La diosa que se enamoro de un mortal - 06
Una chica con una aura benevolente y hermosa apariencia, había aparecido entre la enorme multitud, de ella desprendia un mana ligero pero a la vez poderosa, que las personas al tener contacto con ella, se sentían calmadas.
Haru: Su mana…
Por su mente pasaron algunas cosas extrañas, ni con su amiga de la infancia hacia tenido esa extrañas sensaciones.
El seguía tan metido dentro de sus pensamientos, que no noto, en que momento la santa se había acercado demaciado hacia él.
Haru: ¡¡…!!
Santa: Eres un chico muy interesante. –Levemente sonrio.
Haru retrocedió un poco, le sorprendio como ella lo miraba con interés.
Santa: Es todo, por favor, dispérsense.
Con tono gentil se dirigió al público, las personas al notar a los guardias, no tuvieron de otras que regresar a sus hogares o a sus puestos de trabajo.
Ya solo quedaban ellos en el centro de la plaza, la santa miro a aquella mujer que culpo a Haru de acoso.
Santa: Dime tu nombre señorita.
-¡¡…!!
-Carlota, su santidad…
Con una voz nerviosa, apenas logro ocultar su miedo hacia la Santa.
Santa: Que hermoso nombre, pero vamos al grano, sí.
Santa: ¿Es verdad que este chico te acoso?
Carlota: Pues…
Estuvo por un momento en volver a mentir, pero en unos instantes, sintió una enorme presión sobre su pecho, casi le faltaba el aire, tambien veía borro e incluso estuvo a punto de desmayarse.
Hasta que la Santa volvió a repetir la pregunta.
Santa: Lo dire de nuevo ¿Te acoso o no?
Esta vez la voz de la Santa sonaba serio, ya no estaba esa voz amable que estaba hace unos momentos atrás, ahora solo había presión sobre de ella, pero aun asi, Carlota solo queria irse, ya no le importaba todo este teatro que hizo. Asi que con un gran esfuerzo, contesto.
Carlota: No… El no hizo nada… Todo fue mi culpa.
Temblorosa, temía que algo malo le pasara, ella no entendía por qué se sentía asi, ¿Por qué defenderían a este chico que solo es plebeyo? ¿A caso es alguien que fingió ser una de clase social baja?
La Santa por su parte, solo se limitó a sonreír.
Santa: Tranquila, no tienes que ponerte en ese estado, la diosa siempre cuidara a sus hijos, sin importar que tan malos hayan sido, siempre y cuando se arrepientan de todo corazon.
Carlota: Si…
Aun con miedo, contesto.
Santa: Ya que todo está resuelto, es mejor volver, no vaya a ser que me regañen.
Santa: Pero antes, tengo que decirle algo a nuestra pequeña arrepentida.
De manera sutil, le susurro algo al oído.
Carlota: ¡¡…!!
De un momento a otro, el rostro de Carlota se puso pálido, sus ojos mostraban temor.
-¡Hey Santa! ¿¡Que rayos le estas diciendo!?
Ambos caballeros que acompañaban a la Santa, se pusieron a la defensiva.
C1: Señorita, por favor, no interrumpa.
C2: Mantenga su distancia por favor.
Haru al ver esta escena, no tenía la mínima idea de que hacer, lo único que le quedaba era observar lo que estaba pasando.
Pero tambien, no queria ir en contra de la Santa, aun despues de haberle ayudado.
Haru: Esto es confuso…
Pasando alrededor de unos 5 minutos, Carlota salio huyendo a toda velocidad hacia su casa, a cuanto la Santa ella miro a Haru nuevamente.
Santa: Espero volvernos a ver pronto, el elegido por la diosa.
Haru: ¿…?
Esas palabras lo dejaron aún más confundido de lo que ya estaba, no podía comprender por qué era el elegido por la diosa, si antes no recuerda a ver tenido contacto con ella.
Santa: Me despido, les deseo bendiciones a ambos.
Ese mismo tono amable que tenía al principio, lo uso para despedirse. Haru vio como ella se fue directamente hacia la iglesia que estaba un tanto lejos.
-Ahh… Esa chica haciendo lo que ella quiere. –Se relajó un poco.
Haru al verla mucho más calmada, le hablo.
Haru: Disculpe, señorita.
-¿Huh?
-¿Qué quieres?
Haru: Seria tan amable en decirme en donde queda el gremio de aventureros.
-Claro, si gustas te acompaño, de todas maneras tengo algunas cosas que hacer ahí.
Haru sonrio con felicidad.
Haru: Muchas gracias.
Esa felicidad que tenía duro poca, hasta que la chica le hizo una pregunta seria.
-Dime, que relacion tienes con esa Santa, no debes omitir nada.
Haru: Pues…
(Mientras tanto en los aposentos de la diosa Minerva)
Minerva: Mi lindo niño, eres tan adorable, no por nada te amo.
Minerva: Eres un chico bastante capas~
De una manera infantil, le hablaba un peluche que tenía la forma de Haru.
Minerva: Ya deseo tenerte a mi lado, cuanto más tardes, más te deseo.
Giraba de un lado a otro en su cama que estaba hecha de nubes, hasta recibió un llamado.
Minerva: ¿Hmm?
Ella puso a un lado su peluche y comenzó a leerlo, su rostro de alegría se borró en un instante, ahora ella estaba bastante enojada.
Minerva: Asi que, alguien quiso dañar lo que es mío.
De manera sorpresiva, de su mano creo un castillo. Ahí se podían ver varias personas haciendo sus deberes con normalidad.
Minerva: Cuando las moscas se quieren aprovechar de un alimento sano y hermoso, es mejor eliminarlas.
Minerva: Y no hay nada mejor para deshacerse de ellas, que con un simple movimiento.
De manera juguetona, miraba a aquellas personitas que tenía en sus manos, sin darse cuenta que ese sería su ultimo día de estar vivos.
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