LA HIJA FAVORITA - 08
Por estar distraída en segundos es golpeada en la cabeza, estampándola bruscamente en el pavimento, alrededor de la sangre que no pertenece al de la niña sino a la de los guardias.
— Pero ¿Qué diablos pasó aquí? —lo dice enojada Alice, quien había golpeado a la niña— ¡No me digas que esto lo hiciste tú, mocosa!
Elizabeth es capturada, ella y varios niños mas que desafortunadamente no lograron huir, pero a comparación de todos los que había, solo 15 niños son los que recuperó Alice y los guardias.
Al revisar las grabaciones, pudieron notar que quien lideraba era Elizabeth y mas aun identificaron a los docentes y personal administrativo que ayudaron a los niños a escapar, quienes por suerte en ese momento no lograron ser contactados por los hombres de Anthony.
Papá, al enterarse, vuelva a casa muy molesto, y confronta a su hija, reclamándole por su mediocridad e ineptitud.
— ¡No puedo creer que huyeron todos! ¡Solo son niños!
— Papá tenia todo bajo control, pero nos traicionaron.
— ¡¿Qué cosa?!
— Los tutores, varios de ellos. Incluso el doctor, todos ellos conspiraron contra nosotros, ellos sabían que esta noche no ibas a estar en la mansión, incluso yo.
— Como que tú tampoco… ¡¿A dónde fuiste?!
— Sali por un momento, solo fue un momento. Pero conmigo no debes estar molesto, sino con ella.
Alice señala a Elizabeth quien se encuentra presente en la habitación junto a los demás niños. Tras ello Anthony fija su atención en ella, quien solo la mira fijamente sin expresión alguna, desafiándolo con el cruzar de sus miradas.
— Así que ¿tu planeaste todo esto? —lo dice Anthony retomando su postura, acercándose lentamente hacia los niños. Tras un silencio aterrador, Anthony la agarra de su larga cabellera con violencia, arrastrándola hacia el centro de la habitación.
— Anthony déjame ir, por favor — lo dice la niña, mientras inútilmente trata de soltarse.
— Así que quieres irte, dime ¿acaso no te he tratado bien?
— Quiero irme a casa, ya no quiero estar aquí. — Anthony tras escuchar a la niña solo se ríe, mirándola con fastidio.
— ¡Escucha, tú no tienes casa, ni familia, ni siquiera un apellido! —agarra la cabeza de la niña obligándola a que la mire— Lo único estable que has tenido en tu vida soy yo. Así que escúchame bien… Pague mucho dinero por ti, más te vale ser una buena niña, porque si hay una segunda vez, créeme. Te haré llorar.
Elizabeth derrama varias lagrimas delante de Anthony y él lo único que hace es acercarle una barra de metal que brilla por el tiempo en el que estaba calentándose en la chimenea, tras marcarla la amenaza con unas cuantas palabras en su oído, lo que deja perpleja a la niña.
— Enciérrenla en el cuarto oscuro, atenla de manos y pies, no pienso perder a otro espécimen valioso. Ya suficiente tengo que todos los demás escaparan.
— Si papá, pero… ¿Y los otros niños? ¿Qué hacemos con ellos?
— De nada me sirven, ya perdí el gusto por ellos hace mucho, pónganlos como nuevos sujetos de experimentación, tenemos que reponer a los que perdimos.
Cuando Anthony da la orden, los niños que eran mayores a Elizabeth con un par de años, le suplicaban entre gritos que no les hicieran eso, que se iban a portar bien, pero el simplemente no prestaba atención.
Elizabeth al estar encerrada en esa habitacion del sótano, tan oscuro y lúgubre, se puso a llorar de tristeza. Poco después, varios fueron los intentos que intentó para liberarse, un plan mas elaborado que el otro, pero con el mismo resultado, esta vez ya no podría salir. Anthony realmente cansado, veía como Elizabeth se comportaba cada vez más rebelde con él, actitud que sabia enmendar a su manera.
La castigó dejándola en aquel cuarto, sin comida, sin bebida, sin contacto con el exterior por varias semanas. Elizabeth con hambre y con hipotermia, se lamentaba todos los días, pues por la oscuridad de la habitación, ya no sabia en que día estaba, si era de mañana o de noche. Simplemente era como si el mundo se hubiese detenido para ella, estaba muriendo lentamente.
Hasta que un día, alguien golpeo la puerta con delicadeza y Elizabeth casi exhausta, sin poder ni siquiera ponerse en pie por ella misma, decide arrastrarse para llegar a la puerta de metal que impedía que la niña escapara. Sin saber como hablar ya que la garganta la tenía completamente seca y su voz opacada por ello, decide golpear la puerta en señal que se encuentra ahí.
«… Ayúdame, por favor, ayúdame», lo dice en su mente, sin saber quién se encontraba del otro lado, lo único que quería era algo de comida.
Emily, “la hija favorita” de Anthony queda consternada después de que recibe una respuesta del otro lado de la puerta, sin mas tardar trata de abrir la puerta, pero se le es imposible, así que busca a los guardias para que le den acceso a esa habitación.
Una vez que encuentra a uno de los hombres de Anthony encargados de esa área, le ordena que le abra la habitación del sótano, pero él se rehúsa, indicándole que Papá Anthony le prohibió abrir esa puerta sino es el en persona quien le pida abrirla.
Emily le pregunta que es lo que ocultan ahí, y el guardia solo se limita a decirle que solo es mercadería que Anthony trajo a la mansión. Emily no se convence y con ello vuelve hacia esa habitación, pero el guardia de inmediato se comunica con su jefe para contarle sobre lo sucedido.
Una vez que llega, Emily le pide a quien se encuentre adentro, que hable con ella. Pero lo único que escucha son solo débiles golpes del interior, sin saber que hacer, se comunica con Ian, su mano derecha a que le ayude abrir una puerta de metal en la mansión de Anthony Vexlam. El sin perder el tiempo accede y a Emily no le cuesta mas que esperar a que llegue, sin saber que hay dentro, la favorita decide con un pedazo de papel, mandarle un mensaje deslizando la nota por la abertura de la puerta junto a un esfero a la persona que se encuentra ahí.
Con ansias y preocupación espera unos minutos, donde la respuesta que recibe es que esos objetos se lo devuelven a través de la puerta.
Disgustada por el misterio, sale molesta hacia la entrada de la mansión para traer consigo a Ian, pero ni bien llega, se le impide el paso. Emily cada vez mas sospechando de que Anthony tiene que ver con todo esto, observa como el mismísimo Vexlam llega junto a varios de sus hombres, a la entrada de la mansión, Y sin perder tiempo Emily le pide explicación a Anthony sobre lo que esta ocurriendo y el con tranquilidad le dice que no debe de preocuparse, que en esa habitación solo se encuentra mercadería.
Emily no es tonta, así que le exige que abra esa puerta y Anthony personalmente la lleva, sin rodeos, le pide al guardia que abra la habitación donde al entrar, se encuentra completamente vacía y como dijo Anthony llena de cajas y muebles viejos.
— Yo escuché que golpearon la puerta.
— Pero aquí no hay nadie cariño, de seguro fueron roedores, siempre están moviéndose por las tuberías.
— No, parecía como si alguien estuviera aquí encerrado.
— Pues no hay nadie aquí, tu misma lo puedes ver.
Emily confundida por el escenario, guarda discretamente la nota de papel y lo guarda en su bolsillo con cautela.
— Veo que llegaste antes de tu viaje, ¿acaso ocurrió algo?
— No papá, solo que los asuntos se resolvieron casi de inmediato, así que ni bien me desocupé, vine para darte una sorpresa.
— Bueno, valla sorpresa me diste cariño.
Sin demora, Anthony lleva a su favorita a su oficina, dejando la habitación del sótano atrás, donde uno de los guardias a discreción se le acerca.
— Papá, ¿Qué hacemos con el paquete?
— Realmente me ha dado muchos problemas, así que ya sabes que hacer.
El guardia asiente y se encarga del problema de su jefe de inmediato. Sacan a Elizabeth por la parte de atrás y se la llevan lejos de la vista de la favorita. En medio de la carretera, los guardias comienzan a conversar.
— En serio como odio hacer esto, dime ¿cómo lo haces tan fácil? —lo pregunta uno de los guardias hacia quien esta llevando a Elizabeth lejos de la mansión.
— ¿Qué? ¿matar niños? No amigo, eso es imposible para mí.
— ¿Entonces, que haces con ellos?
— Aquí hay que sacar ganancias, y créeme, estos niños valen mucho.
— ¿Y que le pasó a esta? Parece que está muerta.
— Si casi todas están en esa condición cuando me las entregan, pero es mejor que este así, porque ella fue quien lidero el motín de la otra vez.
— ¿Que? —lo dice el guardia mientras señala a la niña que esta recostada en la parte trasera del vehículo—¿esta mocosa, fue?
— Si, es por eso que Anthony la dejó media muerta. Antes, ese día no estaba de guardia.
— Ni yo, esta mocosa le había arrancado un pedazo de carne a Josh y la oreja completa a Mike. ¿Te enteraste de eso?
— Si… Realmente esa niña da miedo…
Una ves que llegan a su destino, Elizabeth es dejada con una mujer, quien le entrega al guardia una cantidad de dinero considerable en un paquete de comida rápida. Dejando atrás al juguete desechado de Anthony.
Varias semanas transcurren y Emily haciendo sus rutinas diarias, visita los diferentes distritos asegurándose que todo esté en regla. Y mientras se desocupa de una reunión con varios lideres de pandillas, decide caminar por los callejones para cortar camino al tratar de llegar a su cafetería favorita.
Todo parece tranquilo, hasta que, en medio de la basura junto a un contenedor de botellas, se encuentra una niña completamente sangrando y con varios signos de haber sido golpeada hasta el cansancio. Consternada por lo que sus ojos observan, llama a sus muchachos para que la recojan y la lleven al hospital lo más pronto posible.
Cuando llegan a emergencias, la niña es llevada por los médicos de inmediato y sin perder el tiempo, Emily se contacta con su médico de confianza para que lleve el caso de la niña.
Horas son las que les toman a los médicos para darle una respuesta a la favorita y con algo de misterio, se acerca Jorge para hablar con Emily.
— Bueno, encontramos diferentes tipos de espermas en el cuello uterino de la niña, además de infecciones provocadas por varias violaciones que recibió provocando el desgarre de su intestino —suspira—… Dime Emily ¿estas seguras que la encontraste?
— ¿A qué te refieres? ¿Crees que yo le hice eso a la niña?
— No me refiero a ti Emily, sino de Anthony —lo dice con firmeza Jorge a Emily— yo se lo que hace Anthony y ni se te ocurra decirme que no, porque tú sabes muy bien.
—No, el seria incapaz de tocar a una niña, me lo promedio.
—Emily, ya no voy a perder mi tiempo tratando de que te des cuenta de las cosas, eso ya depende solo de ti. Pero con lo que respecta a la niña, no te tengo buenas noticias, además que encontré esto en su cuello.
Jorge le muestra a Emily varias fotografías que se le fueron tomados a la niña y con ello ve la marca de los Vexlam incrustado en la piel de la niña.
Jorge camina con Emily, llevándola a la sala de cuidados intensivos, donde la niña se encuentra en observación, reposando en una cama con oxigeno y varios sueros impregnados en sus venas.
— La niña no solo fue violada, sino que la golpearon en la cabeza con un objeto contundente, tal vez con un martillo, no sabemos bien, pero por ello, casi la matan al contado.
—… Además, la golpearon hasta dejarla así. Cuando la vi, temía lo peor, ella parecía un cadáver.
— Es un cadáver, técnicamente…—el doctor mira con tristeza a Emily— Solo de ella dependerá sobrevivir, no te voy a mentir Emily, ella está muy mal y será un milagro si logra despertar… Mi moralidad como doctor dicta que agarre mi celular y llame a la policía pero sé que si se trata de Vexlam, talvez ella logro escapar de ello.
Emily dolida, mira nuevamente a la niña, tocando el cristal que las separa. De alguna forma ella se siente responsable así que le pide a Jorge que haga todo lo posible por mantenerla con vida, que, si es por el dinero, no debe preocuparse por ello.
Pero esta vez no depende del dinero sino de la fuerza de la niña, ahí es donde Emily recordó, que el dinero no puede comprarlo todo.
Dos semanas, son las que pasaron para que la niña despertara. Jorge tras escucharlo, visita a la niña, para revisar si su estado mejoró o en el peor escenario, haiga empeorado.
Sin perder el tiempo se comunica con Emily, para avisarle sobre la niña; ella de inmediato llega al hospital y después de conversar con Jorge, entra a la habitación donde se topa con la pequeña.
— Hola Elizabeth. —lo dice Emily con cariño y tras ello la niña la voltea a ver, su cara aún sigue hinchada por los golpes y su labio completamente partido.
— Ho…la —es lo que Elizabeth responde, pero con mucha dificultad para hacerlo.
— ¿Cómo estás?… Yo soy Emily y te encontré el otro día en este estado.
— ¿Tú… me ayudaste?
— Si, bueno algo así. Dime ¿sabes quién te hizo esto?
La niña no responde, simplemente por hablar esas pocas palabras, fueron las suficientes para quedarse dormida en media conversación. Emily sonríe pues sabe que la niña se recuperará tarde o temprano, pero con curiosidad, toca el cuello de la niña y al hacerlo su cuerpo se estremece provocando varias lágrimas en su rostro.
Varios días de tratamiento, ayuda a que la niña se sienta mejor y cuando sus energías volvieron a ella, Emily tubo una larga charla con Elizabeth.
Cuando Emily salió de la habitación, no podía creer lo que la niña le decía, Anthony a que punto a llegado, se lo preguntaba, pero con toda su furia llega a la mansión Vexlam, sin rodeos le saca en cara todo lo que Elizabeth le contó.
Lo golpea, pero el la detiene, y al tratar de tranquilizarla le inventa una mentira para que Emily deje de ponerse violenta con él. Sus palabras hacen efecto y con descaro altera las cosas a su favor.
Emily trata de creerlo, pero hay cosas que no pueden pasarse por alto, y con lagrimas en sus ojos, solo se retira de la vista de Anthony pues su corazón esta destruido. La niña le conto absolutamente todo, desde cuando fue comprada, hasta las horribles cosas que le hacia Anthony Vexlam para continuar con la nota de ayuda.
Todo encajaba, la niña no se lo estaba inventando, eso pasó, y ella recién trataba de discernirlo.
— Dios mío ¿Qué debo hacer? —lo dice mientras se encuentra en su auto con las manos en su rostro. Sin pensarlo más, conduce nuevamente al hospital para ver a Elizabeth y mientras se encuentra por el pasillo, le pide a uno de sus muchachos que la escolta a que le traiga algo de beber. El va inmediatamente y Emily con cautela trata de ver si Anthony la sigue, pero al no ver nada sospechoso, continua su camino.
Después de esperar por Jorge, ella le pide si puede llevarse a la niña con ella, y el doctor dudando un poco por la petición de la favorita, solo la mira.
— Se que no soy muy buena con los niños, pero quiero protegerla, por favor, Jorge, déjame tenerla.
—Emily no lo sé, esa niña fue ultrajada, necesita mucha ayuda y un hogar estable.
— Exacto, necesita un hogar. Yo le puedo dar eso, pero por favor, necesito que me apoyes en esto Doc.
Jorge inseguro por la decisión que va a tomar, confía en Emily, pero no en Anthony. Por ello la deja llevársela con la única condición de que la mantenga lo mas alejada de la mansión Vexlam aún más de aquel hombre.
Emily feliz por ello, debe cumplir su promesa de mantenerla alejada de Anthony, así que la lleva hacia los barrios bajos de Manhattan, ahí estaciona su auto en uno de los tantos edificios deteriorados del lugar donde le pide a la niña que entre.
Es una edificación muy grande, — demasiado para una sola persona—, es lo que piensa la niña, pero una vez adentro ve como las cosas no son lo que parece.
— ¡Wow! Es enorme y muy bonita.
— ¿Te gusta? La mandé a renovar y agregar una que otra cosa para que te diviertas
Elizabeth animada va ha ver su habitación, la cual esta completamente arreglada para una niña de su edad. Los cajones se encuentran repletos de ropa, la cocina llena de comida y una enorme televisión en la sala.
Las cosas parecían ir bien, mejor dicho, la niña creía que finalmente podía ser feliz alado de Emily, pero no tardo tanto tiempo para que volviera al mundo en el cual estaba sumergida.
Los años transcurrieron y con ello la salud de la favorita, Emily comenzó a enfermar y sus ataques ya eran cada vez más frecuentes. Elizabeth no entendía, pero sabia que eso comenzó desde que ella llegó de un trabajo que tenía en el extranjero.
Además de la pésima relación que tenia con los Boroughs, especialmente con Alice, hacia que ella sospechara sobre si su hermana ha sido envenenada.
Pero la verdad iba más allá de la imaginación de la niña; Emily como de costumbre salía a diferentes países para arreglar los problemas que se le presentaban a Anthony y aun mas se encargaba de los trabajos que solo ella podía controlar. Hasta que, en uno de ellos, fue emboscada y tras ello a duras penas, logró salir con vida.
Con normalidad ella regresa con Anthony, pues trae consigo valiosos documentos que se le habían extraviado a su padre, pero sin decirle nada, sobre el problema que tuvo que lidiar en aquel viaje.
Días después, en los chequeos médicos rutinarios que deben hacerse los Boroughs, en especial la hija favorita, se le es comunicado a Emily que hay una anomalía en sus exámenes. Dando positivo para VIH Sida, Emily impactada por el resultado le suplica al doctor de turno que no se lo diga a Papá Anthony, pero sin dudarlo, el doctor tiene que seguir los protocolos que Anthony Vexlam le antepuso.
Emily humillada y confundida, tuvo que hacer frente a su padre, y este, realmente furioso solo sintió asco de su favorita, además de traicionado por parte de ella. Las cosas ya no fueron las mismas desde ese momento…
Elizabeth veía como su hermana abusaba de las drogas, al principio Emily solo lo consumía en pequeñas dosis, pero después de saber su estado de salud entró en depresión consiguiendo que no hubiera un solo día en el que ella se encontrara sobria.
La adicción por el éxtasis, cocaína, LSD iba a la par con el alcohol, las fiestas, los excesos y a Anthony ya no parecía molestarle pues comenzó a perder el interés en Emily, en su favorita.
Aunque los demás Boroughs no veían esto más que la mejor oportunidad para sacar a Emily de su cargo, Elizabeth sabia que, si su hermana no se comportaba, Alice tomaría el titulo de favorita, y si eso ocurría, en cualquier momento Emily moriría y no necesariamente por el Sida.
Los maltratos y las presiones no se hicieron esperar, siempre siendo objeto de burla y vergüenza de parte de Anthony.
“La hija favorita”, la más hábil subordina de la mafia Vexlam y ama del disfraz por mucho tiempo fue quien dirigía a los hombres de Anthony en sus misiones, donde en ninguno de ellos fallaba, pero eso quedó atrás.
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