La Daga del Emperador de Plata - Volumen II - 03
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- 03 - Porque la K es de caballero en inglés
Para mí fue toda una sorpresa al verlo en este lugar, en verdad me asombró tanto que quedé en silencio ante su sola presencia… A pesar de implorar un nuevo encuentro con él, tenía sentimientos encontrados, sólo por el simple hecho de no poder desarraigar de mi mente y de mi corazón la forma en que me trató; quise abalanzármele como de costumbre cuando me angustiaba al verlo herido o solamente por verlo de nuevo y nada más…, pero ahora, siendo sincera, no sé cómo responder…; por eso, con lamento y tristeza, evitaba verlo directamente a sus ojos, sintiéndome aún dolida…
Junio 24 de 2.018…
Perspectiva de Yuna: más allá del predicamento emocional, parecíamos estar en una habitación totalmente extraña para ambos, o eso pensé, ya que con detallar aquel lugar me parecía familiar…, como si ya hubiese estado ahí antes, recordando que esta era una de las 3 habitaciones dentro del apartamento donde solía vivir Iori con Oana en la ciudad de Liverpool.
La duda y la confusión pronto llegaron a mi mente; cuestioné en primera instancia si en realidad estaba de vuelta en Liverpool, pero al asomarme a la ventana observé un vacío inmenso que rodeada toda la habitación en sí. No percibía aromas o fragancias mientras permanecía en aquella habitación, tampoco percibía sonidos desagradables; técnicamente, estaba en un lugar lleno de paz y tranquilidad, pero sus palabras romperían el hielo entre ambos, aclarando de antemano en donde nos hallábamos en soledad…
— Sé muy bien que te parece extraño y a la vez familiar este lugar… —comentaba Iori muy tranquilo, sin efusividad alguna diría yo— pero en realidad estamos experimentando una ilusión provocada por un Exponentia que domino muy bien.
Las cosas que mencionaba parecían tener sentido, tomándome sólo un momento y una oportunidad para detallar su aspecto, luciendo esa vez totalmente pulcro en comparación a nuestro reencuentro. Iori usaba el uniforme veraniego de secundaria de la que recién me había graduado, luciéndolo como debía ser y no como él solía usarlo; me sorprendió también que yo luciera mi uniforme relativamente antiguo, sin perder detalle alguno del uniforme veraniego de la secundaria “Sanctus Mica’el”, sin embargo no quise indagar al respecto…, no porque tuviera aclarada mis dudas, sólo que no me sentía preparada para entablar una conversación con él, limitándome a escuchar sus explicaciones.
Ante mi perpetuo silencio, él me miraba con esas ansias de verme responderle por cualquier cosa, como acostumbraba ser casi siempre…, pero sólo veía hacia otro lado, evitando mirarlo a los ojos…
— (Suspiro profundo) Sería descarado de mi parte el pedirte que me hablaras después de cómo te traté aquel día…, sin embargo una vez me escuches sabrás por qué lo hice —agregó Iori casi inmutable, aunque su mirada delatara cierta aflicción o arrepentimiento.
— Y…, según tú, Iori… ¿Qué justificaba tu forma de actuar…? —le pregunté sin tener que verlo a la cara; una parte de mí seguía enojada con él.
— Yuna, responderé a tu pregunta, si antes me prometes que te alejarás de mí…
— ¿En serio? ¿Por qué lo haría? —Le interrumpí de la manera más tosca que pude, diciéndole desafiantemente— Y aunque considerara cumplir lo que me pides, no…, no lo haré… Más bien, acataré a todo lo que me pidas si antes me explicas que está pasando… ¿Por qué me trataste de esa manera, Iori? Acaso… ¿Merecía ser tratada de esa forma cuando esperaba ansiosa reencontrarme contigo…?
Fui muy clara al expresarle como me hizo sentir, cediendo a mirarlo fijamente a los ojos, y exigiéndole que no se contuviera ante su respuesta; pero, a pesar de todo la rabia que albergaba, no pude guardar mis lágrimas ante lo que exigían mis palabras y el dolor que sentía… Repentinamente sentí los dedos pulgares de sus manos con la intensión de secar mis lágrimas, mientras instantáneamente acariciaban mis mejillas; sin embargo detuve su acción, retuve sus manos a la vez, y lo miré directamente a la cara (de nuevo).
— ¡Sniff! ¿Qué has estado haciendo desde nuestra separación en Liverpool? —pregunté casi sollozando, y él se mantuvo en silencio…, hasta que decidió hablarme.
— ¿Estás completamente segura de querer saber…? —preguntó de forma dudosa, como si lo que estaba a punto de confesarme de alguna manera me involucraría.
— Completamente —respondí con determinación.
Estaba a punto de conocer todo detalle de lo ocurrido luego de nuestra separación; desconfiaba de si lo que Iori me diría era toda la verdad u otras de sus historias inconclusas, costumbres de haber sido un Mysthic Slayer…, igual estaba totalmente concentrada en su relato…
Perspectiva de Heinz: la meditación es un ejercicio que me tranquiliza y me relaja después de cualquier misión, principalmente si tengo a una manada de “inadaptados” dispuestos a cometer locuras conmigo, sólo con el fin de sacar de quicio a mi fiel amigo, Myghal. La mujer a mi lado (a su izquierda) era la hibrida de elfo que con sus “grandes” atributos ha cautivado a muchos agentes, y estoy casi seguro de que reaccionarían excitados si la vieran usando camisilla y ‘Shorts’ deportivos…
— Capitán, tiene razón al decir que este ejercicio lo relaja… —me susurraba Amarïe, estando sentada en posición de loto— ¿Usted ya ha comenzado a sentirse más relajado?
— ¿Eh…? Ajá… —respondí dudosamente, lo que ella no logró percatar.
Suspiré profundamente, implorando un poco de paciencia…, pues su extraña manera de apreciar algunas costumbres humanas me sacaban de quicio, pero no la podía culpar, ya que la mayoría de su vida la compartió bajo el ala de su madre fallecida… En fin…; por otra parte, el aquel fornido joven de aparentes 24 años de edad, de 1.83 de estatura que permanecía arrinconado en aquella esquina (a su derecha) era Damien von Ewig, que con su llamativo tono de piel cobrizo, ojos azules oscuros que no ocultaban las rayadas pupilas que identificaban su licantropía, además de su abundante vellosidad corporal y uñas alargadas; su peinado de estilo mohicano que continua presumiendo hoy en día sobre su ondulada cabellera negra, es una de las tantas cosas que la agencia no ha logrado cambiar en él, incluyendo los pendientes argollados en cada oreja, y su impulsividad y obstinada manera de ser que le costó cierta cicatriz que recorre la frente hasta la mejilla del costado derecho de su rostro.
— ¿Myghal cuándo regresará, capitán…? —sabiendo que intentaba relajarme, me preguntaba cosas que, a mi parecer, eran innecesarias, pero Damien insistía…
— ¿Capitán…? ¿Sí me escucha…?
— Damien, ten un poco de consideración con el capitán Heinz…, acaso ¿No ves que él intenta relajarse? —Comentó el profesor respetuosamente y de manera considerada ante los presentes— Myghal estará de regreso muy pronto, ya que debe “informar” a la agencia sobre nuestro repentino cambio de refugio-cuartel.
El profesor Jekyll siempre era bastante considerado con todos, a pesar que en un tiempo atrás, él era cazado por la agencia, pero tras algunos sucesos muy relevantes que cambiaron a K’, se incorporó para ayudar a la causa. Actualmente, el dirige la división tecnológica de la agencia, sin embargo afirma que prefiere trabajar bajo mi mando, y en compañía de Myghal…
— ¡Señores, estoy de regreso…! —ese fue Myghal quien regresaba, exclamando con serenidad.
— Bienvenido, mi gran amigo —y yo lo recibí con una grata y alegre sonrisa…
Myghal King es considerado más un “mito” que una “leyenda”, y regresar del cuartel general radicado en esta ciudad era su pasatiempo. A simple vista, por su contextura delgada, voz delicada, y apariencia joven de unos 18 años de edad…, sufre constantemente con el hecho de ser confundido con una mujer, siendo la forma de sus ojos celestes, su suave piel caucásica, y apariencia andrógina, los que no le ayudan en absoluto; aunque, su corto cabello ondulado negro denote cierta masculinidad, su delicada figura lo hacen ver como una joven y llamativa mujer de 1.68 de estatura con un carácter dócil, una personalidad serena y siempre amable con todos los que están a su alrededor. Myghal, al igual que el profesor, prefiere estar bajo mi mando, luciendo casi siempre la gabardina blanca de estampa alada correspondiente a los sanadores de K’.
— ¿Cómo recibieron la noticia los superiores…? ¿Demostraron darnos algún tipo de apoyo? —fue lo primero que le pregunté a Myghal tras su regreso…
Dejé por completo la meditación del día para así poder conversar seriamente con él, y el resto del equipo; sin embargo, tras ciertas cuestiones de mi parte, su angustiosa y decepcionante expresión, terminó contagiándome, por lo que mi sonriente recibimiento se esfumó de mi rostro.
— Consideremos esto como un “Karma” por nuestras acciones pasadas… —Myghal expresaba con cierto lamento en sus palabras; nos bajó un poco el ánimo a todos.
— Myghal, la muerte de Blanimir… y la traición de Grigore…, no es su culpa —Amarïe expresaba comprensiva.
— Igual, ese desgraciado tuvo su merecido bajo su sagrado juicio, Myghal. Todos en el escuadrón ‘Dunkelrot’ consideramos correcta su decisión…, y no se lo reprochamos en absoluto —Y Damien expresó con seriedad y firmeza aquellas palabras de aliento.
— Sin embargo Blanimir, y el grupo de jóvenes que reunió, hizo la mayoría del trabajo…, en especial el ‘Slayer’ Iori Kurosawa… —mencionó el profesor Jekyll de forma seria.
— Pero Yuna Gardner fue la que dio el golpe definitivo, al igual que Vania una vez obtuvo una Shukketsu… —agregó Myghal con seriedad.
— (Suspiro) Lástima que la relación con ese jovencito no ha sido muy buena que digamos o ¿No es así, capitán Heinz? —enfatizó Amarïe con cierta seriedad y angustia.
Preferí mantener el silencio ante la inquietud de Belrose, pero eso sólo provocó recuerdos que me llevaron a revivir nuestro primer encuentro…, ese que hace más de un mes… viví en el “Saint James Mt. & Gardens”, de la ciudad de Liverpool…; un primer encuentro directo con Iori y los ‘Krieger’…
Fue una noche de luna creciente, adornado de estrellas brillantes que embellecían el firmamento con su luz eterna, bajo el desconocido saber de su extinción o de su prevalencia. Fue una noche de Mayo muy bulliciosa, llena de bestias merodeadoras e invasoras dentro del mundo al que los humanos adaptaron para su beneficio durante siglos y siglos; no obstante, Iori Kurosawa se encargaba de su cacería durante uno de sus patrullajes al interior del Reflektierter Raum, topándose con una pequeña manada de “Wendigos”, agiles bestias de aspecto horripilante, cuya podrida carne colgaba de sus afilados huesos firmemente unidos, conservando totalmente su cabeza de ciervo con todo y astas, y con esa terrorífica mirada de ojos escarlatas…
Era típico encontrárselo vigilar cada noche después de lo ocurrido con Blanimir, y su rutina nocturna comenzaba justo después de salir de la escuela, llevando el uniforme veraniego de la secundaria Sanctus Mica’el. Aquella ocasión, Iori acechaba a los perpetradores feroces con su espada de guarda romboide y filo azulado…; uno a uno, los ‘Wendigos’ sucumbían ante el filo mortal de su Shukketsu, y cada tajo imbuido de alta destreza y finos movimientos acrobáticos lograba despedazar sin piedad a la demoniaca manada.
Disponiéndose con acabar con el último par de criaturas, un mero descuido por su parte le hubiese costado una grave lesión, ya que una de ellas lo acechó por la retaguardia expuesta, pero para nuestra sorpresa (refiriéndose a él y a Iori) y el asombro de la criatura, un habilidoso individuo sumamente diestro con la espada acababa con la existencia de aquella tenebrosa bestia, bastándole de un ágil tajo de su negrada chokutou, la que enfundaba velozmente tras cumplido su objetivo.
Me pareció ver a Iori, mientras estaba oculto, que no reaccionaba tan sorprendido, más bien parecía un poco inconforme por su presencia, y por como lo miraba de forma despectiva, se notó que no poseían ningún tipo de relación. Aquel joven de 1.64 de estatura, oscilaba entre los 15 y 16 años de edad; era de complexión delgada, cabello lacio negro de corte al estilo ‘hongo’, y ojos de tono café que por su forma denotaban, además de su tez malaya, su ascendencia oriental, me atreví a pensar que era oriundo de China; como sea, se presentó ante Iori bajo un atuendo juvenil de pantalones bombachos blancos de estilo ‘Harén’, y camiseta deportiva azul marino sin mangas, con muñequeras blancas en ambos antebrazos y zapatos deportivos blancos de una prestigiosa marca deportiva alemana. Aun en ese momento mi equipo y yo, inclusive K’, no teníamos idea de que aquel joven pertenecía a ‘Tanken’.
Iori se mantuvo inmutable ante la sola aparición de este, aquel que con postura llena de soberbia mantenía dentro de su bolsillo izquierdo una de sus manos, llamaba en cuestión de segundos la atención del joven ‘Slayer’, y fue entonces que inició su conversación con ese joven desconocido…
— ¿…? ¿Quién eres…? Y… ¿Cómo diablos puedes estar dentro del ‘Reflektierter Raum’? —preguntó Iori de manera seria y exigente.
— Tal parece que sí eres a quien buscamos ¿Eh? —mencionaba sonriendo orgullosamente, pero a Iori le seguía pareciendo indiferente su mera presencia— Eres Iori Kurosawa, Mysthic Slayer y ex miembro de Juuni Bumon; dueño actual de la “Shukketsu Prime” —e Iori se mantuvo inmutable, contraste a la posible sorpresa y angustia que evidenció al apretar su mano izquierda.
— Eso es lo que nos ha dicho ‘Umbra’ sobre ti…, pero todos nosotros esperamos ver si lo que él afirma sobre ti es cierto o no…
El joven de ascendencia oriental no estaba solo esa noche; otra joven igual de misteriosa apareció de repente entre la oscuridad de los árboles que no les llegaba la suficiente iluminación, aquella que con seriedad expresó sus intenciones no tan claras. Hikari Akiyama en compañía de Marco Fattore, otros dos jóvenes miembros de ‘Tanken’, también se unieron a la inesperada reunión entre él y el joven ‘Slayer’, denotando cierta actitud preventiva ante la Shukketsu desenfundada de Iori…
— Bellator, Praedo, les pedí que se mantuvieran ocultos por alguna razón —dijo aquel joven de ascendencia china, sonriendo serenamente como un astuto “zorro”.
— Nuntius, perdóname…, pero no podía seguir oculta mientras te exponías de esta forma —explicó con cierta angustia aquella chica llamada Hikari.
— Insistí en que no nos moviéramos de nuestro sitio, pero sabes cómo se pone cuando te alejas demasiado de ella, Nuntius —agregó malgeniadamente el que se llamaba Marco; todo parecía fastidiarle.
Ante la mínima oportunidad que aquellos jóvenes aparentaban otorgarle a Iori mientras conversaban entre sí, se abalanzó agresivamente acortando los 8 metros de distancia que los separaban, superados fácilmente en cuestión de segundos ante las famosas habilidades y capacidades con las que todo Mysthic Slayer cuenta; sin embargo, antes de lograr acertar siquiera un tajo sobre el cuello de aquel chico de ascendencia oriental, la intromisión de los otros dos jóvenes frenaron la sorpresiva arremetida del joven ‘Slayer’, faltándole tan sólo 20 centímetros para decapitar a su objetivo, siendo prácticamente inmovilizado al ser apuntado por las afiladas y rectas hojas oscuras de sus espadas, las que apuntaban claramente hacia puntos vitales de su cuerpo expuesto. Hikari, alias Bellator, apuntaba la hoja de su espada negra sobre el abdomen de Iori, mientras Marco, alias Preado, apuntaba la suya sobre el cuello del mismo ‘Slayer’…
— Que impaciente eres, Iori Kurosawa —comentaba el que se apodaba Nuntius, sonriendo con la misma soberbia que incluso a mí me ya empezaba a fastidiarme— Igual de impacientes como aquella manada de ‘Wendigos’ que recién eliminaste… ¿Conoces cuál es la apreciación que los humanos tenemos de los “Wendigos”, Iori Kurosawa? Resulta que se les describe como seres humanoides de aspecto bestial, a los que usualmente se les relaciona con el canibalismo. Los algonquinos creían que aquellos que consentían el canibalismo eran un riesgo; aunque las descripciones variaban, todas tenían en común en considerarlo un gran poder espiritual malévolo y caníbal. Se les asociaba íntimamente con el invierno, el norte y el frío, así como la hambruna, lo que es extraño el que hayan aparecido durante esta época del año…
— En serio, tu actitud me enferma, Nuntius… —expresó Marco un tanto enojado, enfocando de pronto su atención sobre Iori— Y tú…, ni te atrevas a mover siquiera un músculo de tu cuerpo… ¿Está claro, ‘Slayer’…?
Fue una tajante advertencia, cuya respuesta por parte de Iori terminaría irritando mucho más a Marco, ya que su tosca actitud y mirada repugnante provocarían el aumento del agresivo estado de ánimo del Krieger que respondía al alias de Praedo…
— Relájate, Praedo… Y Bellator, gracias por preocuparte por mí, pero sabes bien que pude haberme defendido yo solo ¿Sí? Pero igual te lo agradezco.
— Te pregunto de nuevo… ¿Quién eres y cómo diablos puedes estar dentro del ‘Reflektierter Raum’…? —insistió Iori un poco enojado, intentando mantenerse indiferente.
— No hace falta que sepas la identidad de cada uno de nosotros; créeme, te parecerá irrelevante si conoces nuestros nombres. En fin…, nosotros somos una especie de grupo especial de ‘Tanken’; una rama oculta entrenada por el mismísimo ‘Umbra’ y bautizada: “Krieger”… —revelaba Nuntius muy confiado, mientras Iori reaccionaba con aparente sorpresa ante su inmutable actitud— Desde que conocimos a ‘Umbra’, siempre nos ha hablado de ti y del deseo de que te le unas a su causa…
— ¿Causa dices…? ¿Tiene alguna relación con los sellos de ‘Sealant’? —Iori preguntó seriamente.
— Es posible…, pero quizás no sea así… —presumía Nuntius— Remover los 7 sellos, sólo es el primer paso para algo mucho más grande, y esa gran proyección requiere de tu presencia a su lado.
Iori ante su actitud seria, no pudo ocultar su sorpresiva reacción delante de ellos, además de la confusión que lo agobiaba… Verlo tan pensativo me hizo imaginar que Iori estaba considerando aquella propuesta; hasta que, de repente, se atrevió a preguntar…
— Y… ¿Qué pasaría si me opongo…? —Iori lo mencionó tajantemente, observando con detalle el reaccionar sorpresivo de su oponente en frente— Entonces… significa que soy una pieza muy importante para ese tal ‘Umbra’ ¿Cierto? No…, soy más que eso… Soy el todo en sus planes…; la pregunta es… ¿Por qué…?
Ahí me había demostrado cuan listo era ese joven ‘Slayer’; subestimarlo meramente por su edad era un error común entre los Gläubigers o agentes de K’, y en aquel momento Nuntius cometió el mismo error. No tenía certeza de qué o cómo se había movilizado tan rápido, apareciendo justo a espaldas del joven Krieger al que tomaba sorpresivamente desprevenido, eso sí… dejando una estela de energía mágica que denotaba haber usado alguna habilidad que requería de Maná…, como si se hubiese tele-transportado o algo así…
Nuntius intentó desesperadamente defenderse, pero ya había sido demasiado tarde para hacerlo, sufriendo tan insoportable dolor mientras yo atestiguaba la desgarradora escena, viendo su cercenado brazo izquierdo volar por los aires. Atónitos por el inesperado desenlace, arremetieron en defensa de su malherido camarada, quien en primera instancia había perdido todo el antebrazo bajo un corte limpio y certero; no obstante, ante la rápida acción de los otros dos Krieger, la destreza del joven ‘Slayer’ se alzaba sobre sus enemigos tras evitar las agresiones de estos gracias a precisos y acrobáticos movimientos.
El furioso grito de Praedo retumbó en mis oídos, delatando tal indignación por el osado actuar de Iori, a quien con frenesí arrojaba cuanto tajo podía bajo una técnica de combate llena de torpeza y falta de finura. Bellator quiso asistir a uno de sus camaradas, mas no tenía claro a quién de los dos ayudar en ese momento, vacilando en si atender la sangrante herida de Nuntius…, o elevar la poca ventaja que Praedo poseía delante de un joven pero amaestrado Mysthic Slayer; igual, fuese cual fuese su decisión final, para mí ya no había importancia tras decidir inmiscuirme en su contienda.
Iori no tardó en acorralar a Praedo, y poco antes de que me decidiera a actuar, él de un tajo ascendente le ocasionó una superficial pero permanente herida sobre su mejilla derecha, completando la forma de ‘X’ en esa parte de su rostro, y ahí fue que disparé mi arma desde un punto en el que nunca pudo predecir Iori y Praedo. Había logrado desarmar al ‘Slayer’ una vez aquella bala impactaba sobre el dorso de su mano derecha, sin embargo lo dejaba expuesto para cualquier ataque que Praedo intentara realizar sin alguna pizca de fineza, y entonces antes de que pudiese hacer algo ofensivamente, mis compañeros también actuaron, siendo Amarïe Belrose quien se encargó en primera instancia de separarlos, alterando con sus artes mágicas las frondosas raíces de algunos árboles aledaños, mientras hizo su entrada de forma acrobática.
¿Qué más opción les quedaba además de separarse? Sólo el de huir quien deseara hacerlo, y uno de ellos fue Praedo mientras le aconsejaba a viva voz a Bellator de que cargara con el malherido de Nuntius, lo que no fue posible gracias a que Myghal ya lo había sometido delicadamente, sin más opción para Bellator que de huir y nada más. Iori intentó rápidamente reincorporarse e ir detrás de los dos jóvenes Krieger (Bellator y Praedo), no obstante fue interceptado por Damien y su rebelde apariencia, llevando consigo una gabardina de capucha gótica de color índigo sin mangas, las que exponían sus fornidos brazos de tez cobriza; también lucía pantalones bombachos de color café oscuro y botas tácticas negras, atuendo que a simple vista delataba su posición, pero debido a su aterradora velocidad se las arregló para interponerse en el camino de Iori Kurosawa.
Si bien Iori perdió su oportunidad de perseguir a los Krieger que escapaban, sí reaccionó para esquivar la primera intención agresiva de Damien, a quien detalló en cuestión de segundos ante la compleja situación en la que ya se hallaba esa noche…; no obstante, nuestro rebelde licántropo insistió con su ofensiva cuerpo a cuerpo, arremetiendo de forma simultánea en contra de Iori…, quien fue reciproco ante aquella repentina ofensiva marcial, logrando incluso defenderse de ciertos golpes de Damien, pero en otras regresarle algunos golpes lanzados con buena técnica marcial, aunque sin acierto alguno.
Damien claramente superaba tanto en fuerza como en velocidad a Iori, incluso la técnica de combate del licántropo agente estaba más allá de lo que Iori podía manejar durante los 15 segundos que duró su contienda, siendo en sólo dos oportunidades para que Damien acertara 3 puñetazos que impactaron en el abdomen y la mejilla izquierda de Iori, además de 2 puñetazos más que acertaron sobre el costillar derecho de su cuerpo, y una patada giratoria hecha con la pierna derecha que terminaba en el hombro derecho del joven ‘Slayer’, aquel al que dejaban tirado contra el césped húmedo de aquel parque. Sin embargo, Iori se negaría a rendirse al intentar reponerse de aquella golpiza, pero se abstuvo una vez decidí aparecer frente a él, apuntándole una de mis pistolas, la que precisamente sostenía con mi mano derecha, siendo el momento también para que el resto de mi equipo se reuniera conmigo…
— Ni lo intentes, ‘Slayer’… Ya escaparon y es mejor dejarlo así —comenté aquella vez con suma frialdad— Me llena de asombro el que no vacilaras en agredir a un simple humano…
— Gracias a ti, y a tus compañeros, esos simples humanos como los consideras lograron escapar… —me dijo Iori con total seriedad; creí que estaría enojado por nuestra presencia— además…, no son simples humanos… como tú.
— Oye, cuidado con lo que dices —fue Damien quien me defendió, sometiendo a Iori al enterrar su cabeza en el césped— Al capitán nadie lo irrespeta.
— Por primera vez estoy de acuerdo contigo, “Dog Face” —y Amarïe, extrañamente, apoyó a Damien, aun si lo insultaba jocosamente seria— Nadie se mete con el capitán.
— ¡Huff! ¿Lo dice una hermosa elfo de voluptuosa figura y un agresivo licántropo? —Iori no se contuvo para irrespetarme, desafiando a Damien y a Amarïe, los que no se dejaron seguir provocando por él— Patéticos… Eso sólo afianza cuanta ayuda necesita este ser humano, al que más que respetar, idolatran…
— Ya, ya… —y Myghal simplemente actuaba de manera serena— Tranquilo, Iori Kurosawa.
— ¿…? ¿Cómo sabes mi nombre? —Iori reaccionó confundido— ¿Te conozco…?
— Es tal como nos lo describiste, Myghal —agregué a esa conversación que sosteníamos, pero no fue lo único que dije aquella noche— Iori Kurosawa, el segundo objetivo de ‘Umbra’…
— Heinz, por favor. Nada de detalles innecesarios —y Myghal repentinamente me interrumpió, lo que no capté en su momento aquella advertencia.
— ¿Por qué, Myghal…? —e incluso Iori también lo hizo, pero fue mucho más llamativo en ese instante…
— ¿Myghal…? ¿Tú eres, Myghal? ¿Eres quién mató a Grigore aquella…? ¡¡Aaarrgh!!
Recordar aquel nombre provocó una serie de emociones confusas; tristeza, rabia, impotencia, todo de un solo golpe, sin embargo el más afectado fue Damien, desquitándose precisamente con Iori, a quien ya había sometido doblándole su brazo derecho hacia su espalda, y por supuesto se quejó del intenso dolor…
— C-Capitán… ¿Eh…? El profesor acaba de informar que otro escuadrón se acerca hacia acá… —Amarïe explicó tenuemente nerviosa; verla así no era usual. Supongo que sintió compasión por Damien— El director general se las arregló para conocer el motivo de nuestra inesperada salida nocturna… (Suspiro) Como sea, Myghal detuvo la hemorragia, pero no pudo unir de nuevo el brazo cercenado. Nos limitamos a dejarlo inmovilizado, sin embargo necesitará tratamiento y en nuestra posición no podemos hacer mucho —y aquel somero informe relajó a Damien, pudiendo inmiscuirse en la conversación.
— Me extraña de usted, Myghal. Fácilmente con sus habilidades pudo haber curado su brazo por completo —dijo Damien algo serio y calmado.
— No siempre puedo devolver todo a la normalidad…, y en esta ocasión, algo interfiere con mis habilidades… —mencionó Myghal sonriendo tímidamente. Luego dijo algo con cierta seriedad, algo que nos anonadó a todos— Debe ser la chokutou que ese chico lleva en su cintura. Entonces… habrá que confiscarla secretamente; sin que Kaminski se entere y llevársela al profesor Jekyll para que la examine a profundidad.
La posición de Myghal dentro de K’ suele ser cuestionada algunas veces; los altos mandos e incluso el mismo director general, son de los pocos que intentan cederles privilegios a Myghal…, y sí, así de importante es Myghal dentro de K’. Retornando a lo ocurrido hace varias semanas atrás, Iori Kurosawa se inmiscuyó en nuestra conversación, mas su opinión simplemente se limitó a indagar lo que le interesó saber, quizás por mero respeto a nuestro asunto… o tal vez porque fue cierto el poco interés que tenía por aquellos inconvenientes con los que debíamos lidiar a futuro…
— Entonces… ¿Quiénes son ustedes? —preguntó Iori de forma seria y exigente.
— ¿…? Tal parece que Blanimir siempre mantuvo discreción respecto a nosotros… —expresé ligeramente confundido— Veo que nuestro secreto se lo llevó a la tumba.
— ¡U-Ustedes…! ¿Ustedes son los compañeros de Blanimir? ¿Los mismos que se negaron a ayudar a la hija de Lilith?
Si él recordaba el atuendo que caracterizó a Blanimir en vida, relacionarnos con el joven y difunto licántropo era viable desde un inicio; supuse que fue la razón perfecta para hacernos esa inquietud repentina, queriendo saber más de nosotros…; y le dimos lo que quería saber, no siendo sencillo en un principio.
— Y ¿Fuiste tú quien sometió a Grigore? —Pero Myghal, atrevidamente, contestó a su inquietud con serenidad— Si puedes responderme la pregunta, quizás te diga más de lo que necesitas saber, Iori Kurosawa.
— No estoy obligado a decírtelo, señorita —Iori respondió inmediatamente, pero Myghal no se quedó atrás…
— Y yo tampoco, jovencito…
La sonrisa de Myghal contenía su indignación; su tormento siempre ha sido el que lo confundan con una mujer, pero ¿Qué más remedio le quedaba? Simplemente soportarlo…
— Además…, me ofende que me llames “señorita”. Para que te quede claro…, soy un hombre, joven Kurosawa —agregó Myghal.
— ¿…? ¿De acuerdo…? —respondió Iori con una inmutabilidad que bien disimulaba escepticismo o los ganas de reírse. Una rara mezcla ante su situación.
— Heinz, por favor explícale al joven ‘Slayer’ lo que necesita saber de nosotros —dijo Myghal con seriedad.
— De acuerdo… Nosotros hacemos parte de una sociedad secreta que surgía de las campañas militares durante la época del “Sacro Imperio Romano”, entre otros imperios; luego, con el paso de los siglos, la sociedad tomó rumbos administrativos internacionales que la transformaron en una agencia gubernamental, oculta del conocimiento de la sociedad civil, e incluso de la misma Juuni Bumon. Al igual que los Mysthic Slayers, nosotros protegemos a la humanidad de la “Verdad” sobre los Mystics, yendo más allá de la sola existencia de estos seres. Nosotros nos hacemos llamar… K’.
— ¿…? Comprendo… ¿Hmm? Entonces… creo que ya puedo irme… —dijo Iori tranquilamente, conformándose con la poca información que obtuvo de nosotros…
Nos tomó por sorpresa el que justo después de decirnos aquellas palabras desapareciera de nuestra vista, valiéndose de una habilidad mágica que sólo él dominaba, la que quizás había usado en contra de Nuntius. Esperó el momento oportuno, saciando su curiosidad mientras nos dejó como unos completos imbéciles, mas no sentí que fue así…; igual, consideré que era mejor que conociera a quien estaba encarando, y a quien era al que iba sentir la respiración en su nuca cuando y cuantas veces fuese necesario.
No hubo caso intentar seguir enfrentándonos a él, Iori no deseaba seguir luchando en contra nuestra aquella noche, y yo tampoco quería seguir haciéndolo, siendo necesario detener a Amarïe y a Damien, quienes de cierta manera se sintieron ofendidos o humillados por ese joven ‘Slayer’.
— ¿Heinz y Myghal, cierto? —Iori preguntó con seriedad, permaneciendo en estado de alerta mientras enfundaba su Shukettsu— No olvidaré sus nombres…, y mucho menos sus rostros… Le agradezco por aquella vez que nos salvó, lord…, digo…, señor Myghal.
Esa sería sólo la primera de las tantas veces que nos encontraríamos él y yo; y esa noche de finales de la primavera se conformó con huir de nosotros, dejándonos la custodia de un malherido Gläubiger…
Perspectiva de Yuna: confié en lo que me decía…, y nunca me atreví a cuestionar su versión de la historia. Verlo cuan dispuesto estaba a mancharse las manos por una simple obsesión me llenaba de miedo, inclusive la conclusión de su historia me hacían cuestionar si en realidad era lo correcto.
— Desde esa noche he intentado detener a los Krieger, enfrentándome en varias ocasiones sin poder obtener la victoria. Siempre lograban escapar, independientemente de la intervención de Heinz y su equipo… —y verlo expresarse con cierta frustración me señalaba su total compromiso… ¿Cuán equivocado podía estar Iori? Era lo que pensaba.
— P-Pero, Iori… Ellos son humanos… Se supone que proteges a los humanos; es…, de cierta forma…, irónico el que intentes derrotarlos de una manera tan violenta… —le expresaba con angustia— ¿De verdad quieres cargar con eso, una vez cumplas lo que te propones? ¿Eso es lo que quieres…?
— ¿…? Veo que estás de parte de Heinz… —y su respuesta fue bajo una actitud llena de inconformidad. Claramente Iori me malinterpretó, y en cierta forma no estaba tan equivocado…
Para mí quedo claro su reacción al retornarme a la realidad; inspeccioné los alrededores detenidamente con la esperanza de encontrarlo de nuevo, pero mi esfuerzo fue en vano, logrando solamente llamar la atención de Dorothy, quien no vaciló en preguntarme lo que me sucedía y esperando alguna respuesta que justificara mi comportamiento extraño.
Había recibido una explicación concisa, devolviéndome el sentimiento tan fuerte que tengo hacia él…; lástima que…, actualmente, tenemos puntos de vista bastante opuestos, además de que no dependería de mí el mantenerme alejada de su batalla personal…
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