Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 40
Sin inmutarse ante el despliegue gigantesco de energía por parte de Daniel, Martin mantiene su mirada fija en él, suponiendo que es el culpable principal del ataque al gremio, y quien dejo gravemente heridos a Estela y Octavio.
Algo intenso comienza a adoptar forma en el argentino, una ira casi irracional hace que su corazón se acelere, al mismo tiempo que la propia respiración se vuelve errática. Desea con todas sus fuerzas romperle el cuello, y las imágenes de Estela postrada en una cama del hospital, con decenas de tubos, cables y maquinas que la mantienen con vida, solo elevan a niveles peligrosos su instinto asesino.
Sin darse cuenta, la tierra empieza a temblar, y el cielo nocturno empieza a tornarse gris, las arañas que aun combaten, presienten la peligrosa presencia de Martin y su energía desbordando, y rápidamente huyen de la zona, regresando a los portales que llevan abiertos durante casi dos horas.
Daniel se queda inmóvil en su sitio, y apenas le sostiene la mirada a Martin, temblándole las manos:
Daniel: “Vaya, sabía que eras alguien fuerte, jamás me imagine que fuera algo poco justo”
Martin: “¿Tu…fuiste el que lastimo a Estela y Octavio?” – pregunta temblando de los nervios, apunto de volverse loco
Daniel: “No lo tomes a mal” – le responde intentando mantenerse fuerte ante el – “pero son solo negocios que mi maldito maestro mantiene con otras personas”
Martin: “Pero no tuviste piedad con ellos, solo los atacaron porque no me encontraron, ¿cierto?”
Daniel: “Si sabes la respuesta, no hay nada más que responder”
Martin: “Tienes razón…” – aprieta su puño, tratando de calmarse – “tienes toda la razón”
El brasilero siente como la sangre se vuelve helada, y las piernas no pueden moverse. Observando al argentino, Daniel ve como una cantidad insana de magia sale de él, mucho más que antes de responderle a sus preguntas.
Después de respirar varias veces, logra calmarse un poco y por solo unos segundos, hasta que deliberadamente lanza un violento puñetazo al estómago de Daniel, que acaba por enviarlo contra el muro y atravesándolo, impacta contra un edificio al otro lado de la calle:
Martin: “Atacaron y lastimaron gravemente a mi amigo, y a la mujer que amo, es justo devolverles el favor”
El Maestro del gremio siente pánico y horror al ver como su cazador más fuerte y de los más poderosos del mundo acaba por ser vencido de un solo golpe, y solo ve su gremio en llamas con tal impotencia que se derrumba moralmente. Los primeros pensamientos que golpean a su mente es la grave equivocación que cometieron al meterse con tal persona y como podría sobrevivir a tal destructivo ataque por parte de los argentinos:
Martin: “Tu” – se voltea hacia donde se encuentra José – “eres el maestro del gremio, ¿Qué dices a tu favor?”
José: “¡Y-Yo no tuve nada que ver con el ataque a tu gremio, se suponía que era un recordatorio para hacerte entender tu lugar!” – le explica en plena crisis nerviosa
Martin: “Pero eres su maestro, eres quien le da órdenes. Y la orden para venir a mi país y atacarnos, vino de ti”
La expresión de seguridad que caracteriza a José, por sus éxitos en los negocios, en el amor y en la política, llevándolo a adoptar un perfil extravagante y nauseabundo a los ojos de cualquiera que entable una breve o larga conversación, desaparece ante la presencia de Martin, haciéndolo doblegar por el gigantesco poder que posee, más bien el brasilero es humillado sin siquiera poder defenderse. A medida que los segundos pasan, los alaridos de dolor de cazadores comienzan a callar, y los gruñidos de arañas desaparecen por la huida ante el poder expulsado de Martin:
Martin: “Creo que te has quedado sin cazadores, al menos sin heridas”
José: “¿Sabes que esto puede terminar con una guerra? ¡tú no puedes hacer esto!”
Martin: “Es muy fácil declarar la guerra a un país, ¿verdad? sobre todo hacia aquellos que han sido bastardeados”
José: “Las leyes internacionales, protegen…”
Martin: “¿Protegen o privilegian? Sabes que no es cierto, ni siquiera te lo crees tu mismo. Si un país tiene al menos un cazador rango SS+, se le entrega privilegios, si quisieran atacar a un país por algún recurso, podrían hacerlo. Sabes de que países hablo, y que clase de cazadores, los altos rango” – interrumpe con palabras crudas y firmes
José: “¿Qué mierda es lo que quieres?”
Martin: “Atacaron a mi gente, destruyeron mi gremio y atentaron contra mi país” – lo toma del cuello de la ropa y tira de ella – “no quería conflicto con nadie, solo quiero vivir en paz, pero ustedes solo me han fastidiado” – lo mira a José, mientras sus ojos se vuelven rojos llamas – “no tengo más que decir, solo…dile adiós a tu gremio, bastardo hijo de…”
Martin es golpeado en el rostro por Daniel, y arrastrado varios metros contra el suelo:
Daniel: “Ese golpe me hizo vomitar sangre, maldito bastardo” – grita, exaltado quitándose con la manga de su ropa, la sangre de la boca y con su otra mano se toma la barriga – “Creo que no puedo confiarme contigo” – se quita su abrigo característico
José: “D-Daniel, tienes que vencerlo, matarlo…has todo lo pos…”
Daniel: “Cierra la boca bastardo hijo de puta” – lo mira intimidante – “es por tu maldita soberbia que estamos en esta situación, y por mi estupidez que todos fueron heridos. Lo solucionare ahora, y después renunciare a esto” – termina murmurando
A lo lejos, Martin se reincorpora y avanza lentamente, quitándose la campera con capucha y dejándola en el camino, probablemente ha dejado de subestimar a Daniel, habiendo comprobado que la fuerza de un rango SS+ es muy diferente a lo que suponía antes. Es por ello que ira con todo lo que tiene, sin guardarse nada para poder vencerlo.
Por su parte, Daniel no confía en el poder actual de su enemigo, es más, lo ve como alguien que lo rivaliza, o hasta podría vencerlo si no tiene el mayor cuidado y precaución.
Después de quitar la ropa pesada, Daniel mueve su cuello de un lado hacia el otro, crujiendo sus huesos y admite frente a José:
Daniel: “Martin, ¿huh? tengo que decirlo, eres alguien digno de enfrentarme, es por esa razón que no me contendré. Usare mi habilidad especial”
Martin: “Has lo que quieras” – responde, sin darle importancia al reconocimiento
***PARTE II***
En ese momento en el Norte, María y Marcos derrotan a los últimos cazadores, liberando la zona de enemigos. Al ver su éxito, ambos chocan sus manos, felices por un gran trabajo hecho, después de todo creyeron que iba a ser algo difícil, pero con el plan de Martin y las fuerzas de Arakneida, fue muy sencillo vencer a los brasileros.
Entre la oscuridad se acerca una figura femenina, acompañada por varios más, Marcos da unos pasos delante de María:
Marcos: “No ha terminado aun, tenemos que enfrentarlos” – mira de reojo a los enemigos que se acercan
María: “Creí que eran todos”
Marcos: “Si, yo igual”
María: “Yo…” – desvía su mirada hacia donde se encuentra luchando su esposo – “no creo poder llevar el ritmo”
Marcos: “Lo sé, pero no queda mucho, solo aguantemos un poco más. Estoy seguro que podremos vencer a los que quedan” – le intenta dar ánimos
Del grupo de cazadores, se acerca una joven de hermoso aspecto y cabello largo, caminando hacia Marcos solo para quedarse a un solo paso de el:
Silva: “Soy Silvia Bacconia, curandera de rango C+, debo suponer que son los cazadores que han estado eliminando cazadores” – se inclina hacia Marcos y sonríe – “eres lindo, ¿sabes? Pero ella…” – mira a María – “es una vieja, la matare para evitar más problemas. El resto se encargará de ti”
Marcos: “¿Qué es lo que dices? No dejare que lo ha…¿huh?” – su cuerpo se detiene, inmovilizado por una extraña fuerza externa – “¿p-porque no puedo moverme?”
Cuando se da media vuelta, Marcos encuentra a un joven sonriente y mirada tétrica detrás de él, con ambas manos extendidas en dirección hacia el argentino y de las puntas de los dedos sobresalen puntas de piedra que lentamente se adhieren cada vez más a las extremidades del brasilero:
Marcelo: “Mucho gusto, me llamo Marcelo, Medusol para los enemigos, aunque debo decir que me cuesta manipular mi magia de petrificación gracias a mi elemento tierra, tengo que aceptar que no eres mi rival”
Marcos: “¡Suéltame!” – intenta moverse sus piernas, pero estas ya se encuentran cubiertas de piedra
Marcelo: “Lo siento, no puedo hacer eso. Solo disfruta del paisaje hermoso que tenemos frente” – dice mientras observa la figura atractiva de Silvia y se sonroja
María intenta retroceder al sentir intensiones asesinas por parte de la joven brasilera, envolviéndola en un aura terriblemente hostil. Ante la atenta y burlona mirada de los demás presentes, la joven coreana mira hacia ambos lados, buscando la manera de escapar a tal situación, sin embargo, Silvia se detiene y deleita el estado de temor de la mujer, quien se había agotado todo su maná en combatir a decenas de cazadores menor a rango C:
Silvia: “Calma, calma. Solo quiero que nos divirtamos, eres japonesa, ¿cierto, o china? Ah, eres coreana, perdón, es que se ven similares”
María: “Y-Yo…”
Silvia: “Te dije que no te pongas nerviosa, solo quiero jugar un rato. Espero que no te importe, solo quiero cumplir con mi misión para mi hermosa familia. Supongo que el ser una huérfana por los conflictos en la favela, hacen que vea como familia a un montón de cazadores que buscan poder o conveniencias, pero me importa muy poco, solo me interesa el éxito de mi gran familia…oh perdón, ¿hable mucho?”
Silvia le arroja con su poder de viento una piedra contra la mejilla de María, hiriéndole el rostro:
Silvia: “Descuida, no te matare, solo te deformare tu lindo rostro, si me entiendes ¿verdad? eres muy bonita, y vistes muy a la moda, me agradas ¿sabes? Me gustaría que fueras una hermana mayor para mí, pero en otras circunstancias”
María: “No puedo hacer nada, me he quedado sin mana, y no puedo escapar y dejar a todos aquí”
Silvia: “¿Estas bien? Te noto pálida, quizás pueda mejorar tu rostro con otro piedrazo, sé que te agradara o quizás mejor hagamos esto…” – sonríe y extiende su mano izquierda en dirección hacia la cazadora
Al llegar hacia ella, Silvia usa su magia de viento para envolver a María en un torbellino que usualmente es usado por la brasilera para curar a sus aliados incorporándoles oxígeno, pero contra la cazadora coreana usa el concepto inverso de asfixiar a su enemiga:
María: “N-No…puedo…res…pirar” – su cuerpo es arrastrado por el torbellino mientras le quita el oxigeno
Silvia: “Tómalo como una cortesía de parte de mi gremio, bastarda asiática, ¡jajajajaja!” – grita regocijada por el dolor que le comete a su enemiga
María: “Amor…mío…” – mientras es arrastrada, extiende su mano hacia donde pelea Julio sin que este se dé cuenta de lo que pasa – “Lo siento…tanto…”
En ese momento, María recuerda las palabras que su madre ya fallecida por una grave enfermedad le ha dicho antes de viajar hacia Argentina para poder casarse con Julio, yendo en contra de los mandatos de su propio padre, quien deseaba casarla con el hijo de un juez que podría darle gran estatus y riqueza:
“Una mujer no puede renunciar nunca a su propia libertad. Así como el hombre es dueño de su propio salvajismo, nosotras somos dueñas de la amabilidad, pero cuando nosotras necesitamos dejar fluir nuestro lado más agresivo, es entonces que hay que dejarnos llevar. No dejes de ser libre mi amada hija…conviértete en el Cerezo más hermoso…”
En medio de esto, Marcos logra escapar de la habilidad de Marcelo al lanzarle un hilo eléctrico contra su frente y aunque sea causarle daño que lo obliga a detener su ataque, y rápidamente ir a ayudar a María. Sin embargo, el torbellino explota en miles y miles de pétalos de diferentes colores y clases, mientras que del suelo brota vegetación y pequeñas plantas, arbustos y arboles medianos.
La explosión empuja a todos los presentes varios metros lejos, Silvia es la única que no se mueve, gracias a su elemento que impide ser el arrastre:
Silvia: “¿Qué mierda ha ocurrido?” – mira hacia arriba a María, quien vuela por sobre ella con alas formas por pétalos de cerezos
María: “No quería usar esto, pero como decía mi madre, no dejare de ser libre, y me convertiré en el cerezo más hermoso. Por esa razón…usare mi técnica más poderosa…” – revisa con la mirada que Marcos se encuentre lo más lejos posible e inhala y exhala varias veces hasta que abre sus ojos – “esta es mi técnica especial, Caos en el Edén” – pronuncia mirando a Silvia
De las entrañas del suelo surgen raíces, flores, vegetación tan abundante que abarca varias decenas de metros, junto a esto el aire y presión del lugar se vuelve mucho más denso, causando que varios cazadores sientan mareos y otros vomiten. En el caso de Silvia, una raíz la toma del pie sin que se dé cuenta y la arrastre contra el suelo, impactando violentamente contra la vegetación:
Silvia: “¡Quítenme estas cosas, maldición!” – grita a sus compañeros, sin éxito
María: “Ellos no pueden escucharte. Y no gritaría más si fuera tú, hay trescientas clases de árboles y flores en mi técnica especial, y de los cuales no comprende a la mitad. Por eso, cállate y ríndete” – se posa sobre la brasilera
Silvia: “¿Qué está ocurriendo? No entiendo nada, literalmente cambio su personalidad, es completamente diferente…” – piensa en shock
María: “Bien, es lo correcto” – le sonríe al darse cuenta que su amenaza ha funcionado – “ahora te dejare aquí con mis plantas, descuida, no te comerán ni nada, se irán en unas dos horas, y si no haces ruido alguno posiblemente en hora y media, en caso contrario si gritas o algo te devorarán las carnívoras. Ni yo comprendo esta técnica, pero estalla en toxinas y peligrosa vegetación. Mucha suerte”
Silvia: “Es ilógico…se supone que Argentina no tiene tales cazadores, pero…ellos son tan poderosos, no comprendo…se supone que son débiles, en cambio son unos monstruos” – piensa incrédula por haber subestimado al pequeño grupo que continua con su ataque al gremio, mientras ve alejarse a María, quien camina hacia su compañero Marcos
Comments for chapter "40"
QUE TE PARECIÓ?
Gran cap