LA HIJA FAVORITA - 05
8:00 am, Mateo entra a la oficina de su padre para saludarlo y con él se encuentra Jhon que con impresión resalta nuevamente lo puntual que es.
El capitán le pregunta a su hijo si ya se encuentra mejor, Mateo le responde que si a lo que Oscar apoya sus manos en los hombros de Mateo quien sin ser visto antes por el novato lo asusta, aún peor, por la cara molesta que le brinda al novato.
— Tenemos trabajo que hacer compañero — lo manifiesta Oscar con un tono punzante para posteriormente llevárselo. Entregándole una carpeta le indica que ahí se encuentra todo lo extraído por la USB del informante.
— ¿El informante? ¿Que acaso no lo siguieron? — lo pregunta Mateo.
— Si, pero… cuando íbamos a seguirlo desapareció de la nada, como si fuese una sombra. ¡Ja, ja!, realmente sabía lo que hacía.
Oscar tratando de evadir el transito le menciona a su compañero. — En los expedientes están varios nombres generalmente personas de negocios sucios, lo peor de lo peor, pero también…
Mateo revisa detalladamente, pasando de hoja en hoja para sorprenderse al mirar en una de estas.
— Ya veo que lo notaste Mateo. Si también se encuentran políticos, empresarios, corredores de bolsa, gente de poder… Pero aún mejor se incluye a Anthony Vexlam.
Oscar convencido de sí mismo manifiesta deliberadamente—. Sabía que no hacia su fortuna con solo bienes y raíces, con esta evidencia las sospechas de Torres eran ciertas— lo añade con entusiasmo.
— ¿Hablas del anterior jefe de Departamento, Oscar?
— Veo que has investigado, así es Mateo hablo de él, un hombre tan apasionado por su trabajo. Recuerdo que antes de su deceso hablaba sobre ese tal Anthony, yo quería saber más pero mi anterior compañero decidió no involucrarnos porque según él era muy peligroso.
Siguiéndole la conversación Mateo le pregunta si después de ello continuaron con la investigación a lo que Oscar responde que el día en el que Torres murió, todo lo referente a ese caso se archivó, en otras palabras, se podría decir que esa investigación se sepultó con él. Oscar menciona a su compañero algo que realmente lo molestaba durante todo ese tiempo, contándole que no duró ni semanas para que remplazaran a Torres, convencido que el capitán Ansill debía ser designado al cargo de jefe, pero, dieron a un “Don nadie” el puesto sin problema alguno.
— Ese tipo nos proporcionó información equivalente a veinte años de investigación, bien por nosotros. Pero… me pregunto qué es lo que realmente ganará con todo esto.
— … Libertad —lo murmura Mateo en un tono tan bajo que Oscar no logra escucharlo, así que le pregunta que es lo que acababa de decir.
— Que quiero café — le responde Mateo y Oscar le sonríe indicándole que cerca de donde están hay un lugar donde lo pueden comprar.
Mateo queda pensativo tratando de comprender a Elizabeth y aún más a sí mismo, sabe que se involucró con ella por su padre, eso lo tiene más que claro. Pero al tratar de digerirlo muestra preocupación, acaso será por Anthony o simplemente por esa chica que da más miedo que un oso hambriento.
Al otro lado del distrito después de que Elizabeth resolviera un disturbio entre pandillas acompañada por sus muchachos recibe un mensaje de parte de Anthony, citándole para el medio día en su mansión.
«Esto es inusual» lo piensa, pero tratándose de él tiene que esperar lo inevitable. Elizabeth le responde el mensaje de texto con otro.
— Lo lamento, pero por ahora no dispongo del tiempo necesario como para ir a verte.
— Necesito verte ahora, ha surgido un problema que debes resolver.
Ella lo analiza, pero sabe que Anthony trama algo pues él nunca la interrumpe en su horario. — Si es urgente, reunámonos en Midtown East, en el restaurante Hiden’Smile cerca del Empire State, ya me estoy dirigiendo allá.
Anthony acepta, con lo que Elizabeth guarda su celular en el bolsillo, mira hacia el piso con su mirada perdida y a lo lejos Jack se percata de esa actitud, se acerca hacia ella, pero de inmediato Elizabeth da la orden de retirarse.
Más tarde llega al restaurante, entra ella sola y espera a Anthony, no pasa mucho tiempo para que un grupo de hombres entren, cinco en total que a los pocos clientes que se encontraban almorzando hagan que se marchen por la intimidación que provoca su presencia. Empiezan a rodearla cubriendo las salidas, Elizabeth sabe que está en problemas, pero guarda la calma, sus manos se encuentran metidos en sus bolsillos donde el arma lo lleva en el lado derecho de su sudadera, sosteniéndolo firmemente quitando el seguro lentamente para así no ser oída. De la nada unos taconeos se escuchan y detrás de ellos se abre paso Alice Burning, una de los Borough quien está encargada del distrito #1. Su presencia sorprende a Elizabeth donde Alice la saluda con normalidad, se sienta al frente de ella y la observa detenidamente.
— ¿Y papá Anthony? — rompe la tensión Elizabeth al decirlo.
— Papá no vendrá Eliza —Alice alza su arma y comienza a limpiarla enfrente de su hermana— qué tal si tú y yo mantenemos una conversación corta, hermanita. —lo manifiesta en doble sentido.
— Papá tiene muchas preguntas que hacerte, pero como sabes el no soportaría verte herida… No ha su favorita.
— ¡Ja! —lo dice Elizabeth al demostrar una sonrisa sarcástica y con una expresión totalmente diferente a la que acostumbran (tal y como si hubiese perdido la cabeza) le replica. — Con que herida. ¡Ja, ja, ja!, realmente estas olvidando con quien te estas metiendo Alice, pero, lo que más me divierte es que trates de desafiarme aun sabiendo de lo que soy capaz.
Termina de decirlo para alzar la mesa bruscamente golpeando fuertemente a Alice en el acto corriendo hacia atrás, Elizabeth se refugia por el tablero del fondo en el cual se encuentra la caja registradora, tras ello los hombres de Alice apuntan hacia Elizabeth lo que provoca que ella recobre la cognición.
— ¡Alto, la necesito con vida! —lo grita Alice al ver que sus hombres están por disparar, ellos la obedecen, pero no bajan sus armas.
— Haz mi trabajo sencillo Eliza. Tan solo ven conmigo y te prometo que no te hare daño… Bueno no mucho.
Parece que Alice lo disfruta, su nariz comienza a sangrar por el golpe que recibió hace un momento por su hermana y Elizabeth solo se mantiene agachada calmando la adrenalina de su cuerpo, revisa que su arma esté cargada y observa su reloj verificando la hora. Su corazón comienza a latir fuertemente, su sudadera le estorba así que se lo quita, ella no pasa por alto el hecho de que el tablero que la protege será fácilmente perforado por cualquier bala, por lo tanto, tiene que salir inmediatamente de ahí.
«Rápido» se lo dice Elizabeth a sí misma comenzando a desesperarse.
— Contaré hasta tres Eliza para que salgas por tu propia cuenta o de lo contrario no me haré responsable de tu muerte.
Una gota gorda de sudor recorre por la frente de Elizabeth, concentrándose al máximo y escuchando como Alice no para de hablar.
— Uno… dos… ¡tres! — Espontáneamente al acabar de contar Alice, los muchachos de Elizabeth la sorprenden por la espalda, provocando que comiencen a disparar para defenderse, ella y sus subordinados. Suceso que aprovecha Elizabeth como distracción para escapar por la puerta trasera
Los demás se encargan de entretenerlos, pero Alice los evade con facilidad persiguiendo a Elizabeth, Jack lo nota, pero no puede ayudarla al estar más atareado evitando que lo maten.
Elizabeth se abre paso por la cocina y sale por la puerta trasera, se dirige hacia la avenida y se mezcla con la multitud. Alice trata de encontrarla y con ello tres de sus subordinaron llegan para ayudarla, se dividen en grupos, pero tardan varios minutos en hallarla por las personas y el tráfico que transitan en el medio día.
Inconvenientemente el grupo de Alice la alcanza a distinguir corriendo tras de ella. Elizabeth es veloz y con agilidad salta y evade los obstáculos que le impiden continuar, los dirige hacia los callejones detrás de los rascacielos entrando y saliendo por los diferentes locales del lugar. Elizabeth voltea a ver, observando que aun la persiguen, revisa nuevamente su reloj mientras sigue avanzando evadiendo los disparos que recibe especialmente en las piernas, no sabe cómo perderlos, pero continúa corriendo.
Se aleja cada vez más del tráfico de la avenida y en una calle casi desierta, un auto se para repentinamente, consiguiendo que Elizabeth suba en él, una vez ya en su interior el auto acelera logrando evadir los disparos.
Alice al observarlo, llama a sus demás subordinados para que la recojan, pero ellos al responderle le confiesan que sus autos se encuentran atascados por el tráfico y aún más por restos de concreto y brea que “accidentalmente” cayeron en medio de la calle por unos obreros que reparaban la calle (que en realidad eran los muchachos de Elizabeth) hicieron que se obstaculice aún más la avenida.
Alice molesta cuelga abruptamente la llamada y tras escuchar varias sirenas que se aproximan hacia ellos deciden retirarse.
— ¿Te encuentras bien? —lo pregunta alterado Mateo mientras conduce. Elizabeth le muestra que no está herida, pero si cansada, toma un gran trago de agua y baja un poco la ventana para refrescarse. Mateo mira por el retrovisor para cerciorarse que no los persiguen.
— Papá Anthony… Ya lo sabe Mateo, mandó a uno de sus hijos a capturarme.
— ¿Hijos? —le pregunta Mateo confundido.
— Es cierto no te he contado sobre ellos —culmina diciéndolo, pidiéndole que la lleve inmediatamente a su casa, toma el celular de Mateo quien al darle permiso para hacerlo llama a Jack preguntando si todos se encuentran bien, él le alega que sí, tranquilizándola por la noticia.
Ya en casa, todos se encuentran reunidos por una reunión que Elizabeth convocó, algunos de ellos con heridas superficiales, nada de qué preocuparse. La favorita al ver a Jack le agradece por su ayuda, reconociendo su buen trabajo, expresándolo con su saludo de manos.
— Muy bien a lo que venimos. Como todos saben mi rebelión hacia papá Anthony no es más que un sinónimo de desgracia, donde en cualquier momento puedo morir, pero no quiero abandonar este mundo sin antes hacer justicia. Por ello se a lo que me enfrento y aún más se las consecuencias de mis actos.
Todos escuchan con atención y Mateo hace lo mismo mientras se encuentra parado aferrándose en la puerta de la habitación.
— No puedo hacerlo sola, razón por la cual les pido que me apoyen. Yo no obligaré a nadie a quedarse a mi lado, y si no quieren involucrarse con esto les pido que salgan por esa puerta y que vivan la vida que quieren.
Apunta con su mano la puerta para terminar añadiendo que reconoce que es una completa locura su petición. El silencio inunda la habitación, todos se voltean a ver, pero nadie dice nada sin embargo Jack da un paso al frente y con su sonrisa expone su decisión.
— Elizabeth creo que hablo por todos al decirte que te apoyamos, al estar a tu lado enfrentándolo creo que compensaremos en algo lo que tú has hecho por nosotros durante todos estos años.
Elizabeth asiente tras escuchar a Jack, donde sus muchachos le demuestran con sus miradas que están de acuerdo con las palabras de su compañero, nadie se retira de la habitación y con ello Elizabeth les agradece conmovida por su decisión.
Se levanta y se dirige hacia Mateo para decirle que ya es hora de hablar con su padre. Él sabe el riesgo que conlleva, pero es la única forma de proteger al capitán de las garras de Anthony Vexlam, así que hará lo que ella le pida, por el momento.
En la oficina Mateo realiza varios informes en su computadora, pero es interrumpido por Oscar, quien le pregunta en donde se encontraba, Mateo le da una razón no tan convincente pero lo suficiente como para tranquilizarlo. Después de ello le consulta si se enteró de la balacera que ocurrió en el restaurante Hidden Smile, Mateo aparenta asombro mientras imprime varios documentos para llevárselos a su padre.
Luego de una breve charla con Oscar, se dirige a la oficina del capitán quien al entrar ve que su padre no se encuentra solo, Arthur al notarlo se levanta de su escritorio para presentarle a su hijo al jefe del Departamento, Sebastián Chisel quien lo saluda con un apretón de manos y Mateo corresponde al saludo de su superior manteniendo algo de recelo.
— Así que tú eres el nuevo egresado, en la Academia hablaban mucho de ti muchacho. Ah… recuerdo esos tiempos, pero bueno, me mantendré en contacto Arthur.
El jefe de Departamento se retira de la oficina, Mateo le entrega los documentos a su padre para comunicarle que necesita hablar con él. Arthur le pregunta si es sobre un problema grave, pero Mateo se limita a decirle que conversaran cuando regresen a casa.
Ya en la noche y mientras su madre termina de preparar la cena para ambos, Mateo se toma su tiempo para finalmente hablarle sobre Elizabeth, el informante misterioso del otro día, le conversa lo más importante tratando de convencerlo en ayudarla.
— Hijo estás jugando con fuego —le manifiesta preocupado Arthur, pero entiende en la posición en la que se encuentran. —Primero quiero verla y si llegamos a un acuerdo solo te pido algo hijo… —Mateo escucha y Arthur apoya sus manos en los hombros de su hijo para decirle—… Te pido que cuando te diga que ya es suficiente tú deberás obedecerme. Cuando las cosas se tornen peligrosas te retiras, ¿sí?
Mateo habla con Elizabeth informándole la respuesta de su padre, aclarándole que él quiere hablar personalmente con ella, Elizabeth lo medita, pero le da un lugar y una hora para poder toparse advirtiéndole que sea cauteloso.
Padre e hijo van a encontrarse con Elizabeth en unas bóvedas abandonadas por el norte del distrito, la encuentran con un puñado de sus muchachos quienes los guían hacia adentro para no ser molestados. Toman asiento, Elizabeth le cuenta todo a detalle al capitán tal y como lo hizo con Mateo.
— ¿Tú no eres la niña que Torres acogió? —lo pregunta Arthur al reconocerla.
— Veo que no se ha olvidado de mí… Así es capitán yo soy esa niña.
— ¿Dónde estabas?, cuando le murió pensamos que tú también…
— ¿Morí? No, yo no morí ese día. Tan solo que todos estos años Papá Anthony me mantuvo escondida, él fue el responsable de la muerte de Torres además de ser quien se aseguró que en los expedientes apareciera muerta… Pero como ve aún sigo aquí.
— Lo lamento…
— No se preocupe, es por ello y muchas cosas más que quiero justicia ante ese hombre. Solo le pido su cooperación y confianza porque desde ahora esto ya no es un juego de niños capitán.
— Te ayudaré, tan solo porque Torres era un gran amigo para mí y si las cosas salen bien podre honrar su memoria acabando con lo que él comenzó.
El trato está hecho, Elizabeth tiene de su lado al capitán del NYPD, a sus socios, amigos y sus muchachos quienes darían su vida solo para protegerla. Aunque no es mucho será lo necesario como para darle pelea a Anthony Vexlam.
Esa misma tarde en la mansión Vexlam, Anthony se encuentra furioso. — ¡¿Cómo que la dejaste ir?! —lo dice mientras que Alice quien agachada la cabeza le responde que Elizabeth sabía que era una emboscada y se justificaba con ello, pidiéndole que le de otra oportunidad para capturarla.
— Alice, entiende que Elizabeth es la favorita por una razón tan simple que por más sencilla que sea nadie lo entiende. Ella siempre va un paso delante de ti y es por eso que tienes que ser más lista si quieres traérmela —Anthony se da media vuelta y retorna a sentarse en su escritorio.
— Te daré una oportunidad, pero si me fallas… — lo manifiesta Anthony mientras levanta su vaso de wiski, Alice entiende la advertencia para posteriormente marcharse de la mansión.
«La favorita eh… No por mucho Eliza» lo piensa Alice al voltear a ver la mansión. Anthony se encuentra solo tomando su costoso wiski exportado mirando hacia el vacío con detenimiento.
— Así que quieres escapar de mi cariño —se toma lo que queda de licor—No te dejare ir tan fácil, tú me perteneces Elizabeth…
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