Limit Breaker: Conquistando Mazmorras - 59
La cazadora Macarena, de apenas 15 años de edad, despierta después de días inconsciente, al borde de la deshidratación y casi desnutrición por no haber podido responderse a su necesidad biológica de nutrientes.
Su vista es borrosa y casi no tiene fuerzas para moverse, solo levanta su cabeza y la gira, encontrándose con que esta en una cueva de hielo pero que a diferencia de lo que se podría esperar no es fría sino todo lo contrario, es un sitio cálido con temperaturas que no bajan ni suben, muy extraño para ella.
A lo lejos ve unas sombras moverse y cuyo tamaño es mas que un ser humano ordinario, al principio cree que son cazadores de clase berserk, por lo general son de mayor tamaño debido a su condición de brutales guerreros que usan la excesiva cantidad de maná que poseen para envolver sus cuerpos y atacar a puño limpio o con armas muy grandes. Sin embargo, su rostro se torna pálido al darse cuenta que esas siluetas pertenecen a criaturas de piel azul, colmillos largos que sobresalen de sus bocas, musculosos, semi desnudos y con cabello en forma de cresta.
De entre las tantas cosas que transitan por su mente, el morir es una de ellas y de una manera horrible al estar débil y a merced de ellos. La desesperación que la ahoga es mucho mayor cuando ve que uno de ellos se acerca lentamente, mientras porta un hacha y el agitado aliento es acelerado, como si tuviera deseos de comerla o ultrajarla.
La joven intenta moverse todo lo que puede, pero apenas logra arrastrarse unos pocos metros, hasta que la criatura la toma de la pierna y levanta, dejándola boca abajo mientras se acerca a su rostro y con mirada feroz dice:
Lorkamos: “¿Podrías tu no hacer esta escandalo?”
Macarena se queda mirándolo, no sabe si llorar de miedo o reír por la extraña manera en que se expresa la criatura, pero sin duda el temor la hace temblar al punto de unas pequeñas lagrimas caen sobre el suelo nevado:
Lorkamos: “¿Qué es caer eso al suelo?” — pregunta, curioso, sin entender de que trata el llanto
Macarena no emite un solo sonido, apenas se mantiene cuerda, temerosa de que si se desmaya quizás la maten, pero el troll de hielo insiste en su pregunta:
Lorkamos: “¿Responderme tu”
Macarena: “E-Esto es…” — se toca el rostro y siente que sus lagrimas se deslizan a través de su frente, debido a que se encuentra aún boca abajo
El troll baja a la chica con sumo cuidado, y le coloca un abrigo largo de piel, encima de las piernas y vientre, mientras se sienta frente a ella, como si esperase algo. Ante tal amabilidad, Macarena se relaja un poco, presintiendo que no esta en peligro, pero tener la guardia baja no es algo que deba en esa situación, aunque vea a un monstruo amable, cosa que pueda ser un error fatal.
Después de tal momento tenso, Macarena toca disimuladamente su cuerpo, buscando algún posible ataque mientras estuvo inconsciente, sorprendiéndose de no encontrar nada, ni un rastro de ropa desprendida, en lo absoluto no fue violada o lastimada. Lorkamos no aparta su mirada en ella, aun esperando ese algo que la chica no sabe:
Macarena: “Ehmm…disculpa…” — dice con voz temblorosa
Lorkamos: “Decirme tu”
Macarena: “¿Por qué…estoy aquí?” — pregunta
Lorkamos: “Mmm…pregunta buena, pero responder imposible…solo quedarte aquí y no dar problemas”
Macarena: “Es que tengo a mis amigos allí afuera y posiblemente me busquen preocupados” — dice angustiada
Lorkamos: “Solo quedarte aquí, ordenar que te quedes hasta que yo diga” — responde intimidante
Macarena: “Si, claro”
Durante las siguientes horas, Macarena ve a Lorkamos preparar la cena, cortando con un cuchillo afilado la carne de un animal que parece ser un mamut lanudo de pelo azul y cuerno en su frente, mientras que los demás trolls, de tamaño mas pequeño, le alcanzan verduras y mantienen el fuego. Tal organización sorprende a Macarena, aun habiendo muchas mazmorras y siendo esa la primera, no puede creer que monstruos se organicen así.
Uno de los trolls se acerca a ella, haciendo que se aparte un poco del temor, y la ayuda a levantarse para ir hacia la fogata que se encuentra en el medio de la cueva:
Lorkamos: “Probar esto” — mete una cuchara sobre el caldo y le convida un poco a Macarena
Macarena: “Gracias, pero…” — se niega
Lorkamos: “Tener hambre, solo probar” — insiste cortésmente
Maca abre su boca, dejando que el troll lleve la cuchara con el contenido, pero lo que no se esperaba era que ese caldo es un manjar que aplaca el hambre y la hace desear más. Frente a los monstruos no evita degustar por el hambre de días, sin importarle de que animal es la carne o como fue hecho el caldo, ni siquiera el hecho de odiar la carne o más bien amar a los animales sea cual sea el origen de estos, la voraz chica pide mas con los gruñidos de su estómago.
Macarena: “Yo…hummm…lo siento” — se disculpa sonrojada por la penosa situación
Lorkamos: “Interesante tu eres” — le dice — “sírvele gran porción” — le ordena a uno de los trolls que revuelve la enorme olla
Sorprendentemente, la chica comparte una comida con monstruos que, en lugar de matarla de forma sanguinaria, solo comen y ríen a carcajadas, como si fueran personas ordinarias. Mientras tanto, mira en ocasiones la entrada, pudiendo observar una terrible tormenta de nieva que parecen enormes misiles que caen al suelo.
Así como Maca se sorprende de comer junto a los trolls, también no evita preguntarse ¿Cómo es que ese monstruo que parece ser el jefe puede hablar en idioma humano?, sin embargo, lo principal para ella es saber que sucede, el motivo por el que esta allí con los trolls, donde se encuentra y si los demás están bien.
Luego de terminar con el estofado de mamut, Lorkamos se sienta al lado de Macarena y tímidamente le dice:
Lorkamos: “Se que tú, no estar bien aquí, pero mirar…” — señala hacia la entrada — “tormenta peligrosa en esta parte de mazmorra, quedarte aquí y sobrevivir”
Macarena: “Lo entiendo, pero…u-un momento…¿acaso dijiste mazmorra? ¿Qué no estamos en la Antártida?” — pregunta consternada y confundida
Lorkamos: “Esta ser mazmorra de nuestro señor, y ustedes irrumpir de a muchos”
Macarena: “Esto es demasiado confuso, no entiendo como es que fuimos a parar aquí si es una mazmorra, además…” — se detiene pensativa — “¿Qué hago aquí? ¿Cómo es que sabes el idioma humano?”
Lorkamos: “Esas ser preguntas difíciles, poder responder de a uno y con calma” — responde
Macarena: “Entonces dime, ¿Qué hago aquí?”
La chica encara por la respuesta verdadera, no es una cuestión simple si no es ni siquiera usada como rehén, hay algo mas que rodea al monstruo y su verdadera intención. El efecto de la pregunta lleva al monstruo a pensar una respuesta que sea interesante y deje de alguna manera, satisfecha a la chica. No obstante, la respuesta deja atónita a Maca:
Lorkamos: “Solo decir que humanos resultar interesante, y mujer pequeña, interesarme como amiga”
Macarena: “¿Heh?”
Lorkamos: “Si, tu ser alguien que interesarme mucho, ser mi amiga” — le propone con una sonrisa feliz
Macarena: “No entiendo, esto es demasiado extraño, ¿un monstruo pidiéndome ser amiga? No se que hare, si rechazo, posiblemente me ante y si acepto, quien sabe que me haga. Sea cual sea la alternativa es un gran peligro para mi y los demás” — piensa mientras el monstruo espera la respuesta
El problema real es que, para Macarena, ser amiga de un monstruo posiblemente sea visto como un tabú, pero por alguna razón el temo que al principio tenia comienza a transformarse en respeto y luego interés por ser amiga, debido quizás al hecho de que no considera que los prejuicios deban tener lugar en el mundo, por ese motivo se debate internamente la posibilidad:
Lorkamos: “¿Entonces, aceptas?” — pregunta impaciente
Naturalmente, su respuesta se tarda, pero finalmente se decide y acepta con una grata sonrisa que pone contento al monstruo:
Lorkamos: “Tu, hacerme feliz”
Macarena: “Si, jejeje” — responde con una sonrisa incomoda — “quiero preguntarte algo”
Lorkamos: “Claro, tu preguntarme”
Macarena: “¿Cómo es que puedes hablar en lenguaje humano?”
Lorkamos: “Bueno…” — lo piensa un momento — “solo saber idioma y ya. Pero según mi señor, nuestro rango ser lo suficiente como para hablar como humano”
Macarena: “Entonces el que hablan nuestro lenguaje depende de su rango. Significa que la señorita Arakneida debe ser de un rango superior al de este monstruo, su habla es muy fluido, y a este troll le cuesta aun” — piensa
Lorkamos: “Tu nombre, ¿Cuál ser?”
Macarena: “Hummm…¿mi nombre?”
Lorkamos: “Si, todo humano tenerlo ¿no?”
Macarena: “Oh, si, si, lo siento, me llamo Macarena y tú, ¿tienes uno?”
Lorkamos: “Lorkamos ser mi nombre, mas no la de mis subordinados” — señala a los trolls que vigilan la entrada y otros durmiendo contra la pared
Macarena: “Es un gusto conocerte Lorkamos” — le extiende la mano
Conociendo un poco las expresiones humanas, Lorkamos retribuye al saludo extendiendo su mano y tocando la de Macarena, ambos quedándose impactados ante la calidad de la piel del otro. Rápidamente separan sus manos, pero con la agradable sensación de haber compartido algo tan inocente y a la vez muy humano como el toque para saludarse.
En las siguientes horas, Macarena y Lorkamos hablan de todo, al principio ella pregunta todo lo necesario para sacarle información a la criatura, y con la intención de que cuando haya la más mínima oportunidad, poder escapar, apenas pudiendo averiguar que existen tres comandantes y un líder, conocido como Emperador Gigante de Hielo o de la Escarcha, que funciona como entidad masiva y el que engulló a la Antártida hasta volverla su mazmorra.
En cuestión de casi un día, la joven cazadora se había vuelto amiga de un monstruo posiblemente rango B+ por su forma torpe de hablar, pero con un particular interés por los humanos y su cultura, esto debido a que ha conocido a muchos a lo largo de su existía, algunos pudiendo entablar conversación y contar lo que hay en el mundo humano, pero su señor prohíbe tales practicas entre sus fuerzas, por lo que Lorkamos termina asesinando a su breves amigos, sin embargo en este caso es diferente, su deseo de seguir hablando con Maca lo hace plantearse el ponerse rebelde con el gigante de la escarcha y huir al mundo humano, sin importar que muera al cruzar el portal:
Lorkamos: “Tu mundo, ¿cómo estar hoy?”
Macarena: “¿Mi mundo? Pues…bien, supongo, aunque se ha vuelto un caos en todas partes”
Lorkamos: “¿Tu poder llevarme allí?” — le pregunta en voz baja para evitar ser escuchado por sus subordinados
Macarena: “¿Llevarte? No lo se. Los monstruos no son muy bienvenidos que digamos, además mis amigos…ellos quizás dejen, pero…” — lo piensa y sin encontrar salida alguna a la pregunta del monstruo responde — “¡aaahh! Si, hablare con ellos”
Lorkamos: “Gracias, eso me hace muy feliz…Macarena” — agradece con una sonrisa muy amable
Ella no ha conocido a muchos monstruos en su carrera muy breve como cazadora, pero sin duda que la sonrisa de Lorkamos es similar a la que esboza Arakneida cuando le aconseja o contiene con sabias palabras de alguien amable a pesar de que no es humana:
Macarena: “Me alegra” — deja escapar una sonrisa
Lorkamos: “Tu sonrisa ser muy…cálida”
Macarena: “¿Sí?”
Lorkamos: “Si, pero más cálida ser tu y tus palabras, pero al mismo tiempo ser triste”
Macarena: “Supongo que no siempre ser cálida es sinónimo de felicidad”
Lorkamos: “No poder entender lo que sientes, pero por lo que recuerdo de mis conversaciones con esas personas, cuando te sientes mal solo abren sus brazos y permiten entrar a esas personas ¿cierto?” — la acoge con sus fornidos brazos pero que curiosamente son cálidos
Macarena se queda petrificada ante el gesto del troll, cayendo cada vez mas que es alguien de fiar, más allá de su curiosidad por los humanos y su cultura, Lorkamos demuestra que a entrado a un terreno complejo, en el que posiblemente deba decidir que hacer, pisar lo prohibido o cumplir con lo que debería.
***PARTE II***
Por la madrugada, Lorkamos es convocado por el Emperador Gigante de la Escarcha, alarmando al troll porque quizás se ha enterado su señor de la existencia de Macarena, y temiendo por su vida decide ocultar la presencia de ella con paredes de hielo que la rodean mientras duerme. Estas pequeñas paredes desvían el poder mágico, por lo que ante cualquier interés de su amo por saber que hay en la cueva, solo actuaria como si no hubiera nada ni nadie más que los trolls de menor rango.
Una vez convocado, Lorkamos sale de la cueva y procede a cerrar sus ojos. Al carecer de la habilidad de portal como Esfutyox o Arakneida, Glermorog opta por comunicarse con sus subordinados mediante la expansión de dominio ejercido como emperador en su mazmorra, esta habilidad permite que los monstruos alcancen un grado de influencia no solo de poder sino de comunicación con los de rango bajo. En este caso, se comunica con tres de los comandantes, Ingor “el gigante de montaña”, Gelial “el elemental de hielo” y Lorkamos “troll de hielo”:
Glermorog: “Hola hola, mis comandantes. Los he convocado en este día porque nos encontramos en alerta”
Ingor: “¿Qué sucede?”
Gelial: “Si, es raro que nos convoques tan de repente” — reconoce con voz esquelética
Glermorog: “Veo que entienden de que las cosas están muy raras. Les hare un paneo general. Como sabrán hemos defendido nuestro territorio de invasores. A pesar del éxito no nos percatamos de algo y es que el usuario de la marca imperial se encuentra vivo y reorganizando sus fuerzas”
Lorkamos: “El usuario imperial, ¿estar aquí?” — deja escapar
Ingor: “Vaya, creíamos que no llegaste, has estado en silencio un rato”
Glermorog: “Si Lorkamos, el usuario imperial aun sigue vivo, y por lo que veo, una gran cantidad de humanos también. Así que te advierto una cosa, ni se te ocurra cometer ese estúpido error de hablar con humanos” — advierte de manera intimidante
Lorkamos: “S-Si”
Glermorog: “Bien, entonces lo que debemos hacer ahora es prepararnos para la aniquilación. Llamen a todos los monstruos de la mazmorra, inclusive a los mamuts, seré yo quien despedace a ese humano”
Gelial: “¿Cómo deberíamos proceder?”
Glermorog: “Enviar a todos, tenemos que aniquilarlos como una avalancha”
Ingor: “Y es gracioso porque ni una avalancha los mato”
Glermorog: “Cierra la boca, imbécil” — lo mira ferozmente
Ingor: “S-Si, lo siento” — se disculpa, encogido en hombros
La actitud algo despreocupada de Glermorog cambia a una mas cautelosa y agresiva, sin dar lugar a errores, ordena que preparen todo lo necesario para una batalla masiva contra un grupo de humanos, temiendo por uno solo al que ven como la mayor y mas terrible amenaza a los emperadores:
Gelial: “Mi señor ¿no cree que es necesario enfrentarlo así con tantos de nosotros? Carecen de un ejército”
Glermorog: “¿Ejercito? Ese humano con ese poder no necesita de un ejército, él ya es uno…” — advierta por el temor a que Martin haya descubierto la mayor parte del poder en la marca — “en tres días atacaremos con todo lo que tenemos” — corta la comunicación
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