LA HIJA FAVORITA - 03
Tras un día perdido en Brooklyn para Oscar y Mateo, estos son informados por sus colegas del Departamento que posiblemente Emily se encuentra en Bushwick, uno de los cuantos barrios del distrito que sus compañeros detectives tras sobornar a unas cuantas camareras de un bar cercano les brindó el dato mencionado.
Algo pequeño para comenzar, pero por lo menos para poder encontrarla, Oscar y Mateo se adelantan a sus compañeros y comienzan por el bar de la zona, Oscar le muestra una foto de Emily More al cantinero, pero este le responde que no la ha visto por estos lugares, más bien le indica que pregunte en otra parte, como en una iglesia o un museo, pues chicas como ella no frecuentan los bares. Lo expresa al observar cómo Emily posa en la foto con ropa abultada y sujetada el cabello, solo mostrando una ligera sonrisa al descubierto.
Mateo mientras los escucha es llamado por una chica la cual le invita un trago, le muestra la fotografía y ella asiente diciendo que la ha visto, Mateo le pregunta en donde, pero ella le deja en claro que no hablará a menos que le dé una cotización por sus palabras.
El detective accede entregándole cincuenta dólares, ella recibe el dinero, pidiéndole que la siga pues afuera le dirá todo lo que sabe sobre Emily. Al hacerlo lo lleva por la puerta trasera sin que Oscar se percate, a los pocos segundos y tras notar que Mateo no está, el camarero le indica que salió, apuntando con su mano la salida de emergencias, Oscar corre hacia allí tras escuchar como un auto acelera para perderse rápidamente de su vista.
— ¡Diablos!… El capitán me va a matar — lo dice Oscar al tocarse el cabeza furioso por lo sucedido, lo reporta a sus compañeros pidiendo varios refuerzos enseguida.
A las horas Mateo se encuentra atado de manos en una vieja bóveda, escucha como dos mujeres discuten y con ello decide guardar la calma, su cabeza derrama gotas de sangre producido por el golpe que recibió de la chica del bar. Aun así sus agresores se dan cuenta que ya está consiente donde enseguida una de ellas le quita la venda de los ojos logrando que Mateo observe que está rodeado por varios hombres armados enfrente de él y junto a ellos se encuentra Emily, quien totalmente diferente a la foto por el pasar de los años, esta con el pelo rojizo acompañado de una cicatriz en la mejilla, logrando que se muestre temible y muy diferente a la chica que era.
— ¿Ahora qué quieres que haga con él?, como puedes ser así de descuidada, trayéndolo hasta aquí —sigue gritándole Emily a la chica del bar quien le reclama la decisión que ha tomado— Papá está muy enojado conmigo y si algo llegase a pasar…—la chica se justifica, pero esto hace que Emily enloquezca. Para calmar la situación ella misma decide ya no gritar, se la nota completamente asustada o eso es lo que Mateo piensa sobre la actitud que está demostrando. El detective sabe que debe salir inmediatamente pero aun así no hace ningún movimiento brusco pues esta consiente que le puede costar la vida.
— ¡Rayos!… Dennis encárgate de él, luego limpias bien el lugar. ¡¿Entendiste?! —Emily da la orden a uno de sus subordinados para acabar con Mateo quien le apunta con un arma justo en su cabeza, pero Mateo sin dudarlo grita el nombre de Emily More, lo que obliga al subordinado a detenerse y Emily queda atónita tras escuchar ese apellido que tanto quiso olvidar. Da media vuelta y lo golpea fuertemente en el rostro, rompiéndole el tabique de una sola maniobra, Emily molesta le exige que le diga quién es, pero Mateo sin poder defenderse solo guarda silencio, eso hace que ella enfurezca aún más y llegue a su límite, sin rodeos Emily le apunta con su arma y justo antes de apretar el gatillo, un bip suena proveniente de la pierna de Mateo creando un momento de distracción, para que en segundos varios equipos de seguridad intercepten a todos los que se encuentran ahí, acorralándolos sin permitir que escapen.
Una vez ya arrestados, Oscar va a ver a Mateo quien es atendido por un paramédico y al ver que se encuentra bien o por lo menos con vida da un gran suspiro de alivio, pensando en lo que debería decirle al capitán de este incidente, pero a la vez contento sabiendo que no perderá su trabajo.
Mateo disculpándose con Oscar por haber sido muy confiado, le responde que no es necesario, que tan solo es el segundo día y que pronto se acostumbrará al trabajo.
Oscar realmente queda impresionado por lo que hizo su compañero, llevar un pequeño rastreador en el tobillo durante todo este tiempo, realmente extraño pero útil, aun más que eso era idea del papá de Mateo. Los pensamientos de que ahora podría estar velando a su compañero hacen que le duela la cabeza, eso sin contar el susto que le hizo pasar.
Ya para el anochecer, llevan a Emily junto a los demás hacia Manhattan, donde el capitán se encarga de interrogarla, Mateo le cuenta que al estar secuestrado ella se refirió a quien posiblemente esté a cargo de todo como un tal “papá” que por cómo se refirió a él, parecía estar muy asustada.
Emily no colabora con los federales, tomándoles varias horas intentando hacerla hablar y aunque recibe varias amenazas y un trato violento ella no se corrompe, manteniendo su silencio intacto.
«No va a hablar, a menos que tomemos medidas drásticas» lo piensa Mateo mientras se toca su nariz la cual está cubierta con yeso.
— Bueno por lo menos tenemos como retenerla —lo indica Oscar al pararse alado de Mateo mientras toma algo de café— al haber atacado a un detective y la posición de armas y dinero que se la encontró no saldrá de aquí a menos que decida colaborar con nosotros.
Mientras tanto en la sala de interrogaciones se encuentra el capitán junto a Jhon insistiendo a que Emily declare.
— Te lo preguntare nuevamente ¿Quién es papá? ¿Acaso es tu jefe?
— No sé de quién están hablando, yo trabajo sola — Emily lo niega y lo sigue negando, el capitán Ansill sabe que era de esperarse, así que toman un descanso dejando a Emily sola en la habitación.
«Tengo que salir de aquí, Papá me matará si no lo hago», esos pensamientos la perturban, pero trata de calmarse y analizar las opciones que le quedan.
El teléfono de la oficina de Jhon hace que este tras atenderlo corra inmediatamente donde el capitán, Arthur quien se encuentra bebiendo algo de agua corresponde lo solicitado, tiene una conversación con la que su superior, el jefe de Departamento Sebastián Baker lo reclamara realmente molesto, exponiéndole que la operación que realizaron en Brooklyn no fue autorizada por su persona.
Al parecer el problema es serio pues poco después, Sebastián llega personalmente a hablar con Arthur, ambos discuten en su oficina donde el capitán es informado que Emily tiene otros delitos, aún más graves que los sentenciados en New York, motivo por el cual Washington pide su traslado en ese mismo momento.
Al capitán le queda una sensación agria en la boca, siente mucha decepción, pero tiene que seguir las disposiciones de sus superiores. No pasa mucho para que en la mañana del siguiente día los miembros que son enviados por el Departamento de Washington llegasen.
Arthur insiste en que le dé más tiempo, le reclama, declarando que sus muchachos fueron los que hicieron el trabajo y Sebastián lo sabe, pero le pide que comprenda que son órdenes de sus superiores y que no puede hacer nada al respecto.
Sin más que esperar pide que preparen a Emily, explicándole al capitán que en un momento llegaran para llevársela. Arthur no está contento con ello, simplemente el esfuerzo que hicieron es tirado a la basura, peor aún que tratando de resolver el caso de los niños, donde estos son considerados sin importancia alguna, pensamientos que consiguen enfurecer al capitán.
Mateo se entera, y va donde su padre para reclamarle sobre Emily, el capitán tranquiliza al novato y le deja bien en claro a su hijo, indicándole que el recién comienza a trabajar razón por la cual aún no posee voz ni voto en la institución.
A las 9:15 am los oficiales del Departamento de Washington entran en las oficinas de Manhattan a realizar el papeleo respectivo para trasladar a Emily, quienes la escoltan y la embarcan en sus patrullas.
— Oficial sino es tanta molestia necesito que firme estos documentos—se lo pide la secretaria del bloque C a la oficial que se encuentra a cargo.
— Si, no hay problema. —le responde Tania López quien lo hace para poder finalizar su trabajo— Cualquier novedad se les será notificada capitán, buenas noches — concluye la oficial expresándolo hacia Arthur, quien algo preocupado los ve partir, llevando con sigo la única pista que tenían para resolver su caso.
Al pasar varios minutos, en el interior de la patrulla, la oficial se dirige a Emily con un tono molesto en su voz.
— ¡Que no te dije que fueras más precavida! — lo dice la oficial con la mirada fija hacia Emily quien se encuentra esposada, ella con la cabeza agachada y totalmente alterada le expresa— Lo lamento… Elizabeth, fui descuidada. Y… —lo añade con temor y Elizabeth tan solo se quita la peluca que lleva puesta para decirle: — Emily… No podemos seguir de esta manera —se acerca a su hermana y con delicadeza le quita las esposas para mirarla con tristeza.
— Descuida… Te llevare a casa y ahí veremos cómo puedo solucionar esto. —lo indica mientras sostiene sus manos, tratando de proteger a Emily al ser su apoyo.
— Pero antes tomaras un baño… Apestas — lo expresa con picardía Elizabeth provocando una sonrisa en Emily.
Pero aun así Emily tras escucharla suspira imaginando lo que se avecina, su rostro se torna preocupado, ambas están siendo escoltadas por hombres de Anthony, quienes desvían su ruta.
—Ya deberíamos haber llegado. — lo dice en voz alta Elizabeth tras revisar la hora en su reloj de muñeca — El punto de extracción solo nos tomaba veinte minutos y ya vamos más de media hora — Elizabeth preocupada se levanta y golpea la parte de la cabina para preguntarle a los hombres de Anthony (quienes conducen el furgón celular policial en el que se transportan) hacia donde las están llevando. Ellos simplemente se limitan a decirle a la favorita que Papá Anthony quiere verlas, así que se dirigen hacia una gran fábrica cerca de Uptown, Elizabeth presiente que algo anda mal…
Mientras tanto Anthony se encuentra esperando a las dos Borough, quienes, tras llegar les brinda una cálida bienvenida.
— Emily… mi querida Emily. ¿No te dije que ya no me dieras problemas? —Anthony se levanta y con una gran sonrisa se acerca hacia ellas, es intimidante logrando que Emily retroceda, ella se disculpa, comienza a temblar y trata de darle una buena razón para justificarse, pero él no parece convencerse, se acerca aún más y con su mano acaricia el rostro de Emily para después abrazarla. Elizabeth solo observa y con tranquilidad se aleja tras que Antony le diera una señal de que se retire, pareciese que Anthony quiere arreglar finalmente las cosas con la que un día fue “la hija favorita”. Ya que la sonrisa que transmite Emily en ese momento, aquella provocada por el abrazo de Anthony, solo le recuerda a la Emily de ermitaño.
Sin tardar, ella va tras de Elizabeth, pero después de que Anthony la dejara ir, el alza su arma apuntándole directamente sin que Emily se dé cuenta. El tiempo pareciera detenerse y Elizabeth al mirar atrás de reojo observa lo que Anthony trata de hacer y queriendo proteger a Emily, la favorita corre hacia ella.
— ¡Anthony no! —lo grita asustada Elizabeth. Con lo que Emily voltea para observar cómo Anthony, el hombre que un día juro amarla y cuidarla, le dispara a quema ropa, proporcionando una bala en el pecho de Emily, aquel que toca su corazón, logrando que ella caiga de golpe al suelo. Elizabeth se acerca inmediatamente a auxiliar a su hermana, pero ya es demasiado tarde, ella ya no se mueve. — ¡Emily… Emily! ¡Despierta! ¡Por favor hermana… ¡Por… favor despierta! — lo manifiesta desconsolada y entre llantos donde lo único que puede hacer es observa como Emily pierde el brillo de vida que sus ojos transmitían, la sangre fluye por doquier manchando las manos de Elizabeth quien llora porque sabe que Emily ya está muerta.
Anthony la asesinó con una sola bala, acabando con la única esperanza de Elizabeth, acabando con su vida misma…
— ¡Qué hiciste! —lo grita desconsolada— ¡Papá que hiciste!… Ella era tu favorita… ¡Confió en ti!… — pero Anthony sin ningún remordimiento prende un cigarrillo y lo fuma tomándose el tiempo para deleitarse con lo que hizo.
— Te lo dije… ¿no?, yo perdono, pero no doy segundas oportunidades. Pedí un favor a mis colegas de Washington para poder sacarla de ahí antes de que termine empeorando las cosas. —Anthony lanza el cigarrillo cerca del cadáver de Emily y como si de basura se tratase le dice: — Encárgate de limpiar todo muy bien… Cariño — se va con sus hombres dejándolas solas en esa lúgubre fábrica. — Ah y… Querida, que ni se te ocurra hacer algo imprudente. Nos vemos mañana a primera hora, aún hay mucho trabajo por hacer… —lo dice Anthony antes de marcharse, con un tono de voz tan serena y como si nada hubiese pasado.
Elizabeth se encuentra alado de Emily lamentándose y pidiendo perdón al cuerpo inerte de su hermana. — Debí cuidarte… Enserio lo siento —no para de llorar— Te fallé… ¡Te fallé! — lo dice después de que su mundo se derrumbó.
Elizabeth saca su celular y al llamar a Jack, le pide ayuda, con su voz entrecortada está tratando de asimilar la situación en la que se encuentra, se siente pérdida e impotente.
«¿Qué es lo que acababa de suceder?» — se lo pregunta una y otra vez, sin tener noción del tiempo, escucha a alguien entrar, pero ni siquiera se toma la molestia de mirar quien es. De inmediato Jack observa el trágico escenario y a Elizabeth con la mirada perdida mientras sostiene a Emily entre su regazo.
— Elizabeth, ¡mírame! — lo dice de forma alterada y ella simplemente no responde al llamado de Jack. — Mírame, linda mírame… — agarra la quijada de Elizabeth y la dirige hacia él, tratando de que ella reaccione, solo varios segundos después consigue que ella se dé cuenta que ya no está sola.
Sus muchachos finalmente llegaron únicamente a limpiar el desastre que hizo Anthony y tras terminar con lo solicitado, Jack se acerca a Elizabeth con la intención de apaciguar el dolor de la favorita, sin embargo, ella retorna con su mirada inexpresiva. Comienza a hablarle a Jack con un tono realmente perdido.
— Emily era uno de los Borough y como tal su memoria será recordada, tendrá un funeral digno en su distrito, junto a los suyos. Quiero que envíes su cuerpo en un féretro, el de la mejor calidad que exista y que la adornen con rosas rojas, tan solo rojas… Ni blancas, ni de otro color, tan solo… rojas Jack. — Más que una orden parece una petición ante los oídos de Jack donde al mirarla sabe que esta devastada, aunque ella trate de no demostrarlo, sabe que se está conteniendo enfrente de él.
Llegan a casa tras haber mandado a Emily a su funeral, en Brooklyn, donde Elizabeth evadiendo a los suyos entra a su habitación, se comienza a desvestir, retirándose el uniforme de oficial la cual se encuentra manchado por la sangre de su hermana, lo avienta lejos de su vista y se sumerge en su tina de baño. El agua esta tibia a poco de enfriarse por el tiempo en el que se encuentra meditando, ella juega con el agua y mientras se acuesta mira el techo por varios minutos.
—Ya sé lo que debo hacer… Emily —lo dice como si sus pensamientos hubiesen sido iluminados pues sabe que no puede quedarse de brazos cruzados.
— Hoy fue Emily, mañana puede ser yo, teniendo en cuenta que si llegara a morir nadie se daría cuenta, pues, yo no existo para los demás…
Elizabeth estando atrapada en el juego de Anthony solo tiene una opción para confrontarlo.
—Si tan solo hubiera una manera…— lo dice pensativa pero su meditación es interrumpida cuando golpean la puerta de su habitación y antes de salir para ver quién es Elizabeth se termina convenciendo que si hay una salida para que ella retome su libertad, la cual se la fue arrebatada hace muchos años.
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