‘Ice Maker’, agregándole unas palabras adicionales como de costumbre: “Muralla de hielo”. Por suerte para nosotros (Iori y Oana) la helada pared recibía de lleno el impacto de aquel peligroso ataque petrificante, siendo afectada obviamente, pero que igual aun nos servía para refugiarnos e idear una estrategia para vencerlos…
— Esto se nos salió de control, Iori… —susurraba seria y angustiada— ¿Crees tener algún plan que nos sirva contra estos dos?
— Lo siento, Oana, pero nada se me ocurre… No hay algo que nos pueda sacar de esta situación —e Iori me respondía susurrando con seriedad y preocupación— Mucho menos si no he logrado recuperar toda mi fuerza… Nunca imaginé que tendrían un “as bajo la manga” como este…
Entre nuestra susurrante y agobiante conversación, repentinamente Iori se daría cuenta del estado de la Shukketsu que usaba, viendo como la hoja de esta arma comenzaba a agrietarse a paso acelerado, lo que segundos antes había ignorado a propósito. Iori quiso indagar al respecto, sin embargo cabría la posibilidad de negarme o evadir la cuestión con alguna patética excusa, lo que resultó prácticamente así:
— ¿…? ¿Qué le sucede a la Shukketsu? —preguntó Iori.
— ¿¡…!? ¡N-No hay tiempo para preguntas, Iori…! —y yo respondí exaltada, con el mismo tono bajo de voz que Iori mantenía…
Nuestra platica no tardó en ser interrumpida, gracias a la intervención directa de Asterión y su hacha, la que arremetió en contra nuestra de forma violenta y despiadada, destruyendo en el acto aquella muralla petrificada; no obstante, a pesar de tomarnos casi desprevenidos, logramos esquivar la agresión, pero también terminábamos separándonos al mismo tiempo, por lo que el actuar individual estaba más que claro, siendo yo la primera en hacerlo.
“¡Esta es mi oportunidad!”, fue lo que pensé tras arrojarme al peligro desmedido de aquella descabellada situación, cegada por la determinación de poder voltear las cosas a nuestro favor…
— ¡Ice Maker: Paradoja de equinoccio de otoño! —y fue lo que recité mientras me abalanzaba hacia el transformado hombre-bestia…
El ‘Ice Maker’ no tiene límites en cuanto a creatividad, así que imaginar cientos de hojas, hechas de puro hielo, que surgían con un solo tajo ascendente de la filosa hoja de la Shukketsu no era tan difícil, pretendiendo así lastimar de gravedad a Asterión al aprovechar la poca distancia que guardábamos ambos; sin embargo…, Asterión premeditó mi actuar ofensivo, invocando el poder de su recién Magicae (Noble Judgment Star) materializando nuevamente las cientos de pequeñas esferas rojas de energía oscura, las que interceptaron a cada una de esas hojas gélidas, igualando la velocidad de acción de las mismas… y dejándome a merced de cualquiera otra cosa en el momento.
Y así, las rojizas esferas arremetieron en contra mía, aprovechándose de mi desprotección y vulnerabilidad, recibiendo de lleno cada esférica masa de energía oscura más que asertivo, y liberando así una cadena de explosiones que perdurarían alrededor de unos 15 segundos que vagamente pude calcular en medio del continuo sufrimiento. Tanto me había afectado su ataque, y el dolor también era insoportable, mas no habría sobrevivido de no ser por Vania, quien sorpresivamente aparecía para salvarme, abrazándome firmemente y rodeándome con lo que parecían ser… alas demoniacas. No comprendí su actitud, sin embargo agradecí hipócritamente su intervención, refugiándome casi inconsciente entre sus brazos y su pecho.
— Lo conseguí… —susurraba Vania un tanto aliviada, pero luego exclamaría, como si le avisara a alguien más— ¡Logramos llegar a tiempo…!
— ¿…? ¿Vania…? —Exclamó Iori, disimulando su sorpresa ante la inesperada llegada de la súcubo— ¡Eso significa…, que él está aquí…!
Perspectiva de Iori: Vania no pudo bloquear del todo ese ataque, pero de seguro disminuyó el daño hacia Oana… ¿Quién iba a pensar que una Súcubo terminaría salvándola? (sonríe tenuemente). Espero que sea agradecida con ella luego de que recupere la consciencia…, y por otro lado me reconforta saber que él halló la manera de llegar hasta acá…, aunque su noticia llamaría toda mi atención, generándome una angustia e intranquilidad severa…
— ¡Iori, tenemos un problema mayor…! —Exclamaba Blanimir, con algo de seriedad, alteración y angustia. En realidad lo vi bastante preocupado— ¡Esta estructura está descendiendo poco a poco…, y si no hallamos la manera de detener su descenso, quién sabe que podría sucederle a la ciudad…!
Un problema tras otro, una solución más que hallar; las cosas se complican cada segundo, pero es nuestro deber encontrar la manera de solucionarlas todas al tiempo… Sólo espero que tengamos el tiempo suficiente para resolverlas… antes de que ocurra una peor tragedia…
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