Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 55
Mientras tanto, el grupo de Julio, Estela, Daniel y varios cientos de cazadores supervivientes que han logrado reunirse con quienes consideran los principales comandantes de la misión en el continente avanzan entre la fría y oscura noche, sin poder dormir, ya que debido al extremo frio podrían morir congelados, ni tampoco bajar la guardia, temiendo que entre la nieve y niebla se ocultasen enemigos que fácilmente podrían aprovechar que están débiles para terminar por rematarlos.
La situación para el grupo es crítica, hace ya tres días que el grupo deambula sin rumbo concreto entre los campos, fácilmente convertidos en sus tumbas si pierden la voluntad de seguir luchando contra la fría muerte.
Al predecir que muchos sucumbirían ante el frio, Julio ordena a los cazadores de elemento fuego que usen lo que puedan para calentar a los demás e impedir que se acelere la muerte. Mientras el usa la palma de su mano para crear una llama con la que tanto Estela como Daniel logran calentarse, aunque sea por unos momentos:
Estela: “Al parecer seguimos caminando en círculos”
Julio: “Si, y esta niebla sigue preocupándome” — da un pequeño vistazo hacia atrás para ver a los cansados cazadores — “y dudo mucho que podamos aguantar lo suficiente”
Daniel: “Ninguna radio funciona” — agita uno de los aparatos, escuchando que los componentes internos hacen ruido — “además están rotos por dentro”
Julio: “Estela ¿Qué debemos hacer?”
Estela: “Yo…no lo sé, no podemos seguir caminando sin saber a dónde pero tampoco podemos descansar aquí”
Julio: “Claramente ninguna opción que tenemos disponible es la mejor, mierda”
Estela: “Tendremos que arriesgarnos y explorar con un grupo, y los demás se queden descansando con varios en guardia”
Daniel: “Estaríamos cayendo en eso que no queremos. Separarnos y buscar refugio, cosa que es algo que no logramos, y los demás quedarse al descubierto” — dice en tono negativo
Estela: “Es lo que nos queda, tómalo o déjalo” — le dice enojada
Julio: “Tranquila Estela, si es lo que crees correcto lo aceptaremos. Solo quiero decir algo, tenemos que apurarnos porque desde hace varias horas siento que nos observan”
Estela: “Si, no hay duda que son varias decenas de ellos, no sé qué serán, pero no llegan a los cien, pero es evidente que la mayoría son de rango alto
Estela se muestra asustada por tomar una decisión tan difícil y cuya responsabilidad por las vidas de muchas personas, recaiga sobre sus hombros, algo que no acostumbra, habiendo sido alguien que solo se dedicaba a sanar compañeros en mazmorras de rango no tan alto, pero ahora se ve en tal circunstancia que, si no fuera por la presencia de alguien tan experimentado como Julio para guiarla, podría sucumbir ante la presión:
Estela: “Julio…”
Julio: “¿Si, pasa algo?”
Estela: “¿Crees que pueda tomar las mejores decisiones hasta que encontremos a Martin?” — pregunta preocupada ante tanta responsabilidad
Julio: “Estela…” — la mira, sorprendido, pero también comprendiendo la posición en la que ella se encuentra — “no niego que es difícil ser alguien que debe liderar personas, es una carga inmensa, pero ¿sabes qué? No estás sola inclusive en estos momentos” — le dice sonriendo
Estela: “Muchas gracias Julio”
Julio: “Gracias a ti y Martin, nos han dado un lugar para trabajar y una familia, así que estoy más agradecido de lo que se imaginan”
Estela: “Sabes que Martin y yo te admiramos, también a María, tenerlos es una bendición”
Daniel: “Disculpen, pero quiero que vean esto” — interrumpe señalando hacia el Norte
Estela: “¿Qué es?” — se acerca y mira entre la niebla — “no veo nada”
Daniel: “Enfoquen su mirada hacia donde señalo, es una silueta, y parece una estructura”
Julio: “Al parecer si ¿Qué quieres hacer Estela?”
Estela piensa unos momentos lo mejor para el grupo. Siendo una emergencia en la que vidas están en riesgo, decide que es mejor ir directo al lugar con todos y no un pequeño grupo para explorar, por el temor de perderse o que los que quedan apostados sufran un ataque.
Julio da la señal para que retomen la marcha hacia las extrañas estructuras, sin bajar la guardia por la naturaleza extraña en que se presenta.
A medida que se acercan al lugar, la temperatura baja drásticamente, ni los abrigos térmicos pueden contener el frio, y varios cazadores que usan elementos débiles ante el hielo sufren las consecuencias con primeros síntomas de hipotermia:
Estela: “Tenemos que apurarnos o algunos morirán por el frio” — dice mientras da vistazos hacia el grupo
Julio: “Si, es verdad. Pero me preocupa lo drástico de la baja de temperatura”
Estela: “También a mí, y es por eso que tenemos que llegar rápido a ese lugar y descansar, no hemos dormido en días”
Julio: “Considerando que, si nos atacan estando débiles, no podríamos defendernos ni en la fortaleza. Sobre todo, porque nos están vigilando de manera persistente”
En medio de la marcha, uno de los cazadores cae al suelo sin vida, causando el caos y miedo entre los demás del grupo. Estela y Julio lo socorren con la esperanza de poder salvarlo, pero ni los poderes curativos de ella pueden traerlo de vuelta de la muerte, y antes que se dieran cuenta, los murmullos se hacen presente entre quienes no aprueban el mando de la cazadora.
Sin embargo, una voz en portugués detiene las crueles acusaciones dirigidas a la joven por la falta de experiencia en el mando y que un cazador ha muerto por las circunstancias ajenas a ella:
Daniel: “¡Cierren la boca!” — camina a través de los cazadores, quienes lo mira, alguno reconociéndolo y otros intimidados por el impresionante poder mágico — “algunos saben quién soy, y otros no, pero aquellos que, si podrán imaginarse de qué soy capaz, así que cierren la boca y dejen de acusarla de estupideces. Esta chica…” —señala a Estela — “está haciendo lo que puede, y si ustedes no ayudan, solo quejándose y acusando, será mejor que regresen solos. A decir verdad, hasta no hace mucho actuaban de forma insensata en ausencia de Martin, también acusándolo ¿Qué les pasa imbéciles? ¿acaso se creen aptos para esto? ¡ja! Déjenme decirles que no, hasta el estúpido que me lideraba antes era más inteligente que ustedes. Así que dejen de actuar sin pensar, pongan sus huevos y ovarios en la mesa, y confíen en ella” — lo arenga a cambiar de estado de animo
Después de esas palabras, el brasilero mira a la cazadora y asienta con la cabeza, mostrándole el apoyo a pesar de lo sucedido entre ambos anteriormente.
Julio continúa intentando revivir al cazador fallecido con golpes de fuego concentrado en la palma de la mano que ayuda a reavivar los músculos con energía cinética, es decir, el uso de fuego para reactivar la actividad. Ciertamente esta habilidad actúa como los desfibriladores, solo que, con el uso de energía calórica y el estímulo a los nervios desde el pecho hacia los rincones más lejanos del cuerpo, hasta que los esfuerzos se vienen abajo cuando después del veinteavo intento, el cuerpo del cazador no muestra ningún cambio:
Julio: “No hay caso” — le dice a Estela — “su cuerpo está completamente congelado y ni las llamas mágicas pueden reanimarlo, supongo que también salvarlo era imposible, solo queríamos impedir que alguien más muera aquí”
Estela: “Yo…me siento muy culpable, no lo llegamos a conocer, ni siquiera sabíamos su nombre, solo murió ahí y de esta forma”
Una cazadora con el rostro demacrado por las lágrimas se acerca a ambos y al cuerpo del recién fallecido. Se agacha y saca del bolsillo de este una tarjeta de identificación y se la entrega a Estela:
Silvia: “Esto le pertenecía, su nombre era Claudio, el…tiene una hija recién nacida que lo espera en la provincia de Neuquén”
Estela: “Tu ¿Quién eres?” — pregunta mientras la chica se da vuelta
Silvia: “Soy su pareja” — responde antes de continuar
Al presenciar tal trágica historia de la pérdida de un familiar y con una hija pequeña, el corazón de Estela vuelve a estrujarse, sintiendo muchas cosas que la hacen arrepentirse por no poder ayudar como es debido, sin embargo, Julio la toma de su hombro derecho y la consuela llevando la mano hacia la cabeza y acariciársela:
Julio: “Se cómo te sientes, y es entendible, hemos venido 5000 cazadores con historias, problemas, cosas por hacer mañana e inclusive familiares que dejamos para estar aquí. Es algo de este maldito oficio, pero no debes sentirte mal, todos y cada uno de los que estamos reunidos y luchando por sobrevivir hemos decidido esto, y lo sabes. Por eso debes estar con la frente erguida” — la consuela
Estela: “Aun me cuesta, el hecho de haber pasado de liderada a liderar, es demasiada la presión, sostener tantas vidas. Quisiera simplemente ser una más”
Julio: “¿Le dijiste a Martin lo que piensas? Posiblemente acepte lo que digas”
Estela: “Lo estuve pensando, pero dada la situación, no creo que el momento sea mejor”
De hecho, Estela sabe lo que diría Martin en ese caso, y no tendría problemas en nombrar a otra persona como segundo al mando, él vela por lo mejor de cada miembro en Victory, e indudablemente ella no es la excepción, por lo que el aun no renuncia recae en la situación en que se encuentran actualmente.
Una vez llegan a la supuesta estructura, se encuentran con una enorme fortaleza de hielo. La entrada es tan inmensa como cinco hombres parados uno sobre los hombros del otro, así como el grosor de las columnas que adornan la estructura que impactan al verlo. Tanto las paredes como el suelo están hechas con cristales helados increíblemente gruesos y a la vez que opacos, dejando ver la vida marina que circunda por debajo, pero sin temor a caer sobre el agua.
Primero entran Julio, Daniel y Estela, corroborando que no sea alguna trampa de los enemigos o que haya peligro de derrumbe, también para observar que no sea alguna ilusión como forma de trampa:
Julio: “Parece que es real” — revisa la estructura con el tacto y liberando una pequeña llama desde la punta de su dedo índice derecho — “y es bastante resistente al fuego mágico” — agrega — “bien, nos servirá para pasar la noche”
Daniel: “Les avisare que es seguro”
Estela: “Este lugar no es para nada frio” — se quita el abrigo, permaneciendo solo con un buzo color verde
Julio: “¿Y?”
Estela: “Es extraño, pero no hace frio, es como si fuera un lugar primaveral”
Julio: “No hay que bajar la guardia entonces”
Lentamente, los trescientos cazadores entran por la enorme puerta y quedan maravillados por lo prolijo que está construido y la fuerte magia que envuelve a la fortaleza, tal es así que el frio que golpea en el exterior, desaparece al llegar al salón. Asegurados de que no haya enemigos esperando para atacar, Julio y varios cazadores acuerdan para hacer guardia durante la noche:
Julio: “Muy bien, vigilaremos ocho en el primer turno de dos horas, y otros ocho las siguientes. Quiero a dos en la entrada, uno que vigile posibles otras puertas y el resto que patrulle, rodeando a los demás mientras descansen”
Marcelo: “Estela y Daniel ¿Qué es lo que harán?”
Julio: “Hablé con ellos, Estela estará vigilando los accesos junto conmigo y Franco, mientras que Daniel será uno de los que patrullen. Lo importante es vigilar, si alguien ve algo, que nos avise, y en el momento que haya enemigos despertaremos y nos defenderemos”
Marcelo: “Estamos es desventaja ¿lo sabes? Aquí encerrados, si nos rodean estaremos acabados”
Julio: “Ya lo sé, pero no tenemos de otra, si estamos afuera tendríamos menos probabilidades”
Después de eso, el grupo descansa mientras quienes vigilan se ponen en acción para evitar ataques de imprevisto. Julio saca uno de los cigarros que le quedan a su paquete, lo enciende elegantemente con una llama saliendo del dedo índice y le da dos pitadas, tragando el humo y luego liberándolo por sus fosas nasales, mientras piensa en su querida esposa, añorando el momento de volver a verla, tenerla entre sus brazos y besar sus labios.
En ese momento, Daniel se asoma donde vigila Estela y se apoya junto a la pared de cristal, como si quisiera decirle algo, pero las palabras no salen. Sin embargo, ella es quien rompe el hielo, sin perder de vista la entrada trasera de la fortaleza:
Estela: “Tienes algo que decir ¿no?”
Daniel: “Haaa…” — suspira, liberándose de la fuerte tensión — “si, vine hablar contigo”
Estela: “Te escucho”
Daniel: “Ese día, en el que atacamos al gremio y estabas solo tu y Octavio, en verdad no quería hacerlo”
Estela: “Tu rostro de disfrute y las palabras que dijiste no parecían. Dime algo, ¿siquiera te preguntaste porque actuabas de esa manera?”
Daniel: “Si, a cada momento, y si tuviera que volver a ese momento, sin duda que lo volvería hacer. No porque lo disfrutara, sino porque debía proteger a alguien. Mira, yo sé que no me creerías, pero quiero que sepas que lo siento ¿sí? Tuve que hacerlo, y mis…” — se detiene al pensar en Samantha y Damina — “mis compañeras estaban allí, estuve obligado a ser eso” — continua
Estela: “¿A quién debías proteger?” — se voltea y lo mira sin odio
Daniel: “A mi madre, ella merece una mejor vida que escuchar todos los días tiroteos en la favela, y el gremio otorgaba todo lo que necesitaba para vivir bien, una casa mejor y no la de madera y techo de placas metálicas, comida, cobertura médica, ellos me daban todo, solo me pedían ser cruel. Pero ahora que ya no existe el gremio, decidí irme del país y vivir en Buenos Aires”
Estela: “Por eso te encontramos en el barco, hablaste con Oscar”
Daniel: “Si, me dio el perdón de la Asociación por haber atacado a un gremio de Argentina, y me cedió la oportunidad de venir con ustedes para poder probarme y ser parte de Victory”
Estela: “Pero eres parte de la mayor elite del mundo ¿Cómo es que tu situación es tan precaria?”
Daniel: “Es verdad que me han llegado ofertas de los mejores gremios, inclusive de Dark Eagle, pero siento que le debo la vida a Martin, me ha perdonado e inclusive sentí que, a pesar de desbordar de intensa sed de sangre en aquel momento, vi una bondad y deseo de hacer el bien. Eso me motivo para querer ser parte”
Se sienta junto a una columna y suspira, al mismo tiempo que en su rostro se dibuja una pequeña sonrisa de alivio. Él sabe que inevitablemente llegaría el momento en que tendría que rendir cuentas a la persona a quien le hizo daño, y si bien, jamás imaginó que una mujer tuviera tal imponente carácter a la hora de entablar una conversación, se siente feliz de haberle contado su historia de pobreza y proteger a su madre, haber abandonado los estudios y ser solo un perro para el gremio, aunque fuera de los más fuertes del mundo, y aunque las únicas dos amigas que tuvo, fueron solo actuación para mantenerlo vigilado:
Estela: “Perdonarte seria cosa de tiempo, y uno bastante largo” — le dice sin intercambiar miradas
Daniel: “Lo sé, y aunque sienta mucho mi error, estoy dispuesto a pagarlo con lo que sea”
Estela: “Si, eso seguro” — responde con seriedad
Daniel: “Muchas gracias por escucharme, regresare a mi puesto” — se da vuelta y da unos pasos
Estela: “Espera” — lo detiene con una orden
Daniel: “¿Sí?” — se da vuelta y ve una expresión muy agradable en Estela
Estela: “Siempre que confíes en nosotros como tu nueva familia, estoy segura que te perdonaremos. Quizás debas hablar con Martin, pero me adelanto al decir…” — sonríe — “Bienvenido a Victory”
Daniel se queda sin palabras por la amabilidad de esa mujer a quien intento asesinar hace semanas atrás. El remordimiento que tiene por tal ataque cobarde desaparece, ahora albergando alivio a su corazón y esperanza de que sea aceptado en un lugar mucho más sano, donde vivir y congeniar con personas igual de buenas que Estela:
Daniel: “Muchas gracias” — agradece entre lágrimas y con sus labios temblando de emoción, lejos de la clásica expresión apática y de desprecio que siempre muestra
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