LA HIJA FAVORITA - 07
Son las 6:45 de la mañana, y varias niñas se encuentran practicando el lago de los cisnes con su tutora a mando, Lesly de la Torre.
— Haber niñas de nuevo… un, dos, tres, cuatro, un, dos, tres…
De inmediato se abre la puerta principal y con ello Elizabeth entra apresurada para poder ensayar, pero se demora al tratar de colocarse bien sus zapatos de ballet.
— ¡Elizabeth, muévete!
— Si ya voy señorita.
— Haber ven hacia el centro niña.
— Pero… Yo aun no…
— Te di una orden, ven ahora.
Elizabeth un poco nerviosa, obedece la orden, tratando de ir lo más lento que puede.
— Haber, comienza con el primer acto.
— Pero… yo no puedo.
— Entonces porque faltas.
— No fue mi culpa.
Lesly molesta se acerca a Elizabeth y tras verla detenidamente solo se limita ha ordenar a las demás niñas.
— En formación, comenzaremos de nuevo.
Al terminar con el ensayo, Elizabeth trata de salir, pero Lesly deteniéndola con fuerza le dice que, si no logra el cuarto acto, no saldrá de ese lugar hasta la hora que sea necesaria.
— Esto es una estupidez —lo dice la niña a si mismo cuando ya se encuentra sola— ni siquiera puedo mantenerme en puntas, como odio esto.
A la hora del almuerzo, todos se encuentran reunidos en el comedor, donde los niños se ubican en sus respectivos puestos designados.
— No puedo creerlo, o través carne misteriosa.
— No te quejes Elizabeth — lo dice Juan, uno de los tantos niños en el lugar— por lo menos agradece que no nos dieron solo granos esta vez.
— Jajaja hay rumores Elizabeth, dicen que no es de carne de res —lo manifiesta Sasha con una sonrisa coqueta — sino que son las sobras de todos los cárnicos del mes.
— Creo que ya perdí el apetito —termina diciéndolo Elizabeth mientras aleja su plato de ella.
— ¿Y como vas con tus practicas Elizabeth?
— Aun… no puedo con el ballet Sasha. Creo que no nací para ello.
— Créeme es más fácil que te obliguen a practicar futbol americano.
— O que practicar opera — lo termina diciendo Juan.
Al terminar con la comida, Elizabeth se prepara para sus siguientes prácticas en este caso, música clásica, pero no sabe, que tienen un tutor nuevo.
— Bien Elizabeth, esta es la primera vez que nos vemos. Soy Vinicio y para comenzar necesito que te concentres y que te vuelvas una con el instrumento, ¿comprendes?
— ¿Por qué debo practicar el piano también?
— Porque Anthony me lo pidió, dice que estuviste ausente a tus ultimas lecciones.
— ¿Anthony?
— ¿…?
— ¿Espera, porque lo llamas así?
— Mmm… ¿Acaso dije algo mal niña?
— Dime, ¿desde cuándo estas aquí?
— Pues hace cuatro semanas, remplazo al maestro Víctor.
Elizabeth solo lo mira con algo de admiración, continuando con su lección de piano sin decir nada más.
Al acabar con el horario agotador, la niña procede a descansar en su respectiva cama, sin antes ponerse su pijama y realizar el aseo nocturno, que es estrictamente controlado por las mujeres que las cuidan.
Tanto las practicas como las horas de desayuno y almuerzo, son incluidos todos los niños que posee Anthony, a excepción en el descanso. Ya que se encuentran separados tanto niños como niñas en recamaras diferentes.
— Eli… ¿Eli, no puedo dormir? —lo indica una voz baja a modo de susurro.
— ¿Qué pasa Lili?
— No te pude ver todo el día ¿Dónde estabas?
— En la enfermería.
— ¿Por qué? ¿Te enfermaste?
— No Lili, me caí.
Lili con precaución se levanta de su cama y se dirige hacia donde esta recostada Elizabeth, y en silencio, se acuesta alado de ella, cubriéndose con la manta y acomodando la almohada.
— Tuve miedo, pensé que no te volvería a ver.
— No me paso nada, solo que el doc no me dejo salir de ese horrible consultorio.
— ¿Te dieron medicamentos?
— Si, unos bien amargos.
— Que horror, yo odio las inyecciones Eli.
— Lo sé, pero trata de dormir, que mañana tenemos el día bien ocupado.
— Mi hermano también preguntaba por ti.
— ¿Estaba preocupado?
— No. Solo tenia dudas sobre quien nos daría dulces si ya no estabas.
Elizabeth al escucharlo, solo se da la vuelta y cierra la conversación dándole a Lili las buenas noches.
Al día siguiente, en clases de ballet.
— Elizabeth, estas retrasando a las demás. Ellas han practicado mucho para el festival y tu solo lo estas estropeando.
— No es mi culpa señorita de la Torre.
— Solo sabes dar escusa tras escusa, si sigues con ese comportamiento le diré a papá que no estas colaborando conmigo.
— No, por favor, papá se enojará conmigo.
— Pues más vale que sigas la coreografía tal cual te enseñé.
— … Yo, me esforzaré.
— ¿Segura?
— Le prometo.
— Bien niñas, de nuevo.
Mientras Lesly camina por los largos pasillos, al finalizar la clase, busca a Anthony con algo de prisa. Cuando finalmente llega a la oficina, ve a todo el personal reunido, algo que es preocupante.
— Veo que ya están todos, con respecto a los niños necesito saber sus informes personalmente, ahora.
Cuando terminan con ello, Lesly le pide la palabra a Anthony por un momento.
— Papá, yo tengo un inconveniente con una de las niñas que están a mi cargo.
— ¿Con cuál, Lesly?
— Con Elizabeth papá, ella no puede llevar el ritmo de la coreografía y…
— ¿Elizabeth?
— Si ella, es muy complicada incluso la clase anterior…
— Lesly, te deje encargada a esa niña porque tu me dijiste que podías con todo, además que ha esa niña, es valiosa para mí.
— Lo se papá, pero ella es como si realmente lo hiciera a propósito.
— Tu trabajo es prepararlas, limítate a hacerlo y me entregas resultados, espero con ansias el festival de primavera Lesly.
Cuando Anthony se encuentra ya solo en su oficina, una de las Borough aparece ante él.
— Alice ¿Por qué llegas temprano?
— Papá, se que me llamaste para la noche, pero aprovechando que estaba por aquí, decidí hacerte una visita inesperada.
— Bueno si ese es el caso, necesito que me ayudes con el problema del otro día.
— No debes de preocuparte por ello, doble la seguridad, ahora algunos de mis hombres están de guardia, no volverá a ocurrir ese penoso incidente.
— Alice te deje a cargo por lo que me lo pediste, pero si no eres capas de controlar a unos simples niños, dudare de tu capacidad asignándole este asunto a mi favorita.
— No es necesario papá, ella no tiene por qué involucrarse en esto también.
— Pues espero que sea así Alice.
Hace algunas semanas atrás, mientras Elizabeth se encontraba aun en rehabilitación, una de las tantos niños, decidió huir por su propia cuenta. Pero las cosas no resultaron de la mejor manera, ella por poco escapa, pero Alice la encontró.
Ya en la sala de recreación, mientras los niños se encontraban en su hora de descanso, Elizabeth trata de acabar con su cuadro, donde pintaba un paisaje estrellado, con pincel en mano trata de concentrarse en medio del bullicio de la sala.
— Eli, el maestro Vinicio me enseñó a tocar un nuevo instrumento.
— ¿Que instrumento Lili?
— El violín, al principio fue difícil pero ya puedo Eli.
— Que bueno…—lo dice Elizabeth mientras se voltea a mirar de lado a lado con detenimiento— Lili ¿no has visto a Violeta?
— No lo sé, hace tiempo que no la vemos. Pero podemos preguntarles a los guardias.
Violeta era una compañera cercana de Elizabeth, que al igual que ella, cumplía la misma función en ese lugar, pero, sabia que algo grave le había ocurrido ya que únicamente podías salir solo cuando Anthony te desechaba.
Elizabeth totalmente preocupada, busca a varios de sus compañeros y tras preguntarles sobre lo que ocurrió, ellos le comentan lo que saben.
— Ella trató de escapar Elizabeth —se lo comenta María— nunca nos dijo que lo iba hacer, así que nos sorprendió al enterarnos.
— Pero ¿Cómo pasó?
— Aprovechó la oportunidad que papá estaba pendiente de ti para escabullirse entre el edificio. Ella casi lo logra.
— ¿Casi lo logra?
— Si… Pero justo al llegar a la última puerta, la capturaron.
— Así que ella lo intentó —lo indica Elizabeth con la mirada pensativa— ¿y donde está ahora?
— Elizabeth, papá la castigó. Se la llevaron y recién ayer supimos lo que pasó con ella.
Justo en la hora de dormir, cuando las lucen se apagaron y los guardias salieron de la habitación, Elizabeth se escabulle hacia el piso de abajo, donde tras ser sigilosa y aun mas cuidadosa, llega a la denominada habitación oscura. El lugar donde encierran a los niños cuando son castigados o se comportaron mal ante papá.
Elizabeth, con delicados golpes trata de saber si hay respuesta del otro lado de esa puerta, y en efectivo le devuelven el saludo con tres golpes.
— Violeta —lo susurra Elizabeth— ¿estás ahí? ¿háblame? ¿eres tú?
Sin recibir ninguna respuesta extiende sus pequeños dedos por el orificio inferior de la puerta y con un pequeño escalofrió siente una fría mano que la sujeta, entregándole una colorida pulsera de colores.
— Violeta ¿Qué pasa porque no hablas? —efectivamente esa pulsera es de Violeta, quien trata desesperadamente de hacerle saber lo que ha ocurrido.
De inmediato, Elizabeth escucha que alguien se acerca por lo que sin demora se va hacia su cama, antes que se den cuenta que no se encuentra dormida. Cuando finalmente llega el día de los chequeos médicos, la niña aprovecha la conversación que inicio con el doctor.
— ¿Qué le hicieron a Violeta?
— ¿Violeta? ¿Acaso le ocurrió algo?
— Ella no asoma, me entero recién ayer que fue castigada y que desde que me caí, ella desapareció.
— Bueno, ¿qué quieres que te cuente?… Ella trató de escapar por lo que Anthony se enojó mucho con ella.
— ¿Qué le hizo?
— …
— Doc. ¿Qué le hizo papá a Violeta?
Violeta al igual como los demás niños, llego con Anthony tras una compra, quien fue inculcada a practicar canto y letras. Por lo que lo mas valioso que ella poseía era su voz, pero, tras los maltratos a los cuales era expuesta, ella dirigía palabras de odio y resentimiento hacia Anthony y quienes la mantenían encerrada. Violeta poseía un vasto vocabulario de malas palabras, accionar que Anthony trataba de corregir a las malas.
Cuando Violeta trató de escapar, por poco lo logra, pero en sus planes no estaban que quien custodiaba la ultima puerta de la libertad, era una de las Borough de Anthony, Alice quien era conocidos por todos por su pésimo temperamento e indiferencia con el cual trataba a los niños. Pues si ese día no hubiese estado Alice, definitivamente la niña hubiera podido escapado de la mansión Vexlam.
En las prácticas de piano que recibe Elizabeth, en aquella habitación se escucha la sonata para piano número 14 en do sostenido menor “Quasi una fantasia”
— Sabias que Ludvig Van Beethoven pudo encontrar en esta composición una fuente de paz—lo dice Vinicio mientras toca en el piano.
— ¿Una fuente de paz?
— Así es, se dice que vivió mas feliz en ese pequeño lapso de tiempo cuando conoció a alguien especial.
— ¿Se enamoró?
— Mmm… Se puede decir que sí. Ella, le dio esperanza.
Vinicio lo dijo con anhelo delante de Elizabeth y ella solo al escucharlo, voltea la mirada acercándose al maestro.
— Dígame, usted sabe lo que pasa en este lugar.
— ¿Si lo sé? Claro, Anthony ha hecho un gran trabajo con esta casa hogar.
— Me preguntaba el porque lo llamabas Anthony y no papá.
— ¿A qué te refieres?
— Todos los que lo temen, lo llaman papá. Pero los que lo llaman por su nombre, es porque son sus amigos o son estúpidos.
— Ese vocabulario no es adecuado que lo use una niña como tú.
Elizabeth con furia se sienta a lado de él, y con seriedad comienza a tocar el “Claro de Luna” a la perfección, haciéndolo con intensidad y rapidez.
Hasta que abruptamente se detiene y con tristeza mira a Vinicio.
— ¿De dónde aprendiste a tocar así? Apenas… Apenas… Podías tocar la canción de la Alegría y…
— Si lograra tocar todas las melodías que me pides, y si tu le contaras a papá que soy hábil en esto. Me llevaran lejos de los demás, aunque en parte fuera lo ideal, no puedo dejar a los demás aquí.
— ¿Por qué? Si, él se alegraría saber que puedes, incluso te ayudaría con la beca para la escuela de música.
— No lo entiendes, este lugar no es un maldito orfanato. Todos los niños que están aquí…
Vinicio la escucha, mirándola con reserva.
— Si papá se entera que soy hábil, firmo mi condena… Yo necesito de tu ayuda, Vinicio.
Cuando las cosas quieren realizarse de las mejor manera, Elizabeth sabía que no podía desperdiciar ni la más mínima oportunidad que se le presente, y ella vio en Vinicio, que su boleto de salida esta en él.
— Dime Elizabeth, ¿Cómo vas progresando en tus clases? — lo pregunta el doctor mientras revisa a Elizabeth.
— Trato de progresar, aunque realmente es más difícil de lo que creí.
— Acaso es difícil aprender… O fingir que no puedes aprender.
El doctor sabe claramente el verdadero potencial que Elizabeth tiene, pero también comprende la razón por la que ella teme demostrarlo.
— Elizabeth, eres el experimente 246, tras realizar tus últimos análisis he notado un gran progreso en tu resistencia y mas aun la forma en la que te recuperas.
— Lo se… Cada vez siento que puedo soportar mas y mas el dolor físico. Pero el dolor que viene de aquí, adentro en mi pecho, no lo puedo manejar.
— Eso esta en tu cabeza, tras los métodos que utilizaron en ti, es normal que te sientas de esa manera. Sabes que trate de alejarte de ello, pero tu insististe en intentarlo y que papá te incluyera al programa, realmente me sorprendió.
— Creí que, al hacerlo, iba a morir. Pero veo que por mas que lo intento no puedo. Incluso no sirvo ni para suicidarme.
— Entonces… Esa es la razón por la cual saltaste.
— …
— Elizabeth, yo quiero que vivas. Y sabes que he intentado todo en mi poder para protegerte. Pero ya no puedo ocultar mas esta información, papá me pide resultados, y temo que si me niego a dárselos me remplace con alguien más.
— Descuida doc, ya tengo algo en mente.
Elizabeth preparó varias formas de escapar, las cuales compartía con Violeta y varios niños más. Niños que pertenecían al Programa Luminiscencia, nombre clave para referirse a los niños que serian tratados para la experimentación con la droga 1145L, la cual supuestamente permite a su usuario expandir su capacidad cerebral a altos niveles jamás alcanzados. Una vez que la niña fue designada a tal labor, los métodos por los cuales fueron introducidas las dosis y las maneras de comprobar su efectividad en los individuos, fue un total tormento para una pequeña niña.
La facilidad que implica tratar con niños es al momento de remplazarlos, por lo que Elizabeth al darse cuenta que aquellos que presentaban resultados factibles, desaparecían sin dejar rastro.
Ella sabia que Anthony invirtió mucho en ellos, razón por la que, su trato era especial. Pero no iba a dejar que las cosas fuesen sencillas, al ver que ni una gran caída la podía sacar de ahí, comprendió que la droga hizo efecto.
Días después que la primera dosis fuese inyectada en la niña, su inteligencia, sus reflejos, sus habilidades, la forma en captar imágenes, sonidos, olores, se incremento por cien. Todo esos avances, valorados por el doctor, quien tras años de servicio con Anthony Vexlam, quiere su libertad, por lo que, ayuda a la niña.
El con la ayuda de Vinicio y otros docentes que han decidido ayudar a esos niños, el plan que Elizabeth propuso parece estar tomando forma.
Al poco tiempo, Elizabeth se enteró lo que pasó con Violeta, así que, con una pequeña visita nocturna al cuarto oscuro, pudo corroborar las palabras del doctor.
— Violeta, aquí estas —la abraza mientras lo dice— te dije que me esperaras.
—…
— Esta bien, no te sobre esfuerces. Mira traje esto para poder comunicarnos, okey.
Elizabeth tenia ya un plan para escapar, pero tras el incidente que tuvo, Violeta decidió continuar, por lo que fue capturada fácilmente. Y como castigo, Anthony dio la orden de silenciarla permanentemente.
— No puedo creer que ese monstruo te cortara las cuerdas vocales, lo lamento tanto, no debí haberte dejado sola.
Con papel y lápiz en mano, Violeta escribe que no fue su culpa, y que mejor se vaya a descansar antes de que algún guardia la vea con ella.
— No te preocupes, saldremos de aquí. Todos, no dejaré a nadie atrás, así que necesito que estés pendientes de las notas que te he de enviar. Aun seguimos con el plan.
Unos cuantos días, tomaron para que Anthony saliera de su fortaleza, por una fiesta de caridad en la cual debía estar presente, razón que motivo a Elizabeth a elegir aquella noche para huir.
Junto a los docentes quienes, tras finalizar sus actividades del día, accidentalmente dejan una que otra puerta sin cerrar, varios armarios sin candados y objetos que los niños necesitan para poder atravesar los diferentes obstáculos que se les presentará.
Elizabeth comienza con los guardias los cuales tras ser sedados por las donas que regularmente consiguen de la cafetería, quienes los niños realizaron en una de sus clases de repostería, avanzan hacia las diferentes recámaras de los pisos superiores. Mientras que el doctor libera a los niños que se encuentran en las plantas bajas de los laboratorios, dándoles acceso a las instalaciones para que puedan conseguir llegar a los ascensores. Todo comienza ha ser un caos, cuando los guardias que vigilan las cámaras de seguridad se percatan de la fuga masiva de los niños. Al enterarse Alice sobre ello, da la orden de capturarlos, pero mas de la mitad de los vigilantes se encuentra encerrado tras que Vinicio los encerrara en el salón de reuniones.
Elizabeth al llegar donde Violeta, la libera. Corriendo con todos los demás niños quienes presurosos corren hacia las salidas traseras de la mansión. Una vez que la mayoría consigue salir, Elizabeth esta también por irse, cuando no muy lejos de su posición, mira a Lili y varios niños pequeños siendo capturados por los guardias. Al darse media vuelta, Violeta le agarra del brazo, moviendo su cabeza, expresando con preocupación un no.
— Tengo que hacerlo, todos debemos salir de aquí. Escucha Violeta, adelántate, y una vez que estés segura búscame. Te prometo, ahí estaré.
Dicho eso, Elizabeth corre donde están los niños mas pequeños y al llegar se abalanza a uno de los guardias comenzando a morderlo del cuello, al no soltarlo el otro guardia trata de ayudarlo, pero ella se rehúsa a dejarlo ir. Justo en el momento que el tercer guardia trata de agarrarla por detrás, lo suelta abalanzándose hacia el para arrancarle la oreja de una sola mordida. Con esta pequeña distracción, de reojo ve que los niños se encuentran a varios metros de ellos, logrando cruzar el muro de ladrillo y vegetación que los separa de la tan anhelada libertad.
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