La Daga del Emperador de Plata - Volumen II - 17
Reporte de misión, Junio 27 de 2.018; alrededor de las 19:25 horas de la fecha mencionada, el escuadrón “Dunkelrot” bajo el mando de quien redacta este reporte llevó a cabo un allanamiento esa misma noche, sospechando que aquel detrás de los ataques al centro de Londres fue Klaus Labelle, CEO de Empire Company. La decisión de allanar el complejo tecno-industrial fue tomada bajo el acompañamiento de dos jóvenes Mysthic Slayers, Iori Kurosawa y Oana Northrop, aquellos que ayudaron en el combate contra el grupo personal de quien se supone lidera a “Tanken”, los “Krieger”, integrados por los jóvenes Gläubigers: Marco Fattore (alias “Praedo”), Hikari Akiyama (alias “Bellator”) y Huan Zhu (alias “Nuntius”).
Secretamente había puesto bajo protección a una joven Gläubiger llamada Yuna Gardner, junto a las portadoras de los dos últimos sellos de “Sealant”, Nathalie Marston y Tawny Marston, siendo halladas por Serenity Meadows (alias “Dulcedo”) y Tyler (alias “Squamae”); por fortuna lograron sobrevivir a su inesperado encuentro con ellos, sin embargo Yuna y las Mystics decidieron ser partícipes de nuestro enfrentamiento contra el ejército de “Servus” y contra Ariel Beaulieu (alias “Furore”).
De manera inesperada, la intervención de un peligroso ser no fue contemplada, resultando ser una “Verschlinger” quien puso en peligro la vida del ‘Slayer’, Iori Kurosawa, también la integridad de Yuna Gardner y de las Mystics, quienes acabaron siendo abatidas en combate por la misma. Ariel Beaulieu casi acaba siendo asesinada por la Verschlinger, pero gracias a la intervención de los agentes Damien von Ewig, agente de clase Blue; Amarïe Belrose, agente de clase Purple, y Henry Jekyll, director de la división especial de tecnología y agente de clase Green, todos integrantes del escuadrón Dunkelrot, pudimos derrotar a la Verschlinger de forma exitosa.
Cabe resaltar que todo lo descrito se llevó a cabo dentro del “Reflektierter Raum”, proporcionado el acceso gracias a los jóvenes ‘Slayers’ ya mencionados en su participación, además resalto la captura de todos los Krieger a excepción de Huan Zhu, quien terminó abatido en combate, además de la reclusión especial de Ariel Beaulieu que se haya en coma; no obstante, a pesar de las proezas logradas, yo, Heinz Lion King, estoy dispuesto a recibir las amonestaciones pertinentes que requieran para corregir mi comportamiento independiente delante de las normas establecidas por la agencia.
Julio 3 de 2.018.
Museo Británico. Londres, Inglaterra.
Perspectiva de Heinz: admiraba el pasado y la historia que guarda el obelisco de “Nectanebo II” como un visitante más del reconocido Museo Británico. No suelo vestir muy seguido tan casualmente, luciendo una negrada camisa deportiva de mangas alargadas, aquellas de tonalidad gris ceniza que remangué casi sobre mis codos, combinando eficazmente con los pantalones de mezclilla negros y botines de estilo casual del mismo color; debo reconocer que era bastante cómodo vestir de tal manera, pero eso no suele pasarme tan seguido…
A expensas de una fría mañana para un típico día de verano, pacientemente esperaba la llegada de aquellos que cité en el museo, y su presencia no fue tardía respecto a lo que imaginé que sería, sintiendo su arribo a mis espaldas.
Iori Kurosawa se presentaba con las alargadas mangas recogidas de su camisa azul de estilo casual, típico de él; lucía sencillamente con su rojizo pantalón de algodón y sus botines deportivos de tonalidad azul oscuro; Yuna Gardner, en cambio, se presentaba con una blusa larga de tono rosa con cuello en V, pero a hombros descubiertos; blanco pantalón ‘Capri’ que lucía casualmente con los mocasines para dama que concordaban con el tono cálido y pastel de su alargada blusa de imperceptibles pétalos estampados, que era adornada adicionalmente con su rubia cabellera trenzada. Había pasado una semana entera después de aquella difícil noche de finales de Junio, y sólo 4 días después de haber dado de alta en el hospital en el que fueron atendidos…
— Parece que se han recuperado del todo —comenté sonriendo tenuemente.
— D-De verdad lamento no haber podido atenderlo antes, agente King… También me disculpo por Iori, ya que él se negó en varias ocasiones en aceptar para venir —expresó Yuna Gardner avergonzada.
— Le insistí que tenía mis razones para negarme a venir o aceptar esta cita, Heinz King —dijo Iori Kurosawa con cierto aire malhumorado y desinteresado— pero Yuna logró convencerme de venir porque prácticamente la amenazaron.
— Nadie me amenazó, Iori, sólo que el agente King me aclaró que era más conveniente si nos reuníamos antes de complicar nuestra situación. Igual aceptaste ¿No es así, Iori? —y Yuna agregó con una sonrisa tenue, lo que sonrojaba de la vergüenza a Iori.
Mis actos no me llevaron a reprensiones que mancharan mi currículum dentro de la agencia, mas no me confiaba tanto cuando yo mismo omití información de suma relevancia, mintiendo sobre los responsables que condujeron a la derrota y extinción de la Verschlinger que enfrentamos esa noche…
— Iori Kurosawa, señorita Gardner… ¿De verdad no tienen memoria de lo ocurrido esa noche? —les preguntaba a ambos con la mayor seriedad del mundo; aun no me sentía seguro con sus declaraciones anteriores— Solamente recuerdan cuando cayeron heridos en batalla ¿Cierto?
— ¿…? ¿Por qué insistes con eso, Heinz King? —Reclamó Iori con cierta seriedad y molestia— La herida que sufrí (levanta la camisa para enseñar su abdomen por un instante) fue sumamente mortal, pero gracias a la intervención oportuna del equipo médico de K’ pude salvarme, incluso no dejaron cicatrices al respecto. Alabo el gran trabajo que hicieron para salvarnos a Yuna y a mí —agregó él con tranquilidad. Yuna también comentó al respecto, expresándose seria y algo tímida.
— E-Estoy de acuerdo con Iori, agente King. De mi parte… no hay mucho que pueda aportar después de sufrir esa herida que casi acaba con mi vida, así que perdóneme si no puedo ayudarlo a aclarar sus dudas —terminó agregando Yuna amablemente, mientras yo respondí sin más…
— ¡…! Ya veo…
Intentaba convencerme de que me decían la más sincera verdad, pero lo que yo vi aquella noche ponían en duda sus declaraciones. Sigo teniendo muy frescos los sucesos en mi mente, atestiguando en primera fila el momento en el que se plantaron ante la Verschlinger, estando aun con heridas graves en sus respectivos cuerpos; por eso… me seguía pareciendo una falsedad el que no tuvieran recuerdo alguno de lo que hicieron, y así fue como lo recuerdo…
Yuna, tras su inesperada reposición, había logrado repeler a la Verschlinger con un potente derechazo, alejando a la endemoniada criatura fémina bastante lejos, incluso hacerla chocar contra el suelo alrededor de 6 a 7 veces por cada 8 metros, hasta que hizo que impactara contra el muro de una de las edificaciones cercanas al interior del complejo tecno-industrial. Desconcertado, pero sin bajar la guardia, confié en dejar a Ariel reposando inconsciente sobre el suelo e intenté de inmediato detallarlos a ambos; tanto Iori como Yuna poseían expresiones contrarias a sus acostumbradas personalidades, siendo en el caso de Kurosawa que mantenía una expresión seria pero serena…, en cambio Yuna lucía una mirada más imponente y decidida, pero seria e intimidante a la vez.
Lo más curioso y desconcertante era lo que sus cuerpos sufrían en unos cuantos segundos, siendo casi similares para ambos. Iori comenzaba a sanársele la herida en su abdomen conforme su cabello se tornaba poco a poco de un tono distinto, pasando del oscuro negro al claro plateado del que se pigmentaba cada hebra de su cabellera alborotada, mas no siendo lo único que cambiaba drásticamente; sus ojos oscuros también se tornaban de un color diferente, tornándose de un azul celeste del que se les apreciaban pupilas rayadas…
Yuna por su parte se deshizo del improvisado vendaje en su mano derecha, rasgándola sólo con sus dientes; ahí vi las quemaduras en la palma de su mano, aquellas que desaparecían rápidamente dejándola limpia y sana por completo…; también retiró el improvisado cabestrillo y el supuesto vendaje que forraba su brazo izquierdo, detallando las severas quemaduras que igual desaparecían conforme al cambio de tono de su suelta y alargada cabellera rubia, hebras que se tornaban de un profundo color negro que resaltaba en sus ojos azules, aquellos que se tornaban de un siniestro rojo escarlata que delataba unas rayadas pupilas. Ella repentinamente se armó con una espada de hoja anaranjada y filo plateado, bastándole solamente con extender su recuperado brazo izquierdo hacia un lado; Iori aún conservaba empuñando su Shukketsu con su mano derecha, sin embargo esa emanaba una extraña aura azulada que envolvía tanto la hoja como la guarda, como si intentase tomar alguna forma definida…, sin embargo… me llamó la atención el que intercambiasen palabras entre ellos, hablando en un lenguaje que ya no es muy usado en este mundo…
— “Relinque me et aperiam tibi spatium ad oppugnandam illam, Niji” —dijo Iori inmutablemente, percibiéndole un leve eco en su voz.
— “Fac quod vis dum non obsta, Burakku” —y Yuna respondió apáticamente, percibiendo el mismo tipo de eco en su fémina voz.
Con esa misma Shukketsu, Iori arremetió contra la Verschlinger que apenas se reponía de la pasada ofensiva de Yuna, conectándole un tajo en el brazo izquierdo que culminaba en una abrupta repulsión.
Yuna Gardner de repente se unió a la contienda, pero al principio no se abalanzó en contra de la repelida Verschlinger que se había distanciado de Iori cerca de 20 metros, arremetiendo aparentemente contra el joven ‘Slayer’, arrojándole un tajo horizontal que chocó con la hoja de aquella Shukketsu, cuya aura adoptaba la forma de una hoja rara y ancha, y que además terminaba adornando inclusive la guarda romboide. Independiente de la materialización de la hoja de energía de color azul zafiro, sus espadas chocaron entre sí, no obstante la destreza y el extraño comportamiento de Iori hicieron que Yuna aparentemente fallara su ofensiva, desviando la hoja de su espada naranja que de manera inesperada empezó a emanar una extraña energía de tono platino, la que desapareció al instante cuando Yuna sacudió bruscamente su brazo derecho hacia arriba, liberando una poderosa ráfaga energizada bajo el casi mismo tono platino de antes, agregándosele un peculiar resplandor amarillento y que fue dirigido especialmente hacia la Verschlinger.
Estuve seguro de que el ataque dio en el blanco, mas no esperé que la Verschlinger se defendiera de la misma al alterar la estructura física de sus extremidades superiores, resultando prácticamente ilesa después de tan potente y explosiva ráfaga de energía, llevándome casi a la angustia; no obstante la contienda no acababa aun…, viendo que tanto Yuna como Iori siguieron con su conjunta ofensiva.
Fue sorprendente el presenciar tan magnifico combate que llegó a perdurar sólo 45 segundos; tanto la Verschlinger como Iori y Yuna, se movían con suma destreza y velocidad, atestiguando el más grande combate que jamás había visto, llenándome de incertidumbre de quien sería el primero en herir a la Verschlinger que empezaba a ser acorralada conforme pasaba cada segundo, y limitada a defenderse con sus brazos alterados o alejándose del alcance de los ataques de ambos, sobretodo de Yuna, la que prácticamente lideraba la ofensiva. Iori Kurosawa, si bien asistía con la ofensiva incesante, sólo estaba para cercar a la Verschlinger y acorralarla en el proceso, dejando que fuese Yuna Gardner quien se encargara de los ataques, logrando que ella concretara peligrosos ataques que provocaban leves heridas en el cuerpo de la Verschlinger; no obstante, lo que curiosamente captaba mi atención y asombro, era que Iori algunas veces usaba su Shukketsu para impactar la hoja anaranjada de la espada que Yuna sólo blandía con mano izquierda, de tal manera que con cada tajo la “recargaba” de una energía que ella liberaba con su mano derecha, balanceándola igual como si empuñara otra espada.
Sólo fueron unas pocas veces que Yuna usaba ese movimiento, y cuando Iori la asistía de aquella rara forma, ella liberaba ráfagas semejantes a la que usó al principio de la contienda; no obstante… cada ráfaga de energía era diferente en cada ataque, pues después de la primera ráfaga amarillenta liberada, la gama de colores cambiaba en cada tajo. Hubo un instante en que Yuna conectó una de sus ráfagas sobre el brazo izquierdo de la Verschlinger, en ese momento la energía tenía un ligero resplandor verdoso; posteriormente hubo otra que resplandecía bajo una tonalidad azulada, poco después otra de un azul más oscurecido, y otra de tonalidad morada que acertó sobre el abdomen de la Verschlinger…
El combate ya alcanzaba casi el minuto y medio, y aun no había indicios de que la batalla finalizara. La Verschlinger, casi tambaleándose, respondió a los continuos ataques de ambos jóvenes, disparando de sus agigantadas manos balas con un fulgor letal; eso cesó un poco los movimientos ofensivos de Iori y de Yuna, pero ese fue sólo el factor determinante que pondría fin a la batalla, siendo Iori el “recargar” la espada de Yuna por última vez esa noche, la que arremetió desde el aire tras saltar para eludir las balas calcinantes; eso llamó la total atención de la Verschlinger y también logró que ignorara a Iori, quien emergía de la cortina polvorienta con una tremenda velocidad jamás concebida por él, y aprovechándose de eso Iori selló los movimientos de la Verschlinger al golpearle su pierna derecha, haciendo que se arrodillara mientras Yuna llamaba a otra espada de hoja roja, y empuñándola con tanta firmeza lanzó su tajo en descenso…, filo que desprendió un poderoso resplandor rojizo que cortaba a la mitad (verticalmente) el cuerpo de la Verschlinger.
Fue un mero tajo limpio el que culminaba todo, concediéndoles la victoria a ambos jóvenes. Yuna Gardner logró lo imposible para ser una Gläubiger, y la Verschlinger sólo sufría las consecuencias de haber sido cortada por el ataque de Yuna, desintegrándose hasta borrar todo rastro de su peligrosa existencia, mas no era señal de que todo había acabado…
Estaba confundido y lleno de angustia cuando veía que Yuna se enfocaba por completo en Iori, con esa rencorosa mirada en sus ojos que sólo denotaba odio hacia él. Debía detenerla, y quizás tendría cierta oportunidad si Iori colaboraba, pero veía en él como si aceptara su destino y dispuesto a complacer el rencor de Yuna, y en medio de aquella indecisión ella sólo arremetió contra él…; sin embargo, tomándome desconcertado y antes de que Yuna clavara en el pecho de Iori la hoja de su espada roja, unas columnas de hielo los rodearon a ambos, y de aquellas estructuras gélidas, hilos de hielo se interpusieron entre los dos, apareciendo inclusive en escena la mismísima Oana Northrop.
Su presencia no fue coincidencia, Damien al parecer había logrado hallarla dentro del edificio principal que casi colapsaba, junto a dos de los Krieger; extrañamente Oana entrecruzaba sus brazos dándoles forma de una X, y también hacía raras señas con sus dedos, hasta que colocó repentinamente las manos en el suelo, resonando con aquel círculo formado por las columnas de hielo que lograban apaciguar a Yuna y a Iori, haciéndoles que perdieran la consciencia. Eso jamás se me borrará de mi mente, por desgracia no tuve mayor información posterior a esa contienda, y a veces no tenía caso seguir pensando sobre eso…
— De acuerdo, chicos, es hora de que los lleve a una de las instalaciones más importantes de K’ —fue lo que expresé sonriendo con cierta ligereza y determinación— Síganme por aquí.
— ¿…? ¿A dónde, agente King?
Perspectiva de Yuna: era momento de aclararlo todo, y sin embargo me sentía insegura de hacerlo; casi todo en el agente King me llenaba de dudas, incluso estar dentro del Museo Británico era una de las tantas. No vi cuando un guía se nos acercó, dirigiéndose solamente hacia el agente King, quien ni se inmutaba por la presencia del empleado del museo…
— Veo que le ha llamado mucho la atención el obelisco de “Nectanebo II” —dijo el guía con una amable sonrisa, pero el agente King respondió sonriendo tenuemente.
— ¿Cómo no maravillarme con lo que estaba hace miles de años a la entrada del santuario de “Toc”? Es sencillamente esplendoroso este obelisco… ¿Sabía usted que Toc era el “Dios de la Sabiduría” en la cultura egipcia?
— ¡Wow! Veo que conoce de historia —y el guía respondía con admiración, mientras el agente King proseguía con la explicación.
— Parece que nuestro rey de antaño, Jorge III sabía lo mismo.
— Así parece, caballero… ¿Sabía usted que flores le gustaban a su hija?
— Las rosas, supongo, pero en verano amaba las petunias…
Así culminaba su conversación y quizás el guía del museo no vio motivos para seguir presente, sin antes ofrecerle un folleto al agente King como señal de despedida; al abrir la primera página de aquel folleto, el agente King encontraba en su interior una tarjeta negra que casi no pude detallar, avistándola por mera curiosidad. Con aquella tarjeta en mano, el agente King se dirigió hacia un pasillo que pasaba desapercibido hasta toparse con una puerta de madera, la que lucía minuciosos detalles extravagantes tallados en ella, figuras decorativas de ángeles y caballeros de la época medieval; al abrirla nos topábamos con las puertas de un elevador, y el agente King fue el primero en adentrarse apenas se abrieron.
Fue notorio que descendíamos estando dentro del elevador, y el agente King desde que entró nunca dejó de mirarse al espejo, lo que despertó mi curiosidad otra vez, preguntándole sobre su extraño comportamiento…
— ¿Por qué se ubica hacia el espejo, agente King? —pero Iori fue quien respondía tosca y jocosamente.
— Debe ser uno de esos ataques de narcisismo. Él parece sufrir constantemente de ellos, Yuna.
El agente King, ante tal comentario, miró a Iori de reojo y levantó delicadamente la ceja izquierda, sonriéndole de manera tenue al demostrarle la poca importancia ante tan irrespetuoso comentario, mientras el elevador seguía descendiendo. Pasados varias plantas subterráneas, el espejo dejó de reflejarnos para pasar a un simple cristal panorámico, donde se podía apreciar las inmensas instalaciones de la sede central de la agencia secreta a la que el agente King pertenecía; Iori y yo nos quedamos atónitos ante la inmensidad del complejo secreto, y paralizados al maravillar las mismas.
Cuando las puertas del elevador se abrieron, aunque Iori y yo éramos los más cercanos a la salida, el agente King fue el primero en salir… ¿Cómo no quedarse ahí inmóviles cuando veíamos tan majestuosa construcción? Era como pararse frente al “Times Square” de la concurrida ciudad de Nueva York, lleno de imponentes edificios del que no tenía claro sus límites; dejando de lado las inmensas instalaciones, había un obelisco frente a la entrada que conservaba una placa metálica, en ella se apreciaba con orgullo una espada que se fundía con un escudo adornado de una cruz, que en su centro llevaba la letra K en mayúscula con una apostrofe bajo el estilo gótico británico…
— ¡¡Wow…!! ¡E-Esto sí que es grande, agente King…!
— Me impresiona que te haya gustado, Yuna Gardner… —su voz se me hizo familiar y sólo me cercioré de quien se trataba cuando volteé a mirar a aquella a nuestras espaldas— Gracias por traerlos hasta acá, Heinz —dijo sonriéndonos serenamente, a lo que el agente King respondió sonriendo tenuemente, ayudándome a recordar de inmediato quien era esa persona que confundía con una mujer.
— No fue nada, Myghal. Es reconfortante tenerte recuperado.
— Muchas gracias…; lástima que no pude ayudarlos en su pasada misión —dijo el señor Myghal con cierta tristeza, manteniendo su sonrisa— aun así, es gratificante saber que pudieron alzarse con la victoria ante la presencia de esa Verschlinger; de haber sobrevivido, el mundo humano habría pasado por una terrible situación —agregó complacidamente— ¡…! (mira a Iori) Tú vienes conmigo, Iori Kurosawa; el director Kaminski te está esperando en su oficina, y te advierto que no lo hagas esperar… —su serenidad contrastaba con su intimidante mirada que ponía sobre Iori, pero fue sólo por unos segundos— (mira Yuna) Heinz, por favor, conduce a la señorita Gardner hacia donde se encuentra Serenity Meadows. Ha estado preguntando por ella desde que despertó hace un par de días.
— De acuerdo —respondió el agente King sonriéndole levemente— señorita Gardner, me sigue por acá —y yo simplemente asentí en silencio…
Perspectiva de Oana: quería distraerme con sólo ver la cascada artificial, viéndola desde la cómoda habitación que me habían concedido durante mi pequeña instancia en las instalaciones secretas de K’. Había decidido vestirme con los atuendos casuales que usaba durante mi estancia en Siberia, siendo lo único diferente en que recogí mi larga cabellera con una coleta de caballo, además de que portaba mi Shukketsu enfundada; sin embargo, independiente de mi apariencia, no dejaba de pensar en lo ocurrido aquel miércoles nocturno de finales del mes anterior, y con mis brazos cruzados ese momento volvió a mi cabeza.
Me había condenado a mí misma intentando mantener la 6ta planta en la que Hikari y el chico derrotado por Iori estaban. Luchaba con las pocas fuerzas que me quedaban, pero mi cuerpo estaba a punto de ceder…, hasta que el licántropo Damien llegó para sacarnos de ese lugar. Nos puso a salvos a todos, y le agradezco por haberme salvado aquella noche, sin embargo la impotencia me invadió cuando vi que Blossom se hallaba gravemente herida, desconociendo el por qué había llegado hasta ese lamentable estado.
Ignoraba todo a mí alrededor, aferrándome a querer ayudarla cuando sólo era una simple existencia autómata, pero a la que le había tomado tanto aprecio, ayudándome a soportar indirectamente la soledad y la culpa que vivió en mi corazón por casi 2 años.
— ¿…? ¿Oana L-Laelia Northrop? —preguntó Blossom casi anonadada.
— Blossom… ¿Q-Qué te ocurrió? —Tenía ganas de llorar, pero me contuve en hacerlo cuando me percataba de lo que ocurría a mí alrededor— ¿…? ¿Qué está pasando aquí…?
— Oana…, quiero informarle que pude proteger a Yuna Gardner hasta… d-donde mis capacidades me lo permitieron… —me explicaba Blossom— sin embargo… captó mi atención cierta anomalía que provenía de ella (mira a la Verschlinger que lucha contra Yuna e Iori), eso me dejó en este deplorable estado… y dudo que continúe manteniendo mi forma física; no obstante… quisiera otorgarle algunos datos que le serán de utilidad en el futuro cercano…
— ¿…? ¿Qué dices…? ¡Sabes que eso está prohibido, Blossom…! —exclamaba desesperada, pero Blossom mencionó algo que calló mis reclamos.
— ¿Desde cuándo usted se preocupa por las normas que impusieron los Steiner, Oana Laelia Northrop…? —Y aquella inquietud me dejó atónita— Soy consciente de que… lo que haré terminará infringiendo algunas reglas…, pero no estoy en condiciones para evitar tales dilemas… (Mira a Heinz) Comparta los datos con él y su equipo, Oana…, ellos son de aquellos que se pueden… considerar de c-confianza… —me decía sonriendo serenamente Blossom mientras me daba una lumínica gema romboide de color azul, la que con tristeza recibí.
— B-Blossom… ¡Hic! —Y no pude contener mis lágrimas— Si te pierdo ahora… ¿Qué será de mí…? ¡Hic! ¿A quién le confiaré todos mis secretos? Momentos de alegría, de tristeza, de rabia ¿A quién le confiaré todo, Blossom…?
— Necesita… de una amiga de verdad…, Oana…, pero ya tiene a Yuna Gardner y…, posiblemente, a… Iori Kurosawa… —Blossom respondió sonriendo comprensivamente. Por primera vez la vi expresar tales gestos— Debe hacer algo al respecto (mira a Iori y a Yuna)… antes de que mi integridad física llegue al 15%; a partir de ese valor… me será imposible mantenerlos dentro del Reflektierter Raum.
Convencer a Blossom de lo contrario fue imposible cuando no tenía cómo hacerlo, mas no fue la única causa que me impidieron no aceptar su deseo, viendo el instante en el que una Yuna de lacia cabellera negra lograba cercenar en dos a la Verschlinger, exterminándola de un solo tajo. Ingenuamente creí que ahí acabaría el conflicto, pero me desconcertó el que Yuna se abalanzara en contra de un Iori de cabellos plateados, claramente con intenciones violentas de las que mi cuerpo, por sí solo, detuvo con un extraño Exponentia del que me cuestionaba conocer con sumo detalle.
Por alguna razón invoqué columnas gélidas que los rodearon a ambos, de las cuales hilos de hielo surgieron para interponerse entre ambos, y segundos después colocaba mis manos en el suelo, momento en el que por casualidad aquel círculo de columnas de hielo respondían a lo que hacía, calmando tanto a Yuna como a Iori, y retornándoles los tonos naturales de sus respectivos cabellos mientras se desmayaban, siendo el momento exacto en el que todos retornábamos al mundo real…; eso significó que Blossom había desaparecido…
Me mantuve tan absorta en mis pensamientos y en los recuerdos de aquella noche, que no noté cuando el profesor Jekyll había entrado a la habitación; por él mismo fue que me percaté de su presencia, llamándome pocos segundos después de su llegada. Llevaba una especie de tabla electrónica debajo del brazo derecho, apoyándosela a su pectoral del mismo lado, y sólo me hablaría cuando se posicionó a mi diestra, enseñándome lo que su aparato tecnológico detallaba en pantalla…
— ¿…? ¿Qué es esto? —pregunté seria y casi desinteresadamente, viendo lo que le mostraba en su tabla.
— Son casi todos los datos que la Versteckt, que identificaba usted como “Blossom”, le dejó tras su pérdida física. Quisiera decirle que debió ser duro perderla… —era un gesto muy amable, pero me vi obligada a detenerlo, interrumpiéndolo abruptamente.
— Me hace ver como alguien que estuvo muy apegada a ella, siendo un ser artificial en primer lugar, profesor —le dije con seriedad, ocultando esa pequeña sensación de humillación, pero cambié rápidamente de parecer— sin embargo eso es lo que me cuesta reconocer… ¿Cuán apegada estuve a ella y por cuánto tiempo? (risa tímida) Je, je…, es ridículo que sea así ¿Cierto…?
— Para nada, Oana Northrop —y el profesor Jekyll me interrumpió sin más al decirme con cierta calma— No tiene de malo que te hayas apegado a un ser como ella; personalmente le tomo aprecio a las cosas que fabrico, y quizás no se compare con lo que te está pasando. Si fuese yo quien estuviese en tu lugar… habría sentido lo mismo —en verdad fueron, desde mi perspectiva, hermosas palabras de aliento; pero así como vinieron, así se fueron, desmoronando tan hermoso momento— En fin, hallé mucha información valiosa que ayudará a la agencia en materia de seguridad global. En serio es de admirar a los científicos de Juuni Bumon por tal magnífica labor, aunque no he logrado desencriptar la mayoría de esos archivos.
— ¿Eh…? Ah…, sí… Son muy reconocidos en el mundo de dónde vengo… —respondía con desinterés y cierta decepción, mirando algo esquiva por ese mismo sentimiento.
— Por otra parte…, no fue lo único que logré encontrar. Blossom le dejó algo que podría interesarle, Oana —agregó el profesor, lo que me asombró y en cierta medida levantó mi ánimo— Como puede ver aquí (toca la pantalla de la tableta que Oana sostiene) ella recopiló la mayoría de sus datos, e incluso creó diseños de su propio cuerpo para que pudiera recuperar su forma física. Por desgracia no está completo, ya que no cuento con los materiales necesarios para culminar lo que ella propuso…
— Esa Blossom sí que es…
— ¿…? ¿Dijo algo, Oana…? —preguntó casi confundido; no era de extrañar cuando lo que mencioné fue mediante un susurro.
— Esa condenada se esfuerza por hacerme sonreír… —y sonriendo de la alegría, una lágrima brotó de mi ojo derecho— por eso es que le tomé tanto aprecio…
Perspectiva de Yuna: me ponía nerviosa aun sin haber llegado a la habitación en la que descansaba Serenity, mi “Onee-chan”; el agente King había sido muy claro cuando nos dirigíamos a donde ella reposaba de sus heridas, y enfatizó que su estadía ahí sería corta por los crímenes cometidos, incluyendo a sus compañeros sobrevivientes. Me causó curiosidad que, al pasar por una de las habitaciones de aquel extenso y ancho pasillo, ver a aquella chica que protegí de la Verschlinger arriesgando mi pellejo, la misma que aún conservaba sobre sus mejillas las líneas que dibujaron alas, aquellas plasmadas en su piel como tenues quemaduras imborrables, y viéndola depender de la mascarilla que la oxigenaba artificialmente; pero fue mucho más curioso observar la presencia de Vania en esa habitación. En la mirada de Vania se evidenciaba una profunda tristeza que era difícil de consolar, igual si hubiese tenido tiempo… sacarla de su aflicción sería difícil como mencioné, y por eso continué mi camino junto al agente King.
Conforme recorría el pasillo, y pasando por otras habitaciones, veía a los compañeros de mi Onee-chan (Serenity Meadows), sin embargo sus estados sobrepasaban el de simplemente estar recuperándose, presintiendo que aparentaban más estar recluidos que descansando si bien vestían atuendos que los convertían en pacientes hospitalizados. Estaban los dos que atacaron el restaurante donde trabajó Nathalie; uno de ellos, el de la cicatriz en forma de X, aun lo veía en cama con vendajes que solo fueron visibles desde su cuello, en cambio la chica de rasgos nipones lucía mejor físicamente, reposando cómodamente y dependiendo de un cabestrillo que limitaba la movilidad de su brazo derecho; pasando a otra habitación estaba el que intentó luchar contra el señor Myghal…, creo que respondía al nombre de Squamae o algo así, era el mismo que acompañó a mi Onee-chan en la noche de nuestro enfrentamiento; él sí que parecía ser un recluso y no un paciente…
— No deberías sentir lástima por ellos, señorita Gardner —dijo repentinamente el agente King con cierta seriedad, imaginando que lo decía al ver mi mirada afligida— Aunque sean jóvenes seres humanos, como los que intentamos proteger en este mundo, no les quita que cometieron graves crímenes. Si te soy sincero, me da un poquito de miedo el imaginar que tendrán pensado hacer con ellos…, claro que para bien, señorita Gardner ¡…! (Se detiene) Bien. Hemos llegado, señorita Gardner.
Dudé de nuevo al estar en ese instante frente a la puerta de la habitación de mi Onee-chan, mas no me quedaría vacilando por siempre y, tal vez, fue la razón suficiente para entrar en ella. Estaba ahí reposando en cama, viendo las consecuencias de nuestro enfrentamiento personal del que aún no se recuperaba; tenía el brazo izquierdo totalmente vendado e inmovilizado, también poseía vendajes sobre su cuello y un parche aséptico sobre su mejilla izquierda; su mirada lucía algo vacía y llena de tristeza, pero eso no fue impedimento para acercármele y hablarle como solía hacerlo cuando ambas éramos unas pequeñas niñas.
— ¿Cómo estás, Onee-chan? —ante mi expresión serena, mi Onee-chan reaccionó levemente sorprendida, pero en realidad fue tomarla desprevenida— ¿Aun te duelen estas heridas…?
— ¿Por qué me tratas así cuando te causé mucho daño, Yuna-chan? —me preguntó ella con esa cabizbaja mirada cuando me interrumpía, pero yo respondí sin dejarme afligir por eso.
— No comprendo tu pregunta cuando insististe en verme, Onee-chan…
— Admito que quería verte, pero me extraña que seas tan amable conmigo después de todo lo sucedido entre nosotras —y mi Onee-chan insistía con esa actitud deprimente, sin embargo yo no cambié mi actitud hacia ella.
— Fuimos grandes amigas en el pasado…; diría que fuiste la primera amiga que tuve, más bien te pido disculpas por haberme olvidado de ti, Onee-chan —y mis palabras hicieron que ella empezara a llorar de forma inesperada; por eso, y otras razones más, la abracé con delicadeza, apoyando su cabeza sobre mi hombro izquierdo mientras la acariciaba con mi mano derecha— Una tragedia nos separó, pero una confrontación nos volvió a unir, y me alegra que haya sido así.
Con su brazo derecho respondió a mi cariñoso gesto, abrazándome fuertemente mientras lloraba tal vez por arrepentimiento, llorando como un bebé que anhela el calor de su mamá o un niño al que lo aqueja una raspadura en su rodilla; de verdad fue uno de los momentos más emotivos que haya podido experimentar, porque había recuperado a una gran amiga, aquella que con insistencia suplicaba que la perdonara por todos los medios…
Perspectiva de Iori: el señor Myghal me condujo hacia la planta más alta del complejo subterráneo; sólo una automática puerta corrediza nos separaba de quien exigía mi presencia en su oficina, la más grande y extravagante que hacía honor a su cargo dentro de K’. Dándonos al principio la espalda, me dio oportunidad de detallar su apariencia física, siendo un individuo de 1.89 de estatura que cargaba con un saco de color negro, aquella que agrandaba aún más esos anchos hombros y gigantesca espalda, propia de alguien corpulento como él; del bolsillo izquierdo de su pantalón negro sacó un encendedor metálico, utilizándolo para encender un habano ya puesto en su boca, enseñando además esa cicatriz en su caucásica mano izquierda que demostraba haber sido bastante profunda; una vez que volteó su cuerpo, terminó abrochándose el saco, sin antes enseñar el chaleco de color gris oscuro que llevaba puesto por encima de su formal camisa blanca y corbata color vino tinto. Ya ajustando y arreglándose el mismo saco, me miró directamente con esos profundos y oscuros ojos azules, al tiempo en que frotaba su cabeza con la intención de arreglar el pequeño flequillo rebelde de su lacia cabellera castaña rojiza, la que empezaba a mostrar signos de envejecimiento ante la somera presencia de hebras canosas; sin embargo, a pesar de aquellos signos de vejez, su rostro enseñaba una madurez entre los 42 a 44 años de edad, algo que quizás podría poner en duda respecto a su edad original…
— Buenos días, director Kaminski. (Mira a Iori y luego a Kaminski) Él es Iori Kurosawa, el joven Mysthic Slayer que colaboró recientemente en nuestras misiones, señor. —mencionó el señor Myghal con respeto.
— ¿…? ¿Es él…? —Preguntó el tal Kaminski con seriedad y escepticismo, notándosele el marcado acento ruso— Se ve muy escuálido para ser un hábil “Voin” (Guerrero).
— Créame cuando le diga que no puede juzgar a un Mysthic Slayer por su apariencia física —comenté con clara arrogancia, provocando al tal Kaminski que reaccionaba levemente enojado.
— ¡…! Tienes “Muzhestvo” (Agallas), chico. Hasta ahora Heinz King y tú han tenido la “Otvazhnyy” (Osadía) de hablarme con tanta imprudencia —pero igual Kaminski sonrió de manera tenue, dirigiéndose verbalmente al señor Myghal mientras me apuntaba con el dedo índice de su mano derecha— “Mne Nravitsya Etot Paren’” (Me Agrada Este Chico).
— ¿…? (Suspiro impaciente) Seré directo con usted… ¿Qué es lo que desea de mí? Porque dudo que quieran una cátedra de cómo convertir a sus agentes en excelentes “guardianes” de la humanidad —con seriedad me atreví a decirle desafiantemente.
— Que arrogante estás, Iori Kurosawa. No es propio de ti que te expreses de esta manera —comentó el señor Myghal con seriedad y con cierta molestia.
— Déjalo, Myghal (Sonríe). Técnicamente me dices que vaya al grano ¿No es así, “Mal’chik” (Muchacho)…? ¿Qué opinas tú, lord Mica’el? —dijo Kaminski serio y sonriendo levemente, a lo que el señor Myghal respondió.
— (Sonrisa tenue) El joven ‘Slayer’ desea que sea claro, Vikenti Kaminski.
— Je, je… De acuerdo ¡…! Así están las cosas, Iori Kurosawa…; la junta directiva de la agencia secreta contra los seres sobrenaturales, K’, desea que te integres a la agencia, tomando el entrenamiento en la “Academia de formación”, y asumas a largo plazo la clase “Black” en la división de maestros espadachines —dijo Kaminski seriamente.
— ¿…? (Suspiro impaciente otra vez) No gracias. Rechazo la oferta —respondí desinteresada y malhumoradamente, sin embargo el señor Myghal agregó…
— Yo también me opongo —e igual que Kaminski, que opinó también.
— Igual yo —por esas opiniones me sorprendí y me confundí, pero Kaminski expuso sus razones y más, con la mayor seriedad posible— ¡…! Verte aquí presente, me recuerda a un joven Heinz en la academia; uno que se metía en muchos problemas con cierto candidato compatriota que terminó por ser expulsado de la academia, gracias o por culpa del ahora líder del escuadrón “Dunkelrot”… Por eso me rehusé, como director general, de reclutar a un “Soplivyy” (Mocoso) como tú, Iori Kurosawa…; sin embargo…, a pesar de tu procedencia…, deseo otra clase de labor para ti.
— ¿…? ¿Qué intenta proponerme, Kaminski? —pregunté desconfiadamente.
— Vania Shurado está actualmente bajo la tutoría de lord Mica’el Tendo… como ya debes saber, no obstante ella actúa sólo cuando él (mira a Myghal) se lo permite, y de manera secreta…, claro está —decía seriamente— El escuadrón Dunkelrot es la mayor excepción en toda la historia de K’, compuesta por “particulares” agentes bajo el liderato de un “particular” y “problemático” agente.
— Heinz requiere de alguien que ocupe la vacante que Grigore von Ewig dejó en su escuadrón —explicaba el señor Myghal cuando reaccioné tenuemente sorprendido, interrumpiéndolo de manera repentina.
— ¿Grigore hizo parte del escuadrón de Heinz King? —Pero también reaccionaba indignado— ¿Qué carajos es esto? ¡Ese malnacido actuó siniestramente frente a sus narices…! ¿¡Y ustedes no hicieron algo al respecto!?
— (Exhala humo de la boca) El “Chertov Ublyudok” (Maldito Bastardo) de Grigore von Ewig supo moverse excelentemente bajo las narices del mismo Heinz, y eso trajo ciertos inconvenientes para él, arrastrando inclusive a la misma K’ —comentaba calmadamente Kaminski— Heinz fue sabio al desprenderse temporalmente de la agencia en general, y junto a su escuadrón intentó remediar las cosas; eso lo llevó a Empire Company London, “Soplivyy” —con eso caí en cuenta sobre algo en especial…
— ¿…? Es por eso que nos dijeron que K’ no era segura aquella tarde…, antes de iniciar el allanamiento en Empire —dije casi atónito, sin embargo el señor Myghal deshizo la tensa atmosfera con cierta explicación.
— ¡…! En fin (mira de reojo a Iori), aclarado esto…, la junta directiva había considerado que formalizáramos tu integración dentro de la agencia como cualquier otro candidato, y así integraras Dunkelrot a largo plazo —comentaba el señor Myghal con seriedad y tranquilidad— Vania había sido considerada por Vikenti (mira a Kaminski por segundos) en un principio, mucho antes de que la agencia supiera sobre ti para ocupar la vacante en el escuadrón de Heinz, pero hice que declinara tal oferta. Iori, considera esto como una manera de que sigas ejerciendo tus deberes como si fueses un Mysthic Slayer en toda regla.
— ¡…! ¿Bajo las ordenes de K’? —Pregunté desconfiadamente— Técnicamente estaría subyugado a ustedes… ¿Qué hay de diferente en esto?
— No hay diferencia, “Soplivyy” —respondió Kaminski con toda franqueza, asombrándome en el acto— sin embargo, podrás alejar de todo esto a esa chica que, irresponsablemente, involucraste en tus labores como ‘Slayer’.
— ¿…? En pocas palabras…, quiere reclutarme, a cambio de la seguridad de Yuna ¿Cierto? —dije ligeramente serio e indignado, y Kaminski respondió tajantemente.
— “Da” (Sí).
— Sería lo ideal, Iori; si Yuna Gardner continua a tu lado, te verás obligado a involucrarla, tengas o no la intención de hacerlo… —agregaba el señor Myghal— Entonces, Iori Kurosawa… ¿Aceptas?
Perspectiva de Yuna: luego de visitar y despedirme de mi Onee-chan, quise pasar un momento de soledad en una espaciosa habitación con un ventanal panorámico, aquella que simulaba demasiado bien el paso del día; tal vez estaba ahí para otorgarles a los agentes resguardados, en las profundidades de esas instalaciones secretas, el paso diario que abarcaban noción del tiempo y del clima, recordándoles que no son aves enjauladas. Completamente distraída, nunca me percaté de la llegada de Oana, y ella tampoco lo hizo fácil cuando se me acercó casi sigilosa, ubicándose a mi diestra…
— Escuché que pronto judicializarán a los ex Krieger —fue con lo que Oana inició nuestra conversación, comentando de manera casi desinteresada— aunque será por fuera de estas instalaciones —pero yo no pude expresarlo de la misma manera, comentando con cierta melancolía.
— Sí, lo sé… el agente King me lo comentó. Dijo que su escuadrón se encargará de ese proceso en especial.
— ¡…! (Mira a Yuna de reojo) Siento que quieres decirme algo… ¿Tendrías el valor de hacerlo, Yuna? —Oana, por alguna razón, se le oía algo afligida.
— (Suspiro profundo) ¡…! En aquel entonces, cuando nos conocimos…, me mentiste…
— ¡…! Sí…, eso hice… Parece que “entre cielo y tierra, nada queda oculto”… —y ante mi declaración, ella respondió descaradamente; eso me obligó a hondear en más respuestas.
— Ya veo… Entonces… ¿Qué es lo que sabes de mis habilidades, Oana? —pero ella se quedó en silencio…, hasta que respondió.
— Sólo sé que… eres alguien muy especial…
— Peligrosa… ¿Querrás decir…? —Sin embargo mi comentario la dejó ligeramente atónita— Es la segunda vez que libero una fuerza que no comprendo…, pero se siente más aterrador ahora que no sé lo que hice —agregaba yo, aun bajo un sentimiento de melancolía, y Oana comentaba con la misma extraña seriedad de antes.
— ¿…? ¿Qué te hace pensar en eso, Yuna?
— El agente King, sin querer, me lo ha hecho saber… ¿Quién se atreve a preguntar sobre algo que no recuerdas? ¡…! Eso es lo que mi intuición me dice… (Mirada hacia arriba, vacía y triste) Oana… ¿Qué es lo que soy…? ¿Puede un Gläubiger invocar 2 Tänzerin…? Siento que eso se escapa de lo… “normal” —podía seguir hablando y hablando, mas no recibía comentario alguno de Oana— Ahora que lo recuerdo…, dijiste en algún momento que estuviste de encubierta en la secundaria “Sanctus Mica’el”… ¿Por qué no logro recordarte cuando estuviste ahí, Oana…?
— ¿…? ¿A dónde pretendes llegar con todo esto, Yuna…? —y de pronto Oana me habló, preguntándome bajo una expresión casi nerviosa.
— Oana… ¿Puedes borrar mi existencia de este mundo? —Preguntaba sonriendo tenue y afligidamente— ¿Es posible que borres a “Yuna Gardner” de la mente de quienes la rodean? —y eso hizo que Oana reaccionara enormemente atónita e indignada.
— ¿¡P-Por qué querrías eso, Yuna…!?
— ¡¡Porque siento que soy un monstruo!! —Exclamé entre lágrimas leves— ¡Aunque la herida de Dorothy no fue mi culpa…, siento que no podré seguir ocultándole lo que ni siquiera yo sé que soy…; por eso, aunque me cause mucha tristeza, quiero desaparecer de sus vidas! ¡Sniff! ¡Si continúo al lado de todos los que aprecio, terminarán lastimados! ¡Y no quiero eso…! ¡Sniff!
— ¿…? ¿E-Estás segura de lo que deseas…, Yuna…? Porque… conozco a alguien que es capaz de borrar tu completa existencia… de los recuerdos de las personas que más atesoras en toda tu vida… —decía Oana seria y un poco melancólica— Solamente dime… si de verdad quieres eso para ti.
No necesité de palabras para darle mi respuesta a Oana, simplemente recibió con estupefacción la toma de su mano derecha por parte mía, apretándola con cierta fuerza y delicadeza, seguida de una sonriente respuesta positiva que pretendía disfrazar mis tristes lágrimas…, y terminando por abrazarla con cierta calidez. Oana y yo nos marchamos horas después de haber resuelto todo asunto con la agencia secreta, K’; no tuve tiempo ni de despedirme de Iori, o debería decir que no quise hacerlo…, sintiendo que iba a ser doloroso cuando sería la última vez que lo vería…
Aeropuerto Internacional de Londres-Heathrow. Londres, Inglaterra.
3 días después de resolver mis asuntos con todo lo que involucrase a Iori y a K’, aquella mañana esperaba a Oana en la sala de abordaje, pacientemente sentada en una banca solitaria, y mirando sin un punto fijo al ventanal panorámico del aeropuerto internacional de la capital británica, cuando de repente una bella mujer se sentó a mi lado. Sacudía un poco la blusa juvenil blanca de manga corta que vestía aquella mañana, ya que el calor veraniego hacía de las suyas aun estando bajo techo, ignorando sin querer la presencia de mi desconocida acompañante; el pantalón de mezclilla azul celeste comenzaba a sofocarme un poco las piernas, y mis pies se sentían levemente pegajosos con el blanquecino calzado casual de esa vez; sin embargo, de repente, la desconocida dama se dirigió cortésmente hacia mí.
— ¿Oh? ¡Buenos días, señorita! No me había dado cuenta de que una linda jovencita estaba aquí a mi lado —dijo aquella mujer amablemente. No la había detallado, por lo que no sabía cómo era físicamente; igual, respondí a su cortés saludo.
— Buenos días, señori… ¿Ta…?
Cuando decidí corresponder a su saludo matutino, también decidí mirarla, encontrándome con la mismísima Dorothy en la sala de abordaje, luciendo prácticamente el mismo vestido de aquel paseo dominical en el Kensington Gardens; pensé que tendría una cicatriz en su frente, pero por fortuna no había rastros del accidente que la involucró inocentemente. Me quedé paralizada del asombro, y fue obviamente extraño para ella al verme tan atónita y en completo silencio…
— ¿…? ¿S-Señorita…, se encuentra bien? ¿Por qué se queda como si hubiese visto un fantasma? —preguntaba Dorothy muy confundida, sorprendida y algo nerviosa.
— ¿…? ¿Eh…? N-No es… Aaahh…, discúlpeme por eso, señorita… ¿Este…?
— Marie Dorothy Jones, pero puede llamarme sólo Dorothy, como todos mis amigos suelen llamarme —y en medio de mi claro nerviosismo, ella se presentó formalmente con una agradable sonrisa— ¿Cuál es su nombre, señorita?
— ¿Ah…? Y-Yuna Gar… ¿…? Yuna Fujioka, ese es mi nombre —respondí seria y un poco afligida, lo que tal vez Dorothy no notó a propósito.
— ¡Ooohh! ¿Es japonesa? No lo parece, Yuna. (Sonríe amigablemente, extendiendo la mano derecha) Mucho gusto, es un placer conocerla —me saludó con un suave apretón de manos, al que gentil e incómodamente respondí— Para ser de Japón, físicamente pasa desapercibida, inclusive domina muy bien el idioma inglés, señorita Yuna.
— ¿“Sōdesu ka”? (¿Es así?) —mencioné sonriendo tímidamente, respondiéndole en el idioma nativo de mi difunta madre, como suele ser cuando me siento nerviosa y esquivando su mirada— Suele p-pasarme mucho…, pues m-me lo dicen muy seguido.
— Ja, ja, ja… Tranquila, Yuna —pero Dorothy seguía siendo la misma mujer amable y respetuosa de siempre— ¿Está sola en este aeropuerto? No creo que una linda chica como usted viaje sola ¿Cierto?
— N-No, claro que no, ya que estoy por hacer un largo viaje por fuera del país.
— ¿En serio? Entonces ya somos dos, Yuna… (Suspiro melancólico) Por alguna razón siento que no debo seguir en Inglaterra, incluso renuncié a mi empleo… ¿Puede creerlo? —a pesar de lo triste que se expresaba, Dorothy se mantenía sonriente de alegría, lo que me hizo preguntarle…
— ¿…? Entonces ¿Por qué lo hizo, s-señorita Dorothy? —dije tenuemente confundida, pero Dorothy sólo contestó con la misma alegre actitud.
— Le dije que me llamara sólo Dorothy…, pero… ¿Por qué? (Mira a Yuna) Porque “ella” ya no me necesita. Ha madurado lo suficiente como para quedarme a su lado, y ha sobrepasado todos esos obstáculos con tanta valentía y determinación. No tiene caso seguir si “ella” ya no está; ya puede ser feliz por su propia cuenta… Por eso me voy, Yuna.
Al principio no la comprendí del todo, pero después entendí todo lo que, sin ella quererlo, me confesó; sus palabras, que no parecían ser dirigidas a mí, me llegaron al corazón y me dieron el impulso suficiente para continuar lo que apenas iniciaba. Nuestra última charla terminó cuando las bocinas en la sala de abordaje le avisaron de su vuelo; Dorothy se despidió de mí como una amiga más y yo no fui ajena a su amigable gesto…, es por ella que obtuve toda la fuerza para dar el siguiente paso, y estaré siempre agradecida con Dorothy para poder sobrellevar mi separación de mi querido Iori…
Perspectiva de Heinz: 6 días transcurrieron desde aquella propuesta a un joven ‘Slayer’; era la mañana del 9 de Julio y toda la agencia no tenía conocimiento del paradero de Yuna Gardner o de Oana Northrop, arreglándoselas para desaparecer del radar. Oana hizo lo posible para burlar a todos los agentes en la mañana del 3 de Julio, y dejarnos sin pistas de a dónde fueron a parar, sin embargo no era más relevante en comparación con lo que Myghal logró secretamente en la mañana del 8 de Julio, visitando a un viejo conocido en la “Ciudad que nunca duerme”.
Myghal me contó, sin que el mismo director Kaminski lo supiera, que aquella mañana se reunió con Lucifer en su penthouse privado, el que técnicamente estaba lleno de hermosos jardines, un bello y relajante lugar en la cima de su propio casino. Casualmente ese mismo día, la primera plana de muchos de los diarios internacionales se enfrascaba en la noticia del momento, siendo uno de los tantos encabezados: “Klaus Labelle sigue prófugo. El destino de Empire Company tambalea sin su presencia”; eso y otros motivos más llevaron a Myghal a visitar a Lucifer.
Según lo que me contó Myghal, encontró a Lucifer descansando en medio de sus floridos jardines, luciendo ropa bastante cómoda y sencilla contraste a la que suele usar por las noches libertinas. Él vestía con una camisa blanca desabrochada, de mangas cortas que llevaban bordadas algunas flores levemente extravagantes, y también llevaba puesta una camisilla del mismo color; usaba una bermuda blanca y sandalias color café, atuendo distintivo durante la temporada de verano, incluso utilizaba gafas de sol para complementar su atuendo; en cambio Myghal, por primera vez desde que lo conozco, fue a visitarlo usando ropa muy casual, luciendo una camiseta de beisbol del equipo insignia de la ciudad de Nueva York, la que complementó con una pantaloneta azul marino y zapatos deportivos blancos…
— ¿…? ¿Miguel? ¡Wow! ¡Es extraño verte vestido así, mi querido hermanito! —Lucifer, según palabras de Myghal, no dudó en resaltar con burla su forma de vestir, provocándole cierta vergüenza que él supo disimular— Aunque me parece más extraño el que estés aquí…, Mica’el.
— (Suspiro impaciente) Y tú, Lucifer, nunca cambiarás ¿Verdad? ¿Qué tan inmaduro puedes seguir comportándote, Luxfero? —Dijo Myghal seriamente— Debes imaginar el motivo de nuestra visita ¿Cierto?
— ¿…? ¡Hmph! ¿El motivo de tu visita? Puede que no me resulte raro…, sin embargo me causa curiosidad el que él, el hombre más cercano a comandar Juuni Bumon, esté acompañándote el día de hoy (mira al acompañante de Myghal). Usted suele venir más seguido que mi hermanito aquí presente, señor Kenji.
Con el relato de Myghal fue que pude conocer indirectamente al famoso Kenji Yamamoto; una infame y rumoreada leyenda que traspasó desde las historias de ‘Slayers’ de Juuni Bumon hasta la boca de agentes de K’… Aquel día Kenji Yamamoto se presentó ante Lucifer ligeramente más formal, siendo que vestía camisa blanca de largas mangas que recogió por encima de sus codos; usaba pantalones negros de mezclilla y mocasines negros que, de cierta manera, le daban un aspecto galante…
— Je, je… Señor Lucifer, hoy no vine a liberar estrés en su casino; eso debe tenerlo claro desde que estoy en compañía de mi gran amigo, Mica’el —según Myghal, Kenji Yamamoto se expresaba sonriendo serenamente— Ahora…, usted debe conocer cuáles son los alcances de un humano como Klaus Labelle.
— No deberían alarmarse por un simple humano como… —decía Lucifer tranquila y despreocupadamente, pero Myghal me contó que tuvo que interrumpirlo.
— Ese simple humano estuvo a punto de recrear el “3-8 Osaka”, Luxfero. Un simple humano, como tú dices…, no sería capaz de invocar a un “Verschlinger”.
— Ese “simple” humano sabía lo que hacía, señor Lucifer —agregaba Kenji aquella mañana en la improvisada reunión, comentando serenamente intimidante— Klaus Labelle posee conocimientos que sólo pueden provenir de los Steiner o de las profundidades del “Reino de Wirrwar”, y tal parece que es más fácil conseguir ese tipo de sabiduría del mismo “Caos”, donde alguna vez usted custodió con fervor.
— ¡…! (Suspiro impaciente) ¿Por qué no pueden ser más directos? (se quita las gafas y mira a ambos) Si tienen algo que preguntarme, háganlo y ya…, pero todos sabemos que lo que logró Klaus Labelle sólo provocará que Juuni Bumon vuelva a interesarse en este mundo —decía Lucifer con seriedad según lo que me relató Myghal, pero ese repentinamente sonreía como si de algo se percatara— ¿…? ¡Aaaahhh! ¡Ahora lo comprendo…! ¡El “Sigillum Caelestis” de Uri’el se rompió por completo! ¿Cierto? ¡Ja, ja, ja, ja, ja! ¡Quien lo haya provocado fue un completo idiota…! O ¿Demasiado inteligente…? —según Myghal, Lucifer le sonrió ladinamente, haciéndolo que se percatara de lo que pensaba, por lo que Myghal concluyó.
— Alguien se ha enterado de la resurrección de la “Regente de la Luz Oscura” —decía aquel momento Myghal con cierta angustia— pero… ¿Quién querría liberarla de su sueño profundo…?
— El mismo que desea al “Gladiador de la Oscuridad Brillante” para protegerla de aquellos que intentarán cazarla —agregaba aquella vez Kenji Yamamoto con inmutable serenidad— Las cosas están a punto de tornarse muy feas, Mica’el…
Perspectiva de un Joven misterioso: parecía que, después de una semana, las cosas en la famosa ciudad de Londres se calmaron completamente. El tal Klaus Labelle hizo todo un desastre al querer llamar la atención de Juuni Bumon; (suspiro malhumorado) creo que le dimos demasiada libertad, incluso tuvo la osadía de usar el nombre de “Umbra” para llevar a cabo sus ambiciones, sin embargo él fue igual de manipulable como aquellos jóvenes inocentes que el mismo manipuló a su antojo, los Krieger…
— Sabía que te encontraría aquí, “Inferno”.
Volteé levemente mi cabeza hacia mi izquierda, y de reojo observaba la marioneta de carne que mi pequeña camarada manipulaba con esos aterradores ojos plateados; conservar a un cadáver en buenas condiciones resulta sencillo si se cuentan con los materiales necesarios, pero hacerlo parecer tan real ya era cosa de sus habilidades innatas. El abatido agente de K’ al que le dimos el nombre código “Moon Light” funcionó a la perfección, y fue nuestro enlace directo con el tal Klaus Labelle, mas no era cómodo tratar con un cadáver parlante tras terminada nuestra primera fase.
— ¿Por cuánto tiempo piensas seguir usando el cuerpo de ese inocente agente abatido? —Le pregunté a ella, dirigiéndome verbalmente al cadáver andante, cuando de repente colapsó el ya occiso de gabardina verdosa— (suspiro malhumorado) Por lo menos podrías haberte deshecho del cuerpo primero ¿Quieres? —pero ella volvió a manipular su cuerpo, utilizándolo como medio de comunicación.
— Me compadezco de haber usado el cuerpo de Moon Light… —comentaba con melancolía mi pequeña compañera mediante el cuerpo de aquel agente, pero tuve que interrumpirla.
— Olvida ya ese nombre, por favor —le dije seriamente— Supongo que en vida tuvo un nombre al cual responder, pero ya no nos importa…; ahora debemos recuperar dos “Espadas” que se están “afilando” poco a poco —agregaba sonriendo con determinación— Yuna, la “Regente de la Luz Oscura”, e Iori Kurosawa, el “Gladiador de la Oscuridad Brillante” deben reunirse con Umbra (tenue risa entre labios).
FIN
Comments for chapter "17"
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