La Daga del Emperador de Plata - Volumen II - 06
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- 06 - Protege a la ninfa, parte I: caos en la antigua Londinium
Dicen ser los que protegen a la humanidad de la “Verdad”; vigilantes ocultos bajo una sombra que no existe, y que pretenden convencernos de su inexistencia queriendo mantener esa misma por toda la eternidad, sin embargo ¿Qué han hecho ellos para proteger la supuesta “Verdad” de la que hablan? ‘Juuni Bumon’ se jacta con sólo decir que son los verdaderos protectores…, pero desde mi punto de vista, K’ ha hecho mayores proezas respecto a defender y cuidar a la raza humana de lo que ellos han denominado como “Verdad”…
Junio 24 de 2.018. Londres, Inglaterra.
1:43 pm, hora local…
Perspectiva de Heinz: no es mucho lo que se pueda hacer durante un día en labores, aun así todo puede suceder en cualquier momento. Casi eran las 2 de la tarde, y sólo faltaban 17 minutos para fijada aquella hora, mientras el profesor Jekyll andaba constantemente monitoreando cualquier fenómeno sobrenatural, y él sólo se desprende de su lugar cuando encuentra algo tan irrelevante como las necesidades fisiológicas, pues bajo palabras textuales de él… el sólo hacerlo es una total pérdida de tiempo, distrayéndolo de su amada labor diaria.
En cambio, Amarïe y Damien suelen ser más considerados y dedicados con su cuerpo, siendo bastante activos respeto al trabajo de campo, y reconozco que su labor en equipo no se compara con cualquiera de los otros escuadrones, a pesar de no congeniar entre ellos el mayor tiempo. Myghal, aunque no le guste, suele estar mucho más involucrado en asuntos administrativos, pero desde que lo conocí siempre le he expresado que qué puede esperar tras fundar a K’…, apaciguando un poco su quejumbrosa actitud… Myghal, de no ser por ti y tu relación con los altos mandos, mi labor como líder del escuadrón ‘Dunkelrot’ no estaría libre de obstáculos…
— Hemos estado algo inactivos desde hace 2 semanas aproximadamente, capitán Heinz —expresaba Amarïe un poco seria mientras estiró sus brazos pretendiendo deshacerse de la pereza— Aunque el trabajo de Myghal sea ir y venir de la oficina principal, por lo menos sale a las calles.
— Me extraña de ti que digas eso, Amarïe, ya que sueles recalcar la forma en la que K’ realiza sus misiones —le dije a Amarïe de manera sonriente— Deberíamos estar agradecidos por la tranquilidad que se nos presenta durante esta crisis con los Krieger de ‘Tanken’…
— Es por eso mismo que deberíamos estar investigando a estos jóvenes que se han denominado así mismos como “la fuerza personal de Umbra”. O es que acaso… ¿No se le hace extraño que anden sumamente inactivos…? —dijo Damien con cierta inquietud, pero el profesor interfirió, aun si permanecía desde su puesto de labores.
— Damien ¿Crees que el capitán Heinz no está al tanto de la situación? —Y Damien, ante lo dicho por el profesor, respondió sin poder contenerse, reaccionando ligeramente exaltado.
— Eso no lo pongo en duda, profesor Jekyll ¡Sólo considero que estamos muy al margen de las cosas…!
— Señores, cálmense —dije totalmente serio, intentando apaciguar el ambiente entre nosotros— Ante esta situación debemos tener en cuenta algunos factores…; en primer lugar, está claro que su principal objetivo es Iori Kurosawa.
— Creí que sus objetivos eran los portadores de los sellos de ‘Sealant’… —comentó Amarïe un tanto confundida.
— Pueda que así parezca, pero ellos parecen estar más centrados en el ‘Slayer’ que en los mismos Mystics Zero; además, ellos están siendo perseguidos, constantemente, por su propio “objetivo” —comenté yo tenuemente angustiado, mientras Damien agregaba de forma analítica y angustiosa.
— Es como si quisieran tenerlo cerca, y no perderlo de vista…, por lo menos es lo que puedo entender de su hipótesis, capitán. No obstante… ¿Yuna Gardner también podría ser su objetivo?
— Tal vez, Damien…; sin embargo, dada las circunstancias, en algún momento harán su movimiento…, y sabemos muy bien que, aunque Iori Kurosawa y Yuna Gardner puedan ser unos claros objetivos, ellos igual seguirán detrás de los últimos portadores de los sellos de ‘Sealant’. Nunca cambiaran su meta.
Mantener ese tipo de conversaciones es muy común entre nosotros, llenas de premisas interesantes, deducciones complejas, e hipótesis llamativas, cosas que fueron opacadas en breve por el intermitente parpadeo digital, esa que anunciaba en las pantallas monitoreados por el profesor y que describía de manera explícita una alerta en tiempo real. En sus claros ojos de color café se sintieron esa duda y confusión que llamaron completamente nuestra atención, otorgándonos a todos esa angustia que ni siquiera extrañábamos.
El profesor Jekyll avistaba por medio de cámaras de seguridad a tres individuos en mitad de una transitada avenida, aledaña a la ecuestre estatua de ‘Charles I’ a plena 2:00 pm… Aquellos personajes que fueron grabados hasta el día de hoy, se caracterizaron por poseer una delgada pero tonificada contextura; no parecían ser muy altos de estatura, ya que promediaban entre los 1.50 y los 1.60; aunque sus rostros estaban completamente cubiertos por una metálica máscara de arlequín, su sobresaliente y aclarado cabello grisáceo, lacio y corto, era un distintivo muy complicado de olvidar; no obstante, sus ceñidos trajes de cuero de tono azul marino, compartían ciertas similitudes con los trajes utilizados por las fuerzas especiales militares, compuesto además de botas y guantes tácticos negros, prendas que afianzaban su dudosa procedencia militar, y pese a su delgada complexión, su figura denotaba con claridad el pertenecer al sexo masculino.
Pudieron lucir “escuálidos” frente a lo que probablemente desearon hacer con su mera presencia, pero repentinamente nos demostraron una de las razones por las que estaban en medio de tan transitada avenida, esperando la proximidad de un vehículo de carga pesada, específicamente un camión de color blanco con compartimiento para mudanzas, el cual provenía desde la avenida ‘Northumberland’, intersección con ‘Whitehall’. Nos dejó atónitos lo que sucedió después, siendo uno de los misteriosos individuos el que, de forma inesperada, se abalanzaba en dirección del pesado automotor con la clara intención de querer embestirlo…, el que curiosamente terminaba en metal retorcido como resultado de esta arbitrariedad, mientras que aquel atacante salía ileso después de tan brutal “estampida”.
— ¿¡…!? ¿¡Q-Qué diablos…!? —expresó el profesor muy atónito, al igual que muchos de nosotros.
— ¡A-Acaba de embestirse contra ese camión…, y salió i-ileso…! P-Pero… ¿Cómo fue que…? ¿¡Qué demonios…!? —era clara la estupefacta expresión de Amarïe, evidente incluso en su rostro.
— Está claro que clase de seres son… —Y Damien expresaba con seriedad, al tiempo en que parecía estar abrumado ante lo que veía— Sin embargo, jamás vi algo semejante…
Negar lo que mis ojos presenciaban por medio de cámaras de vigilancia, que el profesor Jekyll había “hackeado” con total sencillez gracias a su indudable capacidad intelectual, era negar lo que hago diariamente bajo la autoridad de K’. A pesar de todo, mi intuición me señalaba lo que no parecía evidente ante los ojos de mis camaradas presentes, y aunque ese embistió aquel camión y salió sin herida alguna…, el motivo de aquella invencibilidad se debía de esa efímera aura emitida de su cuerpo, una poderosa energía lumínica casi omnipotente que sólo había visto en ciertos seres…, tal como Myghal ocasionalmente libera.
— Profesor…, contacte a la central de inmediato. Es una orden…
Soy de aquellos que suelen ser más libertinos, dejando esa imagen autoritaria, pero de vez en cuando toca ser así, lo que al profesor Jekyll claramente dejó estupefacto, pero que igual acataría a mi orden y asumiendo una decidida actitud…
— Amarïe Belrose y Damien von Ewig, ustedes vengan conmigo. La humanidad está bajo ataque…
El peso de mis palabras no es algo que vean muy a menudo, tanto para la hermosa hibrida humana-elfo como para el corpulento licántropo, ignorando aquellas reacciones que posiblemente me enseñaron en medio de la situación; solamente les quise dar a entender a qué clase de peligros nos íbamos a enfrentar, y si llegué a sorprenderlos e intimidarlos completamente, no se me haría raro que su determinación se impusiera por mucho, demostrándome cuanta lealtad me tienen y obedeciendo sin vacilar a lo que les exigía en ese momento.
— ¿Cuál es el plan, capitán? —preguntó Amarïe casi inmutablemente seria.
— Simple, Belrose, no morir, ni fallarle a la raza humana —y yo respondí tajantemente.
— Eso es suficiente para mí, capitán —expresó Damien sonriente, mientras tronaba al unísono los huesos de los dedos de su mano derecha.
Perspectiva de Yuna: fue un total alivio para mí, quien me encontraba una complicada situación, el atestiguar las repentinas llegadas de Iori y Oana, aquellos que en cuestión de segundos encararon si temor a los dos jóvenes asesinos. Cuando Iori recién aparecía gracias al efecto de su técnica espacial, él ya estaba listo para actuar justamente con Shukketsu a desenfundar, sin embargo no fue suficiente como para lastimar a aquel que se hacía llamar Praedo, quien apoyó con firmeza su pie derecho sobre el ensangrentado terreno con tal de lograr el equilibrio necesario para desviar su ofensiva, lográndolo tan rápido y con tanta precisión, que Iori reaccionó anonadado, gesto que Praedo presenció en primera fila y que le sirvió para tomar desprevenido a Iori, regresándole la ofensiva mientras mi ‘Slayer’ favorito simplemente podía defenderse ante una técnica de combate llena de torpes movimientos.
Oana igualmente enseñó su frustración al ver como su congelante tajo descendente era eludido con facilidad. Bellator le demostró a Oana estar a su altura, nada más con aquel acrobático movimiento evasivo fue suficiente para enseñarle que no era una Gläubiger común, incluso en medio de su momento de elución Bellator aprovechó para lanzarle su ataque, recitando algo que generó que ciertos peñascos (escombros del suelo) bañados en sangre salieran disparadas como balas hacia Oana, aquella que rápidamente con Shukketsu de guarda hexagonal las desvió con tajos puramente defensivos… Lo que me pareció oírle recitar a Bellator fue: “Mortuus Est Autem Indicibus”…
— ¿…? Una Mysthic Slayer ¿Eh?… Tú debes ser la chica que derrotó a lady Medusa…; la usuaria del Ice Maker de la que tanto hablan… —mencionó Bellator despectivamente seria— Admito que me tomaste por sorpresa, pero aun así eres muy lenta…
— ¡Joooh! Es la primera vez que escuchó a una Gläubiger tan joven hablar tan presumidamente —respondía Oana muy seria y levemente orgullosa— Esta nueva generación sí que es atrevida… ¿Cierto, Yuna?
Mis lágrimas delataban el alivio que mi pecho sentía y calmaban esa angustia que devoraba mi interior, y Oana fue aquella que expresó esas palabras que levantaron mi ánimo y me devolvieron la esperanza. Al principio me confundí al verla tan cambiada; Oana lucía irreconocible para mí, recordándola casi siempre con su cabello sólo llegando a sus hombros y no sobrepasándolos como esa vez, llegando incluso hasta por debajo de su cintura; también fue extraño verla vestir algo que no fuese su uniforme de ‘Slayer’, tal como aquella vez en el hospital cuando llevó puesto el uniforme de secundaria…
Iori se veía igual o más demacrado que la última vez que lo vi, siendo sólo un par de días después de nuestro reencuentro en Londres. Lucía débil y cansado, aun si su mirada demostraba todo lo contrario, por lo que ciegamente depositaba parte de mi confianza en su valentía y su perseverancia, creyendo que podría darle la vuelta a esta situación… junto con mi apreciada amiga, Oana.
— ¡U-Ustedes…! ¡Tan j-jóvenes…! ¡Y esas raras espadas…! ¡Deben ser Mysthic Slayers…! ¿Cierto? —Expresó Nathalie atónita, para después preguntarme con más calma— ¿Son conocidos tuyos, Yuna…?
— Ellos son mis amigos, Nathalie… Sus nombres son Iori Kurosawa y Oana Northrop…
Aunque me sentía más relajada y llena de confianza, no podía olvidar ni ignorar lo que estaba sucediendo desde un principio… Sequé mis lágrimas para así visualizar con claridad, pues algo me decía que la batalla apenas daría inicio, sin embargo recordaba la reveladora situación de Nathalie, quien respondía al nombre de Nesea, la nereida…
— ¿Oana…Northrop…? —susurró Nathalie.
— A-Así es… Oana Northrop…
No sé si me lo estaba imaginando o lo percibía de forma errónea…, pero pude percatarme de la rara forma en la que Nathalie reaccionó cuando mencioné el nombre completo de Oana; su cierta preocupación, acompañada de asombro y confusión, fue algo totalmente difícil de ignorar…; aun así, nuestra situación siguió siendo igual de terrible. Por otra parte, sentí de inmediato una rara sensación que perturbaba mi tranquilidad; era tal como si te estuvieran mirando, al punto de incomodarte…, pero hasta ese momento no logré localizar al causante de aquella desequilibrante sensación de incomodidad…; no obstante, con gran disimulo, pude observar por primera vez la apariencia de la Shukketsu de Oana…, aunque habían rasgos distintivos que no podía detallar a simple vista, y menos cuando se dispuso a arremeter inesperadamente en contra de Bellator.
Obviamente ser una Gläubiger no se equipara al nivel del más bajo rango de los Mysthic Slayers, pero Bellator demostraba estar a la par de uno, jamás pasando por alto el repentino actuar de Oana, respondiendo a su ofensiva con el ligero pero firme movimiento de su espada oscura, tajo que desviaba con facilidad el ataque de Oana y que terminaba exponiéndola a cualquier otro movimiento que Bellator deseara realizar. Oana había perdido su balance y la oportunidad de adoptar alguna pose defensiva, aun así ella se las arreglaba para materializar una gruesa pared de hielo, la que igual fue perforada sin problemas gracias a la abrupta estocada que Bellator había realizado con tan corta distancia, pero más que poderosa…
— Nequissimi Ignea Ictus… —fue lo que Bellator recitó para imbuir su arma de energía calorífica.
— ¿¡…!? ¡Es rápida! —exclamó susurrantemente Oana; casi ni la oí.
Con total impotencia vimos como la gélida muralla se fragmentaba frente a ella, y Oana casi parecía resignada a recibir aquella estocada disipada de esa llameante energía, ataque que fue directo a su corazón; sin embargo, y por fortuna, Oana se las arregló para protegerse de aquel mortal filo rojo al interponer la hoja de su Shukketsu de guarda hexagonal. Fue un alivio efímero para mí, atestiguando igualmente el cómo Oana era repulsada por la fuerza de aquel ataque sin cuartel, terminando por chocar contra una casi intacta patrulla policial que, posterior e inmediatamente, terminaba volcándose tras girar en dos ocasiones ante el brutal impacto, desconociendo en sí a donde pararía Oana en aquel momento al igual que Bellator, ensañándose en continuar su combate con ella tras perderla también de vista.
— ¡Y-Yuna…, ponte a salvo junto a tu acompañante y llévate a la señorita Dorothy hacia el centro médico más cercano…! ¡Es muy peligroso el que se queden aquí…! —Mencionó Iori con total seriedad mientras se las arreglaba para contener la ofensiva de Praedo— ¡Aléjate lo más rápido de este lugar, y te exijo que ni te atrevas a volver por nosotros (por él y por Oana)…! ¡¡Sólo márchate!!
Sin la obvia necesidad de porfiarle su decisión, acaté sin vacile al tosco pedido que Iori exigía, e intenté escapar junto a una inconsciente Dorothy y una misteriosa Nathalie. No tenía otra opción más que el de huir; poco o nada podía hacer, y más cuando veía como Iori recibía la potente arremetida de Praedo, quien se lanzaba frenéticamente en su contra, logrando defenderse a duras penas de eso…
Perspectiva de Iori: mi situación empeoraba cada vez más; por todo aquello que había pasado ya me empezaba a “cobrar factura”. La falta de técnica y finura en su estilo de combate siempre lo ha convertido en un oponente someramente impredecible, aunque en ese instante Praedo parecía mucho más ágil y fuerte que otras veces; eso me angustiaba y me frustraba de sólo pensarlo, costándome defenderme ante su frenético estilo de combate, y mi debilidad e insomnio asistían a su clara ventaja.
Nuestro duelo entre espadas había alcanzado alrededor de los 30 segundos, manteniéndonos cada uno ileso por su parte, hasta que Praedo obtuvo la clara oportunidad de acertar un mortífero tajo con su espada en el lapso de tan solo un segundo; quise eludirlo con el poder del Jikan no Nagare, deteniendo el tiempo para así moverme y salir de su radio ofensivo, pero no esperé que ella apareciera para complicarme la situación…
— Repulsu Reiectae —fue Dulcedo (Serenity Meadows) quien lo recitaba, previendo quizás lo que intenté realizar.
— ¿¡…!? ¿¡Dulcedo también!? —exclamé sorpresiva y mentalmente.
Su repentina aparición me tomó por sorpresa, y su Exponentia también fue desequilibrante para mí. Salí repelido impiadosamente, estrellándome contra el muro de una edificación adyacente, dejándome más que adolorido; esforzadamente levanté la cabeza para encontrarme a la distancia con Dulcedo, la que aún mantenía su brazo izquierdo extendido y apuntándome con su mano, mientras que aquejado por el dolor, que se acumulaba en el costado derecho de mi abdomen, luchaba por reponerme de su sorpresiva ofensiva.
— ¿¡Qué demonios estás haciendo, Dulcedo!? —Preguntaba Praedo con rabia intensa; sus reclamos me dieron indicios de sus planes, pero aún no sabía todo— ¿¡Acaso no fue Squamae quien ideó este plan…!? ¿¡Qué haces aquí!?
— Ordenes de “arriba”, mi querido Praedo… —expresaba ella con esa sonrisa tiernamente malévola que la caracterizaba— Furore quiso meter mano en esto, anticipando la participación de Iori y de los agentes de K’, así que Squamae fue directamente a eliminar a la n… ¿…? ¿Y Bellator…? ¿Fue tras Yuna-chan? —preguntó muy calmada, casi desinteresadamente mientras dio una rápida inspección a los alrededores.
— ¡Yo que sé, maldita sea! ¡Argh! ¡Déjame seguir mi combate contra este bastardo, Dulcedo! —obviamente se refirió a mí, pero verlos discutir me demostraba cuan mal se llevaban entre ellos— ¡Si quieres ve tú tras esa perra…!
De repente la actitud de Dulcedo para con Praedo me desconcertó; ella se mostró mucho más enojada que él, incluso se vio intimidante con tan sólo oír como ese malnacido se atrevía a referirse despectivamente de Yuna, apuntando la punta de la hoja de su espada al cuello de Praedo.
— “Yuna e no yori ouku no keii. Soretomo watashi wa anata o korosanakereba naranai no ka, Praedo…” (“Más respeto hacia Yuna-chan. O tendré que matarte, Praedo”) —dijo Dulcedo en japonés fluido; eso me recordó aquellos días en Kioto, cuando recién llegué a este mundo.
— ¿¡…!? ¡¡Tsk!! ¡Que mierda contigo! —Y sorprendentemente Praedo aparentó retractarse de lo que dijo; no lo expresó verbalmente, pero su gesto dio a entenderlo, para mencionar intimidantemente— Te pido sólo una cosa, Dulcedo… ¡No te atrevas a involucrarte en mi pelea con este sujeto…! ¡Yo solo puedo hacerme cargo de él! ¿¡Entendiste!?
— ¡Jah! —Exclamó ella sarcásticamente, agregando con despiadada sonrisa— No tengo intención de volver hacerlo. Aunque intente usar esa rara habilidad de manipulación temporal, no podrá hacerte frente con nuestra fuerza actual, ya que al luchar fuera del ‘Reflektierter Raum’, podemos usar nuestro poder real… Espero que no muera bajo el filo de nuestras Zenmetsus.
— ¡Oye…, ‘Slayer’…! Esta cicatriz (con la forma de X), aun me duele gracias a ti… Ya me bastaba con la que ya tenía desde los 8 años, para que tú vinieras y me hicieras otra… —exclamó Praedo tan irritado como de costumbre…
Deseaba seguir oyéndolos discutir, eso hacía que mi débil estado físico desapareciera poco a poco, pero fui consciente de que tarde o temprano esa contienda seguiría su marcha. Tambaleándome y jadeando por la fatiga logré ponerme en pie, claro que con el apoyo de mi Shukketsu…, más o menos dispuesto a continuar con esa locura.
— Si no fuese por ese agente metiche de K’, creo que no sólo tendrías esa sola cicatriz… —hasta yo reconocí que fui bastante atrevido al decirle a alguien que carece de paciencia, y casi sufrí las consecuencias de mi imprudencia…
Perspectiva de Yuna: Iori y Oana me habían concedido tiempo para escapar de esa peligrosa situación, no obstante aquella angustia ni estaba de lejos de desaparecer, significando que esa rara sensación de ser observada seguía intacta. Nuestro panorama no parecía ser más alentador; alejarse de la imprevista zona de combate, llegar a los alrededores del palacio de ‘Kensington’, y encontrarse ese desolado lugar no nos tranquilizaba ni a mí ni a Nathalie, incluso el tener que lidiar con Dorothy malherida…
Ya tenía suficiente con lo que nos estaba sucediendo aquella vez, llegué a creer que Iori y Oana podrían resolver esa extenuante situación, pero una parte de mí sabía que no eran la solución total. El estrés que me provocaba una terrible jaqueca y la herida, que no paraba de sangrar, en la frente de Dorothy me tenían al borde del colapso mental; sin embargo, para aumentar mi desgracia, ver llegar a otro individuo igual o peor de intimidante que aquellos jóvenes que atentaron en el restaurante causó que mis piernas cedieran, cayendo al suelo aun con Dorothy sobre mi espalda e imposibilitándome el dejar de temblar.
La sola presencia de ese sujeto ubicado a unos 8 metros y medio vagamente calculados, me atemorizaba y me angustiaba…, unos sentimientos que pretendía mantener oculto ante los ojos de Nathalie, pero esa penetrante e intimidante mirada lo hacían parecer imposible de realizar. Sus aproximados 1.74 de estatura contrastaban con su afro-descendencia que acompañaba su peculiar peinado trenzado al estilo jamaiquino, sin embargo ese tatuaje de espada alada, arraigada sobre su fornido hombro de piel negra era algo que debía temer, tatuaje que se quedó grabado en mi mente desde que lo vi por primera vez sobre el hombro fornido del difunto sátiro, Akakios…
— ¿¡…!? T-Tú… e-eres parte de ‘Tanken’… ¿Cierto…? —mis nervios quebraban mi voz, demostrándole cuan impotente y atemorizada me sentía, incluso susurrarle a Nathalie fue una tarea imposible— N-Nat…, Nat…, N-Nathalie… Hu…ye…
— No respondo a lo que ya es obvio… —dijo aquel sujeto sin efusividad absoluta— pero quisiera pedirte algo, Yuna Gardner… Entrégame a la nereida a tu lado, y juro que te dejaré tranquila, incluso abogaré por la seguridad de los ‘Slayers’ que luchan contra Bellator, Praedo y Dulcedo… Entonces… ¿Cuál es tu decisión, Yuna Gardner?
Mi garganta se sintió seca por un mísero instante hasta que permitía el paso de la saliva que me impedía contestar. Estaba clarísimo que tenía miedo de lo que fuese hacer si me reusaba a aceptar su petición; todo mi cuerpo temblaba sin cesar, pero ante esa situación… ¿Qué debía hacer?
Perspectiva de Oana: esa estúpida Gläubiger (Bellator) tenía una fuerza tremenda…; su ataque me expulsó hasta dejarme por los alrededores de un parque conocido como el “Kensington Palace Green”. Me mantuve oculta mientras ella avanzaba en su búsqueda, como aquel depredador que va tras su presa, empuñando esa espada irradiante de oscuridad y aguardando paciente hasta hallar a su objetivo, o sea… a mí…
— ¿¡CUÁNTO TIEMPO MÁS PIENSAS ESCONDERTE, ‘SLAYER’!? —Gritaba ella de forma muy desafiante, provocándome la muy imbécil— ¡¡TARDE O TEMPRANO DEBERÁS ENFRENTARME, O SINO TU QUERIDA AMIGA SERÁ ABATIDA POR LAS MANOS DE MIS CAMARADAS…!! —pero igual me dejé llevar, siendo igual o más imbécil por salir de mi escondite.
— ¡‘Pechos grandes’ es lo suficientemente fuerte como para cuidarse sola! ¡Tan sólo verla por unos instantes, he podido sentir lo mucho que ha evolucionado…! —además agregué segura y de manera convincente que Yuna no era una debilucha… como solía ser.
— ¿Eso crees, ‘Slayer’? ¡En este momento nuestra verdadera fuerza sale a relucir ante la falta de invadir el ‘Reflektierter Raum’! —Expresó extendiendo su brazo derecho, apuntándome su espada de negrada hoja y rojizo filo— ¡Ni tú has podido hacerme frente! ¡Ni tú, ni Iori Kurosawa, podrán salir de esta!
— ¡Jah! —Y con atrevimiento le respondí sarcásticamente, agregando con seria determinación— ¿Piensas que Iori y yo somos los únicos actuando bajo esta situación? ¡Por primera vez estamos cooperando con otras personas!
Mis palabras le hicieron reaccionar aparentemente más escéptica que anonadada…; aun así, no había certeza de que mi declaración tuviese tanto peso argumental, y lo peor era que mientras yo estaba lidiando con ella, en otras partes de esa ciudad también estaban sumergidas en el mismo caos…, apuntando que todo lo sucedido había sido planeado con antelación…
Perspectiva de Heinz: no nos tomó tanto tiempo el llegar al “Equestrian Statue of Charles I” para ver la desoladora y caótica situación; supuse que ese era el término adecuado para lo que nos encontrábamos en aquella tarde en el centro de la ciudad Londres. Más allá de los daños estructurales, el daño psicológico que presenciaron los pocos sobrevivientes durante ese momento fue y será irreparable; ya todo un problema para K’, obligándonos a utilizar métodos poco convencionales que permitiera mantener el secreto.
— ¡Oye, Amarïe…! ¿Hallaste al otro sujeto…? —dije seriamente…
Le preguntaba en el momento en que me encontraba con mi objetivo, ya que los bastardos se habían separado, así que debía comunicarme con ellos mediante el uso de un intercomunicador en mi oreja izquierda.
— Aquí lo tengo frente a mí, capitán… —respondió Amarïe remotamente; se le oyó muy relajada a pesar de desconocer el potencial completo de nuestros objetivos— Damien creo que también ya debió hallar al otro.
— Ok… Damien… ¿Cuál es tu situación…?
— Belrose no se equivocó, capitán. Yo también acabo de hallar al sujeto restante… ¿Cómo debo proceder? —mencionaba Damien de forma remota; a él se le notó en su tono de voz la emoción de enfrentarse a uno de esos seres. Esperaba que no cometiera una imprudencia— ¿Se requiere vivo o muerto? ¡Je, je…!
— (Suspiro) Ay, Dios… —expresé preocupado— ¿Profesor Jekyll…? —Y luego contacté remotamente al profesor, mientras levanté mi ceja izquierda y miré de reojo hacia el costado izquierdo, mirando a mi objetivo— ¿Cómo va con los protocolos?
— Central está al tanto, Heinz. Ya he logrado interferir cada una de las cámaras de vigilancia, y Central ya ha logrado colocar en puntos estratégicos barras de interferencia, nano-partículas que se han liberado en el aire para neutralizar cualquier aparato electrónico de forma parcial, así que los medios televisivos o aquellos con dispositivos móviles, como celulares y cajeros automáticos, no podrán grabar lo que esté sucediendo… —dijo el profesor Jekyll de forma remota; eso ya fue una angustia menos, pudiendo concentrarme en la batalla que iba a iniciar.
— ¿Central ha enviado agentes para evacuar a los civiles? —y seriamente pregunté también.
— En efecto, Heinz. Pueden proceder sin contenerse, ordenes de Central… —respondió el profesor.
— ¿Ya oíste, Damien…?
— ¡Fuerte y claro, capitán! —se le oyó complacido a Damien.
— ¡Entendido, capitán! —y también expresó Amarïe.
— ¿Myghal…? ¿Cuál es tu posición?
— Cerca al objetivo ¿Por qué la pregunta…? —se le oyó sereno y tranquilo a Myghal, respondiéndome por el intercomunicador.
— Por favor, cumple con lo que te pedí… Te lo encargo, mi gran amigo…
Perspectiva de Yuna: el ambiente se tensionaba en el ‘Kensington Palace’…; verlo esperar mi respuesta era mucho más atemorizante que si deseara encararnos a mí y a Nathalie violentamente, manteniendo el panorama igual de caótico… ¿Debía salvarme con Dorothy y entregar a Nathalie? O ¿Debía, por lo menos, intentar enfrentarme a ese sujeto y proteger tanto a Dorothy como a Nathalie? Inquietudes que me mantenían pensativa y en total silencio, irónicamente sin impacientar a nuestro supuesto agresor.
— Entonces, Yuna Gardner… ¿Cuál es tu decisión…? —Y de repente insistió ante su insensible y desinteresada actitud, pero igual no pude responderle— Ya entiendo… —agregando ese suspiro que describió su decepción; tal vez asumió que mi silencio era mi negativa— Todo indica que debo actuar por la fuerza…
— ¡Espera un momento…!
La procedencia de esa clara exigencia era incierta, y más allá de su exclamativa pretensión, lo que nos preocupó en realidad, incluyendo a nuestro posible agresor, era la identidad de aquel atrevido individuo que se entrometía en la dificultosa situación. A paso lento, pero continuo, él se revelaba ante los ojos de quien nos intimidaba con su presencia y sus inquietudes…; su ondeante gabardina de estilo gótico, cuya capucha inmutable ante la fuerte brisa y descriptiva estampa alada, revelaban con lujo de detalle de quien se trataba y a que pertenecía, recordándome ese uniforme que alguna vez lució Blanimir, pero siendo esa de un puro tono blanco…
— Heinz, tengo que cortar la comunicación. Acabo de hallar a mi objetivo… Hablamos luego ¡Bye, bye! —comentaba él que recién llegaba con total serenidad. Todo apuntaba que podía confiar en él.
— ¿…? ¿Tú haces parte de K’? —y el individuo afro-descendiente le preguntó sin inmutarse ante su repentina aparición.
— Por supuesto que sí… —respondió aquel personaje de serena sonrisa— puesto que fui yo quien fundó K’…, Tyler; nombre clave, “Squamae”…
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