Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 50
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- 50 - Capítulo VI: Llegada a la mazmorra Antártica
Los buques llegan a los helados puertos de la base, donde los cazadores son recibidos por las tropas apostadas en ese lugar y algunos cazadores de apenas rango D+ de diferentes partes de Argentina y algunos de otros sitios al haberse movilizado de forma independiente con antelación, y por supuesto con permisos especiales otorgados por la A.A.C.
Presenciando enormes montañas heladas de blanca y pura nieve, un silencio tan naturalmente bello como para atentar contra ello, que nadie emite un solo sonido mas que el de la respiración de cada uno de los presentes, eso es la Antártida, un páramo que irónicamente se ve hermoso y único.
De los bordes de las embarcaciones preparan las escaleras para que los miles de cazadores, soldados, médicos y marineros puedan descender hacia tierra firme:
Martin: “Por fin llegamos, el viaje fue extraño”
Octavio: “¿Sera porque hizo demasiado frio?”
Martin: “No, solo pienso que fue inusualmente largo, eso es todo…pero…” — mira hacia las montañas heladas que se alzan a lo lejos, dentro del continente helado
Julio: “Parece que este lugar desborda energía mágica elemental, pero a niveles catastróficos”
Estela: “Quizás el enemigo no esté muy lejos”
Lucas: “Abran los ojos ¿quieren? La magia es enorme porque el causante de eso posiblemente sea un maldito monstruo increíblemente poderoso” — les dice, adelantándoseles
Martin: “Posiblemente el emperador que reine aquí sea el causante” — murmura
Estela: “¿Qué cosa?”
Martin: “N-No, nada, ¿ya estamos todos? Entonces vamos”
Las autoridades que esperan a que terminen de bajar los últimos miembros de la coalición conformada por gremios de varios países latinoamericanos y cazadores independientes que han llegado de Europa y Asia para poder prestar ayuda, mientras los observan como se agrupan y entablan conversación entre sí. Para los gobiernos sudamericanos a excepción del brasileño, el involucrarse en tal cruzada para cerrar la mazmorra de la Antártida resulta en algo vital para mejorar las relaciones con Argentina, mayormente gracias a el surgimiento de un cazador de enorme potencial como lo es Martin. Y las perdidas surgidas anteriormente por intentar atacar esa misma mazmorra ahora es opacada por una oportunidad invaluable al tener al joven cazador argentino como comandante y líder de los gremios:
Sargento Mayor Augusto Robertini: “Vaya números, pero no estamos ni cerca de lo que fue al comienzo de esto, no creo que el gobierno esté en sus cabales ¿tú qué opinas Santiago?”
Teniente Santiago Rodríguez: “Dicen que el cazador que hizo destrozos en Brasil esta aquí, así que posiblemente haya alguna oportunidad”
Sargento Mayor Augusto: “Si, posiblemente, pero no me arriesgaría ni siquiera a apostar, al menos en estas circunstancias”
Ya con todos los miembros de la expedición reunidos sobre una enorme plataforma metálica, creada por varios soldados con magia de metal y diferentes clases de minerales duros y fuertes para que se evitase la destrucción del ambiente natural y pacifico del territorio, el sargento Augusto da unos pasos al frente y anuncia su breve discursos y la manera en la cual van a manejarse en los siguientes días:
Sargento Mayor Augusto: “Sean todos bienvenidos” — dice, mientras varios soldados con magia de viento crean una esfera de sonido para que se pueda escuchar en la zona que abarcan los miembros de expedición y evitando que se escuche por fuera — “Soy el Sargento Mayor Augusto, estoy a cargo de esta base y durante los próximos días seré el encargado de mantener la seguridad de aquí. Los edificios han sido construidos para albergar a muchas personas, casi 10.000 y por supuesto hay comida, agua, calefacción, todo para que puedan usar según sus comodidades. Sin embargo…” — interrumpe los festejos de aquellos que esperan por agua caliente y descansar cómodamente — “no estarán todos juntos, existen varias bases que están bajo mi cargo, exactamente cinco, y en las cuales habrá 1000 de ustedes, por lo que la concentración estará distribuida. Para finalizar, les recomiendo que se replanteen esto, si creen necesario pelear por esta tierra helada que recién conocen, o por alguna causa más, eso queda en ustedes. Sin mas que decir, les doy la bienvenida y mucha suerte” — la magia se disipa y se dirige hacia el teniente — “quiero que le pidas al líder de expedición que venga a hablar conmigo en la oficina”
Teniente Santiago: “Si señor”
Las intenciones del Sargento son claras, a sus 67 años, ver la muerte una y otra vez de jóvenes prometedores lo hicieron pensar en lo cruel que es enviar a tales jóvenes a su muerte, que, según él, es mucho peor que enviarlos a una guerra solo pro ser cazadores, y eso lo ha devastado por años y años. Por esa razón sus palabras les ha dejado con extraño sabor de boca, como si no fueran bienvenidos, después de varios días en las aguas y alejados de sus familias, al menos esperaban algo mejor como palabras cálidas.
Sin embargo, para los más jóvenes esta es una gran oportunidad para disfrutar de la nieva como lo hace Macarena, quien por primera vez se da un chapuzón sobre una pequeña montaña de nieve y dibuja con sus brazos un ángel, Estela también se suma a ella y Laura hace lo misma:
María: “¿Por qué no dejan eso para después y vamos a desempacar?”
Estela: “Si, tienes razón. Vamos chicas, luego salgamos las cuatro a disfrutar de este hermoso lugar”
Laura: “No niego que es un frio de mi poco agrado, pero vaya que es hermoso”
Macarena: “Podría estar todo el día aquí”
Estela: “Ya tendrás tiempo, ahora vamos, tenemos que ducharnos” — le dice y le ayuda a levantarse — “¿vamos?” — mira a Martin
Martin: “Ustedes vayan sin mí, los alcanzare luego”
Estela: “¿Seguro?”
Julio: “Creo que será lo mejor”
Miran que el joven teniente Santiago se acerca al grupo, mientras la zona se vacía de a poco con guías que lleva a los gremios a sus aposentos, sus torpes pasos y timidez en el rostro causa ternura en las chicas a la vez que ciertas risas:
Teniente Santiago: “Teniente Santiago Rodríguez a su disposición, mucho gusto” — levanta su mano y apoya en la frente, presentándose discreto
Martin: “Un placer teniente”
Teniente Santiago: “Espero no les moleste con llevar al señor Martin con el Sargento Mayor unos momentos. Serán unos pocos minutos”
Martin: “Vayan, estaré bien” — les dice con confianza
Julio: “De acuerdo”
Octavio: “Cualquier cosa…ya sabes”
Marcos: “Te guardare un lugar en la cena”
Los nervios del joven soldado desaparecen mientras limpia su sudoroso rostro con un paño que saca de su bolsillo delantero e inmediatamente guía a Martin hacia la oficina donde ejerce su función el Sargento. Mientras avanzan a través del suelo emparejado con palas especial usadas para las enormes cantidades de nieve que se acumulan en los peores días del invierno, el teniente le pregunta muy tímido:
Teniente Santiago: “Disculpe, e-entonces…¿ustedes podrán logar esto?”
Martin: “No lo sé”
Teniente Santiago: “Porque sabe…” — dice con voz temblorosa — “dudo que haya alguna otra oportunidad”
Martin: “¿A qué te refieres?”
Teniente Santiago: “Bueno…” — se detiene y mira a todos los rincones, esperando que no haya nadie y se asoma a Martin — “según escuche a mi superior, si esta misión falla el gobierno de nuestro país estaría dispuesto a entregar la Antártida como pago junto con todos sus recursos a los Estados Unidos para que envíen a Dark Eagle y acaben ellos con la mazmorra”
Martin: “¿Estás seguro?” — pregunta, inquieto
Teniente Santiago: “Si, es lo que escuche”
Martin: “Es…extraño”
En la oficina principal, el Sargento Mayor disfruta de una copa de vino mientras escucha desde un aparato de música, canciones de los años cincuenta, algo que ya casi no se escucha en la base, y en tierra firme apenas continua en algunas emisoras de radio:
Sargento Mayor: “Haaaaa” — suspira al terminar su primera copa de vino — “es demasiado delicioso ¿seguro no quieres?” — ofrece por tercera vez
Martin: “No, gracias. Sargento ¿Qué es lo que necesitas hablar conmigo?”
Teniente Santiago: “Señor Martin por favor diríjase con mas respeto al…” — dice nervioso
Sargento Augusto: “¡Teniente!” — lo reprende — “deberías calmarte, estas sudando en exceso de los nervios, te advertí que esa anomalía debe ser tratada”
Teniente Santiago: “Yo…lo siento” — dice avergonzado — “mis disculpas señor Martin”
Martin: “Descuida, no es nada grave”
El joven soldado se retira del lugar rumbo a su cuarto, donde por consejo del doctor de la base, un descanso de al menos diez horas diarias y buena dieta resultaría ideal para calmar su agotamiento y sudoración:
Martin: “¿Enfermedad local?”
Sargento Augusto: “Si” — se masajea ambos cotados de la frente — “no es algo nuevo, sudoración en exceso, fiebre que un día surge y a las pocas horas baja, presión que provoca tensión corporal y nervios, ese chico es nuevo, apenas lleva un mes aquí, pero los síntomas persisten, no es el único soldado que lo padece y dudo que los cazadores sean la excepción. Bueno ahora vamos a lo nuestro si le parece”
Martin: “Esta bien, lo escucho” — bebe un sorbo del vaso con agua que un soldado le había traído apenas llegó el cazador
Sargento Augusto: “No es la primera vez que pido hablar con el líder de expedición, por lo que seré franco con usted” — apoya sus brazos y une sus manos como muestra de seriedad
Martin: “Si claro, por supuesto ¿de qué quiere hablar conmigo?”
Sargento Augusto: “Para empezar quiero que sepa mi descontento con esta expedición, muchos jóvenes serán masacrados en esta absurda demostración por quien es el gremio mas capaz de Sudamérica, es estúpido e innecesario” — se queja por todos esos jóvenes que ha conocido a lo largo de su vida como jefe de la base y que al regresar de las expediciones no volvieron con vida — “¿es en verdad necesario despedirse de sus madres y padres para luego regresar en bolsas para cadáveres?”
Martin: “Sargento Mayor, usted insinúa que no podremos hacerlo ¿o me equivoco?” — pregunta, con su rostro mostrando una expresión muy feroz — “pues déjeme decirle que eso no pasara, vamos a cerrar ese portal y daremos fin a esta situación”
Sargento Augusto: “¿Por qué estas tan seguro? ¿Qué hay de diferente respecto a todas esas veces que esos maravillosos jóvenes se fueron para no volver a ver sus felices rostros? ¡¿Dime que hace que esto sea diferente?! ¡Responde!” — se levanta abruptamente y con su mano destroza la copa con vino a medio terminar
El hombre comienza a llorar al no poder soportar el dolor de seguir viviendo con la culpa de que puede hacer algo para salvar vidas, pero esas ocasiones solo se detuvo con su uniforme puesto, y recordando su propio lugar, y que todos ellos estaban por su propia decisión.
Martin se pone de pie y una vez mas dispuesto a callar las dudas sobre el y su gente, decide dar una pequeña pero contundente demostración de porque el está dispuesto a finalizar con la mazmorra al expulsar una pequeña fracción de su poder, reventando los vidrios del lugar y someter con apenas su presencia a todos los soldados del lugar con una presión aplastante:
Martin: “Dijiste que no podremos lograrlo, yo te digo aquí y ahora…” — su presencia es imponente y la mirada sobre el Sargento es mucho mas fulminante que el instructor que tenia de joven, a quien todos le temían — “no subestimes a mi gente, ni por un segundo. Ellos son fuertes, y no vamos a dudar en enfrentar cualquier amenaza, dalo por hecho”
Sargento Augusto: “Que increíble poder, jamás imagine ver a un cazador con tal potencial” — piensa, abrumado sin apartarle la mirada
El joven cazador camina hacia la puerta para reencontrarse con sus compañeros de gremio y disfrutar de una cena caliente, pero antes de pisar el suelo cubierto de nieve, el Sargento le pregunta sudando:
Sargento Augusto: “E-Espera un momento ¿enserio crees que podrán cerrar esa mazmorra?”
Martin: “…”— piensa en lo que ha logrado junto a sus compañeros, sus amigos y sonríe — “Jamás tendría motivos para dudar de ellos. Lo lograremos sin dudas” — responde antes de que la puerta se cierre por el viento y las nevadas nocturnas
Sargento Augusto: “Cielos santo” — se toma la cabeza y mira al techo con pensamientos perdidos sobre lo que acaba de ocurrir — “quizás pueda ser posible que no tenga que volver a ver jóvenes en bolsas…espero que esta sea la primera vez…la primera victoria y la definitiva…”
Un suspiro de alivio se escucha desde aquella oficina, mientras Martin se aleja, exhalando aire helado de su boca:
Martin: “Hace mucho frio” — mira hacia el cielo nublado
Al irse acercando cada vez mas hacia el edificio que corresponde a los diferentes gremios argentinos y cazadores independientes, Martin mira a su lado izquierdo y encuentra un rostro para nada familiar ni tampoco que evoque enemistad, pero si un poco de enojo en el cazador. Daniel yace sentado en una banca de madera que se ve por supuesto congelada por las bajas temperaturas nocturnas, pero eso no evita que Martin se acerque y se siente en el extremo opuesto:
Daniel: “Fue un alboroto bastante impresionante ¿crees que el oficial se moleste?”
Martin: “Eso lo dudo”
Daniel: “Entiendo”
Martin: “Dime una cosa ¿Qué haces aquí? ¿Qué es lo que pretendes ahora? ¿venganza?” — pregunta, alterado
Daniel: “N-No, en lo absoluto, solo cálmate por favor” — responde nervioso
Martin: “Pues dime entonces para poder comprender que es lo que quieres. Mi novia y mi amigo sufrieron terribles heridas, no esperes que hable como si nada hubiera pasado”
Daniel: “Solo déjame explicar, al menos déjame decir algo”
Martin: “Haaa…” —suspira — “está bien, te escucho”
Daniel: “Muchas gracias. Sabes que fue una orden que me dio José y que mi madre estuvo en medio de esto como una rehén”
Martin: “Si, y por esa razón te dije que debías huir de tu país con tu madre y amigas”
Daniel: “S-Si…” — responde cabizbajo
Debido a lo sucedido con el gremio Fortaleza de Brasil, Martin no puede evitar sentir la necesidad de proteger con gran ferocidad a su gente, no importa si son capaces o no. El temor de perder a las personas que mas ama, lo hace incapaz de tomar decisiones sensatas en momentos en que la presión es abrumadora.
Sin embargo, Julio, uno de los cazadores que mas aconseja y ayuda a Martin en un sentido moral y aspectos vitales como gran figura masculina en el gremio, se encarga de aportar la lógica para evitar que se tomen decisiones erróneas.
Martin se toma unos segundos para pensar bien las cosas y le dice a Daniel:
Martin: “Dime que fue lo que paso ¿Por qué Estela tuvo que sufrir tal ataque? ¿Cuál es el motivo de que estés aquí?”
Daniel: “Primer déjame explicar lo de aquella vez, estoy seguro que necesitas una razón. En ese momento tenia la misión, mas bien la orden de José para enseñarle una lección a tu gente y a ti”
Martin: “Y solo encontraste a Octavio y Estela”
Daniel: “Ellos se encontraban en el gremio, y el ataque fue complicado, inclusive ofrecieron resistencia, pero ahí esta el punto, Octavio resistió todo lo que pudo, pero ella…” —se detiene unos momentos al recordar la inmensa aura que ella desprendía en aquel momento y que solo los altos rangos del mundo pueden presentir — “tiene un potencial enorme, inclusive como para volverse un alto rango. Eso me altero porque una orden oculta de José fue eliminar a posibles futuras amenazas, estaba obligado hacerlo si quería que mi madre viva bien, sin ser amenazada por narcos o pandillas”
Martin: “¿E-Estela…tiene tal potencial?” — piensa en shock al escuchar eso y no haber sido capaz de detectar tal potencial
El tema del potencial oculto en un cazador es algo muy discutido en muchas reuniones de gremio a lo largo de los años, ya que muchos alegan que poseen tal bestial cantidad de poder, pero en su mayoría resultan ser pequeños avances de rango, y sumado a la dificultad de que algún alto rango se ofrezca para poder sentir el aura de ese potencial debido a que se encuentran ocupados o su interés es muy bajo, y muchas veces se dificulta tal análisis.
Sin embargo, en el caso es Estela, su potencial fue sentido en medio de una circunstancia violenta y por un enemigo que, por órdenes, debía eliminarla:
Daniel: “Se que mis acciones no compensaran lo que hice, y no tuve opción, pero ahora que Fortaleza se ha disuelto, siento que estoy a salvo”
Martin: “Me…me alegro por tu madre…pero aún no me has dicho que haces aquí ¿y tus amigas?”
Daniel: “He venido aquí por decisión propia, aunque tuve que mentir sobre mi nombre real y rango, imagina el caos que provocaría internacionalmente, je” — se pone de pie y camina hacia donde reside durante la mazmorra, que casualmente es el mismo edificio de Victory — “y por cierto” — se voltea — “me gustaría unirme a Victory si es posible. He hablado con Estela, y me pidió que hable contigo, por eso me gustaría mucho que me aceptases”
Martin: “¿Qué?”
Daniel da unos pequeños pasos hacia Martin y se inclina de rodillas, mostrando gran respeto ante el cazador que en Brasil lo domino de una manera que jamás ha creído en toda su carrera como cazador y uno de los más fuertes del mundo:
Daniel: “Por favor, acepta mi humilde servicio. Ahora que mi madre se encuentra viviendo en Buenos Aires, y no estoy más ligado con José o su basura de gremio corrupto, quisiera ser miembro de Victory…”
Comments for chapter "50"
QUE TE PARECIÓ?
Que trama dos de los 11 casador3s mas fuertes del mundo en el mismo gremiooo increible