Leyx Zone: ER - 01
Capitulo 1
¿Cómo estas, Livia?
Retroxia, era lo único que estaba en mi mente, ya lloré lo suficiente como para poder seguir, pero ¿Cómo superas todo esto?, no cualquiera puede sobrevivir en esta clase de mundo, los leyx son monstruos de diferentes tamaños y distintas cualidades el cual tienen un único objetivo, matar a todo ser que se les ponga en frente, ellos mataron a mi familia y la verdad no tengo idea de cómo sentirme ¿Asustada? ¿Llena de odio? no siento ninguna pizca de venganza, después de todo, quizás son millones ¿En serio sería capaz de acabar con todos ellos? pues no, ¿quizás estén extinguiéndose? ojalá sea así, no tengo nada especial que me asegure que podre resistir a los ataques de estos, ¿Sabes? sería mucho más fácil si alguien hubiera hecho un registro de todos estos, al menos sabría qué clase de leyx nos arrincono. Que yo recuerde, los que nos atacaron eran de un color blanco y su piel parecía áspera. De hecho ¿de qué sirve hablar de ellos? obviamente de nada… si quiero sobrevivir tengo que ordenar mis pensamientos.
Comencemos observando, como por ejemplo: mi entorno se ha vuelto más frío, no puedo moverme con demasiada libertad pues la nieve ha inundado todo a mi vista, los árboles, las rocas, y a lo lejos puedo presenciar montañas las cuales han sido tragadas por la nieve. La chaqueta hace el intento de brindarme el calor necesario, pero simplemente no es suficiente. Alzo mi mirada al cielo, el cual parece menos nublado, si tengo suerte, el sol será visible, es algo deprimente no poder verlo por las mañanas. Agarro una de las manzanas que quedan en mi mochila, obviamente necesitare encontrar más alimentos pues una manzana no basta, pero al menos calmara mi apetito. Camino de lado y lado buscando algo de comida, pero la suerte parece estar en mi contra por lo que decido seguir caminando, ojalá con el paso logre encontrar, aunque sea lo necesario para sobrevivir. Es entonces cuando veo lo que parece ser una ¿roca? no, no ¿Una pila de basura amontonada? eh… casi, decido acercarme para poder identificar qué era lo que estaba en medio de la nieve, encontré lo que parecían ser troncos de árboles y encima de estos había una especie de tela la cual se hallaba amarrada a estos. Parece un pobre intento de refugio el cual era decentemente grande, de cualquier forma, realmente no importa lo bien que esté construido mientras posea cosas valiosas dentro.
Moví la tela lo suficiente para poder pasar y lo primero que encontré fueron varias camas, sentí envidia por las personas que vivían ahí, ellas podían dormir cómodamente. Mientras veía me percate de lo peligroso que sería si me encontraban las personas que se hospedaban en este sitio, o talvez… podría unírmeles. No sé qué tan bien se vayan a tomar esto, aunque es probable que se opongan, o incluso lleguen a algo peor; Todos estos pensamientos pasaban en mi cabeza durante unos segundos hasta que escuche un sonido desde el fondo del refugio, me puse nerviosa así que salí de allí pero ya era tarde, él sabía que estaba ahí.
Me aleje un poco aun indecisa sobre qué hacer ¿Habrá sido solo mi imaginación?, ni siquiera recuerdo como fue el sonido, más y más me fui convenciendo de que todo había sido idea mía así que me acerque cautelosamente para confirmar si había alguien allí pero no me dio tiempo de reaccionar pues él salió de allí antes de que pudiera entrar, mi mano había alcanzado la tela y él se percató de ello, mordiéndome al instante, di un grito de dolor alejándome rápidamente, el seguía anclado a mi mano por lo que también se deslizo hacia mi costado saliendo por completo de aquel lugar y de esta forma pude presenciar mejor lo que él era.
Él era un niño de pelo blanco, pude ver sus feroces ojos azules los cuales se tornaron en una mirada confundida, traía una especie de abrigo con lo que parecía pelaje de un tono blanco y lo demás era de color café, no parecía de mi edad o al menos su estatura mostraba eso, él soltó mi mano la cual se encontraba ligeramente ensangrentada, me pregunte como pudo haberme lastimado tanto con una mordida hasta que vi sus dientes, los cuales parecían más filosos de lo normal. Ambos nos miramos por un rato, hasta que el rompió el silencio preguntando.
– ¡Lo siento, lo siento! no me di cuenta de que eras humana, ósea… ya sabes – exclamo él.
– Para ser sincera, dolió, las manos humanas son diferentes ¿sabes? – dije algo molesta pero sin mostrarme exaltada.
– Lo siento… – repitió el niño.
Decidí dejarlo así o él seguiría disculpándose y no llevaría a ningún lado.
– ¿Dónde están tus padres? – pregunté.
– Pues yo tampoco lo sé con exactitud – respondió.
– ¿Eh? ¿A qué te refieres con eso? – pregunte nuevamente.
– Ellos salieron, pero no a un lugar en específico, estaban tratando de encontrar un lugar más seguro. Me dijeron que sería peligroso y que mejor que me quedar aquí, cuando encontraran un buen lugar, volverían por mí – contesto él.
[ Eso no suena para nada a un buen plan, de hecho, es muy irresponsable ] pensé.
– ¿Entonces estas completamente solo? ¿Desde cuándo? ¿y cómo sigues vivo? – dije preocupada.
– Eh… si; creo que fue desde hace unos ¿9? ¿13? perdí la cuenta pero fueron más de 8 días si no estoy mal; pues… no sé cómo responderte – contesto él.
– Quiero decir ¿Cómo te has estado alimentando? ¿Cómo te has estado protegiendo de los leyx? – dije una vez más, esperando una respuesta clara.
– Pues me dejaron varias cosas con las que alimentarme y… ¿leyx? oh, te refieres a esas cosas, en mi familia solo les decimos bestias ¿de dónde sacaste ese nombre? – ahora el empezó a preguntar.
– Pues, mis padres los denominaban «leyx» no se cuál era el motivo pero así siempre les he llamado – contesté a su duda.
– Oh está bien – eso parecía ser suficiente para él.
– Tengo mas cosas que decirte así que será mejor que nos presentemos, Mi nombre es Livia, tengo 15 años ¿Qué hay de ti? – dije amablemente.
– Suena bien, Soy Tres, un gusto Livia – dijo cordialmente.
– ¿Tres? ¿Te llamas Tres? ¿Cómo el numero? – pregunte confundida.
– Aja, ¿Que tiene? Nuestros padres decidieron nombrarnos de manera numérica – menciono inocentemente.
– Es que… no puedo simplemente llamarte Tres – conteste.
[ Mis mamá me nombre Livia en referencia a la flor del olivo, suena algo triste que solo le hayan nombrado «Tres» como si fuera otro más ] pensé, quedamos en silencio un rato pues estaba decidida a pensar en algo.
– ¡Lo tengo! Oliver, te llamare Oliver, no tiene que ser tu nombre propio, solo te diré así de cariño – dije.
Hubo un silencio y me puse a oír mis palabras, fue entonces cuando me di cuenta que estaba yendo demasiado rápido así que empezó a disculparme con el por lo sucedido, parecía que no le molestaba pero aun así me disculpe. No sé por qué pero Oliver se sintió culpable pues también empezó a pedir disculpas, con eso, pude determinar que el era una buena persona. Aun así no podía entrar en demasiada confianza, acabo de conocer a este chico, todo esto podría ser una trampa, por más que extrañe la compañía de otro, necesito mantenerme precavida.
– ¿Cómo puedo confiar en ti? – pregunte.
– Yo… no lo sé – respondió tímidamente.
Esa respuesta no me bastaba, no parecía mentir pero simplemente no podía arriesgarme ¿Pero cómo podría comprobar que no era una trampa? ¿Cómo podía encontrar la manera de confiar en él? Lo mire de reojo, mire a mi entorno tratando de ver algo que destacara o algo fuera de lo común, más no veía nada que me llamara la atención. Decidí alejarme cierta distancia por precaución, esperando que hubiera alguna respuesta por él, pero se quedó ahí parado mirándome con un rostro confundido.
– ¿Me tienes miedo? – pregunto él.
– No, no es eso, es solo que… suelo ser cautelosa, es todo – respondí.
Tres, el cual ahora había sido denominado como «Oliver» por aquella desconocida no sabia como sentirse, le agradaba el volver a tener compañía pero ella parecía estar cambiando de opinión, o al menos el creía eso ¿Pero como podría probarle que estaba solo? Inocentemente señalo a la nada mientras le decía a aquella chica.
– Como puedes ver, no hay nadie –
Livia solo pudo pensar en lo inútil que fue esa respuesta, aun indecisa sintió que no había mucho que hacer y fue entonces cuando recordó las palabras de aquel chico.
– ¿Tus padres dijeron que se dirigían a un lugar seguro, no? acaso ¿No nombraron a ese lugar como «Retroxia»? – dijo ella.
– Ellos no iban a un lugar en especifico y la verdad, no tengo idea de que rayos es Retroxia – contesto el niño.
– ¿No has ido hablar de el? ¿En serio? Retroxia es un refugio, un lugar donde los leyx no pueden entrar y puedes vivir sin preocupaciones – mencione.
– Wow, eso suena genial pero, si es así ¿Porqué no estas allá? – pregunto Oliver.
– Por que lo estoy buscando, y es probable que tus padres también – dije cordialmente.
– Espera entonces ¿Si vamos a esa tal Retroxia encontraremos a mis a padres? – dijo él.
– ¿Eh? Pues, es solo una posibilidad, pero si, quizas estén buscándolo – dije, algo insegura de mis palabras.
– ¿¡En serio?! entonces ¿Puedo acompañarte? – pregunto inocentemente.
– ¿Qué? ¿Porqué vendrías conmigo? soy una completa desconocida, además estarás en constante peligro – dije, tratando de explicarle la situación.
– Pero no eres una completa desconocida, se tu nombre ¿O no, Livia? – menciono el con un tono tierno el cual se encariñaría cualquiera.
– Si.. pero, no es tan fácil – dije, mientras en mi mente estaba decidiendo que hacer.
Una parte de mi quería llevarlo conmigo, pero la otra sentía que solo lo estaba haciendo para no sentirme sola, pero ¿Y si su padres habían muerto? él estaría esperando ha que vuelvan por toda la eternidad, no, no seria para siempre, el podría morir por falta de suministros o por la culpa de uno de esos leyx. ¿Pero realmente era lo mejor? ¿Si lo llevaba conmigo no lo estaba exponiendo mucho más? pero también ¿No seria nuestra compañía una ayuda para el otro? no, no seria correcto llevármelo así como si nada, por más que este cansada de sentirme sola, no puedo hacer esto, yo…
– Dijiste que tus padres no iban a un lugar en especifico, incluso si supieran de Retroxia, no parece que estuvieran buscándolo – dije tratando de mostrarme segura de mi decisión aunque por dentro, no lo estaba, solo creía que era lo correcto – No tiene caso que vengas conmigo, Tres… –
Pude ver una cara de tristeza y decepción en el rostro de ese niño, pero era lo correcto ¿No? puse mi mano derecha en mi maleta y con la mano izquierda me despedí de aquel niño, no se interpuso ni trato de detenerme, lo cual esta bien. No me queda nada más que desearle suerte en este despiadado mundo, voltee mi mirada y seguí con mi camino ¿Había desperdiciado varios minutos de mi vida? la respuesta era no.
Pasaron varios minutos y empecé a ver como del cielo empezaban a caer copos de nieve, estaba nevando, atrape uno de esos copos en mi mano, me perdí en mi mente unos pocos segundos hasta que escuche una serie de pisadas dirigiéndose ante mi, una parte de mi pensó «Oliver» cuando gire la mirada estaba allí, en frente de mi, un leyx, carajo ¿Qué te costaba ser tu Oliver? realmente esperaba que fueras tu.
Era una de esas cosas que mataron a mi familia, se veía idéntica aunque obviamente no era la misma, me mantuve precavida y lentamente fui sacando y desenfundando el hacha de mi padre, apunte hacia esa cosa tratando de mostrarle mi hostilidad pero en una fracción de segundo él apareció, era Oliver el cual se abalanzo hacia esa criatura de manera agresiva, con sus brazos la mantuvo en el suelo tratando de que no se moviera, él se acerco y empezó a morderle como si ese leyx fuera una fruta fácil de masticar, el leyx dejo de moverse, había muerto. Oliver me miro con la boca ensangrentada y dijo.
– Hola ¿Cómo estas Livia? – dijo él con una sonrisa
No podía moverme.
FIN
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