Las Colinas del Grial - 01
– De golpe se abría la puerta de un apartamento, el universitario entraba con una emoción ahogada de mucho cansancio, había trabajado unas horas extras de más antes de salir, pero incluso así, no lo detuvo para ir directamente a su computador con emoción.
Necesitaba confirmar lo que muchos rumores pudo escuchar en sus momentos de descanso.
Su teléfono ya le iba llegando notificaciones de mensajería, en su mayoría mensajes de sus amigos. Apenas pudo encender su computadora, tecleó con tanta rapidez como pudo, le tenían la cabeza carcomida por lo que se contaba.
Entrando a una página de la empresa de videojuegos, Stormwind Games.
La felicidad de él no pudo acrecentarse más, estaba a punto de llorar, sin embargo solo se limitó a dejar caer unas lágrimas. Todo era verdad, solo faltaba un par de días para que se hiciera realidad, tenía que esforzase para poder tener todo el tiempo libre suficiente para poder jugar lo suficiente, aunque eso para él signifique jugar días enteros hasta decir «ya es suficiente».
Su teléfono no dejaba de vibrar por las notificaciones, había una llamada grupal entrante, el universitario lo agarró y le dio una checada.
—¡Jonathan, Jonathan! —gritó con fuerza el parlante del teléfono, casi dejando sordo a Jonathan. Tenía una voz un poco infantil.
—Pensaba que te quitaron la conexión a internet. —habló otro, con una voz un poco más adulta.
—Creo que sé de lo que me van a hablar —dedujo.
—Sí, todo es verdad, Las Colinas del Grial tendrá su versión MMORPG. —afirmó el de la voz adulta.
—Eloy, Edward, planificación rápida: tenemos que adelantar todo lo que podamos para jugar. Fecha límite, este viernes. —explicó Jonathan.
Él, mientras hablaba, revisaba todos los correos electrónicos que había recibido de sus profesores, una montaña de tarea que no parecía terminar. Jonathan no pudo evitar chasquear su lengua.
—¿Mucho por hacer? —preguntó Eloy, el de la voz infantil.
—Como siempre, pero no importa, puedo adelantar todo. —respondió.
—¿Y también pueden comprar esa cámara que se necesita para jugar? —dijo de repente Edward.
Hubo un pequeño silencio, Jonathan se mostró confundido, volvió rápidamente a la página de Stormwind Games, leyendo por encima todo lo que decía del nuevo y sorpresivo anuncio.
Ya estando en las últimos párrafos pudo ver a lo que se refería Edward.
—«Para poder jugar a nuestro más ambicioso proyecto, se han creado cámaras especiales, la Soul camera, que harán del juego, una experiencia altamente inmersiva. El uso de la Soul camera es obligatorio. Ya puedes comprarlo en tu tienda local». —leyó en voz alta Jonathan.
—¡Demonios! Y de paso hay que ahorrar para unas cosas costosas. —replicó Eloy.
—Ya lo resolveremos eso —habló calmado Edward—. Puede que todo lo que juntemos de nuestros ahorros pueda servir.
Hubo un pequeño silencio después.
—Bueno, ya veremos ese detalle, ¡Equipo, vamos a trabajar! —vociferó para dar ánimos.
—¿No estás cansado, Jonathan? —preguntó el joven.
Jonathan cuelga su teléfono, dejando en visto a su amigo, para echarse un rato a la cama, ya usó su últimas energías que tenía gracias a la emoción en la llamada. Viendo el techo, solo pudo liberar un gran bostezo para quedarse completamente dormido.
Al día siguiente, Jonathan pudo completar muchas de las tareas a tiempo récord, casi superando su antiguo récord de hace unos semestres. Tenía ojeras notables, se tuvo que levantar un poco de madrugada para poder aprovechar mejor el tiempo.
Era jueves, último día para que se publicara el juego.
El universitario ya se había alistado, aunque con algunas dificultades debido que quería seguir durmiendo. Para ir hacia la universidad, siempre era la misma ruta rutinaria a lado de Eloy.
Entre los dos, Eloy era el más pequeño, los dos iban a la misma universidad. Él también llevaba un par de ojeras, aunque más marcadas que las de Jonathan.
Los dos iban platicando y riéndose del gran esfuerzo que hicieron para hacer el adelanto, en su camino se les cruzó alguien de frente, un chico pálido de gran estatura, superando a los dos, de ojos negros como el carbón y cabellera oscura ondulada, tenían un buen aspecto atlético. Edward los saludaba.
—Cuando se trata de videojuegos, ustedes mueven montañas, ¿Verdad? —les saludó, con una expresión burlona en su rostro.
El par no pudieron evitar enojarse, a la vez de que una pequeña risita saliera de sus labios.
—¿Y qué haces aquí? —le preguntó Jonathan.
—Simple, cuidar de ustedes hasta llegar de la universidad —respondió sin más—. He leído que por aquí ha aumentado la delincuencia.
—puso la palma de la mano en su frente y dar una mirada alrededor para después volver a los dos.
—No te tienes que preocupar de nosotros como siempre —replicó el pequeño del grupo—. Además, tenemos que ver si con nuestros ahorros podemos comprar las Soul camera.
Edward se giró a su izquierda, señalando una tienda al otro lado de la calle, estaba llena de gente haciendo fila.
—Se ve algo difícil conseguirlo el viernes. Caminando por aquí, vi que todas las tiendas que vendían esas cosas estaban hasta arriba de gente.
Jonathan y Eloy no podían poner sus caras más largas, sus probabilidades de poder jugar el viernes sin falta se estaba disminuyendo por cada segundo que pasaba.
«A este paso, todas las unidades de Soul camera se agotarán» pensó un Jonathan impotente, su ojos estaban fijados en las personas que salían con lo que parecía ser una pequeña caja que llevaba la Soul camera.
Los dos no podían ir sin más hacia aquellas interminables filas, tenían responsabilidades que atender y romper la racha de buenas calificaciones que ellos formaron al iniciar el semestre sería un gran golpe para su carrera universitaria. Al menos no querían pasar por aquel «infierno» que fue el semestre anterior.
Los amigos reanudan su camino hacia la universidad, aunque tenían tiempo para hablar debido que aún era temprano.
Cómo era costumbre, el paliducho era quien se robaba la mirada de las chicas, respondiendo él como una sonrisa y un guiño. En el rostro de Jonathan y Eloy no se podía ocultar algo más que envidia por esa cualidad de su amigo.
En el camino, pudieron confirmar aun más las palabras de Edward, todas las tiendas que podían albergar la dichosa cámara estaban hasta arriba de gente. La esperanza se perdía.
Pasando de una calle a otra, se adentraron en un callejón que servía de atajo para llegar, ya no había una charla entre los tres, solo querían llegar de una vez a la universidad y adelantar todo en los recesos. Había una encrucijada a la que tenían que pasar para llegar, girando por la esquina de la misma, un hombre con una daga se abalanzó hacia el grupo.
—¡Den toda sus pertenencias, estu-! —no pudo completar la frase, un golpe se le asestó en su cara.
Edward, por puro reflejo, le dio con el revés de su puño al maleante con una fuerza que hizo que la cabeza del maleante chocara contra la pared, dejándolo inconsciente, los tres seguían como si no se tratase de nada especial.
—Se los dije. —sonrió, señalando al hombre.
—¡No hacía falta hacer eso! —exclamó Eloy.
—Él comenzó y tenía un arma, hay que defenderse de una manera. —respondió.
No sé habló mucho más desde ahí, solamente se dijeron los tres al mismo tiempo que no volverían a pasar por ahí, al menos no pasado un tiempo.
A los pocos minutos llegan a la universidad, Edward con un par de palmadas y un empujón en la espalda se despidió de sus amigos. Eloy y Jonathan se adelantaron para llegar a su salón y adelantar todo desde ahí, su determinación para liberar ese fin de semana en su agenda de tareas era increíble. Mientras tanto, Edward era otra vez rodeado por mucha de sus admiradoras, quienes no dejaban de pedirle su número de teléfono o que salga con alguna de ellas.
Como si fuera costumbre, y lo era, Edward corría hacia el mismo callejón por donde salieron, era muy rápido y ella perdieron su rastro. Como era siempre de costumbre.
Pasaban las horas, las clases pasaban de forma rápida y frenética, era un día lleno de exámenes uno tras otro, los dos amigos estaban preparados para aquella ola de exámenes, pudiendo completar todos las pruebas… Aunque con mucho sudor debido a que estos mismo exámenes eran largos pero con muy poco tiempo para hacerlos.
La campana sonó, significando el fin del último examen, dejando exhausto a los pobres pero aliviados y seguros de que pudieron hacerlo todo, chocaron sus palmas mientras jadeaban y salieron a descansar. Estos fueron a sentarse en las gradas de la cancha pública, a lado de la universidad.
—¿En serio vas a regalar tu juego a tu primo? —preguntó con curiosidad Eloy.
—Sí, hoy es su cumpleaños y su computadora al fin está lista para correr el último juego de las Colinas del Grial: Singalor. —respondió Jonathan, para después darle un gran mordisco a su empanada.
—Así que piensas también unir a tu hermano a esta gran comunidad.
—¡Exacto! Así cómo lo hice contigo, lo haré con él —otro mordisco más a su empanada—. Él está muy ilusionado con mis historias en mi partida de Singalor, además, en la mañana, le dieron una actualización al juego, no he visto la lista de cambios pero sé que mi primo le encantará.
—Hablando de eso… ¿Qué haremos en ese MMO cuando juguemos?
—Si es que tenemos las cámaras…
—Cierto… Espero que no se hayan agotado las unidades por aquí cerca.
—Eso espero. Y respondiendo a tu pregunta, en la página de Stormwind Games no había casi nada de información del nuevo juego, simplemente hay imágenes y trailers del mismo —respondió, dándose un estirón en todo su cuerpo, estaba algo cansado no solo mentalmente—. Lo que sí estoy seguro es que todo será una sorpresa, como siempre lo hacen.
—Espero que ese juego no se necesite mucho de conocer el lore del juego. —mencionó un poco nervioso. Él era casi nuevo en la franquicia y solo jugó muy poco el último juego, Singalor.
—Preocúpate mejor sobre poder comprar la Soul Camera y sobre qué clase de combate vayas a escoger en tu partida.
—Sí… Tienes razón, las Soul Camera… ¿No te parece raro el nomb-?
—Hola, ya los conseguí. —dijo el paliducho Edward, interrumpiendo y asustando al par.
Los dos gritaron del susto y la sorpresa por ver a su amigo sentado a su lado de la nada, aunque también eso era costumbre, pero una costumbre no tan acostumbrable. Eloy fijó su mirada en una bolsa que llevaba Edward, dentro podía divisar unas cajitas.
—¿Qué conseguiste? —dijo Jonathan.
—Las Soul Camera. —sonrió gentil, levantando la bolsa.
No se hizo esperar un «qué» como respuesta, rápidamente Edward sacó las cajitas de la bolsa y en ella se podía ver escrita el nombre del objeto que llevaban dentro, lo pudieron confirmar, las Soul Camera.
—¿Pero cómo?
—No estaban tan caros como pensábamos, tan solo unos cuantos billetes tuve que gastar. Creo que por eso las unidades se acababan tan rápido. —respondió, mientras que, sin darse cuenta Jonathan, le quita un pedazo de lo poco que quedaba de la empanada—. Ahora todo dependerá de ustedes.
—¿A qué te refieres? —preguntó Jonathan.
El sonido de la campana de la universidad sonaba con tanta fuerza que, en donde los tres estaban podían escucharlo perfectamente.
Los dos entendieron lo que su amigo les quiso decir, y apenas estos se alistaron para salir de la universidad, sin que ellos se percataran, su amigo pálido ya no estaba en la cancha. No era tiempo para preguntarse sobre eso ahora, era tiempo de pasar por la parte aburrida, las largas clases.
Más tarde, salieron cansados como siempre. Caía la tarde. Y los dos al salir de la universidad pudieron ver cómo su macilento amigo se escondía de las chicas, escondiéndose de forma muy cómica en los arbustos de la entrada, aunque en vano.
Otra vez la chicas lo rodearon, entre ellas, hubo una que Eloy pudo reconocer, su hermana.
—Perdonen chicas, pero —al ver que el par estaba viendo de lejos, este sonrió y se fijó en la hermana de Eloy—. La belleza que me está poniendo a considerar su propuesta es esta señorita. —se arrodilla, para que acto seguido, agarrase la mano de ella con delicadeza, como un completo caballero.
Las chicas al ver que no tenían esperanza, se fueron tristes y algo decepcionadas de ellas mismas, al mismo tiempo que llega Eloy.
—¡Hey, hey, hey! —exclamó molesto, apartando a su amigo de su hermana—. Con Belinda no te metas.
—Eloy, ¡Soy tu hermana mayor! —le contestó, enojada.
—¡No te quiero que salgas con un loco cómo él! —le señaló, y este mismo solo lo saluda con la mano, entre risas.
Jonathan y Edward no podían parar de reír, Eloy se estaba luciendo con su reacción protectora de hermano.
—No te preocupes, Eloy, en estos tiempos no me fijo en nadie en particular —aclaró y su mirada vuelve a Belinda—. Señorita Belinda, mañana se estrenará un juego multijugador, si quieres apoyarnos en nuestra travesía para ser los jugadores más destacados, está completamente invitada. —le propuso, usando su voz de «caballero caballeroso», como diría Jonathan.
La chica, con un gran rubor en sus mejillas, sin pensarlo mucho aceptó la propuesta del galán del grupo, aunque ella no tenía ni la más mínima idea del juego de que hablaba, ella era más casual en tema de videojuegos. Sin embargo, si eso haría pasar tiempo con Edward, lo aprovecharía con gusto.
Eloy no protestó, solo se quedó callado, mirando amenazante a su amigo, le agradaba la idea de que su hermana también le acompañe. No obstante, ella no podría jugar demasiado debido a que ella tenía mucha tarea por hacer, así que mucho tiempo no lo estaría pasando con él. Dejó escapar un suspiro de alivio.
Después de esa escena, los cuatros se van a su respectivos hogares, despidiéndose para verse más tarde.
El universitario, con algo de prisa fue corriendo a la casa de sus tíos, necesitaba darle su regalo a su primo favorito, un chico llamado Jude.
Los hermanos habían llegado a su casa, el menor no pudo hacer otra cosa que acostarse para darse su merecido descanso, mientras que Belinda investigaba sobre ese juego que se iba a estrenar mañana.
Edward veía el manual de instrucciones de las Soul Camera, él estaba en una especie de depósito, llenos de trastos raros, lo único destacable era una buena computadora, y a su lado, una pequeña televisión. No había focos, la única luz era del monitor.
Abriendo una de las cajas, pudo observar por fin la Soul Camera.
—Interesante diseño… —extrañado.
Era una cámara, con un diseño algo raro, mejor dicho, parecía ser de juguete, estaba hecho de lo que se sospecharía era ser plástico de color rosado translúcido, pudiendo ver el interior de la misma pero no había nada, solo una canica gris. Tenía unas pinzas que hacían de soporte para ponerlo encima del monitor, como una webcam.
Los cables era casi lo mismo, eran del mismo color translúcido, parecía un tubo intravenoso.
—Espero que esto no sea una estafa. —guardó la Soul Camera.
Dio una revisada rápida a la página del juego, viendo que claramente había muy poca información y que tampoco había una imagen de cómo se veía una Soul Camera. Dándose por vencido, apagó el monitor y se fue a dormir.
Ya era viernes, día feriado, el paliducho repartió la Soul Camera, los tres habían recibieron sus cámaras especiales en la tarde, ya todo preparados para las horas de diversión. Sí, Edward tuvo que enfrentarse a otra fila para comprar una cuarta cámara. El conteo que se mostraba en la página sobre el estreno del juego ya solo le quedaban media hora.
La página se caía en tantos, pero los cuatro tuvieron suerte de poder usar la opción de descarga para que cuando el contador llegue a cero, la descarga comenzaría de forma automática, solo tenían que esperar que esta larga espera acabase.
El joven universitario estaba hablando por videollamada con Jonathan sobre el tema de qué lugares irían o qué clase quería escoger. Como era costumbre, Jonathan iba a ser un elfo común, en cambio su amigo al no saber mucho de las demás razas del juego iba a jugar siendo humano.
Edward no estaba aún en línea, aunque según Jonathan, Edward también pudo poner la opción de descarga automática del juego.
—¡Iremos a Valen! —exclamó Jonathan.
—No, comencemos en Cheng-Su, me gusta su estética oriental. —protestó Eloy.
Belinda podía escuchar los gritos de ambos desde su habitación, donde tenía su propia computadora, ella aún no había sacado la cámara de su caja.
—Yo conozco a Valen como si fuera la palma de mi mano, ahí comenzaremos con mucha ventaja. —argumentó Jonathan.
—Siempre andas jugando en ese continente.
—¡Es porque me volví el rey absoluto y vencí a Azazel!
—No me importa si has vencido a ese jefe místico o lo que sea. ¡Nos iremos a Cheng-Su!
—¡Que lo decida Edward!
Hubo un silencio después, esperando la respuesta de Edward, pero no estaba en la llamada, y de forma súbita, entra a la llamada.
—¡Vodka, licor y sake! ¡Comencemos de una vez! ¡Yei! —gritó de emoción el mayor del grupo.
De la nada, los tres empezaron a repetir lo mismo que dijo su amigo pero como una canción, una buena forma para que esos minutos fueran más amenos. Parecían unos niños, pero no hay nada mejor que jugar de forma cooperativa con tus amigos, echándose muchas risas y creando buenos recuerdos.
—Mmmm… Falta uno 10 minutos, creo que puedo ir al baño. —se habló así misma Belinda, dirigiéndose al baño.
Los minutos pasaban rápido, y la página de Stormwind Games se actualizó, solo para dejar el mensaje de que los jugadores preparasen las Soul Camera. En la pantalla de Jonathan, la página decía que la Soul Camera no estaba bien ajustada en el monitor, al igual que la de Eloy.
—A ver… ¿Cómo es eso? —empezó Jonathan a mover un poco la cámara—. ¿Un poco así…? ¡Auch!
Del alguna forma, se había pinchado el dedo, salía un poquito de sangre del dedo pero no era nada grave, sin embargo…
—¿Qué demonios?
Del cable de la cámara, se veía un poco de la sangre de Jonathan pasando dentro de ella, hasta llegar al puerto de la computadora para después devolverse a la cámara, terminando en la zona de la canica, tintándola.
Tragando un poco de saliva, ignoró eso esperando de que nada malo hubiera pasado.
Se pudo escuchar otro quejido de dolor de parte de la videollamada, era Eloy.
—¿Qué sucede? ¿También se han pinchado el dedo? —habló Edward.
—Sí, ¿Cómo lo sabes?
—En el manual menciona que te puedes pinchar el dedo, pero miren la página del juego.
En la página, además de que faltaban cuarenta segundos de que la descarga inicie de forma automática, estaba el mensaje de que la Soul Camera ya estaba ajustada. Se escuchó un «fiuu» de Jonathan, aliviado.
El hype aumentaba en ellos, ya solo faltaba diez segundos para la descarga, los tres dieron la cuenta regresiva.
—¡5; 4; 3; 2…! —agarraron aliento— ¡1…!
En sus monitores, se veía en una esquina el archivo empezando a descargar, el cual, al mismo segundo que había empezado a descargarse, al otro segundo se dio la notificación de que el archivo se descargó de forma exitosa.
Los tres veían con sorpresa y dubitativos, no hacía falta hablar, los tres notaron que ocurrió lo mismo para ellos.
—Bueno… ¿Qué procede? —rompió el silencioso Eloy.
—Darle click al archivo… ¿No?
—Bueno, comprobemos los archivos de instalación. —mandó Jonathan.
Los tres, en otra cuenta de regresiva pero de tres segundos dieron click a los archivos descargados simultáneamente.
Una ventana se abrió.
—«Sonrían a la cámara.» —leyó Eloy.
La canica de la Soul Campera empezó a brillar levemente hasta que sin previo aviso, la Soul Camera tomó una foto con un flash cegador. Los tres se taparon con sus brazos para evitar el flash, aunque en vano.
Volviendo a la página de Stormwind Games, había un último mensaje.
⟨ ¡Datos recolectados! ⟩
⟨ ¡Disfruten de la experiencia súper inmersiva en Las Colinas del Grial! ⟩
Jonathan iba a levantarse, estaba desconcertado por completo y tenía sed, pero al tratar de levantarse… No pudo sentir las piernas. Alarmado, bajó su mirada y vio lo que menos se esperaba, su piernas, no, su cuerpo se estaba convirtiendo en polvo que se dirigía a la canica, que brillaba con más intensidad con más «polvo corporal» obtenía.
—¿¡Qué es esto!? —gritó con desesperación Jonathan.
—¡Mis manos! ¡Mi brazos están desapareciendo! —vociferó, sollozando.
—¡Edward! ¡Edward!
No había respuesta de este, en la videollamada se podía ver qué su cabeza fue lo primero en desaparecer pero su cuerpo no caía inerte al suelo, se mantenía sentado.
El terror que invadía en ellos ya iba a terminar, Eloy y Edward habían desaparecido en polvo por completo, en cambio Jonathan solo quedaba su cabeza que flotaba en el aire.
—¡Fue un gusto en conocerlo, chicos! —gritó con su último aliento, su cabeza terminó desapareciendo, no sin antes despedir una lágrima que también desapareció.
Ya no había nadie en sus asientos, todo estaba en silencio.
Belinda había salido del baño rápidamente, no se había percatado de los gritos de su hermano debido a que estaba escuchando música con auriculares, en cuanto sus padres, estaban trabajando y no se encontraban en casa.
Belinda se dirigió a la habitación de su hermano, notando que no estaba en ningún lado.
—¿Dónde se habrá metido…?
Se adentró más a la habitación, había algo en el monitor de su hermano que le había llamado su atención, la Soul Camera ya no estaba y en una ventana blanca se podía leer lo siguiente.
⟨ ¡Inicio de sesión exitoso, usuario: Eloy_01 ⟩
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