La Daga del Emperador de Plata - Volumen II - 09
“Sucedió que estando Josué cerca de Jericó, levantó los ojos y vio a un hombre plantado frente a él con una espada desnuda en la mano. Josué se adelantó hacia él y le dijo: « ¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos?» Respondió: «No, sino que soy el jefe del ejército de Yahveh. He venido ahora.» Cayó Josué rostro en tierra, le adoró y dijo: « ¿Qué dice mi Señor a su siervo?» El jefe del ejército de Yahveh respondió a Josué: «Quítate las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es sagrado.» Así lo hizo Josué…”
Empire Company. Londres, Inglaterra.
2:26 pm, hora local…
Perspectiva de Klaus: tremendo lío el que se formó esa tarde del 24 de Junio en la famosísima capital británica, mientras que yo degustaba de un delicioso “Cappuccino” durante la emergencia. Aquel día apreciaba del cielo despejado e intensamente soleado desde mi oficina, ubicado en uno de los puntos más altos de las instalaciones de “Empire London” (Empire Company, sede Londres), el que está cerca del Big Ben…, cuando de repente todo ese caos inició a las 2 en punto de esa misma tarde; me sentía intranquilo luego de casi media hora del gran incidente que sacudió el centro de Londres y algunos de sus alrededores, sin embargo confiaba en que K’ y sus agentes hubiesen podido atender oportunamente la situación.
Pretendía muchas veces no estar muy involucrado con K’, no obstante me había convertido en, al parecer, en uno de su objetivos a vigilar, mas no significaba que no podía disponer de sus hombres; en verdad el dinero lo es todo en la vida y la fuente de toda solución. Aun no me acostumbraba a ese sujeto tan normal y simplón; era el típico británico que suelo despreciar, pero fue quien cayó rendido a mis pies con tal de obtener ganancias económicas adicionales a su oficio; creo que pertenecía a la división de asistencia tecnológica de K’ o algo así, pero siempre lucía una gabardina de color verde con sus representativas alas frontales estampadas…; (risa tenue) fue cerca de las 2:30 pm cuando dio su reporte del día…
— La emergencia ha sido resuelta, señor Labelle —me dijo aquel agente de aguda voz mientras aferraba a su brazo izquierdo una tableta; muchas veces se le vio muy inexpresivo— Se intentó minimizar el impacto de esta inesperada situación de orden sobrenatural, y aunque dispersaron los generadores de partículas electromagnéticas, las que aun estás presentes por casi toda la ciudad, para interferir cualquier dispositivo que divulgara la situación, no se pudo evitar bajas civiles inocentes.
— ¡…! ¿Es así, agente “Moon Light”? —Pregunté con seriedad— ¿Cuántos civiles perdieron la vida por este incidente?
— No tengo un estimado de las bajas, señor, pero presumo que hubo decenas de personas involucradas…, incluyendo a aquellos que si bien lograron sobrevivir ante la emergencia, fueron testigos de lo sucedido; también estimo en esas bajas a algunos agentes de K’, señor Labelle.
— ¡Hmm! De acuerdo… —expresé tranquilo— Puede retirarse, agente ‘Moon Light’.
— Sí, señor… —y él se despidió de mí. Nunca volteé para mirarlo, pero si lo conozco demasiado bien… entonces debió despedirse con ese irritante saludo militar; además, antes de irse me dijo— ¡…! Por cierto, señor Labelle…, “ella” quiere verlo insistentemente… Me ha estado exigiendo su presencia.
— (Suspiro impaciente) Ella no asimila que trabajas para mí… —comenté con cierta molestia— Como sea…, dígale que pronto estaré con ella. Debo resolver ciertos asuntos antes de reunirme con ella…
Perspectiva de Oana: el inclemente sol veraniego empezaba a afectarme de nuevo; deseaba que nuestra contienda en el solitario parque ‘Kensington Palace Green’ cesara de una vez por todas. Quería mantenerme en actitud ofensiva, sin embargo debía atender a la herida que mi abdomen había sufrido, hemorrágica herida en el lado derecho de la que casi nada debía de preocuparme al no ser tan profunda, pero ella (Bellator) estaba igual de jodida que yo con ese tambaleo encojado con el que pretendía encararme; había logrado provocarle una grave herida en su muslo derecho, cuya sangre logró empapar una gran parte su pierna, siendo solamente la más severa de todas sus heridas corporales (moretones y tenues laceraciones). La cortada en el pómulo izquierdo de mi rostro me ardía casi igual que la herida sobre mi abdomen, suponía que las gotas de sudor no colaboraban si recorrían por mi rostro…
— Debo confesar… que sólo Dulcedo me había arrinconado tanto… como tú lo has hecho hasta ahora… —Comentó Bellator agitada; en verdad intentaba conservarse en pie. Muy obstinada esa chica— Pero… ¿Qué puedes hacer frente a esa herida…? —y la muy perra se atrevió a preguntarme de forma sonriente, ignorando por un momento su demacrado estado físico— Así me toque sacrificar esta pierna (mira de reojo su pierna derecha) de que te mato te mato, maldita zorra.
— Jah… ¿Crees que esta simple herida me detendrá…? —Pregunté desafiantemente— Sólo necesito moverme lo suficientemente rápido como para acabar contigo, ya que con esa herida en tu pierna… dudo que puedas hacerme frente.
La estúpida cayó redondita en mis provocaciones; ella era de las que perdía rápidamente los estribos si se le insultaba en lo más mínimo. Fue ten predecible, y tan lenta, que me bastaba de un tajo para acabar con su miserable existencia, pero un sujeto de tez negra apareció de sorpresa, abordándola desde el costado derecho de Bellator para llevársela a la fuerza; fue mucho más rápido que cualquiera de los que haya enfrentado antes, y si hubiese tenido actitudes hostiles hacia mí…, habría acabado conmigo de una vez…, sin embargo se limitó a huir con Bellator mientras la sujetaba de la cintura, aquella que se le vio forcejear cuando se la llevaban sin su autorización.
Me dejó estupefacta con su inesperada aparición y posterior huida junto a ella; actuar de esa forma dio fin a nuestra batalla…, y poco o nada podía hacer si a ella se la llevaban; eso en cierta medida representaba un gran descanso para mi cuerpo que, agotado por el esfuerzo físico, cedió al caer arrodillada… Como pude, “suturaba” la lesión sangrante al colocar mi mano izquierda sobre la misma, generando una fina capa gélida que detuvo al instante la hemorragia; sin embargo…, la situación no regresaba a la calma…
— ¿¡Qué diablos haces, Squamae…!?
Perspectiva de Tyler (Squamae): Bellator no tenía idea de lo que yo viví ejecutando mi misión; muchas veces deseé decirle que dejara de patalear cuando huía con ella de los alrededores donde presencié tan monstruoso ser, su furia descontrolada me daban motivos para bofetearla, pero yo no soy así…, no soy capaz de hacerle eso a mis compañeras… Quise mantenerme expresivamente inmutable, tal y como si la situación no me afectara, no obstante la realidad era otra cuando luchaba por esconder mis temores sobre lo que vi en ese lugar (Kensington Palace)…
— ¡Es mi oportunidad de acabar con esa perra…! —Exclamaba Bellator más que enojada, pero yo la ignoraba— ¡¡Suéltame, Squamae…!! ¡¡Su-él-ta-me…!! —y pude seguir negándome a contestarle, pero mi paciencia tuvo un límite ante la insistencia que tenía…
— ¡No tiene caso continuar la misión…! ¡Está claro que hemos fallado…! —Por primera vez le mostré a Bellator una parte de mis emociones, pero funcionó para silenciarla al exclamar con frustración— ¡Tú o ninguno de los otros Krieger atestiguó a ese par de monstruos luchar; me hicieron sentir insignificante, Bellator…! —ella sólo podía verme con desconcierto, y eso sirvió para que se tranquilizara, mientras que yo me sumergí en mis pensamientos— Nunca creí que en K’ existiera alguien así de poderoso…; para colmo también está la tal Ancilla… ¡Maldita sea! ¡Estoy completamente seguro que Furore tiene algo que ver en esto…!
Entre salto y salto, por encima de ciertas edificaciones aledañas y algunos callejones solitarios, resultaba exitoso mi escape junto a Bellator…, sin embargo no podía sacar de mi cabeza las dudas que surgieron al ver las capacidades de esa tal Ancilla…, incluso más sobre quien se atrevió a enfrentarse a semejante oponente como lo fue el ‘Fundador’; ni siquiera con mi ‘Celeriter Nocturno’ podría haberles hecho frente si se hubiese presentado el caso de encararlos al mismo tiempo, pero solamente logré que la dañaran. Estaba casi convencido que Furore me daría una explicación… y clamaba con que no se negara…
Perspectiva de Yuna: ¿De qué te servía ahora lamentarte por su muerte, Myghal? Fueron algunas de las cosas que por mi mente pasaron; pensamientos llenos de aflicción e indignación cuando en ese instante ella le suplicó por su vida, y él sin alguna pizca de piedad simplemente ordenó al millar de diminutas lanzas que se clavaran en su joven figura. Lloraba de rabia, y ni me atrevía a contemplar como su cuerpo había quedado luego de tan impiadosa ofensiva; no obstante, aun entre lágrimas, avisté de reojo tanto a Iori como a Vania, respectivamente uno a mi derecha y otra a mi izquierda, y sólo algunos centímetros por delante de mí…, atestiguando sus atónitas reacciones frente a lo sucedido.
Me armé de valor para verla de nuevo; aunque para Iori y Vania hallarla allí sin vida, y con el cuerpo prácticamente perforado por aquellas diminutas lanzas de luz, parecía una escena dura de asimilar… ¿Así que fui la única, además de quien las invocó, que pudo ver ese fugaz ataque impiadoso? Fue lo que pensé en ese momento cuando analicé los gestos de Iori y Vania; incluso me aterraba conmigo misma cuando fui testigo de cómo cada una de esas lumínicas y pequeñas lanzas arremetieron sin cuartel contra su ser; Ancilla sólo tuvo la suerte de conservar su ensuciado y bello rostro ensangrentado casi intacto, un par de aquellas lanzas atentó contra su cara inmortalizada con frescas lágrimas que demostraron sus sinceras ganas de seguir viviendo, arrepintiéndose tal vez de lo que ella…, por mera inocencia, consideró un juego…
— ¡Sniff! E-Ella se lo suplicó… —comenté con repudio mientras sollozaba; era osado de mi parte el reclamarle al tal Myghal— ¡Ella le rogó por su vida cuando…! ¡Hic, sniff! ¡Cuando se mostró arrepentida de lo que había hecho! —Y seguí reclamándole entre lágrimas y voz quebrada— ¡No sé a cuantos les arrebató la vida, y tal vez se merecía eso y más…! ¡Hic, hic! ¡E-Entonces…! ¿¡Por qué no puedo dejar de compadecerme por ella!? ¡¡Hic, hic…, sniff!! ¡Que ingenua soy, maldita sea…! ¡¡Soy una estúpida al apiadarme del enemigo…!! ¡¡Hic, sniff…!!
El único consuelo que encontré en ese momento fue de parte de Nathalie; sentir su cálido abrazo apaciguó un poco mi delicado estado emocional, aferrándose desde mi espalda con tal cariño y empatía. El fundador sólo veía el cuerpo sin vida de la inocente Ancilla, cabizbajo y con una expresión miserable en sus celestes ojos azules; Vania, al ponerse de pie, se dirigió hacia donde el tal Myghal se hallaba aferrando su mano izquierda en su lacerado y ensangrentado brazo; ella llegó para consolarlo, abordándolo con sus manos y así acariciar sus hombros, pero él repentinamente tambaleó y encorvó su postura para regurgitar sangre en abundancia, antes de desplomarse agónicamente por completo.
Iori quiso auxiliar también y asistir a Vania, pero no dio ni dos pasos cuando él también caía producto de la debilidad que antes había mostrado en batalla. Grité su nombre y corrí para auxiliarlo con mis propias manos, dejando que la desesperación se apoderara de mi corazón cuando no lo veía responder a cualquiera de mis bruscos estímulos…
Si cualquier persona intenta encontrar alguna noticia sobre lo sucedido ese domingo 24 de Junio del año 2.018, quizás encontrarán grabaciones aficionadas de helicópteros que sobrevolaron sobre Londres; muchos las consideraron como invasión militar extranjera al ser aeronaves modelos “Sikorsky MH-53” (Pave Low) de colores gris cenizo, y así otros más ignoraron tal acontecimiento que nunca fue registrado, al igual que el gobierno local que jamás se pronunció ante el caso. Sólo supe después que fueron más de 5 helicópteros los que llegaron a zonas específicas de la ciudad, y uno de esos llegó aquel día para socorrernos y alejarnos del destrozado Kensington Palace.
El bullicio del rotor no me dejó oír claramente lo que decía el piloto y copiloto del helicóptero, sólo sé que también fueron por Oana, y el tal Heinz King y su equipo. Habían médicos dentro de la cabina del helicóptero, y sin problema alguno atendieron incluso a Dorothy, pero enfocándose mucho más en el tal Myghal e Iori, quien no se veía tan mal comparado al fundador; Vania y Nathalie se quedaron a mi lado, sin embargo Nathalie era la que más se acurrucaba hacia mí, y su cálida respiración terminaron por adormitarme hasta caer profundamente en un sueño. Cuando desperté… estaba sola en una habitación de aspecto rústico, casi más parecía una celda que una habitación como tal…
Junio 25 de 2.018.
“Cardiff Castle”. Cardiff, Gales.
Perspectiva de Yuna: totalmente segura de sí había pasado un día o no, no la tenía…; cuando desperté ahí sola en esa “cómoda celda” ya estaba luciendo una blusa deportiva de mangas largas color azul petróleo, “Leggins” de talle alto de color negro y zapatos deportivos que también eran de color negro. No sabía cómo o quien había tenido tal atrevimiento de cambiarme el atuendo cuando no estaba consciente, y suponiendo que lo había hecho para remplazar mis deterioradas y sucias prendas, igual lo consideré irrespetuoso; sin embargo, aun en medio de mi actitud malhumorada, la puerta de aquella habitación se abría de manera interna, y aquella persona que lo hacía era una joven que lucía un vestido de cuero que se ceñía perfectamente a su figura, además las botas de gamuza con tacón enseñaban una sensualidad fina que aparentaba ser perfecta para ella; para mi sorpresa…, aquella chica de cabello rubio y ojos escarlatas, resultaba ser Vania.
— ¡Hola, Yuna! —Saludó ella con sonrisa en rostro— Me alegro de que hayas despertado… ¿…? —Fue sorpresivo para ella, pero me alegraba encontrármela— ¿Yuna?
— ¡Vania! ¡Gracias al cielo que eres tú! —Me aferraba fuertemente a ella, abrazándola aliviada y felizmente— Espero y puedas aclararme algunas dudas —le dije sonriendo muy contenta, y ella con una sonrisa igual de reciproca de contestó:
— ¡Mm-Hmm! Por supuesto. A eso he venido, Yuna…
Vania fue lo más concisa que pudo; no sé si omitió algo, pero me conformaba con lo que me contó en ese momento. En efecto ya había pasado un día desde el incidente en el que me vi involucrada; fueron cerca de las 8:10 am, hora local, cuando comenzó a explicarme todo lo que podía decirme…
Según Vania nos hallábamos al interior de un complejo subterráneo construido precisamente debajo del castillo de Cardiff, un sitio de valor histórico e interés turístico de la ciudad homónima, y capital de la nación de Gales; era como una especie de seccional internacional para la agencia que integra Vania recientemente. Me puso al tanto de la situación de Dorothy, teniéndola sedada por mero beneficio para ellos; Iori y Oana se encontraban en mejor estado, y Nathalie había sido resguardada en una habitación con mayor seguridad debido a que ella fue el principal objetivo de los supuestos Krieger; de su maestro Myghal no dio mayor detalle, pero su expresión entristecida fue suficiente como para mantenerme discreta al respecto.
Aproveché para comunicarme con mi abuela, Abigayle…; dándole noticias sobre mi estado y el de Dororthy, aunque la mitad de las cosas fueron mentiras. A ella se le debió parecer extraño que fuese yo quien la llamase, sin embargo Dorothy por obvias razones no estaba en la disposición de hacerlo, y mi abuela tampoco indagó mucho al respecto; indirectamente me decía cuanto afecto me tenía, y una parte de mí ni se inmutaba por eso, creo que ya me había acostumbrado…
Vania me había pedido que la acompañara al explicarme que solicitaban mi presencia, así que recorriendo ese laberinto de pasillos aproveché para saciar un poco más mi curiosidad; no había pasado mucho tiempo desde nuestro primer encuentro en Liverpool, y me inquietaba mucho el encontrármela tan fortalecida. Vania, sin problema alguno, aclaraba mis inquietudes al explicarme por el arduo entrenamiento por el que pasaba con el señor Myghal; ella al obtener la Shukketsu que originalmente fue propiedad del hermano gemelo de Oana, Obi, se dispuso a aprender a dominarla, y el señor Myghal la sometió a entrenamientos que sacaran todo su potencial, mas no dio detalles a qué clase de entrenamiento estuvo expuesta.
En fin, cuando ambas cruzábamos cierto pasillo que se bifurcaba hacia la izquierda, se acercaba una chica de actitud glamorosa, puesto que caminaba con sus manos posicionadas en su delgada cintura. Al principio no la reconocí de inmediato, ya que vestía ropa similar a la que yo lucía en el momento, además llevaba su largo cabello ondulado recogido con una coleta de caballo, pero al detallar su tez acaramelada y su mirada desinteresada reconocí a Oana de inmediato. Aceleré el paso para acortar nuestro inesperado reencuentro, sin embargo Oana no dejará de ser como es, así que le bastó con extender su mano izquierda en señal de “alto” para que yo dejase mi emotiva actitud, dejándome a sólo menos de un metro de distancia entre ambas.
— Ni lo pienses, ‘Pechos grandes’… —Oana expresó de manera tosca e indiferente. Típico de ella— Sabes que soy apática a la muestras de afecto… —pero yo no esperé cierto gesto de su parte— Por desgracia… contigo no puedo negarme, Yuna…
En un principio reprimí aquel gesto de cariño para con Oana, inclusive no podía pronunciar palabra alguna ante la incomodidad y la represión que sentía, pero de manera inesperada… Oana se abalanzó sobre mí abrazándome fuertemente, siendo sorprendida por tan inesperada muestra de afecto al que recíprocamente atendí, aunque ese abrazo fue algo corto, soltándome mientras expresaba vergüenza e incomodidad.
— ¿…? ¡Demonios…! —Exclamó Oana de forma reprochable— Me estoy volviendo blanda contigo, Yuna Gardner.
— ¡Je, je…! Yo también te aprecio mucho, Oana… —comenté con tímida risa.
Perspectiva de Heinz: no podía creer lo que mis ojos veían; jamás contemplaba el día en que vería al poderoso Myghal King inconsciente y sobre una camilla, débil y pálido, dependiendo de un nebulizador que lo mantenía en este mundo. Era preocupante esa situación, su ausencia en los posteriores días fue difícil de llenar cuando no teníamos idea de por dónde continuar; no obstante… nos vimos obligados a seguir con la misma determinación de siempre…
— ¡Wow! No sabía cuán grande era la estima que le tenías a lord Myghal, agente King —me sorprendió su llegada, pero también me alivió escuchar su dulce voz.
— ¿…? Je, je… Tan hermosa como siempre, directora Cadwallader…
La directiva de K’ suele ser sumamente estricta, y en particular no son de mi agrado… la mayoría de sus miembros; siempre hay algunas excepciones, como mi gran amiga, Jennifer Cadwallader, directora de la seccional galesa de la agencia secreta, K’.
“Jenny”, como suelo llamarla en privado, es una hermosa mujer de tez caucásica, de mediana cabellera ondulada, pelirroja; ojos verdes, tan claros y brillantes como el jade, y reconozco que ese pequeño lunar sobre el lado izquierdo, cerca del labio inferior de su boca, la hacen ver muy ‘sexy’…
— ¿Se me está insinuando, agente King? —comentó Jenny con seriedad. A veces tiendo seguirle la corriente con sus bromas— Que atrevido se ha vuelto; creyéndose todo un “Don Juan”.
La coqueta podía ser otra cuando dejaba desabrochado el primer botón de esa camisa color rosa, escotando su busto ante su delgada y delicada figura de 1.70 metros de estatura; ni el ondeante gafete que lleva escrito su nombre, sujeta a su blanca bata de laboratorio, ocultaba tu atrevido gesto. Verla lucir así dejaba en duda si de verdad podía tratarse de una agente, médica, o científica, pero sus zapatillas con tacón de 7 centímetros realzaban su despampanante femineidad, dominando al caminar con dicho calzado rojizo; incluso esa corta falda negra, pantimedias negras y su mirada coqueta, esa que era tan expresiva con esos verdosos ojos, claramente intimidarían a cualquier hombre.
— Ji, ji, ji… Cuanto tiempo sin verte, Heinz —expresó ella con pícara risa.
— Igual para mí, Jenny. Se nota lo poco que has cambiado desde que asumiste la dirección de esta seccional —le contesté sonriendo serenamente, y ella con esa alegre sonrisa me respondió.
— Seguiré siendo la misma incluso si me convierto en la directora general de K’…
A Jenny la conozco desde hace 8 años aproximadamente, y hasta donde sé, cuando fui reclutado por K’, ya ella hacía parte, siendo reclutada desde los 14 años. Los motivos de K’ para reclutarla desde tan joven fueron su excepcional inteligencia y capacidad de aprendizaje, demostrando un gran talento en la medicina, la biología celular, y la biología molecular, ese talento que los altos mandos supieron explotar en ella…, hasta que alcanzó el título de directora seccional a los 23 años de edad.
— Además…, sólo han pasado 4 años desde que me convertí en directora seccional como para tenga que adoptar otras costumbres laborales; igual…, sigo siendo tu amiga —dijo Jenny de manera casual.
— Me alegra que conserves esa esencia tuya. A muchos otros se le habría subido el cargo a la cabeza —comenté con tranquilidad— ¿Vienes a chequear el estado de Myghal?
— Así es —respondió con seriedad— pero te aclaro que no quiero ser optimista. Lord Myghal está lejos de despertar. Es un milagro que siga con vida, Heinz —y eso fue lo que me comentó mientras revisaba a Myghal, hasta que declaró otro motivo más de su visita— Otra cosa, Heinz…, terminé de analizar los cuerpos que me trajeron de Londres… Te aseguro que te quedarás igual de atónito que yo cuando veas lo que descubrí.
Fue inquietante el cómo lo expresó; confié en que ella descubriera el secreto de quienes enfrentamos el día anterior, y también de aquel ser que dejó a Myghal en ese estado. Me atreví a adentrarme en el interior de la sala de necropsia especial; las mangas largas de mi camiseta deportiva de cuello alto negra no eran suficientes para protegerme del frío, resguardarme las manos debajo de mis axilas me otorgaban un poco de calidez, mas no era suficiente todavía, contraste a la inmutabilidad de Jenny ante esas bajas temperaturas; en fin, a ella se le concedió una sala de particulares características que cumplieran a sus demandas, logrando también implementarlo en otras seccionales.
La sala de necropsia especial cuenta con la capacidad de bloquear la emisión de partículas mágicas impuras; eliminar los cuerpos de un Mystic abatido por nosotros, los agentes, resulta complejo cuando no contamos con las herramientas necesarias, y emular el filo de una Shukketsu todavía no ha sido posible. Con todas las estrictas medidas de bioseguridad, los cuerpos recuperados fueron depositados en su interior, y la mismísima Jenny fue quien trató tales cadáveres sin la asistencia de su equipo médico personal; una vez de frente al mesón de metal donde reposaba uno de los occisos, Jenny descubrió un poco la manta blanca para revelarme el rostro inerte de quien yacía sin vida, esperando que me enseñara su descubrimiento; sin embargo, y para mi sorpresa, ese joven y atractivo rostro ya lo había visto en alguien más.
— ¿…? J-Jenny… ¿Qué significa esto…? —Dije claramente asombrado y confundido— Mi equipo y yo trajimos un cuerpo casi incompleto… ¿De dónde sacaron este c…?
— ¡Contempla toda su majestuosa belleza! —expresó Jenny jocosamente seria al retirarle por completo la manta, antes de que terminara mi pregunta.
— ¿¡…!? ¡J-Jenny! —Exclamé indignado— ¡Más respeto al cadáver de esta…! ¿…? ¿Chica…?
Así fue; al principio me molestó el que tratara irrespetuosamente su cuerpo, pero Jenny me mostró lo que le pareció extraño y confuso. A pesar de tener moretones ya casi imperceptibles, laceraciones tratadas medicinalmente e incontables agujeros diminutos por todo su cuerpo desnudo, la occisa era muy bella y con buena figura, cayendo en cuenta segundos posteriores de que se trataba de una chica muy pero muy atractiva…
— Esta es la culpable de que lord Myghal esté en cama sin poder despertar, Heinz —me explicó Jenny, agregando otras cosas que al parecer descubrió— Cuando me dispuse a tratarla… también me sorprendí…, igual que tú… Ven a mirar acá, Heinz (dirigiéndose a la mesa del lado derecho)… Este es el cuerpo que tú, y tu equipo, recuperaron de su batalla.
Jenny al descubrir la manta me enseñó el cuerpo que mi equipo y yo recuperamos tras nuestra dura contienda en el centro de Londres; en efecto… era el cuerpo que a duras penas trajimos casi completo, viendo las partes faltantes muy bien suturadas, convenciéndome y confundiéndome al mismo tiempo…
— A este sujeto lo denominé con el nombre de “Servus”; la chica abatida de allá (mira a la occisa de al lado) se identificó a sí misma como “Ancilla” según declaraciones de la particular agente en entrenamiento, Vania… —dijo Jenny calmadamente seria, para luego preguntarme ella con cierta pícara actitud— ¿Notas alguna cosa en común entre estos dos cuerpos, Heinz?
— Pues lo obviamente parecidos que son en cuanto a apariencia física el uno con la otra, Jenny… ¿Qué otra cosa podría hallar entre ellos? —respondí un tanto inseguro, sin embargo Jenny me diría una cosa más.
— Je, je… Está claro que físicamente se parecen, independientemente de la particularidad sexual que los diferencia, mas no es lo único en que se diferencian, mi querido amigo —Jenny entró en la suficiente confianza como para hablarme tan casualmente— En el cuerpo de Ancilla se almacenan un mayor número de partículas mágicas, eso la hizo mucho más fuerte que a los Servus que tú y tu equipo enfrentaron, Heinz.
— Y supongo que no fue lo único que descubriste, o ¿Me equivoco, Jennifer Cadwallader? —me atreví a preguntar; sé que Jenny es más que curiosa.
— ¡Doh! ¿Por quién me tomas, Heinz? —Expresó de manera sarcástica. Sabía que había más por revelar, plasmándola en esa sonrisa juguetona— Lo que te diga desde ahora, tal vez te suene más extraño de lo que solemos ver en labores como agentes de K’… Como sea, está claro que hice pruebas de laboratorio; pruebas que arrojaron resultados un tanto fuera de lo “anormal”, ni siquiera puedo considerarlos anormales… Primero, realicé una prueba de ADN que arrojó una compatibilidad del 99.9% entre ambos, buscando alguna relación de consanguineidad, pero ¿Adivina qué encontré? ¿Eh? ¡No son hermanos!
— ¡Hmmm! Continúa…; desde que empezaste has captado toda mi atención —mencioné un tanto curioso, esperando grandes revelaciones.
— ¡Está bien, está bien! —Su emoción empezaba a descontrolarse, pero Jenny siempre ha sido así— Tomé algunas muestras de los restos adicionales que hallaron en la escena de la batalla en el que Damien y Amarïe participaron, las sometí a las mismas pruebas, y todas terminaron con el mismo resultado —era enriquecedor los resultados que Jenny consiguió, pero todavía faltaba más— ¡No me conformé con sólo considerar la posibilidad de que fuesen clones de un mismo sujeto en particular, así que hice otras pruebas que revelaron una incongruencia fisiológica, Heinz King! —incluso ya respiraba perturbadoramente emocionada— ¡Sus edades cronológicas no coinciden con sus edades biológicas! ¿¡Puedes creerlo!? ¿¡A quién se le ocurre proceder con algo de tal magnitud y jugar a ser un dios!? ¡¡Huff…!! ¡¡Huff…!! ¿¡Qué clase de loco científico comenzó a crear su ejército de clones!? ¡¡Huff…!! ¡¡Huff…!! ¡¡Jorge Lucas y la compañía del ratón se molestarán por derechos de autor!! ¡¡Huff…!! ¡¡Huff…!! ¡Phew! Creo que acabo de tener un orgasmo…
— Por favor, Jenny…, ese último comentario fue realmente innecesario —pensé mientras la miraba escépticamente asqueado; igual, en algo tuvo razón como para dejarme pensativo…
Perspectiva de Oana: me había reunido con Yuna luego de recuperarme de las heridas que sufrí el día anterior; reconozco que los tratamientos médicos en esa organización son considerablemente decentes, incluso no me quedó cicatriz alguna de mi contienda con Bellator. Iori a esas alturas también se había recuperado, y era imperativo el que nos reuniéramos los 3 para desentrañar algunos secretos que la portadora del 6to sello de ‘Sealant’ conocía, pero Vania era la única que probablemente conocía su paradero al interior de ese complejo subterráneo de alta tecnología.
Me mareaba recorrer esos pasillos; parecía todo un laberinto en el que podías fácilmente perderte, sin embargo Vania nos guiaba con total seguridad, tan infinitamente confiada como si no fuese la primera vez que estuviera ahí; igual, eran meras suposiciones mías si de verdad nunca había estado en ese lugar. Como sea, recorridos un par de pasillos adicionales, la mirada atónita y embelesada de Yuna me indicó el encuentro con una de las personas con la que me urgía reunirme, topándonos con Iori que terminaba por acomodarse la camiseta deportiva que Yuna y yo también vestíamos; noté de antemano que su cuerpo carecía de cicatrices, convenciéndome de que ya se encontraba al 100% de su capacidad física, y lo tomamos desprevenido cuando se exaltó al vernos, avergonzándose de manera inesperada cuando vio a Yuna fijamente a los ojos.
— ¿…? ¿Y-Yuna…? —expresó Iori con asombro y claro nerviosismo, y Yuna reaccionó igual o peor.
— ¡…! M-Me alegro que… estés bien…, Iori… —Yuna pudo expresar con una tenue sonrisa, pero su esquiva mirada delataba algunos problemas entre ellos— V-Veo que estás… totalmente re-recuperado… —la relación entre ellos pareció no haber avanzado mucho… ¿Qué demonios hiciste en mi ausencia, Iori Kurosawa?
— A mí… t-también me alegra saber que estás bien, Yuna… —y de repente Iori se tornó serio a pesar de que se expresó levemente nervioso.
— ¡Ahem! —Interrumpí el empalagoso momento; había algo más importante— De acuerdo, ya estamos los 3 reunidos… —mencioné seriamente apática— Vania, es hora de que nos lleves con la nereida. Hay algo que nos conviene saber sobre “Sealant”… Confío en que no te opondrás ¿Cierto?
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