La Daga del Emperador de Plata - Volumen II - 13
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- 13 - El desprecio, la culpa, y el hada del invierno
Vivir en la capital de Japón, Tokio, era bastante placentera; practicaba el “Kenpo” todos los días al llegar de la escuela, y también practicaba el “Kendo” cuando quisiera, ya que mi familia me había fijado esa rutina desde que tenía 7 años. El dojo Akiyama era muy respetado en la ciudad, y mi madre como la cabeza del dojo, deseaba que yo me encargara del mismo en un futuro…
Cuando gané una beca completa para estudiar en una privilegiada escuela, conocí a un chico que venía de China, pero que había vivido durante 4 años en Okinawa (Japón). Su nombre era Huan, un chico muy inteligente y sobresaliente al que nada le parecía difícil de lograr, aunque debido a su personalidad tan egocéntrica, le costaba hacer amigos…, o podría decirse que… nadie quería ser su amigo al insistir en conservar esa actitud presumida; así quién querría serlo…, pero eso a mí no me importó.
Pueda que tuviéramos puntos de vista diferentes, y a veces chocábamos, pero a pesar de todo nos llevábamos muy bien, incluso nuestras familias congeniaron fácilmente, por lo que mi madre los invitó a una competencia en la ciudad de Osaka, donde yo participaría en la categoría infantil del torneo de ‘Kendo’ de ese año. Todo iba bien, todo era maravilloso para mí, estaba rodeada de las personas que yo más quería, y sobretodo… estaba Huan conmigo, pero ese accidente lo cambió todo…
Empire Company London. Londres, Inglaterra.
7:41 pm, hora local…
Perspectiva de Oana: no había tiempo para pensar como actuaríamos una vez dentro de las instalaciones de Empire, simplemente nos dedicamos a querer buscar y capturar a Klaus Labelle lo antes posible. Cuando logramos irrumpir en la 2da planta fuimos abordados de inmediato por dos de los Krieger; uno de ellos era Bellator, aquella que estaba tan determinada en asesinarme en esa tarde de hace 3 días… Me defendí como pude de su agresivo tajo, al igual que Vania de aquel joven que acompañaba a Bellator…; eso, de cierta manera, sirvió para que Iori continuara la misión una vez ignoraron su presencia, y aunque no fue muy alentador el cómo sucedieron las cosas, me sentí satisfecha.
— ¡Nos volvemos a encontrar, maldita ‘Slayer’! —expresó Bellator con seriedad, mirándome rencorosamente— ¡Espero que nada nos interrumpa esta vez…!
— Me llamo Oana, estúpida… —le respondí despóticamente a penas nos separamos del choque de nuestras espadas— que no se te olvide el nombre de quien te humillará con su victoria.
Me concentraba totalmente en mi batalla personal, pero en parte no podía ignorar a Vania, y menos cuando su primer encuentro con el otro Krieger me demostraba cuanto había mejorado en tan poco tiempo, defendiéndose de forma magnifica y logrando repeler a quien se atrevía agredirla en su primer intento, aunque aquel chico de aspecto oriental (seguramente Huan, alias “Nuntius”) diera una voltereta que le permitía aterrizar de forma magistral, culminando en cuclillas para luego impulsarse repentinamente y alcanzar una velocidad sorprendente frente a la arremetida que hizo en contra de la súcubo; sin embargo, Vania al aterrizar e hincarse volvió a lucirse con cierta invocación, recitando ágilmente y con determinación el Exile Flame que su escoria de madre dominó en vida…
Ella extendió su brazo izquierdo y apuntó con su mano en dirección del Krieger que se acercaba a gran velocidad, generando una masa esférica flameante de 70 centímetros de circunferencia, bola incandescente que emergía del Nireru no Mahou-jin de medio metro de diámetro y de emblema anaranjado que disparaba en contra del chico oriental. Sin embargo aquel joven guerrero humano contaba con una excelente flexibilidad y fuerza física, bastándole con colocar su mano derecha sobre el suelo embaldosado para así maniobrar su propio cuerpo, y poder esquivar la bola de fuego de Vania que culminó impactando a casi 4 metros de ellos, aunque con ese movimiento terminó agrietando el suelo por la presión y la fuerza que ejerció, permitiéndole también el realizar un movimiento acrobático, girando 2 veces en el aire hasta aterrizar apoyando su mano derecha en el suelo.
— ¡Je, je…, ella me agrada, Hikari…! —expresó aquel chico sonriendo de forma malévola, mirando de reojo a Bellator; entonces supe su nombre real— ¡“Dāng wǒ zhījiě tā měilì shēntǐ de měi yībùfèn shí, wǒ jiāng nénggòu xiǎngshòu”! (Podré disfrutar cuando esté descuartizando cada parte de su hermoso cuerpo, en mandarín).
— ¿…? Me alegro por ti, Huan… —dijo Bellator… o Hikari, mirando de reojo al tal Huan mientras conservaba esa malgeniada actitud— “Wǒ huì ràng zhège bèi zǔzhòu de nǚrén shòukǔ dào tā bùxiǎng chūshēng” (A esta maldita la haré sufrir tanto que querrá no haber nacido, en mandarín) —palabras fuertes provinieron de Hikari; cuanto odio me tenía en serio.
— ¿…? ¡Oye, Vania…! ¿Estás bien? —pregunté con cierta seriedad, pero Vania me contestó entre seria y calmada.
— ¡Sí! ¡No te preocupes…! ¡Estoy bien! ¿…? ¿Por qué la pregunta? —preguntó Vania con cierta confusión.
— ¿…? Te he visto pelear muy pocas veces, pero se nota cuanto has evolucionado. Veo que no me equivoqué al confiarte la Shukketsu de Obi… —eso pensé para mí misma; sintiéndome un poco orgullosa, contraste a la expresión seria en mi rostro y respondiéndole como si nada a Vania— ¡No, por nada…! S-Sólo que… Iori te necesitará más que yo…
— ¿…? ¿Q-Qué…? ¿Qué estás…? —decía Vania asombrada y mucho más confundida, pero simplemente insistí en que se marchara.
— ¡Sólo vete de aquí! ¡Iori necesitará de tu apoyo…! —Exclamé con cierto enojo; me irritaba que me hicieran repetir las cosas— ¡Ice Maker…, Replica de Jotunheim…!
Si me lo llegaran a preguntar… todavía no sabría que responder cuando decidí dejar que Vania se marchara; quería convencerme que le sería más útil a Iori, pero sabía que en el fondo había otra cosa más… En fin…, cuando recité mi Magicae tuve que golpear firmemente el suelo con mi puño izquierdo para que se efectuara la corriente gélida que invoqué, pretendiendo congelar todo ese espacio y transformándola en una cueva de hielo; Vania aprovechó ese momento para acatar lo que le exigí, y sabía que lo había logrado cuando noté su ausencia y me quedé atrapada junto a Hikari y al tal Huan, el chico oriental…
— De verdad aprecio lo que hiciste… ¿Oana…? Aun no me aprendo tu nombre, pero en fin…; nos acabas de facilitar las cosas —Hikari expresó con cierta seriedad y mirada intimidante— O Eso diría si no te hubiese conocido antes… ¿Qué pretendías hacer al dejarla irse? ¿¡En qué estabas pensando, ‘Slayer’!? —pero luego ella exclamó indignada; su reacción me confundió un poco.
— ¿¡Y eso qué importa, Hikari!? —Sin embargo, el tal Huan comentó alegremente— ¡Ella nos acaba de ponernos su vida en bandeja!
— ¡No te precipites, Huan! (extiende su brazo izquierdo para indicarle que se detenga) ¿Qué pretendes, ‘Slayer’? —insistía e insistía, pero no estaba obligada a contestarle; entonces vi su mirada llena de indignación que se mezclaba con la decepción que posiblemente sentía en aquel instante— ¿…? Comprendo…, Oana…; conque no me responderás… ¿Verdad?
— ¡¡Hikari…!! —exclamó Huan con tanta impaciencia, pero eso hizo que Hikari estallara de rabia, gritándole a su camarada.
— ¡¡YA CÁLLATE, HUAN…!! ¡Huff! ¡Huff! ¡Huff! (jadeo). Esto es entre ella y yo, Huan… Ni te atrevas a…
— ¡¡Yo no recibo órdenes de ti, Hikari…!! —Exclamó Huan de la rabia; eso calló a Hikari por unos segundos— ¡Me sabe a mierda lo que quieras pretender con esa perra (señala a Oana con la punta de la hoja de su Zenmetsu), pero yo no dejaré de pelear con esa ‘Slayer’ porque tú me lo exijas! ¿Entiendes, Hikari Akiyama?
En cierta medida fue algo incómodo esa situación; nunca imaginé que aquella camaradería se rompería de un momento a otro, reflejado en la actitud melancólica que se mezclaba con decepción e indignación. Hikari se vio cabizbaja por unos instantes, sin embargo alzó la mirada tras un profundo suspiro, revelándonos esa inexpresiva mirada en sus ojos mientras caminó para posicionarse como pretendiendo encarar tanto a mí como a su compañero Krieger; entonces, agarrando la empuñadura de su Zenmetsu con ambas manos y posicionar dicha arma con esa postura inicial de aquello que llaman Kendo, Hikari dijo con voz tranquila…
— ¡…! “Shinka…: Eien ni Saku (florece eternamente)…, Kanso Himawari”…
Lucía tan serena y a la vez siniestra cuando expulsaba de su cuerpo esa aura violenta, energía entre negrada y rojiza que destellaba coordinadamente con la amarillenta joya que se ubicaba casi cerca al collar de su espada oscura. La hoja recta de su Zenmetsu se curveaba tenuemente conforme a aquella energía que la envolvió, transformando su espada como cualquier Shukketsu de tipo especial; el supuesto lado sin filo de la hoja presentaba deformaciones puntiagudas, al igual que la empuñadura; además, su alargada apariencia no aparentaba sufrir mucho respecto a su largo original de 1.05 metros, aumentando solamente unos 5 centímetros de más; sin embargo, una vez completada su transformación radical, ella se tomó su ofensiva postura con una extraña “Katana” negra adornada de figurillas amarillas, desafiando tanto a mí como a Huan, quien en última instancia aceptaba la actitud ofensiva de su “ex compañera”.
— Conque así es como será ¿Eh, Hikari? —Dijo Huan mientras sonreía malévolamente, mezclando cierta decepción con intimidación— ¡…! “Shinka…: Fushí (corroe)…, Du Wu Lóng”…
Perspectiva de Hikari (Bellator): la gema purpura incrustada cerca al collar de su Zenmetsu brilló con suma intensidad mientras Huan desprendía un aura siniestra; aquella violeta aura agresiva y de aspecto tóxico envolvió su espada como siempre pasaba cuando él decidía liberar su forma original. La ‘Jian’ de Huan era una espada negra adornada de figurillas moradas y violetas que envolvían prácticamente toda la hoja, inclusive con tan extravagante diseño el filo rojizo sobresalía muy hermosa; sin embargo aquella noche él se había convertido en un oponente más con el que lidiar.
Me frustraba el tener que luchar contra quien consideraba mi amigo durante muchos años, pero Huan nunca quiso comprender mi deseo de enfrentarme a esa ‘Slayer’ de manera honorable; Oana siempre se mostró justa, arriesgándose a encarar a dos oponentes a la vez…, cosas así me hicieron cuestionar que tipo de persona era Oana y sobre mi supuesta amistad con Huan, y aunque no deseaba hacerlo…, mi rabia y decepción no me impidieron titubear. Oana se aferraba a su tenue confusión que intentó por todos los medios ocultar, pero también a su Shukketsu de empuñadura blanca, aquella adornada con pequeños círculos azul celeste que se ramificaban entre ellas para simular rosas espinadas; la guarda hexagonal contaba con 3 aspas diminutas, 3 pequeños círculos y una joya de extraño aspecto, tan peculiar que parecía una simple piedra aquamarina; con esa Shukketsu adoptó una postura defensiva, contraste a la actitud violenta que desprendía Huan, por lo que me limité a iniciar con una postura básica del Kendo, “Chudan no Kamae”, una postura bastante equilibrada tanto en defensa como ataque.
Nadie tomaba la iniciativa para dar el primer ataque; el ambiente se llenó de tensión entre, por lo menos, Oana y yo…, quizás por eso Huan después de algunos segundos de mera observación se atrevió a ser el primero en actuar. Me sorprendió que decidiera encararme a mí primero, arremetiendo ágilmente con un tajo de baja trayectoria, un ataque que a simple vista lo dejaba expuesto a cualquier ataque que yo iniciara… si quería…; no obstante, aun estando tan expuesto, vacilé al querer lastimar a mi viejo amigo…, pero Oana no sintió esa misma duda que se aferraba a mi corazón, lidiando con el ataque que yo no pude siquiera repeler.
Con un tajo que partió desde abajo, usando solamente el contrafilo de su Shukketsu logró desviar el amenazante tajo de Huan, exponiéndolo a un ataque que lanzó luego de girar su espada, intentando apuñalearlo con un descendente ataque; entonces, por mero impulso, defendí a Huan al interponer el contrafilo de mi katana…, sin entender el por qué lo hice, sin embargo Oana dijo algo que me hizo entrar en razón…
— Si en verdad deseas derrotarme (mira a Hikari), no me opongo a que sea con ayuda de esta basura (mira de reojo a Huan)… —se expresó ella de manera despectiva, y eso me desconcertó— No tengo idea de cuál es el tipo de relación que llevan, sin embargo se te nota que nunca le pondrás un dedo a esta escoria que ni te considera…
No terminaba de reprenderme cuando lanzaba su próximo ataque, esa vez, hacía mí; fue muy rápida, mas no algo con el que no pudiera lidiar en su momento, logrando defenderme de ese tajo que emergió tras un giro de su cuerpo, exponiéndose al repentino ataque en estocada de Huan. Oana era muy fuerte y hábil, pensé que Huan podría herirla así fuese ligeramente, siendo insuficiente contra ella; aun así, Oana debía lidiar con nosotros dos y al mismo tiempo, defendiéndose durante 20 a 30 segundos de una lluvia de tajos que pretendían abatirla rápidamente, llegando incluso a sincronizarnos para generar una potente ofensiva de la que a duras penas pudo resistir, llevándola a chocar abruptamente contra una congelada pared a menos de 5 metros, y terminando distanciada cerca de 6 metros más.
Se repuso de inmediato, y su expresión en el rostro señaló lo adolorida que estaba tras aquel impacto que le desarmaba la coleta de caballo, sin embargo le tocó soportarlo sin más cuando continuamos abordándola sin descanso. Huan es zurdo, y con su mano dominante se coordinó junto a mí cuando arremetimos ágilmente, posicionándome siempre a su diestra con tal de cerrar cualquier abertura que le diéramos a Oana para escabullirse de nuestra ofensiva…
— “Hanabari Odori”… —recité inexpresivamente mientras Huan ejecutó también su técnica secreta…
— “Lóng Zhi Dú Xi”… —pero él lo expresó de manera siniestra.
El “Hanabari Odori” libera de mi oscura katana incontables pétalos amarillos de energía pura que, al principio, envuelven la hoja de mi espada; sin embargo, con tan sólo un simple balancear, esos pétalos se desbordan como un incontenible y violento remolino, y tal técnica la utilicé en contra de Oana, logrando destrozarle y desmembrarle su pierna izquierda casi por completo. La técnica de Huan es mucho más letal; el “Lóng Zhi Dú Xi” libera una espesa niebla violeta que se condensa también en la hoja de su jian, y funcionando de la misma forma que mi técnica, Huan puede liberarla como una feroz corriente de humo en espiral, la que dirigió sin cuartel contra la lisiada de Oana, impactando sobre su abdomen que perforó como un taladro…, abatiendo a la ‘Slayer’ mientras el resto de su cadáver se desintegraba para extinguir toda existencia de ella, siendo un efecto adicional de la técnica de Huan.
— No se están conteniendo… —dijo cierta chica de voz familiar, aquella que creímos recién asesinada— eso hace interesante nuestra batalla… —agregó verbalmente a nuestras espaldas (literalmente), sorprendiéndonos Oana con su clara supervivencia— Ustedes los Krieger cuentan con unas técnicas muy raras y peligrosas; al principio pensé que te darías cuenta…, Hikari…
— ¿¡Qué…!? ¿¡Cómo es que tú…!? —exclamó Huan muy sorprendido, inclusive a mí me desconcertó encontrarla prácticamente ilesa, excepto por el leve moretón en su mejilla izquierda— ¡¡Estoy seguro que mi técnica secreta acabó con…!!
— Sólo viste una manifestación de mi “Gignere Mageia”… —dijo Oana muy seria y tranquila, explicándonos someramente lo que hizo para escapar de la muerte— en pocas palabras, creé un clon perfecto con un simple encantamiento de hielo, algo que sólo yo puedo hacer gracias a que corre, literalmente, por mis venas… ¿Cómo es que no pudieron notarlo cuando ese clon de hielo perdió una pierna?
Su seriedad pretendía ridiculizarnos conjeturando que ni nos percatamos que asesinamos un mero clon hecho de hielo; no supe quien había sido más descuidado, si Huan que dio el golpe de gracia o yo cuando borré su pierna, ignorando la sangre que nunca expulsó de sus heridas mortales.
— (Suspiro decepcionado) Como sea…, ya sé cuánto tiempo debo invertir para asegurar mi victoria… —mencionó ella igual de inmutable, hasta que dijo con total determinación— “Shinka…: Zettai Zero”…
La joya aguamarina en la guarda de su Shukketsu resplandecía con fulgor, al tiempo en que todo componente de su arma empezaba a desintegrarse en partículas lumínicas de tonalidad similar a la piedra aguamarina. Una vez que la hoja de su Shukketsu se desvanece por completo, la empuñadura blanca es la siguiente en hacerlo, quedando solamente la guarda hexagonal que seguía brillando con gran intensidad; aquella guarda que en ese instante se quedó en la palma de su mano dominante, de repente, se la adhiere a sí misma sobre su propio pecho, destellando cada vez más hasta estallar en una poderosa corriente helada que la envolvió en su totalidad.
Cuando aquella ventisca se debilitaba, tanto Huan como yo levemente pudimos apreciar una silueta encorvada desde el exterior, fémina silueta de complexión delgada que no alcanzaba ni el metro 50 de estatura y que se erguía lentamente, lo que al principio me hicieron dudar si en realidad seguía siendo la misma a la que estábamos enfrentando, pero cuando la ventisca se disipó abrupta e inesperadamente…, llegó a ser mucho más confuso cuando detallamos la apariencia física de quien estuvo en el centro de esa helada corriente. Su castaña cabellera era un claro distintivo de Oana, al igual que el uniforme que la relacionaba como ‘Slayer’, pero ante el extremo largo y lacia hebra de su cabello, era clarísimo que algo significativo le había ocurrido.
Tal vez su tez cobriza permaneció en su piel, siendo un poco más clara; sin embargo se veía un poco más joven que antes, viéndose como una chica de 12 a 13 años de edad, cuyos rasgos faciales diferían de aquella Oana que enfrentábamos; incluso, recordando muy bien el color de sus ojos, esos eran durante ese momento de un hermoso azul celeste, enseñándonos esos ojos cuando decidió abrirlos. La guarda hexagonal de su Shukketsu se alojaba aquella vez como un núcleo metálico de 3 aspas de metal con otras 3 aspas de energía azulada, solamente enseñada cuando bajó por completo la cremallera de su gabardina…
— ¿¡…!? ¿¡Q-Quién eres…!? —No dudé en preguntar, pero mi reacción atónita fue algo que no pude contener— ¿¡A dónde se fue la Mystic Slayer llamada Oana…!?
— ¿Qué? ¿Te refieres a mí…? —Dijo aquella chica inmutablemente seria, desconcertándome aún más— Está apariencia, al principio, también me sorprendió; una Shukketsu de clase especial debería manifestar la forma de su antiguo portador, o a veces las técnicas originales de su dueño de antaño, pero nunca esperé que resultara en esta apariencia (se detalla a sí misma); jamás contemplé que tomaría la forma física de la última portadora de esta Shukketsu, o por lo menos de manera parcial…, ya que Caillech von Feen fue la antigua Hada del Invierno, y tal parece que estoy lejos de obtener todo ese poder que ella poseía en vida.
Ya de por sí su expresión desinteresada era algo que contrastaba con sus palabras llenas de soberbia, además su apariencia y tono de voz eran mucho más radicales; me costaba creerle que adoptaba la apariencia de un Mystic de clase A como un hada, sin embargo mi escepticismo solamente podría desaparecer si me demostraba esa fortaleza característica de un Mystic que pertenece a los “7 clanes Imperiales”.
— ¡¡JA, JA, JA, JA, JA…!! —Huan reía a carcajadas, al punto de apretarse el abdomen con su brazo derecho— ¡Me causa mucha gracia tu nueva apariencia…! ¡En serio, luces “muy fuerte”! ¡Je, je, je, je! —Agregó sarcásticamente y entre risas, pero luego comentó supuestamente indignado— ¡No debiste dejar ir al súcubo, “mocosa” engreída…! Lóng Zhi Dú Xi…
Huan estaba equivocado al creer que Oana fue engreída, incluso yo llegué a pensarlo; ella simple y humildemente nos advirtió cuan poderosa se volvió cuando activo su “Shinka”, y nosotros la subestimamos. Oana, con su nueva apariencia, nos demostró su verdadero potencial, siendo tanta la diferencia entre ella y nosotros que le bastó con soplar tenuemente hacia el torbellino tóxico que Huan liberó tras una agresiva estocada, disipando aquel venenoso taladro gaseoso que se esparció como inofensivos copos de nieve, mas no fue lo único que Oana logró con aquel soplido, llegando alcanzarnos aquella leve exhalación helada que erizó nuestra piel…
— Ice Maker… —tranquilamente recitó Oana con esa dulce voz y apariencia pre-adolescente— “Viaje a Jotunheim”.
Oana, bajo esa joven e inocente apariencia, inició su contraataque de manera repentina en el instante en que posicionó sus manos por encima de su cabeza, entrecruzando sus antebrazos, manteniendo sus codos flexionados y enseñar las palmas de sus manos, aquella en donde surgió tan horripilante tormenta helada que invadió toda la 2da planta de las reflejadas instalaciones de Empire Company London. Ella con su gélido movimiento nos retuvo ahí sin poder hacer algo, y también nos redujo la visibilidad, limitándonos a soportar tan infernal ventisca mientras nos cubríamos el rostro con nuestros brazos; no obstante, cuando esos fríos ventarrones se calmaron inesperadamente, nos percatamos de que nuestras armas las cubrían algunas escarchas al igual que todo nuestro cuerpo, cuestionándome entonces cuál fue su objetivo… hasta que mi cuerpo fue arrastrado hacia ella como si fuese atraída por una fuerza magnética.
Luchaba por no seguir siendo atraída hacia ella, y me costaba creer que era Oana la que generaba aquella intensa atracción, sin embargo mis dudas se disiparon cuando la vi con su mano derecha posicionada de tal forma que atrajera algún objeto hacia sí misma; luego me di cuenta que Huan estaba en la misma situación que yo, luchando por mantenerse en ese punto de aquella improvisada zona de batalla. De repente… Oana dejó de atraernos hacia ella, decidiendo arremeter en contra nuestra cuando técnicamente ni lo esperábamos, siendo incapaces de verla cuando se nos acercó, y se ubicó entre Huan y yo, sorprendiéndonos instantáneamente y sin poder imaginar que llevaría su ofensiva en ese mismo momento, balanceando de forma delicada ambas manos que se acercaban a cada uno de nosotros…
— ¿¡…!? ¿¡Eh…!? ¿¡Cuándo fue que…!? —intenté pensar, sin embargo la confusión, el asombro y la angustia no me dejaron.
— Ice Maker… —mencionó inexpresivamente la transformada Oana, o para no confundir, a la que denominé “Oana-Caillech”— “En los dedos de Laufey”.
No necesitó tocarnos, pero con sólo acercar sus dedos fue suficiente para llenarnos de escarcha el pecho, repulsándonos a los dos tan violenta y poderosamente, incrustándonos en una pared a más de 14 metros aproximadamente, y que se agrietó con tan brutal choque pero que nos dejaba allí inmóviles por efecto de congelamiento de su altísimo movimiento mágico de hielo. La escarcha se esparcía por la ropa que vestíamos, y Huan demostró lo desesperado que estaba por querer desprenderse de la pared, mientras que yo comenzaba a aceptar resignadamente mi destino…
Siempre me sentí culpable por el fallecimiento de mis seres queridos a causa de mis caprichos; peticiones llenas de egoísmo que los llevaron a morir ese fatídico 8 de Marzo, el cual bautizaron “3-8 Osaka”… He cargado con la culpa durante 7 años, incluso llevé a mi mejor amigo, Huan, a los límites del desprecio que puede sentir alguien por la humanidad; hasta ese momento, nunca he valorado mi propia vida…, de verdad me importaba poco si llegaba a perderla en cada batalla, siempre dispuesta a dar mi vida porque así… sería capaz de enmendar todos mis errores…, por eso me rendía y renunciaba a mi existencia en el mundo…, pero Oana me hizo ver las cosas desde otra perspectiva.
— ¿Tan poco es el valor que le das a tu vida, Hikari? —Preguntó reprendientemente Oana-Caillech— Ice Maker, “Corazón Compasivo”…
— ¿…? ¿Qué estas…? —Medio consciente, susurraba levemente confundida— ¿Por qué me estás…?
Jamás imaginé que ella sería quien me salvaría, concentrando en la palma de su mano derecha todo aquel hielo que Oana-Caillech invocó, reuniéndola en una esfera de nieve de más de 86 centímetros de circunferencia que disipó inmediatamente, liberándonos tanto a mí como a Huan y dejándonos arrodillados sobre el suelo casi debilitados…
— ¿…? Je, je, je… La fortuna me sonríe… o se burla de mí al… dejarme seguir con vida… —susurré afligidamente, sonriendo bajo un deplorable estado emocional— ¿…? Oana, una chica como tú me confunde… ¿Por qué salvar a tu enemigo?
— ¿Enemigo? Esa palabra es muy fea —respondía Oana-Caillech mientras una efímera corriente envolvió su cuerpo para regresarle su apariencia original, al igual que a su Shukketsu— ¡…! Es difícil que algún día llegue a considerar a los humanos mis enemigos; juré protegerlos incluso si no compartimos ideales…
— ¡Muchas gracias, mi querida ‘Slayer’, pero…! —Interrumpió Huan a Oana, exclamando sarcásticamente— ¿Qué clase de mierda es esta? ¿…? No eres capaz de matarnos ¿Verdad? ¡Qué patética ‘Slayer’ eres…! —agregó él sonriendo siniestramente, quizás disfrazando la indignación que sentía— Para que sepas de antemano… ¡Yo no tengo piedad de mi enemigo!
Huan fue muy claro con lo que dijo y nunca se contuvo en atacar a Oana, la joven Mysthic Slayer que prácticamente nos dejaba vivir y que, aun anticipando la “repentina” arremetida de Huan, se tambaleó posiblemente por la debilidad que enseño de manera inconsciente. Oana perdió el equilibrio con el paso en retroceso de su pie derecho, exponiéndose a la estocada que dirigía hacia su corazón; sin embargo, sin que ninguno lo esperara, no sé por qué terminé interponiéndome entre Oana y Huan; sólo sé que mi cuerpo se movió solo y nada más…
Fui mucho más rápida que Huan en aquel momento; nunca antes me había desplazado tan rápido en mi vida como Gläubiger, mas no fue inútil para intentar proteger a aquella que valoraba mi existencia. Sorprendí a Huan drásticamente, pero fue mucho más impactante para Oana al verme ahí para salvarla, recibiendo la ofensiva que pretendió extinguir su vida, aquella estocada que su hundía cerca de mi hombro derecho y que pudo perforar de no haber perdido un poco de fuerza; duda o vacilación que vi en los ojos de Huan, pero la clara oportunidad para detener esa lucha sin sentido.
— ¿Por qué, Hikari? —quizás fue lo que Huan se le pasó por su mente; su mirada evidenciaba eso mismo, pero para mí no había forma que vacilara otra vez.
— ¡…! Hanabari… Odori… —así que susurrando, recité con suma determinación…
Me bastó con sólo balancear un poco mi Kanso Himawari, y desprendiendo de su hoja los miles de pétalos amarillos de pura energía que apunté hacia el brazo izquierdo de Huan, su mano dominante. Algo que faltó por explicar…, fue que los pétalos que invoco con el Hanabari Odori no cortan, esos pétalos en realidad devoran como un cardumen de pirañas, entonces no fue algo extraño que tanto el antebrazo izquierdo de Huan y gran parte de su transformada Zenmetsu desaparecieran tras mi técnica insignia, eso igualmente no afectó tanto a Huan, ya antes había perdido su antebrazo…, así que fue un gran alivio que solamente me deshiciera de aquella prótesis cibernética; Huan no merecía usarla (la prótesis)…, ni tampoco esa maldita Zenmetsu, y aunque borré gran parte de su espada que retornó a su forma básica, menos de la mitad de esa afilada hoja siguió en mi sangrante hombro.
Él no pudo continuar con su ofensiva, independientemente de haber sido desarmado, pues su atónita reacción lo paralizó de inmediato, Huan no esperó que yo me interpusiera en su camino, pero tampoco yo esperé que Oana hiciera algo al respecto, abordándolo ágilmente por su izquierda con una patada giratoria en sentido horizontal, pierna derecha que impacto de manera brusca y violenta sobre el costado izquierdo de su cara, noqueándolo en segundos cuando lo repulsó hacia un costado de la 2da planta, mientras que yo caí de rodillas… tal vez por el agotamiento y la pérdida leve de sangre tras aquella herida…
— ¿…? ¿Por qué lo hiciste, Hikari…? —dijo Oana bajo un tono que delató cierta indignación— Aunque no tiene caso que lo pregunte cuando tú siempre estuviste arriesgándote… (Aprieta el puño izquierdo en señal de frustración) Combatías sin temor de perder tu vida…, y eso quizás es admirable, porque significa que no le temes a la muerte…; sin embargo, ese último movimiento…, fue demasiado arriesgado…
— Es cierto…; eso fue muy arriesgado…, pero ni yo sé por qué lo hice… —pensé confundida mientras intentaba sacar la punta de la hoja negra— Supongo que me parecía injusto pagarle a alguien que fue capaz de perdonar la vida de sus semejantes —agregué a mis pensamientos sin lograr sacar aquella hoja, pero en verdad me era inútil, hasta que Oana se entrometió para ayudarme, agachándose frente a mí y logrando sacar la hoja.
— ¡…! Por la forma en la que sueles luchar, aparentas ser una chica prudente, metódica y analítica, que no actúa sólo por actuar…; por eso, y muchas cosas más —eso me lo decía con cierta melancolía, tratando la herida en mi hombro con su mano izquierda que emanaba una blanca aura— Debes haber perdido algo muy valioso…
— Es así… —la interrumpí sin más— No tiene caso preservar mi vida cuando he perdido tanto —le comenté a ella dejándome llevar por la depresión y la tristeza— Sería mejor si me reuniera con todos mis seres amados de una buena vez…
— Eres igual de estúpida como yo solía ser… —me dijo de repente, dejándome desconcertada y muda ante la confusión— Yo también actuaba igual que tú ¿Sabes? Pero entendí que cargar con la culpa no era sano, ni para mí, ni para quien arriesgó su vida con tal de protegerme…
— ¡¡PERO YO DEBÍ MORIR ESE DÍA…!! —Grité entre lágrimas, interrumpiendo a Oana de nuevo— ¡Sniff! ¡¡POR MI CULPA ELLOS FALLECIERON…!! Por mi culpa… yo… ¡Hic!
— ¿…? Creo que irrespetas la memoria de aquellos seres que amaste, y deshonras el esfuerzo de quienes te hayan dado la oportunidad de seguir con vida… —me dijo así tan serena y de manera repentina; eso calmó un poco mi llanto mientras que cabizbaja sólo podía levemente percibir que se erguía al ponerse de pie— Como te dije antes, nunca tuve la intención de matarlos… Son a ustedes los humanos a los que he estado protegiendo después de todo. Así que aprovecha esta oportunidad y abandona esa carga que has estado llevando por quien sabe cuánto tiempo —y Oana, luego de sus alentadoras palabras, se marchó lentamente…
Siempre me dije a mí misma… que yo debía ser quien muriera ese 8 de Marzo, mi madre lo era todo para mí, mi padre también era muy importante, mis hermanos…, todos…, todos ellos me guardaban un lugar especial en sus corazones, al igual que yo por ellos, pero sólo hasta esa noche… entendí que gracias a su sacrificio continúo con vida…, aunque haya tomado el camino equivocado…; sin embargo… puedo decir… que nunca me había sentido tan pero tan ligera… Te agradezco tanto, Oana…, gracias a ti pude desahogarme y llorar hasta que no pude más, gracias a ti… seguiré apreciando esta vida.
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