Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 53
Largos y largos kilómetros de nieve cubren la totalidad de lo que fue el campamento y mucho más, sin dejar rastro de lo que fue la presencia del hombre en ese lugar inmaculado.
Martin busca desesperado a sus compañeros, a su amada, y algún superviviente de tal desastre al cual ni los mismos y colosales gigantes pudieron sobrevivir. Por otro lado, y mientras busca desesperado entre la fría nieve, un pensamiento recorre su mente y es si no llegase a encontrar a los suyos, no sabría qué hacer, si abandonar o seguir buscando. Esto lógicamente, producto de la situación y cayendo en una desesperación que al mismo tiempo eleva su poder manifiesto sin que lo sepa, llegando a niveles cercanos al 50%.
De entre las frías capas logra encontrar una tibia mano, perteneciente a alguien, pero finalmente la esperanza renace y rápidamente escarba más, hasta encontrar a varios supervivientes entre ellos a María, esposa de Julio y a Gonzalo, maestro del gremio más fuerte de Chile. Limitado por el tiempo, Martin se apresura a rescatar a quien sea, pero sin olvidar a los suyos, y principalmente, Estela.
Sus manos sufren quemaduras por la nieve, pero inmediatamente es curado por la marca imperial, aunque el gasto de energía que el propio cazador lo hace mermar en su intento por salvar personas:
Martin: “Debo salvar a las personas, debo rescatar a quien sea que este enterrado. Todos regresaran a casa…” — repite una y otra vez mientras escarba con sus manos desnudas
María: “Martin no creo que haya muchos cazadores debajo de aquí” — se acerca a Martin, preocupada por el estado emocional del joven
Martin: “No puedes saberlo si no intentamos rescatarlos, posiblemente haya unos mil…si…debe de haber mil cazadores…no…mil personas”
María: “Martin…¿Por qué haces esto?” — pregunta, desconociendo sobre el porqué se niega a que la gente muera — “no entiendo porque tratas desesperadamente en salvar a las personas”
Gonzalo: “Martin, tenemos que regresar al puerto, esa avalancha nos ha empujado varios kilómetros del puerto, no sabemos siquiera quienes están enterrados”
Martin: “No, tenemos que buscar”
María: “Se cómo te sientes, pero…”
Martin: “¡Ya basta María! Por favor, sé que posiblemente no hay posibilidad de encontrarlos, pero no me rendiré” — en su mente rememora los recuerdos de su padre sobre el suelo, sin vida y en charco de sangre — “mi padre murió miserablemente, traicionado por alguien a quien consideraba amigo y en una mazmorra junto con sus camaradas, me duele y temo saber que puede volver a ocurrir” — llora, desconsolado por miedo a perder a los suyos y a las personas a quien debía proteger y guiar — “por eso no perderé a nadie, no lo hare ¡no lo hare!”
Al decir esto, Martin vuelve a escarbar todo lo que puede, mientras Gonzalo se acerca a María y la separa unos momentos para preguntarle algo sobre el joven y su quiebre emocional y mental:
Gonzalo: “Me gustaría saber que le sucedió de niño, pero mas importa en estos momentos es ¿Qué haremos a partir de ahora? Se supone que él es nuestro líder de misión, aposte todo por el y aun lo hago, pero debe recuperar la cordura. Lo conoces mas que yo ¿puedes hacer algo al respecto?” — le pide con esperanza de que la situación pueda mejorar
María: “Eso quisiera, pero quien lo puede hacer entrar en razón es Estela, lo único que podemos hacer en estos casos es confiar y ayudarlo a buscar sobrevivientes”
Dentro de Gonzalo un sentimiento de arrepentimiento por haberlo nombrado líder crece a pasos enormes. Aun así, no resulta diferente de cuando siendo tan joven, apenas un adolescente, participó en la última expedición a la Antártida y que acabó en desastre por los números de baja, dando por terminada las intenciones de recuperar el continente helado, hasta que años más tarde el chileno reanudo las intenciones con un gremio poderoso y emergente como Victory en el centro de mando para que lideren a Latinoamérica hacia una victoria inusitada
Frota sus manos por el crudo frio perpetuo. Aprovechando que aún es de día, o al menos al observar el reloj dan cuenta de ello, María intenta ayudar a Martin, confiando verdaderamente en él, no solo como su líder en Vicotry sino en cada cosa que ha intentado para ayudar a las personas.
Pero sin importar las buenas intenciones del joven argentino, Gonzalo no mueve un solo dedo, reprobando todo lo que ha ocurrido hasta el momento con Martin a la cabeza, culpándolo por el rotundo fracaso de la misión y el diezmo en los números de cazadores que genuinamente ofrecieron sus vidas para lograr vencer:
Gonzalo: “Q-Que patético ha resultado ser” — murmura con los recuerdos de sus compañeros caídos a flor de piel, como si hubiera ocurrido ayer
Como el subcomandante encargado, Gonzalo siente la necesidad de hacer algo al respecto y que el desastre provocado por la inexperiencia del joven cazador pueda ser reparado, aunque tuviera que abandonarlo en medio de la nada.
***PARTE II***
A varios kilómetros del grupo de Martin.
Julio despierta con el cuerpo enterrado de espesa nieve que cubre la mitad del torso hacia abajo. Su situación no le sorprende en lo absoluto, ya que se veía venir tal desenlace debido a que la avalancha fue tan masiva que ni un rango S+ pudo confrontarla, ni siquiera teniendo el elemento fuego de su lado:
Julio: “Esto es realmente terrible” — mira a su alrededor y no encuentra a nadie — “tendré que hacerme a la idea de que no nos veremos por un buen rato chicos…y mi amor”
Tan solo le toma un minuto para derretir las frías capas de nieve con su aura de fuego que envuelven al cazador, sin llegar a quemar la ropa que lleva puesta gracias al material mágico que repele cualquier elemento natural sin alteración por anomalía de energía derivado de las mazmorras, en este caso nieve que no es del mundo humano. Mientras esto sucede, saca de su bolsillo una caja de cigarros y del cual saca uno, llevándolo hacia la boca y con una pequeña llama que se forma de la yema de su dedo índice enciende la punta del cigarro, dándole varias pitadas y exhalando humo de la boca hacia el frio mundo exterior:
Julio: “Me volveré loco si no veo a mi musa, carajo” — mueve sus piernas, pudiendo salir del agujero donde se encontraba atrapado y avanza unos metros — “Entonces ¿Qué debería hacer?” — se detiene a pensar mientras que a lo lejos observa varias sombras que fácilmente puede contar unas cincuenta — “bueno, bueno, mi malhumor ya es un problema, y ahora surgen estas cosas, solo espero no sean enemigos” — dice en voz baja mientras de sus brazos invoca brasas tan calientes como el infierno
Después de unos minutos, la visión de Julio es tan nítida que acaba por reconocer aquellas sombras. Un grupo de Cazadores supervivientes, guiados por Estela y Daniel se acercan al veterano quien no duda en abrazar a la joven, aliviado de ver a alguien familiar en medio de tal caos.
Las ganas de ver a María y su preocupación por ella lo hacen derramar un par de lágrimas en los brazos de Estela, quien le acaricia la cabeza para tratar de calmarlo.
Los supervivientes se reúnen y discuten sobre lo que ha pasado, muchos culpando la pésima decisión de Martin, aunque estos solo en voz baja debido a que caerían en un ambiente tenso, ya que el joven argentino dispone de muchos aliados, y otros se preocupan por el enemigo que lanzo tal destructivo ataque, y un considerable grupo intenta calmarse, tratando de evitar irse de regreso al puerto, sin saber la dirección.
Las críticas a Martin llegan a oído de Estela. Por un momento, ella había pensado en intervenir y defenderlo, pero Julio la detiene al posar su mano en el hombro y hacer una mueca de negación para que no cometa tal cosa:
Julio: “No vale la pena” — le dice en voz baja
Estela: “Pero ellos no tienen idea de que Martin quiere salvarlos” — dice al borde de la histeria con los ojos brillosos por lagrimas
Julio: “Tan solo míralos, están asustados, no saben si podrán regresar. Si no me equivoco ha muerto más del 80% de los que llegamos en un solo ataque y en menos de lo previsto”
Estela: “Tienes razón, pero…”
Julio: “Lo mejor que podemos hacer aquí y ahora es solo pensar las cosas, encontrar la dirección correcta y regresar al puerto”
Estela: “¿Regresar? Pero no sabemos si queda algo de la base, dios, ni siquiera sabemos dónde estamos”
Julio: “Es por eso que tienes que calmarte, siendo la vice maestra debes mantener la compostura”
Cuando Estela mira a Julio, nota que su mano izquierda tiembla con las venas aumentadas de tamaño por el enojo e impotencia, mientras que con la derecha sostiene su cigarro y mira al frente, intentando escuchar le discusión entre varios cazadores:
Estela: “Julio, tu…”
Julio: “Ella está bien, es fuerte e independiente, va a encontrar el camino y nos volveremos a ver, al igual que tú y Martin. Trata de ser fuerte, por el” — la consuela con sabias palabras
Irónicamente Julio no se encuentra en el mejor estado, y a pesar de aconsejar a Estela con intenciones de darle calma a la joven, él se encuentra mucho más devastado de lo que parece. La imagen que muestra a sus compañeros cazadores de elegante y maduro es solo una coraza de alguien que teme perder a la persona que le ha dado mayor sentido a su vida, la incertidumbre lo desgarra en su interior, y la impotencia de no haber podido hacer nada para evitar tal desastre es abrumadora.
La tranquilidad se quiebra cuando uno de los cazadores culpa ferozmente a Martin de la muerte de varios maestros de Gremio como Krismailyn, líder de Tauro, también Jesús Duarte líder de Cazadores de Bolívar:
Estela: “¡Cierren la boca!” — grita a todo pulmón, callando a los poco más de setenta cazadores reunidos en circulo — “¡Ustedes no entienden una mierda! ¡Martin, el solo quiere lo mejor para todos, lo que más desea es que vuelvan a sus hogares y con sus familias! ¡Lo que paso aquí jamás lo hubiéramos previsto y aún tienen el tupé de criticarlos sin saber nada!” — regaña con tal violencia que nadie la cuestiona — “es fácil para ustedes criticar si no saben lo que se siente cargar con la muerte de tantas personas, y él carga con ello desde que apenas puede recordar”
Lejos de seguir creyendo en la culpabilidad de Martin gracias a las palabras de Estela, el grupo permanece en silencio, sienten que están equivocados por todo lo que habían dicho, cayendo poco a poco en la subestimación de la mazmorra en aquel territorio:
Daniel: “Posiblemente nuestra preparación fue demasiado pobre, o quizás algo más ha ocurrido mientras volvíamos”
Julio: “¿A qué te refieres?”
Daniel: “No hacía mucho tiempo que llegamos y recibimos un ataque de tan magnitud”
Julio: “Sumado al hecho de que esta avalancha no responde a algo natural”
Estela y Julio miran a Daniel, intercambiando miradas como si compartieran una misma mente, porque el cazador brasilero responde asentando con su cabeza.
Daniel les pide a ambos que se acerquen, aprovechando que el resto de cazadores continúan con sus discusiones:
Daniel: “Si, es una sospecha que tengo e indudablemente apuesto mi rango a que es así”
Estela: “Pero no tiene el más mínimo sentido ¿Cuándo pasó? ¿Por qué? Daniel, no entiendo que está ocurriendo”
Julio: “Esa avalancha primero golpeó a los gigantes, y por efecto nos golpeó según recuerdo desde el flanco que protegía Martin, luego el muro elemental cayó y nos separamos. En lugar de acabar en las frías aguas, nos separamos por kilómetros, tiene todo el sentido del mundo”
Daniel: “Y el hecho de que ningún monstruo ha podido acercarse al agua a pesar del tamaño, nos indica que nuestras sospechas son exactas”
Estela: “No puedo creerlo” — se toma de la boca
Julio: “Es inesperado que haya ocurrido, pero parece que la Antártida ha sido convertida en una mazmorra gigantesca”
Estela: “No puede ser” — dice en shock
Daniel: “Es una teoría, pero posiblemente sea así. Lo importante es que salgamos del centro de este lugar, es importante no adentrarnos ya que ahí se encuentra el Rey de este lugar”
Estela: “Pero ¿Cómo manejaremos a los cazadores sin que sospechen?”
Julio: “La seguridad es primero, así que tenemos que tenemos que priorizarlos a todos”
Daniel: “Lo mejor es decirles que vamos hacia el puerto, quizás aun exista algo”
Estela: “Según recuerdo, en mazmorras donde no se llega a ver la puerta que da hacia el mundo humano, lo mejor es recurrir a la Nomas Extralis, una especie de estrella polar, pero en las mazmorras, supongo que es la única que podría brillar de ese modo” — señala a una luz circular que, a pesar de estar en un cielo nublado y cubierto de neblina, brilla con fuerza
Siguiendo a lo que ella dice, miran hacia arriba y encuentran hacia el Norte la Nomas Extralis, brillando con su luz amarillenta y que misteriosamente ni el cielo oscuro ni la neblina sofocan su intensidad:
Estela: “Pero hay algo que no comprendo ¿Cómo es que un continente humano fue transformado en una mazmorra?”
Julio: “Cualquiera teoría carece de sentido en estos momentos, el hecho de que los gigantes se pudiera mover hacia nosotros, y una avalancha nos envistiera, era lógico que estuviéramos dentro de la mazmorra. La única teoría que podría ser correcta es que un monstruo increíblemente poderoso y con la capacidad para distorsionar el mundo humano a su placer hasta convertirlo en parte de su territorio haya sido el causante de esto”
Daniel: “Por el momento tenemos este plan, prioricemos regresar y reagrupémonos, comunicarnos con la base en Tierra del Fuego y volver al continente para alertar de esto”
Una vez que toman la decisión de seguir a esa estrella, Julio reorganiza a todos para marchar de regreso hacia el puerto, con la esperanza de poder reencontrarse con los demás superviviente, si es que los hay.
La desagradable sensación de miedo en Estela, es aplacada por las palabras sabias de Julio y el liderazgo que demuestra y la confianza de Daniel, con la misión principal de seguir a la estrella, y ella como la que los debe guiar a todos para poder sobrevivir a tal peligrosa mazmorra:
Julio: “¿Estas bien?”
Estela: “Si” — asienta con su cabeza — “tengo una responsabilidad ahora, y es la que comparto con Él” — piensa en Martin y lo que el haría — “esto es lo que sin duda debo hacer en estos momentos”
Julio: “Me alegro escucharlo, tienes mi apoyo”
Estela: “Muchas gracias, a ambos”
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