Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 23
Al día siguiente, llegan los muebles que el nuevo Gremio había comprado gracias a los ingresos de la exitosa mazmorra arácnida que Martin cerro hacia semanas atrás. Gracias a eso, Estela y Octavio preparan la sede del gremio, moviendo y colocando con mucho cuidado los muebles de madera, sofás, estanterías, escritorios, sillas, mesas.
Mientras Octavio ayuda a Estela a mover un refrigerador hacia la cocina, conversan sobre ellos para poder conocerse más, ya que a partir de ahora serán compañeros de gremio:
Octavio: “Entonces, ¿hace cuanto que eres amiga de Martin?” – pregunta curioso
Estela: “Hace casi dos años, pero en realidad somos amigos de la infancia”
Octavio: “No tiene mucho sentido. Eres amiga desde hace dos años, pero en realidad son amigos de la infancia, ¿Qué significa?”
Estela: “Nos conocemos desde niños, pero por cosas de la vida misma nos separamos. Después de años, nos reencontramos en una misión de mazmorra el año pasado”
Octavio: “Oh, tiene sentido ahora. ¿Y bien?” – mira a Estela con una sonrisa completamente juguetón
Estela: “¿Qué?” – pregunta al ver la desagradable expresión de Octavio
Octavio: “Tu sabes de que hablo, ¿sabe que lo amas?”
Estela lo mira, sorprendida de que se haya dado cuenta de sus sentimientos hacia Martin, inclusive queda perpleja de cuan perceptible es el joven en cuestiones de sentimiento, por lo que después de escuchar su pregunta, ella comienza a reír por la ironía misma:
Estela: “Claro que lo sabe…”
Después de varios días, ella vuelve a reencontrarse con sus dudas y lógicamente, la incertidumbre de que siente Martin, por lo que vuelve a la seriedad y permanece callada sin saber que responder.
Octavio se da cuenta de que ha hablado de mas e inmediatamente decide cambiar de tema:
Octavio: “Ahmmm…p-parece que va a llover… y esta oscureciendo…”– dice con voz temblorosa mientras se da vuelta intentando evitar su mirada
Estela: “Yo…lo amo sabes, más de lo que podrías imaginar…más de lo que él podría imaginar” – deja escapar cabizbaja, sintiendo una profunda desazón por esa misma incertidumbre que estruja su delicado y amoroso corazón – “ambos sabemos nuestros sentimientos, pero el…”
En ese momento, Octavio la abraza con fuerza y luego acaricia su cabeza, mientras le dice para animarla:
Octavio: “Estoy seguro que él también te ama con la misma fuerza que tu…solo que vivimos en una época difícil. El hablara contigo sobre eso, estoy seguro que si”
Estela: “Aun no ha tocado el tema, pero desde que él se confesó, siento miedo y felicidad. Ah…mi cabeza es un desastre”
Octavio se conmueve ante las dulces palabras de Estela, el hecho de que tanto ella como Martin tuvieran sentimientos el uno con el otro, pero sin que lo sepan, hace que sienta vivir dentro de un drama romántico, algo que el aprecia mucho:
Octavio: “Dense tiempo, estoy seguro que ambos se corresponderán como es debido” – camina hacia la cocina– “¿Por qué no tomamos un té y nos conocemos mejor? Ya que seremos del mismo gremio necesitamos conocernos mejor” – propone mientras hurga en una caja con te dentro
Estela: “Me parece genial la idea”
A medida que ambos hablan, Octavio no deja evitar sentir admiración ante tal mujer, reconociendo que tanto ella como Martin son el uno para el otro, no solo por la fuerza de voluntad sino porque el aura que ambos emiten en presencia es algo digno de sentir, por lo que poco a poco se emociona hasta las lágrimas, sin saber que emular una escena de telenovela de las que él es fanático:
Octavio: “En verdad me emocionas”
Estela: “Oye, ¿Por qué lloras? No dije nada para que te sintieras así”
Octavio: “No, no me hagas caso, solo soy un mero tesorero”
Estela: “Me malinterpretas…solo me preocupa haber dicho algo malo”
Octavio: “En fin…”
Estela: “Woooh, ¡que cambio tan radical!” – se exalta al verlo con los ojos como si nunca hubiera sollozado
Mientras que ambos comparten una conversación agradable, con te en sus manos, una lluvia torrencial afuera y preocupación de por medio, al pensar en Martin y como le ira en aquella misión:
Octavio: “Llegaron muchos muebles hoy”
Estela: “Si, pero al menos pudimos con la mayoría, solo nos quedan los mas pequeños. No nos llevara mucho”
Octavio: “Es un gran alivio, ya me estaba agotando”
Estela: “Sabes, no evito preguntarme como estará el”
Octavio: “Va a estar bien, no te preocupes. Además, su capacidad como cazador no tiene discusión, ¿sabes?”
Estela: “Lo sé, y mi preocupación no es porque haya alguien capaz de enfrentarlo, sino más bien lo emocional”
Octavio: “¿Él ha sufrido algún trauma?”
Estela: “Si…de niño” – da un sorbo al té y continua– “pero también el estrés que ha acumulado todo este tiempo lo ha estado agotando. Podrá ser increíblemente poderoso, pero no se escapa a la fragilidad de la mente humana”
Octavio: “Ni siquiera el cazador mas fuerte de su país escapa al agotamiento emocional. Es entendible, habrá que decirle que descanse cuando llegue”
Estela asiente ligeramente. Aun si pudiera cargar con la responsabilidad ahora de un gremio, ella sabe que Martin necesitara de su ayuda para poder soportar con lo que se requiere, y no solo por el hecho de administrar o las misiones de cazador, tampoco sobrellevar la habilidad de él, sino el proteger y velar por su propia madre.
Martin no es un dios, es un mortal que intenta cargar con todo solo, sin que nadie sufra desgracias, esa es su motivación, evitar que la locura de los cazadores destroce vidas inocentes, así como también tragedias que suceden por las mazmorras.
Estela conoce lo suficientemente bien a Martin, como para saber en que piensa, y para ella la decisión que tome en solitario es reprochable, como por ejemplo el que se vaya solo en una misión que debe corresponder primero a la A.A.C como lo es reclutar a civiles como cazadores, pero extrañamente Oscar le entrego por intermedio de Octavio, información secreta que el joven decide usar para encontrar nuevos miembros.
Cuando la lluvia cesa, pero no del todo, formándose una leve llovizna en la oscuridad de Capital Federal, Octavio acompaña a Estela a una estación de ómnibus:
Estela: “Gracias por acompañarme, fue una conversación agradable”
Octavio: “Opino lo mismo, espero que cuando Martin regrese podamos repetirlo, pero con él” – le guiña el ojo para que esa conversación sea para que ambos reconozcan sus sentimientos
Estela: “Jajaja, espero que sea así”
Un ómnibus llega a la estación y una larga fila de personas abordan lentamente el transporte público, Estela es la última pasajera que queda para subirse, pero antes de dar un paso hacia las escaleras que la lleva directo al conductor, su teléfono celular comienza a sonar, haciendo que ella lo tomase de su bolsillo:
Estela: “¿Diga?” – contesta el llamado
Con la llamada su expresión cambia lentamente hasta permanecer en shock por lo que escucha:
Estela: “Entiendo, iremos en un momento. Muchas gracias por informarnos, adiós” – cuelga la llamada
Octavio: “¿Quién era?”
Estela: “Es la secretaria de Oscar, Ana. Algo le ha ocurrido al presidente, y esta internado en estos momentos”
Octavio: “¡¿Qué?!” – dice en shock, con sus ojos abriéndose de par en par, sin poder creer lo que Estela le acaba de decir
***PARTE II***
Los Ángeles, California…
El Santo Plateado, un extremadamente lujoso bar, donde celebridades de tallas mundiales suelen ir a beber, descansar o pasar el rato luego de un arduo día de trabajo.
Por lo general en la noche, diferentes cazadores superiores a rango A+ suelen ir a beber después de cerrar mazmorras, siendo atendidos por mujeres hermosas y caballeros refinados que preparan tragos que exceden los $50.000 dólares mínimo.
Allí un hombre de traje y apariencia sobrepasando los cincuenta años bebe uno de los tragos mas caros que rondan los casi $500.000 dólares:
Trevor Scool: “David, dame otro de tus licores de dragón. No quiero irme de aquí sin sentir que mi sangre desborda de alcohol”
David: “Señor Trevor tiene que irse a su casa, mañana hay una ley que debe tratar y…”
El hombre le arroja al pobre muchacho un vaso que aun contiene en su interior hielo y rastros del licor, sin embargo, una mano intercepta el objeto de vidrio que iba dirigido al empleado:
William Scott: “Señor Trevor, un placer tenerlo aquí. ¿Por qué no se calma un momento?”
La imponente presencia del hombre que interrumpe el acto violento obliga a Trevor a calmarse y hacer caso a lo que le dice:
Trevor: “No esperaba encontrarte aquí William. Estoy en mi descanso, mañana tengo un tema importante que tratar…haaaaa…”– suspira– “¿necesitas algo?”
William: “Ahora que lo mencionas, quiero hablar sobre algo que nos compete, tanto a ti como a mí”
Trevor: “Rechazarle una conversación a uno de los altos cazadores sería imprudente” – dice con una sonrisa nerviosa– “a decir verdad, este tipo tiene el poder suficiente para someter un país completo…si no hago lo que dice…me podría aplastar sin importar la repercusión”
William: “Hubo un filósofo que decía que de la ignorancia nace la imprudencia. Haces bien en no rechazarme” – responde a su incomodidad con una sonrisa tenebrosa
Trevor: “T-Te escucho”
William: “Se que mañana trataran una Ley para reducir el poder de los gremios de esta maravillosa nación…quiero que apeles a eso y propongas una Ley donde Dark Eagle succione a los demás…no quiero rivales…quiero que todos los cazadores del país me pertenezcan, y los gremios sean subsidiaras”
Trevor: “¡¿Qué dices?! ¡No puedes pedir tal cosa William, eso va contra la constitución y el tratado internacional” – salta de la silla y golpea la mesa, indignado por lo que acaba de escuchar
William: “Cuidado con rayas la mesa de madera…”– mira a Trevor, causándole pavor– “no puedes venir a hablar sobre tratados, cuando sé que tú mismo incumpliste los que se refieren a mazmorras, al dejar entrar a este maravilloso territorio a gremios canadienses y mexicanos para cerrar mazmorras rango A+. Todo porque nosotros somos caros y exigentes”
Trevor: “Pero lo que pides no tiene lógica y provocaría división en el congreso. Además, es algo que va contra la libertad de los gremios, ¿acaso no entiendes que podría haber malestar no solo entre los cazadores, sino también en la opinión pública?”
William: “Este asunto no es de tu incumbencia, yo velo por mis intereses y mi gente. El publico querrá resultados, y ustedes…políticos corruptos no lo dan, así que llego el momento de que tome riendas y construya el gremio más numeroso”
Trevor: “Ya tienes poder suficiente para doblegar países, tu influencia es demasiada para un individuo, ¿Qué más quieres?”
William: “Como dije, no te interesa mis asuntos. Solo has lo que debes, no me importa como lo hagas. Pero quiero esa Ley aprobada para antes de finales de este año” – da unos pasos y se detiene– “no quiero decirte lo obvio, pero no me pongas de malhumor…”– lo mira un momento, y luego camina hacia la puerta– “pide lo que quieras…invita la casa. Al fin y al cabo, este lugar me pertenece…”
Cuando William se retira del lugar, Trevor lanza un largo y pesado suspiro. La tensión se libera un poco, pero, aun así, el congresista Trevor, siente como la sangre se le congela y su cabeza da vueltas y vueltas:
Trevor: “Ese tipo es un monstruo imparable. Es capaz de entrar en guerra con cualquiera que lo vea con malos ojos…si no hago lo que dice…es capaz de aplastar el congreso entero…esta por arriba de toda ley…maldición…” – bebe un sorbo del fuerte licor mientras piensa para sí mismo
***PARTE III***
De camino a la provincia de Córdoba…
Martin descansa en uno de los asientos del ómnibus que transporta a las personas para vacacionar, hacer viajes de negocio a otras provincias, visitas a familiares, o en el caso del joven, ir a conocer a quienes serán reclutados.
El joven ve caer la lluvia que llega hasta los limites de Buenos Aires. Para pasar el rato, lee los documentos entregados por Octavio, de parte de Oscar:
Martin: “Marco Sibriani, 17 años, potencial para ser un cazador de mínimo Rango C+. Elemento aun a confirmar, Córdoba. Macarena Ofeliana, 15 años, potencial para ser una cazadora rango C+, Tucumán. David Freddo, 20 años, potencial para ser un cazador A+, Chaco. Esto es extraño, a excepción de David, los demás no sufren las penurias, debido a que sus provincias tienen buena estabilidad económica, pero aun así sus rangos y a tan corta edad…tendré que averiguar sus antecedentes. Probablemente sean nacidos en el extranjero y luego crecieron aquí” – piensa intrigado
De entre los documentos que sostiene con sus manos se escurre un pequeño papel escrito a puño y letra de Oscar. Martin toma el papel y lee con cuidado lo que le dejo escrito Oscar:
Martin: “Martin, al llegar a Tucumán intenta contactar con Alfredo Rupperti. Tiene información sobre la mazmorra de Salta rango SSS+. Pero hagas lo que hagas, no intentes resolver ese asunto solo. Posiblemente no tenga solución, al margen de que tu poder y talento sea muy estimable, no es algo que podamos resolver, al menos no con los conocimientos que tenemos” – guarda el papel en su bolsillo– “me pregunto qué demonios estará ocurriendo con esa mazmorra tan peligrosa” – piensa apoyando su cabeza contra la ventana y mirando las gotas caer cada vez más violentamente
Comments for chapter "23"
QUE TE PARECIÓ?
Cada ves mas emocionante